La
Escuela Real
Víctor Cardona Galindo
La Escuela Primaria Urbana del Estado
Juan Álvarez se localiza en la Plaza Morelos, colinda con el edificio que,
hasta el año 2006, albergó al Ayuntamiento y ahora es utilizado por el DIF
municipal. Es una escuela con tradición y la más antigua del municipio de
Atoyac.
A lo largo de su historia, las
instalaciones de la escuela Juan Álvarez han sido cuartel, salón de bailes y
han dado refugio a los damnificados de desastres naturales. Además ha cobijado
en sus instalaciones a la
Escuela Primaria Nocturna y a la secundaria particular
“Beatriz Hernández García”. En sus aulas comenzó a funcionar el Centro de
Bachillerato Tecnológico Industrial (CBTIS) y hospedó al módulo de la
Licenciatura en Educación Media Superior de la Universidad Autónoma de
Guerrero. Además ha servido de auditorio para conferencias sobre diferentes
tópicos.
Así era la escuela primaria Juan Álvarez |
Ahí se reunió cada mes la Sociedad
Médica de Atoyac. En sus salones ha funcionado el taller de pintura de Jesús
Carranza, la escuela de Karate y los cursos de inglés que esporádicamente
impartía el DIF.
Se fundó como Escuela de Niños, después se le denominó Escuela Real, luego Escuela
Oficial de Niños, más tarde como Escuela
Primaria Mixta del Estado, posteriormente como Escuela Primaria Semi Urbana del Estado Juan N. Álvarez y ahora se
llama Escuela Primaria Urbana del Estado
Juan Álvarez. Esta institución ha sido escenario de múltiples
acontecimientos en la vida local.
La
fundación de la primera escuela en nuestra entidad se le atribuye al agustino
Fray Juan Bautista Moya quien en 1541 fundó en Pungarabato, Tierra Caliente un
templo y anexó un convento para instruir niños; la obra se repitió con éxito en
Petatlán y Tecpan, de la Costa Grande del actual estado de Guerrero, nos
informa el doctor Eugenio Mendoza Ávila en
su libro La educación en Guerrero
1523-1992 editado en 1989.
Cabe recordar que algunos historiadores
aseguran que Moya evangelizó esta zona y no es descabellado pensar que lo
llevado a cabo en Pungarabato se repitió en Mexcaltepec. Entonces el agustino
habría fundado la primera escuela en lo que ahora es el municipio de Atoyac.
En 1813, el primer Congreso de Anáhuac
en Chilpancingo Guerrero, mandató “… que se eduque a los hijos del labrador y
del barrendero como a los del más rico hacendado”, pero fue hasta en el México
independiente cuando don Valentín Gómez Farías creó la dirección de Instrucción
Pública, el 23 de octubre de 1833.
En
1849, se erige el Estado de Guerrero y la formación de las escuelas de Guerrero
tiene como antecedente la ley promulgada el 5 de marzo de 1850, siendo
gobernador el general Juan Álvarez, quien luego emitió el 15 de junio de 1852
el decreto número 36, que permitía la creación del Instituto Literario del
Estado de Guerrero, que llevaba el nombre de “Instituto Literario Álvarez”. La
institución tendría la finalidad de impartir la enseñanza secundaria, nos dice
Apolo Egeo Alejos Mejía en su libro La
educación en Guerrero durante el Porfiriato, publicado por la UAG en 1988.
Se buscaba cubrir la carencia de maestros en las escuelas primarias. En este
decreto se establecía también la obligación de los municipios de enviar becado
a un alumno que hubiera concluido la primaria con calificaciones óptimas.
Para
1861 el gobierno de Guerrero a través del decreto del 16 de diciembre, ordenó
la creación de las escuelas reales; las
cuales serían atendidas por los municipios. En Atoyac fue hasta 1886 cuando
comenzó a funcionar la Escuela Real.
El edificio fue construido sobre las paredes viejas de una barda que pertenecía
al señor Sixto Serafín escribió Wilfrido
Fierro Armenta en la Monografía de
Atoyac. Comenta don Julio Castro
que la escuela se construyó ahí para cumplir la última voluntad de un
antepasado de la familia Serafín.
En el Periódico Oficial del estado de
Guerrero del 3 de septiembre de 1887, en un apartado dedicado a la instrucción
pública, se indica que en el pueblo de Atoyac funcionan cinco escuelas de niños
y que la de niñas está cerrada por falta de directora.
En
marzo de 1889 se terminó de construir el primer edificio de la Escuela Real de
Atoyac, las obras se habían iniciado el primero de septiembre de 1888. Durante
esos años el gobierno además de la mencionada escuela había fundado otros
centros educativos, porque en 1889 en la cabecera trabajaba la Escuela Real de
niños, la escuela de niñas y funcionaban primarias en San Jerónimo, Corralfalso,
Boca de Arroyo y Zacualpan. Aunque, a veces, debido a la falta de maestros se
cerraban por lapsos cortos, principalmente las escuelas de niñas porque era
difícil encontrar maestras.
También
la llamaban Escuela Oficial porque en
la cabecera funcionaban algunas escuelas particulares, como la de don
Espiridión Flores, papá del ilustre David Flores Reynada y la que abrió
Custodio Valverde en 1904, que estaba frente a la plazuela la Perseverancia.
El
16 de enero de 1902, a
las 17:20 un gran temblor sacudió el estado de Guerrero. Causó daños en muchas
escuelas de la Costa Grande. Durante el mes de julio de ese año iniciaron las
reparaciones que concluyeron hasta marzo de 1905.
El
10 de noviembre de 1903 se inauguró una escuela en Boca de Arroyo, municipio de
Atoyac. Entre otros datos sobresalen: “el día 5 de marzo de 1904, previos
requisitos legales tomó posesión del empleo de director de La Escuela Oficial
de segunda clase de niños de Atoyac, Gabriel Solís nombrado por el superior
gobierno del estado” informaba el Periódico Oficial Número 12 del 18 de marzo
de 1904.
Era difícil encontrar profesores por eso
en octubre de 1904, por falta de directores estuvieron cerradas las escuelas de
Atoyac, San Jerónimo y El Humo.
Wilfrido
Fierro apunta que el 27 de julio de 1911 en el corredor de la Escuela Oficial, el coronel Martín Vicario realizó el licenciamiento de las tropas
de Silvestre G. Mariscal, después de la toma de Acapulco y del acuerdo de
Juárez que expulsó del país al dictador Porfirio Díaz.
Tanto
el Palacio Municipal como la Escuela
Oficial sirvieron de cuartel a las
tropas del mayor Perfecto Juárez y Reyes, donde fue sitiado por las fuerzas de
Silvestre Mariscal en una pelea que duró todo el día el 11 de enero de 1912.
Cuenta Mariscal en sus memorias: “El fuego se había generalizado y como a las
10 de la mañana ya los teníamos reducido a sus cuarteles la sala consistorial y
la escuela de niños”.
El
miércoles 17 de diciembre de 1919, Patricio Pino Solís deja constancia de que
Silvestre Gómez, el director de La
Escuela Oficial de Niños estaba utilizando a los alumnos para pegar
propaganda a favor de la candidatura de su hermano Benito Gómez a la alcaldía,
contraviniendo la ley que le prohibía hacer política. Da cuenta, además de un
baile programado para el día último de diciembre de ese año en la Escuela de Niños, la cual era utilizada
como salón de bailes debido a la falta de centros sociales. Y en 1922, por las
ventanas de la escuela se vendían los boletos para entrar a la función del
cinematógrafo que se realizaba en la barda del Ayuntamiento.
Uno de los directores más ilustres que
ha tenido la escuela Juan Álvarez fue el maestro Modesto Alarcón quien, de
acuerdo a los datos proporcionados por José Hernández Meza, llegó a esta ciudad
en 1913, era originario de Xochipala, Guerrero. Además de profesor ejercía como
pastor evangélico presbiteriano. Fue director de la Escuela Real de niños de
1918 a 1925. En su honor la escuela que fundó la profesora Genara Reséndiz de
Serafín lleva su nombre: Escuela Primaria Modesto Alarcón, de donde fueron
profesores Lucio Cabañas Barrientos y Serafín Núñez Ramos.
Según el testimonio de Cipriano Catillo
Noriega, Modesto Alarcón era un señor chaparro, gordito, tenía dientes postizos
y usaba lentes, daba clases en la Escuela Real, vivía en la casa que ahora es
de los hijos de Leobardo Martínez. Era muy pulcro para vestir, siempre andaba
con zapatos negros. El maestro Modesto Alarcón también fue fundador de una
escuela secundaria en 1930.
Don Simón Hipólito recuerda que solamente
dos escuelas particulares de mucho prestigio había en Atoyac. En una impartía
clases el maestro Modesto Alarcón. Su escuela se ubicaba por la calle Juan
Álvarez, frente a la casa de Felipe Valencia. La otra, estaba en la calle
Nicolás Bravo; ya casi para desembocar a la calle Juan Álvarez. Allí impartía
clases el maestro Rafael Flores.
Modesto Alarcón fue parte del comité de
Defensa Rural Proletaria en 1937, año en que falleció el 13 de septiembre. Sus
restos mortales están sepultados en el panteón de este lugar.
Rosa
Santiago Galindo, Rosita conoció al profesor Modesto
Alarcón ya de edad avanzada, así lo recuerda: “bigotudito, gordo y grande como
calentano. Era güero nada más que aquí, la gente se pone morena. Vivía en la
casa que ahora es propiedad de los Martínez Ramírez, eran de él las dos casas
que tiene esa familia en una vivía y la otra la utilizaba como escuela”. Los
hermanos mayores de Rosita estudiaron con Modesto Alarcón, tenía una escuela
particular que por la mañana era primaria y en la tarde impartía clases de
oratoria y escritura. Formaba a sus alumnos como políticos y escritores.
Rosita recuerda también a la profesora
Herminia L. Gómez, quien vivía con sus hermanas en la esquina de Guadalupe
Victoria con Aldama tenían una casa chiquita de tejas. Daba las primeras
letras, a su casita llegaban los niños. Aunque fue más famosa Anita Téllez
Fierro y a ella no le han hecho honores. En la esquina de la calle Corregidora
y Benito Juárez tuvo una escuela de parvulitos y enseñó a muchos niños.
