martes, 25 de diciembre de 2018

Hilda Flores Solís, una luchadora social incansable

Víctor Cardona Galindo
La maestra Hilda Flores Solís pasó sus últimos días en la casa de Día del Adulto Mayor ubicada en la colonia Loma Bonita. Recibía una modesta pensión de 7 mil pesos mensuales de parte del Ayuntamiento, que además por un tiempo hizo cargo de comprarle sus medicinas. Doña Estela Arroyo Castro y Ángeles Santiago Dionicio se encargaron de su atención. Las regidoras del PRD y de Movimiento Ciudadano en su momento la visitaron con frecuencia. Algunos familiares y supuestos acreedores acechaban, con cierta codicia, sus pocos bienes. Ella hasta el final mantuvo su lucidez sin renunciar a sus principios.
La profesora Hilda Flores Solís cuando fue detenida
en 1971. Foto: Tomada de El Universal.

El nombre de la maestra Hilda Flores Solís está ligado a la historia reciente del pueblo de Atoyac y a los reclamos sociales de equidad de género, democracia, paz y justicia social. Nació el 3 de diciembre de 1933, fue hija del líder obrero socialista David Flores Reynada y de Concepción Solís Jiménez quien murió al darla a luz. Hilda procreó un hijo con José Guadalupe Mendoza Aguirre originario de Tlapehuala Guerrero y lleva el nombre de David Mendoza Flores.  
Su padre fue fundador del comité agrario en los años 20 y del Partido Socialista en Atoyac, durante los tiempos del general Adrián Castrejón. Fue fusilado el 9 de abril de 1934 en el campo aéreo de El Ticuí durante la gubernatura del general Gabriel R. Guevara, tras una intriga urdida por sus enemigos los reaccionarios de Atoyac y del estado.
A la muerte de sus padres, Hilda fue cuidada y educada por su tía Elizabeth Flores Reynada, una luchadora social de la época cardenista, que fundó una organización de mujeres campesinas. Elizabeth Flores fue la primera mujer que participó en la política en nuestro municipio, al encabezar a las mujeres que exigían el reparto de tierras.
Hilda estudió la primaria en la escuela Juan Álvarez (Antes Escuela Real) hasta segundo año, luego pasó al colegio América en Acapulco en donde estuvo internada gracias a una beca que pagaba la cooperativa de la fábrica de hilados y tejidos de El Ticuí, que llevaba el nombre de su padre, dirigida en ese tiempo por Enedino Ríos Radilla y Rómulo Alvarado.
Su labor docente la inició a la edad de 13 años como maestra municipal, en la escuela Juan Álvarez, su pago era de 12 pesos a la quincena, allá por el año 1947.
Con ganas de saber, siguió estudiando por su cuenta y en los meses de julio y agosto asistía a los cursos de la Escuela Normal de la Universidad Autónoma de Guerrero, donde hizo la secundaria y estudió parte de la Normal.
Luego por intervención del líder magisterial Othón Salazar Ramírez llegó a estudiar en La Escuela Nacional de Maestros, al mismo tiempo era secretaria del Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM) y trabajaba haciendo documentos para el público en la calle de Donceles en La Ciudad de México. Su participación en el MRM la llevó a cultivar amistad con luchadores sociales de la talla de Gilberto Rincón Gallardo y a conocer el frío de la ciudad de México cuando llevaba comida al plantón de maestros y se quedaba a dormir en el suelo en improvisadas camas de cartón.
Cuando regresó a su tierra trabajó de nuevo en la escuela Juan Álvarez y se incorporó al movimiento local de revolucionarios que querían mayores oportunidades para el pueblo. Formó parte de aquella histórica célula del Partido Comunista Mexicano en Atoyac. Fue en la calle Hidalgo 20, en la casa de la maestra Hilda Flores donde comenzaron a reunirse los comunistas atoyaquenses.
“Porque fue el Partido Comunista Mexicano quien dio forma, estructura y dirección al movimiento popular y democrático. La célula del partido nació en 1964, la conformaron además de Hilda Flores y Elizabeth Flores Reynada, hombres como Juan Mata Severiano, Isidoro Sánchez López, Juan Reynada Víctoria, Juan Fierro García, Serafín Núñez Ramos, Lucio Cabañas Barrientos, Carmelo Cortés Castro, Dagoberto Ríos Armenta, Antonio Onofre, Luis Gómez, Guadalupe Estrella, Telésforo Ramírez Castro, Inés Galeana, Franco Castillo Téllez, Raúl Vázquez Miranda, Francisco Zamora Baez, Gabino Hernández Girón, Félix Bautista Matías y Jacob Nájera”. “Entre los jóvenes comunistas destacaban Octaviano Santiago Dionicio, Pedro Martínez Hernández, Francisco Fierro Loza, Félix Bello Manzanares, Andrés Gómez y Gaspar de Jesús”, recuerda Decidor Silva Valle. También estaban: Francisco Estrella y Armando Bello Pérez.
