Víctor Cardona Galindo
El
sol da de lleno en la curva que está en la carretera que va al puerto de
Acapulco pasando Cacalutla antes de tomar la recta de la Colonia Cuauhtémoc.
Durante muchos años estuvo ahí una parota muy frondosa, por eso era el lugar
favorito de los militares para poner su retén. De ese lugar se llevaron
detenido el 25 de agosto de 1974, a Rosendo Radilla Pacheco líder cívico y
compositor de corridos. Un hombre que había puesto su vida al servicio de la
comunidad. Ahora es el atoyaquense más conocido en el mundo porque su caso de
desaparición forzada se ha ventilado en tribunales internacionales.
Lo
bajaron del autobús cuando iba en compañía de su hijo menor Rosendo Radilla
Martínez rumbo a Chilpancingo. Al salir de la curva el camión de la Flecha Roja
se detuvo y los soldados bajaron a los pasajeros entre ellos iba un delator fue
“un hombre moreno alto” el que lo señaló y desde el medio día de esa fecha Rosendo
Radilla Pacheco quedó en manos de los militares que son los responsables de su
destino.
Radilla
Pacheco fue presidente municipal de Atoyac, era cafeticultor, ganadero, actor, gestor
público y un magnífico padre de familia, fue hijo de Agustina Pacheco Ramos y
de Felipe Radilla Radilla. Nació el 1º de marzo de 1914, en las Clavellinas una
pequeña comunidad de cinco casas “construidas en medio de muchos árboles de
mango y a un lado del arroyo de agua muy clara”, cuenta Andrea Radilla Martínez
en Voces acalladas (Vidas truncadas)
Perfil biográfico de Rosendo Radilla Pacheco, el libro que trata sobre su
padre desaparecido.
Se
casó en 1942 con Victoria Martínez Neri. Con quien tuvo 11 hijas y un hijo: Romana,
Andrea, Evelina, Rosa, Tita, Ana María, Agustina, Ma. Del Carmen, Ma. Del
Pilar, Judith, Victoria y Rosendo.
De la desaparición de don Rosendo se
platican algunas versiones: que fue visto por última vez en las instalaciones
del cuartel de la colonia Mártires, que los militares lo obligaron a cantar el
corrido que le compuso a Lucio Cabañas cuya primera estrofa dice así: “Voy a
cantar un corrido/al pueblo y a la nación/ de un hombre que es
guerrillero/nacido de buena mata/se llama Lucio Cabañas/heredero de
Zapata/sierra madre de Atoyac/sierra maestra suriana/ donde tiene sus
guerrillas/igual que las de Galeana”. Que
luego de hacerlo cantar los soldados lo pusieron en medio de dos filas y se lo
llevaron rumbo a donde ahora está la colonia Pindecua. “Ya detenido Rosendo no
se rajó, no escondió sus simpatías y cantó sus corridos delante de los
mismísimos guachos”.
Otra
versión es que el expresidente municipal estuvo detenido tres días en esas
instalaciones militares antes de subirlo a un helicóptero para desaparecerlo.
Álvaro
López Miramontes, en el prólogo del libro de Andrea Radilla, afirma: “Su único
delito fue haber simpatizado con las causas sociales que enarbolaron Genaro y
Lucio”, de estos dos guerrilleros compuso corridos “y cantó los que la tertulia
familiar y su círculo de amigos le pidió” sin dejar ninguna duda de su
simpatía: “Revolución Socialista/ el pueblo te está esperando/con Cabañas a la
cabeza/nos’tamos organizando” son
letras de su corrido a Lucio Cabañas.
Como
líder campesino formó parte de la mesa
directiva de la Asociación Agrícola Local de Cafeticultores de Atoyac de
Álvarez (constituida el 2 de julio de 1954), fue suplente del presidente Benito
Fierro Fierro y participó en cuantas iniciativas y movimientos se generaron
para mejorar la vida de los campesinos.
El 1 de enero de 1955, tomó posesión la
administración municipal encabezada por Jesús María Serna Vargas (que estaría a
cargo durante el periodo 1955-1956 del H. Ayuntamiento) La plantilla la integraban:
como síndico Trinidad Vega Astudillo. Eran regidores: Samuel Santiago Díaz, Demetrio
Castro Girón, Rosendo Radilla Pacheco, Antonio Paco Leyva y Genara Reséndiz,
pero el 20 de mayo fue desaforado el alcalde Jesús María Serna Vargas y por
acuerdo de los ediles quedó en su lugar el señor Rosendo Radilla Pacheco, quien
tampoco terminó el periodo
constitucional ya que fue depuesto el 31 de agosto de 1956 y en su lugar
pusieron al doctor guatemalteco Segundo de la Concha, un presidente allegado a
los grupos locales del poder.
El cronista de la ciudad Wilfrido Fierro escribió
que el 31 de agosto de 1956 “el Presidente municipal Rosendo Radilla Pacheco,
es desaforado de su encargo por instrucciones del gobernador del Estado Ing.
Darío L. Arrieta Mateos, quedando en su lugar un consejo Municipal a cargo del
Dr. Segundo de la Concha y como Síndico el señor José Ortega Granados”.
Entre
las obras construidas durante la corta gestión de Rosendo Radilla están los
primeros cuatro puestos del mercado municipal, adquirió el primer camión para
el servicio de limpia que hubo en la ciudad. Construyó el cuartel militar que
estaba ubicado en El Calvario. “El año 1956, durante la
Administración Municipal del señor Rosendo Radilla Pacheco, se formó el
patronato Pro-Construcción del Cuartel, integrado por el Sub Recaudador de
Rentas señor Rosendo Leyva y Alberto Divicino, Delegado de Tránsito Local y el
citado Presidente logrando construir la obra en el lugar conocido por el
Calvario”, apuntó el cronista de la ciudad.
Como
líder político fue Secretario General del Comité Regional Campesino (de 1956 a
1960) desde ese puesto gestionó escuelas para varios poblados de la Sierra y se
hacía cargo de conseguir maestros cuando hacían falta. Formó parte del Comité
Pro construcción del Hospital Rural, hoy centro de salud de la Parota. “El
14 de octubre de 1956 se formó el comité ‘Pro- Construcción del Hospital de los
Servicios Cooperativos’; quedando como Presidente el señor Rosendo Radilla
Pacheco” quien ya había sido depuesto de la presidencia municipal y se
iniciaron los trabajos de construcción de la obra en los terrenos de la Colonia
Manuel Téllez, en los terrenos que don Rosendo había donado.
En 1959 don Rosendo Radilla Pacheco fundó la colonia
Manuel Téllez, que en un principio se llamaba colonia Ejidal, pero como no era
ejido, le cambió el nombre por el del líder agrarista Manuel Téllez, quien fue
su padrino y a las calles les impuso el nombre de todos los
revolucionarios de la región que pelearon en el movimiento agrario de 1924.
Además
de la gestión para la construcción de la escuela “Modesto Alarcón”, Rosendo
Radilla participó en la creación de la Escuela Secundaria Federal de Atoyac, la
secundaria técnica de Río Santiago y la primaria Lázaro Cárdenas de Atoyac.
Cuando se estaba construyendo la escuela Modesto Alarcón se montaban obras de
teatro para recabar fondos y Rosendo Radilla se apuntaba como actor, en una
ocasión hizo el papel de cantinero.
En
1965 participó en el Comité Estatal de la Liga Agraria Revolucionaria del Sur
“Emiliano Zapata”, que en ese momento mantenía una alianza con una fracción de
la Central Campesina Independiente.
Como
líder campesino era un hombre comprometido con sus ideales, formado bajo la
influencia de líderes locales, con amor a la tierra y a su gente, de acuerdo
con Andrea Radilla “La revolución que marcó a Rosendo no era la de Mariscal, de
quien nunca habló, era la de Pablo Cabañas a quien le llevaba bastimento, la de
Feliciano Radilla que podía con los verdes, la de Manuel Téllez que sin miedo
se enfrentó a los terratenientes y la de Lázaro Cárdenas que les entregó las
tierras”.
Además de las múltiples notas
informativas que se han publicado en los diferentes medios de comunicación,
sobre Rosendo Radilla Pacheco se han hecho diversas publicaciones, una es el
libro: Voces acalladas (Vidas truncadas)
Perfil biográfico de Rosendo Radilla Pacheco escrito por su hija Andrea
Radilla Martínez y el documental 12.511 Caso Rosendo Radilla.
Herida abierta de la Guerra Sucia en México que Berenice Vázquez Sansores y Gabriel
Hernández Tinajero produjeron en el año 2008, mismo que se presentó por primera
vez el 5 de febrero de ese año en la Ciudad de México en el Cine Diana del
paseo de la Reforma a las 11 de la mañana.
También
salió a circulación este 2012 el libro El Caso Radilla. Estudios y Documentos.
Su primera edición consta de 1064 páginas. En el anunció que viene en el
Boletín Bibliográfico Mexicano de la Librería Porrúa dice que “el llamado Caso
Radilla marca una serie de cambios trascendentales en el sistema jurídico
mexicano; la restricción en la interpretación de la jurisdicción militar; el
cambio en un novedoso sistema de control constitucional de tipo mixto; el
primer y extenso entendimiento al status de los derechos humanos contenidos en
los tratados internacionales dentro del orden jurídico nacional a partir de la
reforma en materia de los derechos humanos del 2011; y a la función normativa
de las resoluciones y precedentes de la CoIDH”.
A
partir del Caso Radilla, los derechos humanos deberán cumplir una función
normativa concreta que, por importante que ésta sea, no esté explicitada de
suya en la propia reforma constitucional mencionada. Como autores del libro
figuran: José Ramón Cossío Díaz, Raúl M. Mejía Garza y Laura Patricia Rojas
Zamudio.
Como
se ve Rosendo aún en su ausencia sigue provocando cambios y es un gran dolor de
cabeza para el estado mexicano. Él era un campesino que cultivaba coco, maíz,
calabaza y ajonjolí. El Postinero su caballo consentido, “era negruzco lo había
hecho un caballo bailador, estaba entrenado para lucirlo en los desfiles y
jaripeos”, comenta el cronista José Hernández Meza.
Antes
tuvo un caballo tordillo al que le decían El Güero. Era un ganadero muy
dedicado, tenía el chiquero de sus becerros en el paraje conocido como La Dicha
(hoy colonia Benito Juárez). Era dueño de muchas vacas suizas. Sembró una
huerta de coco en Boca de Arroyo y también era propietario de huertas de café,
una se llamaba La Quemada y la otra La huerta de Los Tejones en San Vicente de
Jesús, donde tenía una casa.
Cuando
lo detuvieron, en el retén de la carretera, llevaba el dinero que le habían
dado por la venta de una de sus huertas, lo quería para comprar una propiedad
en Chilpancingo. “El que lo desapareció se quedó también con el dinero”.
“Una
vez –recuerda José Hernández- en Cerro Verde vio un anciano indígena temblado
del frío, don Rosendo se quitó el saco y se lo dio para que se cubriera, llegó
en pura camisa hasta Atoyac a pesar de que faltaba mucho trecho para dejar la
zona del frío aquel día”. Andrea Radilla dice en su libro que su padre era “muy
friolento” llegó hasta el sacrificio personal por hacer el bien, la gente lo
buscaba en San Vicente de Jesús. “Tanto esta casa como la de Atoyac siempre
estaban llenas de gente que lo buscaba por cualquier tipo de problemas…Para
pedir una novia raptada o huida, para los gastos de una boda, para sacar un
preso y por supuesto pagar la multa, para un enfermo que no tenía dinero, para
registrar a un niño o para enterrar algún difunto cuyos familiares no podían
hacerlo. Para estos gastos siempre había dinero y si no, había que vender un
becerro o una vaca según el caso”.
Don Rosendo se crio en Las Clavellinas desde muy
niño estuvo al cuidado de los animales y aprendió a lazar con maestría, por eso
tenía la habilidad para domar caballos cerriles y sabía castrarlos “para que se
pusieran bonitos y utilizarlos en la charrería”. Era un apasionado de los
jaripeos y la charrería, “cuando prestaba sus toros para un jaripeo le gustaba
que fueran adornados con cadenas de papel de china al momento de pasearlos por
las calles seguidos del Chile Frito”.
En una ocasión prestó un toro para el rodeo. El toro
era bravo y derribó al jinete, en el momento que iba a envestirlo don Rosendo
lanzó su sombrero y el toro se detuvo tenía una gran influencia sobre sus
animales a los que trataba con cariño. En ese tiempo, los años 50 de siglo
pasado, no les ponían protección en los cuernos de los toros ni les hacían el cuerniquiur como ahora y los corrales de
toros se hacían aquí en la ciudad de Atoyac en unos terrenos por donde ahora
está la biblioteca “Dagoberto Ríos Armenta”. Sabía hacer bailar a los caballos,
“los entrenaba muy bien y los hacía bailadores, cuando les ordenaba ¡alza! El
caballo se paraba en dos patas”.
I
En uno
de los pasajes de su libro Voces
acalladas. (Vidas truncadas), Andrea Radilla recuerda que su padre, don
Rosendo Radilla Pacheco, cuando acudía a la sierra a cortar sus huertas:
“Disfrutaba de limpiar de hiedras cada mata de café que los chaponadores dejaban con monte, se
paraba entre el plantío de café y miraba detenidamente la copa de los árboles,
como queriendo escalarlos y observar desde arriba eso que él llamaba una gran
riqueza. Se le oía decir que la madre naturaleza había creado dos cosas maravillosas:
la mujer y el café… Miraba el café cereza recién cortado apilado en grandes
montones en el asoleadero, listo para ser rastrillado y extendido, sonreía y
cerraba los ojos como queriendo retener aquella imagen. Con mucha paciencia le
quitaba las hojas y tallos que los peones al no cortar bien desprendían. Le
gustaba la sierra por todos sus olores a café cereza, a café recién hervido, el
aroma a leña y el de las tortillas recién hechas”.
El caso Rosendo Radilla Pacheco ha causado
una revolución en la legislación mexicana y las modificaciones a las leyes que
ha provocado servirán para que otros casos de desaparición forzada y de
violaciones a los derechos humanos cometidos por militares sean castigados. Las
instancias internacionales han concluido que su caso formó parte de “un patrón
de detenciones, tortura y desapariciones forzadas de personas militantes de la
guerrilla o identificados como simpatizantes”.
Rosendo Radilla Martínez declaró ante la
Corte Interamericana de los Derechos Humanos que un militar en el retén le dijo
a su padre que lo detenían por componer corridos. Don Rosendo Radilla hizo
muchos corridos pero especialmente llama la atención uno que trovó con el
título de El Guerrillero: “Señores
soy campesino/ del estado de Guerrero/ me quitaron mis derechos/ y me hicieron
guerrillero. Dejé a mi madre, a mis hijos/ y también a mi mujer/el pueblo
siempre ha sufrido/ lo tendré que defender…Ya me lancé a las montañas/ tal vez
esa fue mi suerte/ de defender a mi pueblo/ aunque me cueste la muerte.”
En el
archivo General de la Nación se encontraron evidencias de que los cuerpos
policiacos lo vigilaron durante 11 años antes de desaparecerlo. Fue seguido por
los “orejas” desde 1963 en todas sus actividades, desde que fue secretario de
acción campesina de la Asociación Cívica de Guerrerense, la familia siempre
sospechó de Víctor López el ebanista de la Carpintería
Castro ubicada frente al domicilio de Rosendo Radilla quien “fue un mercenario, vigilante de tiempo
completo que se apostaba en la calle para laquear los muebles o forrar las
cajas de muerto, una mirada hacia abajo, sobre el objeto de su trabajo y otra
hacia delante para registrar lo que sucedía en la casa de enfrente”, escribió
Andrea Radilla.
En los
sesentas y setentas los policías políticos estaban hasta en la sopa, los había
de cantineros, de chalanes, de coimes
y gente que compraba lo robado. El gobierno quería saberlo todo. Había personas
también que delataban a los enemigos del régimen sólo para recibir una
palmadita del jefe militar.
Genaro
Vázquez Rojas frecuentó la casa de Rosendo Radilla Pacheco cuando visitaba la
ciudad de Atoyac para promover la Asociación Cívica Guerrerense y en su casa
llegaron a realizarse muchas reuniones de esa agrupación. No hay indicios de
que don Rosendo haya participado como guerrillero en la Asociación Cívica
Nacional Revolucionaria (ACNR), pero “se incorporó a la red de apoyo
logístico”. El líder cívico le mandaba armas para que se las arreglara y Lucio
llegó a invitarlo para que lo visitara en la sierra. A Genaro le hizo un
corrido cuyo primer verso dice: “Voy a cantar un corrido/ a todo México entero/
yo les contaré la historia/ de un maestro guerrillero/ Genaro Vázquez fue el
hombre/ que al rico dejó temblando/ del campamento Morelos/ ordenaba sus comandos/
ve a traer a esos hombres/ que al pueblo siguen robando.”
La
familia desplegó una intensa actividad de búsqueda desde que fue desaparecido y
acudieron a diversos foros nacionales e internacionales para denunciar su
desaparición forzada. Andrea escribió el libro Voces Acalladas (Vidas truncadas). Perfil biográfico de Rosendo Radilla
Pacheco, mientras que Tita Radilla Martínez se especializó en la defensa de
los derechos humanos y desde hace muchos años es la vicepresidenta de la
Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos Políticos y Víctimas de las
Violaciones de Derechos Humanos en México (AFADEM) y desde esa trinchera no ha
descansado ningún momento en la exigencia de que el Estado mexicano le entregue
a su padre.
Ahora
Tita está cansada y enferma, quizá sus males sean el resultado de una vida de
sobresaltos y de los múltiples actos de intimidación que ha sufrido por parte
del gobierno mexicano.
El 15
de noviembre del 2001, el AFADEM y la
Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos A.C. (CMDPDH)
presentaron la denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por
la desaparición de Rosendo Radilla Pacheco, esta instancia luego turnó el caso
a la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CoIDH) con esto la familia
Radilla abrió un camino para llevar los casos a la justicia internacional y por
eso el gobierno mexicano ha hecho actos simulando que trabaja en la
localización del dirigente cívico desaparecido.
La
supuesta búsqueda de los restos ha llevado a la Procuraduría a realizar tres
excavaciones en el antiguo cuartel militar de Atoyac donde ahora funciona el
Ayuntamiento Municipal, las diligencias comenzaron el 2 de febrero del 2008, cuando se realizó el
escaneo con un geo radar del terreno en esas instalaciones castrenses donde
Rosendo Radilla Pacheco fue visto por última vez, bajo la sospecha de que los
militares habrían sepultado los restos de los desaparecidos en este predio.
Luego
la Procuraduría General de la República (PGR) realizó las primeras excavaciones
el 7 de julio de
2008 a las 9 de la mañana cuando se presentaron el agente del
Ministerio Público federal José Antonio Dávila Camacho y más de 140 personas
enviadas por la PGR que participaron en los trabajos en el predio donde se
ubicaba el campo de tiro del 49 Batallón de Infantería. De estas diligencias no
hubo resultados satisfactorios.
El 7
de julio del 2009, se llevó a cabo la audiencia pública en la sede de la CoIDH
en San José, Costa Rica, a la que asistió como representante del Estado Mexicano
el secretario de gobernación Fernando Gómez Mont, quien defendió al ejército
mexicano y al fuero militar, ahí participaron Tita y Rosendo Radilla Martínez,
quienes dieron su testimonio sobre la desaparición de su padre.
Después el 15 de diciembre del 2009
la Corte Interamericana dictó sentencia por el caso Rosendo Radilla, en la
cual, principalmente, pide limitar el fuero militar. La resolución dice que:
“frente a situaciones que vulneren derechos humanos bajo ninguna circunstancia
puede operar la jurisdicción militar” el procesamiento de los responsables
“corresponde siempre a la justicia ordinaria”.
La Corte ordenó a México: La
investigación y sanción de los responsables en la detención y desaparición de
Rosendo Radilla, así como la localización de sus restos, la realización de un
acto público de reconocimiento de responsabilidad de los hechos. La elaboración
de una semblanza, así como la colocación de una placa alusiva a su memoria en
su natal Atoyac.
La sentencia pide reformar el
artículo 57 del Código de Justicia Militar y reformar el artículo 215 A del
Código Penal Federal. También brindar atención psicológica o psiquiátrica de
forma inmediata a los familiares, pagar 240 mil dólares por concepto de
reparación de daño material y moral a los familiares y publicar el fallo en el
Diario Oficial de la Federación y la página web de la Procuraduría General de
la República.
Presionado
el gobierno por esto la PGR realizó el 19 de octubre del 2010, a las ocho de la
mañana las segundas excavaciones en el campo de tiro de lo que fue el 49
Batallón de Infantería, sin que tampoco se hayan tenido resultados.
El
12 de junio del 2011, la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió: “que
los militares responsables de violaciones a los derechos humanos de civiles deben
ser juzgados por la justicia ordinaria y no por tribunales castrenses”. El
ministro presidente de la Corte Juan Silva Meza señaló que: “bajo ninguna
circunstancia puede operar el fuero militar en violaciones a los derechos
humanos que afecten a civiles”
Posteriormente
el 31 de octubre del 2011, la PGR inició las terceras excavaciones que
terminaron el sábado 12 de noviembre con lo que terminaron de escarbar todo el
campo de tiro y zonas aledañas. Sin embargo, los familiares quedaron
insatisfechos con esas diligencias porque los ministerios públicos solo se
basaron en suposiciones y no mediaron para ello investigaciones serias.
Como
para calmar a la opinión pública y reducir la presión internacional el 17 de
noviembre de 2011 en un acto que se llevó a cabo en el Zócalo de la ciudad de
Atoyac, sin la presencia de los familiares de Rosendo Radilla Pacheco, las
autoridades de los tres niveles de gobiernos develaron la placa en honor al
líder cívico.
El
encargado del despacho de la Secretaría de Gobernación Juan Marcos Gutiérrez
González, acompañado de la Secretaria de Relaciones Exteriores Patricia
Espinosa Cantellano y del gobernador Ángel Aguirre Rivero, ofreció disculpas
públicamente a la familia Radilla Martínez por la desaparición de Rosendo
Radilla Pacheco y en la fachada del DIF municipal develaron una placa en honor
al líder cívico. Que
dice:
“El
Estado Mexicano devela la presente placa a la memoria de Don Rosendo Radilla
Pacheco y de las víctimas de desapariciones forzadas ocurridas en las décadas de
los 60 y 70, en un ‘contexto sistemático de violaciones a los derechos humanos’,
según lo señalado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en su
resolución…Lo anterior, se hace en cumplimiento a lo ordenado por la citada
corte en el caso Rosendo Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, en virtud de su
desaparición forzada por agentes del Estado el 25 de agosto de 1974, en un
retén militar de esta población. Este lamentable suceso ha dejado invaluables lecciones
a la nación mexicana… El Estado reconoce la incansable búsqueda de sus
familiares, por la justicia, verdad y reparación… Atoyac de Álvarez, Guerrero a
14 de noviembre del 2011”.
La placa quedó colocada en una de las
paredes frontales del viejo palacio municipal y en donde durante los últimos seis años ha
funcionado el DIF municipal.
“Juan Marcos Gutiérrez dijo que el caso de
desaparición de Rosendo Radilla no puede quedar en la impunidad y que el
gobierno está trabajando en la identificación de los responsables para
castigarlos con el peso de la ley”, escribió Francisco Magaña de Jesús.
Este
fue un acto a todas luces amañado porque como público usaron a los padres de
familia que acudieron a acompañar a sus hijos que iban a recibir bicicletas de
parte del gobierno del estado.
La
publicación del libro sobre Rosendo Radilla no satisfizo a los familiares,
quienes pidieron una publicación de mayor calidad donde ahora participarán con
sus relatos toda la familia, la indemnización económica no ha sido cobrada por
los familiares, quienes primero esperan resultados en la búsqueda de los restos
y castigo a los culpables.
Rosendo
Radilla Martínez, con esa veta de trovador que heredó, le compuso un corrido a
su padre: “Voy a cantar un corrido/se lo dedico a mi padre/ él es Rosendo
Radilla/un luchador incansable… Siempre al lado del pueblo/ por mejores
condiciones/ luchó contra la injusticia/ de gobierno opresores… Líder de la
Costa Grande/ del estado de Guerrero/ en un retén militar/ lo tomaron
prisionero… Ejército mexicano/ que triste papel jugaste/ con tus
narco-generales/ al pueblo pobre mataste. La defensa nacional/ la población
atacó/ y sus demandas sociales/ con balas solucionó… Por buscar la democracia/
el pueblo fue reprimido/ asesinaron algunos/ otros desparecidos… Desaparición
forzada/ delito internacional/ México no lo castiga/ por pura complicidad…
México lindo y querido/ nidito de impunidad/ se ha regado mucha sangre/ y tú no
puedes cambiar.
Son
heridas que no cierran/ no pueden cicatrizar/ el terrorismo de estado/ no se
nos puede olvidar… El postinero señores/ su caballo preferido/ lo seguirá
cabalgando/ por esos mismos caminos… Ya me voy, ya me despido/ no se les vaya
olvidar/ como el caso de mi padre/ hay mil 300 o más.”
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