sábado, 26 de agosto de 2017

Historia del Ayuntamiento I

Víctor Cardona Galindo
Raúl Román Román en su libro Corazón costeño. Memorias de la Costa Grande dice: “El municipio y la ciudad cabecera de Atoyac de Álvarez es una geoorganización de páginas encendidas, de rebeldía y amor a la tierra, de radicalidad y oposición permanente a todo lo que sea oficialidad injusta, una persistencia denodada hacia las mejoras comunitarias, la búsqueda de justicia social y un documento permanentemente humano que estremece a la sociedad mundial, pues su gente lleva la conciencia y la sensibilidad social a flor de piel, en su afán decidido de que el juicio de la historia se cierre con justicia y equidad”.
Aspecto de como era el Palacio Municipal de Atoyac en 1954,
 desde entonces ha sufrido muchas modificaciones según
 las necesidades de administrativas y el crecimiento de la
población. Foto: Archivo Histórico Municipal

Hay mucha razón en lo anterior, pues el pueblo de Atoyac no es dejado y ha escrito páginas gloriosas a los largo de su historia. Pero hoy hablaremos del Ayuntamiento, que es la caja de resonancia de todos los problemas sociales que aquejan a nuestra matria.
Las instalaciones que ocupa actualmente el Ayuntamiento de Atoyac, fueron el cuartel, hasta 1994, del 49 Batallón de Infantería que mudó su sede a Petatlán y después a La Paz Baja California. Entonces el edificio quedó en manos de la Procuraduría del Estado, que instaló ahí el primero de enero de 1995 un Colegio de Policía, mismo que cerró sus puertas el 15 de agosto del 2005. “El colegio de ratas” le decía la gente. Por cierto, miembros de la primera generación de agentes judiciales egresados de ese colegio, masacraron a un grupo de campesinos en Cacalutla cuando se dirigían a sus parcelas. Fue el jueves 27 de noviembre de 1997 a las seis y media de la mañana, cuando cinco campesinos fueron emboscados por los agentes a unos 500 metros de la comunidad.
En esa acción resultaron muertos Sabás Gómez Mauno de 58 años de edad y Ernesto Guatemala Vázquez de 12 años; y heridos José Ignacio Guatemala Morales de 49 años y su hijo Roberto Guatemala Vázquez de 18 años, y fue detenido Antonio Guatemala Vázquez de 25 años. Triste mañana aquella.
En el 2005 el gobierno del estado entregó las instalaciones al pueblo de Atoyac y el 2006 se transfirió la sede del Cabildo para ese lugar. Ahora funcionan ahí las oficinas de los regidores, la comandancia de la policía, la dirección de obras públicas, oficinas federales de prospera, la Unidad de Violencia Intrafamiliar y Prevención de Delito. Está también la sindicatura, el Archivo, tesorería, el departamento de Desarrollo Rural. En el mismo lugar está un cuartel sectorial de la Policía del Estado, la comandancia de la Policía Judicial y la casa de Día del Adulto Mayor.
Mientras en el Centro en el viejo Palacio Municipal funcionan: la Dirección del DIF, la Presidencia Municipal, El registro Civil, el departamento de Catastro, Tránsito Municipal, una caja de la tesorería y algunos espacios están prestados a Telégrafos y Telecom.
El Ayuntamiento se fundó en el centro de la Ciudad. Al principio su sede fue conocida como Casa Consistorial  que según internet viene del latín tardío consistorium, que quiere decir “lugar de reunión”, después se le conoció como Palacio Municipal y fue una casa de arquitectura tradicional. Su techo era de tejas con corredor y cocina. Durante las administraciones que siguieron al primer alcalde Antonio Ayerdi construyeron la oficina del Juez Menor, la alcaldía y la cárcel, porque en un principio a los presos se les tenía encadenados debajo de los árboles de mango que circundaban la plaza principal. El alcalde Pedro Parra Mesino construyó la primera cárcel a la que bautizó con el nombre de El Cielito Azul porque no tenía techo.
En 1954 con el presidente Ceferino Nogueda Pinzón, se comenzó a construir el Palacio Municipal de concreto y azotea en los terrenos que ocupó el cine Ana María. En 1956 cuando fue presidente municipal el doctor Segundo de la Concha, se construyeron las oficinas de la presidencia, secretaría, sindicatura y tesorería municipal. Los primeros escritorios metálicos los adquirió en 1958 el alcalde José Urioste García.
En el periodo del doctor Silvestre Hernández Fierro se compró la casa a Manuel Radilla Mauleón para edificar en ese sitio el nuevo palacio municipal y, el 5 de agosto de 1974, se colocó la primera piedra del nuevo edificio, pero fue en el periodo de Bertoldo Cabañas Ocampo 1975-1977, cuando se realizó la construcción con el apoyo del gobierno del estado y federal. Se inauguró el 20 de mayo de 1976.
Durante el periodo de María de la Luz Núñez Ramos se construyó la otra parte del edificio de lo que ahora es el DIF municipal, en la parte baja se colocaron las oficinas de obras públicas y la comandancia de la policía y en la parta alta la sala de regidores, esa parte ahora es una bodega y se imparten talleres de manualidades.
El 2006 con la llegada de Pedro Brito García a la presidencia se llevó el Ayuntamiento a las instalaciones que fueron del 49 Batallón de Infantería, donde funcionan actualmente la mayoría de las oficinas administrativas y bautizó el lugar como “Ciudad de los Servicios” porque se pretendía que todas las oficinas de los tres niveles de gobierno se ubicaran en se lugar.

