Víctor Cardona Galindo
En su natal Atoyac, Octaviano Santiago Dionicio cursó
hasta el quinto año en la Escuela Primaria del Estado “Juan Álvarez”, pero en
sexto se cambió a la “Modesto Alarcón” donde fue alumno de Serafín Núñez Ramos.
Se sentía solo donde estudiaba por eso se fue siguiendo a sus amigos de la Hora
Santa, del catecismo y del futbol. Ahí comenzó su historia.
Octaviano Santiago Dionicio cuando se pasó a estudiar sexto año a la escuela primaria Modesto Alarcón. Foto: Cortesía de Javier Núñez Navarrete. |
Era un niño que a todos lados acompañaba a su madre
Juana Dionicio. Aprendió a labrar la tierra con su burrito pardo y a sembrar
maíz por el rumbo de La Pindecua donde hacía milpa para ayudar a su
familia.
Según el maestro universitario Juan Martínez Alvarado
en la vida de Octaviano “no
se puede desligar su trayectoria en primaria y secundaria porque prácticamente
fue una sola etapa y cuyos inicios están en el curato de la iglesia, bajo la
catequesis de Nachita Castro y la cobertura eclesiástica del padre Ángel Bustos
Castro”.
Ángeles Santiago Dionicio cuenta que su hermano
fue monaguillo porque quería mucho al padre Ángel Bustos, era del coro
infantil, se colgaba su reliquia e iba a la Hora Santa, pero se retiró porque
el padre Isidoro Ramírez lo castigó sin motivo.
El maestro Juan Martínez considera que: “en el
atrio de la iglesia se torció la vida del prospecto de cura, ahí le nació la
idea a Octaviano de cambiarse a la Escuela Primaria “Modesto Alarcón”, por ser
la escuela que más se identificaba con los ‘huarachudos’ y por la entrega de
los maestros rurales que ahí impartían clases, principalmente Serafín Núñez Ramos,
Salvador Castro Navarrete, Ángel Gómez, Francisco Navarrete y por supuesto
Lucio Cabañas Barrientos, entretenido siempre con las rondas infantiles en el
patio de la escuela y en los salones amenizando las clases con una guitarra”.
“En la ‘Modesto’ la doctrina fue otra, ahí conoció
de la diferencia de clases sociales, del capitalismo, socialismo, de los países
que se querían liberar de yugo imperialista de USA: Vietnam, Laos y Panamá.
Declamó poemas de Neruda, supo de Fidel Castro, del Che Guevara y su Gramma, de
Camilo Cienfuegos, de David Alfaro Siqueiros y de Othón Salazar Ramírez”.
Fue en ese tiempo cuando en un viejo tocadiscos de
baterías se ponía en su casa a escuchar quedito el canto de La Internacional,
himno de los comunistas en el mundo. Así lo recuerda su hermana María Cristina.
La Escuela Primaria “Modesto Alarcón” ya era un
semillero de inconformidad desde 1963, porque en el desfile del 20 de noviembre
de ese año pasó algo inusitado, dicha escuela presentó un carro alegórico con
un texto que decía: “La Revolución se hizo ¿Para quién? Y en otro escrito pedía
la libertad de los presos políticos cívicos.
Comenta Juan Martínez que en la “Modesto Alarcón”,
junto a Serafín, Octaviano “en lugar de tratar de entender la Santísima
Trinidad trataba de entender Así se
templó el Acero y los siete tomos del Capital de Marx repetidos a
discreción incansablemente en conferencias, ex profeso para un grupo de niños
de primaria, impartidas por uno de los miembros más connotados del Partido Comunista
en Guerrero: Félix Bautista Matías”.
“Ahí empezó todo, fue adoctrinado no para
consagrarse a Dios sino a la lucha de los pobres contra los ricos, su niñez
quedó desestructurada por la llegada de nuevas ideas ‘exclusivas’ de los
maestros que tenían conciencia social, muy orgullosamente contados con los
dedos de las manos”.
Ese año que Octaviano Santiago se cambió a la
“Modesto Alarcón” los maestros federales comenzaron un movimiento por
democratizar la administración de la escuela y el 5 de febrero de 1964 los
maestros lograron sustituir a Genara Reséndiz de Serafín como directora por el
profesor Francisco Guerrero y en abril las autoridades de la SEP la regresaron
al cargo. Entre otras cosas que se organizaban en la “Modesto Alarcón”, el 10 de mayo de 1964 a las 12 del día Ramón
Danzós Palomino realizó un mitin en la plaza principal de Atoyac. Ahí fue el
debut de Santiago Dionicio como activista político de izquierda.
El 27 de abril de ese mismo año, el alcalde Luis
Ríos Tavera informaba al Secretario de Gobernación Luis Echeverría sobre los
movimientos de los enemigos del PRI, al referirse a los militantes del Frente
Electoral del Pueblo (FEP) y decía que el 75 por ciento de los maestros
federales eran agentes del FEP. Informaba que el candidato a senador Luis
Cabañas Ocampo desplegaba gran actividad moviendo a sus familiares de la
sierra.
Luego el 17 de mayo ocho maestros de la “Modesto
Alarcón” entre ellos Serafín Núñez Ramos publicaron su inconformidad en los
periódicos de Acapulco en contra de la maestra Genara Reséndiz alegando
incapacidades para ostentar el cargo de directora, lo cual es relatado por el
Cronista de la Ciudad Wilfrido Fierro Armenta.
Ante el creciente activismo político de izquierda
el Presidente Municipal Luis Ríos Tavera comenzó a tachar a los maestros
federales como aprendices de comunistas. Los mentores protestaron. El 14 de
junio a las 10 de la mañana frente al Ayuntamiento, Lucio Cabañas en un
elocuente discurso dijo que Ríos Tavera los tildó de comunistas en una reunión
con presidentes municipales en Zihuatanejo. En respuesta Cabañas acusó a Tavera
de proteger a los talamontes y de no dejar trabajar a la fábrica de El Ticuí.
En otro escrito el 22 de julio de 1964, Ríos
Tavera se dirige a la Dirección de Investigaciones Políticas niega haber
tratado de comunistas a los maestros federales y culpa al periódico La Verdad que “hace labor con el objeto
de crear un clima de agitación e intranquilidad que perjudica a nuestro estado
de Guerrero”.
Una vez más Luis Ríos Tavera relataba al
Secretario de Gobernación Luis Echeverría el 19 de marzo de 1965 que los
maestro ayudantes de la “Modesto G. Alarcón” encabezados por los líderes Lucio
Cabañas Barrientos y Serafín Núñez: “han sembrado un estado de inquietud y
desasosiego entre alumnos y padres de familia y en contra de la directora del
mencionado plantel Profra. Genara Reséndiz de Serafín”.
Dice el reporte que “los mencionados líderes
apoyan a Danzos Palomino y han vociferado en contra de las autoridades
federales, estatales y municipales”. Enfatiza que “la tranquilidad del
municipio de Atoyac está en zozobra desde que los mencionados maestros agitan
desde el 10 de mayo de 1964”. Por esas fechas se fundó formalmente la célula
del Partido Comunista en Atoyac.
En un panorama en que el café y la copra estaban a
merced de los acaparadores y las compañías madereras talaban los montes sin
dejar beneficio a las comunidades, se llevó a cabo en abril de 1965 un congreso
de la Central Campesina Independiente en el “Cine Álvarez” entre los
organizadores del evento que Wilfrido Fierro registra se pueden encontrar
nombres conocidos: Elizabeth Flores Reynada, Juan Mata Severiano, Isidoro
Sánchez López “El Satélite”, Serafín Núñez Ramos y Lucio Cabañas Barrientos. A
los participantes de este evento se les comenzó a llamar “rojillos” y se
fortaleció la exigencia de parte de los reaccionarios para que sacaran de
Atoyac a ese “par de agitadores” como eran conocidos Lucio y Serafín.
El Cronista de la Ciudad Wilfrido Fierro Armenta
asienta el 4 de diciembre de 1965: “Con ésta fecha fueron retirados los
profesores Lucio Cabañas Barrientos y Serafín Núñez, de la escuela “Modesto
Alarcón” acusados –según el decir de los padres de familia del referido
plantel- de estar impartiendo a los alumnos doctrina comunista”. Fueron
enviados a Tuitán Durango.
La respuesta de los padres de familia y alumnos no
se hizo esperar y el 15 de diciembre tomaron las instalaciones de la escuela.
Exigen que se revoque la decisión y los maestros vuelvan a la escuela. A
finales del mes el gobernador Raymundo Abarca Alarcón vino a esta ciudad a
atender el conflicto.
Doña Tita Radilla Martínez recordó que los alumnos
de Serafín Núñez tenían muchos problemas con unos padres de familia, porque
decían que los estaban volviendo comunistas: “A una compañera la querían
excomulgar de la iglesia por estar en el grupo. Ese fue el motivo por el que al
profesor Serafín se lo llevaron de la escuela, porque había protestas de
algunos padres de familia”.
“Cuando él se despidió el último día que estuvo
con nosotros, nos dio la clase y se despidió de mano de uno por uno. Todos se
agachaban en su butaca a llorar, pero cuando salió el profesor se para
Octaviano Santiago y dice ¿así nos vamos a quedar, nada más llorando? Hay que
hacer algo. Hay que ir a la SEP para pedir que nos lo regresen”.
