martes, 30 de junio de 2015

21 años de la Organización Campesina de la Sierra del Sur


Víctor Cardona Galindo
El día primero de enero de 1994, por medio de la televisión se conoció el levantamiento armado del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas, de inmediato la prensa local y nacional volvieron los ojos hacia Atoyac. Acá se sabía, que en 1984, cuadros renovados del Partido de los Pobres (Pdlp) en alianza con el Partido Obrero Clandestino-Unión del Pueblo (Procup) llegaron a construir una nueva guerrilla. El órgano de información y propaganda de esa organización armada, El Proletario, llegaba a nuestros domicilios sin que pagáramos la suscripción.
Se venía de una elección que se caracterizó por la intolerancia y agresividad en contra de la oposición, un ejemplo fue el 11 de noviembre de 1992, cuando un grupo de priistas impidió que perredistas realizaran pintas, en la colonia 18 de mayo, de su candidato a gobernador Félix Salgado Macedonio que competía contra Rubén Figueroa Alcocer. Aquél día el dirigente del PRD Secundino Catarino Crispín denunció: “la candidatura de Rubén Figueroa, ha traído como consecuencia un cuadro de inseguridad y violencia, misma que trae consigo la inestabilidad en el municipio… la única manera de evitar otro genocidio como el de los años 70s, es la derrota electoral de las fuerzas autoritarias y parapoliciacas representadas por el abanderado del tricolor”. Para esas fechas los priistas de Corral Falso habían borrado las pintas que los perredistas había hecho en esa comunidad. Esa entre muchas agresiones.
Hilario Mesino Acosta, Layo, es fundador de la Organización 
Campesina de la Sierra del Sur (OCSS); su hermano 
Alberto fue desaparecido por militares en la década de 
los setentas. Foto Víctor Cardona Galindo

Ese año 1992 se supo que alguien había robado un arma larga de la guardia del 49 Batallón de Infantería, lo que provocó una movilización militar en las colonias aledañas al cuartel y en la sierra de Tecpan de Galeana. Finalmente se supo que los soldados recuperaron el arma. El 16 de septiembre de 1993 aparecieron varias pintas en diferentes bardas de la ciudad de Atoyac que decían “Únete a la guerrilla, Procup-PDLP”.
Para entonces los secuestros ya eran una constante en el municipio desde el 15 de octubre de 1989, a las 7 de la mañana, fecha y hora en que secuestraron a Marcelino Garibo Hernández y hasta 1994 ya habían secuestrado unas noventa personas en todo el estado, con mayor incidencia en la Costa Grande principalmente en Atoyac. Era un secreto a voces que la policía judicial estaba detrás de esos plagios.
Pero el 3 de octubre de 1993 María de la Luz Núñez Ramos ganó la presidencia municipal de Atoyac, por el PRD, y como alcaldesa de oposición enfrentó al reducto figueroista de El Paraíso, encabezado por Epifanio Hernández Vélez quien controló el ejido por 20 años y había sido miembro de un grupo de judiciales al servicio de Mario Arturo Acosta Chaparro un militar responsable de muchas desapariciones forzadas en los setentas. Haciendo justica al PRD, Núñez Ramos convocó a nuevas elecciones y la comisaria municipal quedó en manos de ex priistas aliados al partido del sol azteca, mientras la atención nacional se centraba en este municipio cafetalero, cuna del guerrillero Lucio Cabañas Barrientos.
A raíz del levantamiento de Chiapas, en enero de 1994 comenzaron los sobrevuelos de helicópteros y aviones en la sierra de Atoyac y el sábado 8 de enero estalló una granada en la Palacio Federal de Acapulco, acción que reivindicó el Procup-Pdlp. La detonación causó daños leves en la parte de atrás del inmueble donde estaban las oficinas del Banjercito. La sospecha de que la guerrilla se estaba formando creció, pero como siempre los órganos de inteligencia del Estado dieron palos de ciego.
El 2 de febrero de 1994, en la primera plana de El Sol de Acapulco, José Antonio Rivera Rosales publicó la nota “Detectan grupos subversivos en la Sierra de Guerrerense”, donde daba a conocer un informe que implicaba a Severo Oyorzabal con un grupo subversivo y hablaba de un campamento de adiestramiento en Pandoloma, en la parte alta de la sierra. Severo era el líder del Consejo Supremo de los Pueblos del Filo Mayor, organización que había surgido el 22 de febrero de 1992, para pedir mayor atención gubernamental en la zona de La Sierra que estaba totalmente olvidada.
En el cuerpo de la nota se decía que hubo movimientos de gente armada el 8 de enero, en la zona de El Quemado y Tepetixtla y al día siguiente en El Paraíso y Cucuyachi. Se hablaba de la llegada a Guerrero de diciembre a enero de 20 mil armas automáticas, entre otros datos y avistamientos guerrilleros.
Con la llegada de Rubén Figueroa Alcocer a la gubernatura del estado, en Atoyac los agentes de gobernación estatal se multiplicaron, inteligencia militar estaba hasta en la sopa y la Policía Judicial amplió el número de madrinas.
Así estaban las cosas cuando el 21 de enero, la policía municipal detuvo en El Ticuí a Antonio Ramírez Moreno y Nicolás Carmona Dorantes, dos policías estatales, que pretendían secuestrar al niño Ramiro Torres Radilla, hijo de la directora de la escuela primaria Valentín Gómez Farías. Esa fue la muestra que los cuerpos policiacos estaban inmiscuidos en el clima de inseguridad que se vivía en Atoyac.
Y estando al mando del 49 Batallón de Infantería el coronel Rubén Benzor se intensificó la presencia militar en la sierra durante el mes de febrero. María de la Luz pedía que se quedara el ese Batallón, que estaba por cambiar su sede a Petatlán, y que salieran todos los grupos policíacos estatales, para formar un cuerpo de seguridad ciudadana con gente conocida y honorable del municipio.
El 24 de febrero Cuauhtémoc Cárdenas recorrió la Costa Grande, en su tercera gira por el estado. De acuerdo a la nota de Maribel Gutiérrez, Félix Salgado Macedonio dijo en el mitin de Coyuca de Benítez que “las condiciones sociales, económicas y políticas en Guerrero, son similares a las que provocaron el levantamiento armado en Chiapas –pero luego agregó- Cuauhtémoc Cárdenas nos ha llamado a mantenernos en la lucha pacífica”.
Ya para esa gira del principal líder de la izquierda, el subcomandante Marcos vocero del EZLN eran uno de los íconos de la lucha, su rostro ya estaba pintado en varias mantas. En Atoyac Ángeles Santiago Dionisio, ante Cárdenas recordó los alrededor de 600 desaparecidos políticos de la llamada Guerra Sucia, “queremos que usted, cuando sea presidente, escuche el clamor para que se resuelvan estas casos”.
La planilla de comisarios de El Paraíso que se eligió el 20 de febrero de 1994 quedó integrada por el propietario Evaristo Castillo, como suplente Rafael Adame Juárez y como vocales Alberto Sotelo Lucena y Ricardo Lucena Basave. María de la Luz les tomó protesta el 27 de febrero, en un cabildo abierto, donde se informó que la señora Engracia Sotelo se negaba a entregar el registro civil de esa población.
Manuel García Cabañas era el delegado del gobierno del Estado en la Costa Grande y Juan Méndez Mejía tenía la delegación municipal que funcionaba como un Ayuntamiento paralelo. Y El Paraíso era el punto de conflicto, donde el gobierno estatal y el municipal medían fuerzas.
En 1994 segundo año de gobierno de Rubén Figueroa Alcocer, Guerrero estaba convulsionado sumido en la pobreza hecho que se reflejaba principalmente en las comunidades de la Sierra y la Montaña.
En este contexto y ante la situación de miseria y represión que se vivía varios campesinos reunidos acordaron llamar a formar la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS).
Y surgió esa agrupación para pedir la presentación con vida de los alrededor de las 600 víctimas de la desaparición forzada y castigo a los culpables, exigir que las autoridades atendieran sus demandas para el mejoramiento de viviendas, introducción de agua potable y energía eléctrica, apoyos a la comercialización de los productos del campo y alto a tala indiscriminada de los bosques. Se pedía además el respeto a los derechos humanos y un alto a la represión de los militares, policías estatales y municipales a los campesinos. Exigían se les respetara su libertad a manifestarse.
Fue un grupo de dirigentes campesinos el que convocó, el 14 de febrero de 1994, a la creación de la OCSS, entre los que estaban Marino Sánchez, Benigno Guzmán y el atoyaquense Hilario Mesino Acosta. Ellos fueron los fundadores.
Hilario Mesino Acosta, nació el 14 de enero de 1938 en San Juan de las Flores es hijo de Ramón Mesino Castro y Juana Acosta Martínez. Es el sexto de 12 hermanos: Francisca, Juana, Margarito, Salomón, Severiana, Sulpicia, Inés, Lucía, Hermenegilda, Alberto y Bernardo. Está casado con Alicia Mesino Castro con quien tuvo ocho hijos: María de la Luz, María del Carmen, Miguel Ángel, Eugenia, Norma, Víctor, Rocío y Carlos.
Dos de sus hijos han sido víctimas de la violencia, Miguel Ángel que era el tercero y Rocío que era la cuarta. El fundador de la Organización Campesina de la Sierra del Sur, es sobreviviente de la Guerra Sucia de los años setentas, su hermano Alberto Mesino Acosta fue desaparecido por el Ejército el 18 de junio de 1974. 
Layo, como le dicen de cariño, vivió la mayor parte de su vida en El Escorpión de donde salió en 1994, a raíz de la represión que se desató en contra de la Organización Campesina de la Sierra del Sur.
Fue en un congreso del 19 y 20 de marzo de 1994, con la participación de unos 300 campesinos que la organización quedó formalmente constituida en la comunidad de Tepetixtla municipio de Coyuca de Benítez. Se sabe que fue Miguel Ángel Mesino quien hizo la propuesta del nombre a la agrupación.
La organización creció muy rápido, tenía militantes en Coahuayutla, La Unión, Petatlán, Atoyac y Coyuca de Benítez. Desde un principio el gobernador Rubén Figueroa Alcocer manifestó su sospecha de que la OCSS estaba vinculada a grupos armados. Aunque la agrupación no contempla en su declaración de principios, ni en su programa la vía armada para la toma del poder. También algunos medios de comunicación dijeron que la OCSS era fachada de un grupo guerrillero.
La declaración de principios de la OCSS dice que su lucha será popular: “pues aspiramos a representar los intereses del pueblo trabajador; por su funcionamiento será democrática, ya que seremos todos los integrantes de ella quienes decidamos la política a seguir y la manera de cumplir las tareas que nos planteamos; por su relación con otras organizaciones será solidaria, pues sólo un amplio apoyo permitirá lograr la consecución de nuestros objetivos, así como contribuir a que otros trabajadores logren los suyos; por la forma de luchar por sus demandas será combativa, pues la experiencia ha demostrado que con la lucha firme y decidida puede obligarse a la burguesía y al Estado a reconocer los derechos del pueblo y a respetar sus conquistas” publicó Álvaro Delgado en un reportaje titulado: “La situación en la sierra guerrerense, similar a la que abonó la guerrilla de Lució Cabañas”, en la revista Proceso, número 975 del 10 de junio de 1995.
La OCSS se propuso llevar a cabo un programa de 12 puntos, entre ellos la dotación de servicios a la población pobre; la obtención de créditos para la producción y comercialización de sus productos; cese de la represión por parte de la policía motorizada, judicial y del Ejército; castigo a los responsables de la represión, cese de la violación a los derechos humanos, libertad a los presos políticos, educación política al pueblo y respeto a la voluntad popular.
En sus documentos, la OCSS reprueba también que todavía mueran miles de niños por enfermedades curables y que carezcan de educación, la discriminación de los indígenas y, por eso, propone: “Que unidos los campesinos con los obreros y el pueblo trabajador podemos luchar por los intereses de México que hoy están siendo vendidos por la clases dominante”.
“La organización desde su nacimiento ha utilizado métodos de lucha calificados como radicales por los propios perredistas y otros dirigentes campesinos. Algunos de sus militantes son familiares de los desaparecidos durante los años de la guerrilla de Lucio Cabañas”, dice el reportaje de Álvaro Delgado.


