Atoyac de Álvarez

La Escuela Real
Víctor Cardona Galindo

La Escuela Primaria Urbana del Estado Juan Álvarez se localiza en la Plaza Morelos, colinda con el edificio que, hasta el año 2006, albergó al Ayuntamiento y ahora es utilizado por el DIF municipal. Es una escuela con tradición y la más antigua del municipio de Atoyac.
A lo largo de su historia, las instalaciones de la escuela Juan Álvarez han sido cuartel, salón de bailes y han dado refugio a los damnificados de desastres naturales. Además ha cobijado en sus instalaciones a la Escuela Primaria Nocturna y a la secundaria particular “Beatriz Hernández García”. En sus aulas comenzó a funcionar el Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial (CBTIS) y hospedó al módulo de la Licenciatura en Educación Media Superior de la Universidad Autónoma de Guerrero. Además ha servido de auditorio para conferencias sobre diferentes tópicos.
Así era la escuela primaria Juan Álvarez

Ahí se reunió cada mes la Sociedad Médica de Atoyac. En sus salones ha funcionado el taller de pintura de Jesús Carranza, la escuela de Karate y los cursos de inglés que esporádicamente impartía el DIF.
Se fundó como Escuela de Niños, después se le denominó Escuela Real, luego Escuela Oficial de Niños, más tarde como Escuela Primaria Mixta del Estado, posteriormente como Escuela Primaria Semi Urbana del Estado Juan N. Álvarez y ahora se llama Escuela Primaria Urbana del Estado Juan Álvarez. Esta institución ha sido escenario de múltiples acontecimientos en la vida local.
La fundación de la primera escuela en nuestra entidad se le atribuye al agustino Fray Juan Bautista Moya quien en 1541 fundó en Pungarabato, Tierra Caliente un templo y anexó un convento para instruir niños; la obra se repitió con éxito en Petatlán y Tecpan, de la Costa Grande del actual estado de Guerrero, nos informa el doctor Eugenio Mendoza Ávila en   su libro La educación en Guerrero 1523-1992 editado en 1989.
Cabe recordar que algunos historiadores aseguran que Moya evangelizó esta zona y no es descabellado pensar que lo llevado a cabo en Pungarabato se repitió en Mexcaltepec. Entonces el agustino habría fundado la primera escuela en lo que ahora es el municipio de Atoyac.
En 1813, el primer Congreso de Anáhuac en Chilpancingo Guerrero, mandató “… que se eduque a los hijos del labrador y del barrendero como a los del más rico hacendado”, pero fue hasta en el México independiente cuando don Valentín Gómez Farías creó la dirección de Instrucción Pública, el 23 de octubre de 1833.
En 1849, se erige el Estado de Guerrero y la formación de las escuelas de Guerrero tiene como antecedente la ley promulgada el 5 de marzo de 1850, siendo gobernador el general Juan Álvarez, quien luego emitió el 15 de junio de 1852 el decreto número 36, que permitía la creación del Instituto Literario del Estado de Guerrero, que llevaba el nombre de “Instituto Literario Álvarez”. La institución tendría la finalidad de impartir la enseñanza secundaria, nos dice Apolo Egeo Alejos Mejía en su libro La educación en Guerrero durante el Porfiriato, publicado por la UAG en 1988. Se buscaba cubrir la carencia de maestros en las escuelas primarias. En este decreto se establecía también la obligación de los municipios de enviar becado a un alumno que hubiera concluido la primaria con calificaciones óptimas.
Para 1861 el gobierno de Guerrero a través del decreto del 16 de diciembre, ordenó la creación de las escuelas reales; las cuales serían atendidas por los municipios. En Atoyac fue hasta 1886 cuando comenzó a funcionar la Escuela Real. El edificio fue construido sobre las paredes viejas de una barda que pertenecía al señor Sixto Serafín  escribió Wilfrido Fierro Armenta en la Monografía de Atoyac. Comenta don Julio Castro que la escuela se construyó ahí para cumplir la última voluntad de un antepasado de la familia Serafín.
En el Periódico Oficial del estado de Guerrero del 3 de septiembre de 1887, en un apartado dedicado a la instrucción pública, se indica que en el pueblo de Atoyac funcionan cinco escuelas de niños y que la de niñas está cerrada por falta de directora. 
En marzo de 1889 se terminó de construir el primer edificio de la Escuela Real de Atoyac, las obras se habían iniciado el primero de septiembre de 1888. Durante esos años el gobierno además de la mencionada escuela había fundado otros centros educativos, porque en 1889 en la cabecera trabajaba la Escuela Real de niños, la escuela de niñas y funcionaban primarias en San Jerónimo, Corralfalso, Boca de Arroyo y Zacualpan. Aunque, a veces, debido a la falta de maestros se cerraban por lapsos cortos, principalmente las escuelas de niñas porque era difícil encontrar maestras.
También la llamaban Escuela Oficial porque en la cabecera funcionaban algunas escuelas particulares, como la de don Espiridión Flores, papá del ilustre David Flores Reynada y la que abrió Custodio Valverde en 1904, que estaba frente a la plazuela la Perseverancia.
El 16 de enero de 1902, a las 17:20 un gran temblor sacudió el estado de Guerrero. Causó daños en muchas escuelas de la Costa Grande. Durante el mes de julio de ese año iniciaron las reparaciones que concluyeron hasta marzo de 1905.
El 10 de noviembre de 1903 se inauguró una escuela en Boca de Arroyo, municipio de Atoyac. Entre otros datos sobresalen: “el día 5 de marzo de 1904, previos requisitos legales tomó posesión del empleo de director de La Escuela Oficial de segunda clase de niños de Atoyac, Gabriel Solís nombrado por el superior gobierno del estado” informaba el Periódico Oficial Número 12 del 18 de marzo de 1904.
Era difícil encontrar profesores por eso en octubre de 1904, por falta de directores estuvieron cerradas las escuelas de Atoyac, San Jerónimo y El Humo.
Wilfrido Fierro apunta que el 27 de julio de 1911 en el corredor de la Escuela Oficial, el coronel Martín Vicario realizó el licenciamiento de las tropas de Silvestre G. Mariscal, después de la toma de Acapulco y del acuerdo de Juárez que expulsó del país al dictador Porfirio Díaz.
Tanto el Palacio Municipal como la Escuela Oficial  sirvieron de cuartel a las tropas del mayor Perfecto Juárez y Reyes, donde fue sitiado por las fuerzas de Silvestre Mariscal en una pelea que duró todo el día el 11 de enero de 1912. Cuenta Mariscal en sus memorias: “El fuego se había generalizado y como a las 10 de la mañana ya los teníamos reducido a sus cuarteles la sala consistorial y la escuela de niños”.
El miércoles 17 de diciembre de 1919, Patricio Pino Solís deja constancia de que Silvestre Gómez, el director de La Escuela Oficial de Niños estaba utilizando a los alumnos para pegar propaganda a favor de la candidatura de su hermano Benito Gómez a la alcaldía, contraviniendo la ley que le prohibía hacer política. Da cuenta, además de un baile programado para el día último de diciembre de ese año en la Escuela de Niños, la cual era utilizada como salón de bailes debido a la falta de centros sociales. Y en 1922, por las ventanas de la escuela se vendían los boletos para entrar a la función del cinematógrafo que se realizaba en la barda del Ayuntamiento.
Uno de los directores más ilustres que ha tenido la escuela Juan Álvarez fue el maestro Modesto Alarcón quien, de acuerdo a los datos proporcionados por José Hernández Meza, llegó a esta ciudad en 1913, era originario de Xochipala, Guerrero. Además de profesor ejercía como pastor evangélico presbiteriano. Fue director de la Escuela Real de niños de 1918 a 1925. En su honor la escuela que fundó la profesora Genara Reséndiz de Serafín lleva su nombre: Escuela Primaria Modesto Alarcón, de donde fueron profesores Lucio Cabañas Barrientos y Serafín Núñez Ramos.
Según el testimonio de Cipriano Catillo Noriega, Modesto Alarcón era un señor chaparro, gordito, tenía dientes postizos y usaba lentes, daba clases en la Escuela Real, vivía en la casa que ahora es de los hijos de Leobardo Martínez. Era muy pulcro para vestir, siempre andaba con zapatos negros. El maestro Modesto Alarcón también fue fundador de una escuela secundaria en 1930.
Don Simón Hipólito recuerda que solamente dos escuelas particulares de mucho prestigio había en Atoyac. En una impartía clases el maestro Modesto Alarcón. Su escuela se ubicaba por la calle Juan Álvarez, frente a la casa de Felipe Valencia. La otra, estaba en la calle Nicolás Bravo; ya casi para desembocar a la calle Juan Álvarez. Allí impartía clases el maestro Rafael Flores.
Modesto Alarcón fue parte del comité de Defensa Rural Proletaria en 1937, año en que falleció el 13 de septiembre. Sus restos mortales están sepultados en el panteón de este lugar.
Rosa Santiago Galindo, Rosita conoció al profesor Modesto Alarcón ya de edad avanzada, así lo recuerda: “bigotudito, gordo y grande como calentano. Era güero nada más que aquí, la gente se pone morena. Vivía en la casa que ahora es propiedad de los Martínez Ramírez, eran de él las dos casas que tiene esa familia en una vivía y la otra la utilizaba como escuela”. Los hermanos mayores de Rosita estudiaron con Modesto Alarcón, tenía una escuela particular que por la mañana era primaria y en la tarde impartía clases de oratoria y escritura. Formaba a sus alumnos como políticos y escritores.
Rosita recuerda también a la profesora Herminia L. Gómez, quien vivía con sus hermanas en la esquina de Guadalupe Victoria con Aldama tenían una casa chiquita de tejas. Daba las primeras letras, a su casita llegaban los niños. Aunque fue más famosa Anita Téllez Fierro y a ella no le han hecho honores. En la esquina de la calle Corregidora y Benito Juárez tuvo una escuela de parvulitos y enseñó a muchos niños.
Doña Carmen Mesino Sosa dice: “Antes, donde está el Ayuntamiento había una escuela de niñas cuya directora era la maestra Herminia  Gómez Loranca. Herminia era morenita delgada, simpática y muy educada, era una maestra muy activa, muy cumplida”.
La maestra María de Jesús Luna recuerda que Herminia despedía una personalidad muy grande, sabía dominar la situación, cuando ella fue a la escuela de niñas los dejaban solos y obedecían en cuanto al trabajo escolar, hacían todo lo que la profesora les decía. Era una escuela muy eficiente. Por eso una escuela que se ubica al norte de la ciudad lleva su nombre.
 “Herminia tenía buena estatura, delgada, blanca y su cara larguita; se veía bien con enaguas largas y blusa o vestidos largos”. Dice don José Parra Castro.
De 1925 a 1929, La Escuela Oficial se cerró durante el levantamiento armado de Amadeo Vidales, por eso los niños cuyos padres tenían posibilidades económicas asistían a escuelas particulares como la de don Espiridión Flores, como lo recuerda don Custodio Pino.
En 1928 la Escuela Oficial fue el cuartel del coronel Enrique Guzmán y prisión para Luis Urioste y Rosendo Galeana Lluck, quienes fueron acusados por el coronel Guzmán de estar apoyando a los Vidalistas. La escuela estaba en la mira de los federales debido a que uno de los jefes vidalistas Pascual Nogueda Radilla era profesor de esa institución.
En 1929 se unieron la escuela de niñas con la de niños para formar La escuela Primaria Mixta del Estado. La directora de la escuela de niñas era Herminia L. Gómez y la de niños era dirigida por Canuto Nogueda Radilla. En donde ahora está el edificio del DIF era la primaria de niñas,  y la de niños estaba en donde está actualmente la escuela Juan Álvarez recordó don José Parra Castro, a sus 87 años.
Don José Parra Castro estudió tres años en la escuela de mujeres cuya directora era la maestra Herminia L. Gómez y el cuarto año en la Escuela Real con don Canuto Nogueda Radilla, quien era un maestro correcto, estricto que imponía castigos severos. Don José recuerda que: “La Escuela  Real era de tejas, tenía un corredor con pilares que daba vuelta hasta la calle Juan Álvarez y para adentro había otras galeritas. La escuela de mujeres también era de tejas, con un corredor de horcones y rodeada por una barda bajita, tenía un patio sombreado por un guamúchil grueso, un día me dejaron encerrado, me brinqué la barda y me lastimé un pie”.

II

El 18 de mayo de 1967, el mitin de la Escuela Juan Álvarez fue reprimido con violencia por parte de policías judiciales estatales. Esa masacre ocasionó que Lucio Cabañas, el principal orador, dejara de ser profesor y se convirtiera en guerrillero. La Escuela Juan Álvarez antes se llamó Escuela Real. La cual, según el testimonio de don Cipriano Castillo “era una casa blanca de tejas tenía tres puertas de madera, y una salida a la barda. Formaban a los niños antes de entrar al pie de la casa. Se podía cursar hasta cuarto año, después salían y se iban a estudiar a otro lugar. Tenía un pretil hacia el lado del poniente, en la calle Juan Álvarez como de metro y medio de alto”.
En 1940 entre el Ayuntamiento y la escuela había un cuarto que era la comandancia y cuando salían los niños a jugar iban a ver a los presos, porque la barda del Ayuntamiento era la misma con la de la escuela.
El maestro Teófilo Salas Cervantes recuerda que llegó a la Escuela Juan Álvarez el 10 de noviembre de 1954, cuando estaba de director Porfirio Alday Mújica. En ese entonces había siete grupos, a él le asignaron el tercer año. Teófilo estuvo 25 años frente a grupo y 21 como director de ese plantel. Se jubiló a los 46 años de servicio.
Cuando llegó la escuela era de adobe y tejas con corredor y dos salones grandes, uno que venía de la avenida Juan Álvarez hacia donde era el Ayuntamiento; el otro, de norte a sur era un salón largo que se dividía para separar los grupos y abajo había un desnivel donde estaban los primeros años; ahí había primer año y parvulito que era como el kínder porque después de parvulito pasaban a primer año.
Rememorando su estancia en la escuela el profesor Teófilo Salas señala la fecha de su fundación en 1886, cuando se llamaba Escuela Real. Con el tiempo llegó a llamarse Escuela Primaria Semi-urbana del Estado Juan N. Álvarez. Luego pasó a ser urbana.
Después de una investigación exhaustiva en la que participó doña Juventina Galeana  y el grupo Convivencia Cultural se le suprimió la “N” y se llama ahora Escuela Primaria Urbana del Estado Juan Álvarez, porque se logró demostrar que el general firmaba únicamente como Juan Álvarez y la “N” no tenía razón de ser.
Don Custodio Pino a sus casi 100 años recuerda que fue secretario de la mesa directiva de padres de familia que encabezó Bonifacio López Díaz, y que un día de 1956 visitaron al presidente municipal doctor Segundo de la Concha para solicitarle permiso para hacer el baile del 16 de septiembre y recabar fondos en beneficio de la escuela. El doctor Segundo de la Concha les dijo “Lo siento mucho pero el baile ya lo está organizando el Ayuntamiento, pero les voy a dar otra cosa mejor. Les voy a ceder lo que es el palacio municipal para que se haga grande la escuela”. A los pocos días cumplió y luego murió.
En 1956 la escuela de tejas y adobe tenía un color rosita. Antes de ir a clases los alumnos iban al río por agua, porque las casas no tenían agua potable. Para el consumo doméstico de las familias se traía del río, donde se hacían unos pocitos a la orilla para sacar el líquido vital.
A principios de los cincuentas los alumnos usaban el uniforme blanco únicamente para desfilar y los demás días iban como podían. Ya para 1953 se había instituido el pantalón azul y camisa blanca para los hombres. Las mujeres llevaban un vestido azul con un cuello color blanco y rojo, algunas lo llevaban de plástico. Se hacía una comisión para el aseo en cada salón y se calificaba higiene y puntualidad, rememora Zacarías Mesino Patiño alumno que egresó en 1956.
En la escuelita de adobe y con mesabancos tradicionales, cursó el sexto año el compositor José Francisco Pino Navarrete quien concluyó la primaria en 1957. Él narró que con un grupo de 15 jovencitos venía a clases desde El Ticuí, porque en la escuela Valentín Gómez Farías sólo había hasta quinto año. Les tocó tomar clases en lo que fue el Ayuntamiento, donde se instaló el grupo de sexto año, después de que este edificio fuera donado a la escuela.
Antes de 1957 en el año que egresó Zeferino Serafín Flores la construcción era antigua, había siete grupos. Viendo la escuela de frente estaba el cuarto, quinto y sexto año, al fondo haciendo una escuadra estaba el tercero y segundo año. En un desnivel viéndola de frente estaba el primero “A” y primero “B”.
A finales de la década de los cincuentas no había salones de baile por lo tanto se organizaban bailes para recabar fondos en la escuela Juan Álvarez. Tenían divididas las paredes con tabiques, pero como estorbaban para la bailada, se mandaron hacer divisiones de fibracel con zapatas para hacerlas movibles y a la hora del baile quedaba una sola galera. En ese tiempo se celebraban fiestas de disfraces durante el carnaval. Aunque en ocasiones también se hacían eventos para beneficio del plantel en la barda de doña Mariana Herrera ubicada donde estuvo la fábrica de hielo. El 22 de noviembre se festejaba el día del músico y algunas veces para economizar los alumnos servían de meseros dice Zeferino Serafín.
En diciembre y antes de salir de vacaciones de Semana Santa, los alumnos más grandes iban de excursión a la playa en el lugar denominado Costa de Plata. Con el permiso de los padres se aportaba una módica cantidad y se alquilaba una camioneta.
Zeferino Serafín dice que también llegaron a ir de excursión al río a un lugar que se conocía como Paso Hondo, donde ahora está la presa; también visitaron algunas huertas como la de don Timo Flores.
Las festividades del 10 de mayo se hacían en la escuela y a veces en el cine Álvarez. Había una comida a medio día con un programa literario musical. El  9 de mayo se salía a cantar las mañanitas a las madres, en cabalgatas con faroles hechos con huesos de palapa y papel de china que llevaban una vela en el centro. A veces se cantaban las mañanitas el mero 10 a las 5 de la mañana. El día del maestro también se festejaba en la escuela y el día del soldado iban los alumnos al cuartel a cantarles las mañanitas.
Cuando era día de una celebración nacional los alumnos estaban frente al Ayuntamiento, antes de las seis de la mañana para izar la bandera en un acto encabezado por el presidente municipal quien izaba la bandera y los alumnos apoyaban con el himno nacional y la banda de guerra. En la tarde se repetía el procedimiento para arriar el lábaro patrio.
Se desfilaba el 16 de septiembre, el 12 de octubre, el 20 de noviembre y el 5 de mayo. Todos los 27 de enero los alumnos de la escuela asistían a la comunidad de Los Arenales para conmemorar el nacimiento del general Juan Álvarez y el 13 de abril iban a Tecpan de Galeana para participar en los festejos del natalicio del general Hermenegildo Galeana. 
Hubo también una parcela escolar en un islote del río, donde se sembraban hortalizas y legumbres. Se formaban comisiones para darle mantenimiento a la parcela. A muchos alumnos les tocó sembrar. En la explanada, frente al Ayuntamiento se instalaban tableros e improvisaban canchas de básquetbol y se jugaba en la tierra, igual ponían redes para practicar voleibol,  expresa Dagoberto Ríos Armenta.
La barda de la escuela se cayó porque don José Navarrete Nogueda iba a construir su casa y no previeron lo que podría venir. Escarbaron al lado de la avenida Juan Álvarez  y se derrumbó la vieja construcción el 30 de abril de 1959. Les cayó encima a unas personas que vendían esquimos pegados a la pared y murió la niña Fidelina Salgado Cruz de nueve años, su familia se salvó de milagro.
“Después de la caída de la barda comenzó a organizarse el patronato y la sociedad de padres de familia para construir otra pared. Estaban en ese comité Flaviano Sánchez, Rosalino Sotelo, Pedro Mesino, Gonzalo Mesino Custodio Pino, se trabajaba muy bien, organizaron bailes para recabar fondos”, explica el profesor Teófilo Salas Cervantes.
Le solicitaron apoyo al gobernador Raúl Caballero Aburto, quien les autorizó los recursos para la construcción del plantel. Se empezó a tumbar la vieja construcción el 8 junio de 1960 y luego comenzó la construcción aunque con el desafuero de Caballero Aburto y la desaparición de poderes en el estado, la obra se suspendió. Posteriormente los padres de familia y la autoridad municipal continuaron con los trabajos. Logrando finalmente obtener el apoyo del gobernador sustituto Arturo Martínez Adame.
Mientras se construía el nuevo plantel, los alumnos tomaron clases en casas particulares. Se distribuyeron de acuerdo a la cooperación de los padres de familia que tuvieron la voluntad de prestar sus casas sin cobrar ni un quinto de renta. Había unos grupos en casa de Agustín Galeana, donde Nicolás Manríquez, Custodio Pino, Lucio Castro Radilla, Rosendo Téllez Blanco, Asunción Benítez, Hermenegildo Zambrano, Sabás Javier y Eduardo Gómez dice Wilfrido Fierro, en la Monografía de Atoyac.
Según el maestro Teófilo siempre estuvieron bien organizados nunca hubo ningún accidente, todos eran responsables, los maestros, padres de familia y los niños. Los homenajes se hacían en la calle independencia frente a la casa del señor Agustín Galeana.
Dice doña María Laurel que el 16 de diciembre de 1960, Raúl Caballero Aburto, gobernador del estado en una visita a este pueblo fue a la escuela Juan Álvarez para ver los avances que tenía la construcción. Luego el 12 de noviembre de 1961, el huracán Tara derrumbó un muro de ladrillos que estaba cimentando el segundo piso de la escuela.
Finalmente el 24 de marzo de 1963 fue inaugurado el nuevo edificio de La Escuela Juan Álvarez, cuando ya era presidente municipal Luis Ríos Tavera, aunque el trabajo de las gestiones recayó principalmente en el ex alcalde Raúl Galeana Núñez, quien tiene gran mérito en la construcción de ese moderno edificio del cual goza actualmente el plantel.
Zacarías Mesino no considera que haya sido la escuela de los ricos: “En 1956, había una hermandad entre los maestros y alumnos. Entonces no había distinción del que fuera rico o pobre. Posteriormente se dio eso, que dijeron que ya los ricos manejaban la institución, que la maestra Julia Paco estaba actuando mal. Luego vino un movimiento para quitarla, yo ya no viví eso”
Para Zeferino Serafín la Escuela Juan Álvarez era la escuela principal, más no la escuela de ricos, esa es una versión que se corrió en el movimiento de 1967. Pero en su tiempo había gente que no llevaba ni siquiera huaraches, andaban descalzos. En 1957, ya era obligatorio el uniforme. La edad no era controlada terminaban algunos de 15, 16 ó 17 años. Había alumnos de distintas edades en un grupo. Algunos estudiantes por cuestiones de trabajo se iban a la sierra a “la corta del café”, abandonaban la escuela y después volvían a comenzar de nuevo por eso salían de más de 15 años.
Algo que pudo darle el mote de escuela de los ricos fue que la mayoría de los presidentes municipales le daban preferencia a la Juan Álvarez. Sólo cuando Rosendo Radilla Pacheco fue alcalde tuvo la preferencia la Modesto Alarcón, que encabezó el desfile ese año.
El profesor Salas Cervantes expresó: “Es mentira que no se recibía a fulano porque no traía zapatos. A esta escuela le decían la escuela de los ricos, pero aquí siempre se ha recibido a todo mundo y hasta en la actualidad se sigue recibiendo a la gente más pobre”.
Consideró que: “el uniforme es preferible porque con un vestido que el papá le pudiera comprar a su hijo no tenía necesidad de andar comprando más vestidos. Es bueno tener uniforme porque la gente que tiene dinero le compra buena ropa a sus hijos y los que son de escasos recursos vienen los niños con ropa humilde y con el uniforme no hay ninguna discriminación”.

