martes, 27 de noviembre de 2018

Tirsa Rendón Hernández y La Isla de la Pasión


Víctor Cardona Galindo
 La Isla de la pasión es una película sobre la tragedia de Clipperton, que salió a la luz pública en 1941, dirigida por Emilio Fernández. Laura Restrepo escribió una novela también con ese nombre que publicó en 1989. Además de una radionovela, y numerosos libros que se han escrito sobre el litigio de dicha isla que en 1931 dejó de ser territorio mexicano y pasó a ser de Francia.
Los sobrevivientes de la isla de Clipperton. Foto: Internet.

Para entrar en materia diremos que la famosa isla fue descubierta entre 1519 y 1521 por Fernando Magallanes, que la bautizó como Isla de la Pasión. Aunque otras fuentes aseguran que el descubridor de esa porción de tierra fue Álvaro Saavedra que la denominó como Médanos y ocurrió en 1521. En lo que todos coinciden es que muchos años más tarde sería la guarida del famoso pirata inglés Jonh Clipperton, de quien heredó el nombre y por eso mismo se ha dicho que en ese lugar dejó escondido un cuantioso tesoro.
Clipperton está a mil doscientos kilómetros de Acapulco. Hasta allá llegó una guarnición militar del ejército mexicano, enviada por Porfirio Díaz a ocupar la isla que en ese momento se disputaba con el gobierno francés que la reclamaba como suya. Dicho destacamento militar estaba encabezado por el capitán Ramón Arnaud Vignón y el teniente Secundino Ángel Cardona.
El joven oficial del ejército mexicano Ramón Arnaud y su esposa casi adolescente Alicia Rovira desembarcaron recién casados, vivieron ahí cinco años de felicidad, después vendría la tragedia. Eran once soldados los que conformaban la guarnición bajo las órdenes de Arnaud, que llevaban a sus hijos y soldaderas. Según Laura Restrepo en su libro La Isla de la Pasión llegaron a Clipperton el 30 de enero de 1908.
La isla estaba poblada por “cangrejos, cuyos caparazones eran de rojo brillante” y gran cantidad de pájaros bobos. Ramoncito y Alicia Arnaud Rovira nacieron en la isla, la última en 1911. Olga nació en una pequeña estadía que tuvieron en la ciudad de México en 1913.
Cuando Porfirio Díaz abandonó la presidencia, Ramón Arnaud vino a tierra firme y pidió al presidente Madero que le renovara las órdenes de permanecer en la isla, pero cuando hacia los preparativos para regresar, entonces se dio el golpe de estado que llevó el poder a Víctoriano Huerta. El joven militar ya le había cobrado amor a la isla por lo que buscó que el gobierno del dictador lo enviara de nuevo a Clipperton. Lo logró.
Tomando como fuente al historiador José Manuel López Victoria, el 26 de diciembre de 1913, el capitán segundo Ramón Arnaud, su esposa doña Alicia Rovira y demás familias estuvieron en Acapulco para embarcarse a Clipperton. Se embarcaron hasta el 7 de enero de 1914 en el Korrigan II, con sus tres pequeños hijos y Altagracia Quiroz. “Iban también el subteniente Picazo y diez soldados para la guarnición de Clipperton, el guardafaros Francisco Solano y el teutón Gustavo Schultz, empleado de una compañía guananera, quien regresó al poco tiempo”.
Los habitantes de la isla no sabían que al triunfar la revolución constitucionalista el ejército huertista fue disuelto y “con él el 43 Batallón de Infantería acuartelado en Acapulco, al que pertenecía la guarnición de Clipperton” comenta Ramón Sierra López
De ahí nadie se interesó por rescatar a los mexicanos que se encontraban en Clipperton, máxime si se trataba de miembros del ejército huertista, enemigos del nuevo gobierno y a la falta de provisiones vino la enfermedad. Comenzaron a morir los hombres y mujeres adultas por escorbuto. La mayoría de los menores se salvaron porque para ellos estaban reservados los tres cocos que las palmeras producían por semana. En 1915 sepultaron 15 personas.
También la naturaleza se ensañó con ellos. Dice López Victoria “El 4 de octubre de 1916 azotó a la isla un despiadado temporal, que averió el faro y destruyó el almacén de las provisiones. Cuando todavía no aminoraba el temporal el capitán Arnaud, un teniente, un cabo y un soldado tomaron un bote para ir en busca de ayuda para sus familias, el 5 se hicieron a la mar y murieron ahogados al hundirse el bote”.
El 6 octubre, la viuda de Arnaud tuvo su cuarto hijo. Luego nacería Guadalupe Cardona hija de Tirsa Rendón.
El único soldado sobreviviente, el guardafaros, el negro Victoriano Álvarez, sometió a las mujeres abandonadas a sus más bajos instintos y se proclamó Rey de Clipperton. “Acompañaban a la viuda de Arnaud, Tirsa Rendón, Juana Nolasco y Altagracia Quiroz. La tragedia tomó dimensiones de terror, porque el negro Álvarez asesinó a Juana Nolasco y a la pequeña hija de uno de los soldados muertos en el naufragio” y torturó a Altagracia Quiroz quemándola de los brazos.
Dice  Ramón Sierra López que “Ellas, que habían quedado solas sorteando tempestades y hambrunas y la angustia de ver morir paulatinamente a sus seres queridos, un día de los tantos insoportables agregaron un martirio más a su larga espera; envuelto en escasísimos hilachos que acrecentaban más su fealdad, apareció el negro Victoriano”.
Cuando el guardafaros aparece sólo vivían la esposa de Arnaud, Alicia Rovira, los tres hijos de estos: Alicia, Olga y Ramón; Altagracia Quiroz, Juana Nolasco que fue asesinada por el Negro; Rosalía Nava, Francisca y Antonio Irra, los tres hijos de soldados y Tirsa Rendón. Los hombres ya habían muerto, a uno lo mató un tiburón y a otros los había matado el escorbuto. Arnaud y Secundino murieron ahogados existe la versión de que fue una mantarraya volteó la endeble embarcación en navegaban siguiendo un barco real o imaginario que se perdía en el horizonte.
Dice Miguel González Avelar en su libro Clipperton Isla Mexicana que “un soldado que había vivido aislado por el rumbo del faro, en el otro extremo de Clipperton. Era el colimense conocido como el Negro Victoriano, que había tenido dificultades con Arnaud por razones de disciplina, había sido confinado al área del faro y librado a sus propias fuerzas. Medio viejo, fibrudo, estevado y de mal carácter, náufrago entre los náufragos tenía sobradas razones para odiar a las sobrevivientes”.
“De aquel desdichado grupo hizo su pueblo, su servidumbre y su corte, pues llegó a proclamarse entre todos rey de Clipperton”. A quien la misma mañana que desembarcó el bote con marinos americanos, Tirsa lo mató martillazos.
Con astucia Tirsa Rendón preparó una comida, de pájaros bobos que habitaban en la isla. Escribe López Victoria,  “La hizo en el faro donde asistieron las mujeres sometidas y cuando el negro comía, Tirsa lo mató a martillazos, de esa manera se libraron del tirano” y ese mismo día pasó el barco norteamericano Yorktown que las rescató y las llevó sanas y salvas a Salina Cruz Oaxaca.
Eran once sobrevivientes que rescató el buque norteaméricano Yorktow y los llevó a Salina Cruz donde desembarcaron el 21 de julio de 1917.
A su regreso de la aventura que vivió en Clipperton Tirsa Rendón Hernández, ya viuda, se quedó con a vivir con su hija Guadalupe en Atoyac, en la colonia Sonora, donde se alquilaba de peona, de caporal, cortaba y pilaba café. Vendía mezcal en un pequeño expendio que tenía en las márgenes del arroyo Cohetero que en ese tiempo arrastraba todavía agua limpia.
Doña Julia de Jesús Téllez de 88 años, describe a Tirsa Rendón como una mujer “alta delgada blanquita, de ojos chinos y grandes, al principio lavaba ajeno, planchaba y vendía blanquillos de gallina. Llegó con su hija Lupe que había nacido en una isla y después se encontró un marido que la mantenía”.
“Tirsa era trenzuda, para trabajar se recogía el cabello y se hacía una panocha, hacía pan cuando llegó y después sembró una huerta por el rumbo del Ocotal”.
Ramón Sierra López cronista de Tecpan escribe la biografía de Tirsa Rendón Hernández en su libro Tecpan historia de un pueblo heroico basándose en el testamento que ella dejó antes de morir en 1949.
Tirsa dejó asentado en su testamento que “al cabo de cuatro años los que vivieron estuvieron alimentándose con carne de pescado y huevos de pájaros”.  
Así fue como la protagonista de la verdadera historia de La Isla de la Pasión doña Tirsa Rendón Hernández, vivió y murió en la colonia Sonora en la calle cerrada de Boca Negra cerca del arroyo Cohetero.
Todas las noches se hizo un ritual que don Isaías Rendón Gómez le contara a sus hijos la historia que le transmitió su madre de lo que en realidad pasó en Clipperton. Ahora el coreógrafo Isaac Rendón Reyes “El Chaca” es el heredero de esa historia y la cuenta con pasión.
Doña Tirsa, originaria de la población de Santa María municipio de Tecpan de Galeana, fue a dar a la Isla de Clipperton como esposa del teniente del ejército federal, Secundino Ángel Cardona. “Fue la valiente que, en la verdadera historia, le dio muerte al ladino que las tenía sometidas”.
Laura Restrepo describe a Tirsa Rendón como “una muchacha morena, maciza de carnes, oblicua de ojos y de carácter irreductible”. Dice que su esposo Secundino Ángel Cardona Mayorga nació el 1 de julio de 1987 en las goteras de San Cristóbal en Chiapas, era de origen humilde. Un indio chamula.
Describe una fotografía de Tirsa Rendón “Tiene el pelo lacio y lo lleva toscamente recortado en redondo, con un fleco sobre la frente que se va alargando a los costados, para pasar a duras penas por debajo de las orejas. Eso, más el hecho de que su piel, de por si oscura, está retostada por el sol, más su aspecto levemente masculino, le dan una apariencia similar a la de ciertos indígenas del Amazonas. Lo cual no quiere decir que sea una mujer fea. El suyo es un rostro atractivo, hurañamente hermoso, que sobresale entre los demás”.
“La madurez de la mirada, la arrogancia de la ceja izquierda caída y la derecha arqueada. En el momento en que ésta fotografía fue tomada, Tirsa tenía un aspecto duro y primitivo, pero no ingenuo. A ella no la tomaron por sorpresa, ni en la foto ni en la vida, ni tampoco en la estrecha cercanía de la muerte”.
Dice Laura Restrepo que Tirsa ante todo fue una soldadera, mujer de pasmosa sangre fría y de fortaleza machorra. “La dura, la que no sabía de poesías ni creía en el más allá, de gran fuerza física y valor”.
Muchas veces define a Tirsa en su libro “La brava, la fuerte, la que conseguía, ella sola, tres cuartas partes de toda la comida que consumían”. Tuvo una niña que se llamó Guadalupe Cardona, grande y resistente, y Tirsa le dio pecho a su hija y al hijo de Alicia Rovira.
A Perril comandante del Yorktown le llamó la atención “La que parece más resuelta y de personalidad más enérgica es Tirsa Rendón, la viuda del teniente de la guarnición. Tan pronto llegó, pidió prestada la máquina de coser de la intendencia, y sin perder tiempo, se puso a fabricar prendas de dril para los niños”. Eso dejó asentado el militar norteamericano en su cuaderno de anotaciones.
El Chaca la describe como una mujer valiente y astuta que de niña “se crió con leche de cabra por eso era muy fuerte, trabajaba de peona y herraba ella sola las vacas”. Cuenta que una vez golpeó a un hombre con la espada que fue de su esposo y que trajo de Clipperton, lo dejó sin sentido y aprovechando que el hombre no se movía lo enredó en un petate y mandó a su hijo Isaías a tirarlo al arroyo Ancho que en ese momento estaba crecido. Pero en el camino el hombre se quejaba por eso Isaías lo bajó del burro y lo desató. El hombre jamás volvió a molestar a Tirsa.
Dice El Chaca que a Tirsa no se le dio su lugar en la película, “ella fue quien mató al negro en la isla de Clipperton, nadie le ayudó”. A parte de Guadalupe la hija del teniente Secundino Ángel Cardona, Tirsa fue madre de Isaías, Micaela y Alicia. “Tirsa Rendón era tan fuerte que era capaz de atender sola su parto, así tuvo sus hijos y los educó de una forma salvaje pero con mucho amor, los hizo fuertes, porque era una mujer sola y con su valor se hizo respetar”.
Lamentablemente Tirsa murió cuando su hizo Isaías tenía 18 años. Antes ya se había filmado la película.
Hasta la calle cerrada de Boca Negra llegó el Indio Fernández para que ella le contara la historia, “pero ella a ver que no le ofrecían ningún crédito le dio información falseada, porque le vio fines de lucro”. Isaac Rendón comenta que en las publicaciones se dice que a su abuela le dijeron como matar al negro, pero la verdad es que ella lo hizo sola “no hizo plan con nadie, a ella le salió el coraje y ella sola mató el negro, porque era una mujer salvaje. Las otras eran frágiles o damas de sociedad”.
Isaac dije que en 1941 bajo la dirección de Indio Fernández montaron el drama en Atoyac. Se presentó en Cine Álvarez, invitaron a doña Tirsa y cuando llegó anunciaron “ya llegó la heroína”, pero al entrar le cobraron la admisión de ella y de sus tres hijos. Cuando estaba la presentación ella se reía porque la obra no encajaba en la realidad. Antes de que terminara el drama abandonó el cine y lo dijo a Isaías que los esperaba del otro lado del arroyo. “Se fue molesta porque le cobraron la admisión y ya no quiso los honores que pretendían darle al final”.
Cuando Tirsa llegó esa noche a su casa le dijo a su hijo “tráeme un mezcal”, luego sentada en la hamaca le narró a Isaías la verdadera historia de Clipperton. Después a menudo se la contaba hasta que murió. Por eso Isaías se la relataba a sus hijos para que supieran lo que fue su abuela.
Con muchos esfuerzos doña Tirsa compró una parcela por el rumbo del Ocotal, en ejido del Rincón de las Parotas donde sembró con sus propias manos una huerta de café que cultivaba sola con su hijo Isaías. Trabajaba mucho “mataba y capaba marranos ella sola”.
Estando en Atoyac se carteaba con Alicia Rovira, “se quisieron mucho, por eso le puso Alicia a su hija menor, que aún vive en la colonia Sonora”. Isaac dice que había una foto donde venía Tirsa en la proa del barco que las rescató, con la gorra de militar de su esposo y con su hija Lupe en los brazos. “Tenía muchos documentos, pero un día que le dijeron que le iban a formular un consejo de guerra porque había matado a un militar, ella se enojó y destruyó todo los documentos incluyendo la bitácora del barco en que se vinieron”.
“Incluso ella se escapó de Salina Cruz luego que se bajaron del barco, porque las mismas mujeres que venían con ella le decían que la iban a enjuiciar por haber matado a un militar. Ella como pudo se vino con una monedas que al llegar aquí se dio cuenta que no valían nada. Se quedó en Atoyac por estrategia, por si la buscaban por el crimen, no se fue con su familia a Santa María”. Está sepultada en el panteón viejo de Atoyac, junto a su hija Guadalupe Cardona.
Clipperton dejó de ser territorio mexicano en 1931, por un fallo favorable a Francia, que emitió el árbitro el rey italiano Víctor Manuel III.
Este año una veintena de expedicionarios visitaron la isla, como parte del proyecto The Clipperton Projet, la encontraron hecha un basurero, con gran cantidad de plástico. (El Sur 27/03/2012) “Hay desechos que datan de los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos pretendió hacer en la isla una base militar. De aquella época quedan cientos de municiones abandonadas”.
De ésta expedición “Las embarcaciones debieron quedar a 150 metros de la orilla, y los tripulantes lechar con rompientes de 4 metros de altura sobre kayaks, que a veces volteaban y con ello se perdían provisiones que trasladaban para la estancia”. Informó Jon Bonfiglio, cabeza de la última expedición a la Isla de la Pasión.

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