viernes, 26 de junio de 2015

Fidencio Benavides Castro, un destacado boxeador


 Víctor Cardona Galindo

Fidencio Benavides se inició en el boxeo en 1946, en la barda de don Timo Flores en peleas que organizó el doctor Vara. Aunque desde los 14 años peleaba en la calle con guantes de utilería. Fidencio nació en San Vicente de Jesús pero su familia se bajó a radicar a la ciudad de Atoyac en 1932 y lo inscribieron en la Escuela Real donde por se sierreño todo mundo lo quería golpear. Seguido le pegaban sus compañeros de clase hasta que le salió la casta y comenzó a defenderse de los que lo aporreaban.
 En 1946, un doctor que trabajaban en la Fábrica de Hilados y Tejidos de El Ticuí, al que le llamaban doctor Vara, porque estaba alto, traía peleadores de Acapulco, pero rellenaban el programa con los voluntarios de aquí. Benavides ganó su primera pelea por decisión y siempre peleó en peso minimosca. Cada 8 días peleaba a pesar de no tener entrenamiento. Entrenaba en la orilla del río donde colgaba una costalilla con arena y cuando ya no quedaba a quien ganarle en Atoyac entonces le trajeron peleadores de Acapulco y logró llenar el cine Ana María que estaba ubicado en donde ahora está el DIF municipal.
Le pagaban 30 pesos por pelea y corría todos los días hasta Alcholoa o Santa Rosa. Hasta que se fue a radicar al puerto de Acapulco comenzó las clases de boxeo. En el mismo año de 1946 se fue para Acapulco donde peleó como Amateur en el campeonato municipal de box, tenía como 25 peleas invicto. En Acapulco fue campeón municipal minimosca y el estatal lo ganó por default.
Peleó con Baby Barragán en la arena Coliseo de manera profesional y el campeonato nacional lo ganó pero le dieron en triunfo a Timoteo Herrera del distrito federal y le quitaron el triunfo por los otros manager alegaron que ya era profesional. Siempre ha sido muy delgado, tanto que cuando lo pesaban su manager le ponía naranjas en el short para que alcanzara los 49 kilos y le daban de comer pura papa para que aumentara de peso.
Llegó a pelear con tipos que le llevaban hasta cinco kilos de peso. Benavides antes de retirarse peleó 62 peleas, entre profesional y amateur, solo perdió dos peleas. No cobró ni un solo peso cuando peleó en beneficio de la escuela Modesto Alarcón y como manager hizo una pelea a beneficio de la Escuela Primaria Juan Álvarez, pues  mucho tiempo estuvo manejando peleadores.
Se inició en el boxeo en 1946, en la plazuela donde se encuentra el mercado Perseverancia. Ahí se hacían jaripeos. Ahí estaba una cancha de básquetbol. Al lado norte estaba la cancha cuyo propietario era don Timo Flores. Ahí se hicieron las primeras peleas de box. Había un doctor al que le decían Vara, que trabajaba para la Fábrica de Hilados y Tejidos de El Ticuí, al parecer era español le decían el doctor Vara porque estaba altote y delgadito, el fue el que inició las primeras peleas a nivel profesional.
Ahí empezó Benavides a pelear con la experiencia que le dio la calle donde peleaba con guantes de utilería y a veces sin guantes. Ahí le nació la afición al boxeo, porque cuando bajaron de la sierra junto con su familia porque es oriundo de San Vicente de Jesús. Su mamá se vino con ellos en ese tiempo a buscar nuevos horizontes en la vida allá por el año de 1932.
Fue a la escuela real, pero como era de la sierra sufrió la discriminación de sus compañeros  y la traían a golpes sin poder hacer nada porque no tenía familiares estudiando ahí ni amigos. Al sentirse rechazado se iba a su casa pero su mamá lo regresaba pensando que no quería estudiar. Así que estaba a dos fuegos, por eso no le quedó otra opción que aprender a defenderse.

En la escuela todos le daban, los alumnos aunque no recuerda los nombres, pues el iba en primer año. Tanto ser golpeado le salió la casta y comenzó a defenderse. Le salió coraje y comenzó a pelearse con los que le daban. Desde ese entonces se dio cuenta que la madre naturaleza lo había dotado de una agilidad bastante buena, no tenía ninguna técnica para pelear, tenía velocidad y era alusivo, no lo golpeaban mucho. No tenía ni cuerpo pero era una ventaja la agilidad y la viveza para pelear.  

sábado, 20 de junio de 2015

24 años después de aquel conflicto electoral por el Ayuntamiento de Atoyac



Víctor Cardona Galindo

En el acuerdo que resolvió el conflicto electoral de 1990, correspondieron al Partido Revolucionario Institucional (PRI) tres regidores, al Partido de la Revolución Democrática (PRD) tres y la planilla se completó con dos regidores de la Coalición de Ejidos de la Costa Grande. 

Como dije en la entrega anterior el síndico procurador fue Amadeo Valdez Rayo originario de la comunidad de El Paraíso que entró a propuesta de la Coalición de Ejidos.


Este convenio pasó a destituir a Pedro Magaña Ruíz y a propuesta también de la Coalición de Ejidos el Congreso nombró a Jaime Coria Gómez como alcalde, bajo la creencia de que todavía representaba a los priistas que se revelaron en 1984. Al tomar Jaime Coria las riendas del municipio invitó a Evodio Argüello como colaborador, pero éste no aceptó. De los regidores priistas que entraron en el convenio, únicamente Carlos Solís Martínez se presentó a laborar al Ayuntamiento.
Expedición que se encargó de medir y delimitar 
los ejidos en la región serrana, esta está grafica 
fue tomada en El Plan del Águila cerca de San
 Vicente de Benítez. Foto: cortesía de Francisco
 Ávila Coronel.


El gobierno de Coria siempre fue bloqueado e intimidado, tanto por el Ayuntamiento paralelo que mantuvo Pedro Magaña, como por el gobierno del estado que lo ahorcó económicamente.


Pedro Magaña nunca desarmó a su policía y la procuraduría estatal nunca accedió a las solicitudes del síndico Valdez Rayo de desarmarlos.


Amadeo Valdez Rayo que nació el 10 de mayo 1957, en El Paraíso y con estudios de preparatoria, en la 9, de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), recuerda así las cosas: “El gobierno del estado encabezado por José Francisco Ruiz Massieu intentaba resolver los problemas en todo el estado a través de negociaciones con los actores involucrados y en Atoyac la Coalición de Ejidos encabezada por Arturo García Jiménez fue pieza clave para dar una salida política a la situación. En una ocasión acompañé a Arturo a una entrevista con Ruiz Massieu y René Juárez en el aeropuerto de Acapulco para tratar el asunto, sin que hasta ese momento hubiera una solución satisfactoria, sin embargo la suerte de Pedro Magaña estaba echada. Por su parte Rubén Figueroa, dirigente estatal del PRI, por su cuenta y a su manera trataba de dar salida a la problemática del estado. No estaba en sintonía con Francisco Ruiz Massieu, pues su postura era más radical y era proclive a la represión, claro Ruiz Massieu, tampoco se quedaba atrás, pues en el conflicto poselectoral la policía antimotines estatal desalojó violentamente y en distintos espacios a la gente que se manifestaba y antes hubo operativos policiacos que irrumpían en los consejos electorales para robarse las urnas y Atoyac no fue la excepción”.


“Para no hacerla larga diré que la ‘solución’ al conflicto poselectoral de 1989, en Atoyac se dio entre el gobernador del estado (sin Rubén Figueroa), la Coalición de Ejidos y el PRD y quienes participaron, entre otros están Arturo García, Ranulfo Ventura y Zohelio Jaimes por la Coalición, por el PRD, el doctor Elio Dionisio, Francisco Arroyo y Octaviano Roque. Acordaron que se nombraría un concejo municipal encabezado por el contador Jaime Coria Gómez y yo como síndico municipal, dándose el trámite legal a través del Congreso del Estado, claro está, dominado por el gobernador”. 


“A partir de que asumimos los cargos, comenzamos a trabajar en un ambiente de zozobra siempre y aunque había por parte del gobierno un relativo apoyo, este realmente nunca fue de manera decidida ni para atender a las comunidades, que fue mínimo el apoyo que se les daba. Todo el tiempo vivimos en ascuas por los rumores cotidianos de que quitarían a Coria y en su lugar pondrían a otro. Todo esto motivado por Rubén Figueroa que nunca estuvo de acuerdo con la negociación dada entre el gobierno y los actores locales y que no había participado precisamente para no avalarla, ya que como dirigente del PRI y principal aspirante de ese partido a la gubernatura del Estado, necesitaba despejarse el camino. Entonces hasta se instaló personalmente en la cabecera municipal, estableciendo su cubículo en lo que es la oficina de finanzas del gobierno del estado. Desde ahí se comenzó a fraguar lo que vendría después”. 


Los priistas se habían declarado en rebeldía y resistencia, después de no obtener el apoyo de Nabor Ojeda decidieron tomar las oficinas de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH), hoy Sagarpa. Pedro Magaña fue amenazado varias veces por funcionarios del gobierno del estado que le pedían dejara el movimiento, pero siendo un hombre campesino y de la sierra no se amedrentó y continuó en resistencia.


El 19 de octubre de 1990, cerca de 100 agentes del grupo antimotines causaron desconcierto y pánico entre la población, porque se hablaba del desalojo a uno de los dos ayuntamientos. Los agentes amanecieron en la ciudad. Ese día la escuela primaria Juan Álvarez suspendió clases y muchos comercios cerraron sus cortinas. A los pocos días, el 23 de octubre renunció el síndico del Ayuntamiento paralelo Carlos Santiago Solís, pero siguió al frente del Partido Revolucionario Institucional del que era presidente.


Y comenzaban a surgir conflictos de otra índole, el 8 de noviembre de 1990, unos 600 ejidatarios de El Paraíso tomaron, por la tarde, la promotoría agraria para demandar se abriera una investigación sobre usufructo parcelario y pedían que se convocara a elecciones para renovar el comisariado ejidal de esa población.


Cuando ya se venían las elecciones para diputados federales, El Sol de Acapulco publicaba el 17 de mayo de 1991 que en Atoyac se vivía en la inseguridad, caos, falta de obras y vacío de poder. Pedro Magaña Ruíz se declaraba dispuesto a abandonar la presidencia municipal paralela, “confía en que en estos días se encuentre una solución, o antes del 18 de agosto, a fin de evitar que eso se refleje en los comicios”. Para éstas fechas Pedro tenía un adeudo de 400 millones de pesos con sus alrededor de 40 empleados. Eran ya 15 meses de sostener con sus propios recursos la alcaldía paralela.


Ya se preparaba la caída de Jaime Coria Gómez. Los priistas propusieron una terna para sustituirlo, Pedro Magaña planteaba al doctor Silvestre Hernández Fierro, El doctor Chico y a Eudocio Téllez Santiago, mientras el líder estatal del PRI, Rubén Figueroa Alcocer, proponía a Bertoldo Cabañas Ocampo. En una reunión interna que tuvieron los priistas de Atoyac sacaron a Eudocio Téllez de la terna y en su lugar nombraron a Víctorino Castillo Iturio porque como regidor tenía el respaldo de todos los comisariados ejidales.


Pero luego Rubén Figueroa los presionó y Victorino Castillo se hizo a un lado y quedó la propuesta de Evodio Argüello de León, aunque condicionado, Figueroa le advirtió que con cualquier mínimo error que cometiera se nombraría inmediatamente Bertoldo Cabañas.


Por presiones del mismo gobierno del estado Jaime Coria Gómez presentó su renuncia el 21 de mayo de 1991 y ese día bajo el decreto número 136 el congreso eligió a Evodio Argüello de León como presidente del consejo municipal de Atoyac.


El 22 de mayo de 1991, Wilibaldo Rojas Arellano andaba, como precandidato a la diputación federal, en la Unión. Hablaba en un mitin en el quisco de esa ciudad cuando le avisaron que en el Ayuntamiento de Atoyac estaba Israel Soberanis Nogueda que intentaba darle posesión a Evodio Argüello de León como presidente municipal. La comitiva que se apersonó al Ayuntamiento, estaba encabezada por el dirigente estatal del PRI, Rubén Figueroa Alcocer y el líder de la CNC Nabor Ojeda Delgado. Ese día Evodio declaró a la prensa que buscaría “la unidad de los atoyaquenses y que trabajaría en bien del municipio sin ver los colores ni partidos en su función pública”.


Se hizo la revuelta. Los perredistas tras denunciar golpe de estado subieron a la iglesia a tocar las campanas y exhortaron a la población a acudir al palacio municipal al día siguiente para evitar que Evodio Argüello despachara. Reclamaban que nunca se llamó a las partes que firmaron el convenio del 8 de marzo de 1990. Rojas Arellano abandonó su gira proselitista y se vino a toda velocidad en su coche para auxiliar a sus compañeros. 


Por la noche los militantes del PRD comenzaron a levantar barricadas frente al Ayuntamiento para evitar que entrara, con su comitiva, el nuevo presidente municipal. 


La prensa publicó que Rubén Figueroa e Israel Soberanis acompañados de los también diputados Jorge León Robledo y de David Augusto Sotelo Rosas fueron retenidos por casi dos horas dentro del palacio municipal cuando vinieron a darle posesión a Evodio Agüello. Se decía que, ese 22 a medio día, un grupo de 20 perredistas los encaró y les grito improperios. Aun así los diputados le tomaron protesta a Argüello de León como presidente del consejo municipal. Por la mañana Pedro Magaña había entregado el Ayuntamiento paralelo que funcionaba en una casa particular.


Dice Amadeo Valdez: “Quiero comentar que el contador no informó nada al cabildo de esta decisión y aunque se veía venir, un día por la mañana que llegamos a laborar, nos encontramos con la sorpresa de que el Ayuntamiento estaba rodeado de policías que llegaron a instalar al nuevo presidente municipal que se hacía acompañar de la plana mayor del PRI y representantes de los poderes del estado, Israel Soberanis y Efraín Zúñiga Galeana, se presentaron a la oficina de la sindicatura, para informarme del asunto y decirme que yo no me preocupara, que al único que se cambiaría sería al presidente municipal y que el resto del cabildo quedaría intacto. En ese momento les dije que yo no aceptaba y por lo tanto no me quedaría. De los miembros del cabildo del PRD, fui el único que no continué en la presidencia municipal encabezada por Evodio Argüello. Aun no entiendo por qué después de no aceptar quedarme se desató contra mí una campaña de desprestigio innecesaria, pues no andaba haciendo nada en contra de la decisión que a nivel estatal se había tomado. Quizá haya sido para que el Congreso del Estado tuviera una justificación para destituirme y nombrar a Carlos Solís Martínez como síndico municipal, único miembro del PRI que estuvo en el cabildo que encabezó Jaime Coria Gómez, después de aquel acuerdo con José Francisco Ruiz Massieu”. 


Ya para el 24 de mayo de 1991, militantes perredistas mantenían un plantón frente al palacio municipal en protesta por la designación del nuevo alcalde Evodio Argüello de León y pedían la reinstalación de Jaime Coria Gómez. El sábado 25 de mayo el que se consideraba cabildo legal, integrado por perredistas y miembros de la Coalición de Ejidos, se declaró en sesión permanente hasta que se resolviera el problema.


Al día siguiente 26 de mayo, alrededor de 500 ciudadanos de Atoyac, celebraron al medio día una manifestación contra el presidente del consejo municipal, Evodio Argüello de León. Se habló de una falsificación de firma de Jaime Coria Gómez sin embargo esto nunca se aclaró.


Al calor de las manifestaciones se formó el Frente de Ciudadanos Democráticos del Municipio de Atoyac. A ese movimiento se sumaron priistas como Leonides Martínez y Guadalupe Andrés Rodríguez que alegaban que no se les había consultado y la Coalición de Ejidos de la Costa Grande una vez más fue la punta de lanza en este movimiento.


El presidente del PRI Carlos Santiago Solís también se sumó al rechazo y dijo que al gobernador lo estaban engañando los mismos priistas. Carlos Santiago dijo a El Sol de Acapulco, el 30 de mayo: “la imposición de Evodio Argüello de León, es repudiada por los mismos priistas honestos de éste municipio, ya que fue designado por caprichos personales de una fracción del partido” y a él como presidente del PRI no lo tomaron en cuenta.


Pero ya en los días sucesivos Carlos Santiago fue sustituido por Juan Méndez Mejía al frente del PRI. Efraín Zúñiga Galeana resultó candidato a diputado federal y Pedro Magaña Ruiz el suplente.


El domingo 9 de junio, al medio día, marcharon los miembros del Frente Ciudadano y pintarrajearon la casa donde funcionaba el consejo municipal. “La policía disparó, en respuesta, a los ciudadanos que lanzaron piedras y garrotes contra los guardias. No hubo muertos ni heridos en el incidente”, decía la prensa.


El domicilio estaba ubicado en la calle 16 de septiembre número 6. Los manifestantes arrojaron pintura y piedras consta el edificio, un policía disparó con su M1, los proyectiles dieron en la pared de una construcción que estaba a lado y ahí se parapetó Filiberto Gómez Mauno, El Palangano para contestar con su 380. Ese día se acusó a Mario Valdez de disparar con un 38 súper hacia el edificio. Y lo único que hizo el paraiseño fue lanzar una bolsa con pintura negra contra la blanca pared recién pintada.



miércoles, 17 de junio de 2015

Mini-crónica

A las siete de la  mañana frente a la terminal de autobuses es una algarabía, ya despertaron los cascalotes que duermen en los almendros y se van sobre el festín de insectos que se acumulan en las luminarias de Copel, decenas de aves negras revolotean la pared de esa tienda departamental. Aquí el que madruga Dios lo ayuda. A esa hora la comida es segura para zanates y zanatillas. A esa hora la lechuza, depredadora de las negras aves, pasa altísima huyendo de luz del sol que le va arañando los talones y mordiéndole las plumas de la cola.

Abajo, sobre la banqueta, la madrugadora señora que vende desayuno a los viajeros, ya se instaló. Ya se puede tomar un café negro como mi conciencia o con leche, un atole de piña o de avena. Los bolillos con tinga son mi delirio. A la siete sale el autobús para Chilpancingo, ya varias corridas se fueron, desde las cuatro de la mañana, rumbo al Puerto de Acapulco. Mientras sube el sol abren los demás negocios. Leno pondrá su puesto con deliciosos tacos de chivo. “Si usted se quiere poner bueno, coma tacos Leno”.
Si tiene semillas es guanabana

martes, 9 de junio de 2015

El Paraíso, Onceava parte


Víctor Cardona Galindo

En 1984, un grupo de priistas que promovían la candidatura de Jaime Coria Gómez se rebeló en contra de las decisiones del centro, realizó marchas y tomó las instalaciones del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Atoyac. En ese movimiento participó Rubén Ríos Radilla de la colonia Miranda Fonseca, Margarito Pérez Ocampo de Corralfalso, Leónides Martínez Gómez de El Porvenir, Sabas Peralta Juárez de Los Valles y Evodio Arguello de León de El Paraíso, entre otros.
Siendo todavía gobernador Alejandro Cervantes Delgado, los priistas se opusieron a la designación José Luis Ríos Barrientos como candidato a la presidencia municipal. Esa vez se unieron los representantes de las comunidades, de la sierra y el bajo, para enfrentar el cacicazgo del PRI que en ese tiempo ejercía el presidente de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) José Nogueda y el ex alcalde Ladislao Sotelo Bello. Ellos tenían el sartén por el mango en el tricolor.
El dirigente perredista de Cacalutla, Oscar Rivera Leyva;
 Wilibaldo Rojas Arellano, Mario Valdez Lucena, ese 
tiempo líder del PRD en El Paraíso; Rubén Ríos Radilla
 y el periodista Antonio Rivera Rosales durante un mitin 
contra la imposición de Evodio Arguello de León 
como presidente del Consejo Municipal. 
Foto tomada del periódico Opina de junio de 1991.

En 1986 todos apoyaron a José Francisco Ruíz Massieu para la gubernatura y el año siguiente se aglutinaron entorno a la candidatura a la alcaldía de Apolinar Castro Zamudio. Más tarde ese movimiento que encabezó Jaime Coria Gómez se dividió, una parte se quedó en el PRI y la otra se fue a conformar el Frente Democrático Nacional en Atoyac, que en 1988 lanzó para la presidencia de la república al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Este fenómeno electoral cambió la historia del país y afectó hasta las más pequeñas comunidades del país. El Paraíso no podía ser la excepción.
Un grupo de profesionistas, donde se encontraban miembros de la familia Valdez Lucena, había comenzado a trabajar en El Paraíso con obra social, haciendo por pura cooperación empedrados en tramos de calles, el grupo no tenía nombre ni partido. Por eso en la primera visita de Cárdenas creció el Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN) al que le decían el ferrocarril. Todos se fueron con él porque oportunistamente usaba el apellido de Cárdenas. Más tarde Octaviano Roque Ruíz llegó a El Paraíso, los Valdez Lucena que le dieron hospedaje, alimentación y lo acompañaron a todos los pueblitos cercanos a esa comunidad para promover la candidatura cardenista.
Después de la jornada electoral del 6 julio, que mediante el fraude electoral se impuso a Carlos Salinas de Gortari, muchos actores políticos decidieron conformar en mayo de 1989 el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Tres meses después el nuevo instituto político enfrentaría su primera elección municipal y el PRI por primera vez competiría en serio. En esa elección algunos sectores campesinos del PRI se organizaron para promover la candidatura de Pedro Magaña Ruíz de San Vicente de Jesús. Pero los comerciantes de la cabecera no vieron con buenos ojos al líder campesino, a quien consideraban un huarachudo, y le antepusieron a Octavio Maya Suárez. Es cuando el PRI, presionado por la existencia del PRD, realiza su primera elección interna en la historia del municipio de Atoyac.
De ese proceso interno salió electo Pedro Magaña quien nació el 9 de septiembre de 1937, había sido presidente del Comisariado ejidal de San Vicente de Jesús en 1977, líder de la Confederación Nacional Campesina (CNC), Presidente de la Unión de Ejidos Alfredo V. Bonfil y Secretario General de la Unión Estatal de Productores de Café. También había sido suplente del diputado local Luis Armijo. El naciente PRD decidió registrar a como candidato al profesor Octaviano Roque Ruiz miembro del magisterio disidente y líder indiscutible de la izquierda local.
La jornada electoral del 3 de diciembre de 1989, se llevó acabo de manera irregular, como no había credencial de elector con fotografía ni tinta indeleble muchos votaron varias veces, en diversas casillas los representantes del PRD fueron corridos bajo amenazas. Se denunciaron todas las anomalías habidas y por haber.
Después de la jornada electoral, el 10 de diciembre, los simpatizantes y militantes del PRD montaron guardia con palos y piedras afuera del Comité Electoral Municipal bloqueando la calle Aquiles Serdán, una de las dos vías principales de la cabecera. Se hablaba de 2 mil ciudadanos “engarrotados” que  no iban a permitir que se consumara un segundo fraude electoral.
Por la noche la calle Aquiles Serdán hervía de perredistas, ahí estaban todos. Carlos García filmaba y llegó la dinastía Lucena de El Paraíso. Fulgencio Hernández puso una vendimia de refrescos de la Coca Cola y Mariano Magaña ayudaba con los mandados en su combi. Wilibaldo Rojas y Otilio Laurel eran los representantes dentro de la Comité Electoral y a cada rato salían a dar información, adentro estaban las cosas que ardían.
En un momento sacaron una urna y la quemaron. Ya en la madrugada se vieron llegar cientos de policías antimotines, venían formados, con sus cascos, escudos, toletes, coderas y rodilleras. De lejos parecían guajolotes. En la primera envestida comenzaron a caer piedras de río sobre los perredistas que comenzaron a defenderse con todo lo que había. Las botellas con Coca Cola y embaces vacíos cayeron sobre los policías, incluso los tizones de la cocina improvisada fueron arrojados contra los atacantes que los regresaban en el acto. Los tizones, al volar por el aire, soltaban muchas chispas que parecían juegos pirotécnicos.
El enfrentamiento terminó cuando intervinieron los soldados y los antimotines se llevaron las urnas. Los soldados se pusieron a la mitad entre los perredistas y la policía. Dicen que para proteger a la gente, pero en realidad fue una estrategia para garantizar que se llevaran las urnas y escaparan los miembros del Comité Electoral.
Después del encontronazo Jesús Valdez Lucena se veía empapado de sangre, una piedra le rompió un diente y de paso el labio.  Lo llevaron al hospital para que le suturaran la herida. El paraiseño era suplente del síndico en la planilla que encabezó Roque Ruíz.
Después por la mañana los perredistas hicieron una marcha a las instalaciones de la Secretaria de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH) porque se creía que funcionarios de esa institución habían participado junto con los antimotines en el ataque, también se rumoraba que Joel Dueñas y Morelos Vargas habían sido los asesores del fraude electoral. Cuando los manifestantes se introdujeron en esas oficinas federales, muchos trabajadores corrieron hacia el río. Luego marcharon hacia el Zócalo donde se realizó un mitin.
Ese 11 de diciembre 1989 a las cuatro de la mañana, según la prensa, resultaron 17 heridos en el desalojo de perredistas frente al Comité Municipal Electoral, además de que hubo una persona desaparecida. Se informaba que llegaron 200 policías en tres autobuses. Los heridos fueron: Adolfo Pino Castrejón, Felipe Ponce, Gregorio Flores, Francisco Blanco, Faustino Onofre, Marcial Vargas, Eugenio Balderrama, Ranulfo Delgado Sotelo, Jesús Francisco Bolívar, Irineo Adame Barrera, José Hernández Benítez, Luis González Ramírez, Eusebio de Jesús, Carlos N y Gonzalo Jaimes Blanco, éste último padre del líder de la Coalición de Ejidos de la Costa Grande Zohelio Jaimes Chávez.
Como el 13 de diciembre los dirigentes perredistas se entrevistaron con José Francisco Ruíz Massieu quien les dijo que su policía había quedado muy deteriorada y que si seguían con las movilizaciones ahora les iba a mandar al Ejército.
Al día siguiente la prensa publicaba que Atoyac de Álvarez era un polvorín, militantes priistas y perredistas están dispuestos a pelear la alcaldía en una guerra sin cuartel. Ese comentario sería una realidad en el siguiente año y medio.
El párroco de la iglesia del Dios único, Máximo Gómez Muñoz exigió, el 15 de diciembre, que el gobierno respetara la voluntad popular y reprobó la violencia vivida en las localidades de la Costa Grande. Al día siguiente Eduardo Valderrama denunció que bajaron las ventas por cuestiones electorales, pidió al colegio electoral que decidiera cuidadosamente, para evitar mayores confrontaciones.
Más de mil perredistas marcharon el 16 de diciembre e iniciaron un plantón indefinido frente al palacio municipal y el 19, las 2 de la mañana, decidieron tomar definidamente la comuna, procedieron a cerrar con candado la única entrada que era utilizada por los funcionarios.
El 20 de diciembre el Congreso del Estado concedió los triunfos al PRI en Tierra Colorada y Atoyac de Álvarez. El cuerpo del dictamen dado a conocer por la diputada Mónica Leñero especificó que Atoyac de Álvarez no se realizó el cómputo final.  Lo hizo el congreso donde el PRI sacó 5 mil 386 votos y el PRD 3 mil 755.
Aquel jueves 21 de diciembre, se publicó en la prensa que el PRD entregaría la alcaldía si el Ejército se lo pedía. Los perredistas iniciaron pláticas con el coronel Francisco Meza Castro, comandante del 49 Batallón de Infantería para evitar un desalojo violento. Al medio día de ese jueves, los dirigentes perredistas Decidor Silva Valle, Guadalupe Galeana Marín, Octaviano Roque Ruíz y Ángeles Santiago Dionisio asistieron a una primera plática con el alcalde Alejandro Nogueda Ludwig, que se llevó a cabo todavía en las instalaciones del Ayuntamiento.
El PRD no se movió de su postura de que le reconocieran el triunfo, Alejandro Nogueda les dijo que le correspondían dos regidurías.
El día 22 se publicó el dictamen que daba el triunfo a Pedro Magaña. Los perredistas no reconocieron el triunfo del candidato del PRI. Luego se apoderaron totalmente del palacio municipal, ese el viernes 22, después de romper las pláticas con Alejandro Nogueda Ludwig. A las 15:30 horas los casi 300 perredistas establecidos alrededor del palacio municipal abrieron las cerraduras de las dos puertas del Ayuntamiento, se instalaron dentro del inmueble y cerraron todas las oficinas al interior colocando sellos con el escudo del PRD. Únicamente se permitió la entrada de 10 líderes que fueron Rubén Ríos Radilla, Otilio Laurel, Decidor Silva Valle, El Negris; Octaviano Roque Ruíz, Rommel Jaimes Chávez, Fulgencio Hernández, Agustín Campos, Elio Dionisio, Oscar Rivera Leyva y Tomas Gómez Ruíz.
El sábado 30 el PRD llamó a su militancia para que se concentrara el 31 de diciembre en el zócalo y evitar que tomara posesión el presidente electo del PRI, el último día de ese mes, mil perredistas con garrote en mano y piedras se instalaron en la plaza Morelos y el palacio municipal para para evitar la entrada del alcalde priista. Con esto Atoyac se sumó a otros 30 municipios de Guerrero tomados por el PRD después de las elecciones de 1989.
Al día siguiente Adrián Araujo de El Paraíso, como presidente del Consejo Consultivo de Comisarios le tomó la protesta a Octaviano Roque Ruíz como presidente municipal popular. Ese lunes primero de enero de 1990 y se integró la llamada Comuna Popular Revolucionaria.
Al mismo tiempo que Pedro Magaña rendía protesta en un domicilio particular con el síndico Carlos Santiago Solís y los regidores: Carlos Solís Martínez, Celia Fajardo del Valle y Victorino Castillo Iturio éste último ocupaba ese cargo a propuesta de una asamblea de ejidatarios promovida por la CNC.
Por su parte el PRD continúo con la tradición de darle a El Paraíso la sindicatura, porque al renunciar el titular Tomas Gómez entró al quite Jesús Valdez Lucena, por eso un paraiseño fue el síndico de la Comuna Popular Revolucionaria. Su primera actividad como síndico popular fue acudir al lugar del accidente, que sufrieron sus compañeros perredistas, donde murió Rocío Mesino Martínez, un hijo de Isaías Reyes Téllez y salió lastimada Lucía Chávez Hernández.

Jesús Valdez Lucena estuvo tres meses en el cargo, porque a raíz de la negociación realizada el 7 de marzo del 1990 con el gobernador José Francisco Ruíz Massieu en la que participaron dirigentes del PRD y de la Coalición de Ejidos de Costa Grande se acordó poner como presidente a Jaime Coria Gómez y como sindico a Amadeo Valdez Rayo también de El Paraíso.

lunes, 8 de junio de 2015

Padre Jesús de Petatlán

Víctor Cardona Galindo

Se dice que a fines del siglo dieciocho unos indios descubrieron en un barranco cercano al pueblo de Petatlán la imagen de un nazareno. Nadie supo cómo llegó, esa pieza del arte sacro, a ese paraje próximo a la playa. Una versión es que un grupo de hombres lo transportaba de Nueva Galicia rumbo al puerto de Acapulco pero al pasar por ese lugar se les puso pesada y ya no la pudieron mover.
Padre Jesús de Petatlán

Otra hipótesis es que la imagen era transportada por un buque que naufragó, cuyos marineros al sentir el desastre vieron la manera de ponerla a salvo llevándola a la población más cercana, pero al verse entre selvas y tierras deshabitadas la abandonaron en el barranco donde fue encontrada muchos años después por un campesino que salió muy temprano a trabajar su parcela. En el camino de pronto escuchó gritos de dolor; creyó que se trataba de una persona herida caminó hacia donde salían los lamentos. Encontró que era la escultura de Jesús hincado que se dolía ante el peso de la cruz. Presto avisó a las autoridades religiosas, quienes la rescataron entre los espinos y huizaches donde se encontraba. La imagen estaba tan pesada que donde la encontraron se le construyó una pequeña capilla, más tarde la parroquia que tiene.
Otra versión más aceptada por los creyentes, dice que el sacerdote local convocó a los fieles para reunir dinero destinado a la compra de una escultura de Jesús en el viacrucis. Como el pueblo era pobre la cantidad que se reunió no fue insuficiente. Sin embargo, el sacerdote se preparaba para salir a buscar la escultura para de suplir a la del viejo San Antonio que entonces veneraban. A punto estaba de salir cuando escuchó tres golpecitos en la puerta de la su habitación. Al abrir la puerta, se encontró con un humilde campesino, moreno claro, de ojos negros y tristes, quien sabía cuál era el propósito de su viaje. Este humilde hombre le prometió que él mismo haría la escultura  para que el sacerdote no se expusiera a los peligros del viaje, en ese tiempo que había que vadear ríos y selvas inhóspitas hasta la capital del país o hasta Valladolid, ante la promesa desistió del viaje. Y al domingo siguiente, mientras celebraba la misa en una pequeña ramada, un nativo leñador llegó a él y con alegría lo condujo hasta la sombra de un árbol donde encontraron la escultura nazarena. Por eso nunca se ha sabido quién fue el autor de la obra. La escultura fue llevada al pueblo de Petatlán al medio día de un Domingo de Ramos. En una procesión con palmas y flores primera vez recorrió las calles del pueblo sobre los hombros de sus devotos.
Y a veces  cuando van a limpiar la imagen encuentran que tiene en sus sandalias arena del mar y a otras ocasiones su túnica está mojada. Es cuando algún barco se hunde y lo imploran él acude para ayudar a los náufragos. Un rico comerciante se acercó a la imagen y sintió como los ojos le lastimaron la vista por eso la mandó a retocar. Luego sufriría un accidente que lo llevó a postrarse a los pies del ídolo y pedirle perdón.
Actualmente Papa Chucho, Papa Chuy, Papa Chú o Padre Jesús de Petatlán sigue siendo venerado. Los caminos de la Costa Grande han visto caminar muchos devotos hacia Petatlán. En aquellos tiempos para el 5 de agosto que se venera Papa Chú, había muchas crecientes de los ríos. Don Jacinto Pérez caminaba con sus hermanos a cumplir una manda a Petatlán, pero como el río estaba crecido dejó a los dos menores encargados en El Arenal y él se fue a cumplir la manda y ya no regresó. Los niños crecieron en El Arenal ya mayores Antonio se fue a la revolución y Herminio se fue a vivir a El Ticuí, donde al morir dejó una gran descendencia.
En Los Valles en pueblo donde nací, la gente es muy devota de Padre Jesús de Petatlán, todos los años desde su fundación se organizaban caravanas, de muchas familias de aquí y de los pueblos aledaños para ir a visitar al milagroso Santo. En ese tiempo no había vías de comunicación, se hacían tres días caminando de Atoyac hasta Petatlán.
Dice la leyenda que mujer llamada Sofía iba caminando a cumplir una manda y llevaba sed, como renegaba y maldecía se convirtió en piedra. Durante mucho tiempo los viajeros que pasaban por esa piedra le ponían agua, porque esa mujer llevaba sed. Con los años la piedra que fue doña Sofía quedó perdida entre el monte porque al abrirse la carretera a Zihuatanejo el camino real quedó en el olvido.

jueves, 4 de junio de 2015

El Salto Grande

Víctor Cardona Galindo

El Salto es una comunidad que se fundó allá por 1915, el primero que llegó a vivir ahí fue don Eusebio Téllez, luego las familias Castro y Benítez, vivían allí don Isabel Benítez, Ignacio Benítez, Miguel Castro. Le llamaron el Salto Grande, porque había otro pueblito que se llamaba el Salto Chiquito en los terrenos de don Marcelino Mariscal.
El Salto Grande tenía 14 casitas en 1956. En ese tiempo se fueron sumando otras familias como los Cruz, los Aguilar, los Caballeros, los Martínez Bautista, los Guzmán y Zaragoza, una vez que fue creciendo tuvo su primer comisario en 1959 que fue don Celestino Benítez.
Las tierras de El Salto pertenecen al ejido de Mezcaltepec. Menciono estos datos porque el río cercano a esta comunidad se ha convertido en lugar de recreo de muchos atoyaquenses y visitantes. Para llegar ahí son cinco kilómetros, de la cabecera municipal de Atoyac, hasta el entronque de la comunidad y de ahí 600 metros de terracería hasta el río, encontrará una poza de cristalinas aguas rodeadas de enramadas, donde se venden camarones de río, sopes y todo tipo de carnes, acompañadas de su cerveza bien fría.
A la orilla del río hay unos árboles muy frondosos, donde usted puede llevar su asador de carne y cocinar para la familia mientras se bañan en las frescas aguas. O si prefiere acompañado de un visor usted puede atrapar personalmente los camarones que consumirá, respetando las hembras embarazadas claro está, usted va a notarlas por las hueveras que tienen en su pancita.
Cuando uno mismo se mete al río para atrapar los camarones que comerá, el relajamiento es total, aunque si es muy malo, como yo, para pescar camarones, mejor le recomiendo que lleve su provisión de carne, o pida el platillo de su preferencia en una de las enramadazas, porque a pesar de no haber atrapado los camarones suficientes saldrá del agua con mucha hambre, porque al andar buceando verá como los camarones salen de una piedra y se meten a otra. Es muy emocionante créame y aunque no haya agarrado ninguno, el susto a los camarones nadie se los quita.
Al primero que se ocurrió que el Salto podría ser un lugar turístico, a fue Ladislao Sotelo Bello cuando fue Presidente Municipal por segunda vez. Luego José Cruz, Tirso Silva, Ofelio Benítez, Gonzalo Caballero y Francisco Téllez se asociaron para poner las primeras cuatro enramadas.
Antes de 1975, se llegaba al Salto por medio de un Camino Real, que entraba en el lugar conocido como Las Compuertas y salía en La Cumbre, entre el 75 y 76 quedó terminado en camino de terracería y el 2008 en la gestión del alcalde Pedro Brito García quedó pavimentada la carretera, por eso si decide visitarlo en menos de medio hora estará bañándose en las frescas aguas del río.
Los habitantes del salto, siembran maíz y frijol de temporal y de riego. El pueblo toma su nombre de la cascada que se forma en el río de Atoyac abajo de la población, el río baja por una laja muy grande y cae en el fondo del acantilado, formando un espectáculo natural muy impresionante. Más abajo como a medio kilómetro está el Salto Chiquito una cascada preciosa que puede verse sentado bajo la sombra de los cuajinicuiles o puede nadar si quiere. Pero como está muy solitario, los visitantes se conforman con mirar.
Frente al salto está el cerro Cabeza de Perro una de las montañas más grandes del municipio de Atoyac, donde la leyenda dice que está escondido el tesoro de Juan Álvarez y el cuyas faldas Lucio Cabañas establecía su campamento guerrillero. Se puede subir sólo por la comunidad de Agua Fría.
El cerro tiene su encanto, Francisco Galeana Nogueda en su libro “Conflicto Sentimental, Memorias de un Bachiller en Humanidades” escribió… el cerro está al norte de Atoyac, “Cabeza de Perro”, que tiene un aspecto estéril y desértico; no nos muestra el tono azul como los otros, sino que es de faz blanca como montaña nevada.
Me viene a la memoria de inmediato el cuento o leyenda de ese cerro: “Se ha dicho y se sigue diciendo hasta la fecha, que en cerro o en la cárcel que encierra su verde selva, existe una hermosa laguna, cuyo encanto consiste en vestirse de multicolor  ropaje cuando el sol diluye sus rayos blanquecinos sobra la faz azul de su rostro cristalino”.
Y a la vez, en dicho perímetro abunda lujuriosa floresta, y en cuanto a su fauna hasta el ave del paraíso surca con sus alas medrosas el cielo limitado e impasible. La laguna hechizada tiene de todo y la habitan hermosas ninfas.
El arroyo grande nace en esta laguna, cuyos bordes según cuentan quienes tuvieron la dicha de experimentar este sortilegio, forman el más bello ramillete de flores exóticas y raras; viñedos cuyas frutas almibaradas satisfacen al paladar más exigente.
Todo este sopor lo sentían quienes en alguna ocasión se aventuraban por esos contornos, pues se cree que es el lugar donde los habitantes de Tecpan, temerosos de las incursiones de los tarascos guiados por su rey Caltzontzin, depositaron sus riquezas en oro y piedras preciosas, tesoro que se cree que existe hasta la fecha.
Un nativo del pueblo de Atoyac, según versiones, entregó al General Juan Álvarez un pergamino, el cual contenía el mapa que señalaba exactamente el sitio donde estaba este encantamiento, con el objeto de que el patricio usara este tesoro para la causa de la Independencia; no sabemos si lo encontró, aunque se cree que no fue hallado y sigue reflejando en determinado tiempo la dorada llama de su existencia.

lunes, 1 de junio de 2015

Los cocodrilos siempre han estado aquí

Víctor Cardona Galindo

De pronto corrió la noticia de que había cocodrilos en el río. Hubo quien culpó a las autoridades de antemano, por si algo le pasaba a un cristiano. El área de ecología del Ayuntamiento, se puso en marcha donde habían visto los anfibios. En La poza del muerto, dijeron. Se hizo el operativo y atraparon un espécimen de un tamaño regular.
Los lagartos, siempre han estado en el río. Desde hace tiempo El Cachi está diciendo que los ha visto asoleándose. En otros momentos han atrapado cocodrilos en el río. Nunca a nadie le ha pasado nada. Más bien,  son los cocodrilos los que corren peligro, por eso hay que rescatarlos de ahí y llevarlos a un lugar seguro.
Los saurios en el río son realidad y leyenda:
Cuando niños mi papá nos contaba de los encantos en el río, en la sierra. Los encantos podían ser pozas profundas en donde habitaban peces de colores. Por más que quisieran atraparlos, se escabullían y cuando alguien se lanzaba con un visor entonces se iban a lo más profundo de la poza, que parecía no tener fin. Ningún cristiano podría alcanzar el fondo sólo a pulmón.
Se decía que los peces de colores eran señuelos de los lagartos que habitaban en lo más profundo de la poza. “Los peces de colores eran la trampa, para que los siguieran hasta el hocico del lagarto”. Hubo quien osó decir que medían más de cinco metros y que  un ejemplar estuvo asoleándose frente a sus ojos. Por las noches se oían sus coletazos, el sonido, enchinaba el cuero, asustaba a los cazadores que huían despavoridos del lugar.
No hay antecedentes cercanos de que en la región alguna persona haya sido atacada por un cocodrilo. La maestra Guadalupe Galeana Marín, nuestra sindica, me contó que en San Nicolás, municipio de Coyuca de Benítez, allá por los años treinta, un niño bajó al estero a lavar una papaya, la ensartó en un machetito y desde un puente de madera se agachó para alcanzar el agua, de pronto un cocodrilo le saltó y se lo llevó a lo profundo de la laguna.
El niño tenía poco más de ocho años. El papá lo buscó, sólo encontró el sombrerito y la papaya flotando en el estero, el agua estaba revuelta, buscó a su hijo sin encontrarlo, pensó, por las señas que vio, que un cocodrilo se lo había llevado. Fue a San Nicolás a buscar ayuda donde los hombres del pueblo, se dieron a la tarea de buscar por toda la orilla de la laguna.
Cuando se hizo de noche, con hachones montaron guardia por toda la orilla del agua, hasta que en la madrugada escucharon coletazos. El cocodrilo había salido del agua a desbaratar a coletazos su presa para podérsela comer. Los vecinos cayeron sobre el cocodrilo al que atraparon y lo amarraron bajo un gran árbol de mango. El papá, después de recuperar el cuerpo de su hijo, pidió que quemaran vivo al saurio. Así lo hicieron, le echaron petróleo y le prendieron fuego, el cocodrilo bramaba de una manera espantosa que se escuchaba en todo el pueblo.
Otra noticia que encontré sobre cocodrilos es una que se publicó hace 120 años en el Diario Oficial del Gobierno, el martes 19 de marzo de 1889, la nota dice que en el margen de uno de los esteros de Tetitlán, formado por la barra del río Tecpan, Distrito de Galeana, fueron atacadas por un enorme caimán una pobre mujer y su hija que se encontraban por aquellos lugares recogiendo algodón. Víctimas de las heridas causadas por la fiera sucumbió primero la hija y después de algunas horas la infeliz madre. Señala la nota: “Este acontecimiento que ha  consternado a los habitantes de los lugares inmediatos, acaeció en principios de la semana próxima pasada”.
Aquí hablan de un caimán, quizá por el desconocimiento que tenían las autoridades de diferenciar un caimán de un cocodrilo. Recientemente no se habla de caimanes, más bien se han visto cocodrilos.
De los cocodrilos se dicen muchas cosas, incluso don Francisco Galeana Nogueda en su libro Conflicto sentimental. Memorias de un bachiller en humanidades narra que en el río Atoyac, en “la piedra del Zacate llamada así porque estaba rodeada de plantas silvestres y lama verde azulosa cuyas profundas aguas reflejaban a la superficie un oscuro tenebroso, donde en ocasiones aparecía una pareja de cocodrilos que se aventuraban a subir la corriente del río desde su desembocadura”.
Se han contado algunos cuentos, sobre cocodrilos, dicen que don José Olea, el dueño de una funeraria que hubo aquí en el centro de Atoyac, tenía ocultos unos cocodrilos, a los  que alimentaba con las vísceras de los muertos y que cuando se cansó de ellos los fue a tirar al río, precisamente por el rumbo de La poza del Muerto. Sin embargo, sólo son rumores porque nadie me pudo confirmar a ciencia cierta de la existencia de esos saurios en la funeraria y todo ha quedado como una especie de leyenda urbana.
Sin embargo, aunque parezca tenebroso los cocodrilos siempre han estado aquí, en el río y en casas de la cabecera municipal, allá entre 1965 y 1970, en las instalaciones de la compañía Silvicultora Industrial que estaba ubicada entre la carretera a la sierra y la calle Florida, tenían dos ejemplares de cocodrilos, pero una vez que creció el arroyo que pasa por ahí se los llevó.
En 1998, mi compadre Sosimo agarró un pequeño cocodrilo en el arroyo Cohetero, abajito de la colonia Francisco Villa, el anfibio había hecho su hábitat en las pequeñas pozas de agua que hay por ahí, bajo unos frondosos árboles. Mi compadre lo espió,  le puso una trampa y lo atrapó, lo tuvo como tres semana encadenado como si fuera un perrito, pero Chinto fue a verlo, le hizo ojo y se murió, porque “estaba muy chistosito el animalito”.
Luego en el año 2000 cuando Gabriel Castillo Radilla era director de protección civil del Ayuntamiento se atrapó un cocodrilo en el canal de riego frente a la unidad habitacional “Nuevo Horizonte” medía más de dos metros y medio de largo. Vino gente especializada de la ciudad de México que lo trasladó a un zoológico.
También en la colonia Sonora en los terrenos que son propiedad de la familia Mariscal tenían encerrado un cocodrilo que medía casi dos metros de largo, estaba en un estanque y a los propietarios ya se les hacía difícil darle de comer. Los vecinos y la directora de la escuela Juan R. Escudero denunciaron, esto a las autoridades municipales, porque los niños del mencionado plantel a la hora del recreo se divertían viendo el cocodrilo.
En junio del 2006, fue capturado un cocodrilo en la comunidad de Zacualpan. El saurio media más de dos metros y medio. Este ejemplar murió a finales de ese mes en un estanque del Ayuntamiento debido a que tenía fracturada la quijada, porque el campesino que lo atrapó lo lazó y lo jaló con un caballo. Este ejemplar era hembra y estaba embarazada. A lo mejor cuando salió a poner sus huevos fue atrapada por el campesino.
Otro caso ocurrió en abril del 2007, el campesino Armando Serrano Solís capturó un cocodrilo que medía un metro con 30 centímetros de largo, en una laguna localizada en las inmediaciones de Corral Falso, de éste se ignora que fin tuvo porque las autoridades ya no informaron a la opinión publica del seguimiento, debido a que el campesino quería tres mil pesos para entregarlo, de lo contrario lo devolvería a donde lo atrapó.
 Hace unos días pobladores de la parte sur de la ciudad, denunciaron que habían visto cocodrilos en La Poza del Muerto. A raíz de esta denuncia el Departamento de Ecología en coordinación con el Jefe de Policía Ecológica, Roberto Hernández López acudió al lugar con 14 elementos a su cargo para verificar, y efectivamente se avistaron 3 ejemplares de los 8 reportados por los vecinos.
Por lo que se puso en marcha a un operativo intenso de búsqueda, que duró 15 días, implementado por la Secretaría de Seguridad Pública a cargo de Josué Iván Gervasio Nava, en coordinación con el Departamento de Policía Ecológica y el Jefe Operativo del Medio Ambiente,  Yasir Hernández López.
 El día 3 de marzo a las 17:15 horas, ante la presencia del Alcalde Municipal Carlos Armando Bello Gómez, se capturó un ejemplar denominado cocodrilo americano (cocodrylus accutus) de un metro con treinta centímetros de largo, asegurándosele en un estanque del Ayuntamiento Municipal, mismo que luego fue puesto a disposición de la  Procuraduría Federal de Protección al Ambiente.
 Esa dependencia lo trasladó a la Unidad de Conservación de la vida silvestre con clave de registro SEMARNAT-UMA-IN-003-GRO, ubicado en la carretera Nacional Acapulco-Zihuatanejo del Municipio de Coyuca de Benítez, donde se depositó para salvaguardar su vida, ya que esa Unidad de Manejo cuenta con las instalaciones necesarias, vigilancia veterinaria, cuidado y alimentación propia de su especie.
Asimismo, el personal de ecología ha estado resguardando el lugar llamado La Poza del Muerto, desde hace algunas semanas con el propósito de cuidar que estos anfibios no sean atacados por cazadores furtivos.
De la semana del 23 al 27 de marzo, a petición del Gobierno Municipal,  estuvo en este municipio el cazador de cocodrilos, Erroberto Piza Ríos, mejor conocido como Tamakún, para capturar a estos animales y reubicarlos en su hábitat natural, los cuales serían capturados con trampas especiales para lo cual Tamakún colaboró con el área operativa del departamento de ecología y el jefe de la policía ecológica con sus elementos.
Sin embargo, a pesar de que acamparon de día y de noche en la orilla del río, no apareció ningún cocodrilo, al parecer olieron a Tamakún y se fueron. En una exploración que se hizo por el río se encontró en descomposición el cuerpo de un cocodrilo muerto por arma de fuego. Lo que quiere decir que ya hay cazadores furtivos amenazándolos permanentemente. Por eso urge que los ejemplares que tienen su hábitat en la parte sur del río Atoyac, sean trasladados a un lugar seguro, para seguir preservando su especie.