jueves, 9 de marzo de 2017

Ciudad con aroma de café XXIV


Víctor Cardona Galindo
Algunos perros callejeros recorren la ciudad y merodean cerca del mercado. Dos muy sarnosos duermen afuera del cajero de un banco, “son los eternos prófugos de ciertos taqueros”, dicen en la guaca, los que gustan relajear pesado, al fin y al cabo “chivo que ladra no muerde”.
Cuando fue alcalde Germán Adame Bautista, el regidor Juan Lucena mediante una campaña del sector salud quiso acabar con los perros callejeros, pero hubo una gran protesta y alboroto, que encabezó Clavert Rea Salgado, porque a todos, hasta los más sarnosos, les salieron dueños y fueron a conseguir facturas apócrifas y certificados donde constaban que les habían puesto las vacunas. Solo un perrito que no tuvo padre ni madre ni otro perro que le ladre, fue el único que sacrificaron.
Esta casa, ubicada en la Calle Nicolás Bravo y Nigromante,
 que representa al Atoyac viejo será derribada para construir
 ahí un moderno edificio que ocupará una tienda Oxxo. 
Foto: Víctor Cardona Galindo

Algo que no escapa a la memoria es que cuando fue presidente Luis Ríos Tavera en 1964, entonces si sacrificaron gran cantidad de perros, por el rumbo de Huanacaxtle, los envenenaron y los quemaron, entonces no existía la Sociedad Protectora de Animales y no había veterinarias que certificaran una vacuna que no les pusieron. Ni un héroe llamado Clevert Rea defensor de los desvalidos y animales en desgracia.
Los perros callejeros son una calamidad, pero también los que tienen dueños, porque los sacan a defecar en la calle y nadie recoge las heces. Pronto se hará necesario algún bando del Ayuntamiento para que los propietarios de los caninos se hagan responsables de sus gracias. “Mi perro es muy educado se sale solito a cagar a la calle”, dice un hombre jubiloso “y a usted quien lo educa compadre”, le contesta la vecina que a diario barre su pedacito de calle.
Porque esa es otra, en el Centro ya se acostumbraron a que el Ayuntamiento les barra sus calles, muchos vecinos solamente barren la banqueta y tiran la basura a la calle, en espera que el heroico escuadrón de saneamiento básico la recoja.  En las colonias donde no llega el servicio de barrido la gente únicamente barre su pedacito calle y donde hay terrenos baldíos o casas abandonadas las cosas se ven muy mal. En el pasado hubo bandos del Ayuntamiento donde exigían a los vecinos barrer sus calles. Ahora ya no se puede hacer eso, porque la gente alega que para eso paga impuestos, aunque a decir verdad solamente un 20 por ciento del padrón paga regularmente el predial. En Atoyac la mayoría de las colonias son irregulares y no pagan impuestos municipales. Todavía hace veinte años a las cinco de la mañana se escuchaban por todas las calles el sonido de las escobas de vara donde los vecinos barrían las calles, al clarear el día todas las calles estaban limpias.
Otro aspecto de la casa.

Las casas de empeño han invadido la ciudad, llegaron a existir 13 en el primer cuadro, ahora disminuyeron las casas de empeño pero crecieron las casas financieras de ahorro y préstamo. Se están acabando los pocos recursos de Atoyac y la gente vive endeudada. Pero eso no es lo único terrible, en el centro ya no se puede dormir, porque a cualquier mínimo desbalance, se activan las alarmas de las casas de empeño y ahí están gritando las sirenas un buen rato desvelando a los vecinos.
Prenda Mex, tiene una sucursal en la calle Juan Álvarez Norte, frente a casa Galeana. Monte Cash, también en la Juan Álvarez, frente a los microbuses que van a la colonia 18 de Mayo. Casa Balsas está en Nicolás Bravo, Servi Empeño, donde tu oro gana peso, está frente al sitio de Taxis.
En la calle Obregón y Juan Álvarez está Monte Pío Luz Saviñón, a la cantina de un lado ya le pusieron por nombre Cervefrío Monte Pío. En la esquina de Emiliano Zapata y Juan Álvarez está Presta Max, que compra oro. También está Prestaprenda de Banco Azteca en la calle Juan Álvarez frente a la Casa de la Cultura.
Las financieras: en la calles Independencia está Zihuatlán, caja de ahorro y préstamo; Compartamos Banco está en Juan Álvarez Norte, Cooperativa Sinvacrem, de préstamo y ahorro, está en Reforma. También está Sefina, Finlabor, Incremin y Contigo en las calles del Centro. Esas casas otorgan préstamos en facilidades siempre que cumplan con los requisitos y una legión de enganchadores recorre las calles buscando clientes.
De Banco Azteca hay cuatro sucursales, entre ese banco, Elektra y Coppel, tienen a todos endeudados. Ahí se va el dinero de los atoyanquenses. Las motos de los cobradores de Elektra andan por todos los rumbos y a toda hora. La gente llegó a decir que si el tigre Ankor le debiera a Elektra seguro lo hubieran encontrado. Porque los cobradores de esa empresa son eficaces para encontrar a la gente y nadie escapa de ellos. Pero tampoco ellos se salvan de una maltratada, los morosos son muy enojones y más sin amanecieron crudos o no tienen para el abono, “donde haz visto a un bruja contento”, me dice un amigo.
La ciudad y el municipio han crecido y pueden ser un polo de atracción turística por su importante presencia arqueológica. Como quedó manifiesto en el Primer Coloquio de Investigaciones Culturales de Atoyac de Álvarez Guerrero y con la presentación del libro De árboles cósmicos y jaguares. Los petrograbados de La Gloria, que se llevó a cabo 3 de diciembre del año pasado. En ese evento el arqueólogo Miguel Pérez Negrete explicó que Atoyac es el municipio de Guerrero que tiene mayores manifestaciones rupestres. Que según los vestigios Atoyac se comenzó a poblar hace tres mil años y la sierra hace dos mil. Que durante 17 siglos diferentes culturas visitaron la Cueva del Conejo, que está cerca de Piedras Grandes, para dejar manifiesta su ideología. Que El Hombre del Maíz es el petrograbado más grande de todo el estado de Guerrero. El arqueólogo también explicó que descubrieron en la sierra de Atoyac un petrograbado en el que se registró un eclipse de sol ocurrido en el año 900 después de Cristo.
Guerrero es el primer lugar en Mesoamérica donde se desarrolló el metal. Los cuitlatecos y los tepuztecos vivían en la sierra y eran los hombres del metal. Con todo el material encontrado en el municipio hay condiciones para hacer un buen museo y explotar esa riqueza cultural. En el periodo del alcalde Javier Galeana Cadena funcionó un museo bajo las instalaciones del kiosco, pero al terminar su trienio la exposición fue desmantelada, algunas piezas adornan oficinas del mismo Ayuntamiento y otras regresaron a las colecciones privadas de donde  salieron.
Por su riqueza histórica Atoyac tiene condiciones de formar el museo más importante del estado Guerrero sólo se necesita inversión y voluntad política. Se han formado varios comités para gestionar un museo comunitario sin embargo nada se concreta. En la Casa de la Cultura hay una pequeña colección de piezas y unas vitrinas están abandonadas en la bodega del Ayuntamiento. Rubén Ríos Radilla durante un tiempo operó un museo itinerante. Hay importantes colecciones privadas de objetos antiguos que con un lugar adecuado, las darían para su custodia y el aprecio público.
Hay en el centro monumentos históricos y casas de la arquitectura vernácula que se pueden preservar. Una de las tareas, de la delegada de la súper colonia Centro, debería ser realizar un inventario de las casas construidas en el siglo XIX, para que no sean derribadas en aras del supuesto progreso que le ha robado magia a nuestra cabecera municipal.
Para los que conocieron la ciudad cuando era un pueblo de tejas no me dejarán mentir que pudo ser un pueblo mágico. Las casas históricas fueron demolidas para construir comercios, la que fue morada del general Silvestre Mariscal ahora es Construrama. La del coronel Alberto González es ahora la tienda El Buen Precio. La de Antonio A. Pino cuyo terreno perteneció al general Juan Álvarez Hurtado ahora es un estacionamiento. Donde está la nevería la Flor de Guerrero estuvo la casa de Inés D. Mariscal hombre que fue presidente municipal de Atoyac 13 veces durante el porfiriato.
El castillo del doctor Antonio Palós Palma ahora es un laboratorio de análisis clínicos y consultorios médico. En el castillo del doctor Palós funcionó la Casa de la Cultura Romualdo García Alonso, luego las oficinas del PRD y finalmente fue demolida para construir esos laboratorios. Es lamentable ver como se pierde la magia de Atoyac.
La casa de la calle Agustín Ramírez donde vivía doña Luchi Pino, era una casa del siglo XIX por ese simple hecho no se podía derribar, como no se pueden derribar todas las casas que existen en Atoyac que fueron construidas en ese siglo. Para modificar esas viviendas se tiene que pedir permiso al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Quiero que comentar que la casa de los Pino, que ahora es estacionamiento, fue vendida por sus propietarios por necesidad económica. El Ayuntamiento se enteró de esto hasta que se pidió el permiso para derribarla, la dirección de Desarrollo Urbano me consultó y negó el permiso, lamentablemente cuando fuimos a ver, la estaban derribando por dentro. Cuando unos amigos, entre ellos Zoila Hernández, Paco Magaña, José Hernández y yo pusimos el grito en el cielo ya habían derribado la parte de adentro aún sin permiso del Ayuntamiento. Un enviado del INAH me dijo que pusiéramos la denuncia, ya para entonces varios emisarios me habían visto para que desistiera de mis comentarios y cuando fui ver el lugar por últimas vez ya la habían derribado. Entonces ya no quise seguir el asunto para evitarme problemas personales.
En cuanto a ese inmueble, quiero decir que el general Juan Álvarez vendió el terreno al capitán liberal Antonio A. Pino quien construyó la casa. Según doña Luchi Pino, Juan Álvarez sólo sembró el cerezo de la India que estaba dentro de la barda y que la doctora Judith Solís Téllez y yo alcanzamos a ver. No sé si el cerezo murió antes o lo derribaron también.
El progreso sigue su expansión destruyendo el pasado. Después de la muerte de la maestra María de Jesús Luna Radilla, La maestra Chuchita, derribaron su casa que era del siglo XIX. Otro vestigio del viejo Atoyac, una casa de alto que se encuentra en Nicolás Bravo y Nigromante está a punto de ser demolida para construir una tienda Oxxo.
En este asunto, no todo es responsabilidad de la autoridad. La iniciativa privada, en este caso, los dueños de las casas del siglo XIX tienen que cobrar conciencia para conservarlas. La autoridad municipal lo único que puede hacer es negarle el permiso de construcción. La otra es comprarla, pero para esto la familia necesitada de dinero, por el trámite de los recursos, tendría que esperarse un año y nadie a quien le apremie el dinero estaría dispuesto hacerlo. De ahí que el único destino de esas casas está en manos de la iniciativa privada. Espero tomemos conciencia.
En cuanto a los otros monumentos. En 1996 en el periodo de la alcaldesa María de la Luz Núñez Ramos al remodelar la plaza el arquitecto Hilario Arroyo Valadez, Lalo, movió la estatua de Juan Álvarez a donde se encuentra hora. Lalo quien decía que el arroyo Cohetero era para Atoyac como una cicatriz en la cara de una mujer bonita, también construyó el obelisco en honor a Lucio Cabañas Barrientos y en el 2002 se sepultaron ahí los restos del guerrillero. Luego las organizaciones sociales de izquierda colocaron, el 2 de diciembre del 2004, la estatua que esculpió el escultor Jorge Ramírez (de Celaya Guanajuato) en la fundición de los hermanos Rivero en la Ciudad de México y la develaron con la presencia del escritor Carlos Montemayor, el padre Máximo Gómez Muñoz y la luchadora social Hilda Flores Solís.
Hay otros monumentos históricos en la Y Griega está uno a Juan Álvarez y otro a Lázaro Cárdenas. De este último Wilfrido Fierro registró que el 27 de diciembre de 1980 a las 10 de la mañana arribaron a la Y Griega el presidente de la República José López Portillo acompañado por Cuauhtémoc Cárdenas y Nabor Ojeda para develar la estatua del general Lázaro Cárdenas del Río. “El presidente López Portillo fue conducido a este lugar por un helicóptero especial. En el acto estuvo presente el C. Presidente Municipal de Atoyac, don Alfonso Váz­quez Rojas y numerosas personas de Atoyac y lugares circunvecinos”.
El monumento a Juan Álvarez que cuando venimos de Acapulco nos encontramos en la Y Griega al entrar al boulevard, se instaló en el 2004 y fue inaugurado 10 de agosto el mismo día que el gobernador René Juárez Cisneros inauguró el boulevard. José Balderrama Orduño donó el busto de Luis Donaldo Colosio que está en la entrada de la ciudad y se instaló en el periodo del alcalde Javier Galeana Cadena.
En la planta baja de lo que ahora es el DIF municipal se encuentra también un busto del ex presidente Benito Juárez García donde cada año la comunidad masónica se reúne a rendirle homenaje.   
Hoy otros monumentos históricos como la tumba de Luis Pinzón y Gabino Pino González. Los dos viejos cuarteles, el que se ubica en el Calvario donde durante mucho tiempo estuvieron las oficinas del PRI y el de la colonia Mártires.
En Atoyac hace falta reglamentar el uso de monumentos históricos. Un día un hombre jalaba su tienda con una reata amarrada de la correa del rifle de la estatua a Lucio Cabañas. Le dije que no podía hacer y me dijo y tú quien eres “la autoridad en este caso”, le contesté con energía, el hombre dejó de amarrar y buscó otra manera de sostener su tienda. Luego pensé que esto debe reglamentarse, que se sepa en Atoyac que nadie puede atentar contra un monumento sin sanción. Una ocasión alguien se llevó el busto de Luis Donando Colosio y lo dejó tirado en la colonia 18 de mayo.


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