domingo, 18 de enero de 2015

Levantamientos recurrentes en la región de Atoyac (Quinta parte)

Víctor Cardona Galindo

Genaro Vázquez Rojas hablando en un mitin, 
todavía en la vida cívica. Foto anexo 

fotográficodel informe de la Comverdad.



Una vez que Carmelo Cortés Castro, concluyó la secundaria en la Normal de Ayotzinapa, ingresó a la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) y ya en la escuela preparatoria número Uno comenzó a escribir su propia historia como miembro de las juventudes comunistas, que tenían su bastión de lucha en la Casa del Estudiante Guerrerense. El futuro guerrillero atoyaquense se erigió como el principal dirigente del movimiento estudiantil universitario.

Por medio de los informes de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS) podemos dar seguimiento al movimiento de aquel tiempo. El 16 de agosto de 1966 hubo una reunión en Chilpancingo donde estuvieron Juan Castro, Carmelo Cortés, Arnulfo Morales, Pedro Helguera y Joel Cortés Barona, se preparaba un movimiento.

El 13 de octubre circuló en Acapulco una carta abierta dirigida al pueblo de Guerrero, firmada por el Frente Universitario Guerrerense (FUG) que presidía Carmelo Cortés Castro, era en contra del rector de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) Virgilio Gómez Moharro, a quien acusaban de privilegiar sus intereses personales antes que el de los universitarios y académicos.

Luego, miembros del Frente Universitario se posesionaron del edificio de la Universidad, el 20 de octubre de 1966, para exigir la renuncia del rector al que le atribuían malos manejos financieros y se retiraron el 22 a las 12:30 de la noche después de entregar el inmueble al velador. Días más tarde, a las 12:30 horas del 26 de octubre, un grupo de 80 alumnos, pertenecientes al ya mencionado frente, volvieron a tomar el edificio de la UAG y declararon la huelga estudiantil. Carmelo Cortés explicó que la medida fue porque el Consejo Universitario ignoró sus peticiones. Ese mismo día, de las 11:00 a las 15:15 horas, sesionó el Consejo Universitario en la rectoría ubicada en avenida Juárez número 14 y acordó buscar la intervención de la fuerza pública, denunciar los hechos y establecer sedes alternas para continuar las clases.

El secretario general de la Universidad Efraín Vélez Vélez envió un oficio a Cortés Castro y al recibirlo el atoyaquense contestó que sólo muerto lo sacarían del edificio. Este movimiento exigía además de la renuncia de Gómez Moharro, también la de sus principales colaboradores: Efraín Vélez Vélez, Ramón Chorro Llopis, Antonio Morales Alarcón, Eduardo Urueta y Raúl Alarcón.

Carmelo Cortés Castro, Gabino Organista y Emilio Romero Hernández líderes del FUG dijeron que su movimiento era exclusivamente universitario, que además de exigir la renuncia del rector, pedían que se le aplicara la ley de responsabilidades por estar desfalcando a la Universidad por más de un millón de pesos y debía las pensiones del estado.

Para el 27 de octubre los integrantes del FUG se radicalizaron y secuestraron dos camiones y una camioneta Pick up de la UAG y los estacionaron frente al edificio docente.

Al siguiente día el gobernador Raymundo Abarca Alarcón concedió audiencia a la dirigencia del FUG encabezada por Carmelo Cortés Castro quienes expresaron que estaban dispuestos a entregar el edificio siempre y cuando el doctor Virgilio Gómez Moharro renunciara al cargo y se hiciera una auditoria a las finanzas de la Universidad. Mientras eso sucedía el rector presentaba una denuncia penal por la toma del inmueble y el robo de vehículos, misma que fue ratificada el 29.

El 4 de noviembre de 1966 a las 17:30 horas, los miembros de la Federación Estudiantil Universitaria Guerrerense (FEUG) efectuaron una manifestación y un mitin en la plaza Nicolás Bravo en apoyo a Gómez Moharro. Reprobaron la actitud de los huelguistas que estaban posesionados del edificio de la Universidad.