El municipio como unidad administrativa

La Costa Grande en el México prehispánico se llamó Cuitlatecapan, luego de 1498-1522 fue la provincia tributaria de los aztecas conocida como Cihuatlán y tenía su cabecera en San Luis la Loma. Con la llegada de los españoles a partir de 1580 se convirtió en la Provincia de Zacatula. Luego fue el Partido de Zacatula y posteriormente, en 1786, se denominó Partido de Tecpan y dependía de la Intendencia de México.
Después de la primera incursión de Ejército Insurgente, el caudillo José María Morelos y Pavón, decretó el 18 de abril de 1811, la creación de la Primera Provincia Libre de América y erigió a Tecpan como ciudad con el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe Tecpan, esta provincia abarcada prácticamente lo que ahora es todo el estado de Guerrero.
El decreto constitucional para la Libertad de la América Mexicana, sancionado en Apatzingán el 22 de octubre de 1814, dividió el territorio nacional en 17 provincias, dentro de las cuales figuraba la Provincia de Tecpan.
Para 1821 Agustín de Iturbide creó la Capitanía General del Sur y a ella quedaron sujetos los pueblos de la Costa Grande. Al convertirse en república federal, en 1824, México estaba dividido por 20 estados y tres territorios. Durante la vigencia del centralismo, los estados mudaron su nombre por el de Departamentos. Por eso el 10 de octubre de 1841, un manifiesto firmado en Chilpancingo por Nicolás Bravo y Juan Álvarez planteó al congreso nacional el deseo de crear el departamento de Acapulco. Ocho años después, el 27 de octubre de 1849, se creó el estado de Guerrero con territorios de los estados de México, Michoacán y Puebla.
Al formarse el estado de Guerrero, la Costa Grande sólo tenía dos municipios, Tecpan y Zacatula. Por eso el municipio de Atoyac fue creado en diciembre de 1863 con la parte oriental del municipio de Tecpan, para comenzar su funcionamiento en 1864 y su primer presidente fue el coronel liberal Antonio Ayerdi gente muy cercana al general Juan Álvarez.
El cronista Wilfrido Fierro Armenta dice en su Monografía de Atoyac que se erige nuestro municipio con el nombre de Atoyac con una extensión de mil 860 kilómetros cuadrados. “Se establece en ese año el Juzgado del Registro Civil, don Cesáreo Ortega tiene a su cargo, la oficina. La primera acta de nacimiento que registró fue la del niño Herculano Galeana, de San Jerónimo el Grande, descendiente del héroe don Hermenegildo Galeana”.
La población de Atoyac fue elevada a categoría de ciudad, el 24 de junio de 1872 y le fue agregado apellido de Álvarez en honor al general Juan Álvarez, mediante el decreto número 60 emitido por el Congreso del Estado, ese mismo día fue elevada a categoría de ciudad Coyuca de Benítez.
Y el 17 de enero de 1934, mediante el decreto número 46, fue creado San Jerónimo de Juárez con la porción sur del municipio de Atoyac. Comenta Raúl Román Román una vez que fue erigido el municipio de San Jerónimo, “se le segregaron 165 kilómetros cuadrados que incluían las poblaciones de interés geográfico, pero sobre todo sus playas y los litorales, lo que mermó el ánimo comunitario atoyaquense en contraparte con la algarabía sanjeronimense, pero que a fin de cuentas siguen siendo de la misma gente y las mismas familias”.
Atoyac ha tenido 119 presidentes municipales. Desde 1864 a 1934 el periodo fue de un año. De 1935 a 1956, de dos años y a partir de 1957 a la fecha es de tres años, con excepción del periodo de 1989 a 1993, que fue de cuatro años por una reforma del gobernador José Francisco Ruíz Massieu y el periodo del alcalde Carlos Armando Bello Gómez que fue de tres años nueve meses.
Todos los años en febrero se cambian los delegados municipales de 56 colonias, 26 de ellas se encuentran en diferentes ejidos del municipio y 30 en la cabecera municipal. Cada 3 años, se eligen por planillas los 80 comisarios municipales.
El municipio se rige por la Ley Orgánica del Municipio Libre y el Bando de Policía y Buen Gobierno. Así como por los reglamentos que el Cabildo municipal aprueba para el mejor funcionamiento de la administración.
Desde 1989 a la fecha  militantes de diversos partidos políticos han formado parte del Ayuntamiento, solamente miembros del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD) han ocupado la presidencia municipal, pero los regidores han  sido de los muy variados institutos políticos que coexisten esta demarcación territorial.
En la actualidad el Ayuntamiento está integrado por miembros de diferentes partidos políticos. El presidente es Dámaso Pérez Organes (PRI), la síndica procuradora Esmeralda Fonseca Sotelo (PRI). Los regidores son: Simón Pino Ríos (PRI) María Midelvia Fierro Nogueda (PRI), Antonio Covarrubias Rivera (PVEM), Dora Osmayra Nava Santos (Morena), Gabino Hernández Radilla (Morena), Jesús Enrique Quiñones Salinas (PRD), María Yolanda Montes Ortiz (PRD), Carlos Mesino Mesino (MC). Todos ellos forman el cuerpo edilicio, por eso también se les llama ediles y cuando se reúnen toman decisiones colegiadas.

El escudo municipal

El 8 de noviembre de 1992 se creó el escudo municipal de Atoyac, mediante un concurso convocado por el Instituto Guerrerense de la Cultura y el Ayuntamiento. De los trabajos presentados ninguno reunió los requisitos, así que tomaron los elementos de los dos mejores trabajos presentados por Juan José Alvarado Lezma y José Hernández Meza para formar el colorido escudo que ahora luce el municipio. Cada que inicia un nuevo periodo de gobierno el escudo sufre modificaciones provocando protestas de los autores, pero los nuevos gobernantes quieren imprimirle su sello a la administración y comienzan imponiendo cambios que van desde mutilaciones al escudo o le agregan slogans y colores.
Antes de la creación del escudo la ciudad estaba representada por jeroglíficos, uno que tenía la ilustración de una montaña o cerro donde brotaba un río y otro que ilustraba una casa en construcción con un río a lado. Para muchos esas ilustraciones querían decir: “los que vinieron de arriba del río o los que bajaron de la montaña”, en referencia a que el origen de la ciudad de Atoyac estuvo en la comunidad de Mexcaltepec.
Para el diseño del escudo, fueron de vital importancia las investigaciones de doña Juventina Galeana Santiago quien pasó muchos años de su vida indagando el pasado prehispánico de Atoyac. Pero además en 1989, el presidente municipal Alejandro Nogueda Ludwig la nombró gestora ante el INAH para investigar la toponimia del pueblo. Luego en el gobierno del presidente municipal Evodio Argüello de León coordinó el concurso para la elaboración del escudo municipal que actualmente luce el Ayuntamiento.
En su conjunto el Escudo  representa las tres épocas de la vida de México: La prehispánica por el Glifo; la colonial por la torre de la Iglesia, inicio de la religión católica en el país; y la moderna con la carretera.
Así también en el escudo están representados todos los símbolos de Atoyac. El glifo que representa el nombre de Atoyac: Atl: “agua” y Toyaui: “Esparcirse, regarse o extenderse”. Lo que quiere decir, agua que se riega o se esparce. Sus verdes montañas y sus afluentes de agua que vienen de la sierra, la fecha de 1498 que marca la llegada de los aztecas a este lugar. El sol que ilumina esta tierra, los granos de café, la torre del campanario de la parroquia que simboliza la espiritualidad del hombre. La carretera nacional que atraviesa el municipio y nos une con el país. Pero sobre todo no podía faltar la frase del general Juan Álvarez Hurtado que dice: “Pobre entré a la presidencia y pobre salgo de ella”.

