lunes, 27 de mayo de 2019

El espectro del coronel Jesús Merino Bejarano


Víctor Cardona Galindo
Entrando a El Ticuí de lado izquierdo, están las ruinas de los que fue un emporio. Muy niño me tocó ver todavía la construcción con su casa de alto, un amplísimo corredor de 24 pilares. Totalmente entejado. Cuando entré por primera vez comenzaba a derrumbarse, es que dentro anidaban unas hermosas lechuzas que por puro placer Chucho Díaz y Filemón Pérez mataron a balazos con un rifle calibre 22. Con los años, los dos, Chucho Díaz y Filemón Pérez morirían violentamente. Dicen que es de mal agüero matar lechuzas.
Filemón Pérez tenía una prótesis en su brazo izquierdo, las cardas de la fábrica le atraparon el brazo y se lo hicieron pinole.

Así estaba la fábrica cuando la conocí. 
Con la luz del sol las ruinas de la fábrica suelen ser muy bonitas. A medio día da gusto acampar debajo de sus árboles cuyas poderosas raíces se encumbran sobre las olvidadas paredes. Pero durante la noche ninguna persona sensata suele visitarla. Es que cuando llegan las sombras el espectro de un hombre vestido de militar con su pequeño sombrero se aparece. 
Lo han visto caminar por todos los abandonados salones. Cuando era niño oía hablar del fantasmas del coronel y una ocasión me pareció verlo parado en la puerta de esas majestuosas ruinas.