lunes, 10 de diciembre de 2018

Testimonios de la ocupación militar en El Rincón de las Parotas


Víctor Cardona Galindo
El Rincón de las Parotas es el primer caserío de la sierra que se encuentra en la carretera que conduce a Puerto Gallo. Una gran ceiba adorna el centro de la población que no rebasa los 500 habitantes, sus viviendas son principalmente de adobe y bajareque. Es conocido por el corrido a Claudio Bahena, por la danza del Cortés y porque ahí nació en 1948 el guerrillero Carmelo Cortés Castro.
Pedro de Jesús Onofre desaparecido de El Rincón de las
Parotas.

Onésimo Barrientos ha vivido de cerca la historia del pueblo. Nació el 7 de mayo de 1916, es hijo de Teodoro Barrientos Gonzáles fundador de la comunidad. Su padre llegó de El Camarón en 1901 para habitar el lugar al que denominó El Rincón de las Parotas porque en el cerro había muchos de estos frondosos árboles. Posteriormente llegó su cuñado Lucio Martínez García y así se fue conformando el pueblo.
Con el tiempo hubo muchos árboles de ilamas, por eso unos funcionarios quisieron cambiarle el nombre y ponerle El Rincón de las Ilamas pero “Nicanor Barrientos Martínez que era bueno para la letra no dejó, porque las ilamas se rajan y hubieran podido decir que los del Rincón eran rajados”.
El Rincón de las Parotas ha sido un pueblo revolucionario. Durante el levantamiento armado del general Silvestre Castro García El Cirgüelo, su enemigo el general Rómulo Figueroa, atacó la comunidad con artillería pesada para desalojar al rebelde Pablo Vargas que se había atrincherado en el lugar, un 20 de septiembre de 1918. Esa vez tuvieron que abandonar sus casas porque la tropa federal no tenía compasión de los civiles que se llegaba a encontrar en el camino.
El hombre más longevo de la comunidad recordó que cuando el levantamiento de los Vidales, los pobladores también dejaron el lugar porque los federales les quemaron sus casas. Su familia se refugió en El Cerro de la Bandera, después en el Camarón y luego cerca del río. Don Onésimo Barrientos recuerda que tenía ocho días de haber aprendido a leer y escribir en una escuela que abrió Amadeo Vidales en la sierra, cuando el general se indultó y entregaron las armas viejas. “Las nuevas se las quedaron. Fueron vivos”.
Nos explicó que los hijos de Lucio Martínez: Marcos, Margarito y Emilio Martínez eran hombres valientes, originarios de El Rincón de las Parotas, que se fueron a pelear a favor de los Vidales.
Cuando la guerrilla de Lucio Cabañas este lugar también puso su cuota, aportando varios hombres al levantamiento armado. Fue de los pueblos más golpeados en ese periodo negro de la Guerra Sucia. Los helicópteros aterrizaban en la entrada de la comunidad que durante casi una década vivió sitiada por un destacamento militar que no se movía del panteón. Desde ahí tenían a la vista ese pequeño caserío y los delatores se dieron el lujo de denunciar a mucha gente.
Don Onésimo tiene 40 nietos. En los setentas los guachos le desaparecieron a sus dos hijos mayores: Ezequiel y Justino Barrientos Dionicio. Recuerda que él mismo estuvo cuatro meses preso en el Campo Militar Número Uno. Ahí también estaban sus hijos, pero él no los vio. Después cuando él ya estaba en libertad don Luis Cabañas le trajo una carta de sus hijos donde le pedían que abogara por ellos: “Yo hice lo que pude pero nunca me hicieron caso. Me dijeron, los del gobierno, que habían muerto en un enfrentamiento arriba de San Andrés”.
“La gente se pregunta/ los presos donde están. A los presos los torturan/ en el campo militar”. Era la consigna en las manifestaciones, de ese tiempo.
Pero no únicamente los hijos de don Onésimo están desaparecidos. Trece campesinos de la población nunca más volvieron a sus hogares. Muchos más sufrieron las crueles torturas y Aureliano Martínez Cabañas fue asesinado por los militares. Esta es la historia:
En el marco de los movimientos de militares en la sierra en busca de Lucio Cabañas, el 4 de mayo de 1971 se informaba de la detención por el 27 Batallón de Infantería de Raymundo y Domingo Barrientos Reyes de El Rincón de las Parotas y Leopoldo Guerrero Adame de El Paraíso.
Al campesino Alberto Arroyo Dionicio se lo llevaron los soldados del 50 Batallón de Infantería a las cuatro de la mañana en una camioneta blanca de redilas, el 4 de mayo de 1972. Una partida militar llegó y le habló por su nombre, luego que salió se lo llevaron a la cancha de Basquetbol. Lo subieron a una camioneta blanca que lo condujo por el camino a la ciudad de Atoyac y nunca más se le volvió a ver.
El día primero de octubre de 1973 catearon la comunidad. Soldados del 49 y 50 Batallón de Infantería rodearon el caserío la noche del 30 de septiembre y durante la madrugada del siguiente día cerraron los caminos y concentraron a toda la gente en la cancha. Uno de los jefes de ese operativo era Mario Arturo Acosta Chaparro. Llevaban un camión de la Pepsi manejado por un militar. Registraron todas las casas y no encontraron armas, al final se llevaron a seis campesinos acusados de ser guerrilleros.
Los habitantes de El Rincón de las Parotas recuerdan al Ejército con su uniforme tigreado que los aterrorizaba. La tropa rodeó la comunidad “desde las 2 de la mañana pero a las 5 comenzaron a sacar a todos los habitantes para concentrarlos en la cancha con todo y familia”.
Ese día a todos los hombres los apartaron. Traían prisionero a Zacarías Barrientos Peralta y a Isaías Martínez originario de Los Valles, a quien le apodaban El Cuche. Los dos venían vestidos de militar y traían en la camisola un letrero que decía “Puto Rajao”.  Ellos eran los que señalaban a los que se llevaban, porque un oficial se les acercaba, les preguntaba nombres y luego llamaban a los campesinos y los subían a los carros como si fueran basura.
Se vio como un oficial, que al parecer era el capitán Elías Alcaraz, se le acercó a Zacarías Barrientos y le dijo “Hey tú puto rajao a quien nos vamos a llevar” y comenzaron a jalar a los hombres. Luego que hicieron las detenciones a Zacarías y al Cuche los volvieron a subir a un helicóptero y se los llevaron. A las 12 de la mañana dejaron a los habitantes de El Rincón de las Parotas regresar a sus casas. A esa hora terminó el cateo.
“Al primero que subieron fue a Anastasio Barrientos Flores como de 78 años de edad”, recordó el señor Emiliano Barrientos, quien dijo que en ese tiempo estaba al frente del Batallón de Atoyac el coronel Alfredo Cassani Mariña.
Don Vicente Vargas Vázquez recordó que el Ejército llegó pie por el rumbo de Mezcaltepec y rodeó la comunidad. Como él era el comisario, el oficial que venía al frente lo mandó llamar. Así conoció a Mario Arturo Acosta Chaparro quien le advirtió que si no entregaba a la gente le iría muy mal. Ese día los tuvieron en la cancha y no los dejaban regresar a sus casas ni por la leche de los niños que lloraban del hambre.
El señor Margarito Barrientos recuerda que cuando estaba haciendo su servicio militar en las instalaciones del batallón en Atoyac se escuchaban los lamentos de los campesinos torturados. La tortura comenzaba desde el momento en que los subían a los vehículos.
Ese día, primero de octubre, se llevaron a los campesinos: Emiliano Barrientos Martínez, Raymundo y Fermín Barrientos Reyes, Anastasio Barrientos Flores, Jesús y Esteban Fierro Valadez.
El gobierno ha dado respuestas absurdas a los familiares de los desaparecidos. Como en el caso de Anastasio Barrientos Flores quien fue detenido el primero de octubre de 1974, se lo llevaron los soldados de la cancha de Basquetbol, delante de toda la comunidad, y cuando su esposa Lazara Vargas Izquierdo se dedicó a buscarlo le dijeron que había muerto en el enfrentamiento que la gente de Lucio Cabañas tuvo con el Ejército en el paraje conocido como El Otatillo, cerca de Río Chiquito, e incluso le enseñaron el expediente 25 de la PGR donde especificaba eso.
Domitilo Barrientos Peralta salió de su casa del Rincón de las Parotas el 10 de junio de 1974. Su hijo de cinco años murió de tristeza, después de varios días de tanto llorar y de subirse a un árbol de guayabas para ver las camionetas que subían a la sierra, esperando que su papá fuera en una de ellas.
También en el caso de Domitilo, a su mamá Natividad Peralta Mesino, le dijeron que su hijo había muerto en el enfrentamiento del Arroyo de Las Piñas que se dio el 25 de julio de 1972, cuando en realidad a él lo detuvieron en el retén que el Ejército tenía en El Conchero, dos años después de la mencionada confrontación armada. La señora les contestó que su hijo no pudo haber muerto ese día porque la gente de Lucio Cabañas no tuvo bajas.
Por otro lado la patrulla militar “Vallecitos Dos” el 13 de noviembre de 1974 dio muerte a Aureliano Martínez Cabañas, quien alcanzó a herir a machetazos al soldado Sergio Mungula Mendoza. Al registrar el cadáver le encontraron una pistola 380 con el cargador abastecido, el difunto traía una tarjeta del PRI. (AGN. SDN. Caja 100. Exp. 298)
Ese día también detuvieron a los hermanos Sabás, Miguel y Margarito Martínez Cabañas. Según testimonio de los pobladores, Aurelio Martínez Cabañas era gente del Partido de los Pobres; el Ejército ya lo traía en una lista. Llegó la noche anterior, y en la mañana cuando quiso salir ya estaba rodeado. Los militares lo siguieron y frente a su casa le marcaron el alto, él no les hizo caso y siguió caminando mientras iba desenvolviendo una pistola que traía enrollada en un pañuelo. Como no pudo sacar la pistola, con el machete que traía le cortó la mano a un soldado y le quitó el fusil. Aureliano no supo manejar el mecanismo del arma para disparar y los demás soldados lo acribillaron a tiros. A pesar de que recibió varios disparos no murió en el momento, lo dejaron tirado, desangrándose y hablando. Los guachos prendieron un radio de baterías y lo pusieron un lado del herido a todo volumen, para que el pueblo en lugar de lamentos escuchara la música. Lo apagaron hasta que se murió.
Aureliano ya había sido detenido por el Ejército y lo torturaron brutalmente. Juró que primero moriría antes de que lo volvieran a agarrar. Por eso cumplió ese día, muriendo al tratar de evitar su aprensión.
Pedro de Jesús Onofre fue detenido el 20 de septiembre de 1974 en El Ticuí y desparecido por militares del 27 Batallón. Trabajaba en los canales, era jefe de una cuadrilla de trabajadores. Lo detuvieron a las 6:30 de la mañana y lo subieron a un carro azul de la Pepsi. Era de El Rincón de la Parotas, trabajó en la construcción de las carreteras donde comenzó como peón. Le tocó trabajar en la edificación de la presa derivadora y luego se pasó a los canales. Laboró para las constructoras Escorpión, La Olmeca y la SAHOP.
También trabajó en las obras de hoteles en Acapulco.
Vivía en la calle Galeana número 13. Tuvo cinco hijos con Guillermina del Carmen Castro. De Pedro de Jesús Onofre sus familiares no han podido acreditar su existencia porque en el registro civil no existe el libro del año 1938.
En otros momentos no conocidos los cuerpos policíacos detuvieron a Felícitas Arroyo Dionicio y a Guillermo Fierro Valadez. En total la comunidad del Rincón tiene registrados 13 desaparecidos políticos.




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