Víctor Cardona Galindo
De
todos los problemas ambientales que enfrentamos, el de la basura es el más
grave. Por todas las salidas de la ciudad de Atoyac proliferan basureros. Los
desechos de la ciudad han sido el talón de Aquiles de todas las
administraciones municipales. Este es un problema social que no atañe únicamente
al gobierno. Todos tenemos que contribuir para resolverlo. Es un problema de
pereza, de falta de conciencia y cultura. No queremos reciclar ni clasificar.
Nosotros tiramos todo junto, plástico, vidrio, fierro y desechos orgánicos. No
nos importa el daño que hacemos ni que todo finalmente se vaya a ríos y
arroyos. O que terminen contaminando las playas.
Pero el colmo de la desfachatez, cuando llueve,
algunas personas salen a tirar la basura a la corriente para que se la lleve el
agua. No hay una sanción para ellos. En Atoyac los tricicleros, recolectores
particulares de basura, cubren la deficiencia que dejan las autoridades.
Por eso durante mucho tiempo bajando por donde
Champurro al río hubo un basurero que se negaba a desaparecer. Lo quitaron hasta
que los habitantes del rumbo se manifestaron.
La demanda de recolección de basura es mucha, a
veces no se alcanza a satisfacer y se acumula. Dando un mal aspecto, pero
además el basurero que existe actualmente ya no es suficiente.
Durante
el año 2011 el Ayuntamiento recogió un
promedio de 38 toneladas de basura al día, con un promedio anual de 13 mil 870
toneladas, esos son los desechos que produce una ciudad de 20 mil habitantes. Comentan
que ahora anda como en las 50 toneladas al día.
En
la ciudad de México ya se recicla. Nosotros no queremos entender. En otros
países se hacen clasificaciones de la basura. En Barcelona una ciudad de
Cataluña, por ejemplo, se hace seis clasificaciones de la basura.
Antes
la gente barría sus calles y quemaba la basura, pero no había tantos desechos
tóxicos como ahora. Todavía hasta 1990 a las cinco de la mañana se escuchaban las
escobas donde las mujeres estaban barriendo las calles. Ahora los carros de la
basura que recorren la ciudad y los pueblos aledaños no son suficientes, pero
además se descomponen a cada rato dejando la ciudad hecha un muladar.
La historia de la recolección comenzó en 1955, cuando el presidente municipal Rosendo Radilla
Pacheco, compró ya usado el primer camión de volteo para el servicio de limpia,
y el 1956 el alcalde doctor Segundo de la Concha adquirió a crédito con el
gobernador sustituto del Darío L. Arrieta Mateos, un nuevo camión de volteo
para sanear la ciudad.
Luego
el 23 de enero de 1963, la administración Municipal que encabezaba el
periodista Luis Ríos Tavera compro a crédito una camioneta Chevrolet 63, para
el servicio de limpia, con un costo de 36 mil 694 pesos, pero luego fue vendida
a don Artemio Maya Suárez al finalizar la administración porque no había
recursos para cubrir sueldos pendientes a los funcionarios y a la policía.
Por eso entrando el año 1964, el nuevo
presidente municipal Manuel García Cabañas adquirió el camión de volteo marca
Chevrolet Modelo 58, que fue destinado para el servicio de limpia. Durante el
gobierno de José Luis Ríos Barrientos varios camiones recogían la basura en la
ciudad.
Luego
un día José Francisco Ruiz Massieu visitó la ciudad para hacer entrega de las escrituras a colonos de la 18
de mayo y también hizo entrega al alcalde atoyaquense de las llaves de un vehículo
recolector de basura y de un trascabo que estuvieron durante mucho tiempo al
servicio de limpia y se puso en marcha el primer relleno sanitario para acabar
con el tiradero al aire libre.
Un
tiempo el basurero estaba al Sur, a la orilla del río, luego se adquirió un
terreno al Norte, por la presa derivadora que nunca funcionó. Durante el
gobierno de María de la Luz estuvo en operación un relleno sanitario en la
colonia Mártires que se acabó en el periodo de Acacio Castro Serrano, que luego
compró el terreno donde está ahora y que ya no es suficiente, para la demanda
que hay.
Un
día llegó un individuo a presentarle un proyecto al entonces presidente Germán
Adame Bautista, para construir una empresa recicladora. Interesado en el
proyecto el alcalde compró un terreno a Marcelino Garibo en 200 mil pesos donde
se pondría la tan ansiada empresa. Se les dijo que a todos las personas que
fueran a limpiar el terreno se les daría empleo e instalaron una oficina en la
unidad habitacional Bellamiel. Pero el banco les negó el crédito y los que
habían trabajado comenzaron a tomar el Ayuntamiento a cada rato para exigir el
pago de sus días.
Luego
el 30 de mayo del 2005, un grupo de paracaidistas invadieron las tierras para
fundar la colonia El Mirador. Crevert Rea encabezando a una fracción de los que
habían trabajado gratis en esos terrenos con la esperanza de un trabajo,
tomaron el predio. Así surgió El Mirador que también es conocido como colonia
Recicladora. Pero esa es otra historia.
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