Víctor Cardona Galindo
En
México existe una guerrilla que desde el año 2000 está desmovilizada. Con el
triunfo del Partido Acción Nacional (PAN) y con la llegada a la presidencia de
la República de Vicente Fox, muchos pensaron que se podía transformar el poder
por la vía electoral, por eso el discurso guerrillero perdió vigencia. De ahí
la guerrilla entró en un proceso de hibernación en el cual lleva casi 15 años. Lo
que tenemos ahora una guerrilla pasiva esperando mejores momentos para su
discurso. Esa presencia guerrillera se manifiesta principalmente por medio de
los comunicados políticos y las presentaciones mediáticas que han llevado a
efecto, diversos grupos, en algunas partes de Guerrero.
Ahora
no hay ninguna actividad guerrillera, ni siquiera circulan los órganos de
difusión de esos grupos. Por ejemplo a fines de los ochentas y principios de
los noventas circulaba de manera clandestina El Proletario, un pequeño panfleto del Procup-Pdlp. Lo tiraban
debajo de las puertas por las noches y a algunos periodistas nos llegaba por
correo. Pero esa actividad de propaganda desde hace tiempo dejó de estar
presente.
El
gobierno está usando esa presencia simbólica de la guerrilla para justificar la
represión. Últimamente alguna instancia del gobierno filtró a los medios
comunicación que los dirigentes de algunos movimientos reivindicatorios y
defensores de los derechos humanos están ligados a células guerrilleras, como
diciendo “mira no hay tal violaciones a los derechos humanos, no hay tal
injusticia lo que pasa es que hay grupos perversos que quieren causar revueltas
en el país, sin ningún motivo”.
Por
ejemplo se publicó que a los sacerdotes de Tlapa, Mario Reynaldo Campos
Hernández y Hugo Melitón Santillán Cantú son investigados por el gobierno desde
hace 15 años por sus nexos con la guerrilla. Antes ya se había relacionado, con
grupos subversivos, a otros luchadores sociales como Bertoldo Martínez Cruz,
Omar Garibay Guerra y Ubaldo Segura Pantoja. Considero que con estas
filtraciones se pretende descalificar el trabajo de la CETEG pero también a los
legítimos movimientos de las policías comunitarias que han ido proliferando en Guerrero.
Aunque
el gobierno es el principal promotor de los movimientos armados. Con la apuesta
al olvido de los delitos del pasado, todavía no se ha resarcido las heridas causadas
durante el periodo de la Guerra Sucia. No se sabe qué pasará con las
recomendaciones y los resultados de la investigación de la Comisión de la
verdad del estado de Guerrero, que ya fueron entregados a las instancias
correspondientes.
¿A
que le apuesta el gobierno al reprimir a los maestros cuando todos sabemos que sus
demandas son justas?
En
este país cuando se realiza una manifestación, los primeros que llegan a lugar
de la protesta, son los miembros de la logística de represión e intimidación:
agentes de gobernación, inteligencia militar y policías vestidos de civil.
Después la policía uniformada. No llegan primero los funcionarios que puedan
resolver las demandas de los manifestantes. No se ataca de raíz el problema, se
quiere apagar con gasolina cuando está el fuego encendido.
Después
de lo acontecido en Acapulco no faltaran dos o tres que se radicalicen. La
impotencia les hará convencerse que el gobierno sólo entiende a chingadazos. Y
más que en las redes sociales circulan imágenes que realmente indignan.
Considero que la acción de Acapulco, llevará a otras y luego a otra operación
represiva. Hasta disolver el movimiento y dejar a unos poquitos radicalizados
exigiendo sus demandas, con acciones más incendiarias.
Por
eso esas filtraciones, que los líderes de la Coordinadora Estatal de
Trabajadores de la Educación en Guerrero, promotores de la policía comunitaria
y los defensores de los derechos humanos están coludidos con células
guerrilleras, buscan justificar la represión hacia el movimiento social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario