sábado, 10 de diciembre de 2016

Ciudad con aroma de café XI


Víctor Cardona Galindo
Los cocodrilos
La ciudad se alarmó con la noticia, cuando se publicó que “había cocodrilos en el río”. Hubo quien responsabilizó de antemano a las autoridades, por si algo le pasaba a algún cristiano. El área de ecología del Ayuntamiento, pronto se apersonó al lugar donde habían visto los reptiles. Era en la tenebrosa Poza del muerto. Se hizo el primer operativo y atraparon un espécimen de un tamaño regular.
Un brigadista de Protección Civil sostiene un ejemplar
 de un cocodrilo americano (cocodrylus accutus) capturado
el
  8 de mayo de 2016 en la inmediaciones de El Paredón
 en el río Atoyac, medía alrededor de un metro de largo. 

Foto: cortesía de Dimas Arzeta.

Ahora por la fácil comunicación se maximizan las cosas, pero los lagartos siempre han estado en el río. Desde hace tiempo El Cachi estaba diciendo que los veía asolearse cerca de Huanacaxtle. En otros momentos habían atrapado cocodrilos en el río. Nunca a nadie le ha pasado nada. Más bien, son los cocodrilos los que corren peligro, por eso hay que rescatarlos y llevarlos a un lugar seguro. Porque el hombre caza por placer.
Los saurios son realidad y leyenda: Cuando niños mi papá nos contaba de los encantos en el río, en la sierra. Los encantos podían ser pozas profundas en donde habitaban peces de colores. Por más que quisieran atraparlos, se escabullían y cuando alguien se lanzaba con un visor entonces se iban a lo más profundo de la poza, que parecía no tener fin. Ningún cristiano podría alcanzar el fondo sólo a pulmón.
Se decía que los peces de colores eran señuelos de los lagartos que habitaban en lo más profundo del agua. “Los peces de colores eran la trampa, para que los siguieran hasta el hocico del lagarto”. Hubo quien osó decir que medían más de cinco metros y que  un ejemplar estuvo asoleándose frente a sus ojos. Por las noches se oían sus coletazos, el sonido, enchinaba el cuero, asustaba a los cazadores que huían despavoridos del lugar.
Valiente niña sostiene un pequeño cocodrilo
 que fue rescatado cuando pretendía atravesar 
la carretera nacional a la altura de Monte Alto. 
Foto: Víctor Cardona Galindo.

No hay antecedentes cercanos de que en la región alguna persona haya sido atacada por un cocodrilo. La maestra Guadalupe Galeana Marín, me contó que en San Nicolás, municipio de Coyuca de Benítez, allá por los años treinta, un niño bajó al estero a lavar una papaya, la ensartó en un machetito y desde un puente de madera se agachó para alcanzar el agua, de pronto un cocodrilo le saltó y se lo llevó a lo profundo de la laguna.
El niño tenía poco más de ocho años. El papá lo buscó, sólo encontró el sombrerito y la papaya flotando en el estero, el agua estaba revuelta, buscó a su hijo sin encontrarlo, pensó, por las señas que vio, que un cocodrilo se lo había llevado. Fue a San Nicolás a buscar ayuda donde los hombres del pueblo, se dieron a la tarea de buscar por toda la orilla de la laguna.
Cuando se hizo de noche, con hachones montaron guardia por toda la orilla del agua, hasta que en la madrugada escucharon coletazos. El cocodrilo había salido del agua a desbaratar a coletazos su presa para podérsela comer. Los vecinos cayeron sobre el cocodrilo al que atraparon y lo amarraron bajo un gran árbol de mango. El papá, después de recuperar el cuerpo de su hijo, pidió que quemaran vivo al saurio. Así lo hicieron, le echaron petróleo y le prendieron fuego, el cocodrilo bramaba de una manera espantosa que se escuchaba en todo el pueblo.
Último ejemplar capturado en Atoyac. 
Estaba en el canal en las inmediaciones del rancho de 
El General, al sur de la comunidad de El Ticuí. 
Foto: Víctor Cardona Galindo.

Otra noticia que encontré sobre cocodrilos es una que se publicó hace 127 años en el Diario Oficial del Gobierno del Estado, el martes 19 de marzo de 1889, la nota dice que en el margen de uno de los esteros de Tetitlán, formado por la barra del río Tecpan, Distrito de Galeana, fueron atacadas por un enorme caimán una pobre mujer y su hija que se encontraban por aquellos lugares recogiendo algodón. Víctimas de las heridas causadas por la fiera sucumbió primero la hija y después de algunas horas la infeliz madre. Señala la nota: “Este acontecimiento que ha  consternado a los habitantes de los lugares inmediatos, acaeció en principios de la semana próxima pasada”.
Aquí hablan de un caimán, quizá por el desconocimiento que tenían las autoridades de diferenciar un caimán de un cocodrilo. Recientemente no se habla de caimanes, más bien se han visto cocodrilos.
De los cocodrilos se dicen muchas cosas, incluso Francisco Galeana Nogueda en su libro Conflicto sentimental. Memorias de un bachiller en humanidades narra que en el río Atoyac, en “la piedra del Zacate llamada así porque estaba rodeada de plantas silvestres y lama verde azulosa cuyas profundas aguas reflejaban a la superficie un oscuro tenebroso, donde en ocasiones aparecía una pareja de cocodrilos que se aventuraban a subir la corriente del río desde su desembocadura”.
El 22 de octubre de 2014, la policía municipal atrapó en el arroyo Ancho,
 a la altura del puente de la colonia 18 de Mayo, estos dos cocodrilos como
 de ocho meses de nacido, un macho que medía un metro con 19 centímetros
 y una hembra que medía un metro con 10 centímetros.
Foto: Víctor Cardona Galindo.

Se han contado algunas anécdotas, dicen que don José Olea, el dueño de una funeraria que existió aquí en el centro de la ciudad, tenía ocultos unos cocodrilos, a los  que alimentaba con las vísceras de los cadáveres que preparaba y cuando se cansó de ellos los liberó en el río, precisamente por el rumbo de La poza del Muerto. Sin embargo, nadie me pudo confirmar a ciencia cierta la existencia de esos saurios en la funeraria y todo quedó en una especie de leyenda urbana.
Sin embargo, aunque parezca tenebroso los cocodrilos siempre han estado aquí, en el río y en casas de la cabecera municipal, allá entre 1965 y 1970, en las instalaciones de la compañía Silvicultora Industrial que estaba ubicada entre la carretera a la sierra y la calle Florida, tenían dos ejemplares de cocodrilos, pero una vez creció el arroyo que pasa por ahí y se los llevó.
En 1998, mi compadre Zósimo agarró un pequeño cocodrilo en el arroyo Cohetero, abajito de la colonia Francisco Villa, el reptil tenía como hábitat las pequeñas pozas de agua que sobreviven bajo unos frondosos árboles de mango y bambúes. Mi compadre lo espió,  le puso una trampa y lo atrapó, lo tuvo como tres semana encadenado como si fuera un perrito, pero Jacinto Morales, Chinto fue a verlo, le hizo ojo y se murió, porque “estaba muy chistosito el animalito”.
El director municipal de ecología Praxedes Piza Ríos muestra un ejemplar
de cocodrilo capturado en el río Atoyac. Foto: Víctor Cardona Galindo.

Luego en el año 2000 cuando Gabriel Castillo Radilla fue director de Protección Civil del Ayuntamiento se atrapó el primer ejemplar de cocodrilo digno de admirar, estaba en el canal de riego frente a la unidad habitacional Nuevo Horizonte, medía más de dos metros y medio de largo. Luego vino gente especializada de la Ciudad de México que lo trasladó a un zoológico.
También en la colonia Sonora en los terrenos propiedad de la familia Mariscal tenían encerrado un cocodrilo que medía casi dos metros de largo, estaba en un estanque y a los propietarios ya se les hacía difícil alimentarlo. Los vecinos y la directora de la escuela Juan R. Escudero denunciaron esto a las autoridades municipales, porque los niños del mencionado plantel a la hora del recreo se divertían viendo el cocodrilo.
En junio del 2006, fue capturado un cocodrilo en la comunidad de Zacualpan. El saurio media más de dos metros y medio. Este ejemplar murió a finales de ese mes en un estanque del Ayuntamiento debido a que tenía fracturada la quijada, porque el campesino que lo atrapó lo lazó y lo jaló con su caballo. Era hembra y estaba embarazada.
Otro caso ocurrió en abril del 2007, el campesino Armando Serrano Solís capturó un cocodrilo que medía un metro con 30 centímetros de largo, en una laguna localizada en las inmediaciones de Corral Falso.
Cocodrilo capturado en la laguna de Mitla.

Pero el escándalo se vino el 2009, cuando pobladores de la parte sur de la ciudad, denunciaron que habían visto cocodrilos en La Poza del Muerto. A raíz de esta denuncia el Departamento de Ecología en coordinación con el jefe de Policía Ecológica, Roberto Hernández López, acudieron al lugar para verificar, y efectivamente se avistaron tres ejemplares de los ocho reportados por los vecinos.
Pronto se puso en marcha un operativo intenso de búsqueda, que duró 15 días coordinado por el jefe operativo del Medio Ambiente,  Yasir Hernández López. El día 3 de marzo a las 17:15 de la mañana, se capturó un ejemplar denominado cocodrilo americano (cocodrylus accutus) de un metro con treinta centímetros de largo que se llevó a un estanque del Ayuntamiento municipal al tiempo que era puesto a disposición de la  Procuraduría Federal de Protección al Ambiente.
Esa dependencia lo trasladó a la Unidad de Conservación de la Vida Silvestre ubicada en el municipio de Coyuca de Benítez. Por un tiempo personal de ecología resguardó La Poza del Muerto para evitar que los reptiles fueran atacados por cazadores furtivos. La última semana de ese mes el Ayuntamiento trajo al famoso cazador de cocodrilos, Erroberto Piza Ríos, mejor conocido como Tamakún, que buscó capturar a estos animales y reubicarlos en un lugar seguro.
Cocodrilo amarrado como perrito

Sin embargo, a pesar de que acamparon de día y de noche en la orilla del río, no apareció ningún cocodrilo. En una exploración que hicieron por el río se encontró en descomposición el cuerpo de un reptil muerto por arma de fuego. Lo que quiere decir que ya había cazadores furtivos amenazándolos permanentemente.
El día 11 de febrero del 2010, en una bodega atrás del restaurante El Bodeguero a unos 200 metros del río, en el número uno de la calle Jacarandas del Fraccionamiento Adame, personal de Protección Civil atrapó un cocodrilo de 220 centímetros de lago y unos 70 kilos de peso, fue llevado a las instalaciones del Ayuntamiento y de ahí a la Unidad de Manejo Animal.
Aquel viernes 6 de mayo del 2011, unos cazadores, mataron un cocodrilo que medía un metro con setenta centímetros, en La Poza del muerto y lo disecaron. El sábado 21 de ese mismo mes por la tarde en el arroyo Cohetero a la atura del puente de la calle Reforma atraparon un cocodrilo que midió 75 centímetros por 10 de ancho. Fue enviado por la dirección de ecología a la Unidad de Manejo de Vida Silvestre “Paraíso de los Manglares” en Coyuca de Benítez.
Pequeño cocodrilo fotografiado cerca de La Poza del muerto.

A finales de noviembre del 2012 agarraron un cocodrilo en las inmediaciones de La Poza del Muerto, tenía aproximadamente siete meses de nacido y medía un poquito más de medio metro.
En el 2013, después que pasó el huracán Ingrid y la tormenta Manuel, el miércoles 18 de septiembre una comisión que fue abrir la toma de agua para abastecer a El Ticuí se encontró con un cocodrilo como de dos metros y medio en el lodo, a unos 500 metros de la presa derivadora Juan Álvarez.
La laguna de Mitla es hábitat principal de los cocodrilos, ahí uno que medía un metro y 25 centímetros y con un peso de 6 kilos fue capturado en abril de 2014 por pescadores en la comunidad de Zacualpan. Esa ocasión Praxedis Piza Ríos director municipal de ecología informó que en dos años habían capturado cuatro lagartos en diferentes puntos del municipio y que algunos fueron canalizados a la Unidad de Manejo Animal “Paraíso de los Manglares” en Coyuca de Benítez.
De tres a cuatro de la tarde del 22 de octubre de 2014, la policía municipal atrapó en el arroyo Ancho, a la altura del puente de la colonia 18 de Mayo, dos cocodrilos como de ocho meses de nacidos, un macho que medía un metro con 19 centímetros y una hembra que medía un metro con 10 centímetros.
Luego por accidente un ciudadano mató un cocodrilo de 2 metros con 20 centímetros, entre la prepa 22 y el Cbtis, durante el mes de noviembre del 2015. En esos días el director de ecología municipal Praxedis Piza Ríos informó la presencia de dos cocodrilos que se dejaron ver en las inmediaciones de la colonia Morena frente a la cancha Olea en el punto conocido como La Poza del Muerto, los cuales miden alrededor de 2 metros y medio a 3 metros de largo, además de otros dos lagartos que habitan en la presa derivadora Juan Álvarez. Recordó que también en el dren de la colonia Fonseca hay presencia de estos reptiles. Dijo que el departamento a su cargo rastrea permanentemente a estas especies para evitar que causen algún perjuicio, ya que hasta el momento no se tienen reportes de alguna agresión a los seres humanos. 
En diciembre del 2015 rescataron un pequeño cocodrilo en la carretera federal a la altura de Monte Alto mismo que quedó a resguardo del director de ecología Praxedes Piza Ríos. El pequeño saurio estaba a punto de ser arrollado por los carros. Y el 8 de mayo de 2016, personal de la Coordinación de Protección Civil (PC) Municipal logró la captura de un lagarto de alrededor de un metro de largo en las inmediaciones del punto conocido como El Paredón en el rio Atoyac.
Por último el 14 de septiembre de 2016 elementos de Protección Civil municipal atraparon un cocodrilo de 2 metros en un canal del rancho El General al sur de la comunidad de El Ticuí. Vino a recogerlo la Procuraduría de Protección del Ambiente quien sugirió al Ayuntamiento de Atoyac busque un lugar adecuado donde resguardar ésta especie porque cada día son más frecuentes los avistamientos y las capturas de ejemplares de impresionante tamaño.




No hay comentarios:

Publicar un comentario