sábado, 31 de marzo de 2018

Ladislao Sotelo Bello II


Víctor Cardona Galindo
La candidatura a la gubernatura de Caritino Maldonado Pérez fue única y tomó posesión sin problemas el primero de abril de 1969. En el estado de Guerrero no había competencia política debido a que las fuerzas de oposición se encontraban mermadas después de las matanzas en Atoyac y Acapulco. Algunos líderes, al cerrarse los espacios cívicos, habían optado por  la vía armada como fue el caso de Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas Barrientos.
En la gráfica puede verse a la señora María Guadalupe Galeana Gómez
 quien a su derecha lleva del brazo al gobernador del estado Alejandro
 Cervantes Delgado y a la izquierda su esposo el alcalde Ladislao Sotelo
 Bello, el 7 de marzo de 1983, cuando el primer mandatario de la entidad
 vino a inaugurar el kiosco y el adoquinado de la plaza principal de
 esta ciudad. Foto: cortesía de la familia

Con los años Ladislao Sotelo Bello recuerda que durante su primera estancia en la alcaldía de Atoyac, gestionó el mercado, el drenaje y la pavimentación del primer cuadro de la ciudad, tramitó y regaló las escrituras a los colonos de la Mártires de 1960. Eso primero se lo pidió a Caritino Maldonado Pérez pero no las quiso regalar, tuvo fuertes discusiones que con él, porque al hacerle esa petición, el gobernador creía que el alcalde protegía a Lucio Cabañas. Pero limaron asperezas porque antes de perecer, en ese accidente aéreo, Caritino Maldonado le había prometido que sería diputado.
De ese primer periodo de gobierno Wilfrido Fierro registró en la Monografía de Atoyac que, el 17 de febrero de 1969, el ingeniero Salvador Lemus González inició los tra­bajos de topografía para la introducción del alcantarillado y ampliación de la red del sistema federal de agua potable en esta población, mismo que terminó el primero de marzo, respondiendo a una gestión realizada por el presidente municipal Ladislao Sotelo Bello.
El Día de la Bandera fue incinerado el viejo Lábaro Patrio del Ayuntamiento, con todos los honores de ordenanza, y fue sustituido por un nuevo pendón. El acto tuvo lugar frente al Palacio Municipal, corres­pondiendo al secretario general Benjamín Manzanares Barrientos hacer dicha in­cineración.
A las 15:30 horas del 3 de mayo aterrizó en el playón del rio Atoyac un helicóptero militar que trajo a bordo al general de brigada médico militar Leopoldo Melgar Pachiano director de la Escuela Médico Militar quien se entrevistó con las autoridades municipales que presidía Ladislao Sotelo Bello, para pedirle organizara la estancia de un grupo de médicos y oficiales de sanidad militar que realizarían lo que llamaron: “Operación Amistad en la Costa Grande”. Esta brigada impartió atención médica y medicinas gratuitas, a los habitantes de la región, bajo la atención de un seleccionado grupo de enfermeras y médicos. Comenzaba la militarización de la zona bajo el pretexto de enlazar amistades entre el pueblo y fuerzas armadas. La idea final era localizar a los guerrilleros.
El 27 de julio de 1969, Wilfrido registró que a las 12:00 horas de ese día, en la carretera a la zona ca­fetalera y a la altura de Las Cruces, fueron agredidos en una emboscada el comandante de la Policía Montada Delfino García Nava, y dos de sus agentes, cuando se dirigían al poblado de Río Santiago a una reunión de campesinos, invitados por el síndico municipal Pablo Tapia Valente. La prensa porteña dijo que la emboscada estaba pre­parada para el presidente municipal Ladislao Sotelo Bello quien por asuntos administrativos dejó de asistir a dicha asamblea. Hasta la fecha se desconoce quiénes fueron los agresores y sus verdaderas causas.
A petición del alcalde Ladislao Sotelo Bello, en octubre la luchadora social Elizabeth Flores Reynada donó un terreno para ampliar el panteón municipal. Al mes siguiente se iniciaron los trabajos de excava­ción para la ampliación de la red de agua potable y llevar el servicio a la colonia Mártires de 1960, en esos días era administrador del sistema de agua de esta ciudad Wilfrido Fierro Armenta.
Durante 1970, en septiembre, se iniciaron los trabajos para construir el drenaje de la ciudad, por gestiones logradas de la comuna municipal que presidía Ladislao Sotelo Bello. Las obras las realizó la Secretaría de Recursos Hidráulicos y estuvieron a cargo del ingeniero Raúl Hernández, misma que tuvo un costo de  2 millones 662 mil pesos con la intervención del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, mediante un crédito otorgado al muni­cipio. Así también el comité pro-alcantarillado y el Ayuntamiento aportaron inicialmente la cantidad de 82 mil 872 pesos para que se realizara la primera etapa, que fue todo el centro de la cabecera municipal.
En febrero 15 de 1971 fue demolido el mercado Perseverancia que fue construido por la administración municipal de Luis Ríos Ta­vera. Los comerciantes que lo ocupaban fueron trasladados transitoriamente al viejo mercado Morelos por ins­trucciones del alcalde Ladislao Sotelo Bello y empezaron los trabajos de excavación para los cimientos del nuevo y moderno centro de abasto. La obra fue subsidiada por el gobierno estatal a cargo de Caritino Maldonado y el federal que encabezaba Luis Echeverría Álvarez. Los trabajos estuvieron a cargo de la compañía constructora Centla Construcciones. S.A.
Fue el 17 abril de 1971 cuando murió trágicamente el gobernador Caritino Maldonado y la legislatura local designó en su lugar a Israel Nogueda Otero para que terminara el periodo. El nuevo mandatario era originario de Atoyac de Álvarez, hijo de Roberto Nogueda un rico acaparador de copra y café.  Entre los años de 1963 y 1964 se desempeñó como vicepresidente de la Cámara Nacional de Comercio en Acapulco, y en 1966 presidió dicho órgano empresarial. En septiembre de 1967 fue diputado federal por Guerrero y el primero de enero de 1969  había tomado posesión como presidente municipal de Acapulco. La designación de Nogueda Otero provocó singular alegría entre sus paisanos.
En octubre fue entregada la obra del nuevo mercado Perseverancia al presidente municipal Ladislao Sotelo Bello por el ingeniero civil Francisco Morales Sevilla, representante de Cen­tla Construcciones, S. A. y el 12 de diciembre a la tres de la tarde fue inaugurado por el gobernador sustituto Israel Nogueda Otero. “Los habitantes de este municipio y de la población en forma apoteótica fueron a recibirlo a las puertas de la ciudad, en donde los alumnos de la Escuela Secundaria Federal le tributaron un homenaje, después pasó a inaugurar el nuevo mercado Perseverancia, que financiara el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, ense­guida se trasladó al Palacio Municipal, en donde un maremagnum de gentes lo aclamó, correspondiendo al presidente municipal Ladislao Sotelo Bello darle la bienvenida. A nombre del pequeño comercio hizo uso de la palabra el líder Elías Pimentel Alvarado, y por último vertió un conceptuoso discurso el joven mandatario”, dice Fierro Armenta.
Ladislao recuerda que al llegar su compadre Israel Nogueda Otero a la gubernatura también le prometió la diputación pero después se la dio a Rigoberto Pano Arciniega. Ladislao intervino para que fuera diputado Ramiro Mena. En ese momento Rafael Armenta era diputado, había recibido el cargo de Pano Arciniega y a quien también le entregaría. Como fue.
En esos días Ladislao le planteó a Nogueda Otero el problema de la colonia Mártires y le dijo: “cuenta con ello”, por esos los colonos tienen escrituras notariadas y firmadas por Ladislao Sotelo Bello y fueron regaladas. Por eso él considera esa su mejor obra porque pudo ayudar a gente de muy escasos recursos.
La Colonia Mártires del 30 de diciembre del 1960 se formó en el año 1961 siendo presidente del concejo municipal Félix Roque Solís. Un grupo paracaídas encabezado por Roberto Arzeta Fierro, invadió ese terreno que fue comprado por el Ayuntamiento para un panteón, luego fue fraccionado, vendido y repartido entre ciudadanos que habían participado en el movimiento político que derrocó el gobierno de Raúl Caballero Aburto. El primero de enero de 1972 Ladislao entregó la alcaldía a su sucesor el doctor Silvestre Hernández Fierro, El doctor Chico.
A las 15:00 horas, del 13 de septiembre de 1980, se llevó a cabo la bendición e inauguración del cine Galápagos 2000, propiedad de Ladislao So­telo Bello, ubicado en la avenida Juan Álvarez Sur de esta ciudad. La bendición estuvo a cargo del presbítero Máximo Gómez Muñoz, párroco de Santa María de la Asunción y el corte del listón estuvo a cargo de Carlos Zequeira, ge­rente en esta ciudad del Banco Nacional de México S. A. La primera proyección fueron cortos y por la noche fue exhibida la película El Campeón. Dos meses el cine sufriría un incendio.
De lo anterior comenta Wilfrido Fierro: “Los comentarios que corren de boca en boca se cree que fue atentado por pasiones políticas, ya que el Sr. Sotelo Bello es candidato del PRI a la presidencia municipal de este lugar; otros opinan que fue por un corto circuito el que originó el siniestro, mientras tanto las autoridades se han abocado al asunto. Las pér­didas ascienden a más de cuatro millones de pesos.
El periodo 1981-1983 otra vez el cargo recayó en el Ladislao Sotelo Bello, y la sindicatura la ocupó Epifanio Hernández Vélez, el famoso Comandante Jardines, cercano a Rubén Figueroa Figueroa. Epifanio Hernández  sería presidente municipal los últimos meses de periodo, por que Ladislao Sotelo Bello contendió por la diputación local por el cuarto distrito y ocupó una curul durante el trienio 1984-1987.
Ya el 7 de febrero de1982 por cuenta de la comuna municipal que encabeza Ladislao Sotelo Bello, se construye el nuevo kiosco en la plaza cívica de esta ciudad, así corno el adoquinado de la misma. La obra de referencia estuvo a cargo del arquitecto Hilario Arroyo Valadez.
El 27 de enero de 1983 iniciaron los trabajos de pavimentación de las principales calles de esta ciudad, empezando por la avenida Juan Álvarez para continuar por las calles: Agustín Ramírez, Nicolás Bravo, Miguel Hidalgo, 5 de Mayo, Aquiles Serdán, Francisco I. Madero y Francisco Javier Mina. Todas estas obras a cargo de la comuna municipal que presidió Ladislao Sotelo Bello quien logró el apoyo de los principales comercios en la ciudad que también invirtieron en la obra.
Por eso el 7 de marzo a las 11:25 de la mañana arribó a esta ciudad, el gobernador del estado Alejandro Cervantes Delgado, quien después de permanecer unos minutos en el Palacio Municipal se dirigió a develar la placa con la que quedó inaugurado el kiosco y el adoquinado de la plaza cívica, el 18 de ese mes también el presidente municipal Ladislao Sotelo Bello, inauguró la carretera que conduce a Las Trincheras y Plan de los Molinos.
Luego iniciaron los trabajos para la construcción de la escuela primaria urbana Emiliano Zapata que hasta la fecha funciona en la colonia La Villi­ta. En septiembre Ladislao Sotelo inauguró una cancha de basquetbol que se construyó en el playón del río Atoyac, lamentablemente esa cancha se la llevaron las embravecidas aguas del río al año siguiente.
Al platicar de cómo se dieron las cosas, para que fuera alcalde por segunda ocasión, Ladislao Sotelo Bello, recuerda que María Inés Solís era secretaria de quejas de la presidencia de la república con José López Portillo, ella le había prometido que sería el presidente municipal de su natal Tecpan de Galeana. Pero la segunda vez que fue a verla no lo recibió. Por eso fue al Senado a saludar a don Alejandro Cervantes Delgado, aquel le dijo: “Oyes voy a ser candidato a gobernador quiero que me ayudes con Fidel Gutiérrez en la Costa Grande”. Hizo todo lo que estuvo a su alcance para apoyarlo, incluso lo acompañó en su campaña por muchas partes del estado y en la Tierra Caliente cuando se fue a despedir le dijo: “no te vayas mañana vamos a desayunar”. Por eso se quedó con Pedro Huerta Castillo en Ciudad Altamirano y durante el desayuno el candidato le pidió que repitiera en la presidencia de Atoyac.
Siendo candidato lo visitó otra vez Quintiliana Rea para informarle que debían 30 mil pesos a José Castro del terreno donde estaba el kínder, por eso es que le tocó la suerte de intervenir en el primero y segundo edificio del jardín de niños Cuauhtémoc. Les gestionó el edificio pero no le tocó inaugurarlo porque se fue como candidato a diputado local.
Rememora que durante su segunda estadía en la presidencia remodeló el Zócalo y construyó el kiosco que todavía luce la plaza municipal. El proyecto estuvo a cargo del arquitecto Rafael Hernández y Jerónimo Luna Radilla, El Güero Luna. También construyó las aulas de las escuelas primarias de El Quemado y El Cucuyachi, que eran sencillas con láminas de asbesto. Consiguió también dos combis para el Ayuntamiento que daban servicio de Atoyac-Humo-Ciruelar. Luego el alcalde siguiente José Luis Ríos Barrientos las vendió.
Como diputado por el cuarto distrito no se podía hacer nada, simplemente el sueldo no le alcanzaba para sus gastos, únicamente gestionó aulas en Coyuca y otras en El Limón municipio de Tecpan. Después fue diputado federal suplente de José María Maciel, pero como suplente no se puede hacer nada en favor del pueblo.
Ladislao Sotelo Bello está casado con María Guadalupe Galeana Gómez con quien procreó siete hijos, un hombre y seis mujeres. Todos profesionistas.










martes, 27 de marzo de 2018

Ladislao Sotelo Bello I

Víctor Cardona Galindo
A sus 84 años es común encontrar a Ladislao Sotelo Bello caminando por las calles del centro de nuestra ciudad. A pesar de que le tocó ser presidente municipal en uno de los momentos más rudos nuestra historia, es el único que gobernó dos trienios completos en la segunda mitad del siglo pasado, de esa experiencia conserva muchos amigos y se siente satisfecho de su obra en este pueblo que le dio cobijo desde muy joven.
Ladislao Sotelo Bello es originario de Tecpan de
 Galeana pero fue dos veces presidente municipal
 de Atoyac y diputado local, algunas de sus obras
 materiales todavía perduran en nuestro municipio.
Foto: Víctor Cardona Galindo.
Ladislao, quien llegó a nuestra ciudad de 25 años como administrador del cine Álvarez, nació el 13 de noviembre de 1933 en Tecpan de Galeana, es hijo de Alfredo Sotelo y de Manuela Bello. Además de ocupar la alcaldía dos veces, ser diputado local por el cuarto distrito en la LI legislatura de 1984-1987, fue propietario de los cines de Coyuca, Atoyac, San Jerónimo y Tecpan.
En su temprana niñez vivió en El Tuzal municipio de Petatlán, donde su padre Alfredo Sotelo murió y fue sepultado en aquella demarcación, pero ya con los años se traería los restos para el panteón de Atoyac.
Ya huérfano de padre se refugió con su tío Pedro Bello Sotelo que era dueño del cine Guerrero ubicado en Tecpan de Galeana, se crió con sus tíos alternando las labores del campo y lavando las instalaciones del cine donde aprendió a proyectar las películas, por eso solamente tuvo tiempo para terminar la primaria. Aprendió además a manejar un tractor y en las noches a dar las películas en el cine.
Su llegada a la ciudad Atoyac se dio en 1958 cuando su tío Pedro Bello compró el cine Álvarez a don Alejandro Sotelo y José Ortega, fue cuando lo mandaron como administrador de esa empresa. Dentro de las instalaciones del cine había una pequeña estancia donde vivió muchos años con su mamá Manuela Bello. En ese tiempo en la ciudad no había salones para eventos, por eso la infraestructura del cine se convirtió en una especie de centro de convenciones, ahí se efectuaron importantes reuniones políticas, bailes y clausuras de escuelas.
Desde su llegada comenzó su obra altruista, como administrador periódicamente regalaba el 50 por ciento de la entrada de las funciones a las escuelas y a las iglesias que estaban en construcción. Echó andar un programa en que cada semana se exhibían tres películas por 50 centavos. Pero además a partir de 1958 el cine se comenzó a modernizar tanto en la estructura del edificio como en los aparatos de proyección. Llegó a contar con los proyectores más modernos de la época y una pantalla panorámica estrenada el 15 de noviembre de 1959.
En 1960 Ladislao Sotelo Bello se afilió al Partido Revolucionario Institucional (PRI), dos años  después el 12 de agosto de 1962 se organizó el sector popular adherido a la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), la dirección quedó integrada por el secretario general Juan García Galeana y secretario de asuntos económicos La­dislao Sotelo Bello entre otros muchos distinguidos atoyaquenses.
Desde esa fecha ya no pararía de involucrarse en cuanto comité pro-mejoras se formara y fuera invitado. A las 8 de la noche, de 15 de enero de 1963, tuvo lugar una reunión en la casa de Juan García Galeana, a invitación del presidente municipal Luis Ríos Tavera se formó el comité central de las fiestas del “Carnaval 1963”, cuyos fondos serían destinados a la construcción de la escuela secundaria de reciente creación, esa vez quedó Wilfrido Fierro Armenta como presidente.  Se procedió también a formar los sub-comités para apoyar la candidatura de Lupita Solís Martínez quedando como presidente el delegado de tránsito Alberto Divicino y como tesorero Raúl Brito Van­zini. Ladislao Sotelo Bello encabezó el comité que apoyaría la candidatura Socorrito Quiñones.
La computación fue celebrada el 17 de febrero por la noche, en el corredor del Palacio Municipal, y salió electa reina de las fiestas del “Carnaval 1963” Socorro García Quiñones con 37 mil 502 votos, como princesa quedó Lupita Solís Martínez con 23 mil 43 votos. Se reportó la cantidad de 30 mil 272 pesos con 50 centavos. Presidieron el acto, y dieron fe de los resultados, el presidente municipal Luis Ríos Tavera y el coronel Manuel Olvera Fragoso comandante del Cuerpo de Rurales del 59º Batallón.
Ladislao fue vocal del comité pro-edificio de la escuela secundaria de Ato­yac y apadrinó el 17 de mayo de 1963 un banquete en el centro social Paraíso Tropical con motivo de la tercera aparición del periódico El Rayo Del Sur impreso que durante más de 10 años fue una tradición en esta ciudad.
Durante 1963 se formó la Cámara Junior cuyas reuniones se hacían en la casa de José Granados en la calle Álvaro Obregón. Ladislao fue electo presidente de la Cámara Junior y esos días a petición de la maestra Quintiliana Rea se dieron a la tarea de construir el edificio del jardín de niños Cuauhtémoc en el local que ocupa ahora la biblioteca municipal.
Para los eventos de recaudación de fondos Ladislao Sotelo contrataba orquestas en la Ciudad de México, como la de Carlos Campos que estuvo aquí el 6 de diciembre de 1964 y tocó en la Cueva del Club de Leones, Acerina y su danzonera que se presentó el 27 de marzo de 1965. Para amarrar los contratos daba de su bolsa el anticipo y terminando el baile se lo devolvían. Trajo también Ángel Infante y a Irma Dorantes. “Eran unos bailazos grandiosos que llenaban la Cueva del Club de Leones”, recuerda.
En esos años la Pepsi Cola promovió un concurso en todo el país, quien vendiera más refrescos se ganaría un premio de 20 mil pesos. Los de la Cámara Junior vendieron refrescos casa por casa y Atoyac se ganó el premio que se invirtió en la construcción de jardín de niños Cuauhtémoc. Eso fue entres 1963 y 1966. Luego los del Club de Leones se aventarían la tarea de construir el otro jardín de niños que lleva el nombre de dicho club.
Edmundo Quiñones y Marcelino Garibo fueron miembros de la Cámara Junior, quienes también trabajaron a solicitud de Quintiliana Rea para construir el edificio de ese primer centro de educación preescolar.
En 1966 la comuna de Manuel García Cabañas lo invitó a participar en el comité central de las fiestas del carnaval. También ese año en agosto pondría en marcha la Imprenta Sotelo con oficinas y talleres en la Avenida Juan Álvarez 25 Sur.
Dos años después un grupo de priistas que se reunía en casa de Juan García, en el que estaba Jesús Galeana Solís y Raúl Brito Vanzini, le pedirían que encabezara una planilla para competir por la presidencia municipal. En ese tiempo no había otros partidos, el PRI era único. Aunque si había competencia en el interior.
Ladislao considera que se fijaron en él porque hacía mucha labor social, además que como administrador del cine había consolidado numerosas relaciones con gente importante  del estado y del país. Las cosas estaban muy calientes en la región, por la fuga de la cárcel de Iguala de Genaro Vázquez. Pero además Ladislao desconocía como estaba el problema de Lucio Cabañas, que ya andaba en la sierra, ahora con el tiempo nada más de acordarse le da miedo.
Jesús Galeana Solís y Raúl Brito Vanzini lo llevaron a Chilpancingo para presentarlo con el gobernador Raymundo Abarca Alarcón quien le dijo: “esta gente te vino a proponer como candidato a la presidencia, estaría bueno que aceptaras”, luego lo llevaron con el candidato Caritino Maldonado Pérez quien tenía un carácter fuerte. La reunión fue en el hotel Meléndez aquel se le quedó viendo y dijo: “este pinche potro va aguantar los chingadazos”.
El líder cafetalero Pablo Tapia Valente, a quien Ladislao definió como un “hombre bueno sencillo y humilde”, también aspiraba a la presidencia municipal. Caritino los llamó a los dos y  dijo: “Pablo te quiero informar que el partido decidió que Ladislao va a la presidencia y tú vas como sindico”. Por eso el 20 de Octubre de 1968 tuvo lugar la convención de los tres sectores del PRI en Atoyac para declarar candidato a la presidencia municipal a Ladislao Sotelo Bello, como síndico al líder cafetalero Pablo Tapia Valente y como regidores: Yolanda Ludwig Nogueda, Donaciano Téllez Castillo, José Nogueda, Anastasio López y Guadalupe Chávez Zeferino.
Las cosas en Atoyac estaban que ardían. Como a las 9 de la mañana del 6 de noviembre fueron asaltados, por dos pistoleros desconocidos, el presidente municipal Manuel García Cabañas y su hermano Miguel, frente a la casa de  Tirso Barrientos en la calle Juan Álvarez Norte. Los atacantes utilizaron armas automática y en el tiroteo resultó muerto Miguel hermano del alcalde y quien resultó herido de las dos piernas. Al repeler la agresión, el primer edil, hizo correr a los asesinos. Manuel García fue conducido al consultorio del doctor Antonio Palos Pal­ma, en donde fue atendido de las heridas. “Con relación al asalto –registró Wilfrido Fierro- se corren los rumores de que los pistoleros asaltantes proceden de la población de San Jerónimo de Juárez o de la zona cafetalera en donde los hermanos García Cabañas tenían serias dificultades”.
A los pocos días, el 18 de noviembre de 1968 a las 11: 45 horas, arribó a esta ciudad el profesor Caritino Maldonado Pérez candidato del PRI a la gubernatura del estado. El acto de campaña tuvo lugar frente al Palacio Municipal, la bienvenida la dio Ladislao Sotelo Bello candidato a la alcaldía. En nombre del sector campesino participó Pablo Tapia Valente aspirante a síndico.
El primero de diciembre tuvieron lugar las elecciones para elegir gobernador, diputados locales y presidentes mu­nicipales. Con una computación de 6 mil 893 votos resultaron electos Caritilino Maldonado Pérez como gobernador, Rafael Armenta Ortiz diputado por el cuarto distrito y presidente municipal Ladislao Sotelo Bello.
A raíz del atentado del que fue objeto el alcalde Manuel García Cabañas, el 18 de diciembre pre­sentó su renuncia al cargo y quedó en su lugar el regidor Tomás Parra Altamirano quien tomó posesión cuatro días después.
Como era de esperarse, Pablo Tapia Valente aceptó la candidatura de Ladislao pero no quedó muy conforme, luego le pediría la mayoría de los cargos del Ayuntamiento y el acalde se los dejó, no le cedió la tesorería, el registro civil, la junta de mejoras ni la comandancia. En Mejoras Materiales colocó a Raúl Brito Vanzini, el tesorero fue Humberto Galeana Gómez, el secretario fue Benjamín Manzanares que era el único capaz en ese tiempo, le sabía a las máquinas y el teje-maneje del Ayuntamiento, luego le pidió la renuncia y el cargo lo ocupó Elpidio Serafín. Silvestre Bolívar Barrientos fue el comandante de la policía urbana, por eso se confrontó con Pablo Tapia quien  quería poner al Leocadio Pino en ese puesto. No le dio la comandancia porque no le quiso ceder las armas y porque a él le había costado la campaña.
Pablo Tapia tenía la mayoría de los regidores, contaba con Anastasio López de Boca de Arroyo y Guadalupe Chávez Zeferino de Alcholoa. Por rivalidad política Pablo no le quería firmar la cuenta y no llegaba dinero para poder pagar un camión del que fue fiador, después pensó: “si me hubieran quitado de la presidencia y el que entrara no pagaba, me hubiera quedado con la deuda de forma personal”.
“Cuando llegué el 69 a la presidencia no cobraba. Hasta que me dijo Rosendo Serna, no seas pendejo compadre cobra, hay un presupuesto para los gastos del presidente”. Era un dinero simbólico no alcanzaba para nada. El Ayuntamiento no tenía carros, así que Ladislao puso a disposición de la comuna tres carros Ford de su propiedad. No traía chofer, nunca se cuidó de nadie, ni siendo alcalde ni cuando salió.
Recuerda que gestionó el mercado, el senador Rubén Figueroa Figueroa le ayudó a conseguir el crédito en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, costó dos millones y medio de pesos. Los locatarios tenían que pagar una renta para abonar a la deuda contraída por el Ayuntamiento.
Cuando se dio la oportunidad de participar por la presidencia municipal Ladislao ya había heredado, de sus tíos, los cines Reforma de Coyuca, Juárez de San Jerónimo, Guerrero de Tecpan y Álvarez de Atoyac. Luego se aventaría la aventura de construir un cine de primera clase como fue el “Galapagos 2000”, pero con los años los televisores y la videocaseteras dieron al traste con los cines, ya no pudo sostener el cine Galapagos porque gastaba mucha energía eléctrica y lo cerró.

sábado, 17 de marzo de 2018

Bolívar Reyna Vergara



Víctor Cardona Galindo
Yo creo que todos vamos por el mundo recordando las enseñanzas de nuestros maestros. María de Jesús Luna Radilla, La maestra Chuchita, nos dejó muy arraigado el cumplimiento del deber con diligencia y que el sacrificio hace grande a las personas. Fortunato Hernández Carbajal, El Baby, nos enseñó que la educación es la única tablita de salvación que tenemos nosotros los pobres y Bolívar Reyna Vergara mucho nos aconsejó: crecer en lo que estemos haciendo y que deberíamos ser siempre dinámicos.
El domingo 4 de febrero de 2018 dejó de existir 
el carismático maestro Bolívar Reyna Vergara, 
quien 51 años de su vida se los dedicó magisterio,
 entre sus haberes está ser uno de los 
fundadores de la escuela preparatoria número 22. 
Foto: cortesía de la familia.

Bolívar Reyna Vergara, el mentor de 51 generaciones de atoyaquenses, dejó este mundo terrenal el domingo 4 de febrero de 2018. Murió activo, seguía frente a grupo y yendo todos los días a ordeñar sus vacas al rancho San José ubicado al sur de la ciudad de Atoyac. Bolívar siempre risueño, lo recuerdo entrando en aquel rustico salón de clases de la preparatoria 22, una tarde de 1988, y como me rezagué me dijo: “¿No vas a entrar chamaco cara de mi apellido?”. Siempre recuerdo su comentario, al abandonar la explanada de la prepa, durante un debate entre dos maestros: “cuando dos no pueden ponerse de acuerdo, quiere decir que los dos están en un error”. Estaba convencido que el diálogo unifica y que el diálogo teje las relaciones.
Poco participaba en los conflictos de la escuela, y vamos que la preparatoria número 22 está considerada la más conflictiva del estado. En el año 2012 el alumnado y personal docente de esa unidad académica le rindieron homenaje, la generación número 33 que egresó ese año llevó su nombre. Bolívar fue uno de los pioneros de la educación secundaria en Atoyac, quien con su apego, constancia, disciplina, carisma y valores se ganó el cariño de todos.
Bolívar Reyna Vergara murió siendo el decano de la Unidad Académica preparatoria número 22, le entregó 42 años de su vida. Formó generaciones de profesionistas que le dieron mucha satisfacción y lo saludaban con cariño. Fue querido y recordado.
Bolívar era licenciado en Filosofía y Letras titulado en los Estados Unidos, Contador Público y profesor de inglés. Tres carreras que le infundieron amor por la enseñanza, por eso durante 51 años de su vida, acudió con gusto a las aulas para impartir sus enseñanzas.
El maestro Bolívar Reyna Vergara nació en San Miguel Totolapan Guerrero, el 19 de septiembre de 1937, hijo de Leoncio Reyna Peralta y María Purificación Vergara Mojica. Su padre murió cuando tenía 15 años.
Cursó cuatro años en el seminario Conciliar de Chilapa Guerrero, luego se graduó como licenciado en Filosofía y Letras en la Universidad Moctezuma de Nuevo México Estados Unidos. Regresó a Chilapa por un año de magisterio para seguir su carrera como sacerdote y cuando estaba a punto de viajar para estudiar en España, surgieron algunos problemas al interior del seminario que postergaron para siempre esa aspiración.
Llegó a la ciudad de Atoyac y por intervención del padre Isidoro Ramírez se inscribió en la Escuela de Comercio del puerto de Acapulco donde terminó la carrera de Contador Público. En esa institución, conocida en ese tiempo como “Comerciales del Estado de Guerrero” al darse cuenta de la preparación que tenía, lo invitaron a dar clases. Por eso en ese periodo de su vida fue maestro y alumno al mismo tiempo.
Mientras Bolívar estudiaba en Acapulco en Atoyac se fundaba la primera escuela secundaria. José Hernández Meza nos dice que todos los jóvenes que terminaban su instrucción primaria, tenían que truncar sus estudios porque no existía nivel secundario en esta localidad, sólo las familias que tenían recursos económicos enviaban a sus hijos a proseguir sus estudios en Chilpancingo, Tixtla, Chilapa o la Ciudad de México. Algunos padres hacían el esfuerzo de mandarlos a Tecpan, única escuela que había de este tipo en la región, lo cual resultaba toda una odisea asistir a clases.
A raíz de la efervescencia política imperante en el estado por la caída del gobernador Raúl Caballero Aburto, las autoridades del consejo municipal que encabezaba Félix Roque Solís y un grupo de ciudadanos como el doctor Raymundo Benavides García, el profesor Adrián Nava, el señor Rosendo Radilla Pacheco, entre otros, aprovecharon la coyuntura existente por la lucha social del momento y solicitaron al gobernador interino Arturo Martínez Adame, la creación de una escuela de segunda enseñanza para nuestro municipio. Fue así como el 5 de septiembre de 1961 comenzó a funcionar la “Escuela Secundaria por Cooperación” en el edificio de la escuela primaria federal Modesto Alarcón con dos numerosos grupos de primer año y un segundo con muy escasos alumnos. Fungió como primer director el doctor Raymundo Benavides García quien también prestaba sus servicios en el hospital rural, hoy conocido como Centro de Salud.
Dice Hernández Meza que el 16 de febrero de 1962 se federaliza la escuela, siendo ya reconocida desde esa fecha como escuela secundaria federal número 14 y la Secretaría de Educación Pública (SEP) envió como director a Manuel Casariego Porcayo. El inicio de clases en septiembre de 1962, fue en la casa de Agustín Galeana ubicada en la céntrica calle Independencia.
Saúl Pérez Juárez escribió: “Aquella gran casa ubicada en la calle Independencia, que era en donde funcionó sus primeros años la escuela secundaria federal ‘Mi patria es primero’… Aquellos lejanos años de la década de los sesenta, la mayoría de los padres se conformaba con darle solamente a sus hijos la primaria”.
La escuela estaba a unos metros de la plaza principal de Atoyac, “esta plaza rodeada como todas por su majestuosa catedral, el edificio del Ayuntamiento y muchos negocios, como refresquerías, paleterías, farmacias y diversas tiendas más… La escuela tan cerca y los grupos tan numerosos que llegaban hasta 60 alumnos, la plaza estaba llena”.
Corría el año de 1967 cuando ya el maestro Bolívar estaba dando clases de inglés en la academia July y también había fundado una academia de inglés en el curato de la iglesia Santa María de la Asunción, bajo el auspicio del padre Isidoro Ramírez.
Ese año a invitación del director de la secundaria número 14, presentó examen en la SEP para concursar por la plaza de inglés. Le dieron su nombramiento a pesar de que en ese tiempo era muy difícil entrar al sistema educativo mexicano. Siendo ya maestro estudió la especialidad de inglés en la Normal Superior que dependía de la Universidad Autónoma de Guerrero.
Saúl Pérez Juárez recuerda cuando “llegó por primera vez, a impartirnos clases de inglés el profesor Bolívar Reyna Vergara. Antes que él había sido el maestro Domingo Rendón”. Nos comenta que Bolívar “supo utilizar lo mejor que debe tener un docente dentro y fuera del aula de clase, el saber convivir con los alumnos, bromear de vez en cuando con ellos y saber comprenderlos”, más cuando se trataba de grupos de más de 60 alumnos. Saúl lo definió como un hombre carismático que saludaba siempre con una sonrisa en los labios.
Luego con el esfuerzo de padres de familias y por iniciativa del licenciado Justino García Téllez, el 6 de octubre de 1976, se fundó la Escuela Preparatoria Número 22, ahora llamada Unidad Académica Preparatoria número 22 dependiente de nuestra alma mater la Universidad Autónoma de Guerrero. Actualmente este plantel cuyo primer director fue el profesor Celso Villa García da formación a más de mil alumnos en dos turnos y el módulo de Cacalutla. En sus instalaciones funciona también el módulo local de la Escuela Preparatoria Abierta de la misma Universidad.
Ese plantel comenzó a funcionar con carácter de prepa popular el 13 de septiembre de 1976. En ese tiempo el municipio de Atoyac ya rebasaba los 35 mil habitantes, existían seis secundarias, dos con doble turno, en la cabecera había tres y las otras estaban en El Paraíso, Río Santiago y Zacualpan. Habían egresado durante ese periodo 750 alumnos y la mayoría buscaba opciones para entrar a una institución de educación media superior.
Iniciaron clases en el turno vespertino con dos grupos y al año siguiente comenzó el turno matutino. De Chilpancingo vino Celso Villa, que se sumó al equipo donde ya estaba Aurelio Ponce Díaz.
Bolívar fue invitado a colaborar en la formación de la Escuela Preparatoria número 22, junto con Guadalupe Jiménez Polanco, en un principio sin sueldo. Bolívar recordaba que el comité para la fundación de la Prepa se formó con alumnos mayores de edad y comenzó a funcionar en la calle de Zaragoza, en ese tiempo la prepa tuvo mucha calidad, los alumnos que presentaban examen en las mejores universidades, siempre quedaban.
Bolívar que formó parte de la primera generación de maestros que dio vida a esta escuela, rememoraba que para hacer las anteriores instalaciones todos trabajaban para construir las aulas, a cada grupo le tocaba fabricar tabicón. Cuando echaban los colados hasta las muchachas subían los botes de cemento: “Fue una experiencia muy bonita”.
La universidad no siempre es justa con sus mejores hombres, el 28 de octubre de 2003, Wilvaldo Rojas Arellano  se instaló en huelga de hambre en el kiosco de Acapulco para exigir al rector Nelson Valle López, entre otras cosas, la asignación del tiempo completo a los profesores: Bolívar Reyna Vergara, José Carlos Quevedo y Aldegundo Ramírez Flores. Todavía hasta esos años el decano de la prepa no recibía un debido reconocimiento.
De los 51 años que Bolívar acumuló en el magisterio, 42 estuvo en la prepa 22. Se sentía satisfecho, cuando lo encontraban sus ex alumnos lo saludan con mucho cariño. En 2010 se jubiló de la secundaria después de 43 años de servicio.
Formó a sus hijos de su trabajo, ellos le respondieron bien. Estuvo casado con Eloísa Castro Nogueda. Sus tres hijos hicieron carrera, Bolívar es abogado, Isaí, que fallecido hace ocho años, era arquitecto y Noel es licenciado en economía. Esos son los resultados de toda una vida de esfuerzo. Además del cariño, respeto y admiración que le profesamos los que fuimos sus alumnos.
Algunos le decían “Teacher Bolívar” y recuerdan: “cuando pedíamos permiso para salir tenía que ser en inglés y ahí le batallábamos. Igual para entrar al salón. Un excelente maestro. Siempre alegre y sonriente. Además de que en esporádicamente se le escapaba algún albur”.
Pablo Solís Nava lo recordó como un maestro que siempre era alegre, nunca estaba enojado y siempre enseñaba su materia de una forma “desmadroza”, siempre nos decía hijos de mi segundo apellido y “a mí me pidió que lo llevara a Cuba, no se pudo realizar”.
Uno de sus alumnos en la academia July, Salvador Ruiz Fiero escribió un texto que tituló “Bolívar, mi maestro de inglés” lo recordó: “Me daba mucha risa y por más esfuerzos que hacía para evitarlo de todos modos me reía. El motivo era la pronunciación del maestro Bolívar al mencionar una frase. Yo le entendía que decía ‘Yoserolit’ y me sobrevenía la risa. En ese momento no escribía nada; se ponía a caminar de un lado a otro del salón hablando en inglés y nosotros oyéndolo y viéndolo. Y yo haciendo esfuerzos para no reírme. Después, al estudiar mis libros de Hemphill del curso de inglés me encontré una frase que al pronunciarlo sonaba como ‘Yoserolit’. Era ‘Just a Little’: solo un poco o ‘espera un momentito’.
Bolívar era un profesor alto, robusto, joven, bien parecido. La clase empezaba a las siete de la noche y el profe llegaba con sus sandalias con ese caminar lento y firme y la mirada alta, al frente siempre. La maestra Julita terminaba su intervención con el dictado y nosotros guardábamos nuestras libretas de taquigrafía. Mañana traeríamos la transcripción a máquina. Bolívar entraba saludando ‘Good evening’ y nosotros respondíamos. Entonces empezaba él a hablarnos. Se reía mucho cuando tocaba plática; siempre tenía un motivo para reírse.
Yo tenía 15 años y cursaba el primer año de taquimecanografía en la Academia Comercial ‘July’. Se llegó el catorce de febrero y se hizo intercambio de regalo. El profe Bolívar me regaló una pelota muy bonita y a mis quince todavía me sentía un niño. Aún hoy recuerdo esa noche cuando todos se entregaban sus regalos y como yo no participaba, el profe Bolívar de todos modos me tomó en cuenta y me llevó una pelota”.
Remata Salvador diciendo: “yo evoco a Bolívar y sonrío a su recuerdo, a su imagen entregándome una pelota o diciendo: ‘Yoserolit’”.

sábado, 10 de marzo de 2018

El caso Adela Rivas Obé II y última parte


Víctor Cardona Galindo
Adela Rivas Obé era una mujer a la que no se le espantaba con el petate del muerto. Participó en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) cuando la militancia se ejercía con miedo, en la década de los noventa, nada más en el municipio de Atoyac, alrededor de 20 perredistas fueron asesinados. Muchos dirigentes fueron amenazados, Mario Valdez Lucena baleado en El Paraíso y Wilivaldo Rojas Arellano secuestrado por la judicial y estuvo temporalmente desparecido.
La doctora Adela Rivas Obé fue participante decidida
 en las luchas que dio el PRD en la década de los noventa,
 representó ese partido en la junta distrital electoral 
y ocupó diversos espacios en la dirigencia municipal. 
Foto: cortesía de la familia.

Recordando a la doctora Adela Rivas Obé, quien ocupó espacios en la dirigencia municipal del PRD, bien vale hacer una recapitulación de las luchas en las que participó, desde aquel 3 de diciembre de 1989 cuando el PRD enfrentó por primera vez al PRI, en unas elecciones con muchas irregularidades y con un aparato electoral totalmente controlado por el partido oficial. Luego el desalojo violento que sufrieron los perredistas el 11 de diciembre de ese año, cuando mantenían un plantón fuera del Colegio Electoral y la toma del Palacio Municipal que duró hasta marzo de 1990.
Como enfermera Adela Rivas Obé fue solidaria con la huelga de hambre que un grupo de perredistas instalaron el zócalo de Acapulco en 1990. También participó en la marcha de costeños que partió de Coyuca, en dos días arribó al puerto, al llegar a la costera Miguel Alemán un grupo de policías antimotines los atajaron y se le fueron encima.
Recuerdo que Wilivaldo Rojas llevaba puesto un sombrero zapatista que habíamos comprado en Mochitlán, cuando fuimos a ver el puente donde el 28 de mayo de 1990 fue asesinado el líder universitario y campesino Romualdo García Alonso.
Aquella huelga la iniciaron el 20 de septiembre 13 perredistas, el 29 se sumaron los ex candidatos Juan García Costilla de Acapulco, Jorge Luis Valdovinos de la Unión y Eloy Cisneros de Ometepec. Luego el 4 de octubre se sumó el diputado federal Félix Salgado Macedonio y el alcalde de Metlatonoc Felipe Ortiz Montealegre, con ellos el grupo subió a 18 pero se fue disminuyendo en la medida que los huelguistas salían directo al hospital.
La huelga demandaba la libertad de Adolfo Plancarte Jiménez y Noel Rosas, detenidos en el desalojo del aeropuerto el 27 de febrero de 1990; la solución a los problemas del municipio de la Unión, donde no se reconocía el triunfo del PRD, el PRI gobernaba en una casa particular y la policía mantenía en custodia las oficinas del Ayuntamiento. En Metlatonoc un grupo de priistas tenía ocupada la presidencia municipal a pesar de que los resultados oficiales reconocieron el triunfo de la planilla perredista.
El 6 de octubre de 1990 a las tres de la tarde unos 50 perredistas iniciamos una marcha de Coyuca al Zócalo de Acapulco para solidarizarnos con los que estaban en huelga de hambre. Antes de salir la marcha se bloqueó durante una hora la carretera Acapulco-Zihuatanejo y durante el bloqueo se pintaron consignas en los autobuses, se daba información del movimiento a los pasajeros y se pedía una cooperación económica, muchos se solidarizaban otros soltaban malayas.
Se repartían volantes en el que se pedía la libertad de los presos políticos, la presentación de seis desaparecidos durante los conflictos poselectorales y el desistimiento de 70 órdenes de aprehensión contra igual número de militantes.
El primer día caminamos de Coyuca de Benítez hasta el Cerrito de Oro, en el camino íbamos pintando consignas en los tráiler y en los camiones. Muchos daban oportunidad de subir a los camiones a botear y dar a conocer las demandas de la lucha. Esa noche, todos dormimos con piedras como almohadas, recuerdo a doña Eufrasia Castillo Altamirano y Tita Radilla Martínez acomodando sus piedras para dormir en el patio de honores de la escuela primaria de Cerrito de Oro.
En esa marcha iban muchos jóvenes campesinos pintando, “solución a la ‘guelga’ de hambre”, nadie reparaba en las faltas de ortografía, hasta que un automovilista nos cuestionó que no sabíamos escribir. Al frente de la marcha iba Ramoncito Pino con una bandera blanca y un sol de colores dibujado en el centro, llevaba un pañuelo rojo amarrado en la cabeza. Viene a mi mente el activismo de José Luis Salgado y Cristóbal Mariscal que en ese tiempo eran muy jóvenes. Entramos al puerto de Acapulco, al llegar a la costera nos agredieron unos policías antimotines, a Wilivaldo le dieron un garrotazo en la cabeza. Adela se interpuso, le tocaron los empujones y salió lastimada de una mano.
La marcha de desvió por la avenida Cuauhtémoc, siempre custodiada por policías antimotines. Al llegar al Zócalo ese 8 de octubre de 1990 nos sumamos a la huelga de hambre: Roberto Palacios de Coyuca de Benítez, Venustiano Leyva Cabrera de Tecpan y este cronista de Atoyac, en ese tiempo radical dirigente juvenil del PRD. Con nosotros se reforzó la lucha porque nunca faltaron costeños haciendo guardia.
La gente de Atoyac siempre estuvo solidaria con la huelga de hambre. Adela llegaba por las tardes para apoyar cuando salía de su trabajo. Recuerdo que una noche a ella y a Wilivaldo les tocó defender a los huelguistas de una fuerte lluvia que cayó, todos los ayunantes ya no podíamos movernos, apenas abríamos los ojos para ver el aguacero. A los pocos días se levantó la huelga sin resultados y cada quien volvió a su casa.
La persecución del régimen de José Francisco Ruiz Massieu fue implacable con los perredistas, en 1990 casi a diario había un militante detenido, acusado de cualquier cosa. Mucho padeció la represión la comunidad de Poza Honda, en esos días Wilivaldo era el presidente del partido y Adela fue solidaria con su compañero, no pocas veces lo acompañó a liberar a un campesino a los que la judicial se llevaba hasta Tecpan de Galeana.
Recuerdo a la doctora Adela siempre sonriente, a pesar que en el PRD se discutía mucho y se discutía por todo. Adela formó parte de esa generación de perredistas cuyas vidas son reivindicables, de esa generación que pensó que el cambio era posible. En la década de los noventa hacer política era protestar, llevar información a los pueblos, los campesinos y colonos se conformaban con saber “cómo vamos”, todavía no llegaba el clientelismo y el interés de vender el voto como se estila ahora.
A partir de 1992 alrededor de 20 perredistas fueron asesinados, el primero fue Luis Pineda Duarte, quien fue ultimado en el centro de Zacualpan, el 4 de diciembre de 1992. Le siguió Ángel Fierro Martínez de El Paraíso, que fue asesinado a balazos en la cabecera municipal el 13 de marzo de 1994 y  el 3 de diciembre de ese año asesinan en la cabecera municipal al ex regidor Elio Dionisio Ponce.
El 4 de septiembre de 1995 emboscaron en un lugar conocido como El Venado, en la carretera que conduce a El Paraíso al comandante de la policía comunal de esa localidad, Adalid Araujo Ávila y al policía Armando Simbras Torres, ambos resultaron muertos. El primero de enero de 1996 fue asesinado Gilberto Dorantes Muñoz en la comunidad de Mexcaltepec.
El  19 de febrero de 1996 fue asesinado el presidente del comité de base del PRD de la comunidad de El Ticuí, Eliseo Díaz Pino, quien fue secuestrado y después su cadáver fue encontrado entre el monte rumbo a la sierra y 11 de septiembre de 1996 dieron muerte a Natalio Gervasio Bello. Cuatro días después intentaron asesinar a Mario Valdez Lucena.
Una columna del Ejército Popular Revolucionario (EPR) se presentó el 28 de junio de 1996 en Aguas Blancas, el PRD local haciendo a un lado los votos, participó en la defensa de los derechos humanos debido a que muchos campesinos de El Cucuyachi, El Quemado y Agua Fría fueron víctimas de la represión después que la guerrilla atacó, en El Guanabano, el 27 de mayo de 1997 a las tropas del Ejército mexicano.
Ese mismo año agentes judiciales masacraron a un grupo de campesinos en Cacalutla cuando se dirigían a sus parcelas, fue el jueves 27 de noviembre a las seis y media de la mañana, cuando cinco campesinos fueron emboscados por los agentes a unos 500 metros de la comunidad.
En esa acción resultaron muertos Sabás Gómez Mauno de 58 años de edad y Ernesto Guatemala Vázquez de 12 años; y heridos José Ignacio Guatemala Morales de 49 años y su hijo Roberto Guatemala Vázquez de 18 años, y fue detenido Antonio Guatemala Vázquez de 25 años. Triste mañana aquella y solamente el PRD dio la cara por esos campesinos en desgracia.
Durante 1997 y 1998 la defensa de los perseguidos fue muy peligrosa y la confrontación con el gobierno del estado muy fuerte. Alrededor de las oficinas del PRD circulaban grupos armados no identificados. Es que el PRD protegió a los perseguidos, incluso algunos habitantes de El Quemado, Cacalutla y El Cocuyachi, se refugiaron en la casa de Adela y Wilibaldo unos días, aunque la mayoría permaneció en las oficinas del partido y luego se movió a la parroquia.
Uno de los hostigados en esa jornada fue José Luis Blanco Flores de El Quemado  cuya persecución comenzó desde el domingo 14 de diciembre de 1997, cuando personalmente el comandante de la 27 Zona Militar, el general Juan Alfredo Oropeza Garnica se presentó a El Quemado a preguntar por él, por Ildefonso Martínez Pino y por Gilberto Barrientos Ariza; los señalaba como “malos elementos”.
La Policía Judicial del estado detuvo a José Luis Blanco Flores, el 29 de marzo de 1998 a las 10 de la noche, en la comunidad de Corral Falso cuando asistía a una boda. Lo acusaban del secuestro de Pablo Morales Román.
José Luis Blanco estuvo incomunicado durante dos días, en las instalaciones del Colegio del Policía ubicadas en Atoyac. En ese tiempo fue torturado de diferentes maneras. Bajo presión lo hicieron firmar una declaración donde se decía culpable de secuestro y  lo involucraban con el EPR. Lo obligaron a hacer un croquis donde supuestamente estaba el secuestrado. También le pusieron una inyección, con el pretexto de curarlo, pero en realidad era una droga, porque él sentía que le daba vueltas la cabeza.
La judicial lo dejó en muy mal estado tenía los tímpanos rotos, el ojo derecho con un derrame interno y el párpado cerrado. Excoriaciones en la cara y las comisuras y los labios rotos por las horas que estuvo fuertemente amordazado. “Me pusieron las esposas, y me llenaron la boca de trapos y encima una venda que me amarraron muy fuerte. Me acostaron en dos llantas y encima me pusieron otras dos, y se sentaron encima tres policías para asfixiarme. Con las manos me golpearon en el cuello. Me echaron tres cubetas de agua en la nariz, con una bandeja, y después me echaron salsa búfalo y más agua con gas”, diría en entrevista con Maribel Gutiérrez.
Para rescatar a José Luis de la garra de la judicial fue decisiva la participación de un grupo perredistas y entre ellos Adela Rivas Obé, que valiente como era no se arredró ante la situación que se estaba viviendo. Eran tiempos de peligro, como se vio el 19 de abril de 1998, cuando fue asesinado el ex regidor Oscar Rivera Leyva, a escasos cinco metros de donde el 13 de noviembre de 1997 fue también muerto a balazos Silverio García, líder perredista de El Cucuyachi.
Esas fueron en resumen las luchas, de los años noventa, en las que vio envuelta la aguerrida doctora Adelas Rivas Obé. Cuando desapareció, todos teníamos la esperanza que apareciera con vida, una mujer como ella no se merecía ese fin, yo quería verla risueña cuestionando mi obesidad o discutiendo temas en los que no estuviéramos de acuerdo, porque en aquel PRD, a pesar de que se discutía mucho fuimos una hermandad, compañeros, amigos, camaradas. Una fraternidad que se rompió con el tiempo. Yo dejé el PRD casi al mismo tiempo que ella y cuando quise regresar, el partido no era el mismo, se había perdido la capacidad de asombro y la solidaridad con otros movimientos sociales había desaparecido.