Doña Carmen Mesino Sosa dice: “Antes,
donde está el Ayuntamiento había una escuela de niñas cuya directora era la
maestra Herminia Gómez Loranca. Herminia
era morenita delgada, simpática y muy educada, era una maestra muy activa, muy
cumplida”.
La maestra María de Jesús Luna recuerda
que Herminia despedía una personalidad muy grande, sabía dominar la situación,
cuando ella fue a la escuela de niñas los dejaban solos y obedecían en cuanto
al trabajo escolar, hacían todo lo que la profesora les decía. Era una escuela
muy eficiente. Por eso una escuela que se ubica al norte de la ciudad lleva su
nombre.
“Herminia tenía buena estatura, delgada,
blanca y su cara larguita; se veía bien con enaguas largas y blusa o vestidos
largos”. Dice don José Parra Castro.
De
1925 a
1929, La Escuela Oficial se cerró
durante el levantamiento armado de Amadeo Vidales, por eso los niños cuyos
padres tenían posibilidades económicas asistían a escuelas particulares como la
de don Espiridión Flores, como lo recuerda don Custodio Pino.
En 1928 la Escuela Oficial fue el cuartel del coronel Enrique Guzmán y
prisión para Luis Urioste y Rosendo Galeana Lluck, quienes fueron acusados por
el coronel Guzmán de estar apoyando a los Vidalistas. La escuela estaba en la
mira de los federales debido a que uno de los jefes vidalistas Pascual Nogueda
Radilla era profesor de esa institución.
En
1929 se unieron la escuela de niñas con la de niños para formar La escuela Primaria Mixta del Estado. La
directora de la escuela de niñas era Herminia L. Gómez y la de niños era
dirigida por Canuto Nogueda Radilla. En donde ahora está el edificio del DIF
era la primaria de niñas, y la de niños
estaba en donde está actualmente la escuela Juan Álvarez recordó don José Parra
Castro, a sus 87 años.
Don
José Parra Castro estudió tres años en la escuela de mujeres cuya directora era
la maestra Herminia L. Gómez y el cuarto año en la Escuela Real con don Canuto
Nogueda Radilla, quien era un maestro correcto, estricto que imponía castigos
severos. Don José recuerda que: “La Escuela
Real era de tejas, tenía un corredor con pilares que daba vuelta hasta
la calle Juan Álvarez y para adentro había otras galeritas. La escuela de
mujeres también era de tejas, con un corredor de horcones y rodeada por una
barda bajita, tenía un patio sombreado por un guamúchil grueso, un día me
dejaron encerrado, me brinqué la barda y me lastimé un pie”.
II
El 18 de mayo de 1967, el mitin de la
Escuela Juan Álvarez fue reprimido con violencia por parte de policías
judiciales estatales. Esa masacre ocasionó que Lucio Cabañas, el principal
orador, dejara de ser profesor y se convirtiera en guerrillero. La Escuela Juan
Álvarez antes se llamó Escuela Real. La cual,
según el testimonio de don Cipriano Castillo “era una casa blanca de tejas
tenía tres puertas de madera, y una salida a la barda. Formaban a los niños antes
de entrar al pie de la casa. Se podía cursar hasta cuarto año, después salían y
se iban a estudiar a otro lugar. Tenía un pretil hacia el lado del poniente, en
la calle Juan Álvarez como de metro y medio de alto”.
En 1940 entre el Ayuntamiento y la
escuela había un cuarto que era la comandancia y cuando salían los niños a
jugar iban a ver a los presos, porque la barda del Ayuntamiento era la misma con
la de la escuela.
El
maestro Teófilo Salas Cervantes recuerda que llegó a la Escuela Juan Álvarez el
10 de noviembre de 1954, cuando estaba de director Porfirio Alday Mújica. En
ese entonces había siete grupos, a él le asignaron el tercer año. Teófilo
estuvo 25 años frente a grupo y 21 como director de ese plantel. Se jubiló a
los 46 años de servicio.
Cuando llegó la escuela era de adobe y
tejas con corredor y dos salones grandes, uno que venía de la avenida Juan
Álvarez hacia donde era el Ayuntamiento; el otro, de norte a sur era un salón
largo que se dividía para separar los grupos y abajo había un desnivel donde
estaban los primeros años; ahí había primer año y parvulito que era como el kínder
porque después de parvulito pasaban a
primer año.
Rememorando su estancia en la escuela el
profesor Teófilo Salas señala la fecha de su fundación en 1886, cuando se llamaba
Escuela Real. Con el tiempo llegó a
llamarse Escuela Primaria Semi-urbana del
Estado Juan N. Álvarez. Luego pasó a ser urbana.
Después de una investigación exhaustiva
en la que participó doña Juventina Galeana
y el grupo Convivencia Cultural
se le suprimió la “N” y se llama ahora Escuela
Primaria Urbana del Estado Juan Álvarez, porque se logró demostrar que el
general firmaba únicamente como Juan Álvarez y la “N” no tenía razón de ser.
Don Custodio Pino a sus casi 100 años
recuerda que fue secretario de la mesa directiva de padres de familia que encabezó
Bonifacio López Díaz, y que un día de 1956 visitaron al presidente municipal
doctor Segundo de la Concha para solicitarle permiso para hacer el baile del 16
de septiembre y recabar fondos en beneficio de la escuela. El doctor Segundo de
la Concha les
dijo “Lo siento mucho pero el baile ya lo está organizando el Ayuntamiento,
pero les voy a dar otra cosa mejor. Les voy a ceder lo que es el palacio
municipal para que se haga grande la escuela”. A los pocos días cumplió y luego
murió.
En
1956 la escuela de tejas y adobe tenía un color rosita. Antes de ir a clases
los alumnos iban al río por agua, porque las casas no tenían agua potable. Para
el consumo doméstico de las familias se traía del río, donde se hacían unos
pocitos a la orilla para sacar el líquido vital.
A
principios de los cincuentas los alumnos usaban el uniforme blanco únicamente
para desfilar y los demás días iban como podían. Ya para 1953 se había
instituido el pantalón azul y camisa blanca para los hombres. Las mujeres
llevaban un vestido azul con un cuello color blanco y rojo, algunas lo llevaban
de plástico. Se hacía una comisión para el aseo en cada salón y se calificaba
higiene y puntualidad, rememora Zacarías Mesino Patiño alumno que egresó en
1956.
En la escuelita de adobe y con
mesabancos tradicionales, cursó el sexto año el compositor José Francisco Pino
Navarrete quien concluyó la primaria en 1957. Él narró que con un grupo de 15
jovencitos venía a clases desde El Ticuí, porque en la escuela Valentín Gómez
Farías sólo había hasta quinto año. Les tocó tomar clases en lo que fue el
Ayuntamiento, donde se instaló el grupo de sexto año, después de que este
edificio fuera donado a la escuela.
Antes de 1957 en el año que egresó
Zeferino Serafín Flores la construcción era antigua, había siete grupos. Viendo
la escuela de frente estaba el cuarto, quinto y sexto año, al fondo haciendo
una escuadra estaba el tercero y segundo año. En un desnivel viéndola de frente
estaba el primero “A” y primero “B”.
A finales de la década de los cincuentas
no había salones de baile por lo tanto se organizaban bailes para recabar
fondos en la escuela Juan Álvarez. Tenían divididas las paredes con tabiques,
pero como estorbaban para la bailada, se mandaron hacer divisiones de fibracel
con zapatas para hacerlas movibles y a la hora del baile quedaba una sola
galera. En ese tiempo se celebraban fiestas de disfraces durante el carnaval. Aunque
en ocasiones también se hacían eventos para beneficio del plantel en la barda
de doña Mariana Herrera ubicada donde estuvo la fábrica de hielo. El 22 de
noviembre se festejaba el día del músico y algunas veces para economizar los
alumnos servían de meseros dice Zeferino Serafín.
En
diciembre y antes de salir de vacaciones de Semana Santa, los alumnos más
grandes iban de excursión a la playa en el lugar denominado Costa de Plata. Con
el permiso de los padres se aportaba una módica cantidad y se alquilaba una
camioneta.
Zeferino
Serafín dice que también llegaron a ir de excursión al río a un lugar que se
conocía como Paso Hondo, donde ahora está la presa; también visitaron algunas
huertas como la de don Timo Flores.
Las festividades del 10 de mayo se
hacían en la escuela y a veces en el cine Álvarez. Había una comida a medio día
con un programa literario musical. El 9
de mayo se salía a cantar las mañanitas a las madres, en cabalgatas con faroles
hechos con huesos de palapa y papel de china que llevaban una vela en el
centro. A veces se cantaban las mañanitas el mero 10 a las 5 de la mañana. El
día del maestro también se festejaba en la escuela y el día del soldado iban los
alumnos al cuartel a cantarles las mañanitas.
Cuando era día de una celebración
nacional los alumnos estaban frente al Ayuntamiento, antes de las seis de la
mañana para izar la bandera en un acto encabezado por el presidente municipal
quien izaba la bandera y los alumnos apoyaban con el himno nacional y la banda
de guerra. En la tarde se repetía el procedimiento para arriar el lábaro
patrio.
Se desfilaba el 16 de septiembre, el 12
de octubre, el 20 de noviembre y el 5 de mayo. Todos los 27 de enero los
alumnos de la escuela asistían a la comunidad de Los Arenales para conmemorar
el nacimiento del general Juan Álvarez y el 13 de abril iban a Tecpan de
Galeana para participar en los festejos del natalicio del general Hermenegildo
Galeana.
Hubo
también una parcela escolar en un islote del río, donde se sembraban hortalizas
y legumbres. Se formaban comisiones para darle mantenimiento a la parcela. A
muchos alumnos les tocó sembrar. En la explanada, frente al Ayuntamiento se
instalaban tableros e improvisaban canchas de básquetbol y se jugaba en la
tierra, igual ponían redes para practicar voleibol, expresa Dagoberto Ríos Armenta.
La barda de la escuela se cayó porque
don José Navarrete Nogueda iba a construir su casa y no previeron lo que podría
venir. Escarbaron al lado de la avenida Juan Álvarez y se derrumbó la vieja construcción el 30 de
abril de 1959. Les cayó encima a unas personas que vendían esquimos pegados a
la pared y murió la niña Fidelina Salgado Cruz de nueve años, su familia se
salvó de milagro.
“Después
de la caída de la barda comenzó a organizarse el patronato y la sociedad de
padres de familia para construir otra pared. Estaban en ese comité Flaviano
Sánchez, Rosalino Sotelo, Pedro Mesino, Gonzalo Mesino Custodio Pino, se
trabajaba muy bien, organizaron bailes para recabar fondos”, explica el profesor
Teófilo Salas Cervantes.
Le solicitaron apoyo al gobernador Raúl
Caballero Aburto, quien les autorizó los recursos para la construcción del
plantel. Se empezó a tumbar la vieja construcción el 8 junio de 1960 y luego
comenzó la construcción aunque con el desafuero de Caballero Aburto y la
desaparición de poderes en el estado, la obra se suspendió. Posteriormente los
padres de familia y la autoridad municipal continuaron con los trabajos.
Logrando finalmente obtener el apoyo del gobernador sustituto Arturo Martínez
Adame.
Mientras
se construía el nuevo plantel, los alumnos tomaron clases en casas
particulares. Se distribuyeron de acuerdo a la cooperación de los padres de
familia que tuvieron la voluntad de prestar sus casas sin cobrar ni un quinto
de renta. Había unos grupos en casa de Agustín Galeana, donde Nicolás
Manríquez, Custodio Pino, Lucio Castro Radilla, Rosendo Téllez Blanco, Asunción
Benítez, Hermenegildo Zambrano, Sabás Javier y Eduardo Gómez dice Wilfrido Fierro,
en la Monografía de Atoyac.
Según el maestro Teófilo siempre
estuvieron bien organizados nunca hubo ningún accidente, todos eran
responsables, los maestros, padres de familia y los niños. Los homenajes se
hacían en la calle independencia frente a la casa del señor Agustín Galeana.
Dice
doña María Laurel que el 16 de diciembre de 1960, Raúl Caballero Aburto,
gobernador del estado en una visita a este pueblo fue a la escuela Juan Álvarez
para ver los avances que tenía la construcción. Luego el 12 de noviembre de
1961, el huracán Tara derrumbó un muro de ladrillos que estaba cimentando el
segundo piso de la escuela.
Finalmente el 24 de marzo de 1963 fue
inaugurado el nuevo edificio de La Escuela Juan Álvarez, cuando ya era
presidente municipal Luis Ríos Tavera, aunque el trabajo de las gestiones
recayó principalmente en el ex alcalde Raúl Galeana Núñez, quien tiene gran
mérito en la construcción de ese moderno edificio del cual goza actualmente el
plantel.
Zacarías Mesino no considera que haya
sido la escuela de los ricos: “En
1956, había una hermandad entre los maestros y alumnos. Entonces no había
distinción del que fuera rico o pobre. Posteriormente se dio eso, que dijeron
que ya los ricos manejaban la institución, que la maestra Julia Paco estaba
actuando mal. Luego vino un movimiento para quitarla, yo ya no viví eso”
Para Zeferino Serafín la Escuela Juan
Álvarez era la escuela principal, más no la
escuela de ricos, esa es una versión que se corrió en el movimiento de
1967. Pero en su tiempo había gente que no llevaba ni siquiera huaraches,
andaban descalzos. En 1957, ya era obligatorio el uniforme. La edad no era
controlada terminaban algunos de 15, 16 ó 17 años. Había alumnos de distintas
edades en un grupo. Algunos estudiantes por cuestiones de trabajo se iban a la
sierra a “la corta del café”, abandonaban la escuela y después volvían a
comenzar de nuevo por eso salían de más de 15 años.
Algo que pudo darle el mote de escuela de los ricos fue que la mayoría
de los presidentes municipales le daban preferencia a la Juan Álvarez. Sólo
cuando Rosendo Radilla Pacheco fue alcalde tuvo la preferencia la Modesto
Alarcón, que encabezó el desfile ese año.
El profesor Salas Cervantes expresó: “Es
mentira que no se recibía a fulano porque no traía zapatos. A esta escuela le
decían la escuela de los ricos, pero
aquí siempre se ha recibido a todo mundo y hasta en la actualidad se sigue
recibiendo a la gente más pobre”.
Consideró que: “el uniforme es
preferible porque con un vestido que el papá le pudiera comprar a su hijo no
tenía necesidad de andar comprando más vestidos. Es bueno tener uniforme porque
la gente que tiene dinero le compra buena ropa a sus hijos y los que son de
escasos recursos vienen los niños con ropa humilde y con el uniforme no hay
ninguna discriminación”.
Actualmente la escuela es dirigida por
el profesor Baltazar Hernández Valle. El maestro Teófilo fue penúltimo director
y hace el recuento de su gestión: se construyó la cancha de básquetbol, se
arreglaron los salones y todos los baños. Además de mejorar el mobiliario, todo
lo necesario para el bien de los niños y para la presentación de la escuela.
Con satisfacción dice que no hay en todo el estado una escuela que esté tan
bien cuidada como la Juan
Álvarez. Ahora tiene aire acondicionado, computadoras y bocinas en cada uno de
los salones. La escuela va mejorando de acuerdo a la tecnología. Todo eso
gracias a los padres de familia y a los maestros que les gusta trabajar.
Un recorrido por mi ciudad
I
Víctor Cardona Galindo
El bocote florea en noviembre. Mi ciudad
está rodeada de bocotales. En enero el ahuejote amarillo, alterna con el
primavero y mientras otro año comienza el bocote palidece.
Desde la altura de los cerros poco a
poco la ciudad se va tornando plateada. Debido al calentamiento global, muchas
familias no resisten el calor bajo las casas de azotea, por eso les construyen
encima techos de láminas galvanizadas, para mitigar los rayos del sol. Por eso
a lo lejos los techos refractan la luz, la ciudad asemeja una gran laguna, poco
a poco la gente se va olvidando de los tejados.
Hace 33 años toda la noche se oía el
tronar de la quebradora triturando las piedras que utilizaron para construir
los canales de riego y por la mañana, a las seis, se percibían los tambores a
lo lejos, eran las dianas en el cuartel del 49 Batallón de Infantería, que
despertaban a todos a la misma hora. Al norte se escuchaban disparos a todas
horas, era el campo de tiro, donde la tropa de cuartel hacía sus prácticas.
Ahora ya no están esos sonidos. Aunque
al nacer el 2012 se escuchó una multitud de disparos, de todos los calibres
habidos. A pesar de lo que se diga Atoyac es muy bonito y tiene algo que nos
obliga a regresar. Como dice mi comadre “Al llegar aquí nos sentimos seguros y
sentimos bonito respirar ese aire que viene de la sierra por la noche en
diciembre”.
Pero para saber que tiene los invito a
un recorrido por mi ciudad.
Las enchiladas de El Mercado “Las de
pollo ausente”. Que son deliciosas hechas con la receta secreta de doña Francisca
Castro Mesino. Son solamente unas tortillas enrolladas bañadas con una salsa de
chile guajillo, rociadas de queso rallado y cebolla picada. Según su creadora
lo sabroso consiste en la mano. Las personas que las prueban una vez, las
vuelven a comer. Se llega a decir que quien no conoce las enchiladas de El Mercado
no conoce a Atoyac.
Conserva de coacoyules y panochitas de ajonjolí.
|
En El Mercado, Secundino Catarino
Crispín y Marcos Loza Roldán, pintaron un mural que rememora todas las facetas
de la lucha del pueblo mexicano, está en las escaleras, ya para subir a las
fondas, donde por las mañanas los trasnochados deambulan. Muchos sierreños van buscando un café con leche
y un plato de arroz frito.
Al fondo de las fondas tiene su
cerrajería Poli, un gran amigo muy
dicharachero y alegre. El mercado se llama “Perseverancia”, porque antes ahí
estuvo la plazuela La Perseverancia y mucho antes la fábrica de mantas La
Perseverancia. Así se ha venido transmitiendo el nombre desde hace más de un
siglo.
En una esquina de El Mercado se va para
“El Champurro”, una casa de citas donde se podía o se puede tomar una cerveza y
conseguir una chamacona, “un bolletín” decía Octavio –“tengo que guardar para los bolletines” es
la frase que me dejó de recuerdo mi gran amigo. Donde Champurro siempre se
pudieron conseguir baratos los “bolletines”. Se conoce así el lugar porque a su
propietario le decían “Champurro” de quien se recuerda la anécdota que siendo
fotógrafo fue a tomar una foto a un difunto en San Jerónimo, pero al imprimir
las placas sólo le salieron los pies. La señora que le había pedido el trabajo
le reclamó, porque únicamente habían salido las extremidades entonces Champurro
contestó –“de gracias que le agarré aunque sea los pies, porque ya se iba al
cielo”.
Bajando por donde Champurro al río se
encuentra un eterno basurero que se niega a desaparecer. La demanda de basura
es mucha y a veces no se alcanza a satisfacer y se acumula. Dando un mal
aspecto. En esa zona bajo una ceiba hace poco encontré a un ciudadano que se
quedó a vivir ahí porque al salir de la cárcel ya no encontró a su familia y no
le quedó otra que construir una casa bajo ese frondoso árbol. Otras familias
también viven cerca de ese basurero, en improvisadas casas.
Por ese rumbo está El Calvario, se llama
así porque ahí se montaba una representación de la crucifixión de Jesús. Por la
noche son los dominios de la mujer de blanco, a la que Felipe Fierro hace
alusión en un cuento de su libro El
silencio del viento. En el Calvario muchos años estuvo el cuartel militar,
luego las oficinas del PRI. Por el día, antes de subir están las pescaderas, el
rumbo todo huele a pescado seco. Luego siguen las verduleras con su particular
alegría, esa esquina es muy concurrida para los que acuden a comprar sus
encargos.
Pero la vida del mercado comienza por el
callejón Victoria, esquina con Aldama. Esa es una esquina muy bulliciosa, ahí
se estacionan las combis que hacen el servicio de pasaje rumbo al Ticuí, la 27
Zona Militar y la Colonia Miranda Fonseca. Los domingos la barbacoa que trae El
Güero de San Jerónimo, es tan sabrosa que los tamales vuelan y en dos horas ya
no hay ni para remedio. Ahí se ponen los vendedores de queso que vienen de los sanluises. Oscura la mañana también llegan los camiones
de verduras, los que traen las flores y los vendedores de panocha que vienen de
Potrero de Carlos.
En Insurgentes y Aldama llegan los
domingos los habitantes de Caña de Agua con su cargamento de escobas de palma
que entregan en diferentes establecimientos. Luego se ponen en Aldama frente al
Villar a esperar a sus compañeros para retornar por la tarde a su pueblo que se
encuentra en el cerro frente al Ticuí. Los cañandongos,
les llaman despectivamente los ticuiseños, son gente muy pacífica que vive de
la agricultura, de la fabricación de escobas y de la cría de animales.
