martes, 7 de julio de 2020

El secuestro de Figueroa II


Víctor Cardona Galindo
Lucio Cabañas grababa todos sus discursos. Antes que el senador Figueroa cayera en sus manos. El guerrillero marcó su postura en una de las reuniones efectuadas en la sierra. “Echeverría para no estar mandando gente que esté siempre acá mejor va a poner uno de los suyos y va a poner a Rubén Figueroa, el senador ese, pariente de aquellos Figueroa que traicionaron a Zapata”.
Francisco Fierro Loza, Chon; era originario de El Porvenir
Municipio de Atoyac.

“Ahora Rubén Figueroa es zapatista, como Echeverría. Los que mataron a Zapata, ahora son zapatistas ya que murió, también van a ser genaristas. Ya Figueroa es genarista, si yo muero mañana también va a ser cabañista. Entonces esta gente hipócrita así es de por sí”.
“Viene Figueroa y ya viene repartiendo tierritas, rompiéndole un amparo al mismo gobernador, viene allí peleándose con ciertos ricos, viene hablando bien de Genaro y viene pidiendo entrevista conmigo en lo personal. Así que viene un compañero entre comillas, así se le pone a los falsos. Viene un compañero entre comillas allí, a hablar con los revolucionarios, quiere la paz. Viene a nombre de Echeverría a ver que quieren los revolucionarios”.
“Este señor viene hacer muchas dádivas al pueblo. Viene repartiendo máquinas de coser, molinitos y todo lo que está dando para que la gente se contente y vea que el gobernador es bueno y mucha gente se va a engañar”. En este discurso Lucio vislumbraba un cambio de política con la llegada de Figueroa a la gubernatura. “Vamos a sufrir debilitamiento con Rubén Figueroa, vamos a sufrir debilitamiento en Guerrero, pero en las demás partes de la república, es fortalecimiento, vamos a crecer el Partido de los Pobres”.
“Entonces nosotros vemos que viene un gobierno reformista que va a respetar varias libertades nos va a tratar un poquito mejor, es decir no nos va a dar tan duro, si vino Nogueda Otero y nos dio cinco macanazos hagan de cuenta que Figueroa nos va a dar tres. Pero nos va a dar, o sea que nos va a fregar ¿no? Porque toda esa politiquería de servir al pueblo, es para engañar al pueblo y fregarnos, dejar solo al grupo y fregarnos para eso es”. “Si nosotros nos dejamos engañar, también se acabó la revolución compañeros. Yo les advierto que ya mi familia ya está con Figueroa, para que vean que voy bien yo, ¡no, ya adelantamos!  Ya mi familia Cabañas está con Figueroa, cierta familia no toda, ya andan allí, de repente ya va a venir un comandante de la judicial Cabañas, de seguro, o quien sabe que, pero algo puede haber, un hueso bueno le van a dar a los Cabañas, y ya me llegó un Cabañas diciéndolos que abandonemos las armas, ya hasta algunos compañeros hasta lo querían fusilar. Pero no, no se puede fusilar a un ningún Cabañas mientras no se le compruebe, mientras la gente no diga que se le fusile, si la brigada dice vamos a fusilar un Cabañas, no vale lo de la brigada, vale cuando de los barrios se diga ¿Oyes porque no chingan a ese Cabañas? Cuando nos digan así la gente en los barrios, bueno pues ni modo ahora si. Pero que digan nomás porque aquí la brigadita lo acordó, eso así no se vale compañeros, porque hay que hacer lo que el pueblo quiere, nosotros que hacemos lo que el pueblo quiere, pues vamos bien, y hay que hacer siempre eso ¿no? No nada más porque yo lo pensé muy bien y de acuerdo con mi teoría y que mi planteamiento este ha traicionado la revolución, o las habrá traicionado muchas veces pero si el pueblo no quiere no hay traidor”.
En esta última parte, Lucio se refería a la visita que su tío Luis Cabañas Ocampo hizo, al campamento de El Salto Chiquito, llevando un recado de Figueroa y la Brigada en respuesta le respondió que ya no fuera porque de lo contrario lo iban a fusilar. Muchos guerrilleros consideraban revolucionario a Luis Cabañas y al ponerse de parte de Figueroa lo acusaron de traidor, por eso lo querían pasar por las armas.
Pero la postura de Lucio en torno a Figueroa sigue así. “Esa situación de buen trato que trae Figueroa no nos va a engañar, ahorita parece que se jaló al rector de la universidad, ya se jaló a varios estudiantes de la universidad, pero no se ha jalado al estudiantado todavía, el estudiantado está con nosotros y esa es nuestra garantía, para la lucha dentro de lo urbano, en los pueblos grandes, contamos con el estudiantado de Guerrero, aunque se vayan los rectores que quieran con Rubén Figueroa. Aunque se vayan todos los Cabañas, menos uno, ojalá”.
Así pensaba Lucio del futuro gobernador de Guerrero, en aquellos días últimos de mayo de 1974 cuando la totalidad de la brigada salió buscando al senador fuera de su zona de influencia y mientras el grupo de los 26 buscaba hacer contacto con la comitiva de Figueroa, una numerosa representación de la guerrilla realizaba una reunión en Los Letrados municipio de Tecpan de Galeana, donde se habló de la lucha y se trató de concientizar al pueblo.
Al hablar del secuestro de Figueroa, Carlos Montemayor consideró que “para Figueroa era posible negociar con Lucio y concederle un poder regional que fuera compatible con su poder estatal y Lucio pensó que Rubén Figueroa formaba parte de un poder monolítico e indisoluble que movería al Estado en su totalidad a negociar por la conservación y defensa de Rubén Figueroa. Los dos se equivocaron”.
Aquel día en los cafetales de la familia Mata al llegar a la ruptura de negociaciones. Luego que se dio la declaratoria de que el senador quedaba retenido hasta que se cumplieran las exigencias de la guerrilla. Se dio una discusión entre Lucio, Figueroa, Febronio y sus tíos, misma que fue recogida por diversos testimonios de guerrilleros y por las grabaciones que cayeron en manos del Ejército y que luego publicó Luis Suárez.
“Después de haber fijado su posición política el Partido de los Pobres, Figueroa y secuaces se lanzan a pedir reflexiones y clemencia a Cabañas para que los dejara volver a la ciudad o cuando menos a Figueroa. Decía Luis Cabañas: Mira Lucio, las cosas se pueden arreglar; el senador habla con la verdad, por otro lado, considero que tú debes legalizar el Partido de los Pobres; tú te quedas en la sierra mientras los compañeros del partido luchan en la ciudad”, asentó Francisco Fierro Loza en el texto La verdadera historia de un secuestro.
“El viejo no hallaba que proponer, decía que si nosotros nos queríamos que llegase a gobernador que se sujetaba a los que nosotros dijéramos, que se le diera permiso para asistir a la asamblea donde se le nombraría candidato a gobernador del estado para exponer su renuncia; que nada más iba a eso y se regresaba de inmediato a la guerrillas. En ese momento daba todo”, comenta un guerrillero en Lucio Cabañas y el Partido de los Pobres. Una experiencia guerrillera en México.
Luis Cabañas decía: “Mira Lucio estás cometiendo un error, el senador te sirve más afuera, siendo el gobernador más gana tu partido, puedes legalizar tu partido”. Reclamaba “por eso nos llamaste a nosotros, yo ni quería venir” e insistía en legalizar el Partido de los Pobres “Tu haz una planilla para cada Ayuntamiento, y ya”.
Figueroa le pidió a Lucio que enviara a miembros del Partido de los Pobres como delegados a la convención campesina del PRI que se pronunciaría por su candidatura. “mándame tres que no sean de la brigada, que sean muchachos del Partido” y le ofreció gestionar la libertad de su hermano Pablo que estaba preso en Sonora.
A Pascual Cabañas le preocupaba la suerte que correría su familia al saberse del secuestro, “van a creer que Luis y yo vinimos a entregar al ingeniero”. Lucio apartó a sus tíos y les habla en voz baja buscando liberarlos de responsabilidades. Pero como estaban las cosas ellos decidieron jugarse la misma suerte que Figueroa y determinaron quedarse con los demás en la sierra. Entonces les dijo Lucio, “Claro. Ustedes se quedan todos por parejo y que no haya sospechas de que aquí Luis preparó esto o que este preparó lo otro, o que hubo cosas (…) Echeverría si va a creer que estos dos parientes míos lo vinieron a entregar a usted, pero eso es inexacto”.
Figueroa le decía a Lucio “No hay un hombre importante en México –por mucho que lo sea- capaz de que un presidente deje en libertad a todos los presos, porque no puede”. Pero al ver que no tenía escapatoria. Entonces Figueroa dijo “a mi retenme aquí, pero a mis compañeros déjalos que se vayan, a la señora que tuvo el honor de trabajar con el general Cárdenas déjala ir (…) Te pido que dejes ir a mis compañeros que nada tienen que ver con éste problema. Conmigo haz lo que gustes y entre otras cosas, si me dieras el honor, ordénale a tu brigada que me fusile aquí mismo. Quiero tener esa satisfacción. No creas que tengo miedo a morirme (…) Aquí vamos a estar mucho tiempo y no te van a dar nada”.
Pascual se dirigió a Lucio “Te dije que te vas arrepentir. Estas loco”, el guerrillero le contestó “No creas tu que estoy loco. Usted es mi tío. Puede ser como quiera, puede decirme lo que quiera. Quizás yo esté cometiendo un grave error. Eso lo veremos. La dirección (del Partido de los Pobres) asume toda la responsabilidad histórica”.
Figueroa advirtió a Lucio, lo “único que podrían hacer es cambiar un nuevo candidato al gobierno del estado”. Mientras Pascual insistía que los del gobierno iban a creer que él lo había llevado a entregar.
Lucio le contestó “Mientras estén ustedes aquí, allá no pueden perjudicar a nadie. Ya saliendo, usted puede explicar todo como estuvo. Todo se tiene que aclarar. Nosotros las determinaciones nunca las tomamos por equipo de familia. Nosotros las tomamos por acuerdo de dirección”.
Lucio estaba convencido que con la retención de Figueroa lograría la liberación de los presos, “el nombre de usted tiene que valer (…) saldrá de aquí hasta que salgan los presos”.
La guerrilla nombró un grupo de 21 guerrilleros que se encargarían de la vigilancia de los detenidos. Ya aquí Figueroa quedó en manos del grupo que lo custodiaría hasta su liberación. Lucio ya nunca le dio la cara, con toda la dirección de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento se fue a otro campamento, donde estaban más 45 brigadistas como a kilómetro y medio del grupo que tenía a los retenidos.
Carlos y Sotero salieron a dejar el primer comunicado. Dice Carlos, “al día siguiente salimos Sotero y yo a dejar el primer comunicado iba escrito en dos hojas de libreta de taquigrafía. Llegamos al medio urbano donde otros compañeros se encargaron de entregarlo a los medios masivos de comunicación”.
La recepción de los comunicados de la guerrilla, era a través de la redacción del diario El Gráfico, cuyo director-gerente era José María Severiano Gómez. En este caso el comunicado, manuscrito en hojas de cuaderno con relación al secuestro del senador y vocal ejecutivo de la comisión del Balsas, Rubén Figueroa Figueroa, suscrito por la Brigada Campesina de Ajusticiamiento del Partido de los Pobres, fue recibido en las oficinas de éste medio, registro el cronista de Acapulco Enrique Díaz Clavel.
El comunicado estaba fechado en la Sierra de Guerrero el día 2 de junio de 1974 y la Brigada Campesina de Ajusticiamiento daba a conocer: “tenemos en nuestro poder al Senador Rubén Figuera Figueroa, bajo las armas del Partido de los Pobres (P.D.L.P) y lo dejaremos en libertad cuando el gobierno cumpla con nuestras peticiones que publicaremos en próxima ocasión: de no cumplirse lo pasaremos por las armas”.
“Para negociar la libertad de Rubén Figueroa, deben retirar las tropas, policías secretos y judiciales de los municipios de Tecpan, Coyuca de Benítez, San Jerónimo y Atoyac de Álvarez Guerrero”, firmaba la dirección de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento: Lucio Cabañas, Isidro Castro, Agustín Álvarez, Enrique Velázquez y José Luis Orbe Diego.
El gobierno no retiró a la policía ni al Ejército. Al contrario se recrudeció la ocupación militar en las comunidades de la sierra. Ese episodio de nuestra historia quedó plasmado en el corrido Un hombre llamado Lucio Cabañas que cantan Los Pumas del norte.
 El 27 de junio del año 74 /subieron los federales /a la sierra de Atoyac /buscando a Lucio Cabañas /queriéndolo asesinar… Lucio Cabañas Barrientos /el rebelde guerrillero /es un tigre muy valiente /que no se le arruga el cuero /secuestra a los millonarios /y no le teme al gobierno… Gritaba Lucio Cabañas /de esta sierra ya no salen /cuídense mis compañeros /ahí vienen los federales /aviéntense pecho tierra /ahí entre los matorrales… En la sierra San Vicente /se formó la balacera /se oían las ametralladoras /también los tanques de guerra /se oían varios cañonazos /en el fondo de la sierra… Andaban 10 mil soldados /de la fuerza federal /tenían la sierra sitiada /no se podían caminar /buscaban a Figueroa /queriéndolo rescatar”.
“Ya con ésta me despido /ya me voy a separar /que vivan los hombres valientes /que no se saben rajar /que viva Lucio Cabañas /y la sierra de Atoyac”.




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