domingo, 5 de marzo de 2017

Ciudad con aroma de café XXIII

Víctor Cardona Galindo
A pesar del bajo precio y que las huertas fueron arrasadas por la roya anaranjada la ciudad de Atoyac sigue oliendo a café. Más por la zona de los bancos. Hay torrefactores por toda la cabecera municipal y el café de olla se toma casi en todos los hogares. Por esos los cafés como establecimiento luchan por sobrevivir, el Mili-lop tiene pocos clientes pero resiste y el café de la plaza Las Fuentes tiene un poco más demanda porque ahí están las salas de cine y la gasolinería. Las marcas de café son muchas, por todo el centro de la ciudad se vende café en polvo. Por eso la ciudad sigue oliendo a café a pesar de todo, y a pesar de lo que se diga, Atoyac sigue siendo la tierra del café, del buen café.
Corredores de las casas típicas construidas en el siglo 
XIX que todavía existen en la cabecera municipal de 
Atoyac. Foto: Víctor Cardona Galindo.

Por las tardes, en la parte sur de mi ciudad se respira un intenso olor a coco que viene de la aceitera de Marcos Galeana Luna. La producción de copra se niega a desaparecer, a pesar del crecimiento de las plantaciones de mango, y hay quienes le están apostando de nuevo al coco sembrando variedades híbridas resistentes a plagas como el amarillamiento letal.
Y si vamos por la calle Silvestre Castro o Insurgentes en la colonia Acapulquito ahí huele a chicharrón de puerco, por ahí viven muchas chicharroneras, se antojan los descarnos, esos pedacitos de carne que se desprenden del chicharrón. Valiéndonos un comino los triglicéridos, los descarnos son un platillo de reyes cuando se sirven con frijoles negros, aderezados con una salsa de jitomate criollo y una guarnición de tortillas de comal con leña, de preferencia de maíz morado.
En la colonia Acapulquito están Las Picos de Oro o  Las Güinsas, así les llamaban a las trabajadoras sexuales en tiempos pasados, ahora se les dice meretrices, ahora es raro aquel que las llame putas. En el pasado eran famosos los cabarets: La Burrita, La Copa de Oro, de donde no salía mi abuelo; La Puerta del Sol en donde de vez en cuando se iba a echar una cerveza mi papá, El Carioca, El Impala y El Varón Rojo donde un tiempo fue cliente este cronista.
En la calle Silvestre Castro, de la colonia Acapulquito, está La Sonaja (Zona de Tolerancia) es un foco rojo de la ciudad y un sitio muy ruidoso. De manera oficial están registradas 30 meretrices que todos los miércoles pasan revista en el Centro de Salud y pagan 20 pesos a la semana, como impuesto al Ayuntamiento, para ejercer el oficio que llaman más antiguo del mundo. Aunque son más las que prestan el servicio de manera ilegal. La Zona de Tolerancia tiene ahora muy pocos clientes pero se niega a morir. Las mujeres trasnochadas todavía están en las puertas de los cabarets cazando clientes. De vez en cuando uno que otro desbalagado llega por ahí. Últimamente se prohibieron los narcocorridos en los cabarets y las cantinas. Se ha intentado bajarle al ruido, porque los vecinos se quejan en la oficina de Reglamentos de los altos decibeles, pero no han podido meter en cintura a los antros y sigue el ruido. En el callejón de El Chango también hay algunas cantinas donde se ejerce la prostitución, los fines de semana se ve una fila de albañiles regateando el precio, “Quiero 500, pendejo”, dice ella, “Ni que tuvieras oro”, contesta él. Otra le grita a la cantinera: “Si viene Reglamentos le dices que soy tu hija”, mientras se empina una “coronela” bien fría.
Aquí la prostitución es legal. Las prostitutas pagan impuestos al municipio y la Secretaría de Salud les pasa revista y les hace los análisis gratuitos para detectar enfermedades de transmisión sexual.
Dice Lidia Cacho que el Parlamento Europeo determinó que la prostitución, como forma de consumo sexual de mujeres por un precio, constituye una práctica de desigualdad.
En un artículo denominado “¿Prostituidores o empresarios?” publicado en El Sur el 31 de octubre de 2016, Lidia Cacho rescata lo dicho por Richard Poulin profesor emérito del departamento de sociología  y antropología de la Universidad de Ottawa, autor del libro: Sexo, Capitalismo y Crítica del Valor “La prostitución no es un acto individual, no es una elección ni una relación de compra-venta en igualdad. Los hombres compran sexo para sentirse superiores y esto no afecta sólo a las prostituidas, sino a todas las mujeres”.
Poulin asegura que la sociedad responsabiliza a las mujeres por estar en el mercado sexual, los hombres, en cambio, son denominados clientes o empresarios cuando en realidad son prostituidores. Sus investigaciones han probado que la legalización del comercio sexual incrementa la desigualdad y favorece tres veces más a los dueños de los burdeles en que se puede ejercer legalmente.
Es claro que en Atoyac la prostitución ha crecido, aunque solamente 30 se atrevan a ejercer de manera legal. La oficina de Reglamentos realiza cotidianamente redadas en las cantinas y bares, quien esté “fichando” y no tenga permiso es llevada detenida y paga una multa administrativa que va de los 150 a 200 pesos. Se sabe de la existencia de casas de cita donde la prostitución se ejerce de manera muy discreta, y ahora ha proliferado una nueva forma de prostitución donde las mujeres se desnudan le toman fotos a su trasero y las envían con el precio, por whatsapp, a los posibles clientes.
En la Zona de Tolerancia todas las noches doña Juana vendía platillos de iguana bien picosa y carne de puerco, estaba hasta la madrugada. Colocaba su mesa en la calle Silvestre Castro en la línea de Las Vegas y El Impala. Ahora en esa misma línea está otra señora que vende unas quesadillas y dobladas de tinga riquísimas. Hace 20 años El Peludo era el único taxista que daba el servicio nocturno, manejaba un taxi pirata rojo y cuando salíamos bien borrachos, de esos antros de mala muerte, El Peludo era el único auxilio para llegar a nuestras casas. Ahora el servicio nocturno es continuo en el sito de taxis que está cerca de la terminal.
El “escuadrón de la muerte”, de los que gustan empinar el codo, ha estado durante muchos años en la colonia Acapulquito, frente al río, ahí es donde van a dar los desahuciados y prófugos del alcoholímetro. Aunque ahora también se han formado otros, uno frente a la entrada del panteón, en el estacionamiento frente a la Iglesia y hasta en las bancas del Zócalo llegan muchos borrachitos a curársela. Atrás de la parroquia está El Fortín, es una “piquera” donde van los “teporingos o teperochos”, dice mi padrino Chon Nario.
Últimamente alrededor del Oxxo del centro deambulan los borrachitos, algunos se quedan tirados a media calle, a Juanito ni se le puede uno acercar, huele a orines y a caca, no se limpia los mocos y dura meses sin bañarse. Muchos como él dan mal aspecto al centro de la ciudad.
La presencia de los borrachitos y el miedo generalizado que existe por la violencia, hace que la gente no quiera salir a pasear y se esté perdiendo el sentido de comunidad, el ambulantaje también hace de las suyas, ya los comerciantes invadieron los costados del Zócalo.
Hace dos años el Cabildo municipal autorizó la creación de la colonia Centro. Una súper colonia, con más de ocho mil habitantes de los 20 mil que tiene la cabecera municipal, de hecho la colonia Centro es ahora el núcleo poblacional más grande del municipio. La nueva colonia Centro va por el Sur desde la calle Francisco Javier Mina que limita la colonia Santa Dorotea y por en Norte  hasta la calle Cafetal que colinda con las colonias Juan Álvarez, Insurgente Morelos y Popular Florida.
Por Este la colonia llega hasta la calle 18 de marzo donde colinda con la colonia Villita y Manuel Téllez, para subir por Francisco I. Madero hasta la calle Hermenegildo Galeana donde colinda con la colonia Benito Juárez para bajar por Álvaro Obregón y seguir por Capíre donde la colindancia es con la Sonora y luego seguir por todo el arroyo Cohetero hasta topar otra vez con Galeana donde colinda con la Francisco Villa y El Parazal, para luego doblar por Florida y subir por Corregidora hasta topar con la colonia Insurgente Morelos y bajar por la calle Cafetal hasta el río. Por el Oeste el límite es el río Atoyac hasta llegar a la calle Álvaro Obregón y doblar por Juan Álvarez hasta 16 de septiembre y de ahí subir por Aquiles Serdán para doblar por Mina hasta topar de nuevo con 18 de Marzo. Al  Sur también colinda con las colonias Acapulquito y Silvestre Mariscal. Muy grande sin duda.
Los promotores de la colonia Centro, entre ellos Antonio Radilla Flores, alegaron falta de atención y falta de representatividad en la solución de sus necesidades y problemas comunes, como deficiencia en el alumbrado público y la inseguridad, alegaron que no había quien les firmara una constancia de pobreza. En fin, argumentos más argumentos menos, el hecho es que hace dos años se formó la súper colonia Centro.
El domingo 15 de febrero de 2015, con una buena participación ciudadana se llevó a cabo, en el Zócalo de la ciudad de Atoyac, la primera jornada para elegir el delegado municipal de la colonia Centro que, por primera vez en la historia, contó con un representante ante el Ayuntamiento.   
Se registraron tres planillas. Una encabezada por Zoila Elena Solís Hernández representando a la planilla Amarilla junto con su suplente Pilar Pérez Gutiérrez, esta era consideraba la planilla del Ayuntamiento, aunque las autoridades se deslindaron a tiempo. Zoila había pedido ser la planilla Dorada, pero ante la dificultad de imprimir una papeleta con un círculo de ese color, optó por ser la Amarilla.
Las otras eran: la que encabezó el profesor Noé Juárez Ortiz de la planilla Morada con los suplentes Abel Nava y Mauro Martínez Ramírez. El maestro Efraín Girón Fajardo representó a la planilla Blanca, llevando como suplente a Jesús Castañón Franco y Anabel Hernández Soberanis. Todos los candidatos acreditaron con su credencial del Instituto Nacional Electoral (INE) su radicación en la colonia Centro.
La casilla se instaló en la entrada del edificio del DIF municipal frente al Zócalo. Como representante del Ayuntamiento estuvo el prestigiado jurista Carmelo Díaz Robles quien fue el validador del proceso y verificó el nombramiento de los representantes de cada planilla: Zoila Hernández Flores por la Amarilla, Elda Bello Peralta por la Morada y Araceli Castro Abarca por la blanca.
Una vez instalada la mesa electoral integrada por Facundo Flores Bello, Rosa Isela Luna Arzeta, Omar Parra y María Eugenia Roldan, la votación inició minutos después de las 10 de la mañana de manera ordenada y sin incidentes y se acordó que el cierre de la casilla sería a las 5 de la tarde en punto. Los ciudadanos procedieron a emitir su voto presentando su credencial de elector y se les marcó su dedo con tinta indeleble para garantizar la transparencia de la votación.
Finalmente la elección, trascurrió de una forma tranquila y pacífica, los aspirantes tuvieron la madurez y respeto entre ellos. Algo que no pasó desapercibido fue que el promotor principal de la creación de la colonia Centro, Antonio Radilla Flores no figuró entre los contendientes. Como dice el dicho: “Unos corren la liebre y otros sin correr la alcanzan”.
Finalmente pudieron votar quienes pudieron acreditar con su credencial de elector que vive en el Centro. Aunque algunos que se sienten dueños de la ciudad exclamaron: “Está votando mucha gente chanta que no es del centro”. Todavía persisten algunos prejuicios sociales. Algunos del Centro se sienten ciudadanos de primera.
De los más de ocho mil habitantes que viven en esa demarcación territorial, sólo votaron para elegir a su delegado municipal 841 lo que equivale a un 20 por ciento de los votantes.
Al final de la jornada la planilla Morada que encabezó el profesor Noé Juárez Ortiz obtuvo 445 sufragios y la planilla blanca que representó Efraín Girón Fajardo sacó 337 votos y la planilla amarilla que encabezó Zoila Elena Solís Hernández obtuvo 39 votos. A esta última seguramente le afectó que la cambiaron de color. Además se contabilizaron 20 votos nulos.
Para el 2016 salió electo como delegado Facundo Flores Bello y en la elección que se llevó a cabo el domingo 12 de febrero de este 2017 Alicia Castro Mondragón es la tercera delegada de la súper colonia Centro.


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