domingo, 20 de agosto de 2017

La Guaca V y última parte


Víctor Cardona Galindo
Rubén Ríos Radilla escribió el libro Aljaba. Vivencias y crónicas. Donde destaca algunas particularidades del campo costeño. “Entre los zanates que bajan en parvadas a comer maíz, hay varios con plumas blancas en las alas” y algunos dichos, “cuando nunca mono en misa”. En este texto describe a muchos personajes populares, principalmente de su comunidad la Colonia Miranda Fonseca, de El Ticuí y Atoyac.
Oscar Blanco Patiño es muy dicharachero se 
sabe muchas guacas de la Costa y de la Sierra. 
Cuando hay una velada o velorio, de donde quiera, 
lo van buscar para que los acompañe y amenice 
la noche. Foto: Víctor Cardona Galindo.

Pigüe “nos hablaba con la boca, con los ojos, con las cejas, las manos y hasta los codos, como decimos en la costa un ‘Tarabilla’. A Elías un campesino de Poza Honda los del Rastro le vendieron el chile del toro que no podían cortar ni con machete. Destacan, en el texto, las aventuras de un campesino apodado La Chaca. “Una ocasión el arroyo de ‘La Maye’ crecía y las vacas no podían pasar, muchas se tiraban sobre la corriente y salían con mucha dificultad arroyo abajo. La Chaca logró pasar, quizás el arroyo no estaba tan hondo como él lo comentó a quien encontró a su paso, diciéndole: ‘No vas a poder pasar, el arroyo está muy hondo, yo logré pasar encima de una hoja de plátano que eché sobre el agua’”.
Aquí Rubén Ríos cuenta lo que le sucedió a Hermilo Hernández, El Diablo, en Coyuca de Benítez cuando fue invitado a tocar para la alcaldía de ese lugar.
“Buenas tardes; nuestros invitados son originarios de El Ticuí, tocan la guitarra y a mí me encanta que amenicen mis reuniones, decía la presidenta municipal de Coyuca, en clara referencia a Hermilo El Diablo y Ángel Fierro.
En dicha reunión estaba todo el cabildo, funcionarios del Ayuntamiento de Acapulco, y estaba el comandante de la XXVII Zona Militar y dos o tres capitanes.
Después de la presentación Hermilo quien perdió la vista, de tanto jugar brisca con candil expresó: Si señores, entre serio y riéndose, semos del Ticuí, de allí pues de Atoyac, la tierra de Lucio Cabañas, ja ja ja ja, le ponía una chinga a los guachos, que vieras, ja ja ja.
Ángel Fierro quien si veía, lo codeaba para que se callara, pues el general estaba oyendo.
Hermilo no entendía los codazos, y seguía riéndose de los guachos: ¡vieras! Eran unos venados como los cargaba a chingadazos, y ellos rajaus, rajau, los jijos de su madre, ja ja ja ja, los vieran visto ja ja ja ja.
Ángel lo codea y le habla al oído: ahí está el general y los capitanes ¿aquí en la mesa? si aquí están.
General, Buenos días, pos a qué hora llegó y replica mire no se fije de lo que yo estaba diciendo, ya uno de viejo habla pura pendejada”.
***
Hay personajes que un momento de su vida los marcó para siempre y lo aceptan con gusto como Laurentino Santiago a quien le dicen El Gallito Pelón, porque cuando la primera campaña de Cuauhtémoc Cárdenas compuso un corrido que dice: “Ya nosotros tenemos un gallo /un gallo muy fino de muy buen color /ahora los priistas ya cargan el suyo /un gallito corriente pescuezo pelón”. Lo cantaba tan chistoso que arrancaba la risa de todos los presentes. Por ese verso Laurentino es para todos El Gallito Pelón.
***
Hay otros personajes como El Licenciado de la Cucha, quien siendo muy joven egresado de la Universidad, dotado de un gran vozarrón regresó a su tierra a ejercer la abogacía, el primer caso que le cayó fue el pleito de una marrana, no quiso conciliar y llevó el pleito al juzgado de distrito donde perdió ante un abogado hecho a machete de nombre Miguel Serrano a quien apodaban El Cocol. Desde entonces la gente le comenzó a decir El Licenciado de la Cucha y así le quedó para toda su vida. Comentan que cuando en la borrachera alguien le recuerda el tema, él contesta “no sean cabrones, cuando menos díganme el Licenciado de la Cerda, para que no se oiga tan feo”.