sábado, 3 de marzo de 2018

El caso Adela Rivas Obé I


Víctor Cardona Galindo
Seis días después del hallazgo de unos restos irreconocibles en la playa Majahua de Zihuatanejo, el fiscal Xavier Olea Peláez confirmó que correspondían a la doctora Adela Rivas Obé, dijo que se realizaron estudios genéticos que fueron comparados con los de sus familiares, mismos que arrojaron una coincidencia del 99 por ciento.
Adela Rivas Obé fue regidora de salud en 
el trienio de 1999-2002 durante el periodo 
del alcalde Acacio Castro Serrano. 
Foto: cortesía de la familia.

Ante los medios de comunicación el fiscal comentó que el estudio técnico y científico fue realizado por el Grupo Interdisciplinario en Materia de Odontología y Antropología puesto que se encontró en el lugar de los hechos el maxilar superior y unos bracket.
Fue Bolívar Darío Rojas Rivas quien confirmó que los restos humanos encontrados en playa Majahua en Zihuatanejo correspondían a su madre Adela Rivas Obé, de acuerdo a los resultados de los estudios periciales que realizó el gobierno del estado. Consideró que las oraciones que día a día hicieron junto con familiares y amigos para pedir por su regreso, tuvieron resultados, porque no estarán como otras familias en espera permanente de sus seres queridos.
Desde que desapareció el 22 de septiembre de 2016, sus familiares y amigos hicieron de todo para encontrarla con vida, desde oraciones colectivas, ayunos, marchas y plantones en las plazas públicas. Las esperanzas se desvanecieron hasta el final. Ya confirmado su deceso sus compañeras y amigas la recordaron como “una mujer de temple”, siempre sonriente y preocupada por la salud de los demás.
Los restos de la doctora Adela Rivas Obé fueron trasladados a la ciudad de Atoyac y velados en la casa de sus hijos en la colonia Las Palmeras, ahí todos coincidieron que fue “una mujer inquebrantable”. “Le destruyeron su cuerpo, su rostro, pero jamás destruirán su ejemplo y su recuerdo”, dirá Wilivaldo Rojas Arellano su compañero en una parte de su vida.
Desde los funerales, la familia ha venido exigiendo que las autoridades investiguen lo que tengan que investigar, y que por primera vez lo hagan con transparencia.
Ese martes 18 de octubre del 2016 al domicilio llegaron amigos y conocidos para despedirla, en medio de muestras de afecto, solidaridad y reclamos de justicia. Después de velarla durante la noche el cortejo fúnebre partió por la calle Jaime Nuno y luego por la avenida Juan Álvarez hacia la salida de esta ciudad y al llegar a El arco el ataúd fue subido a una carroza de la funeraria Sarabia que lo trasladó al puerto de Acapulco donde la doctora fue velada en una funeraria de la colonia Progreso.
A las exequias asistieron líderes sociales, estudiantes de la Unidad Académica Escuela Preparatoria Número 22, bases fundadoras del Partido de la Revolución Democrática, amigos y vecinos, llegó la luchadora social Tita Radilla Martínez, hija de Rosendo Radilla, desaparecido en 1974 durante la llamada guerra sucia en Guerrero. Muchos fueron los convocados por la tragedia y la rabia. Aunque hubo notables ausencias, porque mucha gente tiene miedo de involucrarse en estos casos y se engañan, diciendo para sí, que ellos por no meterse en nada están a salvo.
El 19, después que se veló en la funeraria Acapulco, el cuerpo de la doctora salió de la funeraria, a las 3 de la tarde, pasaron a despedirla a la casa paterna y llegó después las 4 de la tarde al panteón San Crispín de la colonia Santa Cruz, acompañado de familiares y amigos.
Mariana Labastida reseñó que mientras era sepultada la doctora, Adela Rivas Obé, la tarde del 19 de octubre en el panteón San Crispín de la colonia Santa Cruz, familiares, amigos y conocidos exigieron justicia y castigo a los responsables del asesinato. “Queremos hacerle una despedida como a una heroína” dijo el profesor Willivaldo Rojas antes de colocar la bandera de México sobre el ataúd de la médica.
“Te vas mi gran guerrera pero no vamos a callarnos jamás, vamos a pedir justicia por ti”, se despide una hermana.
Su compadre Heriberto Muñoz Castillo la recordó en la lucha social por un México mejor, que se ganó trabajando el cargo que ocupaba de supervisora de micro zona en el IMSS, estudió enfermería y luego medicina, “recordemos a la valiente mujer de voluntad férrea”.
El 23 de octubre se informó la detención, en Michoacán, del presunto homicida de la doctora Adela Rivas Obé, se trata del encargado de la farmacia de la clínica del IMSS de Petacalco donde la doctora investigaba un robo de medicamentos. Aunque en un principio la procuraduría sugirió la línea pasional, eso quedó atrás cuando se supo la sustracción de medicamentos.
El proceso de justicia ha avanzado lentamente, por eso al cumplirse cuatro meses de la desaparición de la doctora Adela Rivas Obé y a un mes que terminara el proceso de vinculación del detenido Edgar Arturo Cuellar Bravo, los familiares exigieron que se hiciera justicia total en el caso.
Los familiares mediante un documento recordaron que la doctora era directora de una microzona del IMSS, estaba encargada de la supervisión de las clínicas de Papanoa, Petatlán, La Unión y Petacalco y que sus jefes inmediatos le dieron la orden de investigar un desabasto de medicamentos. La investigación arrojó que el encargado de farmacia de Petacalco, Edgar Arturo Cuellar Bravo, era quien sustraía los medicamentos de la farmacia a su cargo. Este sujeto es el que se encuentra detenido, el Fiscal General del estado, Xavier Olea Pérez, lo señaló como el homicida de la doctora Adela.
Esa ocasión acompañado de sus tíos, de su padre Wilivaldo Rojas Arellano y de su hermano Emiliano, Bolívar Darío Rojas Rivas exigió justicia para el caso de su madre, pero también para todos los casos que se han suscitado recientemente en el estado, porque es en este caso donde las autoridades deben demostrar firmeza y fortaleza para que quede como ejemplo y no se vuelva a cometer ningún feminicidio más.
En el caso de su madre Darío Rojas pidió que caiga todo el peso de ley para el inculpado, porque hay pruebas suficientes contra él, porque todo apunta que él sustraía el medicamento y lo vendía afuera, por eso las autoridades tienen que hacer justicia, que se cumpla ese clamor popular de orden y paz.
En ese momento Bolívar dijo que creía firmemente en la justicia del estado, aunque consideró que se trató de encubrir al culpable, porque el delegado José Luis Ávila Sánchez negó que la doctora Adela estuviera investigando el robo de medicamentos.
“El entonces delegado del IMSS, José Luis Ávila Sánchez, nos dio la espalda a la familia y también a la doctora Adela, él nunca dio muestras de solidaridad y en su momento se lo dijimos. José Luis Ávila rechazó las afirmaciones de la Fiscalía General del estado de Guerrero, tal pareciera que Ávila Sánchez trató de encubrir al inculpado”, dice un documento que entregaron a la prensa.
Rojas Rivas exigió justicia, para el caso de su madre y de todos los demás casos, porque no pueden salirse con la suya estos sujetos. En el caso de su madre todas las pruebas apuntan hacia la persona que está detenida “que haya justicia total, que se le dé la pena máxima”.
“Nosotros hemos declarado, sin exagerar, que la doctora Adela es una héroe de la honestidad. Estamos seguros que esa fue la razón y causa por la que mentes monstruosas y manos asesinas le arrebataron la vida, ya que ser honesto en un país donde impera la corrupción en las esferas más altas del poder, es peligroso y a veces se pierde la vida. Y a nosotros nos tocó la de perder”.
Ahora, por la denuncia de la familia sabemos que el juez Vicente Guerrero Campos que lleva el caso ha mantenido una actitud de “coadyuvancia” con la defensa del presunto homicida, por eso piden que se asigne otro juzgador, porque éste ha desechado pruebas que tiene que tomar en cuenta y no lo ha hecho.
Durante la audiencia del 5 de enero del 2018, el abogado del acusado interrumpía al juez sin hacerse acreedor a ninguna sanción, en cambio la asesora jurídica de la familia Rivas, por parte de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), si fue reprimida, por eso es necesario que se cambie de juez.
Además la familia Rojas Rivas pide que el acusado sea trasladado en el penal de Acapulco, para que allá se lleve a cabo el juicio porque cada vez que hay audiencia tienen que hacer un viaje de cuatro horas y transitar por la región de la Costa Grande donde persiste el problema de la inseguridad.
A leguas se nota que el acusado goza de privilegios. Durante el año que lleva preso no parece que esté encarcelado se presenta al juicio relajado, cuando las personas que son encarceladas pierden peso y lucen demacradas.
Otro caso es que el fiscal que representa a la familia es continuamente amonestado por el juez, en cambio la defensa del presunto homicida recibe un trato distinto. En una de las audiencias el juez Vicente Guerrero Campos multó con 50 días de salario mínimo equivalentes a 3 mil 774 pesos con 50 centavos al agente del Ministerio Público que lleva el caso del homicidio de la doctora Adela Rivas Obé por no entregar, en el plazo ordenado, al defensor del imputado un dato de prueba consistente en un video con el que no contaba el defensor en su carpeta de investigación.
En el marco de la lucha que han llevado por la exigencia de justicia la familia dio a conocer el libro Adela Rivas Obé. Heroína de la honestidad. La primera presentación se llevó a cabo, el 16 de noviembre de 2017, en un salón del hotel Las Hamacas, ahí Wilivaldo Rojas, señaló que el anterior delegado del IMSS, José Luis Ávila Sánchez, a quien no mencionó por su nombre, “tiene mucho que ver en la muerte de la doctora Adela, él dio la orden, indebidamente de que fuera la doctora a investigar ese robo, ellos le llaman faltante de medicamentos”, pues debió mandar al área jurídica a hacer esa investigación.
Luego el 3 de enero 2018 la obra se presentó en Atoyac en la casa donde por muchos años viviera Adela Rivas Obé. Ahí se coincidió que el libro habla de la vida de una mujer polifacética y dueña de una gran conciencia social, que la llevaron a ser fundadora del Partido de la Revolución Democrática (PRD), en este municipio y regidora de Salud municipal. Fue pieza fundamental en las luchas por la democracia que libró el PRD a finales de la década de los años noventa.
El texto de 129 páginas, plasma la labor altruista de la enfermera y doctora, de su paso como socorrista de la Cruz Roja; de su solidaridad con los ciudadanos heridos luego de que fueron reprimidos en el periodo del gobierno autoritario de José Francisco Ruiz Massieu en los hechos del 11 de diciembre de 1989.
Y el 31 enero de 2018 el libro se presentó en el Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados Ignacio Manuel Altamirano  (IIEPA- IMA) en Acapulco, con los comentarios de Rogelio Ortega Martínez, la investigadora Margarita Jiménez Badillo y la feminista Rosa María Gómez Saavedra.
Luego el 11 de febrero, luchadores sociales y familiares de la doctora Adela Rivas Obé, exigieron justicia en el caso del crimen, toda vez que aseguraron que existen posibilidades que las autoridades dejen en libertad al presunto asesino.
En el obelisco a Lucio Cabañas Barrientos, en el Zócalo de Atoyac, se congregaron Norma Mesino Mesino, dirigente de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS), la  activista Ángeles Santiago Dionisio, Juanita Guzmán Reyna, directora de la Preparatoria Popular de El Quemado y Rosa Ruth Rodríguez Mendiola, coordinadora del Consejo Atoyaquense A.C y la ex diputada local Guadalupe Galeana Marín. 
En ese acto Wilivaldo Rojas Arellano, demandó que se haga justicia, total, cabal y completa, para la doctora Adela Rivas, pues aseguró que los jueces le han allanado el camino a quien es señalado por la Fiscalía General del Estado (FGE) como su asesino, de nombre Edgar Arturo Cuéllar Bravo, existe la sospecha de que saldrá libre, aun y cuando hay evidencias contundentes de ser culpable. 
Desde que ocurrió el asesinato la familia ha luchado contra un sistema lento y parcial, aún y cuando se supone que debería agilizar los procedimientos, porque para eso entró el nuevo sistema de justicia penal, sin embargo, a pesar de que es el único caso en el que hay un detenido acusado del feminicidio, el proceso avanza muy lento.