Víctor Cardona Galindo
En 1966 hubo otro movimiento de alumnos en la
Escuela Secundaria Federal de Atoyac. “No había maestros, exigieron maestros y
los lograron, a Octaviano no le gustaba que perdieran clases”, dice su hermana
Ángeles Santiago Dionicio.
Andrés Vargas Rendón explicó los pormenores de
este movimiento: “Cursábamos segundo año cuando comenzó la grilla, porque no teníamos profesores de español y geografía, a
los de tercero les faltaban maestros que les impartieran física, química y
orientación vocacional.” Los alumnos se revelaron. Octaviano Santiago Dionicio
era el presidente del grupo, los reunió
y se propusieron actividades para llevar a cabo. No dejaron entrar a la reunión
al director Armando Pérez Terríquez, pero éste escuchaba atrás de las rendijas
de las tablas. Se acordó imprimir volantes, todos los alumnos se cooperaron y,
después, se repartieron. En ese grupo había muchos que pertenecían al Club de
Jóvenes Democráticos que era el motor del movimiento.
En respuesta el director de la escuela convocó a
una reunión de padres de familia buscando contener el movimiento estudiantil,
pero se encontró con una fuerte organización. Había estudiantes en las calles
repartiendo volantes, los padres llegaban a la reunión con el volante en sus
manos y enterados de la problemática, cuando el profesor Pérez Terriquez quiso
manipular la información, los padres de familia les dieron la razón a los
alumnos inconformes.
“Los
estudiantes de la Escuela Secundaria Federal de este lugar, Octaviano Santiago,
Juan Martínez, Dora Luz Reyes y Ángela Mastache lanzaron a la luz pública unos
volantes de protesta en contra del director del citado plantel Profr. Armando
Pérez Terríquez, por falta de maestros”, registra Wilfrido Fierro el 31 de
octubre de 1966.
“A raíz de eso salió una comisión para gestionar
ante la SEP más personal, llevando la propuesta de Salvador Castro Navarrete
para español y a Malaquías Pérez Alejo para matemáticas. De allá trajeron la
orden para que esos maestros se integraran a la plantilla de la secundaria”
comentó Andrés Vargas Rendón.
“Lo anterior
constituyó un precedente para que Octaviano fuera hostigado por sus
ideas ya bien definidas a tal grado que el director le retuviera, inexplicablemente,
su certificado de secundaria por cierto con buenas calificaciones”, señala Juan
Martínez.
Ángeles Santiago recuerda que, durante un tiempo,
Octaviano fue el de finanzas en la escuela secundaria, en una ocasión iba
entregar lo recaudado ese año y fue a su casa para que su mamá le diera el
dinero que tenía guardado y se lo echó en la bolsa de atrás del pantalón y se
subió a su bicicleta, pero en el camino se le cayeron los billetes. Iba a
entrar a le dirección cuando se dio cuenta que no tenía el dinero y se regresó.
Su mamá vendió el café al tiempo para que Octaviano llevara el dinero perdido a
la dirección.
Fue dos veces seguidas presidente de la Sociedad
de Alumnos de la escuela Secundaria Federal. En ese tiempo eran unas
instalaciones pequeñas, tenían unas láminas arriba y no había lugar para los
talleres de carpintería y radio técnico. Se recuerda a Octaviano yendo a ver al
comisariado ejidal del Rincón de la Parotas para solicitar madera, organizando a
los “chamacos” que fueron, junto con los ejidatarios, a cortar los árboles para
construir las galeras de los talleres.
Buscó al señor Feliciano Castro que vivía cerca de
la escuela primaria Modesto Alarcón para que hiciera las barracas para los
talleres. Don Chano ya iba a terminar
las galeras cuando lo asesinaron durante la masacre del 18 de mayo de 1967 en
el Zócalo de esta ciudad.
Ese siniestro día se suspendieron las clases en la
secundaria, los alumnos salieron a sus casas, mientras Octaviano Santiago y
Pedro Martínez fueron a ver a don Feliciano Castro, que estaba en el consultorio del doctor José
Antonio Palós Palma muy grave y el médico dio su veredicto: “este hombre ya no
tiene vida, es su resistencia solamente la que lo mantiene vivo”. Anduvieron
recorriendo las casas de los caídos, fueron donde don Arcadio Martínez Javier,
donde doña Isabel Mesino y donde Prisciliano Téllez. Ya por la noche llegaron a
la casa de la maestra Hilda Flores Solís, que era el cuartel general de los
comunistas y ahí se reunieron con Lucio Cabañas Barrientos que al día siguiente
salió a la sierra de donde bajó solamente muerto.
“La sociedad de alumnos de la Secundaria Federal 14 fue presidida por
Octaviano Santiago y Juan Martínez
Alvarado en los ciclos escolares 66-67 y 67-68. A ese grupo les tocó ver
la camioneta ensangrentada con rumbo a Chilpancingo en donde llevaban
judiciales heridos de la masacre del 18 de mayo de 1967”. Comenta Juan Martínez
Alvarado.
Al año de la masacre, el 18 de mayo, en 1968, Juan
Fierro García, Octaviano Santiago Dionicio y Decidor Silva Valle intentaron
organizar un acto conmemorativo al primer aniversario de la masacre pero el
evento fue inhibido por El Ejército. “Cualquier manifestación que se organizara
sería disuelta” les informó el comandante del 32 Batallón de
Infantería coronel Gilberto Torres Pujol. Ese día soldados de dos batallones y
demás cuerpos policiacos pusieron en estado de sitio la ciudad.
“Con
motivo del Primer Aniversario de la masacre registrada entre ‘Cívicos’ y fuerzas
del Estado del Gobierno del Dr. Raymundo Abarca Alarcón capitaneado los
primeros por el Profr. Lucio Cabañas Barrientos y como previsión de cualquier
alteración al orden público desde ayer las fuerzas federales del 32 y 4º
Batallón se encargan de la guarnición de esta plaza así como la Policía Judicial
al mando del Comandante Rafael (Pay) Radilla, ya que días antes los estudiantes
Juan García Fierro, Octaviano Santiago Dionisio y Decidor Silva Valle, El Negri,
lanzaron panfletos en donde incitaban al pueblo a la violencia y a rendir un
homenaje a los "Cívicos" caídos en 1967 el público no hizo acto de
presencia”. Anotó Wilfrido Fierro Armenta en la Monografía de Atoyac.
En Atoyac El Club de Jóvenes Democráticos fue una
agrupación impulsada por la célula del Partido Comunista, que llegó a tener
cientos de afiliados. A decir del propio
Octaviano Santiago Dionicio “a los
jóvenes les llamaba la atención el arrojo y la iniciativa de Lucio Cabañas”,
por eso él lo admiraba mucho.
Anterior al Club de los Jóvenes Democráticos hubo otra
agrupación que organizó en 1962 Lamberto
Martínez Santiago, la Organización de la Juventud Revolucionaria de Atoyac, y
tenía como integrantes a José Hernández Meza, Justino García Téllez, Romelio
Téllez Blanco y Bonifacio Pino, la mayoría eran estudiantes de la escuela
secundaria. Algunos como Chon Nario no estudiaban pero se integraron de manera
entusiasta a este proyecto. Había alumnas como Romana y Andrea Radilla
Martínez.
Dice José Hernández Meza que algunos miembros de ésta
agrupación comenzaron a frecuentar a Lucio Cabañas cuando llegó a impartir
clases en Mexcaltepec. Lucio los invitaba a comer “Ahorita vamos a comernos
unos frijolitos sancochados con unas memelas bien calientes acompañados con una
salsa macha de chiles verdes”. Se organizaban lecturas del manifiesto
comunista, estaban pendientes de las noticias de radio Habana.
Hernández Meza comentó que este grupo tuvo entre otras
tareas la defensa por la apertura de la escuela secundaria, hicieron pasquines,
cartulinas y caricaturas que pegaban por las noches en la ciudad: “Los
potentados locales se oponían a la apertura de la secundaria por que acusaban
al director doctor Raymundo Benavides de ser rojillo. Pegar propaganda era muy
penado y si encontraban a alguien haciéndolo lo llevaban a la cárcel”, por eso
la brigada se organizaba muy bien y con un silbato se avisaban del peligro.
Entre otras cosas apoyaban también los mítines de la Asociación Cívica
Guerrerense.
Pero volviendo al Club de Jóvenes Democráticos dice
Decidor Silva Valle, El Negris que en 1965 se fundó la célula de la Juventud
Comunista en la casa de “Champurro”, cerca del Río Atoyac: “ahí en la
Clandestinidad Octaviano Santiago nos reunió a los jóvenes para tal propósito y
escuchar las palabras que nos iba a dirigir el enviado del Partido Comunista,
Carpóforo Cortez Barona”. Ese grupo públicamente salió con la imagen de Club de
Jóvenes Democráticos porque en ese tiempo el Partido Comunista estaba
prohibido. Los iniciadores fueron: Carlos Castillo Cruz, Daniel Gutiérrez
Ávila, apodado Champurro, Gaspar de Jesús, Domingo Ramírez, Juan Fierro García,
Decidor Silva Valle y claro Octaviano Santiago Dionicio.
A decir de El Negris, en el Club de Jóvenes
Democráticos el más entusiasta era Juan Fierro García, joven que está
considerado como el primer desaparecido político en Atoyac. Los integrantes del
Club eran brigadistas que hacían pintas con pintura negra y roja, brochas y
cubetas. Pegaban posters con engrudo en las paredes y postes. Las consignas
eran: “Libertad a los presos políticos”, “Muera el mal gobierno”, “Muera el
PRI” y “Mueran los explotadores del Pueblo”.
Dagoberto Ríos Armenta recuerda una de las veces que
salieron a las calles a pegar propaganda fue en la noche del 29 de noviembre
de 1964 pues al día siguiente 30 llegaría la primera dama de la nación, pero al
amanecer los del gobierno ya habían retirado los carteles de las calles, ese
día a las 9:15 de la mañana en la colonia Moderna aterrizó el helicóptero que transportaba
a la primera dama Eva Sámano de López Mateos, quien vino a inaugurar el
edificio del Instituto de Protección a la Infancia construido por el gobierno
federal y que después sirvió de cuartel militar. Y de paso develó la placa de
la calle Antonio Paco Navarrete un revolucionario que llegó al grado de
Teniente Coronel.
Cuando estalló el conflicto de la escuela Juan Álvarez
los integrantes del Club recorrieron las comunidades informando de los
acontecimientos e invitando a las concentraciones que se hacían en el zócalo. El día primero de febrero de 1967 salió a la
luz pública el periódico “El Machete Costeño” órgano de difusión del Club de
Jóvenes Democráticos, su director era Gaspar de Jesús, el subdirector Javier
Gutiérrez y el Jefe de redacción Decidor Silva Valle.
En aquellos años la dirección nacional del Partido
Comunista convocó a un concurso de lema, himno y logo para la Juventud
Comunista. En ese concurso se iba a calificar también la formación de nuevos
núcleos juveniles, por eso Octaviano
Santiago y Pedro Martínez se dedicaron a la formación de grupos. Gran parte de
los muchachos reclutados en esta jornada posteriormente se convirtieron en
apoyo de la guerrilla. Se formaron esa vez más de 50 núcleos de la Juventud
Comunista de México. Hubo pequeñas células en San Martín, La Florida, Las
Trincheras, Alcholoa, San Jerónimo, San Luis la Loma, Rincón de las Parotas y
El Ticuí. Por la formación de núcleos fueron premiados y les regalaron un gran
cuadro del Che Guevara que le quedó a
Decidor Silva en resguardo.
Decidor Silva recuerda que cuando empezó la represión,
en compañía de Pedro Martínez y Octaviano Santiago en la casa del señor Antonio
Onofre Barrientos, en la calle Altamirano, donde vivió Lucio Cabañas,
enterraron libros y documentos comprometedores, los protegieron con plástico,
pero pasados los años, cuando escarbaron ya no había nada. Algo similar pasó
con el premio que la Juventud Comunista de Atoyac recibió en un pleno de la
dirección nacional en México, su mamá Crispina del Valle Mariscal lo quemó junto
a ejemplares de las revistas URSS y Bohemia que venía de Cuba y documentos
del Partido Comunista.
Por información de Arturo Martínez Nateras sabemos que
Octaviano Santiago Dionicio estuvo en la escuela de cuadros de la Juventud Comunista de México
y después en 1968 salió rumbo a Moscú para estudiar 10 meses en la escuela de
cuadros de la Komsomol, incluso su estancia en la ciudad de México coincidió
con la masacre del 2 de octubre pues en esa fecha Octaviano estuvo hospedado en
Tlatelolco con algunos jóvenes estudiantes del Politécnico.
De Atoyac también estudiaron en Moscú, además de Octaviano, Carmelo
Cortés Castro y Pedro Martínez. “Había muchas facilidades para ir porque todo
lo pagaba Moscú”, comenta Decidor Silva quien no pudo ir a tomar esos cursos
porque cuando le llegó la oportunidad estaba en el último año de la normal.
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