Víctor
Cardona Galindo
Lucio
Cabañas grababa todos sus discursos. Antes que el senador Figueroa cayera en
sus manos. El guerrillero marcó su postura en una de las reuniones efectuadas
en la sierra. “Echeverría para no estar mandando gente que esté siempre acá
mejor va a poner uno de los suyos y va a poner a Rubén Figueroa, el senador
ese, pariente de aquellos Figueroa que traicionaron a Zapata”.
Francisco Fierro Loza, Chon; era originario de El Porvenir Municipio de Atoyac. |
“Ahora
Rubén Figueroa es zapatista, como Echeverría. Los que mataron a Zapata, ahora
son zapatistas ya que murió, también van a ser genaristas. Ya Figueroa es
genarista, si yo muero mañana también va a ser cabañista. Entonces esta gente
hipócrita así es de por sí”.
“Viene
Figueroa y ya viene repartiendo tierritas, rompiéndole un amparo al mismo
gobernador, viene allí peleándose con ciertos ricos, viene hablando bien de
Genaro y viene pidiendo entrevista conmigo en lo personal. Así que viene un
compañero entre comillas, así se le pone a los falsos. Viene un compañero entre
comillas allí, a hablar con los revolucionarios, quiere la paz. Viene a nombre
de Echeverría a ver que quieren los revolucionarios”.
“Este
señor viene hacer muchas dádivas al pueblo. Viene repartiendo máquinas de
coser, molinitos y todo lo que está dando para que la gente se contente y vea
que el gobernador es bueno y mucha gente se va a engañar”. En este discurso Lucio
vislumbraba un cambio de política con la llegada de Figueroa a la gubernatura.
“Vamos a sufrir debilitamiento con Rubén Figueroa, vamos a sufrir
debilitamiento en Guerrero, pero en las demás partes de la república, es
fortalecimiento, vamos a crecer el Partido de los Pobres”.
“Entonces
nosotros vemos que viene un gobierno reformista que va a respetar varias
libertades nos va a tratar un poquito mejor, es decir no nos va a dar tan duro,
si vino Nogueda Otero y nos dio cinco macanazos hagan de cuenta que Figueroa
nos va a dar tres. Pero nos va a dar, o sea que nos va a fregar ¿no? Porque
toda esa politiquería de servir al pueblo, es para engañar al pueblo y
fregarnos, dejar solo al grupo y fregarnos para eso es”. “Si nosotros nos
dejamos engañar, también se acabó la revolución compañeros. Yo les advierto que
ya mi familia ya está con Figueroa, para que vean que voy bien yo, ¡no, ya adelantamos!
Ya mi familia Cabañas está con Figueroa,
cierta familia no toda, ya andan allí, de repente ya va a venir un comandante
de la judicial Cabañas, de seguro, o quien sabe que, pero algo puede haber, un
hueso bueno le van a dar a los Cabañas, y ya me llegó un Cabañas diciéndolos
que abandonemos las armas, ya hasta algunos compañeros hasta lo querían
fusilar. Pero no, no se puede fusilar a un ningún Cabañas mientras no se le
compruebe, mientras la gente no diga que se le fusile, si la brigada dice vamos
a fusilar un Cabañas, no vale lo de la brigada, vale cuando de los barrios se
diga ¿Oyes porque no chingan a ese Cabañas? Cuando nos digan así la gente en
los barrios, bueno pues ni modo ahora si. Pero que digan nomás porque aquí la
brigadita lo acordó, eso así no se vale compañeros, porque hay que hacer lo que
el pueblo quiere, nosotros que hacemos lo que el pueblo quiere, pues vamos bien,
y hay que hacer siempre eso ¿no? No nada más porque yo lo pensé muy bien y de
acuerdo con mi teoría y que mi planteamiento este ha traicionado la revolución,
o las habrá traicionado muchas veces pero si el pueblo no quiere no hay
traidor”.
En
esta última parte, Lucio se refería a la visita que su tío Luis Cabañas Ocampo
hizo, al campamento de El Salto Chiquito, llevando un recado de Figueroa y la
Brigada en respuesta le respondió que ya no fuera porque de lo contrario lo
iban a fusilar. Muchos guerrilleros consideraban revolucionario a Luis Cabañas
y al ponerse de parte de Figueroa lo acusaron de traidor, por eso lo querían
pasar por las armas.
Pero la
postura de Lucio en torno a Figueroa sigue así. “Esa situación de buen trato
que trae Figueroa no nos va a engañar, ahorita parece que se jaló al rector de
la universidad, ya se jaló a varios estudiantes de la universidad, pero no se
ha jalado al estudiantado todavía, el estudiantado está con nosotros y esa es
nuestra garantía, para la lucha dentro de lo urbano, en los pueblos grandes,
contamos con el estudiantado de Guerrero, aunque se vayan los rectores que quieran
con Rubén Figueroa. Aunque se vayan todos los Cabañas, menos uno, ojalá”.
Así
pensaba Lucio del futuro gobernador de Guerrero, en aquellos días últimos de
mayo de 1974 cuando la totalidad de la brigada salió buscando al senador fuera
de su zona de influencia y mientras el grupo de los 26 buscaba hacer contacto
con la comitiva de Figueroa, una numerosa representación de la guerrilla realizaba
una reunión en Los Letrados municipio de Tecpan de Galeana, donde se habló de
la lucha y se trató de concientizar al pueblo.
Al
hablar del secuestro de Figueroa, Carlos Montemayor consideró que “para
Figueroa era posible negociar con Lucio y concederle un poder regional que
fuera compatible con su poder estatal y Lucio pensó que Rubén Figueroa formaba
parte de un poder monolítico e indisoluble que movería al Estado en su
totalidad a negociar por la conservación y defensa de Rubén Figueroa. Los dos
se equivocaron”.
Aquel
día en los cafetales de la familia Mata al llegar a
la ruptura de negociaciones. Luego que se dio la declaratoria de que el
senador quedaba retenido hasta que se cumplieran las exigencias de la guerrilla.
Se dio una discusión entre Lucio, Figueroa, Febronio y sus tíos, misma que fue
recogida por diversos testimonios de guerrilleros y por las grabaciones que
cayeron en manos del Ejército y que luego publicó Luis Suárez.
“Después
de haber fijado su posición política el Partido de los Pobres, Figueroa y
secuaces se lanzan a pedir reflexiones y clemencia a Cabañas para que los
dejara volver a la ciudad o cuando menos a Figueroa. Decía Luis Cabañas: Mira
Lucio, las cosas se pueden arreglar; el senador habla con la verdad, por otro
lado, considero que tú debes legalizar el Partido de los Pobres; tú te quedas
en la sierra mientras los compañeros del partido luchan en la ciudad”, asentó
Francisco Fierro Loza en el texto La
verdadera historia de un secuestro.
“El
viejo no hallaba que proponer, decía que si nosotros nos queríamos que llegase
a gobernador que se sujetaba a los que nosotros dijéramos, que se le diera
permiso para asistir a la asamblea donde se le nombraría candidato a gobernador
del estado para exponer su renuncia; que nada más iba a eso y se regresaba de
inmediato a la guerrillas. En ese momento daba todo”, comenta un guerrillero en
Lucio Cabañas y el Partido de los Pobres.
Una experiencia guerrillera en México.
Luis Cabañas decía: “Mira Lucio estás cometiendo un error, el
senador te sirve más afuera, siendo el gobernador más gana tu partido, puedes
legalizar tu partido”. Reclamaba “por eso nos llamaste a nosotros, yo ni quería
venir” e insistía en legalizar el Partido de los Pobres “Tu haz una planilla
para cada Ayuntamiento, y ya”.
Figueroa le pidió a Lucio que enviara a miembros del Partido de
los Pobres como delegados a la convención campesina del PRI que se pronunciaría
por su candidatura. “mándame tres que no sean de la brigada, que sean muchachos
del Partido” y le ofreció gestionar la libertad de su hermano Pablo que estaba
preso en Sonora.
A Pascual Cabañas le preocupaba la suerte que correría su familia
al saberse del secuestro, “van a creer que Luis y yo vinimos a entregar al
ingeniero”. Lucio apartó a sus tíos y les habla en voz baja buscando liberarlos
de responsabilidades. Pero como estaban las cosas ellos decidieron jugarse la
misma suerte que Figueroa y determinaron quedarse con los demás en la sierra.
Entonces les dijo Lucio, “Claro. Ustedes se quedan todos por parejo y que no
haya sospechas de que aquí Luis preparó esto o que este preparó lo otro, o que
hubo cosas (…) Echeverría si va a creer que estos dos parientes míos lo
vinieron a entregar a usted, pero eso es inexacto”.
Figueroa le decía a Lucio “No hay un hombre importante en México
–por mucho que lo sea- capaz de que un presidente deje en libertad a todos los
presos, porque no puede”. Pero al ver que no tenía escapatoria. Entonces
Figueroa dijo “a mi retenme aquí, pero a mis compañeros déjalos que se vayan, a
la señora que tuvo el honor de trabajar con el general Cárdenas déjala ir (…)
Te pido que dejes ir a mis compañeros que nada tienen que ver con éste
problema. Conmigo haz lo que gustes y entre otras cosas, si me dieras el honor,
ordénale a tu brigada que me fusile aquí mismo. Quiero tener esa satisfacción.
