miércoles, 4 de febrero de 2015

La muerte viaja en dos ruedas


Víctor Cardona Galindo

En Atoyac las motocicletas y motonetas se han convertido en un lastre; durante 2010, hace cuatro, años hubo 77 accidentes en la calle Aquiles Serdán. Las motos rebasan por todos lados, los niños que  luego las conducen no saben las reglas de vialidad. Las autoridades han querido meter en cintura, a los motociclistas, pero no han podido, porque las protestas no se han hecho esperar igual que las mentadas de madre que recibe la policía vial de los padres. Hace poco por todas las esquinas salían corriendo motocicletas equipadas con una hielera atrás, eran vendedores de tortillas que andaban a la ganaditas. Incluso hubo enfrentamiento a puñetes entre ellos por los clientes. Pero al final los propietarios de las tortillerías se pusieron de acuerdo para acabar con este mercado tortillero sobre ruedas. Por eso la dirección de tránsito y la de reglamentos implementaron un operativo para parar las motos con hieleras.
Pero las motos particulares siguen sin haber control. No creo que hayan disminuido los accidentes, aunque el departamento de transito reporte menos de cinco del 2014 a la fecha. Cuando actualmente hay 962 licencias otorgadas a motociclistas, pero se cree que hay más de mil 500 motos circulando por la ciudad, o sea que más de un 30 por ciento circulan en la ilegalidad. Las motos se compran a crédito y para el común de los mortales es fácil conseguirlas, por eso podemos ver hasta de cuatro jovencitos montados en una sola moto.
El martes 3 de febrero de 2015, a las 10 de la mañana, hubo un  aparatoso accidente, donde Martha Hilda Hernández García de aproximadamente 25 años de edad murió, cuando en la calle Aquiles Serdán, a la altura de la Emiliano Zapata fue alcanzada por una combi de transporte público que le pegó en la parte trasera y la proyectó sobre las gradas de una clínica que se encuentra en ese lugar. El impacto en el cráneo le provocó la muerte. Comentan que falleció cuando era trasladada al puerto de Acapulco por estado complicado de su salud.
El chofer de la combi E21 de trasporte lo colectivo, Everardo Cruz Quesada de 60 años de edad, fue detenido, tendrá que pagar por este homicidio imprudencial. Dicen los expertos que el combiero tuvo la culpa al alcanzarla por detrás cuando ella circulaba a una velocidad moderada.
El aquí el asunto es que si este fallecimiento pudo haber evitar. La chica no traía casco y nadie se lo exigió, como nadie se los exige a todos los motociclistas que circulan por toda ciudad sin respetar el reglamento de tránsito.
La muerte de esta jovencita trajo a colación otra deficiencia que hay en la ciudad como escribió ayer Pablo Solís en el Facebook “Atoyac una población con más de 70 mil habitantes que no cuenta con una ambulancia, hoy desafortunadamente murió una joven estudiante quien no recibió ayuda de forma oportuna, por no existir una ambulancia y fue trasladada al hospital de Acapulco en un carro de una funeraria, hago un llamado al sector salud del Gobierno del Estado, de la Federación y del Municipio, para que atiendan tan grave problema”.
Imagínense una ciudad que no tiene ambulancias y una joven herida es trasladada en una carroza fúnebre, parece chusco ¿no? Pero eso es muy trágico que nuestros cuerpos de rescate no cuenten con los mínimos implementos para salvar una vida.
Por lo pronto Atoyac está de luto llorando a esta jovencita que vendía comida al interior del Ayuntamiento y que pasaba todos los días con su motocicleta por su niña al Jardín de Niños. Un accidente le robó la vida, una hermosa vida.
Oscar Galeana Laurel escribió en la redes sociales, “hoy nuestro deporte está de luto, en especial el femenil, se me informa que fallece una integrante del equipo potras, la jugadora Martha Hernández (rip) a la familia rogamos a dios porque de consuelo y resignación, a nuestras potras un abrazo fraterno a la distancia, roguemos por el eterno descanso de nuestra compañera, campos deportivos los koora, lamenta profundamente el deceso de una gran jugadora, y en su honor en las finales varonil y femenil guardaremos un minuto de silencio en su honor”. Era una gran jugadora de futbol, con domicilio en la colonia Mártires del 30 de diciembre.
Así, por todas las redes sociales circulan comentarios sobre su muerte. Pero aquí la pregunta debería ser: ¿Qué podemos hacer para que ya no sigan ocurriendo estas cosas? Hay que abrir un debate al respecto.
Tres jóvenes vidas se apagaron. Dos en accidente de carretera, Gabriel  Mesino Rosales y Edwin Javier  Hernández Hernández. A Edgar Ávila Fierro lo balearon la mañana del domingo 8 de febrero en el centro de Atoyac. Era Licenciado en Comunicación y tenía 23 años. Sobrino de mi amigo Chavita Ruíz. La muerte ronda a cada rato por mi ciudad y nadie hace nada. La muerte se mueve en dos ruedas, en cuatro o a pie pero llega presurosa y se va por donde vino. Al final nadie sabe y nadie vio nada. La funeraria Sarabia habilitada como Servicio Médico Forense es el centro del dolor.
El sábado 7 de febrero de 2015 a las once de la noche tres jóvenes que viajaban a bordo de una motocicleta en la carretera Acapulco-Zihuatanejo fueron atropellados, a la altura de la comunidad de Quinto Patio, por un tráiler que se dio a la fuga, dos murieron al instante, y el otro se debate entre la vida y la muerte en el hospital regional de Atoyac. 
Los que en vida respondieron a los nombres de Gabriel  Mesino Rosales de 28 y Edwin Javier  Hernández Hernández de 23, eran de la colonia 18 de mayo. Dicen los testigos que al arrollarlos el tráiler cayeron sobre la cinta asfáltica y una camioneta les pasó por encima, mientras Aldai Hernández Hernández de 21 años, que estaba grave, cayó fuera de la carretera. Siempre hay errores humanos, se dice que la motocicleta donde viajaban los tres jóvenes no llevaban la señales intermitentes y ellos no llevaban casco de protección, venían de Hacienda de Cabañas rumbo a la ciudad de Atoyac. Siempre la maldita improvisación “hay se va de todas maneras no pasa nada”.     

Otro hecho sangriento se registró alrededor de las once de la mañana de este domingo 8 de febrero, en la calle Emiliano Zapata de la colonia centro, un hombre que se movía en una motocicleta sacó de sus pertenencias una pistola calibre nueve milímetro y le disparó en repetida ocasiones a Edgar  Ávila Fierro de 23 años, quien recibió una decena de balas en diversas partes del cuerpo, para luego caer abatido en la banqueta. 

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