Víctor Cardona Galindo
En
el año 2006 el Presidente Municipal, de
ese entonces, Pedro Brito García,
consideró que para acabar con el congestionamiento vehicular en el centro de la
ciudad había que cambiar las oficinas del Ayuntamiento a otro lugar, por eso se
fueron a ocupar las instalaciones de lo que fue el cuartel del 49 Batallón de
Infantería. El alcalde bautizó el lugar como “Ciudad de los Servicios” y así le
llama todavía mucha gente.
Según diversos testimonios en esta barraca del cuartel de la colonia Mártires se practicaba la tortura. Foto: Víctor Cardona Galindo. |
Por
eso ahora ese viejo campo militar es el Ayuntamiento, o lo será hasta el día
primero de octubre del 2012 fecha en que el nuevo alcalde, Ediberto Tabares
Cisneros, se llevará la presidencia de regreso al centro.
En
“el cuartel de la Mártires” aparte de las oficinas de la administración
municipal, funciona el Centro de Maestros, la casa hogar “Por la gracia de Dios
A. C”, un comedor comunitario, el módulo del Instituto de Estudios Políticos
Avanzados “Ignacio Manuel Altamirano”, las oficinas regionales de
Oportunidades, se construyó un Centro de Desarrollo Comunitario, está una casa
de Día del Adulto Mayor y la Unidad de Violencia Intrafamiliar. También están:
la comandancia de la Policía Ministerial del Estado, el Cuartel Sectorial de la
Policía del Estado, una Plaza Comunitaria del INEA y en la entrada se ha
instalado la oficina de la Asociación de Familiares de Detenidos, Desaparecidos
Políticos y Víctimas de las Violaciones a los Derechos Humanos en México
(Afadem).
Si
algo bueno hicieron los militares en el tiempo que estuvieron aquí fue que sembraron
mangos de las variedades Heidy, Tommy, Manila, Ataulfo,
manililla, panameño y criollo al que nosotros llamamos “mango corriente”. Bajo
la sombra de esos árboles los “grillos” encontraron cobijo durante éstos 6 años
de gobiernos perredistas para comentar las buenas nuevas de la administración.
Una
señora de la sierra que estaba esperando su turno para recibir el apoyo de
Oportunidades se derrumbó de rodillas, cuando un mango Heidy le cayó en la nuca. Lo bueno es que el mango no se magulló con el golpe y otra mujer lo recogió
del empedrado para saborearlo.
Debajo
de los mangos se ha platicado de todo, ahí se han puesto a prueba las endebles
lealtades, pero también se habla de armas y de mujeres. Ahí se hizo la política
de piso y se dieron apasionadas discusiones de los tres bandos políticos que se
consolidaron aquí en las pasadas elecciones.
Los
guardaespaldas de los funcionarios fueron huéspedes distinguidos de los mangos.
Bajo la fronda de esos árboles han llegado durante estos 6 años los
corresponsales de los medios estatales Francisco Magaña, Marcos Villegas, Dimas
Arzeta, Pablo Alonso, Adrián Jacinto, Jorge Reynada y Cuauhtémoc Rea que han
ido todos los días en busca de las noticias.
Ahí
se hospedó la Organización Campesina de la Sierra del Sur durante dos meses.
Sus militantes campesinos humildes llegaron de distintas comunidades, tuvieron
un plantón que se levantó el lunes 10 de septiembre del
2007 después de firmar un convenio con el alcalde Pedro Brito de invertir más
de un millón de pesos para seis obras y un millón más para mezclarlo con la
congregación Mariana Trinitaria.
Las
instalaciones del viejo cuartel militar de Atoyac comenzaron a edificarse el 22
de junio de 1971, bajo la supervisión del teniente ingeniero constructor Julio
Urrutia. El director general de armas de ingenieros militares era el general de
brigada ingeniero constructor José María Alba Valle, La pescada.
El
edificio se construyó en el paraje conocido como Los Pozos de Tierra que pertenecía a varios
propietarios, entre ellos a Clara Santiago y Mario Rodríguez Núñez, quien le
había comprado a Paula Pinzón y una porción a la familia Mariscal.
Se
construyeron 10 barracas para dormitorios, un comedor, pequeñas cabañas para
comandancia y sección sanitaria. Había una loma que se rebajó para patio de
honores. Después de la edificación de las galeras se construyeron residencias
para jefes y oficiales y casitas para la tropa. Dos años después en 1973, en
pleno apogeo de la Guerra Sucia se instaló por primera vez el temible 50
Batallón de Infantería, que estaba al mando del coronel Alfredo Cassani Mariña.
En uno de estos galerones le hicieron la autopsia al cadáver de Lucio Cabañas
Barrientos.
Fue
en 1975 cuando llegó el 49 Batallón de Infantería, que estuvo ocupando el lugar
hasta septiembre de 1994, cuando se marchó a Petatlán y luego a La Paz Baja
California.
El
martes 15 de noviembre de 1994 se conoció la noticia de la transferencia del
cuartel militar al gobierno del estado, mismo que puso a funcionar un Colegio de
Policías; el cual desapareció en el 2005 y en el 2006 las instalaciones pasaron
a manos del municipio de Atoyac.
De
la tropa que lo habitaba, una compañía del 49 batallón se quedó resguardando
las instalaciones del Inmecafé hasta 1996, cuando llegó el mando de la 27 zona
militar –que estaba en Acapulco− y se instaló ahí, mientras construían el
cuartel que ocupan ahora en El Ticuí, donde la Secretaría de la Defensa
Nacional compró los terrenos de la pequeña propiedad que tenían Delfino Castro,
Abel Garibo, Silvestre Garibo y Gumero Zamora.
Desde
que el Ayuntamiento tomó posesión del inmueble se pudieron hacer eventos de
corte político y de denuncia. Los familiares de los desaparecidos pudieron
recorrerlo todo e instalar unas oficinas, primero en una de las viviendas que
fueron de los oficiales y después situarse en la entrada donde están ahora,
local que el gobierno de Armando Bello les dejó en comodato y podrán ocupar
mientras exista la organización.
El Instituto de Estudios Políticos Avanzados “Ignacio
Manuel Altamirano”, realizó un foro donde se analizó la trascendencia de la
guerrilla de Lucio Cabañas, en el 2011. Antes el 5 de julio del 2007, se presentó el libro La guerrilla en Guerrero de Arturo Gallegos Nájera.
Entre
otros eventos, el 16 de agosto del 2008 se presentó en uno de los galerones el
video documental que Berenice Vázquez Sansores y Gabriel Hernández
Tinajero hicieron ese año llamado 12.511 Caso Rosendo Radilla. Herida abierta
de la Guerra Sucia en México.
Pero una vez que los familiares del
desaparecido político Rosendo Radilla Pacheco, acudieron ante las instancias
internacionales. El 2 de febrero del 2008, se realizó un escaneo
con georadar principalmente en el campo de tiro y en buena porción del terreno
de este viejo cuartel militar donde el líder cívico fue visto por última vez en
1974.
Luego
el 15 de marzo del 2008, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
interpuso una demanda en contra del Estado Mexicano en el caso de la
desaparición forzada de Rosendo Radilla Pacheco, ante la Corte Interamericana
de Derechos Humanos. Ante eso, presionado por la opinión pública y por grupos
defensores de los derechos humanos el gobierno mexicano, a través de la PGR, llevó
a cabo excavaciones en el “cuartel de la Mártires”.
Al
siguiente año la Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió la sentencia
sobre el caso Rosendo Radilla Pacheco el 23 de noviembre del 2009, condenando
al gobierno de México a resarcir el daño y limitar el fuero militar.
A
estas alturas el viejo cuartel militar ha sido objeto de tres excavaciones en
busca de los restos de los desparecidos políticos la primera se realizó el 7 de
julio del 2008 a las 6 de la mañana
cuando llegó una comisión de la PGR encabezada por el licenciado Ricardo Trejo
Serrano y por el agente del Ministerio
Público Federal Antonio Dávila Camacho. A pesar que se excavó en el campo de
tiro, 20 sitios donde el georadar detectó incidencias no encontraron nada. Fueron
zanjados 400 metros lineales y nulos resultados.
Esa
fecha las instalaciones fueron ocupadas por 140 personas enviadas por la PGR
entre agentes de la Agencia Federal de Investigaciones, peritos en antropología
forense, y trabajadores de la empresa Excavamex. Los agentes del Ministerio
Público Ricardo Trejo Serrano y José Antonio Dávila Camacho estuvieron al
frente de los peritos y Alejandro Rey Bosset de los agentes judiciales.
Un
grupo de 20 jóvenes, vestidos de gris de la expresa Excavamex encabezados por Arturo de la Sancha, que a mi
juicio parecían militares, fueron los encargados de chaponar y escarbar el
terreno donde se ubicaba el campo de tiro de los oficiales del 49 Batallón de
Infantería.
La PGR
sólo permitió la entrada a dos familiares de desaparecidos, por turnos, al
lugar de las diligencias. Cada pareja entraba sólo unos minutos y después salía,
para dejar que entrara la otra. La única que se mantuvo dentro del terreno fue
la antropóloga argentina Claudia Bisso, quien colaboró con la Afadem y a quien los peritos de la PGR no permitieron
que tomara fotografías. Claudia Bisso es experta en la identificación de restos
de desaparecidos en Sudáfrica, Sudan, Sierra Leona, Egipto, Angola, Los
Balcanes, Argentina, El Salvador y Honduras. Viajó 27 horas desde Sudáfrica
para poder estar en Atoyac.
Cuando
se encontraban en curso las excavaciones el 10 de julio del 2008 matanceros del
Rastro Municipal realizaron el sacrificio de un toro cebú frente a las
instalaciones de la Presidencia Municipal. Eran alrededor de la 10:30 de la
mañana, ante la mirada asustada muchos concurrentes por este acto inusual. La
sangre corrió bajo los mangos que fueron testigos de esta protesta.
Los
inconformes fueron atendidos por el presidente municipal Pedro Brito García y
el regidor Gustavo Carrillo. Con antelación había platicado con ellos el
coordinador de la Comisión Estatal de Defensa de los Derechos Humanos de la
Costa Grande, Ramón Navarrete Magdaleno. Ya con la autoridad municipal se acordó
que a la brevedad comenzarían los trabajos en el nuevo rastro de Las Lomas de
Sur y se les entregó una camioneta que se compró para el transporte de carne.
También
al lugar se presentó un grupo como de 15 familiares de desaparecidos
encabezados por Eleazar Peralta para exigir que se les tomara en cuenta en la
diligencias de la PGR.
En la
primera semana de excavación encontraron que la anomalía más importante que
había marcado el georadar eran las raíces de
una palmera muerta años atrás. Además encontraron una trusa de hombre,
una blusa de mujer y vidrios. Pero nada de restos humanos. Los familiares
querían que excavaran en la explanada, bajo de un puente y que reabrieran un
pozo.
El 19
de octubre del 2010, a las ocho de la mañana comenzaron las segundas
excavaciones de nuevo en el campo de tiro. Luego el 31 de octubre del 2011 la
PGR inicio las terceras excavaciones que terminaron el sábado 12 de noviembre.
Todas estas diligencias tuvieron nulos resultados, siempre con la desesperación
de los familiares de los desaparecidos, que sufren la falta de voluntad
política en el gobierno mexicano de seguir buscando a sus seres queridos.
Por
último el 26 de mayo de este año el director adjunto de la Oficina del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México, Jesús
Peña presentó en este viejo cuartel el Informe
de Misión a México Grupo de Trabajo de la ONU sobre las desapariciones forzadas
o involuntarias, ante la presencia de Tita Radilla y demás familiares de
desaparecidos políticos. Fue ahí donde el alcalde Carlos Armando Bello firmó la
entrega en comodato del aula donde se encuentran las oficinas de la Afadem para
que sean ocupadas de manera definitiva.
Ese
mismo día miembros de la Comisión de la Verdad recorrieron el viejo cuartel.
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