domingo, 20 de agosto de 2017

El Señor Santiago


Víctor Cardona Galindo
Santiago Apóstol además de ser el patrón de España es, quizá, el Santo más venerado en México y América Latina. En nuestro estado la Unidad Regional de Culturas Populares tiene registradas 55 celebraciones importantes, principalmente en la Costa Chica y la región de la Montaña, hay además celebraciones menores en todo Guerrero como las que se dan en diversas colonias de Acapulco. En Atoyac Santiaguito, desde hace 10 años, recorre las calles de la cabecera municipal, aunque la fiesta más importante se realiza en la comunidad serrana de Río Santiago.
El señor Santiago caminando por la calle Galeana
 en la cabecera municipal de Atoyac. Esta es 
una tradición apenas inició hace 10 años. 
Foto: Cortesía de Félix Rea Salgado.

Ésta es una veneración heredada desde el proceso de colonización y evangelización que se realizó durante la conquista española. Durante ese tiempo se impusieron imágenes de santos de piel blanca, barbados y vestidos al estilo europeo, que vinieron a sustituir a los ídolos de piedra que representaban a los dioses nativos.
Desde hace 500 años Santiago Apóstol está con nosotros. Se habla de milagros patentes como el que ocurrió el Oxtotitlán Guerrero en 1947, cuando el señor Santiago paró con su presencia la matanza de reses que realizaba el gobierno federal para acabar con la fiebre aftosa del ganado. Es que Santiaguito intercede ante el Creador a favor de los afligidos humanos.
En algunos lugares de la Costa Chica, durante las celebraciones, se colocan palos encebados, se organizan carreras de caballo para ver que jinete es más diestro para arrancarle la cabeza a un gato, gallo o pato. En Atoyac ya quedaron en el recuerdo las carretas de cinta que se realizaban en calle Álvaro Obregón y las importantes cabalgatas que llenaban de colorido la ciudad cada 25 de julio. La verdad es que las carreras de Santiago se han perdido en toda la costa como nos recuerda Graciela Guinto en su novela Sangre Bronca donde dice que en Coyuca de Benítez también han muerto algunas costumbres: las carreras del señor Santiago, las obras clásicas teatrales, La Danza de los Moros, los Doce Pares de Francia, la danza El Cortés, los festivales con sus reinas y las mojigangas del carnaval.
Wilfrido Fierro Armenta nos recuerda que al Apóstol Santiago se le festejaba en Atoyac cada 25 de julio desde épocas remotas. Los rancheros del lugar montaban sus mejores caballos que sacaban a lucir recorriendo las principales calles de la población, organizaban carreras de apuestas en donde incluían el gasto de la parranda, terminando el juego al oscurecer. En algunas ocasiones se registraron accidentes por caídas ya que algunos jinetes gustaban correr aparejados y en estado de ebriedad.
En nuestros días, con recrudecimiento de la violencia, el fervor en torno al Apóstol Santiago está creciendo, cada vez más devotos católicos se acercan para pedirle favores. La imagen del Santo se pasea por las calles de Atoyac, la gente lo sigue bajo los rayos del sol de julio llevando en sus manos globos y flores bailando al son de diversas danzas.
“Ahí viene Santiaguito”, gritan las señoras que esperan en la entrada del puente que comunica a El Ticuí, cuando escuchan a los lejos los cohetes. Es que un cohete marca el inicio de la procesión y de ahí se vienen tirando los cohetes por todo el camino. Esta es una tradición que comienza el primero de julio, mes en que el Señor Santiago visita 25 hogares. En la casa donde lo reciben organizan la fiesta, hay pozole o tamaliza.
Cuando la imagen recorre las calles de la ciudad el tráfico se detiene. Al frente viene un estandarte blanco con las iniciales del Apóstol Santiago y una Cruz. El olor a copal lo impregna todo y Los Chinelos de Isacc Rendón Reyes, El Chaka, danzan al frente al ritmo de la banda de viento, un momento después se escucha la música de la danza de Los Diablos, todos siguen bailando al avanzar, llevan globos, gladiolas y rosas. El pueblo devoto de Atoyac va atrás de las imágenes de la fe. En la calle Juan Álvarez Santiaguito se levanta por encima de la multitud cortando con su espada el humo del copal que lo envuelve y purifica el ambiente.
Cuando los misioneros españoles llegaron a esta demarcación al primer pueblo que bautizaron le pusieron Santiago. Cuando el 25 de febrero de 1581 el alcalde mayor Hernando de Vascones envió al Virrey Lorenzo Suárez de Mendoza la relación de la provincia de Zacatula sólo había en lo que ahora es el municipio de Atoyac ocho pueblos: Chiantepec Cacalutla, Mexcaltepec Cacahuatlán, Atoyac, Santiago, Cacahuapisca y Zintapala. Más tarde 33 años después, en un documento de 1614, Santiago se distinguía entre otros asentamientos de indios como Mexcaltepec, Cacahuatlán, Cacahuapisca y Tlacolulco. En 1920 en la sierra existían las siguientes comunidades con representación municipal: Río Santiago, Santiago, San Juan, Agua Fría, Santo Domingo, Ocotal, La Florida, San Andrés, San Francisco, La Felicidad, El Limón, Los Valles y Mexcaltepec. En nuestros días existen tres comunidades con ese nombre, Santiago de la Unión, Los Llanos de Santiago y Río Santiago.
El Señor Santiago está muy arraigado en las creencias de nuestra tierra, por ejemplo nuestros abuelos nos dijeron que la Vía Láctea es el polvo que levantó el caballo del Señor Santiago al correr por el cielo. En Los Valles se tenía la costumbre que para el 24 de julio debería estar limpia la milpa, de lo contrario el Señor Santiago, le echaría el caballo a pastar y el maíz se tornaría amarillo y no daría ni morquites.
Esta vez subimos con Wilibaldo Rojas Arellano a los festejos del Señor Santiago a Río Santiago. Wili recuerda: “En los años setentas, cuando vivíamos en Las Delicias, en la sierra, cerca de El Paraíso, en la víspera de Señor Santiago, muy temprano, mi mamá nos mandaba a la milpa a poner cruces de palma vendita. Nos decía a mí y a mis hermanos menores, póngalas en la orilla, para que con las cruces el viento que provocara la visita del Señor Santiago no tumbara la milpa. Ahora sé que las  cruces las hacen manos artesanas de los hermanos de La Montaña, y que en Semana Santa, en sus visitas a la parroquia de El Paraíso, el padre les echaba agua vendita. También recuerdo que en el pueblo se realizaba un rosario, en honor al Señor Santiago, al que asistía la mayoría de las señoras, también niñas y niños, y algunos señores”.
En la parte serrana de Atoyac, en la ruta Atoyac-El Paraíso, a 20 kilómetros de la cabecera municipal, se encuentra la comunidad de Rio Santiago. Dice Wilibaldo Rojas que antes le llamaban Rio de Santiago, pero por los celos de los pueblos y los cacicazgos que todavía no se acaban. Los vecinos de Rio Santiago, se molestaban si le decían Rio de Santiago, corregían a las personas, diciéndoles se llama Rio Santiago.
“Hace como dos lustros –comenta Wilibaldo- me invitaron a la fiesta del Señor Santiago. Me dijeron puede llevar lo que usted, guste, se me ocurrió llevar una cubierta de machete, una reata con su gamarra con freno. Llegué contento con mis regalos, los entregue a la profesora Juanita Guzmán Reina, que anunciaba las carreras y los presentes que recibía. Mencionó las cositas que llevé, enseguida anuncio fuertes cantidades de dinero, de mil, mil quinientos, hasta tres mil pesos, me quede sorprendido. Desconocía el movimiento, era la primera vez que asistía. Por fin salió la carrera de caballos, mi segunda sorpresa fue, que el jinete ganador, sería el que le arrancara la cabeza a un pato que estaba colgado amarrado de una reata al centro de la calle donde pasaban a gran velocidad los jinetes con sus caballos. Por cierto estamos hablando de la calle principal, que en ese tiempo no estaba pavimentada. Cuando me retiré, le dije al amigo Rodrigo Montaño, que no me había gustado ver cómo le arrancaban la cabeza al pato, contestándome: Sí, ya nos han dicho que lo quitemos, para el año ya no lo vamos a poner”.
“Al paso de los años volví a la fiesta, y efectivamente ya no había pato, Rodrigo Montaño uno de los organizadores de la fiesta patronal, había cumplido con su palabra. Pero en esta ocasión nada más observé de la carretera, porque iba a visitar a la mujer que me echó al mundo, a la señora Fortina Rojas Arellano. La carrera esperada, era la de una yegua pinta que competiría con un caballo, no recuerdo el color. La yegua resulto ser muy veloz, como dice el corrido: Sólo alas le hicieron falta para volar por el viento, dejó más de 10 metros al potro”.
“En el año de 2011, me invito el compa Feliciado Navarrete Llanes, Chanito, me encontré con varios amigos y con gusto nos echamos unas cervezas. Recuerdo que vinieron de varias comunidades con sus caballos: La Remonta, San Vicente de Jesús, Zacualpan, Santiago de la Unión y Los Llanos de Santiago, que son vecinos de Rio Santiago. En esa ocasión fui con Rogelio Ortega Martínez y su esposa Rosa Ícela Ojeda Rivera y más familiares. Le apostamos a un caballo de San Vicente de Jesús, pero perdimos”.
“El año pasado, me llevé una sorpresa desagradable. Contentos y listos estábamos  para observar la carrera, cuando al salir del partidero, vimos que el jinete que montaba una yegua colorada, le dio un cabezazo y lo descontó, el chavo no cayó porque lo habían amarrado, así se lo llevó el animal colgando hasta llegar a la meta. Todos nos alarmamos. La gente corrió a ver, como sucede en esos casos, hay muchas opiniones y todos quieren mandar. La chamacada se arremolinó en torno al herido, les decían que se alejaran, para que entrara el aire y el lesionado pudiera respirar, no entendían, hasta que Carmelita de Jesús Márquez los retiro. Para de malas, no había en la bola ni médico ni enfermera, pasaron varios minutos y nada, hasta que por fin llego un paramédico, que dio los primeros auxilios, recomendó acostar al chavo en una tabla, con mucho cuidado lo subieron a una camioneta y lo trasladaron a Atoyac”.
“En los festejos de este mes y año, en el jaripeo pasó algo chistoso, entró al ruedo un burro, de carga pero sin silla repara. El burro canelo propiedad del compa Chanito, que corriendo fue a traer a su casa. Cuando presentó el burro, se veía flaco y con el espinazo pronunciado, un chamaco como de 10 años, que vestía un suéter café y pantalón colorado le montó al burro costilludo. Le aguantó los tres reparos. El burro hizo un descanso, y volvió a zarandearse, a los  cinco reparos el chavo ya estaba en el suelo. Esto fue un verdadero espectáculo, que arrancó muchos aplausos del público presente”.
Nuestro amigo Wilibaldo comenta que en años pasados Chanito Navarrete Llanes, era el animador oficial en las fiestas del Señor Santiago, “pero no sé qué paso el año pasado y la fiesta de este 25, fueron otros los animadores, parece que los jóvenes lo van desplazando”.
La celebración de Santiago Apóstol en Río Santiago dura cinco días, comienza con una procesión que parte de la comunidad de Llanos de Santiago el 24 de julio a las cuatro de la tarde. Después de caminar como cuatro kilómetros llega a la parroquia donde se realiza la velada y las celebraciones religiosas. Luego se desarrolla una verbena popular donde se queman juegos pirotécnicos y se corona la reina de las fiestas, este año el cargo recayó en Areli Jazmín Romero Reyes que salió electa entre tres finalistas; participaron en una pasarela donde demostraron su desenvoltura y facilidad de palabra. Los comerciantes locales patrocinaron a las concursantes y les dieron regalos.
La del Señor Santiago es una fiesta muy concurrida llegan gente de muchos lados, hay jaripeo, carreras de caballos, peleas de gallos y un baile en el centro de la comunidad, este año estuvo amenizado por el grupo La Promesa.
Nau Juárez nos informó que el 23 julio la imagen del Santo Patrón se lleva a velar a la capilla de los Llanos de Santiago, y de allá a las cuatro de la tarde, del 24, parte procesión con música de la banda de viento y rezos católicos. Durante la preparación de la fiesta se realiza una colecta entre los vecinos, éste año fue de 200 pesos por familia. Los festejos los organizó el Comité Proconstrucción de la parroquia cuyo presidente es Homero Chávez García, el tesorero Santiago Guzmán Pastor y el secretario Nau Juárez Martínez.
La imagen grande que está en el altar de la parroquia no se mueve porque es de cemento y pesa mucho. Hay una imagen pequeña de fibra de vidrio, es la que realiza el recorrido por la comunidad. En esta edición número 76 de la fiesta, por primera vez las autoridades locales le entraron al festejo, el presidente municipal Dámaso Pérez Organes les apoyó con 28 mil 500 pesos que sirvieron para la comida, para pagar el grupo musical y los juegos pirotécnicos. Esta vez se hicieron mil 76 tamales con los que le dieron de comer a unas 700 personas que asistieron a la misa el 25 de julio. En esta celebración estuvo presente el alcalde. Mientras se desarrollaba el jaripeo se dejó caer un chaparrón acompañado por una tormenta eléctrica, aun así continuó la fiesta con mucho ánimo.




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