Víctor
Cardona Galindo
Corría
el mes de julio de 1974. Los campesinos salían a sus milpas pero sin
bastimento. Trabajaban hasta donde aguantaban el hambre y de regreso al pueblo
tenían que reportarse con el oficial al mando de la partida militar. En los
retenes no dejaban pasar pilas, radios, ni medicinas. Ya las familias no
contaban con pastillas ni para la diarrea. Toda la persona que intentaba llevar
un poco más de comida o quería pasar medicinas era acusada de colaborar con la
guerrilla. Aislados los guerrilleros comían plátanos, cajeles, camote de
platanillo y limón dulce que encontraban en las huertas abandonadas.
Alberto Mesino Acosta tenía 20 años cuando fue detenido por el Ejército mexicano en la comunidad de Agua Fría el 18 de julio de 1974. |
Los
sierreños todos los días comentaban con azoro, “ayer se llevaron a fulano y hoy
agarraron a zutano”. Las detenciones eran constantes. El 18 de julio de 1974 en
Corrales del Río Chiquito fueron apresados, por soldados al mando del mayor Francisco
Escobedo, Mariano Serrano Zamora, Zenón
Zamora Hernández, Jorge Alberto Almogabar Ríos y Herminio Navarrete. Ya la
mayoría de las casas de esa pequeña comunidad estaban ocupadas por la tropa que
se comía las gallinas y todos los víveres de los campesinos. Por eso los
habitantes de ese lugar tuvieron que emigrar a la ciudad de Atoyac y a El Ticuí
o se concentraron en San Juan de las Flores. Los soldados también hacían
fogatas en cualquier terreno, provocando incendios que en muchas ocasiones arrasaron
con parcelas enteras de café.
El
Plan Guerrero, mediante el cual el gobierno daba créditos para la
rehabilitación los cafetales, se convirtió en una trampa para los campesinos.
Los técnicos hacían una lista de productores sospechosos de pertenecer al
movimiento armando y los mandaban traer. Después de las reuniones el ejército
instalaba retenes, así cayeron muchos campesinos en manos de la fuerzas
represivas. Uno fue Alberto Mesino Acosta detenido por el Ejército en la
comunidad de Agua Fría, después de asistir a una reunión del Instituto Mexicano
del Café (Inmecafé) el 18 de julio de 1974. Tenía 20 años, era originario de El
Escorpión padecía de bronquitis y se dedicaba a la siembra de maíz y café. Le
decían El tres motores porque nació
con tres testículos.
Alberto
fue citado a Agua Fría junto con todos sus hermanos. Después de la reunión jugó
basquetbol. En esa ocasión un grupo de militares al mando del capitán Jacobo colocó
un puesto de revisión a un kilómetro de la salida de Agua Fría y cuando Alberto
iba en una camioneta rumbo a El Escorpión fue detenido como a las 2 de la tarde
y en ese mismo momento subido un helicóptero que se lo llevó para jamás volver.
Miembro
de una familia de 12 hermanos, Alberto era el chocoyote y no alcanzó a casarse. Su mamá Juana Acosta Martínez lo
buscó en cuarteles y cárceles sin resultados. De regreso al Escorpión desde su
casa observaba todo el tiempo el camino esperando la llegaba de su hijo. Un
tiempo después mandó un recado donde decía que estaba prisionero en el Campo
Militar Número Uno y que se encontraba bien.
Antes
que se llevaran a Alberto, miembros del Ejército ya habían golpeado a Ramón
Mesino Castro de 84 años a quien le quitaron un rifle calibre 22 que usaba para
la cacería y también torturaron a Bernardo Mesino Acosta a quien ya golpeado
maniataron y dejaron tirado entre el monte. Bernardo logró zafarse de las
ataduras y regresó a su casa.
“Algunos
de los capturados los obligaron a guiar a las fuerzas militares por la sierra,
descalzos y sin alimentación, pura agua. A otros se lo llevaron a los retenes
militares donde vestidos como tales, subían a los autobuses a identificar a
jóvenes guerrilleros que trataban escapar; muchos de estos así fueron
detenidos. Algunos que volvían ingenuamente a sus poblados de origen, fueron
delatados y detenidos”, dice don Simón Hipólito.
Para
esas fechas los miembros de la Brigada caminaban por lugares escarpados y veces
únicamente comían mangos que encontraban en las huertas. Acosados por un
helicóptero de fuselaje azul que se movía por esa zona. Muy cerca del cerro
Plateado donde también era escaso el alimento y llegaron a comer maíz cocido junto
con frijoles.