La Unión Nacional de Mujeres filial del PC logró importantes avances bajo la dirección de la maestra Hilda Flores Solís, quien también colaboró activamente en el movimiento cívico que provocó la caída del gobernador Raúl Caballero Aburto, en la formación de la Central Campesina Independiente, en el MRM y apoyó de manera decidida la formación de la colonia Mártires de 1960.
Con Lucio Cabañas participó en el Frente Electoral del Pueblo que lanzó para presidente de la república a Ramón Danzós Palomino. Los dirigentes nacionales del Partido Comunista llegaban a su casa, en donde se realizaban las reuniones.
Eso llevó a despertar la ira de las oligarquías que gobernaban en ese tiempo. Tanto que el día primero de mayo de 1971, fue detenida y secuestrada por 13 agentes de la Policía Judicial encabezados por el general Vicente Fonseca, quienes se la llevaron de forma violenta a las 7:15 de la mañana, cuando ella se estaba preparando para ir a dar clases, a la escuela primaria Herminia L. Gómez.
Cuando su tía Elizabeth les pidió la orden de aprehensión los judiciales le contestaron “usted no diga nada”. Vicente Fonseca no se metió a su domicilio, esperó afuera, mientras los agentes la sacaron de su casa y la subieron a un coche rojo. Al inicio del trayecto hacia Acapulco le pusieron una capucha.
En las afueras de Atoyac, en el lugar conocido como La Trozadura, la bajaron sin sandalias y la metieron a un lugar lleno de espinas donde se lastimó los pies. Recuerda que ahí en La Trozadura le dijeron que se quitara el vestido, ella se negó, fue cuando dijo el oficial al mando: “Esta vieja está bien preparada vamos a subirla otra vez”..
Ese mismo día el general Hermenegildo Cuenca Díaz informaba a la prensa en Acapulco sobre las “aprehensiones de personas ligadas a las actividades de grupos terroristas que operan en la zona cafetalera”. Los detenidos además de Flores Solís eran: el padre de Genaro Vázquez, Alfonso Vázquez, Agustín Flores, Bertoldo Cabañas, Luis Cabañas y Onésimo Barrientos. Todos fueron trasladados al Campo Militar Número Uno.
“Hilda Flores Solís, colaboradora y contacto vital con los cabecillas bandoleros Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas Barrientos, fue aprendida ayer en su domicilio (Hidalgo 24) de Atoyac. En dicho lugar se efectuaban reuniones periódicas con individuos como Othón Salazar, Ramón Danzós Palomino, Manuel Marcué Pardiñas, Miguel Arroche Parra y otros, calificados como izquierdistas recalcitrantes y agitadores”, publicaba El Universal en su edición del 2 de mayo.
Hilda después de su detención fue trasladada a las instalaciones de la 27 Zona Militar en Acapulco. Durante su cautiverio la sacaron en una lancha y le dieron un paseo por el mar, y así como estaba vendada de los ojos la agarraron de pies y manos como si fueron aventarla al agua. También la amenazaron con subirla a un helicóptero y lanzarla al mar. Le exigían declararse culpable de ser cómplice de la guerrilla de lo contrario su hijo David, en ese entonces, de 2 años iba a pagar las consecuencias, porque que ya lo llevaban en otro vehículo rumbo al Fuerte de San Diego.
La maestra Hilda Flores recuerda que sus torturadores querían información sobre el maestro Lucio Cabañas: “Les dije que al profesor lo había visto el 19 de mayo de 1967, un día después de la masacre del 18 de mayo que estuvo en mi casa, con un grupo de mujeres y hombres que lo fueron a dejar”.
Hilda Flores siempre ha sido clara en decir que su participación con Lucio Cabañas fue en la lucha cívica y después que se fue a la guerrilla se perdió el contacto. Porque fue de su casa de donde salió Lucio Cabañas aquél 19 de mayo de 1967 rumbo a la sierra para formar el Partido de los Pobres y su Brigada Campesina de Ajusticiamiento.
La maestra permaneció sometida a tormento físico y psicológico durante cuatro meses en el Campo Militar Número Uno. Luego fue trasladada por Acosta Chaparro a la penitenciaría de Chilpancingo el 7 de septiembre de 1971, de donde salió el 17 de diciembre de 1974, a los pocos días que en El Otatal muriera en combate contra el ejército Lucio Cabañas Barrientos.
A los dos meses de estar presa en Chilpancingo, el Comité Armado de Liberación “General Vicente Guerrero” que encabezaba Genaro Vázquez en su comunicado del 24 de noviembre de 1971, pidió como una de las condiciones para liberar al rector de la Universidad Autónoma de Guerrero, Jaime Castrejón Díez: “poner en manos de los tribunales legales de justicia a todos los campesinos que padecen detención indefinida e incomunicación y declaraciones arrancadas con torturas de participación en nuestro movimiento revolucionario armado”. Y da una lista de 15 personas entre ellos la única mujer, Hilda Flores Solís.
Se preparaba la salida a Cuba de los presos políticos: Florentino Jaimes Hernández, Mario Menéndez Rodríguez, Demóstenes Onofre, María Concepción Solís, Ceferino Contreras Ventura, Antonio Sotelo, Ismael Bracho y Santos Méndez Bailón.
Hilda Flores contestaba al enviado especial de El Sol de México, S. Paredes Quintana el 21 de noviembre del 71: “Soy inocente y nada tengo que ver con Genaro Vázquez, a quien ni conozco. No puede aceptar la liberación en tales condiciones. Genaro no es mi abogado. Sólo me sacaran de aquí con una boleta oficial de libertad, a la que tengo derecho porque soy inocente de todo lo que me achacan”.
Eduardo Téllez Vargas escribió en El Universal en la edición del 22 de noviembre: “Hablamos con la profesora Hilda Flores Solís, la cual niega también ser gavillera, aunque si confiesa ser admiradora de Genaro y que de serle posible se iría con él a la sierra. Explicó que si es amiga personal de Lucio Cabañas, otro gavillero”.
En ese contexto el 27 de noviembre Hilda Flores declaró a Rogelio C. Armenta corresponsal de Ultimas Noticias “yo no conozco a Genaro. Mejor que no haya pedido mi libertad. Eso demuestra que nada tengo que ver con él”.
El periodista la describió “de baja estatura, humildemente vestida, de mal humor, morena de rasgos indígenas”.
Al salir de la cárcel Hilda Flores siguió su militancia en el PCM, después en el Partido Socialista Unificado de México, luego en el Partido Mexicano Socialista, donde su activismo la llevó a ser  candidata a diputada local y a síndica. Su última hazaña es la de haber participado en la fundación del Partido de la Revolución Democrática.
Hilda Flores hizo gestiones para recuperar su plaza en la Escuela Primaria Herminia L. Gómez que perdió cuando fue detenida. Pero los gobiernos del estado y federal le condicionaron el retorno a su plaza siempre y cuando abandonara sus ideas y al movimiento social. Ella no aceptó. Prefirió seguir en la pobreza que claudicar, por eso no tiene pensión federal. Fue durante el interinato del alcalde Wilbaldo Rojas Arellano y con la colaboración decidida de Julio César Ocaña Martínez que por acuerdo de cabildo se instituyó esa modesta pensión municipal de la que gozó hasta su muerte.
El Ayuntamiento de Atoyac, durante el periodo de Pedro Brito García y a iniciativa de la regidora Ángeles Santiago Dionicio, reconoció a Hilda Flores Solís el día 17 de octubre del 2007 cuando se realizó una sesión solemne de cabildo,  para homenajear a una vida de lucha. Se rindió homenaje a más de 60 años de participación social. Ese día se instituyó la presea “Hilda Flores Solís” que fue recibida por la propia Hilda Flores Solís.
A cinco años de su creación esa presea para honrar el mérito femenino ha sido otorgada a la ex alcaldesa María de la Luz Núñez Ramos, a la defensora de los derechos humanos Tita Radilla Martínez, a la escritora Judith Solís Téllez, a la fundadora del PRD, María Manríquez Cuevas y a la cantante Kopani Rojas Ríos.
Hilda Flores murió el 12 de marzo de 2014 alrededor de las 10 de la mañana, sus restos descansan ya en el panteón principal de Atoyac a lado de su madre de crianza Elizabeth Flores Reynada quien fuera también su mentora y compañera de lucha. 

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