domingo, 29 de octubre de 2017

Historia del Ayuntamiento X


Víctor Cardona Galindo
El año de 1938 se recuerda por la expropiación petrolera. Localmente por la conformación de los ejidos y el año en que los obreros tomaron las riendas de la fábrica de hilados y tejidos Progreso del Sur Ticuí. Hay registros que hubo una creciente muy grande y el río se llevó todo el ganado de Agustín Galeana y Timoteo Fierro. Para otros ese año fue marcado por lo que se llamó “la masacre de Cacalutla”.
Zeferino Nogueda Pinzón fue presidente municipal
en 1954, entró en sustitución del destituido
alcalde Luis Urioste. Foto: Cortesía de la familia.

Fue muy sonado el pleito que sostuvieron los líderes de las reservas armadas contra la familia Cortés de Cacalutla que terminó con el enfrentamiento armado de 1938. Pero el conflicto viene de más atrás, desde el 16 de enero de 1930, cuando el gobierno del presidente Emilio Portes Gil decretó la expropiación de 3 mil hectáreas de la hacienda de Cacalutla, propiedad de una compañía norteamericana, para entregarlas al general Amadeo Vidales Mederos quien conformó la Colonia Agrícola Juan R. Escudero, desde entonces Raymundo, Agripino, Francisco e Isidro Cortés buscaron la forma disolver la colonia y solicitaron al gobierno federal la conformación un ejido que contara con una defensa armada que estuviera a su servicio.
Los miembros de la familia Cortés, fueron revolucionarios maderistas y pelearon a favor de Obregón, eran descendientes de los antiguos caciques indígenas y fueron, antes que los norteamericanos, dueños de la hacienda de Cacalutla, por eso es que vieron a los colonos vidalistas como unos advenedizos e intentaron expulsarlos, a toda costa, con el apoyo de los antiguos habitantes de Cacalutla. La disputa por la tierra se dirimió con las balas.
Feliciano Radilla Ruíz vivió en Palo Verde, donde estaba la colonia Agrícola Juan R. Escudero y después de la muerte del general Amadeo Vidales Radilla quedó al frente de ese núcleo. Pero luego se regresó a vivir a su natal Boca de Arroyo cuando asesinaron a su hermano Emilio Radilla el 13 de marzo de 1933. Para 1937 Feliciano Radilla fue electo diputado federal y desde el Congreso siguió apoyando a la colonia en contra de las intrigas de la familia Cortés.
Por eso al salir electo como presidente municipal de Atoyac Isidro Cortés García, quien tomó posesión el primero de enero de 1937, los líderes reservistas Crispín Ocampo Bello y Toribio Gómez Pino, que eran gente de Radilla, se unieron con el comercio local y llevaron a cabo un mitin frente a la casa del profesor Modesto Alarcón, acto que estuvo dirigido por Canuto Nogueda Radilla. “Los manifestantes intentaban poner a Rosendo Galeana Lluck como presidente municipal”, dice Wilfrido Fierro Armenta. No lograron su objetivo porque Isidro Cortés ocupó la alcaldía resguardado por militares, demostrando así que contaba con todo el apoyo del gobernador Alberto F. Berber.
La familia Cortés tenía viejos resentimientos con la cabecera municipal y comenzaron los atropellos. La policía, después de ser tiroteada una noche en el camino de El Ticuí, detuvo a un joven de apellido Castillo y lo asesinó. Pocos días después, el 3 de abril de 1937, Isidro Cortés al frente de su policía asesinó a Arnulfo Vargas, viejo agrarista y comandante de Reservas Rurales de la sierra. Los hechos fueron en la fonda de la señora Juana Corona,  ubicada atrás del mercado municipal. En la balacera salió herido un reservista de apellido Lezma. Los demás compañeros de Vargas entre los que se encontraban Candelario Rosales y Benito Castro, lograron salir  limpios de la refriega.
Debido a este hecho sangriento, los jefes de los pelotones de las Reservas Rurales, Toribio Gómez Pino y Crispín Ocampo Bello, se movilizaron y sitiaron el Palacio Municipal donde se refugiaba el presidente Isidro Cortés García, pero las fuerzas federales al mando del mayor Alberto Orbe Domínguez, intervinieron oportunamente para evitar mayores consecuencias. Los militares se llevaron detenido al alcalde quien al salir libre se refugió en Cacalutla. Después de las investigaciones practicadas el Congreso del Estado ordenó, el 11 de abril, la remoción del presidente Cortés García, y su lugar lo ocupó el regidor Feliciano Fierro que sólo duró un mes en el cargo.
Pues como puede preverse, los miembros de la Comuna estaban divididos políticamente. Unos eran partidarios del diputado federal Feliciano Radilla y otros del gobernador Alberto F. Berber, por eso a fines de mayo acordaron cambiar a Feliciano Fierro y entró en funciones el regidor Ángel Torres quien también, luego, el mes de julio del mismo año fue depuesto por los mismos regidores, así llegó a la alcaldía Genaro Rosas Funes, quien ya para terminar el primer año del periodo constitucional fue cambiado también por acuerdo de la Comuna.
El primero de enero de 1938, ocupó la presidencia el señor Pedro Castro Reyes. Estuvo en el cargo hasta el 29 de noviembre de ese año, fecha en que fue asesinado por el comandante de la policía urbana Alberto Navarrete, Cabeza al Sol, en la casa de Rafael Flores cuando los dos ingerían bebidas embriagantes y por eso el resto del periodo lo cubrió Lino Galena Reyes.
El 2 de abril de 1938 el Partido Nacional Revolucionario (PNR) cambió el nombre a Partido de la Revolución Mexicana (PRM) con la presencia de los cuatro sectores: el Agrario, el Popular, el Obrero y un cuarto sector, el Militar, este último era el que mandaban en Atoyac.
Mientras los conflictos continuaban en Cacalutla, el 17 de mayo Isidro Cortés asesinó a Antonio García, por eso la madrugada del 9 de junio de 1938, los cuerpos de Reservas Rurales de 13 comunidades de Atoyac entre los que se encontraban los de El Quemado, Zacualpan, El Ciruelar, El Humo, Corralfalso, Boca de Arroyo, El Ticuí y dos de Tecpan: Nuxco y Tetitlan, comandados por Toribio Gómez y Crispín Ocampo Bello, atacaron por sorpresa a la familia Cortes. Murieron en el combate Raymundo, Francisco y Antonio Cortes, escapó milagrosamente Isidro, después de la acción el pueblo quedó reducido a cenizas. De parte de los reservistas murieron: Santos Barrera, Isabel Valle y Pablo Zequeida. Pero los reservistas no actuaron solos, la orden vino del teniente coronel Bonifacio Rivera y acusaron a Feliciano Radilla de ser el autor intelectual.
Doña Ceferina Pino, quien todavía vive en Boca de Arroyo, recuerda que los reservistas de Toribio Gómez se unieron con los de Tenexpa, Nuxco y El Quemado para atacar a Isidro Cortés en Cacalutla. “Las casas de ese pueblo eran de palapa y murieron en ese ataque Mundo, Celerino y Francisco. Isidro Cortés se salió vestido de mujer. Por eso después de ese ataque Feliciano Radilla a quien culparon de los hechos se fue a la ciudad de México”. Feliciano se defendería, con un elocuente discurso, en la tribuna del Congreso de la Unión.
 “A las 6 de la mañana /Cacalutla fue sitiado /a los Cortés y Ventura /los primeros que agarraron… Ellos se hallaban sitiados /y lo estaban matando /las casas de los corteces /se las estaban quemando”, dice un verso del corrido que todavía resuena en la memoria de los viejos.
Entre los recuerdos de 1938 está que el 18 de julio murió en Acapulco el ex diputado local Juan Fran­cisco Pino, quien estaba vinculado a los grupos reaccionarios de la localidad. Sus restos mortales fueron traídos y sepultados en, esta, su natal Atoyac. También el 8 de agosto el señor Feliciano Ponce trajo a esta ciudad la primera Sinfonola marca Wurlitzer y se la vendió a la señora Antonia Ayerdi. El aparato fue instalado en un salón de billares, frente a la puerta mayor de esta Parroquia Santa María de la Asunción, causando la admiración de los vecinos.
Dice don Simón Hipólito Castro que con monedas de cobre de veinticinco centavos se podía escuchar una canción. “Una tarde de un sábado que bajé de la sierra, fui y le eché una moneda para que tocara La Calandria interpretada por Pedro Infante. Ingenuamente, una señora de avanzada edad se me acerca y me dice: ‘por favor dígale al señor que está dentro que vuelva a cantar La calandria’”.
Después de formalizar su sindicato, el 21 de agosto, los obreros de la fábrica de El Ticuí abrieron la factoría el 8 de octubre de 1938. El organismo promotor se llamó Sindicato del Ramo Textil Felipe Carrillo Puerto, lo encabezaba su presidente, Lorenzo Fierro González; tesorero, Francisco Calderón; secretario de actas, Leónides Hernández Pino; vocales: León Obe Quiñones y Elpidio Ríos.
El general Lázaro Cárdenas del Río les concedió un amplio crédito en el Bando Obrero de Fomento Industrial. Para que se dieran estos logros intervino el diputado federal Feliciano Radilla, echándose a nadar de nuevo la fábrica el 20 de noviembre de 1938, con 210 obreros: 120 mujeres y 90 hombres. Con turnos: de 5 a 14 horas y de 14 a las 22:30 horas.
Dice Wilfrido Fierro que primero David Flores Reynada y después Enedino Ríos Radilla fueron los dos líderes que se preocuparon porque esta industria continuara funcionando para bien de los trabajadores y del pueblo, por eso en honor al primero se constituyó, el 18 de abril de 1938, la Sociedad Cooperativa de Participación Estatal David Flores Reynada y quedó como gerente Enedino Ríos Radilla y como presidente del Consejo de Administración, Lorenzo Fierro González, con este logro se cristalizó, en Atoyac, la lucha que Juan R. Escudero desarrolló en Acapulco contra la colonia española.
También comenzaba a cristalizarse la lucha de los agraristas. En 1938 se les dotó de tierras al ejido de San Juan de las Flores y el primer comisariado ejidal fue Donato Vázquez Antonio. Este ejido es uno de los más grandes del municipio, cuenta con aproximadamente 8 mil hectáreas, con sus anexos de Santo Domingo y Rincón del Balsamo. Ese año también, el presidente del Comité Ejecutivo Agrario de San Vicente de Benítez Pablo Cabañas Macedo, hizo las gestiones ante las autoridades agrarias para la formación del ejido.
El 22 de octubre, los fuertes aguaceros que azotaron a esta región durante cinco días ocasionaron una gran creciente del río Atoyac que arrasó totalmente con las islas de palmeras y pastos de los señores Agustín Galeana y Timoteo Fierro. También se recuerdan grandes terremotos que asolaron la región en esos tiempos.
Siguiendo el hilo de los acontecimientos, el 29 de noviembre el presidente municipal Pedro Castro Reyes, fue asesinado en la madrugada de este día, en la casa del señor don Ra­fael Flores, por el segundo comandante de la Policía Urbana Alberto Navarrete, Cabeza al Sol. Los dos andaban en estado de ebriedad. Por tal motivo al día siguiente asumió la presidencia municipal el regidor Lino Galeana Reyes quien por fin logró cubrir el período constitucional que correspondía a Isidro Cortés García.
Los anales de la historia local registran que, el 8 de noviembre de 1939, el general Lázaro Cárdenas dictó la resolución que estableció la expropiación de 80 mil 436 hectáreas de tierra contra varios hacendados y terratenientes españoles y nativos. Dice José Carmen Tapia que “Dichas expropiaciones afectaron el predio indiviso de doña Eloísa García Vda. De Mariscal, Rosa Reyes, Regino Mesino, Hermán Ludwig, Germán Gómez, Gabino G. Pino y Sucs., Andrés G. Pino, Salvador Gálvez y Sucs., Juan Zahar; así mismo, los predios propiedad de la Sociedad Mercantil C.L. Vulcano y Cía. Hug y Enrique Stephens y Cía”.
Después de la creación de la zona ejidal de la sierra atoyaquense, Feliciano Radilla y otros agraristas promovieron nuevos repartos con base en expropiaciones contra hacendados regionales. Ya no podría hacer más, porque el 8 de febrero de 1940 el diputado federal y candidato a senador de la república caería asesinado por el sicario Antonio Nogueda, en el cuarto número 7 del Hotel México en Chilpancingo.
Luego se vendría otro acontecimiento que afectaría la vida municipal, el 15 de noviembre de 1940, el teniente coronel Raymundo Cacho Peña comandante del 59 batallón de reserva depuso a todo el Ayuntamiento constitucional del municipio de Atoyac de Álvarez Guerrero, “valiéndose de la fuerza federal que se encuentra destacamentada en dicho lugar y acatando órdenes del gobernador del estado, quien desea tener elementos incondicionales en los Ayuntamientos para poder imponer como candidato al gobierno del estado a Francisco S. Carreto”, dice un comunicado.
El presidente depuesto fue Rosendo Nogueda a quien los militares quitaron para poner  a Antonio Ayerdi. “Viejos reservistas como Toribio Gómez participaron en esa deposición. Secuaces del gobernador Berber son: Toribio Gómez y Mónico Aquino, quienes se han encargado de hacer la labor criminal de dividir al campesinado de la región habiéndose ganado ya a los campesinos de la zona cafetalera”, informaba el 3 de diciembre del 1940 el profesor Graciano Sánchez presidente del Confederación Nacional Campesina al secretario de gobernación. Se decía también que los campesinos de Atoyac opositores a Toribio Gómez apoyarían a Rafael Catalán Calvo.

sábado, 21 de octubre de 2017

Historia del Ayuntamiento IX

Víctor Cardona Galindo
En la cima del cerro El Calvario estuvo el cuartel militar, ahí  también durante muchos años estuvo un cañón que el pueblo de Atoyac conocía como El Niño. En el Archivo Municipal consta que en 1934 que dicho cañón fue llevado, en cinco carretas, al Arenal del Paco, por el mayor Antonio Cárdenas López, jefe del tercer sector militar de Tecpan de Galeana. Estaba reciente la formación del municipio de Benito Juárez y el gobierno estatal tenía preferencias por ese territorio.
El señor Demetrio Castro Girón fue presidente
 municipal de Atoyac en 1934, por tres meses 
cubrió el periodo que correspondía a Antonio
 Rosas Abarca. Foto: Cortesía de la familia.