La represión interna no se hizo esperar, durante la sesión del 18 de noviembre, el Consejo Universitario expulsó definitivamente por reincidentes a los alumnos: Arnulfo Morales Cuevas, Gabino Organista Aguilar y Ángel Ortiz. Por primera vez y en forma definitiva a: Yolanda González Calixto, Virgilio de la Cruz Hernández, Eusebio Romero Hernández, Carlos Castrejón Bustamante, Carmelo Cortés Castro, Saúl López López, Ranulfo Rueda Astudillo, Carlos Texta Mena, Mariano Solís Leyva, Juan Castro Franco, José Mejía Marta, Ramón Mejía Marta, Lamberto Espinosa, José Abarca Mateos, José Luis Infante Nolasco, Onésimo Chávez Vega y Santiago Sierra Solano. Quedó pendiente el caso de Justino García Téllez.

El rector exigió al gobernador que sacara a los estudiantes del edificio porque se trataba de jóvenes que ya no eran universitarios, pues el consejo los había expulsado. El Gobernador se negó argumentando que si la policía entraba al edificio de la Universidad sería acusado de violar la autonomía. Gómez Moharro argumentó que autonomía no era extraterritorialidad y, finalmente el gobernador aceptó encarcelar a los huelguistas si se los entregaban en el pórtico de la Universidad.

Para eso se montó un operativo planeado militarmente. Un grupo de policías judiciales disfrazados de estudiantes y armados con piedras atacaron por la parte frontal del edificio. Los miembros del “Club Juventus” acompañados de otros judiciales entraron al recinto por la parte trasera, apuntando con sus armas de fuego a los huelguistas, quienes sorprendidos por la participación de policías abandonaron sus puestos y se produjo una desbanda.

El “Club Juventus” había sido formado en 1965 por el párroco de Chilpancingo y estaba integrado por jóvenes católicos, adoctrinados para “defender al pueblo del comunismo internacional”.

Un agente de la Dirección Federal de Seguridad informó que el 30 de noviembre de 1966, “a las 16 horas, unos 40 elementos de la FEUG y del Comité de Unidad Universitarios Guerrerenses que dirigen Rafael Mastache Estrada y José Luis Bello Muños se presentaron al edificio, se introdujeron en el mismo y detuvieron a 15 estudiantes del FUG (huelguistas) que fueron entregados a la policía preventiva”, según el agente de la DFS no hubo violencia. Los detenidos fueron: Carmelo Cortés Castro, Pedro Helguera Jiménez, Helio Martínez Flores, Gabino Organista Aguilar, Ricardo Gómez Radilla, José Santos Damián Gerardo, Mario Sánchez, José Días Barona, Raúl [Saúl] López López, Silvestre Don Juan Arcos, Gonzalo Brito Cuevas, Cristóbal Buenaventura Hernández, Clemente Hernández Dircio y Antonio Rivas Morales. El 2 de diciembre se reanudaron normalmente las clases en la Universidad.

El 5 de diciembre el Juez Mixto de Primera Instancia del Distrito Judicial de Bravos dictó auto de formal prisión a los detenidos: Carmelo Cortés Castro, Pedro Helguera Jiménez, Ricardo Gómez Radilla por el delito de despojo, robo, asociación delictuosa y difamación.

Y a: Gabino Organista Aguilar, Virgilio de la Cruz Hernández, Mariano Solís Leyva, Arnulfo Morales Cuevas y Carlos Castrejón Bustamante por los delitos de despojo, robo y asociación delictuosa. Dejó en libertad a Gonzalo Brito Cuevas por falta de méritos.

Saúl López López en su texto “20 años de lucha universitaria, el caso de la UAG”, publicado en 1983, considera que los enfrentamientos propiciados por el rector, que lo llevaron a expulsar a más de cien universitarios en menos de 18 meses, le acarrearon un fuerte desprestigio y le restaron autoridad moral para sostenerse y continuar en la rectoría; por lo que se vio obligado a renunciar antes de terminar su periodo.

Fue el 31 de diciembre de 1966 cuando renunció Virgilio Gómez Moharro y quedó provisionalmente al frente de la rectoría el licenciado Efraín Vélez Vélez. El Consejo Universitario aceptó la renuncia del rector y el 17 de enero del 1967 eligió para el cargo a Ramiro González Casales. Durante el consejo Carmelo Cortés y Pedro Helguera protestaron y alegaron que la votación fue ilegal. Luego, partidarios del rector, arrojaron bombas de gases que provocaron el desalojo la sala. Carmelo Cortés fue llevado al hospital civil de Guerrero con síntomas de intoxicación.