***
En San Jerónimo de Juárez está el Licenciado Bonote, quien estaba llevando el pleito de una huerta de coco. Su defendido, preocupado le iba a decir licenciado están chaponando la huerta él contestaba espérate hombre, sirve que la recibes ya limpia. Más tarde le fueron a decir ya están tumbando el coco el abogado contestó espérate hombre, este caso ya está ganado, sirve que recibes el coco amontonado. Luego el dueño de la huerta corrió a decirle ya lo van a partir, ya van a partir el coco aquel dijo espérate tantito hombre ya la vamos a ganar, sirve que recibes la copra ya limpia. Así estuvo, el caso se prolongó que cuando fueron a ver en la huerta sólo quedaban los bonotes. Y como la broza no perdona le pusieron el mote de El Licenciado Bonote.
***
Hablando de abogados, está otro que a pesar de tanto bullying que le hicimos en la escuela y en la calle nunca se traumó. Le decíamos El Poclai por los dientotes que tenía salidos. Es que cuando éramos niños, a El Ticuí, llegó una máquina excabadora para abrir los canales que se llamaba Poclaín y la broza le endilgó ese apodo a José Luis Juárez Hernández, él lo aceptó con agrado. A pesar de que ya no tiene los dientotes de fuera, así se le sigue llamando, algunos solamente le dicen La Pocla. Es un buen abogado y se hizo famoso porque no cobra, solamente pide para las copias “si manito, claro, para eso estamos, nada más júntate cinco mil para las copias”. Le va muy bien porque su casita y su cochecito los levantó a base de puras copias. Sin van a El Ticuí todos los caminos conducen al Poclai y lo encontrarán siempre risueño guaqueando con todo mundo.
***
Ya encarrilado me acordé del licenciado Tornillo, así le decían a Jorge Radilla Galeana, había engordado tanto que ya solamente se le asomaba un tornillito debajo de las lonjas. Tenía demandado al Ayuntamiento, por un millón de pesos, y quería quitarle a la comuna el edificio del centro, donde está el DIF municipal. Un día le dio por defender a los jicameros que el Ayuntamiento quería desalojar del primer cuadro de la ciudad. Ganó el pleito y solamente les cobró un costal de jícamas, de las que compartió con éste cronista una docena. Era orgulloso descendiente del coronel Arnulfo Radilla Mariscal y siempre compartía conmigo sus historias. Me dijo que su sueño era ganarle el edificio al Ayuntamiento para instalar su recamara donde estaba la oficina de la presidencia. El primer día que tomara posesión del inmueble haría una cena donde estarían invitados sus amigos más cercanos entre ellos yo. Un día le sugerí que bajara de peso y me dijo que él se moriría gordo, que ya su familia tenía instrucciones de cremarlo, que recogerían la mantequita para embazarla, la ceniza se llevaría al cementerio y la mantequita la venderían en pequeños frascos para que se la untaran en aquella parte los impotentes.
***
Un día de 1975 cinco jóvenes traviesos se metieron a robar a la tienda Conasupo de El Rincón de las Parotas. Solamente se llevaron algunos paquetes de galletas y tal vez algunas latas de sardinas. Para despistar pintaron en las paredes de la Conasupo “Viva Lucio Cabañas y Viva Genaro Vázquez”, al otro día el encargado de la Conasupo encontró que se habían metido a la tienda, y como es común, aumentó el monto del robo. Ya no fueron solamente galletas y algunas latas, también fue dinero y otras mercancías más valiosas. Se vino rápidamente a dar parte al Batallón militar de Atoyac. Dos jóvenes eran del Rincón y tres de La Florida estos últimos se fueron comiendo y por el camino a su pueblo iban dejando las envolturas de las galletas. En un lugar se sentaron a descansar y olvidaron un machetito. Al otro día el Ejército siguió la pista y encontró el machetito. Llegaron a las 10 de la mañana a La Florida. Los campesinos de la comunidad andaban arreglando la escuela y el teniente les dijo todos me van dejar sus machetes aquí y van a formar una fila dando la vuelta, viendo hacia el otro lado.
Cuando los campesinos voltearon el teniente puso el machetito entre el montón de machetes. Les dijo ahora recoja cada quien su machete, cada quien recogió el suyo, pero como quedó el machetito les dijo — ¿y ese machete de quien es? Los campesinos se miraron entre ellos y nada dijeron, pero andaba un niño como de ocho años que dijo creo que ese machetito es de mi hermano y donde está tu hermano preguntó el teniente está dormido contestó el infante pues vamos a verlo, está muy desvelado el cabrón.
Así dieron con la banda robaconasupos. Ahora la historia se cuenta como guaca pero sin que escuchen los protagonistas porque se dan una encabronada de aquellas.
***
Mi compadre Toño Peralta fue músico en su juventud, pero después por dedicarse a la cacería, se olvidó del viejo tololoche que tocaba. Un día hubo una boda en San Francisco del Tibor y no se completaban los músicos. Lo fueron a ver los familiares del novio y le dijeron anda Toño haznos el favor de tocar. Aceptó y nada más le dio unos trapazos al viejo tololoche al sacarlo de la covacha donde lo tenía. Se fue a la boda que ya estaba repleta de gente y comenzó la música, ton ton, ton ton tocaba el tololoche. Cuando mejor se iba a poner el ambiente un enjambre de abejas salió del tololoche y se fue contra la gente que corría por todos lados atacada por los insectos. Después de eso se acabó la fiesta.
***
Un día le pidieron a mi compadre Toño Peralta que dirigiera un discurso la noche del 15 de septiembre y dijo: “La noche que Miguel Hidalgo y Costilla dio el grito de independencia el sol reverberaba en el cielo”, era de noche, pendejo, gritó una voz desde lo oscuro del auditorio era el sol de la libertad compañeros enderezó mi compadre.
El corrido de la pulga
Gilberto Rebolledo Fierro, El Tramo, era de El Río Chiquito tocaba muy bien la guitarra, siempre estaba componiendo y haciendo puntadas. Descompuso “El corrido de la pulga” donde incluyó a dos miembros del famoso grupo Los Brillantes de Costa Grande. Don Tramo ya murió y de recuerdo quedaron estos versos:
“Una pulga reparando /no cupo en un corredor /toda la gente decía /que era un gran gobernador.
Para matar a la pulga /vinieron gente de donde quiera /le dieron 300 mil balazos /en su pura calavera.
El cuerito de la pulga /no dilató ni una hora /se lo llevó Abel Olea /para arreglar su tambora.
Las tripitas de la pulga /como salieron de noche /se las llevó Catarino /para las cuerdas del tololoche.
Las costillas de la pulga /como salieron tan blancas /se las llevó don Chon Pino /para hacer 400 bancas.
Los ojitos de la pulga /como se estaban secando /el más chiquito tenía /como la luna llenando”.
***
Una ocasión la radio anunció que dos astros se iban a juntar a medio día y que el fenómeno podría verse desde algunas partes del mundo. Entonces Anselmo Martínez, El Chulo, se colocó en el Zócalo y exactamente a medio día comenzó a ver al cielo y a decir se están juntando, se están juntando. Seguía viendo hacia arriba y volvía a decir se están juntando, se están juntando. Los que pasaban se sumaban a ver, y mientras El Chulo decía “se están juntando, se están juntando” aquellos abrían los ojos para distinguir algo en aquel cielo inmensamente azul. Hasta que uno se atrevió a preguntar amigo ¿Qué se está juntando? No veo nada. El Chulo dijo abandonando el lugar  la bola de pendejos.
***
En los tiempos que el español Antonio Esparza trabajaba la fábrica de hilados y tejidos Progreso del Sur Ticuí, había un ladrón que, tiro por viaje, le robaba el algodón que traía desde los estados del norte. Un día el español compró dos perros dóberman machos, muy briosos y bravos, esos perros tenían la fama de ser muy peligrosos. Ante un grupo de trabajadores Esparza exclamo: “A ese mañoso, ahora si lo reto que me robe”. Pero para un cabrón, cabrón y medio. El ladrón como no era tarugo se buscó una perra en brama y por la noche se la soltó a los perros que se fueron corriendo atrás ella. Así pudo llevarse hasta dos carretadas de algodón.
***
Un día el líder de la Coalición de Ejidos Zohelio Jaimes Chávez le pidió a Fabio Tapia que compusiera un corrido porque David Ochoa, Calilla; aquél famoso borrachito servicial ya se había muerto. Se decía que sus familiares se lo habían llevado lejos para sepultarlo.
Fabio comenzó con los versos y cuando ya estaba por terminarlo apareció de nuevo Calilla por Atoyac. Al verlo Fabio exclamó “híjole ya me echó a perder toditito de mi corrido”. Zohelio le grito: “Hey Calilla pensamos que te habías muerto y ya te queríamos enviar las coronas”, Calilla contestó “pues mándamelas primo, pero bien frías”. Calilla siguió su camino, pero acordándose de la ideología de Zohelio se regresó y le comentó: “no primo es que andaba en Cuba fui a conocer a Fidel”. Así Zohelio se vio obligado a invitarle las frías.

Calilla dejó de recuerdo esas frases: “Quisiera sueño, corredores me sobran” y “No sé porque le ponen bardas a los panteones, si los que están adentro no se pueden salir y los que estamos afuera no nos queremos meter”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario