domingo, 2 de agosto de 2020

El secuestro de Figueroa XVI y última parte


Víctor Cardona Galindo
“Hermano”, fue la primera palabra pronunciada por Figueroa, al verse con el general Cuenca Díaz, a quien abrazó efusivamente en su alegre reunión de Atoyac de Álvarez. El secretario de la Defesa Nacional subió al senador a un helicóptero, para llevarlo al puerto de Acapulco y luego en un avión a la ciudad de México. Después de un chequeo en el hospital militar, el 9 de septiembre Figueroa llegó a su casa.
Carmelo Juárez Bello fue desaparecido por el Ejército
el 20 de septiembre de 1974 en El Ticuí.

El general Cuenca Díaz dijo a Rodolfo Guerrero reportero El Universal que: “Los maleantes sufrieron numerosas bajas entre muertos y heridos… El Ejército mexicano solamente sufrió una sola baja: un soldado herido… El personal militar detuvo a varios gavilleros, pero hasta la noche se ignoraba cuantos y quienes son”, la nota se publicó el 10.
Según El Universal Febronio Díaz tenía una herida de bala en el hombro izquierdo. Luis Cabañas tenía una pierna gangrenada y una infección en el pulmón. Gloria Brito esposa del capitán Edensión Neftalí Díaz Marroquí, fue trasladada inmediatamente con su familia a la ciudad de México.
Con las torrenciales lluvias que provocó el huracán Norma el 10 de septiembre llegó procedente de la ciudad de México el cadáver del Luis Cabañas Ocampo, que falleció a consecuencias de las he­ridas que recibió durante el rescate de Figueroa, fue subido a la sierra y sepul­tado en su natal San Vicente de Benítez.
Al sepelio de Luis, de Atoyac, únicamente fueron mujeres. A los hombres el Ejército los regresó del retén que estaba en el Tejaban. Se sabe que unos agentes federales no dejaron destapar el ataúd antes de que fuera sepultado, su familia no pudo ver el cadáver, por eso existen muchas dudas en torno a la muerte del maestro y exlíder del movimiento cívico. Luis era una figura pública importante, había sido síndico y presidente municipal de Atoyac. Fue hijo del coronel zapatista Pedro Cabañas Macedo.
Por su parte el Excelsior en su edición del 12 de septiembre de 1974 informa que El general Hermenegildo Cuenca Díaz dijo: “hubo dos enfrentamientos, uno el sábado 7 de septiembre y otro el domingo 8 cuando pudimos rescatar al Senador (…) Cabañas y su grupo estaban fuertemente pertrechados y presentaron resistencia, ya se había tendido un cerco en torno a ellos, pero ante todo se trataba de proteger al senador y a sus acompañantes (...) En el primer enfrentamiento, el sábado, hubo dos bajas por parte del bando contrario. En el segundo enfrentamiento, el domingo, los bandoleros tuvieron 15 bajas. Cuando el fuego era intenso el senador apareció y se identificó, los miembros del ejército lo rescataron de inmediato y poco después a sus dos acompañantes; su secretaria Gloria y su chofer Febronio”.
El 13 septiembre Rubén Figueroa Figueroa se presentó al senado de la República donde fue recibido como héroe y pronunció un efusivo discurso. Luego siguió con su campaña política, y como la elección únicamente era un trámite tomó, posesión como gobernador el primero de abril de 1975.
Según Bonilla Machorro en liberación de Figueroa tuvieron mucho que ver Francisco Humberto Quiroz Hermosillo y Mario Arturo Acosta Chaparro, “Quienes se anotaron un cien”, pondría en voz de Rubén Figueroa Alcocer. Esos dos oficiales estaban metidos en la investigación contrainsurgente desde 1972 y don Rubén premiaría a este último con el cargo de jefe de todas las policías en el puerto de Acapulco.
El 13 de septiembre de 1974 la Zona Militar reportó que el grupo de policía militar obtuvo, en plaza de Acapulco un ‘paquete’ importante, el cual ya se revisaba. Esta información fue retransmitida al Estado Mayor de la Defensa Nacional. Ese día fue detenido Manuel Serafín Gervasio, Javier, medio hermano menor de Lucio Cabañas, en la colonia 20 de noviembre de Acapulco y conducido a la Base Aérea de Pie de la Cuesta donde fue visto por Arturo Gallegos y, tras ser interrogado, se recuperó una petaca con 14 millones 500 mil pesos que estaba enterrada en una milpa cerca de Tierra Colorada.
Cinco años después el miércoles 24 de enero de 1979 en el procurador federal Oscar Flores Sánchez dio un informe sobre el destino de los desaparecidos, según el mencionado funcionario durante el rescate de Rubén Figueroa murieron 44 guerrilleros y da nombres de personas que públicamente fueron sacadas de su domicilio, detenidas en sus trabajos o en los retenes, entre los casos más conocidos están: Emeterio Abarca García, Ausencio Bello Ríos, Inocencio Castro Arteaga, José Flores Serafín, Jacob Nájera Hernández, Aida Ramales Patiño, Bernardo Reyes Félix y Cesáreo Villegas Tabares.
La Brigada Campesina de Ajusticiamiento en su último comunicado emitido el 27 de noviembre de 1974 reconoce que esta “cuarta acción armada” acaecida el domingo 8 de septiembre de 1974 a las 09:00 horas “significa nuestra primera derrota militar”. Dice que dejaron escapar a Figueroa porque que se había ordenado “a los compañeros no dispararle ni a él ni a sus compañeros y se les dejó ir para que salieran con vida... Ahorita lo que se trata es esconder bien estos 25 millones para que no rescate nada la policía, y que este dinero se invierta en armas, se invierta en parque, en ropa, en alimento, en curaciones para la gente de los barrios y en ayuda de las familias de los que andan en los grupos armados”.
Pues de las demandas iniciales del Partido de los Pobres únicamente se logró obtener la mitad del dinero. Los 25 millones que estaban depositados con el obispo de Cuernavaca fueron recogidos por la familia el 9 de septiembre. “Al día siguiente –escribió Bonilla- acompañado del subprocurador de Justicia de la República, de Rubén Figueroa Junior y de su hermano Alfredo, acudimos ante el obispo Sergio Méndez Arceo para que devolviera, mediante contra recibo, los 25 millones de pesos”.
De los 25 entregados de a la guerrilla, se tienen noticias de casi 21 millones de pesos. Del resto todo es confuso. Es probable que algún dinero hayan mandado a la sierra pero los emisarios cayeron en manos de los cuerpos policiacos que se habrían quedado con el dinero.  
Tras la detención de Manuel Serafín Gervasio, Javier, el Ejército recuperó 14 millones 500 mil pesos. Javier venía de entregar dinero a Heraclio cuando cayó en un retén volante de la policía militar. Según el Partido de los Pobres Javier fue entregado por Eugenio Gómez Serafín, Simón. De los 14 millones y medio recuperados se entregaron las gratificaciones a los oficiales que participaron en el rescate de Figueroa.
Dice Carlos Bonilla Machorro que doscientos mil pesos llegaron a manos de Heraclio, que sería lo único que llegaría al grupo de los 11 que habían abandonado la brigada el 14 de agosto.
También se sabe que Simón había llevado 370 mil pesos a la sierra y fue detenido cuando regresaba. Al parecer de ese dinero Ramón les dio a los guerrilleros que salieron el 2 de noviembre para hacer una vida normal, sin embargo Gregorio Fajardo de los Santos, Kalimán, cayó en manos de la policía militar en un retén de Coyuca de Benítez el 5 y así el poco dinero que traía también lo obtuvo la policía.
Kalimán dio la ubicación de la gente que se quedó en el cerro de El Cucuyachi y el Ejército les cayó. Ramón, Martha, Esteban y René tuvieron que salir huyendo abandonando el armamento y provisiones. Dice un reporte del Ejército,  “El 6 de noviembre de 1974, a las seis y media de la tarde la patrulla Fonseca tomó contacto con facción de la ‘gavilla’ conducida por alias Ramón, con Silvano, Esteban y Martha, que al sentir la presencia de tropas aprovecharon la vegetación cerrada huyeron con uno de ellos herido. Los ‘maleantes’ abandonaron un FAL perteneciente al 48 Batallón de Infantería, tres carabinas calibre 30 y una escopeta calibre 20”.  
El 25 de octubre de 1974 fueron detenidos por el Ejército mexicano en la ciudad de Tixtla, la señora Rafaela Gervasio Barrientos, madre del guerrillero, junto con su hija Bartola, Conrado y Juana Serafín Gervasio, el esposo de Bartola Cleofas Barrientos y sus tres hijos de 5, 4 y 2 años. También fueron aprehendidas la esposa e hija de Lucio Cabañas, Isabel Ayala Nava y Micaela Cabañas Ayala, de un mes de nacida. Después de eso se pasaron dos años en el Campo Militar Número Uno y en esta acción también fueron recuperados 300 mil pesos del secuestro de Figueroa.
Finalmente el 10 de diciembre de 1974 la policía judicial militar detuvo al maestro Félix Bello Manzanares y Marcial Navarrete de la Paz en San Luis San Pedro quienes eran los correos entre Lucio Cabañas y Félix Bautista. De acuerdo a la policía, habían movido 50 mil pesos destinados para comprar armas. En otro momento se dice que 500 mil. Félix  y Marcial también fueron los encargados de llevar el último comunicado de la brigada, suscrito por Lucio. Llamaron por teléfono a El Gráfico y entregaron el comunicado frente a la farmacia Moderna. El comunicado nunca fue publicado.
Félix Bautista entregó cuatro millones al Partido Comunista Mexicano (PCM). Los pormenores del movimiento de ese dinero lo conocemos por Arturo Martínez Nateras quien escribió el libro El secuestro de Lucio Cabañas. Nateras aclaró “Félix dejó en custodia del PCM los recursos en referencia. Siempre mostró una alta preocupación porque estuvieran disponibles en caso de que fuera necesario”.
Cuando los sobrevivientes del Partido de los Pobres se enteraron del destino del dinero 10 años después se lo fueron a reclamar al Partido Socialista Unificado de México (PSUM) heredero del PCM y como no se lo quiso devolver por la buena, primero secuestraron, el 22 de febrero de 1985, a Félix Bautista Matías y como no les hicieron caso entonces secuestraron a Arnoldo Martínez Verdugo el número uno de ese organismo, cuando estaba en campaña para diputado federal.
Fue el primero de julio de 1985, cuando cinco hombres armados secuestraron a Arnoldo Martínez Verdugo, candidato a diputado por el PSUM en el X distrito electoral y excandidato a la presidencia de la República, en las oficinas del Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista (CEMOS)  en la calle Nicolás San Juan 1442, del que era director. Los secuestradores se introdujeron a dichas oficinas alrededor de las 13:55 horas y sin violencia se llevaron a líder socialista. El Partido de los Pobres pidió para liberarlos 200 millones de pesos que calculaban, tomando en cuenta las devaluaciones de la moneda, eran el usufructo de los cuatro millones.
Desde que secuestraron a Félix Bautista, Arturo Martínez Nateras aclaró que él recibió y transportó 3 millones 500 mil pesos y que por otra vía llegaron al PC los otros 500 mil pesos de los cuatro millones que ellos manejaron. Y se invirtieron así: “Con un millón cien mil se adquirió, amuebló y acondicionó el local de Durango 338… un millón y medio se destinó a equipos diversos: máquinas de escribir, teléfono, fotocopiadora, dobladora, autos. Se invirtió en dos terrenos, se apoyó a la editorial (ACP); medio millón se destinó a la solidaridad internacional y el resto al pago de profesionales”.
En esa coyuntura Antonio Hernández y Alejandra Cárdenas también aclararon su participación en el manejo de una parte del dinero. “A fines de 1974 se presentaron en nuestro domicilio, en Chilpancingo, Gro., compañeros del PDLP quienes ante el acoso del ejército, nos entregaron un millón cien mil pesos aproximadamente, cantidad que fue distribuida como sigue: 700 mil pesos fueron enviados a Félix Bautista a través de dos compañeros que él mismo designó; 300 mil pesos se le entregaron a Fierro Loza; 63 mil fueron recuperados por la policía y el ejército durante el cateo a nuestro domicilio y el resto se utilizó en adquirir diversos artículos y en los gastos relacionados con la reubicación de los compañeros perseguidos”, éste texto fue publicado en La Jornada el 28 de julio de 1985 y recogido por José Woldenberg en su libro Política y delito y delirio. Historia de 3 secuestros.
El PSUM realizó a una campaña para juntar el dinero, que el Partido de los Pobres exigía que les devolvieran, recurriendo a la solidaridad de los militantes y otras organizaciones de izquierda, pero ya se vencía el plazo para pagar el rescate y no había reunido ni cien mil pesos de los 200 millones. Después de un regateo el PDLP aceptó 100 millones de pesos.
Al no tener los recursos el PSUM recurrió al gobierno y con el permiso del presidente Miguel de la Madrid, el secretario de gobernación Manuel Bartlett dio los 100 millones para el rescate, mismos que fueron recogidos directamente de una bóveda del Banco de México por Jorge Alcocer. Eran dos bolsas de lona, cerradas “en cada bolsa hay 50 millones de pesos”, dijo a Jorge Alcocer el funcionario que se los entregó y así sin contarse Antonio Franco y la secretaria privada de Pablo Gómez fueron a entregar el dinero al Partido de los Pobres el 13 de julio de 1985.
Por esas fechas nuevos cuadros de la guerrilla cabañista, ahora aliados con Unión del Pueblo,  llegaban a los pueblos de la sierra cafetalera. Pero esa es otra historia de mi matria.  

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