Por la mañana en los días hábiles, como
dicen los burócratas; en las cuatro esquinas que hace la terminación de Aldama
y comienza Insurgentes, el callejón y el puente del Ticuí, se hace un
aglomeración. Faltando 15 para las ocho es la hora pico, una fila de carros
espera entrar al puente, mientras los otros vienen y salen por el único carril
que el gobierno de Ruiz Massieu consideró que necesitaba. Como si la ciudad
nunca fuera a crecer.
En las motos llegan montados de a tres,
el joven o señor que va a su trabajo, la señora que lleva al niño a la escuela
o va al mercado. Las motos descargan y salen disparadas por Insurgentes frente
al viejo rastro que olvidó su mal olor.
Los del rastro, hombres indómitos que
casi al final del gobierno de Pedro Brito García mataron una vaca frente a la
presidencia en la Ciudad de los Servicios. No se querían ir al nuevo rastro.
Pedro les entregó una camioneta cerrada para transportar carne y se fueron al
nuevo matadero que está en la colonia Lomas del Sur donde mi zanca Marcos
García Patricio “Aco” ahora es el director y se han mejorado las condiciones en
las que se sacrifican los animales.
En Insurgentes muchas señoras se bajan
de la combi y llevan casi arrastrando a sus hijos a la escuela y es que muchos
aunque existe la primaria Valentín Gómez Farías en el Ticuí, prefieren traerlos
a la Juan Álvarez, o a la Modesto Alarcón. Las escuelas del Ticuí perdieron su
fama de antaño. Incluso la escuela secundaria federal Enedino Ríos Radilla
ahora apenas completa la matricula necesaria para sobrevivir.
Hace tiempo, aunque atravesaban en
pango, venían alumnos de la sierra a estudiar en la Enedino, recuerdo a Domingo
Arreola Barrientos de El Cucuyachi era muy inteligente. A Carmen y María Félix
Fierro Santiago de Agua Fría, quienes se hospedaban donde doña Angelina Juárez
en el Ticuí. Muchos como Limones, Erik y Toño venían a estudiar del Río del
Bálsamo, otros muchos de las colonias de Atoyac que iban a clases a la Enedino
que tenía fama de calidad académica. Esos son los recuerdos que me trae esa
esquina.
Por el otro lado del mercado al entrar
al callejón de los chocomiles, está la rellenera, vende platillos de relleno, o
relleno con bolillo. Al fondo están las enchiladas del mercado “las de pollo
ausente” muy sabrosas, que dicen que quien las prueba, quiere más y cada vez
que vuelve a Atoyac va por ellas. Cerca están los hierberos, los que venden
santos. Los que no faltan en todas las entradas del mercado son los vendedores
de discos piratas. Lo bueno es que como son de aquí si una película o disco
sale defectuoso lo cambian, “tienen garantía”.
Por la mañana el callejón de los
chocomiles está lleno, muchos son los que acuden a desayunar, los carretilleros
gritan “va el golpe va el golpe”. A Rudy un amigo alemán le gustaba que en
Atoyac encontraba cerca de la casa jugos frescos de zanahoria y de naranja.
Por el callejón de los chocomiles, pasa
rápido un hombre sin camisa cargando una costilla de res, va rumbo a las
carnicerías, sudoroso, oreado por el sol, lleva la carne fresca. Mientras un
carreterillero sale del mercado, con su carretilla llena de elotes, las
camaroneras se estrujan para no ser atropelladas, huele a pan, vainilla,
chocolate, a relleno, a barbacoa. Es un día cualquiera en el callejón de los
chocomiles.
En la esquina del callejón Niños Héroes
con calle Juan Álvarez se ponen las floreras: las que traen alcatraces y velos
de novia de El Tambor y El Molote y girasoles de Cacalutla. En la esquina del
callejón de los chocomiles un niño vende ramas de hierba santa. Le pregunto -¿te
puedo tomar una foto? –él se pone a llorar.
II
Por la
mañana la calle Juan Álvarez en el centro, está llena de taquerías, de barbacoa
de res o de chivo. Los tacos Lute son los más sabrosos del rumbo.
En la
calle principal está el sitio de Taxis Álvarez donde toda la zoología, las
oleaginosas, delincuentes famosos, profesionistas, los personajes de películas y caricaturas manejan los coches que nos mueven
para todos lados. A muchos hemos llegado a estimarlos y los sentimos como de
nuestra familia. Bueno algunos lo son. El Frijol, El Garbanzo y El Popeye son
amigos. En Atoyac hay un total de 62 Taxis.
Al
pedir un servicio no se asusten si se encuentran con que El Choky maneja el
taxi número 1, por alguna emergencia El Doctor y El Lala lo llevan en el 2 y si
no, El médico está en el 3.
Todos
los choferes tienen sus apodos: El Avestruz maneja el 4, si busca guardián El
Perro trae el 5, Mario Braun está en el 6. Así podemos seguir mencionando
Ronald trae el 7, Culoefierro el 8, La Acacia y Deyby el 9, El Garfield y El Pingüi el 11, El Hombre
del Bastón el 13, Choche el 14, El Hermano el 15, El Chicharrón el 16, El
Profesor Jirafales el 17, El Compañero el 19, El Sapo de Mar el 20, El Tejón el
22, El Garbanzo el 23, La Perrona el 24, La Mandarina y Don Gato el 27, Quico
el 28, La Liga el 31, El Mataviejitas el 32, El Carisauro el 33, Pedro Mula 34,
El Memelas el 35, El Tepache el 36, Tasmania y El Tragabalas manejan el 37,
Koquemón el 38, Siliyigon el 39, El Canelo el 40, Cachiburro el 41, Tachidito el
42, La Garrocha el 43, La Jitomata el 44, Charmín el 46, El Popeye y El Primito
el 48, Pelayo y La Marrana el 49, El Boris el 50, El Cachorro el 51, Matute el
52, EL Roro el 53, La Pipíla el 54, La Dormida o La Doctora el 55, El Toro el
58, La Pallita el 59, Mi chulo el 60, El perro aguayo el 61, La Plancha Mojosa
y El Gallazo conducen el 62.
Hay
otros taxistas como El Chameme, El Pato, El Mongo, El Sabelotodo, El Changuito
de Coco, Mometrio y El Bombón Asesino.
Los
sandilleros, meloneros y papayeros, no quieren abandonar la calle, se pelean
con la dirección de reglamentos y con los comerciantes establecidos, pero ellos
ahí siguen. Los jicameros, cacahuateros y vendedores de fruta al menudeo ya no
se quieren quitar de la entrada al zócalo, hasta a la Comisión de Derechos
Humanos han ido a parar.
Los
huaracheros y los del “Buen Precio”, como son cristianos cierran los sábados.
Un vendedor de herbalife sale al paso
con su folleto. La zona de los bancos está saturada de carros. El Buen Precio
da barato todos quieren comprar ahí, con ellos se surten los de las tiendas de
los barrios, muchos se paran a sacar dinero de los cajeros. Es un soberano
desmadre, en los días de quincena.
Por
cierto, cuando construyeron el supermercado “El Buen Precio” descubrieron un
túnel. Doña Yuve, Judith y yo nos metimos estaba alto y cabía una persona
parada. Ahí fue la casa del coronel Alberto González, el eterno enemigo del
general Silvestre Mariscal.
Sandía,
piña, melón, papaya, pepino y hasta mango con salsa venden los del carrito en
la esquina de los bancos o en la Agustín Ramírez. Son triciclos para recorrer
las calles. El chamoyero grita su promoción, “si usted se come dos chamoyadas
en 15 segundos, le regalo tres”.
“La
traigo pinta, la traigo tiesa, la traigo pinta y tiesa”, gritaba el nevero que
vendía nieves de vainilla y de coco. Le ponía el barquillo y luego lo volteaba
y no se caía. “Eso es para que veas que la traigo tiesa”. La vejez lo alejó del
negocio ahora sólo queda el recuerdo.
Los
días 14 y 28 de cada mes el centro de la ciudad se llena de patrullas de la
policía del estado, los agentes polvosos vienen a cobrar sus quincenas. Vienen
de La Guitarra, Puerto el Gallo, Linda Vista. Todos los policías de la sierra
bajan ese día. El centro está invadido de azules, que recorren el mercado las
tiendas, Elektra, comprando y enviando dinero a sus familias. Los R-15, adornan
el paisaje.
Cuando
vamos al mercado nos damos cuenta en realidad para que sirven los periódicos.
El Campanita cuando voceaba El Objetivo,
decía “llegó el papayero, compre su papayero” y es que el periódico tabloide es
especial para envolver papaya maradol. Igual El Sur, El Despertar de la
Costa y el ATL.
Los
periódicos estándar como El Sol de
Acapulco, Novedades y El Opina, son especiales para envolver
flores o chiles guajillos. Ese es el destino final del trabajo de tantos
reporteros, editores y diseñadores; envolver frutas y especias en el mercado.
Los voceadores de periódicos venden la devolución
por kilo. Luego de desenvolver los chiles guajillos rescato algunas notas
históricas.
En las
calles de mi ciudad la inseguridad ha hecho que sea común ver en los negocios
botes con letreros de “Ayúdame a regresar con mi familia”. Es el medio por el
que las familias de las víctimas solicitan apoyo. Todos hemos aceptado este
lastre, callados. Nadie dice nada y tímidamente depositamos una moneda.
A
pesar del bajo precio y que las huertas están olvidadas la ciudad sigue oliendo
a café. Más por la zona de los bancos. En la parte sur por la tarde se respira
un intenso olor a coco que viene de la aceitera de Marcos Galeana.
En la
cocina económica Mary, la carne de cuche, guisados con muy buen sabor, en la
Aquiles Serdán, están seguras las aplaudidas.
Para
comer en Atoyac el menú es variado. En
Atoyac hay casi de todo, para desayunar en la calle Nicolás Bravo y Agustín
Ramírez encontrará de los más distintos platillos, desde una taza de café con
pan o arroz, platillos tradicionales, hasta los huevos con jamón, las
albóndigas, el pollo a la jardinera, también un platillo raro que se llama bajareque.
En esa
zona están doña Bertha, doña Emma y doña Mine que guisan muy rico. Pero si
alguien se levantó temprano de su hotel o donde esté hospedado, o llegó con
algún amigo o familiar en el centro es recomendable que salga a dar una vuelta
al zócalo, a las 7 u 8 de la mañana, que a esa hora los tingüiliches, zanates y alondras que pernoctan en esa plaza ya
están remontando el vuelo y donde doña Viky se puede tomar un café negro
acompañado de un rico arroz frito, con chilito de aporreadillo o entomatado de
cuche.
En la
calle principal hay variedad, para comer pueden ir ustedes a los tacos con Lute
que está a un costado de la plaza principal o con Leno que esta frente a la
terminal. Pero si desean algo más fuerte pueden irse a donde Chavelona a comer un caldo de cuatete,
aunque para esto hay que llevar una buena compañía porque recuerden que al
cuatete le dicen “quiebra catre”, por sus propiedades afrodisíacas. A Paulina
le salen muy bien el salpicón y la carne de puerco entomatada, con tortillas de
comal echadas a mano. Paulina está en la calle principal frente a un súper mercado
que abrieron hace poco.
Y si
buscan algo más cercano a la naturaleza y sin salir de la ciudad vayan al
Cuyotomate, donde encontrarán una variedad de comida mexicana, cerca de la
frescura del río y donde también pueden bañarse en la poza que existe ahí. Se
les antojaron mariscos, pues vayan con Paty en la calle principal o con Blas
que tiene su negocio cerca del centro.
Pero
si a ustedes se le hizo noche, se van aquedar en Atoyac, cerca de la zona de
hoteles y el centro en el callejón Montes de Oca está doña Ruma, quien todas
las noches saca su comal y vende una variedad de antojitos mexicanos, aunque
las que ya se han vuelto internacionales, son sus sabrosas picadas o sopes como
les quieran ustedes llamar, hay de champiñones, de tinga, de rajas, de pollo y
queso Oaxaca.
Con
Ruma han ido a comer norteamericanos, españoles, franceses e italianos,
antropólogos, arqueólogos y defensores de los derechos humanos y todos se han
llevado un buen sabor de boca. El año pasado lamentamos el cierre de La Pagoda
el restaurante de comida china de don Paco. Aunque ya Raúl Brito García nos
tiene prometido que se va abrir una cocina china en su plaza frente a la
gasolineria.
Si
gustan de taquitos de cecina, de ubre, tripa o carne enchilada, les recomiendo
que vayan a la calle Galeana, ahí a hay un pequeño negocio que se llama la Cebollita
Roja, donde las salsas les van encantar y los ricos tacos. Susana Oviedo y
Álvaro López Miramontes se fueron encantados y queriendo regresar después de
cenar ahí. En esa calle también puede encontrar tamales y atole de plátano o de
piña, depende de lo que guste.
Si
quiere echar la copa y pasar una velada con la naturaleza vayan donde El Cachi,
puede pagar un taxi que lo lleve, o si trae vehículo enfile rumbo al Ticuí y de
ahí a la colonia Lázaro Cárdenas, en un lugar llamado Huanacaxtle ahí está El Cachi,
tiene de todo, y además una guitarra con la que les hará pasar una velada
inolvidable. El 24 y 25 de abril del 2010
hubo una Convención Estatal de Periodistas, por la noche un grupo de
ellos se organizó y se fueron a pasar una velada donde El Cachi y se fueron
encantados. En el centro también hay buenos lugares donde usted con
tranquilidad puede echar la copa.
III
Los
caminos que llevan a mi ciudad están rodeados de
un árbol mágico, de cuyas flores se alimentan las iguanas y al reventar sus
vainas, el sonido es muy similar al disparo de un rifle calibre 22. Es un árbol
que a veces sólo tiene vainas, a veces sólo flores y a veces sólo hojas. No
sirve para sombra porque la mitad del tiempo está pelón. Pero si es bueno para
cerca viva, porque sembrando un tronco en la humedad pronto echa raíces. Es un
árbol que en alemán se escribe y se pronuncia igual “cacahuananche”. Es nuestro
cacahuananche y no lo prestamos al mundo.
Los chicurros prefieren los cacahuananches para
asolearse, porque sus hojas curan la sarna y los chicurros son sarnosos. Sus flores
son moradas y dulces. Un baño de agua en que se hirvieron hojas de
cacahuananche sana de la fiebre.
El cacahuananche florea en enero, como los mangos y la
retama. El ciruelo muestra sus pequeños frutos, el zazanil está amarillo, la
retama se enciende y brotan los primeros manguitos, mientras el cacahuananche
está morado…
La
gente ha dado por llamar “Club de los pájaros caídos” al grupo de viejitos que
sientan todas las tardes en el zócalo cerca de las escaleras del kiosco y
alrededor de la fuente.
La
plaza fue remodelada por la alcaldesa María de la Luz Núñez Ramos y Eduardo
Arroyo Valadez fue el arquitecto que planeó los cambios, le construyó una
fuente con una amapola en el centro, plantó ficus y truenos y derribó los
tamarindos por lo cual se hizo un escándalo porque eran árboles históricos.
Antes de los tamarindos estuvo un árbol de zopilote grande y frondoso, los mangos
eran ya centenarios. Armando Bello también remodeló el zócalo le quitó el
adoquín que le había puesto María de la luz y en ese lugar puso concreto
estampado y delineó bien las jardineras alzándoles el pretil y poniéndoles
herrerías.
La
plaza remodelada se ve bonita, se ganó espacio frente al Kiosco, por la tarde
adolescentes con bicicletas hacen piruetas. También llegan los skatos con sus patinetas a practicar. La
paletería “Tocumbo” tiene dos sucursales en las esquinas norte de la plaza. El
hotel Catedral luce amarillo con su vista a la plaza y a la parroquia. El grupo
“Brokensouls” de Breaking ensaya sus
coreografías frente al DIF o en el kiosco.
En
1991, el zócalo y las casas de alrededor fueron pintados de un solo color. Los
policías lo hicieron luego que vinieron con sus perreras a desalojar a los
perredistas del Ayuntamiento.
Cerca
de la fuente se sentaba un gringo al que los paraíseños llamaban El Señor Sol.
Un día se hizo un escándalo.
El
“Señor Sol” estaba sentado en una banca del jardín, pasó un niño y lo llamó
para darle una paleta, el niño se puso a llorar. El Señor Sol quiso abrazarlo
para consolarlo, entonces en niño corrió asustado como si alguien quisiera
matarlo. La gente se alborotó y llamaron a la policía. Fue en esos días que
habían detenido en Acapulco una banda de gringos pederastas, la gente estaba
azorada por eso el Señor Sol fue detenido y llevado a la cárcel municipal,
donde un grupo de padres de familia de la escuela Juan R. Escudero querían
lincharlo, la policía lo impidió y lo mantuvo encerrado hasta que el consulado
de su país vino por él.
Algunos
habitantes de Hacienda de Cabañas y de El Paraíso lo defendieron porque no
tenía antecedentes de pederastia, era un gringo ecologista que cuidaba una poza
en El Paraíso, dicen que se la pasaba sumergido en el agua donde sacaba una
piedras que les sonaban algo dentro. Sin embargo la gente no entendió razones.
De esa manera de fue del país el Señor Sol y abandonó su poza en El Paraíso.
En mi
ciudad las motos y motonetas se han convertido en un lastre; durante el 2010
hubo 77 accidentes en la calle Aquiles Serdán. Las motos rebasan por todos
lados, los niños que luego las conducen
no saben de vialidad. Las autoridades han querido meter en cintura, a los
motociclistas, pero no han podido, porque las protestas no se han hecho esperar
igual que las mentadas de madre que recibe la policía vial de los padres. Hace
poco por todas las esquinas salían corriendo motocicletas equipadas con una
hielera atrás, eran vendedores de tortillas que andaban a la ganaditas. Incluso
hubo enfrentamiento a puñetes entre ellos por los clientes. Pero al final los
propietarios de las tortillerías se pusieron de acuerdo para acabar con este
mercado tortillero sobre ruedas. Por eso la dirección de tránsito y la de reglamentos
implementaron un operativo para parar las motos con hieleras. Ahora sólo se
venden tortillas únicamente donde se debe, en las tortillerías.
Otras
de las imágenes de mi ciudad es que en el CBTIS, que está sobre el Boulevard un
par de ancianos pintan el tope, esperan que se despinte y lo vuelven a pintar,
recibiendo monedas de los conductores, es su fuente de ingreso. Son viejos
cargadores que poco rinden en su trabajo, ya no tienen el vigor de antes.
A la
colonia La Villita casi no les llega el agua potable porque está a la misma
altura que El Tanque, por eso no tiene presión la tubería. Es que la mayor
parte de la instalación del agua potable de nuestra ciudad tiene más de 50 años,
es todavía un gran porcentaje de asbesto, por eso el sistema esta ahorcado. Hay
tubos hasta de dos y media pulgadas y también de 18 pulgadas. No hay
uniformidad en la tubería.
Una
ciudad en la que nada más paga el servicio el sesenta por ciento de los usuarios
del agua potable. Son muchos los sinvergüenzas. Uno hasta demandó y no la paga
porque no es potable. Y los prestadores de servicios ambientales piensan que en
un futuro podrán cobrarnos un bono por el servicio.
El
agua potable tiene un padrón de seis mil 800 registrados, de esos unos cuatro
mil 200 son los que van al corriente en el pago. Hay una gran cantidad de tomas
clandestinas, que se descubren cuando se pavimentan las calles.
En la
colonia 18 de mayo entre todos los usuarios deben 800 mil pesos, le sigue la
colonia Las Palmeras con 180 mil pesos; entre todas las 30 colonias el adeudo
asciende a ocho millones de pesos.
Por mi
ciudad todas las tardes vuelan las garzas, del Sur al Norte. Vuelan de la
laguna buscando los cerros. El Arroyo Cohetero también alberga alguna cantidad
considerable de estas aves. Algunas garzas también vienen del basurero de donde
se alimentan. Durante el año 2011 el Ayuntamiento recogió un promedio de 38 toneladas de basura al día, con
un promedio anual de 13 mil 870 toneladas de basura, esos son los desechos que
produce una ciudad de 20 mil habitantes.
IV
“Las Picos de Oro”, les llamaban a las Güinsas en
tiempos pasados. Eran famosos los cabarets: “La Burrita”, “La Copa de Oro”, de
donde no salía mi abuelo, “La Puerta del Sol” en donde de vez en cuando iba mi
“apá” y “El Carioca” donde un tiempo fue cliente este cronista.
En la calle Silvestre Castro, de la colonia
Acapulquito, está la zona de tolerancia, es un foco rojo de la ciudad y es muy
ruidoso el sitio. De manera oficial está registradas 50 meretrices que todos
los miércoles pasan revista en el Centro de Salud, aunque yo creo que son más
las que prestan el servicio de manera ilegal. La zona de tolerancia tiene ahora
muy pocos clientes pero se niega a morir. Las mujeres trasnochadas todavía
están en las puertas de los cabarets cazando clientes. De vez en cuando uno que
otro desbalagado llega por ahí. Últimamente se prohibieron los narcocorridos en
los cabarets y las cantinas. Se ha intentado bajarle al ruido, porque los
vecinos se quejan en las oficinas de reglamentos.
En la
zona de tolerancia doña Juana vendía iguana bien picosa y carne de puerco,
estaba hasta la madrugada. Se ponía en la calle Silvestre Castro en la línea de
“Las Vegas” y “El Impala”. Hace 20 años El Peludo era el único taxista que daba
el servicio nocturno, manejaba un taxi pirata y cuando salía uno bien borracho,
de esos antros de mala muerte, era el único auxilio para llegar a nuestras
casas. Ahora el servicio nocturno es continuo el sito está cerca de la terminal
de autobuses.
El
“escuadrón de la muerte”, de los que gustan empinar el codo, durante muchos
años ha estado en la Colonia Acapulquito, frente al río, ahí es donde van a dar
los desahuciados y prófugos del alcoholímetro. Aunque ahora también se han
formado otros, uno frente a la entrada del panteón y en una de las bancas del
zócalo llegan muchos borrachitos a curársela. Atrás de la iglesia está El
Fortín, es una “piquera” donde van los “teporingos” o los “teperochos” dice mi
padrino Chon.
Algunos
perros callejeros recorren la ciudad cerca del mercado “son los eternos
prófugos de ciertos taqueros” dicen en la guasa
los que gustan relajear pesado, al fin al cabo “Chivo que ladra no muerde”.
Cuando era alcalde Germán Adame el regidor Juan Lucena mediante una campaña del
sector salud quiso acabar con los perros callejeros, pero hubo una gran protesta
y alboroto, que encabezó Clavert Rea, porque a todos, hasta los más sarnosos,
les salieron dueños y fueron a conseguir facturas, apócrifas y certificados que
les habían puesto las vacunas. Solo un perrito que no tuvo padre ni madre ni
otro perro que le ladre, fue el único que sacrificaron.
Algo
que no escapa de la memoria es que cuando fue presidente Luis Ríos Tavera,
entonces si sacrificaron gran cantidad de perros, por el rumbo de Huanacaxtle,
los envenenaban y los quemaban, entonces no existía la sociedad protectora de
los animales y no había veterinarias que certificaran una vacuna que no les
pusieron. Ni un héroe llamado Clevert Rea defensor de los desvalidos y animales
en desgracia.
Atoyac
tiene fama de violento, pero en otros tiempos los muertos con violencia aquí
tenían sentido. Se moría por honor, por pasión política, por la familia, por
una nalguita, por la defensa del bosque o la tierra. Nuestros muertos eran
queridos y recordados. Reivindicados.
De
pronto nos invadió esa muerte sin sentido que da vergüenza, donde los muertos
no son recordados y ni tan queridos ni reivindicados. Ni siquiera por sus
familiares. Esa es la realidad de la última ola de violencia que nos invadió.
Con
alta voz pasan voceando el periódico, una voz de mujer le pone más énfasis y
drama a la tragedia. “Mataron a Pancho López, uno de sus empleados lo apuñaló
en su propia casa. El asesino está identificado” “La policía lo busca como cosa
de comer”. Y la policía ni en cuenta.
“Vea
entérese a aquí viene, retratado, así quedó Pancho López”. Resuena el sonido
por toda la colonia. “Entérese también aquí viene retratado el que asesinó a su
esposa y a su pequeño hijo. Estaba mariguano vea éste filicida. Este asesino
confeso, llora y se dice arrepentido, entérese de la noticia”.
V
En la
esquina de Nicolás Bravo y Reforma con El Nanche por la mañana llega Miguel
Castillo. Saca su computadora de juguete y mientras le ingresa la contraseña
pide El Sol de Acapulco. Luego se
sienta a leerlo. Migue ya tomó como periódico mural el puente de la calle Juan
Álvarez frente a donde estaba el cine Álvarez, es una especie de periódico
mural de hechos del narcotráfico y el priísmo.
A Migue
Castillo un día después de tantas quejas de los vecinos al Ayuntamiento, una
patrulla lo llevó a tirar a Tres Palos donde tiene un hermano, lo bajaron y le
dijeron ahí te quedas. Los policías pasaron a realizar unas compras al puerto,
y en la tarde cuando daban un recorrido, Miguel los abordó en la calle
principal frente a Elektra, -a qué hora llegaron manito-, les dijo - yo me vine
luego, nomás vi a mi hermanito y me retaché. Ese es Migue.
Mucho
me acuerdo de El Gringo, uno que circulaba cerca de la colonia de Acapulquito y
la Mariscal ahí en la calle Silvestre Castro, le daba asilo una señora que
llamaba Irene. El Gringo decía que ya se estaba haciendo niño y se veía cada
rato en su espejo –ya voy para niño. Cuando agarraba su costal caminaba casi
corriendo. Alguien le gritaba –¿A cuánto vas? Él contestaba –voy a cien.
Hubo
un tiempo que muchos indigentes recorrían la ciudad, la patrulla los recogía y
los iba a tirar por el rumbo de Papanoa en la madrugada. Al tercer día estaban
aquí porque la policía de Tecpan los agarraba llegando a su ciudad y los venía
a soltar a la Y Griega. Así estuvieron durante mucho tiempo, en el estado y
país donde no hay espacios para este tipo de personas vulnerables.
Aquella
indigente que estaba embarazada y tuvo su hijo en un corredor en las
inmediaciones de la iglesia. Andaba bañando a su hijo con agua fría por la
mañana, el niño estaba morado del frío, cuando la policía se lo quitó para
llevarlo al DIF.
-Mi
hijo no ha hecho nada, porque se lo llevan –lloraba diciendo que su hijo no era
un asesino para que lo llevaran a la cárcel. Su llanto era desgarrador y daba
dolor escucharla. Ojalá su hijo haya quedado en buenas manos.
O
aquella que recorría las calles desnuda de la cintura para arriba y que tenía unas
tetas envidiables, acanaladas con una aureola de tonos semioscuros. – Que
chulas chiches tiene esa mujer-, oí decir a una maestra en una esquina cuando
la vio pasar.
La
esquina de Reforma con Nicolás Bravo es muy solicitada, enfrente está Pollerama
de Roberto Hernández, en la contraesquina esta doña Bertha, da barato y a la
hora del almuerzo se llena de personal de protección civil y de policías. Yo
tenía la costumbre de decir “La cuenta y un policía”, pero donde doña Bertha
nada más pido la cuenta, porque policías hay todo el tiempo, para escoger.
Adelante
donde se pone El Nanche a vender el
periódico está la base de las Urvans que van hacia El Paraíso. En la
calle Nicolás Bravo llega la carga de naranjas y plátanos de La Soledad, de ahí
los carretilleros transportan el producto a los diversos lugares donde se va a
vender. Esos de La Soledad son muy trabajadores, siembran plátano, aguacate,
caña, naranja, café y cultivan la miel de palo.
La
calle Agustín Ramírez es una vía muy concurrida ahí el 18 de julio de 1981, se
formó el primer grupo de Alcohólicos Anónimos, agrupación que ha salvado muchas
vidas y ha dado felicidad y tranquilidad a muchos hogares, el primer grupo se
llamó “Los cafetaleros”, El grupo se instaló en la casa de Jerónimo Luna
Radilla (el Güero Luna), los primeros integrantes fueron Adolfo, Pancho Juárez,
Tacuba, Justino Reyes, Antonio Sánchez, Álvaro y Toño Quiñones. Todo surgió
porque al Güero Luna se lo llevaron anexado al grupo Cuauhtémoc que está atrás
de la embajada de los Estados Unidos en la Ciudad de México. En la calle
Ámsterdam. Cuando comenzó el grupo servía de tribuna una máquina de coser
Singer. Ironías de la vida, él que trajo el programa a Atoyac se murió por el
puro gusto del alcohol.
Ésta
calle se llama Agustín Ramírez porque aquí vivió de niño el célebre compositor
guerrerense. Pero además esa vía tiene el mérito de haber visto nacer a Jesús
Bartolo Bello López uno de los mejores poetas que tiene Guerrero en la
actualidad. Por cierto nuestro poeta acaba de ganar el premio nacional Mérida
de poesía.
El
coquero se pone enfrente de Doña Mine en la Agustín Ramírez, siguiendo el
ejemplo que les puso doña Aleja, el coco es negocio, de cuchara es sabroso, el
agua con todo y pulpa a diez pesos. La gente le hace fila temprano. El coco es
bueno para expulsar la solitaria y lubricar la piel.
Los
pedigüeños aparecen por todos lados uno un día entró a una tienda pidiendo para
sacar a su hermanita del hospital. Después me lo encontré en un restaurante
pidiendo para su mamá ciega y en otra ocasión para su hermana enferma del
pulmón. Este cabrón tiene mucha familia, lo que no tiene es vergüenza.
Entre
las calles del centro y la colonia Sonora, existe “el bolillero más veloz del
Oeste”, cuando oyes gritar ¡bolillooo! Y dentro de la casa contestas ¡Bolilloo!
Y sales a la calle, el bolillero, disparado en su bicicleta recorre medio
kilómetro, y escuchas el siguiente grito a lo lejos. Para comprarle necesitas
estar alerta esperándolo en la puerta de la casa, lo que resulta difícil porque
los bolilleros son los despertadores de esta somnolienta ciudad.
A
Carmen le enoja que los taxistas no sepan dónde queda la calle Vicente
Guerrero. Cuando los taxistas le preguntan dónde queda le tiene que decir que
adelante de la Mueblería Carrillo, por donde está la base de las combis.
Es que
en Atoyac los nombres de las calles están de adorno, la gente poco pone
atención a ellos, aquí la orientación es por referencias. La calle Vicente
Guerrero es por la calle de las combis, si vives en la calle Galeana, tienes
que decir por El Parazal, el Atrancón,
por la parota o por donde vive la maestra Lupe Galeana.
El
Centro de Salud de la Colonia Manuel Téllez es el centro de salud de la Parota.
Si alguien vive en la colonia Benito Juárez dice que vive por donde el Padre
Máximo.
Al
referirse a la calle Juan Álvarez se dice Rumbo al Chico, por la Herminia, por
donde Raúl Galeana, antes de llegar al callejón de los chocomiles, por Elektra,
por la terminal o por la secundaria y últimamente Súper Che también se usa de
referencia.
La
Calle Palmas es la calle de la Coalición de Ejidos o atrás de la Corona. Decir
la calle Aldama, es por Estereosol o la calle de las combis que van al Ticuí.
Cuando
vivimos por la colonia Francisco Villa y Loma Bonita decimos antes o atrás de
la Ciudad de los Servicios. Esas son las referencias más comunes para
orientarnos en Atoyac, pocos son los que hablan de nombres de calles.
Para
los que conocieron la ciudad cuando era un pueblo de tejas. Atoyac ha sufrido
muchos cambios: La casa que fue de Silvestre Mariscal ahora es Construrama. La
de Alberto González es ahora la tienda “El Buen Precio”. La de Antonio A. Pino
cuyo terreno perteneció a Juan Álvarez ahora es un estacionamiento. El Castillo
del doctor Palós ahora es un laboratorio de análisis clínicos y consultorios
médicos. En el castillo del doctor Palós funcionó la casa de la Cultura
Romualdo García Alonso, luego las oficinas del PRD y finalmente esos
laboratorios. Es lamentable como los ricos de mi ciudad han ido acabando su
magia.
VI
Ir al
Cuyotomate a bañarse en medio de un cardumen de truchitas, tomar la chela,
comer unas picadas o un pescado frito, ver a los jóvenes clavadistas que se
tiran de lo alto del paredón y nadar junto a las tortugas que asoman la cabeza,
es muy reconfortante. Las familias se congregan en El Cuyo los sábados. Por la
tarde las garzas pasan volando río arriba. La música de Chalino Sánchez resuena
en las enramadas, los luisillos y las primaveras comen en los guamúchiles, una
parvada de golondrinas pasa rosando el agua quieta de la poza de El Cuyo, un
Martín pescador grita mientras vuela rumbo a las piedras.
Es
marzo el cacahuananche ya tiene sus vainas, los guamúchiles que rodean la poza
del Cuyotomate comenzaron a reventar sus frutos, los ahuejotes presumen sus
flores amarillas y los sauces reflejan sus ramas en el río, cual narcisos
enamorados de sí mismos…
A la
calle que va para donde El Cachi, en
la colonia Las Palmeras le pusieron Juana Caxtle. La gente ha conocido el rumbo
como Juanacaite, que es una deformación de la palabra Huanacaxtle que quiere
decir parota. Nuestros antepasados no pronunciaban la X, le decían tapeite al
tapextle, cuacaite al cacaxtle, Teneipa a Tenexpa. Ista a Ixtla. Entonces el
nombre de la calle debe ser Huanacaxtle.
El
tamarindo de la calle Juan Álvarez ya no está pero sigue siendo referencia. Los
desfiles salen de “El tamarindo” al Zócalo.
En la
calle Silvestre Castro está un letrero que dice “Hace un chingo de años, los
indios éramos bien chingones, Cuauhtémoc ere un gran chingón, pero llegaron un
chingo de gachupines y los muy hijos de la Chingada, hicieron mil chingaderas y
chingaron a los indios y nos llevó la chingada y para que no nos sigan
chingando afiliémonos al PST. Ese letrero lo escribió Mario Vega en la calle
Silvestre Castro 92.
Las
campanas doblan cuando alguien muere, si es por la noche al escuchar los dobles
todos se preguntan -¿Quién moriría? Si no es familiar, al otro día se mata la
curiosidad cuando se ve caminar el cortejo fúnebre por la calle principal, van
con el féretro a despedir al difunto de la parroquia principal, luego al
panteón.
Las
familias tradicionales (las más viejas) se siguen sepultando en el panteón en
el centro de la ciudad, ahí descansan nuestros próceres como Gabino Pino
González, Pedro Clavel, David Flores Reinada, Arnulfo Radilla Mariscal y
Enedino Ríos Radilla.
Hay
otros tres panteones, el de La Libertad por el rumbo de la colonia Loma Bonita,
en donde son enterradas las familias nuevas, algunos pobres que el Ayuntamiento
les regala terrenos, ahí están enterrados los tres guerrilleros del EPR muertos
en enfrentamiento, Rodolfo Molina y los dos caídos en el combate de El
Guanábano.
Está
el panteón de Las Lomas del Sur, es privado hay que tener recursos para comprar
los lotes, ese panteón era de don Vicente Adame, él tuvo la idea de hacerlo,
ahí están sepultados el químico José Zavala Téllez, doña Fidelina Téllez Méndez
y el exalcalde Germán Adame Bautista. Los Nogueda ya abrieron también un
panteón pegadito al de las Lomas del Sur.
De las
tiendas de mi ciudad, las “Telas doña Velia” es tradicional, “El Bazar” es muy
famoso y lugar de referencia, igual que “El Vaquerito”, la tienda de artículos
eléctricos del ingeniero Santiago Garibo y el “Ferretodo”. “Materiales Téllez”
y “Construrama”.
La
ferretería “La Vencedora” en el centro. Dice Jaime Gama que a sus billares
llegó un niño corriendo, -don Jaime, don Jaime deme un kilo de clavos, -Jaime
contestó –Aquí no vendo clavos. El niño sorprendido dijo – ¿No? Es que mi papá
me dijo –Ve compra un kilo de clavos donde bebo y vine corriendo para acá.
Jaime
le contestó –Sí, aquí bebe, pero los clavos los venden don Bebo Galeana el de
“La Vencedora”, y el niño salió corriendo.
Las
tiendas más grandes son las de “El Buen Precio” y la de “Los Nogueda”.
“Despensa del Hogar” no la hizo. “Súper Che” desde que se abrió les quita
clientes, pero luego está más barato en “El Buen precio”, el pan de “Súper Che”
es muy malo, aunque hay vinitos baratos y la promoción de los miércoles vuelve
locas a las mujeres que a veces compran 10 kilos de chayotes, tienen a la
familia hasta 15 días comiendo chayotes o jícama.
Un día
antes y después del Huracán Paulina que azotó a Acapulco, sobre los árboles del
Arroyo Cohetero había muchas garzas y un pájaro negro de laguna (pájaro cagón).
En el arroyo cohetero todavía hasta abril y mayo llega limpia el agua a la
altura de la calle Miguel Hidalgo. Abajito de ahí agarraron un cocodrilito que
murió a los pocos días.
Muchos
le dicen El Arroyo Cuitero, porque en una epidemia de cólera que hubo en los
cuarentas iban ahí a lavar las cuitas. Don Régulo se sacó de la manga que es El
Arroyo Cuitlateco. Hay muchos proyectos para embellecerlo, Cheque Arreola le
quería construir un andador para que la gente fuera a correr. Hay que
desazolvarlo todos los años, pero cuando pavimentaron Reforma, taparon la
entrada que se había dejado para la máquina. La mala planeación.
VII
Las
casas de empeño han invadido la ciudad, hay 13 en el primer cuadro. Se están
acabando los pocos recursos de Atoyac. Pero eso no es lo único terrible, el
hecho es que ya no se puede dormir en el centro, porque a cualquier mínimo
desbalance, se activan las alarmas de dichas casas de empeño y ahí están
gritando.
Prenda
Mex, tiene una sucursal en la calle Juan Álvarez Norte, frente a casa Galeana.
Monte Cash, también en la Juan Álvarez, frente a los camiones que van a la
colonia 18 de Mayo. En el Zócalo está Casa Mazatlán y a unos metros de ahí se
instaló Monte de la República. Casa Balsas está en Nicolás Bravo, en la
Independencia está Zihuatlán, caja de ahorro y préstamo. Otra sucursal de
Mazatlán está en la calle Juan Álvarez frente al consultorio del doctor Orlando
Santiago Garibo. Servi Empeño está frente al sitio de Taxis, a un lado está
Montemex. Prenda Fácil y Prenda Lana están donde antes estaba la terminal de la
Flecha Roja.
Por El
Bazar está Monte Pío Luz Saviñón, a la cantina de un lado ya le pusieron por
nombre Cervefrío Monte Pío. Cerca de la casa de los Brito está Presta Max, que
compra oro. Cooperativa Sinvacrem, de préstamo y ahorro, está en Reforma. El
Banco Azteca y Electra, tienen a todos endeudados. Ahí se va el dinero de los
atoyanquenses.
Se
abrió otra casa de empeño a un lado de Monte Pío y Elektra, es Prestaprenda de
Banco Azteca. Anuncia la oferta de 5.5 de interés mensual. Nadie presta más
barato que presta prenda.
De los
árboles que adornan las calles, hay ficus, mirtos y otros que han ido ganándole
terreno a los almendros, porque los vecinos ordenan derribarles cuando se
pavimentan las calles porque echan mucha basura y tiran muchas hojas.
El
2008 fue muy malo para los almendros una tormenta derribo ocho en un solo día.
Los mangos que adornaban la plaza murieron secos, los vecinos les habrían
puesto espinas de pescado en la corteza para que murieran, ya los tenían
enfadados la gran cantidad de zanates y tinguiliches que dormían en la noche en
la plaza. En los últimos años, grandes parvadas de tinguiliches y de zanates
buscan la claridad para dormir para evitar los ataques del tecolote alvino.
Una
ocasión que estaba en el zócalo como a las 12 de la noche vi que una gran ave
blanca atacaba a los zanates que estaban en el mango. La parvada se alborotó, mientras
aquella ave alzaba su vuelo a las alturas al tiempo que soltaba sin vida el cuerpo
de un zanate que cayó entre los ficus. Riiik se escuchó su canto. Era la
Ticuiricha, al día siguiente fuimos a ver dónde cayó el zanate. El cuerpo
estaba completo únicamente le había comido las vísceras. -La ticuiricha sólo le
comió el corazón,-dijeron mis acompañantes.