martes, 22 de agosto de 2017

Crónica de una protesta anunciada


Víctor Cardona Galindo
El Ayuntamiento de Atoyac atraviesa por una severa crisis, ya debe cuatro quincenas seguidas a los trabajadores administrativos, parte del pago del aguinaldo de 2015 y 2016, hay un desorden administrativo, en el Cabildo se viven conflictos de intereses y por si fuera poco no hay obra de impacto social. El alcalde Dámaso Pérez Organes gobierna con el corazón, sin ninguna planeación y el dinero se le está yendo en la “morralla”. Según comentarios de los propios empleados de tesorería, el primer edil llega a gastarse, en un mes, hasta millón y medio de pesos en dádivas que reparte a la gente que todos los días lo espera, al amanecer, afuera de su casa en El Ticuí.
Trabajadores administrativos del Ayuntamiento de Atoyac
 en una marcha que realizaron la mañana del viernes 11 
por las calles principales de Atoyac. 
Foto: cortesía de Juan Carlos Salgado Campos. 

Por si fuera poco éste año la Ciudad de los Servicios estuvo meses sin electricidad. Enviaban energía a las oficinas, algunas horas del día, por medio de una planta que funcionaba a través de diesel. Por las protestas que se han dado la tesorera Mayli Enid Ponce Manríquez se llevó las oficinas administrativas de la tesorería para su casa en la calle Vicente Guerrero. Por si fuera poco 13 personas, los 10 ediles, la tesorera, la oficial mayor y el secretario municipal se llevan el 25 por ciento de lo que se gasta en nómina.
En la Ciudad de los Servicios, según la lista de la jefatura de Recursos Humanos, laboran 170 trabajadores municipales, sin contar a los agentes de la Policía Preventiva y  de Protección Civil. La mayoría ejerce su labor en condiciones muy desfavorables, sólo seis oficinas tienen aire acondicionado, las demás son unas barracas con techo de asbesto, material que en muchos países está prohibido por ser cancerígeno. No cuentan con lo básico para trabajar, los muebles ya están apolillados y muchos funcionarios redactan sus documentos en ciber cafés.
Por la situación que se vive hace unos días todo el cuerpo edilicio fue multado con 8 mil 595 pesos por no pagar laudos. La sindica ha sido arraigada en su domicilio y ha tenido que ampararse para no ir a la cárcel.
No hay unidad entre los ediles porque el presidente se ha negado a realizar sesiones cabildo, solamente se han llevado seis sesiones este año. En el último cabildo que se realizó el alcalde les dijo que pediría un adelanto de las participaciones federales del 2018 y tiene la intención de pedir un préstamo por 23 millones de pesos a Banorte.
En el cabildo se presenta un conflicto de intereses porque hay regidores como Antonio Covarrubias Rivera que renta sus camiones y pipas al Ayuntamiento. El regidor Jesús Enrique Quiñones Salinas construye obras para el Ayuntamiento generando problemas para la administración por la falta transparencia y conclusión de las obras como las aulas de escuela primaria Herminia L. Gómez, la pavimentación de la calle Florida y otra vía en la colonia Benito Juárez cuya obra se encuentra inconclusa. También se habla que el regidor perredista no ha podido comprobar cuatro millones de un drenaje que no realizó.
Los regidores reciben 35 mil pesos quincenales, de los cuales 10 mil son para que paguen a su personal de apoyo, otros 10 mil para gasto social y les quedan 15 mil pesos como salario neto. Lo malo es que existen regidores como Antonio Covarrubias Rivera y Enrique Quiñones Salinas que no dan apoyos a la gente y ni pagan personal, porque tienen en sus oficinas a trabajadores sindicalizados, quedándose con los 30 mil pesos además de los negocios que tienen con el Ayuntamiento.
La regidora Dora Osmaira Nava Santos quien renunció al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) para no entregar la cuota al partido se fue de vacaciones a Dineylandia sin permiso del Cabildo. Una foto se coló en las redes sociales y comenzaron las críticas.
Otro problema que tiene el presidente municipal es que no tiene gente suya a su alrededor, el secretario Abel Enrique Gómez Ozuna es del grupo de Isaías Eduardo, Gómez Ozuna, el jefe de personal Guillermo Ortega y la secretaria técnica Anel Pino, son gente del grupo de Ediberto Tabares, mientras la tesorera y la oficial mayor no tienen militancia probada en el PRI es decir fueron beneficiadas por las circunstancias. Por eso se dice que el presidente está descobijado por todos los frentes.
Este Ayuntamiento ha enfrentado muchas movilizaciones, en enero de 2017 paró labores la policía preventiva exigiendo el pago de aguinaldo, también lo hicieron  los trabajadores de Saneamiento Básico y el 26 de febrero se paralizó la Comisión de Agua Potable Alcantarillado y Saneamiento del Municipio de Atoyac (CAPASMA) porque únicamente recibieron 30 días de aguinaldo. Ese mes prácticamente se paralizó el Ayuntamiento.
En marzo se anunció el despido de 200 trabajadores para enfrentar un recorte de un millón 500 mil pesos. Dámaso al inicio de la colecta de la Cruz Roja dijo que se podía sostener la nómina debido al recorte que se hizo a los Ayuntamientos. Esa vez anunció que estaba por dar de baja a 80 policías.
En mayo despidieron a muchos trabajadores. La lista de los despedidos se le atribuyó a la tesorera Mayli Enid Ponce Manriquez y a la oficial mayor Ana Betzy Arzeta Castro quienes no mediaron ningún criterio porque despidieron a trabajadores con antigüedad, basificados y cuadros importantes del PRI, madres solteras y mujeres enfermas. Pero debido a las protestas ésta decisión se vino abajo y los despedidos regresaron a su trabajo. Sin embargo ya no les recuperaron las quincenas del mes de mayo.
El 6 de julio el presidente municipal envió un oficio a la oficial mayor Ana Betzy Arzeta Castro donde le dice que para no despedir más trabajadores “se descansará a la mitad del personal administrativo, es decir una quincena laborará el 50% de la nómina y la otra quincena el otro 50 % las únicas excepciones que se harán principalmente será con las áreas que generan ingresos”.
“Debo reconocer que hay personal que es muy cumplido con sus responsabilidades pero hay también quienes no lo hacen, provocando críticas de la sociedad atoyaquense más aun cuando no atienden a nuestros paisanos con respeto y amabilidad como siempre les he instruido”.
“Inevitablemente si la situación no mejora, tendrá que haber despidos y se hará con los trabajadores que no cumplan con los resultados que la sociedad exige y una vez que hayan sido despedidos se cancelarán las plazas y no habrá nuevas contrataciones mucho menos ingresos porque aun cuando yo lo acepte no habrá recursos para el pago de sus sueldos”. Este oficio solamente lo conocieron los regidores priistas y los trabajadores atribuyeron su redacción a la tesorera.
El 21 de julio el secretario de municipal Abel Gómez Ozuna anunció que el Ayuntamiento mandaría de vacaciones a la mitad de los trabajadores como parte de un plan de austeridad y oxigenar las finanzas. Dijo que de 700 empleados que había pretendían reducir la nómina a 450 trabajadores.
Luego enviaron la primera remesa a descansar bajo el argumento que se tenía que ahorrar para pagar el préstamo de 13 millones que se pidió para pagar aguinaldo, el problema era que estaban mandando a descansar si goce de sueldo a los que no recibieron su aguinaldo completo. Y es que de esos 13 millones se pagaron aguinaldos y prestaciones a los sindicalizados, 70 días a los del departamento de Saneamiento Básico y 90 días a los agentes de la Policía Preventiva. Y la comuna pagó el Impuesto Sobre la Renta (ISR) no se les descontó a los trabajadores. No está claro cómo se distribuyó, lo cierto es que el dinero no alcanzó.
El 31 de julio pararon los trabajadores de Saneamiento Básico y los trabajadores de CAPASMA, lograron que les abonaran de las quincenas que les debían. Con los trabajadores administrativos la inconformidad comenzó desde el jueves 3 de agosto al cumplirse tres quincenas sin cobrar. En los pasillo comenzaron los comentarios hay que organizarnos “como ven” hay que tomar el Ayuntamiento porque solamente así entiende el presidente. A los de Saneamiento Básico ya les pagaron.
Las cosas comenzaron el viernes cuando se hizo una reunión de basificados y alguien corrió la versión que será para todos los trabajadores administrativos, llegan muchos, pero se les regresa porque los basificados querían hablar de lo suyo. “Nada de protestas vamos a pedir por medio de un documento que se nos respete ya basta que nos traten como hijos de vecino”. La oficial mayor los ha tratado mal corrió a Anahí Pérez y ahora manda a trabajadores basificados como a Gloria Nario de vacaciones un mes sin goce de sueldo.
Los basificados se reúnen  el lunes a las cinco de la tarde con el jefe de personal Guillermo Ortega en la entrada del DIF y los invita a ponerse la camiseta porque no hay dinero para pagar el presidente anda consiguiendo. Memo sale airoso de la reunión, hay que esperar.
El 8 de agosto se reunieron los trabajadores administrativos del Ayuntamiento en el Archivo Municipal, con Guillerno Ortega quien intentó convencerlos de esperar pero no lo consigue y se vienen las tomas de las oficinas para exigir el pago de las quincenas atrasadas, ya que sus familias sufren las consecuencias de la falta de pago. Después de tomar las oficinas de la Ciudad de los Servicios tomaron el DIF municipal y se instala un plantón en el Zócalo de la Ciudad ahí el ex presidente municipal Armando Bello Gómez aprovecha para enviarles unos pollos rostizados a los paristas.
Los trabajadores piden pago total de las quincenas y el pago completo del aguinaldo. La destitución de la tesorera Maily Enid Poce Manríquez, del encargado de nómina Ulises de Jesús Gutiérrez y de la oficial mayor Ana Betzy Arzeta Castro. Los trabajadores argumentan que si hay dinero para pagar, porque el Ayuntamiento recibe participaciones federales anuales hasta por 183 millones 894 mil 569 pesos. Además que el Ayuntamiento en un día normal tiene ingresos superiores a los 20 mil pesos.
La mayoría de los trabajadores le tienen una alta estimación al presidente “a Dámaso nadie lo puede señalar de corrupto, pero si le falta pericia para gobernar. Es más ni siquiera se ha sentado a gobernar ha dejado que la tesorera y el subdirector de obras pública Alberto Paz Serrano, El Pocho, deshagan a su antojo la administración. Ellos son los beneficiados de este desorden en el Ayuntamiento”, es el argumento general.
El movimiento que iniciaron los trabajadores el 8 de agosto, no tiene el objetivo de tumbar al presidente municipal sin embargo algunos expertos en la política municipal dicen que con esta protesta ya se le cayó la reelección o la diputación local a Dámaso Pérez Organes.
Uno de los casos que más han pegado en contra de la oficial mayor es que corrió a Itzel Alelí Reyes trabajadora del departamento de Recursos Humanos quien fue despedida cuando se encontraba con incapacidad por su embarazo. Itzel Alelí se unió el miércoles a las protestas y en medio de la lluvia denunció ante el presidente a la oficial mayor.
El presidente municipal dice que la problemática se derivó del préstamo de 13 millones de pesos que solicitó al banco Interacciones para solventar el pago del aguinaldo. Que los descuentos mensuales son de un millón 200 mil pesos y empezaron a partir de marzo. A este adeudo se suma otro préstamo de 2 millones y medio de pesos que se pidió al gobierno del estado con un descuento mensual de 400 mil pesos, además de los descuentos para el pago de ocho laudos laborales, que han venido afectando el pago puntual de los salarios a los empleados.
Los cierto es que las protestas siguen y no hay para cuando se resuelva la situación.


Las parteras tradicionales


Víctor Cardona Galindo
Allá en mi pueblo, Los Valles, a las parteras les llamábamos “Abuela”. Las encargadas ayudar en los alumbramientos eran: Elvira Cruz, María de Jesús Escorza y Maximiana Martínez Torres, ellas se las sabían de todas todas, con sólo ver la barriga de una mujer sabían si nacería niño o niña, en sus manos nadie se moría. Grandes mujeres aquellas.
El año 2016 el Ayuntamiento de Atoyac, que encabeza 
el priista Dámaso Pérez Organes, a propuesta de un grupo 
de mujeres, entregó la presea al mérito civil “Hilda Flores
 Solís” a la partera María Gloria Olmedo Silva por sus
 40 años de servir a la comunidad aplicando sus conocimientos
 tradicionales y por su labor durante la contingencia del huracán
Ingrid y la tormenta tropical Manuel. Foto: Víctor Cardona 
Galindo.

Cuando yo vine al mundo, los vecinos eran muy solidarios para ayudar en un nacimiento, iban por la partera luego mataban una gallina y hacían el caldo. La gallina que murió para festejar mi nacimiento todavía no despertaba cuando la tomaron de una pata y la bajaron del palo para jalarle el pescuezo. Sus últimas fuerzas se fueron en aletazos, pero de comer no faltó ese día.
Maximiana Martínez estaba presente en la mayoría de los alumbramientos del pueblo, desde hacía ya varias generaciones, por eso muchos al verla pasar le besábamos la mano diciendo: “Abuela Chimiana”, ella contestaba diciendo “Dios te bendiga”.
Mi nacimiento estuvo marcado por un acontecimiento. Me rescataron de las llamas, porque se prendieron los trapos mojados de alcohol que habían usado para desinfectar el machete con que me cortaron el ombligo. Como en Los Valles no había energía eléctrica, la partera se alumbró con rajas de ocote y al chorrear la resina prendida provocó un incendio que por poco acaba conmigo al comenzar la vida. A lo mejor este sería el augurio que todas las acciones de mi existencia serían siempre una llamarada de petate, aparatosamente grande pero de efímera existencia, por eso me ha dicho mi madre: “Tú tienes entrada de caballo bueno y salida de burro flojo”, y eso que de regreso a casa no hay burros flojos.
En Los Valles había la costumbre de colgar los ombligos de los morillos. No los enterraban. En aquellos tiempos los pedazos de ombligos que se les caían a los niños los metían en pequeños envoltorios de trapo y los colgaban de los morillos de las casas. La familia cuidaba mucho los ombligos. Hay un dicho que dice que “uno siempre vuelve donde quedó enterrado el ombligo”. En mi caso he de volver donde quedó colgado mi ombligo.
En esta Página de Atoyac hablaremos de esos Ángeles de la vida que se llaman parteras. Y haciendo historia el mejor cronista de Atoyac Wilfrido Fierro Armenta registró en su Monografía de Atoyac como matronas o parteras rudimentarias a las señoras Apolonia, La Zotaca; Feliciana Vázquez, Tomasa y María Acosta, personas que por su experiencia práctica en esta rutina se hicieron famosas.
Rubén Ríos Radilla en su libro Aljaba recuerda que en El Ticuí, como pueblo de mayor desarrollo, estaban como par­teras doña Narcisa Ozuna, Felipa Landeros, Chaya Radilla, otra señora que sólo se le conocía como Micailona, La Güera Rodríguez, Luz La Chaparra y Hermila Rodríguez. Esas parteras que sacaban el chamaco hasta cuando venía al revés. Yo mucho recuerdo a doña María Torreblanca que vivió en El Cacao y que era buena para arreglar a los chamacos cuando venían más atravesados que la mula del seis.
Ahora existen más de 70 parteras registradas ante la Secretaría de Salud en todo el municipio de Atoyac, aunque hay otras que ejercen el oficio sin estar registradas y son buenas también. En muchas comunidades rurales y marginadas las parteras son la única opción para atender embarazos y partos ante la insuficiente cobertura de los servicios estatales de salud.
Por eso el año de 2016 el Ayuntamiento de Atoyac, que encabeza el priista Dámaso Pérez Organes, a propuesta de un grupo de mujeres, entregó a la partera María Gloria Olmedo Silva, vecina de la comunidad de San Vicente de Benítez ubicada en la parte media de la sierra, la presea al mérito civil “Profesora Hilda Flores Solís” en el marco del Día Internacional de la Mujer, en reconocimiento a su esfuerzo e importante contribución para la preservación de la vida.
Desde hace más de 40 años, María Gloria Olmedo aplica sus conocimientos tradicionales para mejorar la salud de las mujeres embarazadas de la región y apoyándose también con la capacitación que ha recibido de las instituciones de salud ha contribuido en disminuir los índices de muertes maternas en la sierra de Atoyac. La presea al mérito civil “Profesora Hilda Flores Solís” consta de una medalla y un apoyo económico con el que se reconoce la labor de las mujeres en beneficio de la comunidad atoyaquense.
La galardonada agradeció el apoyo del presidente Dámaso Pérez por reconocer su trayectoria como partera tradicional y curandera en su pueblo, donde ha logrado ayudar a varias generaciones que acuden a su casa para que los atienda por problemas de espanto, empacho y otros padecimientos.
A raíz de la difusión que dieron los medios de comunicación a la entrega de la presea, le ha cambiado la vida, porque la gente le tiene más confianza, incluso ha recibido la visita de pacientes de otras partes del estado,  por ello, sigue capacitándose para continuar sirviendo a la sociedad.
Lizeth Nayeli Rodríguez Flores, integrante de Comunidad Raíz Zubia elaboró una semblanza de María Gloria Olmedo Silva, quien es una mujer afromexicana, cafeticultora, promotora de salud y partera, tiene 76 años, nació en Cuajinicuilapa Guerrero y desde muy joven vive en la localidad de San Vicente de Benítez, ubicada en el corazón de la sierra de Atoyac de Álvarez,  tiene más de 40 años de experiencia como partera, atiende en su localidad y en comunidades aledañas, donde le llaman La Curandera.
Durante el huracán Ingrid y la tormenta tropical Manuel en el 2013, cuando ocurrió la desgracia en la comunidad de La Pintada, la tormenta se vino en fin de semana y esos días no había médico. María Gloria fue llamada para auxiliar a las mujeres embarazadas, algunas estaban en los días y otras por la impresión del desastre se les adelantó el parto. Llegó a atender a siete mujeres de las cuales se murieron tres niños que no eran de tiempo, pero salvó la vida de las parturientas que en las condiciones en que se encontraban hubieran perecido.
Como partera y promotora brinda atención prenatal a las embarazadas, da acompañamiento a mujeres que lo requieran, canaliza a parturientas en caso de identificar un embarazo de alto riesgo, convence a mujeres para que se atiendan con el médico, atiende partos, brinda atención post parto, promueve el uso de métodos anticonceptivos, tiene una relación estrecha con el personal del centro de salud y hace curaciones de empacho, ojo, da masajes y soba para arreglar descomposturas de huesos.
Dentro de los servicios que dado en su comunidad, están el de promotora de salud y vocal del programa Oportunidades. Ha coordinado acciones de difusión con profesores de su comunidad para la prevención del embarazo en jóvenes y adolescentes en el marco del proyecto “Las Luciérnagas Comunitarias”, coordinado por la asociación civil Comunidad Raíz Zubia.
Desde 1998 asiste a las capacitaciones convocadas por la Jurisdicción Sanitaria 05 de la Costa Grande y con la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) donde ha profundizado en los conocimientos de atención de  primeros auxilios, atención a la mujer embarazada, detección de embarazos de alto riesgo y atención de parto limpio.
A través de organizaciones sociales ha participado en encuentros de parteras a nivel municipal, regional y estatal, y ha recibido capacitaciones sobre los derechos humanos de las mujeres, los derechos sexuales y reproductivos, derecho a decidir y salud intercultural.
Gloria es una mujer campesina que sin un interés económico o político,  ha contribuido en mejorar la salud de las mujeres de su comunidad y en el municipio de Atoyac, se destaca por un alto compromiso social comunitario, por su solidaridad y entusiasmo en ayudar a las mujeres que requieran de su sabiduría ancestral.
Como Gloria existen 2 mil 425 parteras registradas en todo el estado de Guerrero. En la Costa Grande existen 110 parteras registradas y en Atoyac son 70 parteras las que existen, según datos de la Secretaría de Salud.
La partería es una práctica ancestral que ha sido marginada por la medicina moderna y las políticas públicas en salud. Sin embargo el papel de las parteras sigue siendo preponderante en las comunidades rurales, campesinas e indígenas. Por eso no es gratuito que los estados del sur son los que más partos son atendidos por parteras. Las parteras se vuelven alternativa ante el encarecimiento del servicio médico, una cesárea cuesta en Atoyac 18 mil pesos, un parto sin dolor siete mil pesos y normal cinco mil. Los médicos ven a los partos como una actividad mercantil, pues en la Costa Grande, cuatro de cada seis mujeres dan a luz en cesáreas innecesarias. Los médicos ejercen cierta violencia hacia las embarazadas, las culpabilizan y prácticamente las obligan a realizarse las cesáreas.
Organizaciones como Raíz Zubia coinciden que hay un aumento desproporcionado de cesáreas en el país, que actualmente es de alrededor del 50 por ciento. El 40 por ciento de los nacimientos en Guerrero es por cesárea y en Costa Grande el porcentajes es del 56 por ciento, donde se ha detectado una fuerte discriminación hacia las parteras. “Hubo un doctor que me dijo un día: ‘Ustedes son una especie destinada a la extinción’. Yo le respondí: ‘Somos necesarias para la vida”, dijo María Gloria Olmedo.
Según datos de Raíz Zubia la partería está ligada a la pobreza y a la marginación. Por eso las cifras resultan más relevantes a la hora de que miramos en las entidades y dentro de sus comunidades, sobre todo en aquellas con alta distribución de población rural e indígena, donde la presencia e importancia de las parteras es mayor.
En el caso de Chiapas, la atención del parto por una partera alcanzó 25.3 por ciento, aunque en población rural fue de 48.1 por ciento; en Guerrero fue de 9.3 por ciento, y en población rural llegó a 24 por ciento; y en Oaxaca las cifras son de 7.2 y 13.4 por ciento, respectivamente.
Lo anterior nos indica que Guerrero se ubica en el segundo lugar en atención del parto por parteras. En las zonas rurales, al menos dos de cada 10 partos son atendidos por ellas. En la entidad, 42 por ciento de la población vive en zonas rurales (localidades menores a 2 mil 500 habitantes), con niveles de marginación muy alto y alto, y donde 14 por ciento de su población es indígena.
Por eso organizaciones como Comunidad Raíz Zubia han documentado la importancia de las parteras tradicionales en las comunidades, ya que a  pesar de que las políticas públicas no las consideran como agentes clave de salud comunitaria, las organizaciones siguen llamando a su reconocimiento y a la erradicación de la discriminación, del abuso de la medicalización en el parto, la morbi-mortalidad materna-infantil, y los partos en vía pública.
En el foro “Construyendo sinergias a favor de la partería” que se desarrolló el primero de agosto en Atoyac” el doctor Germán Hernández Neri dijo que están haciendo que las parteras se sientan respaldadas por las autoridades de salud. María Martínez Ibarra de la Asociación Mexicana de Partería comentó que es importante que las parteras tengan educación.
Alicia Mesino Castro expuso que ella tuvo ocho hijos todos con partera sólo uno se complicó pero que la experiencia y el conocimiento de la partera la salvó. Lucina Palacios Bautista dijo que tiene 45 años de partera actividad que comenzó a los 14 años de edad siguiendo la tradición familiar, su madre y su abuela fueron parteras. Ella soba y arregla la matriz caída. Y que es en los lugares alejados donde las parteras dan la cara.
Lizeth Nayeli Rodríguez Flores de la comunidad Raíz Zubia comentó que las parteras tienen una sabiduría y compromiso social, además contribuyen al tejido social comunitario. Señaló que en el hospital de Coyuca de Benítez las mujeres han parido en los pasillos,  por eso dijo que es necesario que se apruebe la Ley de Partería en Guerrero.
Ángeles Santiago Dionicio habló que una partera la atendió cuando dio a luz su primer hijo y con sus conocimientos la indujo a un buen parto y después con sus conocimientos de medicina tradicional curó a su hijo de los ojos. Rosa Ruth Rodríguez Mendiola destacó la labor de doña Paulina Rosas como partera conocida y reconocida en la cabecera municipal.
Las parteras consideran que lo que saben hacer es un don especial y dicen que es bonito dar auxilio y vida a una persona que lo necesita. Muchas saben hacer remedios para que las mujeres queden embarazadas, con tecitos de hierbas limpian la matriz. En los pueblos la gente confía más en ellas que en los médicos, porque soban, arreglan descomposturas y asisten durante el embarazo a las mujeres. Muchas de ellas les dan el lugar que corresponde a los doctores, pero los doctores no les han a ellas su importancia.
Las mujeres que han sido atendidas por parteras dicen que estas les tienen mayor estimación y paciencia que en el hospital. Las parteras van a domicilio atienden a mujeres que difícilmente podrían costear el seguimiento de un médico. Las madres paren en sus casas con todas las comodidades, acompañadas por sus parejas o familiares, mujeres que evaden la violencia obstétrica que permea los hospitales y centros de salud.
La partería juega un papel importante en las regiones donde aún no se cuenta con las instalaciones, estructura, equipo médico suficiente para atender a miles de mujeres que viven en las zonas más remotas de México. Por eso hay que saber que desde 1992, cada 5 de mayo se celebra el Día Internacional de las Parteras, para resaltar su papel a favor de la salud de millones de mujeres en el mundo.



domingo, 20 de agosto de 2017

El Señor Santiago


Víctor Cardona Galindo
Santiago Apóstol además de ser el patrón de España es, quizá, el Santo más venerado en México y América Latina. En nuestro estado la Unidad Regional de Culturas Populares tiene registradas 55 celebraciones importantes, principalmente en la Costa Chica y la región de la Montaña, hay además celebraciones menores en todo Guerrero como las que se dan en diversas colonias de Acapulco. En Atoyac Santiaguito, desde hace 10 años, recorre las calles de la cabecera municipal, aunque la fiesta más importante se realiza en la comunidad serrana de Río Santiago.
El señor Santiago caminando por la calle Galeana
 en la cabecera municipal de Atoyac. Esta es 
una tradición apenas inició hace 10 años. 
Foto: Cortesía de Félix Rea Salgado.

Ésta es una veneración heredada desde el proceso de colonización y evangelización que se realizó durante la conquista española. Durante ese tiempo se impusieron imágenes de santos de piel blanca, barbados y vestidos al estilo europeo, que vinieron a sustituir a los ídolos de piedra que representaban a los dioses nativos.
Desde hace 500 años Santiago Apóstol está con nosotros. Se habla de milagros patentes como el que ocurrió el Oxtotitlán Guerrero en 1947, cuando el señor Santiago paró con su presencia la matanza de reses que realizaba el gobierno federal para acabar con la fiebre aftosa del ganado. Es que Santiaguito intercede ante el Creador a favor de los afligidos humanos.
En algunos lugares de la Costa Chica, durante las celebraciones, se colocan palos encebados, se organizan carreras de caballo para ver que jinete es más diestro para arrancarle la cabeza a un gato, gallo o pato. En Atoyac ya quedaron en el recuerdo las carretas de cinta que se realizaban en calle Álvaro Obregón y las importantes cabalgatas que llenaban de colorido la ciudad cada 25 de julio. La verdad es que las carreras de Santiago se han perdido en toda la costa como nos recuerda Graciela Guinto en su novela Sangre Bronca donde dice que en Coyuca de Benítez también han muerto algunas costumbres: las carreras del señor Santiago, las obras clásicas teatrales, La Danza de los Moros, los Doce Pares de Francia, la danza El Cortés, los festivales con sus reinas y las mojigangas del carnaval.
Wilfrido Fierro Armenta nos recuerda que al Apóstol Santiago se le festejaba en Atoyac cada 25 de julio desde épocas remotas. Los rancheros del lugar montaban sus mejores caballos que sacaban a lucir recorriendo las principales calles de la población, organizaban carreras de apuestas en donde incluían el gasto de la parranda, terminando el juego al oscurecer. En algunas ocasiones se registraron accidentes por caídas ya que algunos jinetes gustaban correr aparejados y en estado de ebriedad.
En nuestros días, con recrudecimiento de la violencia, el fervor en torno al Apóstol Santiago está creciendo, cada vez más devotos católicos se acercan para pedirle favores. La imagen del Santo se pasea por las calles de Atoyac, la gente lo sigue bajo los rayos del sol de julio llevando en sus manos globos y flores bailando al son de diversas danzas.
“Ahí viene Santiaguito”, gritan las señoras que esperan en la entrada del puente que comunica a El Ticuí, cuando escuchan a los lejos los cohetes. Es que un cohete marca el inicio de la procesión y de ahí se vienen tirando los cohetes por todo el camino. Esta es una tradición que comienza el primero de julio, mes en que el Señor Santiago visita 25 hogares. En la casa donde lo reciben organizan la fiesta, hay pozole o tamaliza.
Cuando la imagen recorre las calles de la ciudad el tráfico se detiene. Al frente viene un estandarte blanco con las iniciales del Apóstol Santiago y una Cruz. El olor a copal lo impregna todo y Los Chinelos de Isacc Rendón Reyes, El Chaka, danzan al frente al ritmo de la banda de viento, un momento después se escucha la música de la danza de Los Diablos, todos siguen bailando al avanzar, llevan globos, gladiolas y rosas. El pueblo devoto de Atoyac va atrás de las imágenes de la fe. En la calle Juan Álvarez Santiaguito se levanta por encima de la multitud cortando con su espada el humo del copal que lo envuelve y purifica el ambiente.
Cuando los misioneros españoles llegaron a esta demarcación al primer pueblo que bautizaron le pusieron Santiago. Cuando el 25 de febrero de 1581 el alcalde mayor Hernando de Vascones envió al Virrey Lorenzo Suárez de Mendoza la relación de la provincia de Zacatula sólo había en lo que ahora es el municipio de Atoyac ocho pueblos: Chiantepec Cacalutla, Mexcaltepec Cacahuatlán, Atoyac, Santiago, Cacahuapisca y Zintapala. Más tarde 33 años después, en un documento de 1614, Santiago se distinguía entre otros asentamientos de indios como Mexcaltepec, Cacahuatlán, Cacahuapisca y Tlacolulco. En 1920 en la sierra existían las siguientes comunidades con representación municipal: Río Santiago, Santiago, San Juan, Agua Fría, Santo Domingo, Ocotal, La Florida, San Andrés, San Francisco, La Felicidad, El Limón, Los Valles y Mexcaltepec. En nuestros días existen tres comunidades con ese nombre, Santiago de la Unión, Los Llanos de Santiago y Río Santiago.
El Señor Santiago está muy arraigado en las creencias de nuestra tierra, por ejemplo nuestros abuelos nos dijeron que la Vía Láctea es el polvo que levantó el caballo del Señor Santiago al correr por el cielo. En Los Valles se tenía la costumbre que para el 24 de julio debería estar limpia la milpa, de lo contrario el Señor Santiago, le echaría el caballo a pastar y el maíz se tornaría amarillo y no daría ni morquites.
Esta vez subimos con Wilibaldo Rojas Arellano a los festejos del Señor Santiago a Río Santiago. Wili recuerda: “En los años setentas, cuando vivíamos en Las Delicias, en la sierra, cerca de El Paraíso, en la víspera de Señor Santiago, muy temprano, mi mamá nos mandaba a la milpa a poner cruces de palma vendita. Nos decía a mí y a mis hermanos menores, póngalas en la orilla, para que con las cruces el viento que provocara la visita del Señor Santiago no tumbara la milpa. Ahora sé que las  cruces las hacen manos artesanas de los hermanos de La Montaña, y que en Semana Santa, en sus visitas a la parroquia de El Paraíso, el padre les echaba agua vendita. También recuerdo que en el pueblo se realizaba un rosario, en honor al Señor Santiago, al que asistía la mayoría de las señoras, también niñas y niños, y algunos señores”.
En la parte serrana de Atoyac, en la ruta Atoyac-El Paraíso, a 20 kilómetros de la cabecera municipal, se encuentra la comunidad de Rio Santiago. Dice Wilibaldo Rojas que antes le llamaban Rio de Santiago, pero por los celos de los pueblos y los cacicazgos que todavía no se acaban. Los vecinos de Rio Santiago, se molestaban si le decían Rio de Santiago, corregían a las personas, diciéndoles se llama Rio Santiago.
“Hace como dos lustros –comenta Wilibaldo- me invitaron a la fiesta del Señor Santiago. Me dijeron puede llevar lo que usted, guste, se me ocurrió llevar una cubierta de machete, una reata con su gamarra con freno. Llegué contento con mis regalos, los entregue a la profesora Juanita Guzmán Reina, que anunciaba las carreras y los presentes que recibía. Mencionó las cositas que llevé, enseguida anuncio fuertes cantidades de dinero, de mil, mil quinientos, hasta tres mil pesos, me quede sorprendido. Desconocía el movimiento, era la primera vez que asistía. Por fin salió la carrera de caballos, mi segunda sorpresa fue, que el jinete ganador, sería el que le arrancara la cabeza a un pato que estaba colgado amarrado de una reata al centro de la calle donde pasaban a gran velocidad los jinetes con sus caballos. Por cierto estamos hablando de la calle principal, que en ese tiempo no estaba pavimentada. Cuando me retiré, le dije al amigo Rodrigo Montaño, que no me había gustado ver cómo le arrancaban la cabeza al pato, contestándome: Sí, ya nos han dicho que lo quitemos, para el año ya no lo vamos a poner”.
“Al paso de los años volví a la fiesta, y efectivamente ya no había pato, Rodrigo Montaño uno de los organizadores de la fiesta patronal, había cumplido con su palabra. Pero en esta ocasión nada más observé de la carretera, porque iba a visitar a la mujer que me echó al mundo, a la señora Fortina Rojas Arellano. La carrera esperada, era la de una yegua pinta que competiría con un caballo, no recuerdo el color. La yegua resulto ser muy veloz, como dice el corrido: Sólo alas le hicieron falta para volar por el viento, dejó más de 10 metros al potro”.
“En el año de 2011, me invito el compa Feliciado Navarrete Llanes, Chanito, me encontré con varios amigos y con gusto nos echamos unas cervezas. Recuerdo que vinieron de varias comunidades con sus caballos: La Remonta, San Vicente de Jesús, Zacualpan, Santiago de la Unión y Los Llanos de Santiago, que son vecinos de Rio Santiago. En esa ocasión fui con Rogelio Ortega Martínez y su esposa Rosa Ícela Ojeda Rivera y más familiares. Le apostamos a un caballo de San Vicente de Jesús, pero perdimos”.
“El año pasado, me llevé una sorpresa desagradable. Contentos y listos estábamos  para observar la carrera, cuando al salir del partidero, vimos que el jinete que montaba una yegua colorada, le dio un cabezazo y lo descontó, el chavo no cayó porque lo habían amarrado, así se lo llevó el animal colgando hasta llegar a la meta. Todos nos alarmamos. La gente corrió a ver, como sucede en esos casos, hay muchas opiniones y todos quieren mandar. La chamacada se arremolinó en torno al herido, les decían que se alejaran, para que entrara el aire y el lesionado pudiera respirar, no entendían, hasta que Carmelita de Jesús Márquez los retiro. Para de malas, no había en la bola ni médico ni enfermera, pasaron varios minutos y nada, hasta que por fin llego un paramédico, que dio los primeros auxilios, recomendó acostar al chavo en una tabla, con mucho cuidado lo subieron a una camioneta y lo trasladaron a Atoyac”.
“En los festejos de este mes y año, en el jaripeo pasó algo chistoso, entró al ruedo un burro, de carga pero sin silla repara. El burro canelo propiedad del compa Chanito, que corriendo fue a traer a su casa. Cuando presentó el burro, se veía flaco y con el espinazo pronunciado, un chamaco como de 10 años, que vestía un suéter café y pantalón colorado le montó al burro costilludo. Le aguantó los tres reparos. El burro hizo un descanso, y volvió a zarandearse, a los  cinco reparos el chavo ya estaba en el suelo. Esto fue un verdadero espectáculo, que arrancó muchos aplausos del público presente”.
Nuestro amigo Wilibaldo comenta que en años pasados Chanito Navarrete Llanes, era el animador oficial en las fiestas del Señor Santiago, “pero no sé qué paso el año pasado y la fiesta de este 25, fueron otros los animadores, parece que los jóvenes lo van desplazando”.
La celebración de Santiago Apóstol en Río Santiago dura cinco días, comienza con una procesión que parte de la comunidad de Llanos de Santiago el 24 de julio a las cuatro de la tarde. Después de caminar como cuatro kilómetros llega a la parroquia donde se realiza la velada y las celebraciones religiosas. Luego se desarrolla una verbena popular donde se queman juegos pirotécnicos y se corona la reina de las fiestas, este año el cargo recayó en Areli Jazmín Romero Reyes que salió electa entre tres finalistas; participaron en una pasarela donde demostraron su desenvoltura y facilidad de palabra. Los comerciantes locales patrocinaron a las concursantes y les dieron regalos.
La del Señor Santiago es una fiesta muy concurrida llegan gente de muchos lados, hay jaripeo, carreras de caballos, peleas de gallos y un baile en el centro de la comunidad, este año estuvo amenizado por el grupo La Promesa.
Nau Juárez nos informó que el 23 julio la imagen del Santo Patrón se lleva a velar a la capilla de los Llanos de Santiago, y de allá a las cuatro de la tarde, del 24, parte procesión con música de la banda de viento y rezos católicos. Durante la preparación de la fiesta se realiza una colecta entre los vecinos, éste año fue de 200 pesos por familia. Los festejos los organizó el Comité Proconstrucción de la parroquia cuyo presidente es Homero Chávez García, el tesorero Santiago Guzmán Pastor y el secretario Nau Juárez Martínez.
La imagen grande que está en el altar de la parroquia no se mueve porque es de cemento y pesa mucho. Hay una imagen pequeña de fibra de vidrio, es la que realiza el recorrido por la comunidad. En esta edición número 76 de la fiesta, por primera vez las autoridades locales le entraron al festejo, el presidente municipal Dámaso Pérez Organes les apoyó con 28 mil 500 pesos que sirvieron para la comida, para pagar el grupo musical y los juegos pirotécnicos. Esta vez se hicieron mil 76 tamales con los que le dieron de comer a unas 700 personas que asistieron a la misa el 25 de julio. En esta celebración estuvo presente el alcalde. Mientras se desarrollaba el jaripeo se dejó caer un chaparrón acompañado por una tormenta eléctrica, aun así continuó la fiesta con mucho ánimo.