“Seguimos
la marcha por todo el cañón del cerro, hasta llegar al río de El Rincón, un
lugar muy hermoso, con mucho agua, con un playón grande donde hicimos
campamento unos días mientras nos recuperábamos de la fatiga y del hambre. Fue
hasta ahí donde pudimos conseguir algunos alimentos con algunos compañeros que
todavía se encontraban en el lugar, donde compramos una vaca y la comimos. De
ahí nos fuimos al cerro Plateado quedando cerca del lugar que le llaman El
Fortín, toda ésta zona es cafetalera y pertenece al Cacao. Salió una comisión a
conseguir alimentos, lo cual logró no obstante que la tienda Conasupo del lugar
limitaba las ventas, sólo proporcionaba los alimentos que podía consumir una
familia para un sólo día de acuerdo al número que la componía, de manera que
conseguir alimentos con cada padre de familia era un problema, pero los
compañeros sabían ingeniárselas para conseguirlo, incorporando a los niños que
iban a comprar a pesar de la vigilancia que había de parte del ejército”,
platica un brigadista.
Ya los
guerrilleros andaban muy estresados, un día El
Chango y Juan estuvieron a punto
de agarrarse a tiros. Fue durante una expedición que salió del cerro Plateado
en busca de alimentos a El Guayabillal. Era una comisión de aproximadamente 15
guerrilleros encabezada por Manuel,
pero no lograron conseguir nada; durante su regreso, El Chango perdió los cargadores de su rifle sin darse cuenta y Juan lo recogió, pero no le dijo nada;
al llegar a un río, El Chango se dio
cuenta de la pérdida y se regresó desesperado a buscarlos, hasta que los
compañeros que venían atrás le dijeron que Juan
lo había recogido, El Chango se
regresó muy enojado y al llegar donde estaba Juan le reclamó porque lo había hecho pendejo; El Chango se descuelga el FAL y le dice: “Te voy a matar a balazos
para que se te quite lo cabrón”, pero Juan
le había ganado ya el movimiento y le apuntaba con su M-2. El Chango se queda pálido y él dice: “jálale” y Juan le responde: “No, tu eres el de la
bronca”.
Manuel
lo recuerda de ésta manera. “Por ahí había un barriecillo perdido en la montaña
que se llamaba El Guayabillal salimos como unos diez o doce gentes, en esa
comisión, yo fui de responsable. Avanzamos por el monte hasta llegar a las
cercanías, encontramos unos campesinos. Íbamos con la idea de comprarles maíz,
pero lo curioso es que la gente siembra maíz y luego lo vende y ya después por los
meses junio, julio y agosto, están en crisis, esperando el que van a cosechar y
tienen que bajar, a comprar el maíz que vendieron, a más alto precio de cómo lo
vendieron. Por eso la gente de ahí no tenía maíz y no podían subir suficiente
porque estaban los retenes. Nos regresamos desconsolados sin nada. Había un
arrollo muy grande y algunos árboles con frutas silvestres, le estuvimos jalando
al árbol los frutos. Un compañero que le decíamos El Chango traía
colgado su FAL, por andar jalando se le hizo fácil bajar su morral de parque con
sus cargadores por que le estorbaba y que se le olvida. Entonces Juan,
ve que deja el morral y se lo cuelga y nos pasamos el arroyo. Cuando ya estamos
del otro lado, el Chango se regresa corriendo ‘es que dejé mi morral’. Al
no encontrarlo se regresa preocupado, pero alguien le dice ‘no, tu morral lo
trae Juan, entonces en una actitud agresiva, desesperado le reclama a Juan,
le dice: ‘me viste la cara de pendejo, yo me pasó para allá y tú ya trayéndolo,
¿y por qué no me dices?’, entonces la reacción de Juan fue descolgarse
el FAL y se lo mete y le dice ‘no me estés chingando, yo te voy a matar’, y
entonces me puse entre los dos, el Chango se queda pálido”.
La
comisión regresó al campamento con la moral muy baja y destrozada. No traían
alimentos y si un conflicto entre compañeros, al informar ante la Brigada lo
que había pasado se les criticó a los dos y como sanción se les desarmó.
El 20
de julio de 1974, campesinos atacaron a la policía del estado en San Luis San
Pedro, el Partido de los Pobres habla de ésta acción en su último comunicado y
dice que murieron siete policías. Esa operación se le atribuyó a una pequeña
célula del Partido de los Pobres que estaba trabajando en la zona. Ese mismo
día acá en la sierra de Atoyac fue detenido Lucio
Castillo Gervasio, quien estuvo recluido por más
de un año en el Campo Militar Número Uno y fue liberado el 13 de agosto de
1975.