VIII
Cuando
en Neen llegó un arbolito costaba 500 pesos. Donde había un árbol grande se le
ponía vigilancia, porque se robaban las ramas. Se volvió famoso porque a decir
de un manual cura 47 enfermedades. Ahora hay un árbol en la mayoría de las
casas de Atoyac y en el vivero cuesta 30 pesos. Todos experimentaron para
curarse la diabetes, hubo quien se tomó el caldo de una rama completa y fue a
dar al hospital porque le bajó la presión. Se comprobó que estabiliza los
nervios, tres hojas de Neen acompañada de tres hojas de árnica hervidas en un
litro de agua, tomándose un vaso en la mañana y otro en la tarde cura bien
rápido la tos con gripa. Las hojas en alcohol hacen un extracto que sirven para
quitar los hongos y curar las heridas. Con el caldo de una rama de Neen bañamos
a La Campanita y se le salen las pulgas, después corre feliz ladrándole a todo
el mundo, jugando con lo que encuentra.
La
yaca y el maracuyá son las plantas exóticas que en los últimos 20 años
aparecieron en el paisaje de Atoyac, el jugo noni es ya parte de la dieta de
muchos atoyaquenses, aquí hay muchos lugares donde hacen el jugo, que cuando
llegaba de las Guayanas tenía un alto costo ahora es muy barato y energético.
La
yaca llegó a Guerrero en octubre del 2000, en Ayutla se echó andar la primera
parcela demostrativa, costaba a 600 pesos una plantita. Se distribuyeron las
plantas durante una expo-alimentaria que se realzó en Acapulco, llegó de
Nayarit procedente de Jamaica, pero la planta es originaria de la India, el
fruto es una novedad por ser muy grande.
El
maracuyá llegó en 1993 por Veracruz es originario de Brasil. El Neen también es
originario de la India, llegó a Cuba, luego a Nayarit y de ahí Atoyac. Mientras
el Noni es originario de las Guayanas y al igual que en Neen llegó en 1995
procedente de Nayarit. Hay también una variedad de almendro chino que se está
sembrando. Los almendros, tamarindos y los mangos van quedando atrás en el
paisaje urbano.
Graffiti
De pronto la ciudad se vio invadida por unos coloridos
dibujos raros llamados graffitis, unos
comics bien elaborados con mensajes
de izquierda, otros eran sólo iniciales y nombres raros con letras
distorsionadas y se multiplicaron los murales. Se comenzó a construir un código
difícil de entender para la mayoría de la gente.
Hubo quien se comenzó a espantar, ¿quiénes serán esos
mensajeros del diablo que pintan por toda la ciudad? Pero no es así, el graffiti es un arte y los que pintan son
jóvenes que estudian, son responsables y quieren una sociedad mejor.
Es importante que se sepa que es una actividad que no
se realiza por dinero. Para ser graffitero
se necesita talento, dedicación y preparación. Los graffiteros son artistas urbanos y existen categorías: están los
que sólo hacen tags, que es la firma
del que los elabora; los que forman bombas,
que son letras gruesas; los que crean piezas con una imagen o caricatura, los
que hacen un mural, son los más avanzados por que dominan diferentes técnicas.
¿Ha visto usted el graffiti
que está en la esquina de la calle
Corregidora con Benito Juárez?, es un mural hecho utilizando la técnica de aerosol,
que presenta la imagen de Emiliano Zapata, símbolo de la Revolución Mexicana,
junto a la imagen del Ché Guevara,
ícono de la revolución internacionalista, con las siguientes leyendas: “La
unidad popular es la que puede hacer el verdadero cambio”, “Tierra y Libertad”,
“Hasta la victoria siempre”. Por Reforma, cerca del arroyo Cohetero, hay otro graffiti con estilo salvaje dice “Entiendan ellos quieren expresarse”.
Cuauhtémoc Contreras, El Mors e Ismael Galeana Pino,
Merik, son dos de los exponentes del graffiti
en Atoyac y encabezan un grupo importante de jóvenes dedicados a este arte.
Para Cuauhtémoc Contreras el graffiti es una forma de escribir y de pensar, aquí en Atoyac el graffiti fue tomado como una forma de
expresión política y de concientización. Este arte nace en Nueva York en los
sesentas y los inmigrantes lo trajeron a la ciudad de México de donde pasó a
nuestra ciudad cafetalera.
Para muchos es una forma de dejar su firma, como una
manera de marcar su presencia, ese es el tag,
pero también se pitan bombas unas
letras estilizadas llenas de color, otros estilos son la elaboración de piezas
que es una imagen o caricatura y se practica el muralismo mixto combinando
técnicas como el aerógrafo, aerosol y el pincel. Estos cubren toda la pared y
son los más avanzados.
El Mors narra que al principio no les prestaban las
bardas, había que rogarle a la gente, pintaban solo sus firmas; Mors, Ciper,
JNK, RSK y otras piezas. Piezas le dicen a una extensión, “son las partes que
les metes a los graffitis que no son
letras”. Otros estilos son: el 3D, las Bombas y las Burbujas, Wild Style.
En el callejón Ignacio Manuel Altamirano estaba un graffiti en aerosol de la imagen de
Ricardo Flores Magón con un tag que decía
Boser, la leyenda: “La lucha continúa… Regeneración”. Este mural fue cambiado
por una pieza tipo 3D y una leyenda que dice “Dejar de luchar es empezar a
morir”, firma FR4.
Atrás de la casa de la cultura en la calle Aquiles
Serdán, pintaron una anguila-submarino, la hicieron con Montana una pintura
española especial para el graffiti,
este mural lo firma el Mugre crew, uno
de los grupos de graffiteros que vinieron en el 2010 al encuentro de “Expresión
urbana”, esa anguila refleja un estilo propio del grupo que la pintó.
Durante mucho tiempo atrás de la casa de la cultura
antes de que pintaran la anguila, estuvo la imagen de Lucio Cabañas pintado por
el “Peke” y la de un Guerrero Jaguar que hizo un graffitero mexiquense muy famoso que firma como “Humo”, las letras
eran de otro graffitero llamado
“Mibe”. Hay actualmente al interior de la casa de la cultura un mural hecho con
técnica de aerosol que hizo “Humo” dedicado a la tradición de lucha de Atoyac.
Los graffiteros
desarrollan juicios estéticos de vida que crean una identidad como “El Ymen”
que vino a pintar a esta ciudad en abril del 2011, donde dejó marcado su estilo
atrás de la barda de la escuela secundaria número 14. En Acapulco es fácil
identificar un graffiti de “El Ymen”
por la visión que tiene de la naturaleza.
En la jerga graffitera
es una constante el uso de términos en inglés, lo que revela el origen del
movimiento. El tag, es una firma
simple; la bomb, letras inmensas en
dos dimensiones; wildstyle, letras
con diseño intrincado; 3D, letras
tridimensionales; hot line, línea
luminosa que bordea las letras; In line,
línea dentro de las figuras.
En Atoyac ya han pasado otras generaciones de graffiteros, grupos o crew
fueron los llamados: “Célula”, “Solo Carnales” o “Solo Célula”, luego
vinieron “Los Guerreros”, que se transformaron en “Juntos No Caemos”, más tarde
FR2 y ahora son FR4- SK8 porque se unieron con los skates.
“Hubo
otros grupos que surgieron pero no tuvieron trascendencia, porque vieron al graffiti como una moda y no como un
arte. Ahora se busca hacer calidad y no cantidad. Se busca comunicar a la
sociedad cosas positivas”. Aunque hay que destacar dice “El Mors” que hay niños
que rayan casas sin sentido, eso afecta a los graffiteros profesionales porque ellos
ya se han ganado un respeto.
Antes
la policía los molestaba. A cada rato llegaban patrullas a preguntar si tenían
permiso de pintar. Los querían subir a la patrulla, como sucede en Acapulco y
en Chilpancingo donde los agarran, los llevan a barandillas y los multan.
Aunque también hay que remarcar que el graffiti
surgió como protesta en contra del sistema, se rayaba en edificios públicos y
empresas influyentes del capital.
Para
ir mejorando la técnica hay que ir pasando de Tagger hasta ser writer,
y de escritor pasar a muralista. Es todo un engranaje en el oficio dice El Mors
y hay que entenderlo, porque antes decían que era delincuencia y que era del
diablo. Eso es normal porque mucha gente siempre va estar en contra de lo que
es innovador. El tagger o graffitero hace del graffiti su modo de vida.
En
Atoyac los graffiteros participan en
la política. Todos los graffitis que
aquí hay son de protesta y propuesta, porque los chavos quieren ver que su
entorno cambie. Por eso el FR4-BS-SK8 se ha organizado para hacer actividades,
limpiaron la cascada que está rumbo al Nanchal y pusieron letreros de no tirar
basura. En el río hicieron una faena para retirar el plástico. Todo para hacer
conciencia en la gente que hay cosas que deben cambiar.
Concluimos que el graffiti es un movimiento
cultural diverso, constructivo y transgresor a la vez. Está relacionado con
otras expresiones del arte urbano el hip-hop, Break Dance, el skateboarding
de las patinetas y con una peculiar forma
de vestir. Tiene elementos de protesta estética y de voluntad artística. Y en
Atoyac una particular organización para que el futuro sea mejor.
Esla Unica y Primera vez que se de el Nombre de la que fué mi Escuela Primaria Urbana Federal Herminia L. Gómez. Cuanto gusto me dió leer de Ella en esta Historia para mí nunca antes vista.
ResponderEliminarCurse de 1971 a 71, inscrito de oyente, por no tener la Edad. Despues de septiembre de 1973 a junio de 1978 en que terminé.
Un gran Profesor como muchos, de nombre José Guadalupe Jimenez Polanco, me platicó que en 1974 encontraron la Lápida donde la Profesora fué sepultada en el panteon municipal de Atoyac. Le hicieron Honores Maestros y alumnos de la Herminia.
Muy bonita Escuela. La recuerdo como si fuera ayer, y a muchos de sus Maestros. Y a mis compañeros que eramos alumnos allí.
Saludos y gracias por compartir. Dios bendiga a los que son Maestros y a los Maestros que ya fallecieron, y hasta el cielo de la Historia sea asistida por los Ángeles del Saber Divino Tan Gran Maestra Herminia L. Gómez, y los maestros que han dado clases en esta Hermosa Escuelam de belleza panorámica y única.
Gracias por compartir tan agradables recuerdos.
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