No creas que tengo miedo a morirme (…) Aquí vamos a estar mucho tiempo y no te
van a dar nada”.
Pascual se dirigió a Lucio “Te dije que te vas arrepentir. Estas
loco”, el guerrillero le contestó “No creas tu que estoy loco. Usted es mi tío.
Puede ser como quiera, puede decirme lo que quiera. Quizás yo esté cometiendo
un grave error. Eso lo veremos. La dirección (del Partido de los Pobres) asume
toda la responsabilidad histórica”.
Figueroa advirtió a Lucio, lo “único que podrían hacer es cambiar
un nuevo candidato al gobierno del estado”. Mientras Pascual insistía que los
del gobierno iban a creer que él lo había llevado a entregar.
Lucio le contestó “Mientras estén ustedes aquí, allá no pueden
perjudicar a nadie. Ya saliendo, usted puede explicar todo como estuvo. Todo se
tiene que aclarar. Nosotros las determinaciones nunca las tomamos por equipo de
familia. Nosotros las tomamos por acuerdo de dirección”.
Lucio estaba convencido que con la retención de Figueroa lograría
la liberación de los presos, “el nombre de usted tiene que valer (…) saldrá de
aquí hasta que salgan los presos”.
La guerrilla nombró un grupo de 21 guerrilleros que se encargarían
de la vigilancia de los detenidos. Ya aquí Figueroa quedó en manos del grupo
que lo custodiaría hasta su liberación. Lucio ya nunca le dio la cara, con toda
la dirección de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento se fue a otro
campamento, donde estaban más 45 brigadistas como a kilómetro y medio del grupo
que tenía a los retenidos.
Carlos y Sotero salieron a
dejar el primer comunicado. Dice Carlos,
“al día siguiente salimos Sotero y yo
a dejar el primer comunicado iba escrito en dos hojas de libreta de
taquigrafía. Llegamos al medio urbano donde otros compañeros se encargaron de
entregarlo a los medios masivos de comunicación”.
La recepción de los comunicados de la guerrilla, era a
través de la redacción del diario El
Gráfico, cuyo director-gerente era José María Severiano Gómez. En este caso
el comunicado, manuscrito en hojas de cuaderno con relación al secuestro del
senador y vocal ejecutivo de la comisión del Balsas, Rubén Figueroa Figueroa,
suscrito por la Brigada Campesina de Ajusticiamiento del Partido de los Pobres,
fue recibido en las oficinas de éste medio, registro el cronista de Acapulco
Enrique Díaz Clavel.
El comunicado estaba fechado en la Sierra
de Guerrero el día 2 de junio de 1974 y la Brigada Campesina de Ajusticiamiento
daba a conocer: “tenemos en nuestro poder al Senador Rubén Figuera Figueroa,
bajo las armas del Partido de los Pobres (P.D.L.P) y lo dejaremos en libertad
cuando el gobierno cumpla con nuestras peticiones que publicaremos en próxima
ocasión: de no cumplirse lo pasaremos por las armas”.
“Para negociar la libertad de Rubén
Figueroa, deben retirar las tropas, policías secretos y judiciales de los
municipios de Tecpan, Coyuca de Benítez, San Jerónimo y Atoyac de Álvarez
Guerrero”, firmaba la dirección de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento:
Lucio Cabañas, Isidro Castro, Agustín Álvarez, Enrique Velázquez y José Luis
Orbe Diego.
El gobierno no retiró a la policía ni al
Ejército. Al contrario se recrudeció la ocupación militar en las comunidades de
la sierra. Ese episodio de nuestra historia quedó plasmado en el corrido Un hombre llamado
Lucio Cabañas que
cantan Los Pumas del norte.
“El 27
de junio del año 74 /subieron los federales /a la sierra de Atoyac /buscando a
Lucio Cabañas /queriéndolo asesinar… Lucio Cabañas Barrientos /el rebelde
guerrillero /es un tigre muy valiente /que no se le arruga el cuero /secuestra
a los millonarios /y no le teme al gobierno… Gritaba Lucio Cabañas /de esta
sierra ya no salen /cuídense mis compañeros /ahí vienen los federales
/aviéntense pecho tierra /ahí entre los matorrales… En la sierra San Vicente
/se formó la balacera /se oían las ametralladoras /también los tanques de
guerra /se oían varios cañonazos /en el fondo de la sierra… Andaban 10 mil
soldados /de la fuerza federal /tenían la sierra sitiada /no se podían caminar
/buscaban a Figueroa /queriéndolo rescatar”.
“Ya
con ésta me despido /ya me voy a separar /que vivan los hombres valientes /que
no se saben rajar /que viva Lucio Cabañas /y la sierra de Atoyac”.
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