Saliendo de la escuela fueron a pedirle un consejo
a don Rosendo Radilla Pacheco quien les dijo que se lanzaran a la ciudad de
México. “Se fueron los chamacos a México con Octaviano a la cabeza, algunos sin
permiso”. Las alumnas se pusieron a pedir cooperación casa por casa. Se dio la
lucha y se logró que los maestros regresaran. A decir de Juan Martínez fue por
iniciativa propia del grupo “Jóvenes democráticos” que se llegó hasta las
oficinas de la SEP, a pedir el regreso de Lucio y Serafín cuando fueron
desterrados hasta el Estado de Durango. Parte de los gastos se los dieron en la Ciudad de México
miembros del Partido Comunista Mexicano”.
Tita Radilla recuerda que Octaviano era de los más
chicos del grupo pero era el más aventado: “Se distinguía porque no le gustaba
que un niño discriminara a otro”.
Una vez terminada la primaria, Octaviano Santiago
se fue a estudiar a la escuela Secundaria Federal “Benito Juárez” que estaba en
la calle Independencia de esta ciudad. Cuando los iban cambiar a las
instalaciones del Sur de la ciudad, en un homenaje a la bandera de los lunes,
Octaviano Santiago tomó la palabra y protestó diciendo que los iban a trasladar
a unos gallineros. Las aulas de la secundaria eran galeras divididas con tablas
solamente.
Javier Núñez Navarrete recuerda a Octaviano en la
primaria y en la secundaria como un buen compañero que le gustaba el futbol y
que jugaba en el equipo “Oro”, pero también era bueno para el volibol y
basquetbol. En ese tiempo estaba enamorado de una jovencita llamada Estela a la
que seguía en la secundaria y al Zócalo. Escribía en un periodiquito
mimeografiado, era muy estudioso y andaba en bicicleta.
Celina Orbe Torres dice que Octaviano fue un buen
compañero, excelente estudiante, humilde y sincero. “Desde la primaria traía
sus ideas, cuando llegó a la secundaria él ya iba a las reuniones del maestro
Lucio, con Juan Martínez y Elías Bello.” Recuerda que cuando regresaba a Atoyac
siempre saludaba a sus compañeros de la adolescencia con mucho cariño: “Nunca
cambió su manera de ser”.
Saúl Pérez Juárez escribió en El Sol de Acapulco, que Octaviano organizó un movimiento con los
padres de los rechazados de la Escuela Secundaria Federal y logró que se
ampliara un grupo más de primer año. Lo recuerda como “un alumno humilde, con
su uniforme gastado, sus libros usados, pues siempre los adquiríamos con
quienes ya cursaban un grado superior, pero con un carácter decidido y unos
ojos tan expresivos que parecía manifestar todas las inconformidades que muchos
no nos atrevíamos hacer”.
Retomando el recuerdo de Juan Martínez: “fue él y
otros niños los que tuvieron la idea (claro con la influencia de Núñez Ramos)
de exigir unidos –todos los alumnos
egresados de las primarias Juan Álvarez, Modesto Alarcón, Valentín Gómez Farías
y la Herminia L. Gómez-- una ‘secundaria para todos’ (antes del examen de
admisión para 60 lugares) y sí el encabezó el movimiento. En la Escuela
Primaria Juan Álvarez el grupo de ‘niños conscientes’ fue totalmente rechazado
en su lucha por la directora Julita Paco Pizá. Puesto que percibió que esa idea
no nacía en nosotros sino en Lucio Cabañas y Serafín Núñez”.
“El grupo que buscaba ‘secundaria para todos’
aprobó el examen de admisión, iban bien preparados gracias al trabajo integral
de los maestros de la ‘Modesto Alarcón’, quienes se preocupaban por transmitir
no tan sólo ideas socialistas sino la preparación en general. Fueron esos
maestros auténticos apóstoles de la educación”.
“Cuando ese grupo ingresó a la secundaria estaba formado
entre otros por Gaspar de Jesús Reséndiz, “Reyes”; Javier Gutiérrez Ávila, “Champurrito”;
Félix Bello Manzanares, “El Cuche”; Roberto Quevedo Fajardo, “El Güero Quevedo”;
Juan Martínez Alvarado y por supuesto
“Octa” para Juana Dionicio y “El Crudo” para nosotros. El grupo ya estaba
fichado, de tal manera que se consideraba como un grupo de ‘revoltosos’,
alumnos de los profesores de la Modesto”.
La
mayoría de estos adolescentes: “Ya habían participado antes de entrar a la
secundaria en 1964 en un Congreso campesino encabezado por Ramón Danzós
Palomino dirigente del Frente Electoral del Pueblo, en diferentes actos en
apoyo a la Autonomía Universitaria, publicaron el primer (y único ) periódico
infantil en el país de corte
izquierdista –así lo reconoció Othón Salazar Ramírez en un mitin en Atoyac, el
periódico se llamaba Vanguardia Infantil,
cuyo primer tiraje en mimeógrafo se realizó en la casa de Jacob Nájera en San
Jerónimo y continuamente se constituían como grupo en defensa de las clases más
desprotegidas”.
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