Actualmente la escuela es dirigida por el profesor Baltazar Hernández Valle. El maestro Teófilo fue penúltimo director y hace el recuento de su gestión: se construyó la cancha de básquetbol, se arreglaron los salones y todos los baños. Además de mejorar el mobiliario, todo lo necesario para el bien de los niños y para la presentación de la escuela. Con satisfacción dice que no hay en todo el estado una escuela que esté tan bien cuidada como la Juan Álvarez. Ahora tiene aire acondicionado, computadoras y bocinas en cada uno de los salones. La escuela va mejorando de acuerdo a la tecnología. Todo eso gracias a los padres de familia y a los maestros que les gusta trabajar.


Un recorrido por mi ciudad

I

Víctor Cardona Galindo

El bocote florea en noviembre. Mi ciudad está rodeada de bocotales. En enero el ahuejote amarillo, alterna con el primavero y mientras otro año comienza el bocote palidece.
Desde la altura de los cerros poco a poco la ciudad se va tornando plateada. Debido al calentamiento global, muchas familias no resisten el calor bajo las casas de azotea, por eso les construyen encima techos de láminas galvanizadas, para mitigar los rayos del sol. Por eso a lo lejos los techos refractan la luz, la ciudad asemeja una gran laguna, poco a poco la gente se va olvidando de los tejados.
Hace 33 años toda la noche se oía el tronar de la quebradora triturando las piedras que utilizaron para construir los canales de riego y por la mañana, a las seis, se percibían los tambores a lo lejos, eran las dianas en el cuartel del 49 Batallón de Infantería, que despertaban a todos a la misma hora. Al norte se escuchaban disparos a todas horas, era el campo de tiro, donde la tropa de cuartel hacía sus prácticas.
Ahora ya no están esos sonidos. Aunque al nacer el 2012 se escuchó una multitud de disparos, de todos los calibres habidos. A pesar de lo que se diga Atoyac es muy bonito y tiene algo que nos obliga a regresar. Como dice mi comadre “Al llegar aquí nos sentimos seguros y sentimos bonito respirar ese aire que viene de la sierra por la noche en diciembre”.
Pero para saber que tiene los invito a un recorrido por mi ciudad.
Las enchiladas de El Mercado “Las de pollo ausente”. Que son deliciosas hechas con la receta secreta de doña Francisca Castro Mesino. Son solamente unas tortillas enrolladas bañadas con una salsa de chile guajillo, rociadas de queso rallado y cebolla picada. Según su creadora lo sabroso consiste en la mano. Las personas que las prueban una vez, las vuelven a comer. Se llega a decir que quien no conoce las enchiladas de El Mercado no conoce a Atoyac.
Conserva de coacoyules y panochitas de ajonjolí.

En El Mercado, Secundino Catarino Crispín y Marcos Loza Roldán, pintaron un mural que rememora todas las facetas de la lucha del pueblo mexicano, está en las escaleras, ya para subir a las fondas, donde por las mañanas los trasnochados deambulan. Muchos sierreños van buscando un café con leche y un plato de arroz frito.
Al fondo de las fondas tiene su cerrajería Poli, un gran amigo muy dicharachero y alegre. El mercado se llama “Perseverancia”, porque antes ahí estuvo la plazuela La Perseverancia y mucho antes la fábrica de mantas La Perseverancia. Así se ha venido transmitiendo el nombre desde hace más de un siglo.
En una esquina de El Mercado se va para “El Champurro”, una casa de citas donde se podía o se puede tomar una cerveza y conseguir una chamacona, “un bolletín” decía Octavio  –“tengo que guardar para los bolletines” es la frase que me dejó de recuerdo mi gran amigo. Donde Champurro siempre se pudieron conseguir baratos los “bolletines”. Se conoce así el lugar porque a su propietario le decían “Champurro” de quien se recuerda la anécdota que siendo fotógrafo fue a tomar una foto a un difunto en San Jerónimo, pero al imprimir las placas sólo le salieron los pies. La señora que le había pedido el trabajo le reclamó, porque únicamente habían salido las extremidades entonces Champurro contestó –“de gracias que le agarré aunque sea los pies, porque ya se iba al cielo”.
Bajando por donde Champurro al río se encuentra un eterno basurero que se niega a desaparecer. La demanda de basura es mucha y a veces no se alcanza a satisfacer y se acumula. Dando un mal aspecto. En esa zona bajo una ceiba hace poco encontré a un ciudadano que se quedó a vivir ahí porque al salir de la cárcel ya no encontró a su familia y no le quedó otra que construir una casa bajo ese frondoso árbol. Otras familias también viven cerca de ese basurero, en improvisadas casas.
Por ese rumbo está El Calvario, se llama así porque ahí se montaba una representación de la crucifixión de Jesús. Por la noche son los dominios de la mujer de blanco, a la que Felipe Fierro hace alusión en un cuento de su libro El silencio del viento. En el Calvario muchos años estuvo el cuartel militar, luego las oficinas del PRI. Por el día, antes de subir están las pescaderas, el rumbo todo huele a pescado seco. Luego siguen las verduleras con su particular alegría, esa esquina es muy concurrida para los que acuden a comprar sus encargos.
Pero la vida del mercado comienza por el callejón Victoria, esquina con Aldama. Esa es una esquina muy bulliciosa, ahí se estacionan las combis que hacen el servicio de pasaje rumbo al Ticuí, la 27 Zona Militar y la Colonia Miranda Fonseca. Los domingos la barbacoa que trae El Güero de San Jerónimo, es tan sabrosa que los tamales vuelan y en dos horas ya no hay ni para remedio. Ahí se ponen los vendedores de queso que vienen de los sanluises.  Oscura la mañana también llegan los camiones de verduras, los que traen las flores y los vendedores de panocha que vienen de Potrero de Carlos.
En Insurgentes y Aldama llegan los domingos los habitantes de Caña de Agua con su cargamento de escobas de palma que entregan en diferentes establecimientos. Luego se ponen en Aldama frente al Villar a esperar a sus compañeros para retornar por la tarde a su pueblo que se encuentra en el cerro frente al Ticuí. Los cañandongos, les llaman despectivamente los ticuiseños, son gente muy pacífica que vive de la agricultura, de la fabricación de escobas y de la cría de animales.
Por la mañana en los días hábiles, como dicen los burócratas; en las cuatro esquinas que hace la terminación de Aldama y comienza Insurgentes, el callejón y el puente del Ticuí, se hace un aglomeración. Faltando 15 para las ocho es la hora pico, una fila de carros espera entrar al puente, mientras los otros vienen y salen por el único carril que el gobierno de Ruiz Massieu consideró que necesitaba. Como si la ciudad nunca fuera a crecer.
En las motos llegan montados de a tres, el joven o señor que va a su trabajo, la señora que lleva al niño a la escuela o va al mercado. Las motos descargan y salen disparadas por Insurgentes frente al viejo rastro que olvidó su mal olor.
Los del rastro, hombres indómitos que casi al final del gobierno de Pedro Brito García mataron una vaca frente a la presidencia en la Ciudad de los Servicios. No se querían ir al nuevo rastro. Pedro les entregó una camioneta cerrada para transportar carne y se fueron al nuevo matadero que está en la colonia Lomas del Sur donde mi zanca Marcos García Patricio “Aco” ahora es el director y se han mejorado las condiciones en las que se sacrifican los animales.
En Insurgentes muchas señoras se bajan de la combi y llevan casi arrastrando a sus hijos a la escuela y es que muchos aunque existe la primaria Valentín Gómez Farías en el Ticuí, prefieren traerlos a la Juan Álvarez, o a la Modesto Alarcón. Las escuelas del Ticuí perdieron su fama de antaño. Incluso la escuela secundaria federal Enedino Ríos Radilla ahora apenas completa la matricula necesaria para sobrevivir.
Hace tiempo, aunque atravesaban en pango, venían alumnos de la sierra a estudiar en la Enedino, recuerdo a Domingo Arreola Barrientos de El Cucuyachi era muy inteligente. A Carmen y María Félix Fierro Santiago de Agua Fría, quienes se hospedaban donde doña Angelina Juárez en el Ticuí. Muchos como Limones, Erik y Toño venían a estudiar del Río del Bálsamo, otros muchos de las colonias de Atoyac que iban a clases a la Enedino que tenía fama de calidad académica. Esos son los recuerdos que me trae esa esquina.
Por el otro lado del mercado al entrar al callejón de los chocomiles, está la rellenera, vende platillos de relleno, o relleno con bolillo. Al fondo están las enchiladas del mercado “las de pollo ausente” muy sabrosas, que dicen que quien las prueba, quiere más y cada vez que vuelve a Atoyac va por ellas. Cerca están los hierberos, los que venden santos. Los que no faltan en todas las entradas del mercado son los vendedores de discos piratas. Lo bueno es que como son de aquí si una película o disco sale defectuoso lo cambian, “tienen garantía”.
Por la mañana el callejón de los chocomiles está lleno, muchos son los que acuden a desayunar, los carretilleros gritan “va el golpe va el golpe”. A Rudy un amigo alemán le gustaba que en Atoyac encontraba cerca de la casa jugos frescos de zanahoria y de naranja.
Por el callejón de los chocomiles, pasa rápido un hombre sin camisa cargando una costilla de res, va rumbo a las carnicerías, sudoroso, oreado por el sol, lleva la carne fresca. Mientras un carreterillero sale del mercado, con su carretilla llena de elotes, las camaroneras se estrujan para no ser atropelladas, huele a pan, vainilla, chocolate, a relleno, a barbacoa. Es un día cualquiera en el callejón de los chocomiles.

En la esquina del callejón Niños Héroes con calle Juan Álvarez se ponen las floreras: las que traen alcatraces y velos de novia de El Tambor y El Molote y girasoles de Cacalutla. En la esquina del callejón de los chocomiles un niño vende ramas de hierba santa. Le pregunto -¿te puedo tomar una foto? –él se pone a llorar. 

II

Por la mañana la calle Juan Álvarez en el centro, está llena de taquerías, de barbacoa de res o de chivo. Los tacos Lute son los más sabrosos del rumbo.
En la calle principal está el sitio de Taxis Álvarez donde toda la zoología, las oleaginosas, delincuentes famosos, profesionistas,  los personajes de películas y  caricaturas manejan los coches que nos mueven para todos lados. A muchos hemos llegado a estimarlos y los sentimos como de nuestra familia. Bueno algunos lo son. El Frijol, El Garbanzo y El Popeye son amigos. En Atoyac hay un total de 62 Taxis.
Al pedir un servicio no se asusten si se encuentran con que El Choky maneja el taxi número 1, por alguna emergencia El Doctor y El Lala lo llevan en el 2 y si no, El médico está en el 3.
Todos los choferes tienen sus apodos: El Avestruz maneja el 4, si busca guardián El Perro trae el 5, Mario Braun está en el 6. Así podemos seguir mencionando Ronald trae el 7, Culoefierro el 8, La Acacia y Deyby el  9, El Garfield y El Pingüi el 11, El Hombre del Bastón el 13, Choche el 14, El Hermano el 15, El Chicharrón el 16, El Profesor Jirafales el 17, El Compañero el 19, El Sapo de Mar el 20, El Tejón el 22, El Garbanzo el 23, La Perrona el 24, La Mandarina y Don Gato el 27, Quico el 28, La Liga el 31, El Mataviejitas el 32, El Carisauro el 33, Pedro Mula 34, El Memelas el 35, El Tepache el 36, Tasmania y El Tragabalas manejan el 37, Koquemón el 38, Siliyigon el 39, El Canelo el 40, Cachiburro el 41, Tachidito el 42, La Garrocha el 43, La Jitomata el 44, Charmín el 46, El Popeye y El Primito el 48, Pelayo y La Marrana el 49, El Boris el 50, El Cachorro el 51, Matute el 52, EL Roro el 53, La Pipíla el 54, La Dormida o La Doctora el 55, El Toro el 58, La Pallita el 59, Mi chulo el 60, El perro aguayo el 61, La Plancha Mojosa y El Gallazo conducen el 62.
Hay otros taxistas como El Chameme, El Pato, El Mongo, El Sabelotodo, El Changuito de Coco, Mometrio y El Bombón Asesino.
Los sandilleros, meloneros y papayeros, no quieren abandonar la calle, se pelean con la dirección de reglamentos y con los comerciantes establecidos, pero ellos ahí siguen. Los jicameros, cacahuateros y vendedores de fruta al menudeo ya no se quieren quitar de la entrada al zócalo, hasta a la Comisión de Derechos Humanos han ido a parar.
Los huaracheros y los del “Buen Precio”, como son cristianos cierran los sábados. Un vendedor de herbalife sale al paso con su folleto. La zona de los bancos está saturada de carros. El Buen Precio da barato todos quieren comprar ahí, con ellos se surten los de las tiendas de los barrios, muchos se paran a sacar dinero de los cajeros. Es un soberano desmadre, en los días de quincena.
Por cierto, cuando construyeron el supermercado “El Buen Precio” descubrieron un túnel. Doña Yuve, Judith y yo nos metimos estaba alto y cabía una persona parada. Ahí fue la casa del coronel Alberto González, el eterno enemigo del general Silvestre Mariscal.
Sandía, piña, melón, papaya, pepino y hasta mango con salsa venden los del carrito en la esquina de los bancos o en la Agustín Ramírez. Son triciclos para recorrer las calles. El chamoyero grita su promoción, “si usted se come dos chamoyadas en 15 segundos, le regalo tres”.
“La traigo pinta, la traigo tiesa, la traigo pinta y tiesa”, gritaba el nevero que vendía nieves de vainilla y de coco. Le ponía el barquillo y luego lo volteaba y no se caía. “Eso es para que veas que la traigo tiesa”. La vejez lo alejó del negocio ahora sólo queda el recuerdo.
Los días 14 y 28 de cada mes el centro de la ciudad se llena de patrullas de la policía del estado, los agentes polvosos vienen a cobrar sus quincenas. Vienen de La Guitarra, Puerto el Gallo, Linda Vista. Todos los policías de la sierra bajan ese día. El centro está invadido de azules, que recorren el mercado las tiendas, Elektra, comprando y enviando dinero a sus familias. Los R-15, adornan el paisaje.
Cuando vamos al mercado nos damos cuenta en realidad para que sirven los periódicos. El Campanita cuando voceaba El Objetivo, decía “llegó el papayero, compre su papayero” y es que el periódico tabloide es especial para envolver papaya maradol. Igual El Sur, El Despertar de la Costa y el ATL.
Los periódicos estándar como El Sol de Acapulco, Novedades y El Opina, son especiales para envolver flores o chiles guajillos. Ese es el destino final del trabajo de tantos reporteros, editores y diseñadores; envolver frutas y especias en el mercado. Los voceadores de periódicos venden la devolución por kilo. Luego de desenvolver los chiles guajillos rescato algunas notas históricas.
En las calles de mi ciudad la inseguridad ha hecho que sea común ver en los negocios botes con letreros de “Ayúdame a regresar con mi familia”. Es el medio por el que las familias de las víctimas solicitan apoyo. Todos hemos aceptado este lastre, callados. Nadie dice nada y tímidamente depositamos una moneda.
A pesar del bajo precio y que las huertas están olvidadas la ciudad sigue oliendo a café. Más por la zona de los bancos. En la parte sur por la tarde se respira un intenso olor a coco que viene de la aceitera de Marcos Galeana.
En la cocina económica Mary, la carne de cuche, guisados con muy buen sabor, en la Aquiles Serdán, están seguras las aplaudidas.
Para comer en Atoyac  el menú es variado. En Atoyac hay casi de todo, para desayunar en la calle Nicolás Bravo y Agustín Ramírez encontrará de los más distintos platillos, desde una taza de café con pan o arroz, platillos tradicionales, hasta los huevos con jamón, las albóndigas, el pollo a la jardinera, también un platillo raro que se llama bajareque.
En esa zona están doña Bertha, doña Emma y doña Mine que guisan muy rico. Pero si alguien se levantó temprano de su hotel o donde esté hospedado, o llegó con algún amigo o familiar en el centro es recomendable que salga a dar una vuelta al zócalo, a las 7 u 8 de la mañana, que a esa hora los tingüiliches, zanates y alondras que pernoctan en esa plaza ya están remontando el vuelo y donde doña Viky se puede tomar un café negro acompañado de un rico arroz frito, con chilito de aporreadillo o entomatado de cuche.
En la calle principal hay variedad, para comer pueden ir ustedes a los tacos con Lute que está a un costado de la plaza principal o con Leno que esta frente a la terminal. Pero si desean algo más fuerte pueden irse a donde Chavelona a comer un caldo de cuatete, aunque para esto hay que llevar una buena compañía porque recuerden que al cuatete le dicen “quiebra catre”, por sus propiedades afrodisíacas. A Paulina le salen muy bien el salpicón y la carne de puerco entomatada, con tortillas de comal echadas a mano. Paulina está en la calle principal frente a un súper mercado que abrieron hace poco.
Y si buscan algo más cercano a la naturaleza y sin salir de la ciudad vayan al Cuyotomate, donde encontrarán una variedad de comida mexicana, cerca de la frescura del río y donde también pueden bañarse en la poza que existe ahí. Se les antojaron mariscos, pues vayan con Paty en la calle principal o con Blas que tiene su negocio cerca del centro.
Pero si a ustedes se le hizo noche, se van aquedar en Atoyac, cerca de la zona de hoteles y el centro en el callejón Montes de Oca está doña Ruma, quien todas las noches saca su comal y vende una variedad de antojitos mexicanos, aunque las que ya se han vuelto internacionales, son sus sabrosas picadas o sopes como les quieran ustedes llamar, hay de champiñones, de tinga, de rajas, de pollo y queso Oaxaca.
Con Ruma han ido a comer norteamericanos, españoles, franceses e italianos, antropólogos, arqueólogos y defensores de los derechos humanos y todos se han llevado un buen sabor de boca. El año pasado lamentamos el cierre de La Pagoda el restaurante de comida china de don Paco. Aunque ya Raúl Brito García nos tiene prometido que se va abrir una cocina china en su plaza frente a la gasolineria.
Si gustan de taquitos de cecina, de ubre, tripa o carne enchilada, les recomiendo que vayan a la calle Galeana, ahí a hay un pequeño negocio que se llama la Cebollita Roja, donde las salsas les van encantar y los ricos tacos. Susana Oviedo y Álvaro López Miramontes se fueron encantados y queriendo regresar después de cenar ahí. En esa calle también puede encontrar tamales y atole de plátano o de piña, depende de lo que guste.
Si quiere echar la copa y pasar una velada con la naturaleza vayan donde El Cachi, puede pagar un taxi que lo lleve, o si trae vehículo enfile rumbo al Ticuí y de ahí a la colonia Lázaro Cárdenas, en un lugar llamado Huanacaxtle ahí está El Cachi, tiene de todo, y además una guitarra con la que les hará pasar una velada inolvidable. El 24 y 25 de abril del 2010  hubo una Convención Estatal de Periodistas, por la noche un grupo de ellos se organizó y se fueron a pasar una velada donde El Cachi y se fueron encantados. En el centro también hay buenos lugares donde usted con tranquilidad puede echar la copa.

III

Los caminos que llevan a mi ciudad están rodeados de un árbol mágico, de cuyas flores se alimentan las iguanas y al reventar sus vainas, el sonido es muy similar al disparo de un rifle calibre 22. Es un árbol que a veces sólo tiene vainas, a veces sólo flores y a veces sólo hojas. No sirve para sombra porque la mitad del tiempo está pelón. Pero si es bueno para cerca viva, porque sembrando un tronco en la humedad pronto echa raíces. Es un árbol que en alemán se escribe y se pronuncia igual “cacahuananche”. Es nuestro cacahuananche y no lo prestamos al mundo. 
Los chicurros prefieren los cacahuananches para asolearse, porque sus hojas curan la sarna y los chicurros son sarnosos. Sus flores son moradas y dulces. Un baño de agua en que se hirvieron hojas de cacahuananche sana de la fiebre.
El cacahuananche florea en enero, como los mangos y la retama. El ciruelo muestra sus pequeños frutos, el zazanil está amarillo, la retama se enciende y brotan los primeros manguitos, mientras el cacahuananche está morado…
La gente ha dado por llamar “Club de los pájaros caídos” al grupo de viejitos que sientan todas las tardes en el zócalo cerca de las escaleras del kiosco y alrededor de la fuente.
La plaza fue remodelada por la alcaldesa María de la Luz Núñez Ramos y Eduardo Arroyo Valadez fue el arquitecto que planeó los cambios, le construyó una fuente con una amapola en el centro, plantó ficus y truenos y derribó los tamarindos por lo cual se hizo un escándalo porque eran árboles históricos. Antes de los tamarindos estuvo un árbol de zopilote grande y frondoso, los mangos eran ya centenarios. Armando Bello también remodeló el zócalo le quitó el adoquín que le había puesto María de la luz y en ese lugar puso concreto estampado y delineó bien las jardineras alzándoles el pretil y poniéndoles herrerías.
La plaza remodelada se ve bonita, se ganó espacio frente al Kiosco, por la tarde adolescentes con bicicletas hacen piruetas. También llegan los skatos con sus patinetas a practicar. La paletería “Tocumbo” tiene dos sucursales en las esquinas norte de la plaza. El hotel Catedral luce amarillo con su vista a la plaza y a la parroquia. El grupo “Brokensouls” de Breaking ensaya sus coreografías frente al DIF o en el kiosco.
En 1991, el zócalo y las casas de alrededor fueron pintados de un solo color. Los policías lo hicieron luego que vinieron con sus perreras a desalojar a los perredistas del Ayuntamiento.
Cerca de la fuente se sentaba un gringo al que los paraíseños llamaban El Señor Sol. Un día se hizo un escándalo.
El “Señor Sol” estaba sentado en una banca del jardín, pasó un niño y lo llamó para darle una paleta, el niño se puso a llorar. El Señor Sol quiso abrazarlo para consolarlo, entonces en niño corrió asustado como si alguien quisiera matarlo. La gente se alborotó y llamaron a la policía. Fue en esos días que habían detenido en Acapulco una banda de gringos pederastas, la gente estaba azorada por eso el Señor Sol fue detenido y llevado a la cárcel municipal, donde un grupo de padres de familia de la escuela Juan R. Escudero querían lincharlo, la policía lo impidió y lo mantuvo encerrado hasta que el consulado de su país vino por él.
Algunos habitantes de Hacienda de Cabañas y de El Paraíso lo defendieron porque no tenía antecedentes de pederastia, era un gringo ecologista que cuidaba una poza en El Paraíso, dicen que se la pasaba sumergido en el agua donde sacaba una piedras que les sonaban algo dentro. Sin embargo la gente no entendió razones. De esa manera de fue del país el Señor Sol y abandonó su poza en El Paraíso.
En mi ciudad las motos y motonetas se han convertido en un lastre; durante el 2010 hubo 77 accidentes en la calle Aquiles Serdán. Las motos rebasan por todos lados, los niños que  luego las conducen no saben de vialidad. Las autoridades han querido meter en cintura, a los motociclistas, pero no han podido, porque las protestas no se han hecho esperar igual que las mentadas de madre que recibe la policía vial de los padres. Hace poco por todas las esquinas salían corriendo motocicletas equipadas con una hielera atrás, eran vendedores de tortillas que andaban a la ganaditas. Incluso hubo enfrentamiento a puñetes entre ellos por los clientes. Pero al final los propietarios de las tortillerías se pusieron de acuerdo para acabar con este mercado tortillero sobre ruedas. Por eso la dirección de tránsito y la de reglamentos implementaron un operativo para parar las motos con hieleras. Ahora sólo se venden tortillas únicamente donde se debe, en las tortillerías.
Otras de las imágenes de mi ciudad es que en el CBTIS, que está sobre el Boulevard un par de ancianos pintan el tope, esperan que se despinte y lo vuelven a pintar, recibiendo monedas de los conductores, es su fuente de ingreso. Son viejos cargadores que poco rinden en su trabajo, ya no tienen el vigor de antes.
A la colonia La Villita casi no les llega el agua potable porque está a la misma altura que El Tanque, por eso no tiene presión la tubería. Es que la mayor parte de la instalación del agua potable de nuestra ciudad tiene más de 50 años, es todavía un gran porcentaje de asbesto, por eso el sistema esta ahorcado. Hay tubos hasta de dos y media pulgadas y también de 18 pulgadas. No hay uniformidad en la tubería.
Una ciudad en la que nada más paga el servicio el sesenta por ciento de los usuarios del agua potable. Son muchos los sinvergüenzas. Uno hasta demandó y no la paga porque no es potable. Y los prestadores de servicios ambientales piensan que en un futuro podrán cobrarnos un bono por el servicio.
El agua potable tiene un padrón de seis mil 800 registrados, de esos unos cuatro mil 200 son los que van al corriente en el pago. Hay una gran cantidad de tomas clandestinas, que se descubren cuando se pavimentan las calles.
En la colonia 18 de mayo entre todos los usuarios deben 800 mil pesos, le sigue la colonia Las Palmeras con 180 mil pesos; entre todas las 30 colonias el adeudo asciende a ocho millones de pesos.
Por mi ciudad todas las tardes vuelan las garzas, del Sur al Norte. Vuelan de la laguna buscando los cerros. El Arroyo Cohetero también alberga alguna cantidad considerable de estas aves. Algunas garzas también vienen del basurero de donde se alimentan. Durante el año 2011 el Ayuntamiento recogió un promedio de 38 toneladas de basura al día, con un promedio anual de 13 mil 870 toneladas de basura, esos son los desechos que produce una ciudad de 20 mil habitantes.

IV

“Las Picos de Oro”, les llamaban a las Güinsas en tiempos pasados. Eran famosos los cabarets: “La Burrita”, “La Copa de Oro”, de donde no salía mi abuelo, “La Puerta del Sol” en donde de vez en cuando iba mi “apá” y “El Carioca” donde un tiempo fue cliente este cronista.
En la calle Silvestre Castro, de la colonia Acapulquito, está la zona de tolerancia, es un foco rojo de la ciudad y es muy ruidoso el sitio. De manera oficial está registradas 50 meretrices que todos los miércoles pasan revista en el Centro de Salud, aunque yo creo que son más las que prestan el servicio de manera ilegal. La zona de tolerancia tiene ahora muy pocos clientes pero se niega a morir. Las mujeres trasnochadas todavía están en las puertas de los cabarets cazando clientes. De vez en cuando uno que otro desbalagado llega por ahí. Últimamente se prohibieron los narcocorridos en los cabarets y las cantinas. Se ha intentado bajarle al ruido, porque los vecinos se quejan en las oficinas de reglamentos.
En la zona de tolerancia doña Juana vendía iguana bien picosa y carne de puerco, estaba hasta la madrugada. Se ponía en la calle Silvestre Castro en la línea de “Las Vegas” y “El Impala”. Hace 20 años El Peludo era el único taxista que daba el servicio nocturno, manejaba un taxi pirata y cuando salía uno bien borracho, de esos antros de mala muerte, era el único auxilio para llegar a nuestras casas. Ahora el servicio nocturno es continuo el sito está cerca de la terminal de autobuses.
El “escuadrón de la muerte”, de los que gustan empinar el codo, durante muchos años ha estado en la Colonia Acapulquito, frente al río, ahí es donde van a dar los desahuciados y prófugos del alcoholímetro. Aunque ahora también se han formado otros, uno frente a la entrada del panteón y en una de las bancas del zócalo llegan muchos borrachitos a curársela. Atrás de la iglesia está El Fortín, es una “piquera” donde van los “teporingos” o los “teperochos” dice mi padrino Chon.
Algunos perros callejeros recorren la ciudad cerca del mercado “son los eternos prófugos de ciertos taqueros” dicen en la guasa los que gustan relajear pesado, al fin al cabo “Chivo que ladra no muerde”. Cuando era alcalde Germán Adame el regidor Juan Lucena mediante una campaña del sector salud quiso acabar con los perros callejeros, pero hubo una gran protesta y alboroto, que encabezó Clavert Rea, porque a todos, hasta los más sarnosos, les salieron dueños y fueron a conseguir facturas, apócrifas y certificados que les habían puesto las vacunas. Solo un perrito que no tuvo padre ni madre ni otro perro que le ladre, fue el único que sacrificaron.
Algo que no escapa de la memoria es que cuando fue presidente Luis Ríos Tavera, entonces si sacrificaron gran cantidad de perros, por el rumbo de Huanacaxtle, los envenenaban y los quemaban, entonces no existía la sociedad protectora de los animales y no había veterinarias que certificaran una vacuna que no les pusieron. Ni un héroe llamado Clevert Rea defensor de los desvalidos y animales en desgracia.
Atoyac tiene fama de violento, pero en otros tiempos los muertos con violencia aquí tenían sentido. Se moría por honor, por pasión política, por la familia, por una nalguita, por la defensa del bosque o la tierra. Nuestros muertos eran queridos y recordados. Reivindicados.
De pronto nos invadió esa muerte sin sentido que da vergüenza, donde los muertos no son recordados y ni tan queridos ni reivindicados. Ni siquiera por sus familiares. Esa es la realidad de la última ola de violencia que nos invadió.
Con alta voz pasan voceando el periódico, una voz de mujer le pone más énfasis y drama a la tragedia. “Mataron a Pancho López, uno de sus empleados lo apuñaló en su propia casa. El asesino está identificado” “La policía lo busca como cosa de comer”. Y la policía ni en cuenta.
“Vea entérese a aquí viene, retratado, así quedó Pancho López”. Resuena el sonido por toda la colonia. “Entérese también aquí viene retratado el que asesinó a su esposa y a su pequeño hijo. Estaba mariguano vea éste filicida. Este asesino confeso, llora y se dice arrepentido, entérese de la noticia”.

V

En la esquina de Nicolás Bravo y Reforma con El Nanche por la mañana llega Miguel Castillo. Saca su computadora de juguete y mientras le ingresa la contraseña pide El Sol de Acapulco. Luego se sienta a leerlo. Migue ya tomó como periódico mural el puente de la calle Juan Álvarez frente a donde estaba el cine Álvarez, es una especie de periódico mural de hechos del narcotráfico y el priísmo.
A Migue Castillo un día después de tantas quejas de los vecinos al Ayuntamiento, una patrulla lo llevó a tirar a Tres Palos donde tiene un hermano, lo bajaron y le dijeron ahí te quedas. Los policías pasaron a realizar unas compras al puerto, y en la tarde cuando daban un recorrido, Miguel los abordó en la calle principal frente a Elektra, -a qué hora llegaron manito-, les dijo - yo me vine luego, nomás vi a mi hermanito y me retaché. Ese es Migue.
Mucho me acuerdo de El Gringo, uno que circulaba cerca de la colonia de Acapulquito y la Mariscal ahí en la calle Silvestre Castro, le daba asilo una señora que llamaba Irene. El Gringo decía que ya se estaba haciendo niño y se veía cada rato en su espejo –ya voy para niño. Cuando agarraba su costal caminaba casi corriendo. Alguien le gritaba –¿A cuánto vas? Él contestaba –voy a cien.
Hubo un tiempo que muchos indigentes recorrían la ciudad, la patrulla los recogía y los iba a tirar por el rumbo de Papanoa en la madrugada. Al tercer día estaban aquí porque la policía de Tecpan los agarraba llegando a su ciudad y los venía a soltar a la Y Griega. Así estuvieron durante mucho tiempo, en el estado y país donde no hay espacios para este tipo de personas vulnerables.
Aquella indigente que estaba embarazada y tuvo su hijo en un corredor en las inmediaciones de la iglesia. Andaba bañando a su hijo con agua fría por la mañana, el niño estaba morado del frío, cuando la policía se lo quitó para llevarlo al DIF.
-Mi hijo no ha hecho nada, porque se lo llevan –lloraba diciendo que su hijo no era un asesino para que lo llevaran a la cárcel. Su llanto era desgarrador y daba dolor escucharla. Ojalá su hijo haya quedado en buenas manos.
O aquella que recorría las calles desnuda de la cintura para arriba y que tenía unas tetas envidiables, acanaladas con una aureola de tonos semioscuros. – Que chulas chiches tiene esa mujer-, oí decir a una maestra en una esquina cuando la vio pasar.
La esquina de Reforma con Nicolás Bravo es muy solicitada, enfrente está Pollerama de Roberto Hernández, en la contraesquina esta doña Bertha, da barato y a la hora del almuerzo se llena de personal de protección civil y de policías. Yo tenía la costumbre de decir “La cuenta y un policía”, pero donde doña Bertha nada más pido la cuenta, porque policías hay todo el tiempo, para escoger.
Adelante donde se pone El Nanche a vender el periódico está la base de las Urvans que van hacia El Paraíso. En la calle Nicolás Bravo llega la carga de naranjas y plátanos de La Soledad, de ahí los carretilleros transportan el producto a los diversos lugares donde se va a vender. Esos de La Soledad son muy trabajadores, siembran plátano, aguacate, caña, naranja, café y cultivan la miel de palo.
La calle Agustín Ramírez es una vía muy concurrida ahí el 18 de julio de 1981, se formó el primer grupo de Alcohólicos Anónimos, agrupación que ha salvado muchas vidas y ha dado felicidad y tranquilidad a muchos hogares, el primer grupo se llamó “Los cafetaleros”, El grupo se instaló en la casa de Jerónimo Luna Radilla (el Güero Luna), los primeros integrantes fueron Adolfo, Pancho Juárez, Tacuba, Justino Reyes, Antonio Sánchez, Álvaro y Toño Quiñones. Todo surgió porque al Güero Luna se lo llevaron anexado al grupo Cuauhtémoc que está atrás de la embajada de los Estados Unidos en la Ciudad de México. En la calle Ámsterdam. Cuando comenzó el grupo servía de tribuna una máquina de coser Singer. Ironías de la vida, él que trajo el programa a Atoyac se murió por el puro gusto del alcohol.
Ésta calle se llama Agustín Ramírez porque aquí vivió de niño el célebre compositor guerrerense. Pero además esa vía tiene el mérito de haber visto nacer a Jesús Bartolo Bello López uno de los mejores poetas que tiene Guerrero en la actualidad. Por cierto nuestro poeta acaba de ganar el premio nacional Mérida de poesía.
El coquero se pone enfrente de Doña Mine en la Agustín Ramírez, siguiendo el ejemplo que les puso doña Aleja, el coco es negocio, de cuchara es sabroso, el agua con todo y pulpa a diez pesos. La gente le hace fila temprano. El coco es bueno para expulsar la solitaria y lubricar la piel.
Los pedigüeños aparecen por todos lados uno un día entró a una tienda pidiendo para sacar a su hermanita del hospital. Después me lo encontré en un restaurante pidiendo para su mamá ciega y en otra ocasión para su hermana enferma del pulmón. Este cabrón tiene mucha familia, lo que no tiene es vergüenza.
Entre las calles del centro y la colonia Sonora, existe “el bolillero más veloz del Oeste”, cuando oyes gritar ¡bolillooo! Y dentro de la casa contestas ¡Bolilloo! Y sales a la calle, el bolillero, disparado en su bicicleta recorre medio kilómetro, y escuchas el siguiente grito a lo lejos. Para comprarle necesitas estar alerta esperándolo en la puerta de la casa, lo que resulta difícil porque los bolilleros son los despertadores de esta somnolienta ciudad.
A Carmen le enoja que los taxistas no sepan dónde queda la calle Vicente Guerrero. Cuando los taxistas le preguntan dónde queda le tiene que decir que adelante de la Mueblería Carrillo, por donde está la base de las combis.
Es que en Atoyac los nombres de las calles están de adorno, la gente poco pone atención a ellos, aquí la orientación es por referencias. La calle Vicente Guerrero es por la calle de las combis, si vives en la calle Galeana, tienes que decir  por El Parazal, el Atrancón, por la parota o por donde vive la maestra Lupe Galeana.
El Centro de Salud de la Colonia Manuel Téllez es el centro de salud de la Parota. Si alguien vive en la colonia Benito Juárez dice que vive por donde el Padre Máximo.
Al referirse a la calle Juan Álvarez se dice Rumbo al Chico, por la Herminia, por donde Raúl Galeana, antes de llegar al callejón de los chocomiles, por Elektra, por la terminal o por la secundaria y últimamente Súper Che también se usa de referencia.
La Calle Palmas es la calle de la Coalición de Ejidos o atrás de la Corona. Decir la calle Aldama, es por Estereosol o la calle de las combis que van al Ticuí.
Cuando vivimos por la colonia Francisco Villa y Loma Bonita decimos antes o atrás de la Ciudad de los Servicios. Esas son las referencias más comunes para orientarnos en Atoyac, pocos son los que hablan de nombres de calles.
Para los que conocieron la ciudad cuando era un pueblo de tejas. Atoyac ha sufrido muchos cambios: La casa que fue de Silvestre Mariscal ahora es Construrama. La de Alberto González es ahora la tienda “El Buen Precio”. La de Antonio A. Pino cuyo terreno perteneció a Juan Álvarez ahora es un estacionamiento. El Castillo del doctor Palós ahora es un laboratorio de análisis clínicos y consultorios médicos. En el castillo del doctor Palós funcionó la casa de la Cultura Romualdo García Alonso, luego las oficinas del PRD y finalmente esos laboratorios. Es lamentable como los ricos de mi ciudad han ido acabando su magia.

VI

Ir al Cuyotomate a bañarse en medio de un cardumen de truchitas, tomar la chela, comer unas picadas o un pescado frito, ver a los jóvenes clavadistas que se tiran de lo alto del paredón y nadar junto a las tortugas que asoman la cabeza, es muy reconfortante. Las familias se congregan en El Cuyo los sábados. Por la tarde las garzas pasan volando río arriba. La música de Chalino Sánchez resuena en las enramadas, los luisillos y las primaveras comen en los guamúchiles, una parvada de golondrinas pasa rosando el agua quieta de la poza de El Cuyo, un Martín pescador grita mientras vuela rumbo a las piedras.
Es marzo el cacahuananche ya tiene sus vainas, los guamúchiles que rodean la poza del Cuyotomate comenzaron a reventar sus frutos, los ahuejotes presumen sus flores amarillas y los sauces reflejan sus ramas en el río, cual narcisos enamorados de sí mismos…
A la calle que va para donde El Cachi, en la colonia Las Palmeras le pusieron Juana Caxtle. La gente ha conocido el rumbo como Juanacaite, que es una deformación de la palabra Huanacaxtle que quiere decir parota. Nuestros antepasados no pronunciaban la X, le decían tapeite al tapextle, cuacaite al cacaxtle, Teneipa a Tenexpa. Ista a Ixtla. Entonces el nombre de la calle debe ser Huanacaxtle.
El tamarindo de la calle Juan Álvarez ya no está pero sigue siendo referencia. Los desfiles salen de “El tamarindo” al Zócalo.
En la calle Silvestre Castro está un letrero que dice “Hace un chingo de años, los indios éramos bien chingones, Cuauhtémoc ere un gran chingón, pero llegaron un chingo de gachupines y los muy hijos de la Chingada, hicieron mil chingaderas y chingaron a los indios y nos llevó la chingada y para que no nos sigan chingando afiliémonos al PST. Ese letrero lo escribió Mario Vega en la calle Silvestre Castro 92.
Las campanas doblan cuando alguien muere, si es por la noche al escuchar los dobles todos se preguntan -¿Quién moriría? Si no es familiar, al otro día se mata la curiosidad cuando se ve caminar el cortejo fúnebre por la calle principal, van con el féretro a despedir al difunto de la parroquia principal, luego al panteón.
Las familias tradicionales (las más viejas) se siguen sepultando en el panteón en el centro de la ciudad, ahí descansan nuestros próceres como Gabino Pino González, Pedro Clavel, David Flores Reinada, Arnulfo Radilla Mariscal y Enedino Ríos Radilla.
Hay otros tres panteones, el de La Libertad por el rumbo de la colonia Loma Bonita, en donde son enterradas las familias nuevas, algunos pobres que el Ayuntamiento les regala terrenos, ahí están enterrados los tres guerrilleros del EPR muertos en enfrentamiento, Rodolfo Molina y los dos caídos en el combate de El Guanábano.
Está el panteón de Las Lomas del Sur, es privado hay que tener recursos para comprar los lotes, ese panteón era de don Vicente Adame, él tuvo la idea de hacerlo, ahí están sepultados el químico José Zavala Téllez, doña Fidelina Téllez Méndez y el exalcalde Germán Adame Bautista. Los Nogueda ya abrieron también un panteón pegadito al de las Lomas del Sur.
De las tiendas de mi ciudad, las “Telas doña Velia” es tradicional, “El Bazar” es muy famoso y lugar de referencia, igual que “El Vaquerito”, la tienda de artículos eléctricos del ingeniero Santiago Garibo y el “Ferretodo”. “Materiales Téllez” y “Construrama”.
La ferretería “La Vencedora” en el centro. Dice Jaime Gama que a sus billares llegó un niño corriendo, -don Jaime, don Jaime deme un kilo de clavos, -Jaime contestó –Aquí no vendo clavos. El niño sorprendido dijo – ¿No? Es que mi papá me dijo –Ve compra un kilo de clavos donde bebo y vine corriendo para acá.
Jaime le contestó –Sí, aquí bebe, pero los clavos los venden don Bebo Galeana el de “La Vencedora”, y el niño salió corriendo.
Las tiendas más grandes son las de “El Buen Precio” y la de “Los Nogueda”. “Despensa del Hogar” no la hizo. “Súper Che” desde que se abrió les quita clientes, pero luego está más barato en “El Buen precio”, el pan de “Súper Che” es muy malo, aunque hay vinitos baratos y la promoción de los miércoles vuelve locas a las mujeres que a veces compran 10 kilos de chayotes, tienen a la familia hasta 15 días comiendo chayotes o jícama.
Un día antes y después del Huracán Paulina que azotó a Acapulco, sobre los árboles del Arroyo Cohetero había muchas garzas y un pájaro negro de laguna (pájaro cagón). En el arroyo cohetero todavía hasta abril y mayo llega limpia el agua a la altura de la calle Miguel Hidalgo. Abajito de ahí agarraron un cocodrilito que murió a los pocos días.
Muchos le dicen El Arroyo Cuitero, porque en una epidemia de cólera que hubo en los cuarentas iban ahí a lavar las cuitas. Don Régulo se sacó de la manga que es El Arroyo Cuitlateco. Hay muchos proyectos para embellecerlo, Cheque Arreola le quería construir un andador para que la gente fuera a correr. Hay que desazolvarlo todos los años, pero cuando pavimentaron Reforma, taparon la entrada que se había dejado para la máquina. La mala planeación.

VII

Las casas de empeño han invadido la ciudad, hay 13 en el primer cuadro. Se están acabando los pocos recursos de Atoyac. Pero eso no es lo único terrible, el hecho es que ya no se puede dormir en el centro, porque a cualquier mínimo desbalance, se activan las alarmas de dichas casas de empeño y ahí están gritando.
Prenda Mex, tiene una sucursal en la calle Juan Álvarez Norte, frente a casa Galeana. Monte Cash, también en la Juan Álvarez, frente a los camiones que van a la colonia 18 de Mayo. En el Zócalo está Casa Mazatlán y a unos metros de ahí se instaló Monte de la República. Casa Balsas está en Nicolás Bravo, en la Independencia está Zihuatlán, caja de ahorro y préstamo. Otra sucursal de Mazatlán está en la calle Juan Álvarez frente al consultorio del doctor Orlando Santiago Garibo. Servi Empeño está frente al sitio de Taxis, a un lado está Montemex. Prenda Fácil y Prenda Lana están donde antes estaba la terminal de la Flecha Roja.
Por El Bazar está Monte Pío Luz Saviñón, a la cantina de un lado ya le pusieron por nombre Cervefrío Monte Pío. Cerca de la casa de los Brito está Presta Max, que compra oro. Cooperativa Sinvacrem, de préstamo y ahorro, está en Reforma. El Banco Azteca y Electra, tienen a todos endeudados. Ahí se va el dinero de los atoyanquenses.
Se abrió otra casa de empeño a un lado de Monte Pío y Elektra, es Prestaprenda de Banco Azteca. Anuncia la oferta de 5.5 de interés mensual. Nadie presta más barato que presta prenda.
De los árboles que adornan las calles, hay ficus, mirtos y otros que han ido ganándole terreno a los almendros, porque los vecinos ordenan derribarles cuando se pavimentan las calles porque echan mucha basura y tiran muchas hojas.
El 2008 fue muy malo para los almendros una tormenta derribo ocho en un solo día. Los mangos que adornaban la plaza murieron secos, los vecinos les habrían puesto espinas de pescado en la corteza para que murieran, ya los tenían enfadados la gran cantidad de zanates y tinguiliches que dormían en la noche en la plaza. En los últimos años, grandes parvadas de tinguiliches y de zanates buscan la claridad para dormir para evitar los ataques del tecolote alvino.
Una ocasión que estaba en el zócalo como a las 12 de la noche vi que una gran ave blanca atacaba a los zanates que estaban en el mango. La parvada se alborotó, mientras aquella ave alzaba su vuelo a las alturas al tiempo que soltaba sin vida el cuerpo de un zanate que cayó entre los ficus. Riiik se escuchó su canto. Era la Ticuiricha, al día siguiente fuimos a ver dónde cayó el zanate. El cuerpo estaba completo únicamente le había comido las vísceras. -La ticuiricha sólo le comió el corazón,-dijeron mis acompañantes.

VIII

Cuando en Neen llegó un arbolito costaba 500 pesos. Donde había un árbol grande se le ponía vigilancia, porque se robaban las ramas. Se volvió famoso porque a decir de un manual cura 47 enfermedades. Ahora hay un árbol en la mayoría de las casas de Atoyac y en el vivero cuesta 30 pesos. Todos experimentaron para curarse la diabetes, hubo quien se tomó el caldo de una rama completa y fue a dar al hospital porque le bajó la presión. Se comprobó que estabiliza los nervios, tres hojas de Neen acompañada de tres hojas de árnica hervidas en un litro de agua, tomándose un vaso en la mañana y otro en la tarde cura bien rápido la tos con gripa. Las hojas en alcohol hacen un extracto que sirven para quitar los hongos y curar las heridas. Con el caldo de una rama de Neen bañamos a La Campanita y se le salen las pulgas, después corre feliz ladrándole a todo el mundo, jugando con lo que encuentra.
La yaca y el maracuyá son las plantas exóticas que en los últimos 20 años aparecieron en el paisaje de Atoyac, el jugo noni es ya parte de la dieta de muchos atoyaquenses, aquí hay muchos lugares donde hacen el jugo, que cuando llegaba de las Guayanas tenía un alto costo ahora es muy barato y energético.
La yaca llegó a Guerrero en octubre del 2000, en Ayutla se echó andar la primera parcela demostrativa, costaba a 600 pesos una plantita. Se distribuyeron las plantas durante una expo-alimentaria que se realzó en Acapulco, llegó de Nayarit procedente de Jamaica, pero la planta es originaria de la India, el fruto es una novedad por ser muy grande.
El maracuyá llegó en 1993 por Veracruz es originario de Brasil. El Neen también es originario de la India, llegó a Cuba, luego a Nayarit y de ahí Atoyac. Mientras el Noni es originario de las Guayanas y al igual que en Neen llegó en 1995 procedente de Nayarit. Hay también una variedad de almendro chino que se está sembrando. Los almendros, tamarindos y los mangos van quedando atrás en el paisaje urbano.

Graffiti

De pronto la ciudad se vio invadida por unos coloridos dibujos raros llamados graffitis, unos comics bien elaborados con mensajes de izquierda, otros eran sólo iniciales y nombres raros con letras distorsionadas y se multiplicaron los murales. Se comenzó a construir un código difícil de entender para la mayoría de la gente.
Hubo quien se comenzó a espantar, ¿quiénes serán esos mensajeros del diablo que pintan por toda la ciudad? Pero no es así, el graffiti es un arte y los que pintan son jóvenes que estudian, son responsables y quieren una sociedad mejor.
Es importante que se sepa que es una actividad que no se realiza por dinero. Para ser graffitero se necesita talento, dedicación y preparación. Los graffiteros son artistas urbanos y existen categorías: están los que sólo hacen tags, que es la firma del que los elabora; los que forman bombas, que son letras gruesas; los que crean piezas con una imagen o caricatura, los que hacen un mural, son los más avanzados por que dominan diferentes técnicas.
¿Ha visto usted el graffiti que está en la esquina de  la calle Corregidora con Benito Juárez?, es un  mural hecho utilizando la técnica de aerosol, que presenta la imagen de Emiliano Zapata, símbolo de la Revolución Mexicana, junto a la imagen del Ché Guevara, ícono de la revolución internacionalista, con las siguientes leyendas: “La unidad popular es la que puede hacer el verdadero cambio”, “Tierra y Libertad”, “Hasta la victoria siempre”. Por Reforma, cerca del arroyo Cohetero, hay otro graffiti con estilo salvaje dice “Entiendan ellos quieren expresarse”.
Cuauhtémoc Contreras, El Mors e Ismael Galeana Pino, Merik, son dos de los exponentes del graffiti en Atoyac y encabezan un grupo importante de jóvenes dedicados a este arte.
Para Cuauhtémoc Contreras el graffiti es una forma de escribir y de pensar, aquí en Atoyac el graffiti fue tomado como una forma de expresión política y de concientización. Este arte nace en Nueva York en los sesentas y los inmigrantes lo trajeron a la ciudad de México de donde pasó a nuestra ciudad cafetalera.
Para muchos es una forma de dejar su firma, como una manera de marcar su presencia, ese es el tag, pero también se pitan bombas unas letras estilizadas llenas de color, otros estilos son la elaboración de piezas que es una imagen o caricatura y se practica el muralismo mixto combinando técnicas como el aerógrafo, aerosol y el pincel. Estos cubren toda la pared y son los más avanzados.
El Mors narra que al principio no les prestaban las bardas, había que rogarle a la gente, pintaban solo sus firmas; Mors, Ciper, JNK, RSK y otras piezas. Piezas le dicen a una extensión, “son las partes que les metes a los graffitis que no son letras”. Otros estilos son: el 3D, las Bombas y las Burbujas, Wild Style.
En el callejón Ignacio Manuel Altamirano estaba un graffiti en aerosol de la imagen de Ricardo Flores Magón con un tag que decía Boser, la leyenda: “La lucha continúa… Regeneración”. Este mural fue cambiado por una pieza tipo 3D y una leyenda que dice “Dejar de luchar es empezar a morir”, firma FR4.
Atrás de la casa de la cultura en la calle Aquiles Serdán, pintaron una anguila-submarino, la hicieron con Montana una pintura española especial para el graffiti, este mural lo firma el Mugre crew, uno de los grupos de graffiteros que vinieron en el 2010 al encuentro de “Expresión urbana”, esa anguila refleja un estilo propio del grupo que la pintó.
Durante mucho tiempo atrás de la casa de la cultura antes de que pintaran la anguila, estuvo la imagen de Lucio Cabañas pintado por el “Peke” y la de un Guerrero Jaguar que hizo un graffitero mexiquense muy famoso que firma como “Humo”, las letras eran de otro graffitero llamado “Mibe”. Hay actualmente al interior de la casa de la cultura un mural hecho con técnica de aerosol que hizo “Humo” dedicado a la tradición de lucha de Atoyac.
Los graffiteros desarrollan juicios estéticos de vida que crean una identidad como “El Ymen” que vino a pintar a esta ciudad en abril del 2011, donde dejó marcado su estilo atrás de la barda de la escuela secundaria número 14. En Acapulco es fácil identificar un graffiti de “El Ymen” por la visión que tiene de la naturaleza.
En la jerga graffitera es una constante el uso de términos en inglés, lo que revela el origen del movimiento. El tag, es una firma simple; la bomb, letras inmensas en dos dimensiones; wildstyle, letras con diseño intrincado; 3D, letras tridimensionales; hot line, línea luminosa que bordea las letras; In line, línea dentro de las figuras.
En Atoyac ya han pasado otras generaciones de graffiteros, grupos o crew  fueron los llamados: “Célula”, “Solo Carnales” o “Solo Célula”, luego vinieron “Los Guerreros”, que se transformaron en “Juntos No Caemos”, más tarde FR2 y ahora son FR4- SK8 porque se unieron con los skates.
“Hubo otros grupos que surgieron pero no tuvieron trascendencia, porque vieron al graffiti como una moda y no como un arte. Ahora se busca hacer calidad y no cantidad. Se busca comunicar a la sociedad cosas positivas”. Aunque hay que destacar dice “El Mors” que hay niños que rayan casas sin sentido, eso afecta a los graffiteros profesionales porque ellos ya se han ganado un respeto.
Antes la policía los molestaba. A cada rato llegaban patrullas a preguntar si tenían permiso de pintar. Los querían subir a la patrulla, como sucede en Acapulco y en Chilpancingo donde los agarran, los llevan a barandillas y los multan. Aunque también hay que remarcar que el graffiti surgió como protesta en contra del sistema, se rayaba en edificios públicos y empresas influyentes del capital.
Para ir mejorando la técnica hay que ir pasando de Tagger hasta ser writer, y de escritor pasar a muralista. Es todo un engranaje en el oficio dice El Mors y hay que entenderlo, porque antes decían que era delincuencia y que era del diablo. Eso es normal porque mucha gente siempre va estar en contra de lo que es innovador. El tagger o graffitero hace del graffiti su modo de vida.
En Atoyac los graffiteros participan en la política. Todos los graffitis que aquí hay son de protesta y propuesta, porque los chavos quieren ver que su entorno cambie. Por eso el FR4-BS-SK8 se ha organizado para hacer actividades, limpiaron la cascada que está rumbo al Nanchal y pusieron letreros de no tirar basura. En el río hicieron una faena para retirar el plástico. Todo para hacer conciencia en la gente que hay cosas que deben cambiar.

Concluimos que el graffiti es un movimiento cultural diverso, constructivo y transgresor a la vez. Está relacionado con otras expresiones del arte urbano el hip-hop, Break Dance, el skateboarding  de las patinetas y con una peculiar forma de vestir. Tiene elementos de protesta estética y de voluntad artística. Y en Atoyac una particular organización para que el futuro sea mejor.



2 comentarios:

  1. Esla Unica y Primera vez que se de el Nombre de la que fué mi Escuela Primaria Urbana Federal Herminia L. Gómez. Cuanto gusto me dió leer de Ella en esta Historia para mí nunca antes vista.
    Curse de 1971 a 71, inscrito de oyente, por no tener la Edad. Despues de septiembre de 1973 a junio de 1978 en que terminé.
    Un gran Profesor como muchos, de nombre José Guadalupe Jimenez Polanco, me platicó que en 1974 encontraron la Lápida donde la Profesora fué sepultada en el panteon municipal de Atoyac. Le hicieron Honores Maestros y alumnos de la Herminia.
    Muy bonita Escuela. La recuerdo como si fuera ayer, y a muchos de sus Maestros. Y a mis compañeros que eramos alumnos allí.
    Saludos y gracias por compartir. Dios bendiga a los que son Maestros y a los Maestros que ya fallecieron, y hasta el cielo de la Historia sea asistida por los Ángeles del Saber Divino Tan Gran Maestra Herminia L. Gómez, y los maestros que han dado clases en esta Hermosa Escuelam de belleza panorámica y única.

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  2. Gracias por compartir tan agradables recuerdos.

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