Ramiro González Casales tomó posesión ante la gritería y protestas. Luego que el rector se retiró se escucharon detonaciones de calibre 22 pero no hubo heridos. La policía ya resguardaba la sede de la rectoría a las 22:30 horas. Las mismas fuerzas que habían sostenido a Virgilio Gómez Moharro ahora apoyaban a González Casales y estaban dispuestos a sostener el poder a sangre y fuego.

El 14 de marzo de 1967 el Consejo Universitario resolvió: Se deja pendiente de resolución la solicitudes de Antonio Serrano Zamacona, Jorge E. Alcaraz Vega, Alfonso L. Román Jaimes, Alberto Cisneros Vargas y quedan expulsados definitivamente de la UAG: Alberto Santiago Estrada, Ángel Ortiz Lugo, Gabino Organista Aguilar. Queda para consolidar la solicitud de reingreso de Pedro Helguera Jiménez. No ha lugar a readmitir como alumnos de la universidad a: Mariano Solís Leyva y Carmelo Cortés Castro, ordenándose al departamento de Servicios Escolares que durante dos años lectivos rechace cualquier trámite de reinscripción que llegase a formular el primero y definitivamente tratándose del segundo. Quedan expulsados definitivamente como alumnos de la UAG: Raúl Bello Arredondo, Ramón Mejía Pérez, Virgilio de la Cruz Hernández. Se impone a Carlos Castrejón Bustamante, Juan Castro Franco, Gonzalo Brito Cuevas y José Martha una suspensión de tres años como alumnos de la UAG. Entre otros acuerdos.

Entonces Cortés Castro amplió su radio de acción y el 10 de abril en el auditorio de la CROM de Acapulco se efectuó un mitin de la Coalición de Jóvenes Pro Constitucionalismo de Guerrero. Habló José Abarca Mateos y Carmelo Cortés Castro, quienes criticaron el informe de gobierno que recientemente había dado Abarca Alarcón.

Luego Carmelo Cortés Castro irrumpió el 15 de abril en una mesa redonda que organizaba el Departamento de Extensión Universitaria con el tema: “La misión de la Universidad Autónoma de Guerrero en la educación” iba acompañado de algunos de los universitarios expulsados.

Los líderes más sobresalientes del movimiento estudiantil de octubre de 1966, al sentir cerrados los espacios de la lucha legal y democrática en el terreno universitario. Y al cerrárseles el paso en el ámbito político-social, para evitar ser aprehendidos, se incorporaron a otras formas de lucha como es el caso de Carmelo Cortés Castro quien formó parte de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento del Partido de los Pobres y más tarde fundó las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).

En 1970 se dio otro acontecimiento que tendría repercusiones estatales. La contienda por la rectoría se definió entre tres candidatos finalistas: Amín Zarur Menez, José Herrera Peña y Jaime Castejón Diez. El 14 de enero, con 75 delegados efectivos y la presencia de 300 estudiantes y en votación secreta el Consejo Universitario eligió como rector al doctor Jaime Castrejón Diez. Se dice que su elección en el Consejo no causó mayor inquietud porque los consejeros estaban perfectamente controlados por el PRI.

Luego el 17 de enero a las 12:45 horas tomó protesta como rector Jaime Castrejón Diez con la asistencia de unas 700 personas en una transición sin división estudiantil. Desde el principio de su rectorado Castrejón reactivó la vida académica, promoviendo cursos de superación docente y ciclos de conferencias. Abrió las carreras de técnico constructor; licenciado en turismo y envió la escuela de agricultura a Iguala y la de comercio al puerto de Acapulco.
Inició una reforma universitaria mediante un proyecto llamado “Autoestudio” que pretendía hacer una evaluación de la Universidad en la cual se programaba la participación de todos los universitarios.

Mientras esto sucedía en la capital, a principios 1970 en Atoyac ya estaba en marcha la tercera campaña militar. El Ejército era reforzado por el aire con naves de la fuerza aérea. La armonía se rompió en las comunidades cuando llegaron los guachos; traían una lista de nombres y preguntaban si conocían a Lucio Cabañas Barrientos. Los soldados estaban por todos lados aún en poblaciones donde nunca se vio un guerrillero.


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