Pero además se vivía bajo la tiranía de la bota militar. Está claro, que en 1934, el jefe del sector militar en esta población, coronel Francisco Hernández Domínguez, traía instrucciones del gobierno federal de aplicar mano de hierro y acabar con los líderes de los dos bandos políticos que se disputaban el poder regional, por tal motivo muchos abandonaron el municipio para buscar protección en otras partes del estado y de esa forma evitaron correr la misma suerte que Obdulio Ludwig y David Flores Reynada.
Porque siempre se supo en Atoyac de que el coronel Hernández Domínguez fue el promotor de la muerte de Obdulio Ludwig, ya que los asaltantes iban uniformados de federales. Se supo además que también se proponía asesinar al presidente municipal Antonio Rosas Abarca, quien al verse acorralado por la fuerza militar, solicitó licencia y se fue a refugiar a Coyuca de Benítez. Desde ese lugar responsabilizó del complot al coronel Hernández Domínguez y lo denunció ante el secretario de Guerra y Marina, Pablo Quiroga Escamilla. Estuvo insistiendo en su culpabilidad hasta que logró que lo cambiaran de esta plaza, mientras tanto una parte de ese periodo de gobierno municipal lo cubrió Gaudencio Reynada, quien renunció en octubre y terminó la administración Demetrio Castro Girón.
Al hablar de la tragedia de Obdulio Ludwig y de David Flores, la tía Rosita Santiago Galindo dice que eso fue política de aquellos tiempos, ellos no se podían ver a pesar que eran primos hermanos. “La política se manejaba al grado de que eran enemigos a muerte. La misma tarde que mataron a Obdulio tomaron prisionero a David y a los pocos días amaneció muerto”, aunque para la tía Rosita a David lo mandó a fusilar el presidente municipal Antonio Rosas Abarca. “Está confuso, no entiendo como estuvo, los dos murieron con pocos días de diferencia”, dice.
Francisco Galeana Nogueda en su obra Conflicto sentimental. Memorias de un bachiller en humanidades recuerda que “Obdulio Ludwig fue asesinado un Sábado de Gloria, en su propia casa, muriendo a la vez el agente de la Compañía de Seguros La Nacional, don Eduardo Waigerber, de origen alemán y herido no de gravedad otro alemán de apellido Blum”.
Después de la muerte de Obdulio Ludwig la represión llegó a los agraristas donde quiera que encontraran, el 11 de abril de 1934 los federales y “voluntarios” al servicio de la familia Cortés de Cacalutla arrasaron y quemaron la comunidad de La Tamalera, para después colgar a los líderes. Después de eso la población se dispersó, algunos se asentaron en Cacalutla, pero la mayoría subió más arriba de las montañas, donde, entre milpas, piedras y palmeras de cayaco, construyeron toritos con techos de palapa y fundaron una nueva cuadrilla que se llamó Villa Guerrero. El lugar ahora se conoce como El Quemado y fue el refugio final de excombatientes vidalistas que formaron parte de la colonia Agrícola Juan R. Escudero.
Tampoco escapó a la política de terror de esa época el líder agrarista Alberto Téllez Castro quien fue asesinado en agosto de 1934. En El Carrizal municipio de Coyuca de Benítez está su tumba. Ahí los reaccionarios de Atoyac le pusieron una emboscada. Alberto vivía en Boca de Arroyo donde, en esos días, se formaba un grupo de defensa rural, fue al puerto de Acapulco por unas armas que proporcionó la propia federación, ya venía de regreso cuando lo emboscaron, con él murió su primo Francisco Castro. Alberto tenía 48 años, era hijo de Abrahan Téllez y de María Dolores Castro, dejó cuatro hijos en la orfandad: Alberto, Ofelia, Justina y Margarita. A pesar de haber peleado con las armas en la mano por un pedazo de tierra, nada les dejó a sus hijos, porque apenas andaban gestionando el ejido. Eran los días que todo mundo estaba solicitando e invadiendo tierras, por ejemplo el 20 de agosto de 1934, los campesinos de El Paraíso solicitaron la formación de su ejido. Por eso todos los líderes de los campesinos estaban siendo asesinados.
A punta de bala los militares impusieron el orden, porque después de estos acontecimientos sangrientos, la agitada situación política fue cediendo poco a poco hasta vivir un pequeño lapso de tranquilidad en la región.
Dice Wilfrido Fierro en su Monografía de Atoyac que durante la actuación del alcalde Gaudencio Reynada, se formó la Honorable Junta de Mejoras Materiales y Embellecimiento de la población, con la participación de los potentados locales quedando como presidente Justino Mendoza Pita, y claro, como presidente honorario el coronel Francisco Hernández Domínguez, el tesorero fue Onofre Quiñones y como Secretario fungió Pedro Parra Cortés, quienes llevaron a cabo, con el apoyo de la iniciativa privada, los trabajos del embanquetado del jardín Morelos, levantaron el viejo piso de ladrillo, lo sustituyeron por uno de cemento y tiraron las bancas de ladrillo que se habían construido en la administración del alcalde Patricio Rodríguez, para cambiarlas por 14 bancas de concreto que fueron inauguradas el 7 de junio de 1934.
Aquí quiero anotar un dato curioso, Alfonso Cedeño Galicia, El Güero Cedeño, fue comandante de la policía municipal en 1933 y 1934. En 1935 aparece solamente como policía. El Güero Cedeño fue soldado agrarista, después vidalista y en 1967 fue de tres primeros campesinos que se subieron a la sierra con Lucio Cabañas Barrientos para formar el primer núcleo del Partido de los Pobres.
Como expliqué anteriormente desde 1864 a 1934 el periodo fue de un año y de 1935 a 1956 de dos años, así que el primer presidente municipal que duró dos años, en el cargo, fue Pedro Parra Mesino fundador en Atoyac del Partido Nacional Revolucionario y partidario del gobernador Gabriel R. Guevara.
Entre las planillas que participaron para cubrir este periodo, estuvo la encabezaba por el comerciante Justino Mendoza Pita, presidente de la Honorable Junta de Mejoras Materiales y Embellecimiento quien al final se negó a contender debido a la agitación política que imperaba, y llegó a la presidencia Pedro Parra Mesino, que tomó posesión el día primero de enero de 1935. Durante los dos años de actuación, logró realizar la obra del campo de aviación de El Ticuí, gestionó el terreno ante las compañías españolas del puerto de Acapulco. El campo de aterrizaje fue inaugurado por un piloto aviador de apellido Clevens quien piloteó un avión trimotor. También la carretera entre Acapulco-Atoyac-San Jerónimo quedó terminada en 1935.
Dice Wilfrido Fierro que la actividad que desarrolló en cuanto a obras públicas fue poca. Construyó la cárcel municipal, a la que bautizó como “El cielito Azul”. El problema más duro que afrontó, fue el congreso agrario que organizó José Delgado Madrigal en la plazuela Perseverancia, del primero al 3 de noviembre de 1936, con una asistencia de más de 5 mil campesinos entre hombres y mujeres. Madrigal vino comisionado por el presidente de la República Lázaro Cárdenas del Río, para organizar a los campesinos para que se les  dotara de tierras y créditos para cultivarlas. Ahí Madrigal ofreció expropiar las huertas de los latifundistas Pino, Gálvez y Gómez.
En algún momento, considera Wilfrido, los dirigentes congresistas tuvieron el propósito de tomar el Ayuntamiento por asalto y, si se oponía, asesinar al presidente municipal, pero el alcalde se enteró de sus planes, tomó las medidas, puso de conocimiento a las autoridades y recibió la protección de fuerzas federales al mando del capitán Balderas, quien tuvo órdenes terminantes de someter al orden a las alborotadores. Por esta la razón los congresistas optaron por retirarse a sus lugares de origen solamente con promesas.
Entre los acuerdos tomados por ese congreso estaban: solicitar al gobierno federal la apertura de escuelas rurales en la zona cafetalera y comunidades del bajo, poner a trabajar la fábrica de El Ticuí, la dotación de tierras comunales, el mejoramiento de la carretera nacional de Atoyac-Acapulco y la dotación de créditos e implementos agrícolas.
En esos días, debido a los numerosos atropellos cometidos en todo el estado por el régimen del general Gabriel R. Guevara, entre ellos una masacre en Coyuca de Catalán, el Congreso de la Unión y la presidencia de la República ordenaron la desaparición de los poderes en el estado de Guerrero y vino como gobernador sustituto José Inocente Lugo, quien siguió apoyando a Parra Mesino para que terminara su mandato. 
Por órdenes del general Lázaro Cárdenas a principios de 1937 se organizó el noveno batallón del cuerpo de defensas rurales y el mayor del Ejército Alberto Orbe Domínguez nombró comandante de la primera compañía a Toribio Gómez Pino y al frente de la segunda compañía quedó Crispín Ocampo Bello quien días más tarde fue nombrado por el general Joaquín de la Peña.
Pero al mismo tiempo tomaba las riendas de la presidencia municipal Isidro Cortés García enemigo jurado de los reservistas porque era dueño, junto con sus hermanos, de la hacienda de Cacalutla a la que el gobierno del Presidente de la República Emilio Portes Gil había expropiado tierras para dárselas a los vidalistas que formaron la Colonia Agrícola Juan R. Escudero. Este conflicto lo llevó a ser desaforado y detenido en el Palacio Municipal por fuerzas federales, en abril de 1937, después de ser balaceado por los reservistas en la sierra, pero el gobierno del estado argumentó que lo depuso por haber cometido delitos del orden común.
Las cosas estuvieron así: En la contienda para elegir gobernador del estado participaron como candidatos: David Arizmendi, David Pastrana Jaimes y el general Alberto F. Berber, para diputados federales por el cuatro distrito, Margarito Gómez Mangana contra Feliciano Radilla Ruíz. Para diputados locales Enedino Ríos, Emilio López Torres y Miguel Bonilla, y por la presidencia municipal contendieron Isidro Cortés García y Rosendo Galeana Lluck.
Las elecciones estuvieron muy reñidas, sobresaliendo los candidatos Arizmendi y Pastrana Jaimes para la gubernatura; Feliciano Radilla a la diputación federal y Enedino Ríos a la local, pero el partido oficial declaró triunfante al general Alberto F. Berber como gobernador del estado, a Radilla como diputado federal y a Emilio López Torres en la local e Isidro Cortés García a la presidencia municipal de este lugar.
Cortés García tomó posesión el primero de enero de 1937. Ante tal determinación y en son de protesta los bandos políticos de la zona cafetalera y del bajo, encabezados por los líderes Toribio Gómez y Crispín Ocampo Bello, se unieron con el comercio local para llevar a cabo un plantón, que duró tres días, frente a la casa del maestro Modesto Alarcón. La protesta fue dirigida por los excelsos oradores Canuto Nogueda Radilla y Fructuoso Méndez Guisar.
Los manifestantes exigían que el presidente municipal fuera Rosendo Galeana Lluck, pero las autoridades estatales giraron instrucciones a los militares para que sometieran al orden a los revoltosos y le brindaran todo el apoyo a Cortés García. Los inconformes perdieron las esperanzas en su lucha y volvieron a sus comunidades.
Dice la Monografía de Atoyac que Isidro Cortés García, fue enérgico en su actuación administrativa y muy afecto al aseo de la ciudad, pues obligaba a los habitantes conservar limpio el frente de sus casas y al que no lo hacía le imponía  sanciones administrativas. En una ocasión citó al comercio local a una junta en el Palacio Municipal para darle a conocer su programa de trabajo, la cita era obligatoria y la asistencia debería de hacerse cronométricamente a la hora indicada y muchos por llegar tarde fueron multados sin ninguna consideración.
Esa vez el señor Sabás Hernández Parra fue requerido y presentado por la policía; al llegar al Palacio Municipal  le dijo al presidente: “Me ha mandado llamar de esta manera ¿no sabe quién soy yo?”, Cortés García le contestó: “No lo conozco, pero para conocerlo mejor, échenlo a la cárcel”. Ante este incidente salieron en su defensa los presentes, y de esta manera Hernández escapó de ir a los separos. Fue su temperamento bélico el que llevó a Cortes García a su fracaso político, considera Wilfrido Fierro.


Historia del Ayuntamiento VIII


Víctor Cardona Galindo
La noche del 26 de abril de 1911, los revolucionarios maderistas encabezados por el profesor Silvestre Mariscal González al grito de “Viva Madero” a sangre y fuego tomaron la ciudad de Atoyac. Luego de someter al piquete de soldados porfiristas que estaban destacamentados en este lugar quedaron dueños de la plaza, porque el presidente municipal Julián Mesino y su policía urbana se echó a huir al monte abandonando el Ayuntamiento. Luego los maderistas impusieron como alcalde a Inés Mariscal Dionisio.
Julio Ríos Villegas fue presidente municipal de Atoyac
 por el Partido Socialista de Guerrero en 1933.
Foto: Cortesía de la familia.

En los últimos años del porfiriato Inés D. Mariscal, Canuto Reyes, la familia Pino González, Alberto González y Julián Mesino controlaban la administración municipal, únicamente dieron oportunidad a Manuel Bello en 1903 y a Gonzalo García en 1908.
Al presidente Julián Mesino le tocaron las fiestas del primer centenario de nuestra Independencia, por tal motivo inauguró un segundo salón de la Escuela Real, obra que fue construida por su administración. También circuló con alambre de púas del jardín Morelos (Hoy plaza Morelos). En esas fechas a iniciativa del comerciante Gonzalo García se organizó la Banda del Pueblo y su director fue don Rafael Flores.
Pasada las fiestas de 1910, Julián Mesino fue sustituido por Canuto Reyes, pero de nuevo el primero de enero de 1911 estaba de regreso en la alcaldía, hasta el 26 de abril que por temor a los revolucionarios dejó el cargo para ya no volver.
Wilfrido Fierro Armenta en su Monografía de Atoyac consigna que en el primer ataque de los revolucionarios a esta ciudad, murieron Gonzalo García y su cuñada Rosa Muñiz, asesinados por Félix Serafín El Chacape, un rebelde mariscalista, a quien García cuando fue presidente municipal, había amarrado y expuesto en el Zócalo, bajo los rayos del sol. En ese tiempo los alcaldes solían castigar a los presos comunes encadenándolos en un árbol de mango que había en la plaza. No había cárcel municipal.
Al tener el control del lugar, los revolucionarios comenzaron el saqueo y la venganza, unos querían abrir la tesorería del Ayuntamiento para llevarse los fondos, otros se fueron a las oficinas de correos para llevarse lo que había, otros más atracaron la tienda comercial del Alberto González. Mientras El Chacape con sus compañeros de San Martín de las flores buscaron a Gonzalo García en su casa para ajustar cuentas, cuando lo encontraron su hermosa cuñada lo abrazó para evitar que lo mataran, sin embargo no hubo piedad. Entre tiros y machetazos murió el influyente Gonzalo García y también Rosa Muñiz.
Canuto Reyes, Alberto González y Gonzalo García formaban parte del grupo dominante de Atoyac. Canuto Reyes fue presidente municipal cuatro veces, Alberto González y Gonzalo García una vez. Los tres controlaban el comercio local. 
En 1908 durante la gestión del alcalde Gonzalo García se instalaron las bancas de fierro en el zócalo de la ciudad y se construyó un nuevo kiosco con madera de la región. Dice Wilfrido: “Esta obra en su mayoría fue hecha con el trabajo personal de los presos, lo que ocasionó un odio hacia él”. Unos de los logros de los alcaldes porfiristas fue que en 1900 quedó abierto el camino de carretas de Acapulco-Atoyac y el servicio telefónico en 1907. Aunque también hubo medidas arbitrarias y antipopulares como aquella dictada por Canuto Reyes en 1909, quien ordenó el cobro de la contribución personal de 25 pesos a los jóvenes, y el que se negaba a pagar era perseguido por las autoridades, por eso muchos jóvenes se escondieron en la sierra y solamente bajaron cuando estalló la revolución.
Década de los treinta
Unos de los periodos qué más da de que hablar en la historia de nuestra matria, es la década de los treinta, cuando dos primos hermanos controlaban la política local y al mismo tiempo se odiaban a muerte, ellos eran Obdulio Ludwig Reynada del Partido Nacional Revolucionario y David Flores Reynada del Partido Socialista de Guerrero.
Obdulio Ludwig Reynada era hijo del alemán Herman Wolff Ludwig quien desde que llegó a nuestra ciudad ejerció como médico y se incorporó a la revolución maderista bajo las órdenes de Silvestre Mariscal de cuyas tropas fue cirujano. Terminada la revolución se instaló en su finca de Los Tres Pasos, donde explotaba una mina de oro. Estaba casado con Elidia Reynada, ella tenía dos hijas: Modesta y María. Un día unos facinerosos se robaron a María y la familia la rescató a punta de bala. Eran los tiempos del vidalismo, por eso la familia Ludwig Reynada abandonó la sierra y se instaló en la calle Allende junto a la casa del doctor Silvestre Hernández Fierro, El doctor Chico. Don Herman puso ahí su consultorio, la tía Rosita Santiago Galindo fue su cocinera y le hacía “dos tortillitas gorditas que se las comía con caldito de pata de cuche. Era flaquito güerito con el cabello colorado”, así lo recuerda la tía Rosita.
Los que lo conocieron comentan que fabricaba unas ampolletas de hígado. A los pobres no les cobraba la consulta ni la medicina que el mismo preparaba aprovechando sus conocimientos de química. Don Herman murió en 1939, de su unión con doña Elidia nacieron: Obdulio, Elisa, Gustavo, Sofía, Aurora, Crisóforo (Cheniño) y Herman que fue el más chico.
Una de las primeras regidoras que tuvo el municipio de Atoyac fue doña Yolanda Ludwig hija de Obdulio Ludwig y Antonia Nogueda hermana de Canuto Nogueda Radilla. Cuenta la leyenda que al abandonar Los Tres Pasos don Herman dejó enterradas siete ollas con centenarios de oro y tapó muy bien la boca de la mina para que nadie la encontrara. El maestro guerrillero Lucio Cabañas Barrientos la buscó para explotarla en beneficio de los campesinos pero nunca la encontró.
Obdulio Ludwig Reynada, era hombre de armas, pues muchas veces se anotó como voluntario para combatir a favor del gobierno, fue fundador del Partido Pro Atoyac que es el principal antecedente del Partido Revolucionario Institucional en el municipio, parece que el mismo Ejército lo asesinó para justificar una represión selectiva contra los agraristas. La tía Rosita guarda en su memoria que lo mataron, el 31 de marzo de 1934, como a las siete de la noche en su farmacia El perpetuo socorro, que estaba ubicada en la calle principal donde ahora está el sitio de taxis Álvarez y donde ahora funciona una tienda de abarrotes. Estaba platicando con don Eduardo y Blum que se hospedaban con él. Eduardo estaba sentado arriba del mostrador. Llegaron unos individuos y dispararon contra ellos, mataron a Obdulio y a Eduardo y quedó herido de una mano Blum. A los pocos días el gobierno fusiló a su primo y principal contrincante político David Flores Reynada.
Por su parte David Flores Reynada era hijo del profesor Espiridión Flores quien fue alcalde de Atoyac en 1920. David fue un líder socialista consumado, simpatizante de las ideas de Juan R. Escudero, fue varias veces secretario del Ayuntamiento, fundó el 17 de agosto de 1922 el Comité Ejecutivo Agrario que encabezó Manuel Téllez Castro y él fungió como secretario. Ese día con la presencia de los líderes agraristas de la sierra cafetalera se fundó la Liga de Campesinos de Atoyac. Luego David también fundaría el Partido Socialista en Atoyac auspiciado a nivel estatal por el general Adrián Castrejón. Flores Reynada fue un pionero de la izquierda atoyaquense, además de ser uno de los promotores del sindicato de la fábrica de hilados y tejidos Progreso del Sur Ticuí que más tarde se llamaría “Felipe Carrillo Puerto”.
En 1934, llegó a la presidencia municipal por Partido Nacional Revolucionario (PNR) Antonio Rosas Abarca miembro de la reacción de Atoyac y un gran orador. Como alcalde le tocó recibir al candidato a la presidencia de la república Lázaro Cárdenas del Río cuando estuvo de visita en este lugar.   
Cuando tomó las riendas del Ayuntamiento Antonio Rosas Abarca, fungía como jefe del sector militar el coronel Francisco Hernández Domínguez, quien tenía a su cargo 32 Batallón de Infantería y la consigna de pacificar la región a como diera lugar.
Dice Wilfrido Fierro Armenta que Rosas Abarca al iniciar su administración encausó obras materiales, empezó por hacerle algunas modificaciones al viejo Palacio Municipal. Levantó paredes, cambió puertas y pisos, instaló el asta bandera; demolió el kiosco que había construido Gonzalo García en 1908, proyectaba hacer un nuevo kiosco pero no lo logró porque los acontecimientos políticos se lo impidieron.
Los bandos políticos que encabezaban Obdulio Ludwig Reynada y su primo David Flores Reynada, cada día acrecentaban su odio. Era lamentable el panorama, sobre todo cuando los mismos primos hermanos se odiaban a muerte, creando una situación caótica. Los partidarios de uno y otro bando con frecuencia se casaban con las armas, y bajo este método cayeron inmolados Sinecio Barrientos, Juan Zamora, Valentín Fierro, Antonio Hernández, Epigmenio Flores, Alejandro Mejía, El Pizarrín y otros más del bando socialista.
Así también fue asaltado y asesinado en su tienda Obdulio Ludwig Reynada y su socio el alemán Eduardo Wingerber y herido de un brazo el agente viajero el también alemán Guillermo Blum. Los hechos fueron a las ocho de la noche del 31 de marzo de 1934. Esa misma noche, Sábado de Gloria por cierto, simultáneamente fueron balaceadas las casas Herman Ludwig y la del alcalde Antonio Rosas Abarca. Las fuerzas federales al mando del coronel Francisco Hernández Domínguez, salieron al instante a perseguir a los criminales y haciendo fuego a los sospechosos que encontraban asesinaron a Sabino Martínez e hirieron a Alberto Martínez y José Epitacio Girón.
La muerte de Obdulio Ludwig trajo como consecuencia una ola de terror en todo el municipio, porque al día siguiente los militares aprehendieron y fusilaron a personas inocentes en el playón del río, entre los Arenales y San Jerónimo. También fueron detenidos e incomunicados los principales dirigentes del Partido socialista a quienes acusaron del asesinato de Ludwig. Entre los detenidos estaban: Silvestre Hernández Pino, Genaro y Román Reyes, Antonio Ayerdi Nogueda, Manuel Ríos y sus  hijos Juan y Julio Ríos.
Señala Wilfrido que Juan Ríos Arroyo escapó de ser pasado por las armas debido a que en una ocasión salvó la vida a Raymundo Rosas Abarca, hermano del presidente Municipal, cuando era perseguido por los federales y policías a raíz de que Antonio Rosas Abarca y Obdulio R. Ludwig, habían asesinado a un sargento del ejército. A los demás reos no se les encontró culpabilidad en las investigaciones y fueron liberados.
El 7 de abril de 1934 por la mañana, las fuerzas federales del 32 Batallón de Infantería y la policía urbana al mando del comandante Alfonso Cedeño sitiaron y tirotearon la casa del líder agrarista Pedro Clavel y Castro, desde el interior y con heroica valentía el líder campesino contestó el fuego. Al querer introducirse por unas de las ventanas a la casa murió Apolinar Radilla. Clavel estuvo a punto de matar  al general Othón León Lobato, Jefe de Operaciones Militares en el Estado, cuando cruzaba la avenida capitán Emilio Carranza (hoy avenida Juan Álvarez).
El general León Lobato llegó a esta población para investigar los sucesos sangrientos, acompañado del Procurador General de Justicia del estado Trinidad Mastache y del Juez de Primera Instancia de Tecpan Virgilio Zárate.
Después de combatir tres horas y una vez que se le agotó el parque, los atacantes entraron a la habitación y asesinaron a Clavel. Su cadáver fue trasladado al corredor del Palacio Municipal, donde fue exhibido como un trofeo de la tropa y después fue entregado a sus familiares para su sepultura. Dos días después era traído prisionero desde el puerto de Acapulco el líder agrarista y socialista David Flores Reynada, acusado de ser el autor intelectual de los hechos ocurridos el Sábado de Gloria.
David fue fusilado por el mayor José Díaz, en el llano de El Ticuí, la madrugada del día 9 de abril, por instrucciones del general Othón León Lobato y el 11 del mismo mes era pasado por las armas el señor Apolinar Pino, mientras los demás líderes del movimiento agrarista y socialista huían de Atoyac perseguidos por la bota militar.  






domingo, 8 de octubre de 2017

Historia del Ayuntamiento VII


Víctor Cardona Galindo
El domingo 9 de noviembre de 1919, el mercado público estuvo bastante concurrido, la vida parecía normal, pero se vivía un estado de zozobra, los guerrilleros se escondían en la sierra y la población de Atoyac estaba a merced de los militares. Ese día, siguiendo los Apuntes para el año de 1919 del primer cronista de la ciudad Patricio Pino y Solís,  “los soldados de la guardia se emborracharon y toda la tarde fue de escandalizar y de disparar tiros”.
El día miércoles 27 de septiembre de 2017  falleció el
compositor  Hermilo Hernández Rebolledo
 conocido en la región por su forma especial de
cantar sus corridos. Se recuerdan sus temas:
“Los Fierreros”, “Mariana”, “Los Nogueda”, “Los Chiveros”,
 además de boleros y cumbias que dejó como legado,
 pero sobre todo aquellos temas que descompuso,
 inyectándole su estilo chuscho, de guaca y albur.
Foto: Víctor Cardona Galindo

La noche del miércoles 12 el subteniente Eufemio Genchi se emborrachó, le quitó su machete a Paz Hernández, que regresaba de su labor, y con él empezó a repartir machetazos a los vecinos pacíficos que encontró en la calle. Eran las 7 de la noche cuando se dio el escándalo. El militar hirió de gravedad a Porfirio D. León y a Mariano Mesino, dejó con heridas leves a Timoteo Cabañas. “Esto hizo el jefe de la guarnición, el que tiene el deber de dar garantías y guardar el orden, y es el primero en observar una conducta inmoral y criminal”.
“Para colmo de un cinismo mayor, el desvergonzado subteniente Genchi me ha dirigido un oficio solicitando un préstamo de cien pesos para socorrer a los mecos de sus soldados como él, sin tener en cuenta los crímenes que pesan sobre él y que la vindicta pública está consternada y temerosa de que se repitan dramas sangrientos como el de anoche, y este pícaro, bribón no tiene empacho de pedir prestado”, escribía el alcalde Patricio Pino en su diario.  
La noche del viernes 14 de noviembre de 1919, la guarnición militar se sublevó y se unió a los rebeldes que bajaron de la sierra encabezados por Alberto de la Cruz y Arnulfo Radilla. “Anoche a eso de las 12:30 temblor oscilatorio de 5 segundos de duración. Poco después del temblor se oyó una descarga de armas de fuego y en seguida por intervalos cortos, tiros ralones de tres en tres estuvieron disparándose por espacio de dos horas. Naturalmente las conjeturas; la duda y la incertidumbre de no saber la realidad, se apoderaron de mi mente y al fin me volví a dormir. Amaneció las noticias recogidas son estas: que la guarnición se sublevó y se unió con los rebeldes que bajaron de la Sierra encabezados por Alberto de la Cruz y Arnulfo Radilla; que mi hermano Andrés está sitiado en su casa por Arnulfo; que en los caminos hay emboscadas; el comercio cerrado y la intranquilidad es notoria en el pueblo. Nadie se arriesga ir a San Jerónimo de correo para dar parte de lo ocurrido al jefe de la zona para que venga tropa a desalojar a los rebeldes; quizá más tarde hallaré quien vaya”.
“Son las 8 am y las noticias que he adquirido son estas: que no toda la guarnición se sublevó, pero sí la mayor parte, quedando cinco soldados fieles con el teniente Ruiz dentro de la casa de Benito (Gómez) junta con este; que soldados rebeldes están apostados sitiando la casa, que la puerta de esta está ardiendo; que en la refriega de anoche fue muerto el soldado Francisco Bautista, de los que se sublevaron; que Arnulfo tiene sitiada la casa de Andrés para ejercer en él venganzas torpes. Si a las 12 del día no llega refuerzo de San Jerónimo, es seguro que este levantamiento es un acuerdo general y sabe Dios en qué paren estos trastornos causados por la torpe política del gobierno”.
Hasta el día siguiente a la cuatro de la tarde llegó de San Jerónimo un piquete de unos 20 soldados de caballería, al frente venía el teniente coronel Guzmán. Arnulfo acababa de salir de la casa de su tía Pomposa Radilla. Después de su salida se escuchó un disparo de rifle 30-30 que Patricio Pino supone disparó un soldado, poco antes de entrar a esta población. Los soldados del gobierno dieron una vuelta por las calles del pueblo y en seguida, se retiraron para San Jerónimo, mientras tanto Arnulfo se escondió en una de las casas de la salida. “Esto es misterioso es decir, esto no fue más que un simulacro de persecución para despistar al vulgo”, observaba nuestro alcalde.
Ese mismo día, 15 de noviembre, a las siete de la mañana Alberto de la Cruz le dirigió un oficio a don Francisco Pino pidiendo un préstamo de 500 pesos para haberes de su tropa. “Con este motivo dirigí oficio al jefe de la zona en San Jerónimo a fin de que mande auxilio para evitar un posible atropello de los rebeldes al comercio, pues era evidente que este no contribuiría con un solo peso. En la tarde me contesta el jefe de la zona que ya viene el auxilio; más tarde manda Alberto a saber si ya está reunido el dinero del préstamo y de palabra le mando decir que para mañana a las 8, veremos lo que se mandará; esta fue una salida que le di porque mañana estará aquí el auxilio y todo habrá terminado. Como eran las 7 pm y tropas leales no llegaban a esta: los rebeldes en el camposanto tocando la corneta para amedrentarnos, tuve que salirme de mi casa y me fui a pasar la noche con mi hermano Andrés y Gabinito a casa de Gabino Parra temiendo que los rebeldes entraran al pueblo y vinieran aquí a mi casa a pedirme cuenta del préstamo”.
A las cuatro de la mañana, del domingo 16, llegó el coronel Pérez, el teniente coronel Guzmán y con 40 soldados. “En la mañana salí y me vi con ellos en la plaza, platicamos sobre los sucesos y nos despedimos luego. El teniente coronel Guzmán me hace el primer saludo pidiéndome $20.00 prestado para cuando lleguen los ‘haberes’ me los devolverá; refrán de todos los militares”.
Comenzaron a expedirse salvoconductos para los vecinos La Florida firmados por el alcalde y con el visto bueno del coronel Pérez. El coronel Pérez llamó al alcalde para preguntarle si el subteniente Genchi, la noche del domingo 9, anduvo con un grupo de soldados gritando mueras a Carranza, al presidente municipal, y al teniente Ruiz y vivas a Villa. El alcalde ratificó lo que había dicho con anterioridad.
A las 10 y media de la mañana del jueves 20, luego de ser sacados de la cárcel, el subteniente Genchi y dos soldados cómplices en la rebelión fueron fusilados en la salida de la población. “Que Dios los haya perdonado a estos hombres que no tuvieron fuerzas para ser buenos y honrados. Todos nos consternamos con este suceso y los buenos corazones elevaron sus oraciones al Eterno por el bien y descanso de estos infelices. ¡Por Dios, que ya no se derrame sangre!”.
El viernes 21 subió tropa para la sierra en persecución de los alzados. En la tarde regresó junto a Timoteo Fierro y sus voluntarios, sin haber encontrado a los guerrilleros. Mientras, seguían expidiéndose resguardos para los vecinos de San Andrés, San Vicente de Benítez y de Santiago, a San Jerónimo llegaban más tropas de Acapulco que iban rumbo a La Unión para perseguir al rebelde Sintora que amenazaba a los pueblos de aquel rumbo. El 28 algunos soldados de la guarnición desertaron por falta de pago.
El agente municipal en San Jerónimo Antonio del Río mandó decir, el 5 de diciembre, que el dinero de los fondos municipales del mes de noviembre se lo prestó a la tropa. Las fiestas religiosas de la parroquia que se celebraban del 8 a 14 se suspendieron por falta de paz y tranquilidad por el elemento militar que todo lo avasallaba y los conatos de rebelión que se daban a cada momento.
Comenzaban a calentarse los ánimos para ver que bando gobernaría en 1920, el miércoles 17, nuestro alcalde escribía: “La democracia está de pésame: ayer surgió otra candidatura para regidores encabezada por Benito Gómez, y se dice que está apoyado por el elemento militar para que en los comicios del domingo 21 triunfe a bayoneta calada ¡ja, ja! Cangrejos al compás marchemos para atrás, antes que nos lleve el Señor don Barrabas!”.
Patricio Pino Solís deja constancia de que Silvestre Gómez, el director de la Escuela Oficial de Niños estaba utilizando a los alumnos para pegar propaganda a favor de la candidatura de su hermano Benito Gómez, contraviniendo la ley que le prohibía hacer política. Da cuenta, además de un baile programado para el día último de diciembre de ese año en la Escuela de Niños, la cual era utilizada como salón de bailes debido a la falta de centros sociales.
“El director de la escuela oficial de niños de esta cabecera Silvestre Gómez, ha estado trabajando con ahínco en favor de esta candidatura al grado de mandar a los niños a fijar candidaturas por todos los lugares públicos de la población, contraviniendo la ley que le prohíbe hacer política y con estos ejemplos que le inculca a sus educandos, jamás podrá cimentarse el ideal democrático para que el pueblo vote libremente en los comicios electorales. Por supuesto que, salvo un número reducido de individuos menguados y serviles que apoyan a la candidatura militarista, todas las clases sociales, hombres y mujeres repudian la tal candidatura, pues Benito se ha creado una atmósfera demasiado repugnante debido a la conducta mala que ha observado para con sus paisanos. En ya veremos en lo que vayan a parar estos trabajos, pues si el triunfo forzado favorece a Benito, sabe Dios cuántas lágrimas habrán de derramarse cuando esté en la presidencia municipal”.
El domingo 21 se llevaron a cabo los comicios para elegir regidores para el Ayuntamiento de 1920, jugaron dos candidaturas: la que encabezaba Espiridion Flores y la de  Benito Gómez, ganó la primera. “Es de notar que las elecciones se hicieron con cierta libertad, pues no se notó animación impulsiva en ambos partidos, pues los ciudadanos votaron libre y espontáneamente. Más vale así”, comentó Pino en su diario.
El capitán Dionisio Deloya mandó a aprehender, el marte 23, a Rosendo Galeana poniéndolo dentro de la cárcel pública como a un animal. “La causa fue porque una mujer de nombre Martina Salas le llevó un cuento, un mitote y sin más averiguación lo condenó a prisión. Rosendo pidió amparo por telégrafo al juez de distrito en Acapulco y se lo concedió. Malas puntadas, pues las garantías individuales cada día son estropeadas”.
El miércoles 31 de diciembre a sólo unas horas de que finalizara la administración municipal, Pino se reunió con las autoridades que gobernarían durante 1920 para informarles del estado en que dejaba las arcas públicas, el cabildo quedó integrado de la siguiente manera, como presidente Espiridión Flores Gómez; síndico, Eduardo G. Parra y como regidores: Rosendo Galeana Lluck, Gabino J. Pino Cabadas y Jesús Santiago, Churría; figurando inicialmente como secretario municipal Rafael B. Flores, relevándolo posteriormente el propio Patricio Pino, de acuerdo a los datos que René García aporta en el prólogo del libro Apuntes para el año de 1919.
“Hoy reuní a los regidores propietarios electos, para que verificaran la junta previa, en la que nombraron a Espiridion Flores, presidente y a Eduardo Parra, síndico. Estos dos individuos debatieron conmigo quienes pretendían que yo firmara el acta que se levantó, y me negué porque el decreto que crea esta fórmula no me autoriza el firmar.
El teniente coronel Guzmán, jefe de la plaza, dispuso se verifique un baile de sala hoy noche en el local de la escuela de niños, y los gastos que se eroguen los pagarán por suscripción forzosa un respetable número de vecinos de aquí y de El Ticuí; la cuota menor es de $5.00.
Por supuesto que corren rumores de que los rebeldes pretenden  dar un asalto a la población hoy noche o mañana día 1° de enero, por lo que el tal baile había de suspenderse. El año de 1919 está agonizando y dentro de pocas horas pasará a la historia con todo su bagaje de recuerdos”.
Todavía en diciembre de 1919 Jesús Sintora intentó entrar de nuevo al estado de Guerrero pero al cruzar el Río Balsas fue expulsado por las tropas carrancistas. Los zapatistas seguían en la sierra y en una de las intrigas que se dieron entre los bandos rebeldes, el zapatista Pablo Cabañas Macedo dio muerte al mariscalista Arnulfo Radilla por el rumbo de Loma Larga el 12 de enero de 1920.
El general carrancista Rómulo Figueroa le propuso a Arnulfo Radilla otorgarle el grado de general y a Alberto de la Cruz el grado de teniente coronel si asesinaban a Cabañas. Alguien avisó oportunamente al zapatista de la estrategia del gobierno, por eso Cabañas primero ejecutó a Alberto de la Cruz y después a Arnulfo Radilla.
Mientras Jesús H. Salgado intentó tomar Zihuatanejo pero lo carrancistas organizaron muy bien la defensa y lo obligaron refugiarse en la Barranca de Los Encuerados de la sierra de Petatlan, donde fue atacado por el coronel Rogelio Flores, el 14 de febrero de 1920, a pesar de pelear con mucha fuerza ahí sucumbió Salgado.
Al morir el último líder zapatista de Guerrero el general Pablo Cabañas Macedo se amnistío y se sumó a la campaña de Álvaro Obregón por intercepción del general Genovevo de la O.

martes, 3 de octubre de 2017

2 y 3 de octubre

Víctor Cardona Galindo
2 de octubre de 1979 se iniciaron los trabajos de la Torre Retrasmisora de televisión en el po­blado de El Ticuí. Fungió como representante Rosalino Sotelo Bustos, Presidente de la Junta Moral Cívica y Material en esta ciudad; Carlos Mercader, Presidente Pro-Antena y Alfonso Vázquez Rojas, Presidente Municipal y tesorero. (Monografía de Atoyac)
El 2 de octubre 1995 se fundó la televisión por cable, Cablecosta y dos años después inició en operación el canal 8.
Con fecha 3 de octubre de 1903, en el punto conocido como El Real, jurisdicción del municipio de Atoyac, se fue a pique la lancha ‘Perla’ con matrícula de Acapulco, que conducía materiales para la construcción del edificio de la fábrica de Hilados y Tejidos que se está estableciendo en el barrio de El Ticuí municipio aludido. El accidente no causó desgracia a persona alguna.
El 3 de octubre de 1974 los militares catearon Corral Falso, El Escorpión y Plan del Carrizo, ese operativo detuvieron a dos personas.
El 3 de octubre de 1978 se fundó la Asociación de Familiares de Detenidos, Desaparecidos Políticos y Víctimas de las Violaciones a los Derechos Humanos (Afadem).
El 3 de octubre de 1982 renunció a la presidencia municipal de este lugar Ladislao Sotelo Bello, para contender como candi­dato a diputado local por el 4º distrito electoral. Asumió la presidencia el síndico Epifanio Hernández Vélez y como sindico subió el regidor  José Nogueda Radilla.
3 de octubre de 1989 fueron las elecciones en Guerrero, las primeras que participó el PRD fueron muy polémicas porque terminaron en las tomas de Ayuntamientos.
El 3 de octubre de 1993 María de la Luz Núñez Ramos ganó la presidencia municipal de Atoyac, por el PRD.
El martes 3 de octubre 1995 por la noche comenzaron unas torrenciales lluvias. En San Jerónimo se desbordó el río e inundó las partes bajas de la cabecera municipal.

El 3 de octubre 2013, en La Pintada, se exhumaron dos cuerpos el de Benito Gómez Arroyo de aproximadamente 48 años y de Clementina Cruz. Los restos fueron traídos por un helicóptero de la armada y luego llevados a la funeraria Sarabia para la necropsia de ley. Fueron sepultados en el panteón de Lomas del Sur.

domingo, 1 de octubre de 2017

El primero de octubre en la Historia de Atoyac


Víctor Cardona Galindo
El cronista Wilfrido Fierro registra en su Monografía de Atoyac que el primero de octubre de 1929, el paraje conocido como Ixtla, fue poblado por los señores Santos Barrientos Hernández, Juan Olea, Herminio Juárez, Anselmo y Víctor de Jesús y Félix Serafín. Ese día se fundó la comunidad.
El primero de octubre de 1967, desde temprana hora comenzaron a llegar helicópteros al campo deportivo General Silvestre G. Mariscal de nacionalidad norteamericana, transportando víveres y ropa para repartirlos entre los dam­nificados de Los Arenales, Hacienda de Cabañas y demás poblados, afectados por el huracán Behulat. El general Manuel Olvera Fragoso, era el encargado de recibir y hacer el reparto de la ayuda.
El día primero de octubre de 1973, el guerrillero Lucio Barrientos con su Brigada Campesina de Ajusticiamiento visitó la comunidad de Yerbasantita en el municipio de Coyuca de Benítez.
El 1 de octubre de 1973 el coronel Alfredo Cassani Marña del 27 Batallón de Infantería asaltó el Ayuntamiento de Atoyac y se llevó todas las armas de los policías. El presidente municipal doctor Silvestre Hernández Fierro puso una queja ante la Secretaría de la Defensa Nacional por abuso de autoridad.
El día primero de octubre de 1973 el Ejército cateó la comunidad de El Rincón de las Parotas. Soldados del 49 y 50 Batallón de Infantería rodearon el caserío la noche del 30 de septiembre y durante la madrugada del siguiente día cerraron los caminos y concentraron a toda la gente en la cancha basquetbol. Uno de los jefes de ese operativo fue Mario Arturo Acosta Chaparro. Llevaban un camión de la Pepsi manejado por un militar. Registraron todas las casas y no encontraron armas, al final se llevaron a seis campesinos acusados de ser guerrilleros.