De acuerpo a los datos proporcionados por el informe histórico de
la Fiscalía Especial, el día 23 de julio de 1974, la Zona Militar informaba en
radiograma cifrado de la detención de Arnulfo Sotelo Abarca, Cuche
Blanco; Delfino Castro Hernández, Pascual Castro Hernández, Pedro Ortiz
Verónica e Isidro Castro Vergara.
En estos días también fueron detenidos y desaparecidos Roberto
Castillo de Jesús, Abel Estrada
Camarillo, Alberto Radilla Reyes, Tomás Gudiño Dircio y Filemón Mesino Aguilar,
Roberto Castillo de Jesús quien fue apresado el 24 de julio. Hay testimonios
que señalan que este último fue detenido por miembros del Ejército al mando del
capitán primero Mario Arturo Acosta Chaparro. Sus papás lo encontraron golpeado
en un retén de San Luis la Loma y se sabe que el 23 de septiembre de 1974 se lo
llevaron de ahí al cuartel militar de Atoyac.
Para festejar el aniversario del
asalto al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1974 se llevó a cabo una reunión
de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento (BCA) precisamente en la cima del
Cerro Plateado.
Dice José Carmen Tapia Gómez que “la vida de los
campesinos de La Costa Grande guerrerense está profundamente ligada al cerro
Plateado, que fue ocupado por Morelos y Galeana en tiempos de la lucha por la
independencia y en donde, más tarde, se llegó a decir que Zapata y Villa
organizarían un congreso”.
Es ahí donde se reunió toda la Brigada para
discutir su destino. Es aquí donde se empieza el desenlace de la historia de la
guerrilla del Partido de los Pobres. Aquí ya cuando el Ejército se había
apoderado de todas las entradas y salidas de la sierra, es también el clímax de
la crisis que comenzó entre los brigadistas a finales de mayo de ese año, cuando
Lucio no permitió que se fusilara a los tres que intentaron desertar del
campamento de Caña de Agua llevándose armas y parque, entre ellos estaba Sabino
Fraga y Simplicio Robles quien finalmente se escapó en una caminata la noche
del 28 de mayo, dándose de alta en el Ejército más tarde.
Este 26
de julio en el picacho del emblemático cerro Plateado se cambió la dirección de
la BCA. La nueva dirigencia quedó integrada por Lucio Cabañas Barrientos, Lino
Rosa Pérez, René; Pedro Ángulo
Barona, Gorgonio; Antonio
o Solín y Heriberto Valle Adame, Heraclio.
“Después
de una larga discusión quedó integrada la nueva dirección por el compañero
Lucio, Antonio, Heraclio, René y Gorgonio que se nombró en ausencia, ya
que se encontraba de comisión. Este mismo día la nueva dirección propuso un
plan: que nos dividiéramos en dos partes, que un grupo más numeroso marchara
hacia el Oriente o sea rumbo a Acapulco. Este grupo llevaría al viejo y
seguiría las negociaciones con la familia Figueroa. El otro grupo más pequeño,
marcharía hacia el Poniente, con el fin de atacar al enemigo, distraer sus
fuerzas para que la comisión que llevaba al viejo marchara libremente; este
mismo grupo (el pequeño), después de atacar al enemigo, marcharía hacia la
sierra de San Luis, con el fin de politizar y estructurar toda esa zona hasta
llegar a los límites con Michoacán”, comenta Carlos.
“Esto
como medida táctica para distraer al enemigo; decía Lucio que ya no era
conveniente que todo el grupo siguiera recorriendo la sierra. Se carecía de
alimentos, se decía que el Ejército ya nos había ubicado, que nos seguía de
cerca, que era necesario contratacar, pero que esto lo debía hacer un grupo más
reducido y en otro lugar donde el enemigo no nos buscara. Se tenía la idea de
que el ejército de inmediato se trasladaría a la zona donde se empezaba a
atacar y de esta forma dejaría libre la ruta por donde pasaría el otro grupo
que llevaría consigo al senador Figueroa”, dice un combatiente en el libro Lucio Cabañas y el Partido de los Pobres.
Una experiencia guerrillera en México.
En esa
fecha en la guerrilla se iba conformando también el grupo que saldría después a
la ciudad encabezado por Manuel y
otros importantes cuadros de la Brigada. También ahí se acordó negociar únicamente
la cuestión económica, los demás objetivos del secuestro de Figueroa habían
quedado rebasados por las circunstancias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario