Víctor Cardona Galindo
En
política se deben tomar en cuenta muchas cosas, principalmente los principios;
esos tienen que ver con la sensibilidad y la formación de cada quien, tiene que
ver con valores, ética y moral. También con el conocimiento de la historia y de
la política.
La
política es una actividad de relaciones, por eso es importante saber a qué
grupo perteneces, nadie puede hacer política sólo. Esto tiene que ver con la
estructura que te respalda hacia arriba y hacia abajo. Tiene que ser en ambas
direcciones, es aquí donde entra la lealtad que le tengas a tu grupo y la
disciplina que mantengas en tu partido. No se puede hacer política peleándose
con la gente.
Decir
que ahora voy por el mono, lo único que deja ver es la falta de principios y de
formación ideológica. Eso de brincar de partido en partido, es no tener
ideología definida, es no saber la diferencia de la gimnasia con la magnesia.
Cambiar de partido no es bien visto y muchos menos en el PRI donde la disciplina
es la regla de oro.
Tal
parece que los nuevos políticos no investigan, no hicieron primero un estudio
de posibilidades y se aventaron al ruedo sin conocer las reglas del juego.
Ahora, en los dos principales partidos, para hacer política se necesita
pertenecer a uno de los grupos grandes, únicamente así estás en la pelea.
Lanzarse a la palestra sin contar con fuertes relaciones arriba es construir en
el aire. Así están las reglas del juego.
Siempre
he dicho que para ganar la presidencia municipal de Atoyac, se necesitan cuando
menos cuatro cosas: primero estructura, segundo dinero, tener cuando menos 35
mil pesos diarios para mover gente y la infraestructura de campaña, hablando de
los dos partidos que disputarán la presidencia; tercero hay que tener carisma y
por último lo que debería ser los más importante, pero no lo es, discurso y
proyecto de trabajo. Luego entran otros elementos como son: la tradición y la
circunstancia.
La
tradición tiene que ver con que aquí hay una costumbre de votar por la
izquierda y un hábito arraigado de votar por el PRI, por eso el PAN no ha
podido consolidar estructura por más que le ha buscado. Por eso no despegan ni
se consolidan los otros partidos.
Pero
además la tradición nos dice que no ganan los candidatos del grupo que
entregará el gobierno, a lo mejor Dámaso rompe esa tradición, habrá que verlo. En cuanto a las circunstancias, tienen que
ver con que tanto está posicionada la administración municipal y de cómo salgan
de unidos o divididos los grupos que apoyen al candidato. En este caso también
contará el efecto cascada que puedan provocar los candidatos a gobernadores.
Por
eso para saber quién ganará las próximas elecciones habrá que ver hacia donde
se están inclinando las estructuras políticas que tradicionalmente se mueven en
Atoyac, donde el PRI duro y el PRD duro son únicamente son una pieza de la
pirámide a la que tendrán que subir los abanderados. Necesitan más piezas y
esas las aportan estructuras sindicales, organizaciones sociales que tienen
clientela corporativa, personajes y líderes naturales e incluso algunos
religiosos que tienen arraigo entre la gente. Nada es de buenos deseos. Si
alguien quiere ganar ya debe tener un estudio de esas estructuras y su arrastre
real. Lo otro es construir castillos en el aire.
Creer
que la gente “votará por mi únicamente porque se llevan conmigo, porque me
conocen”, eso es errado. Los aspirantes de ahora ya debieran saberlo. Incluso en
la política no están descartadas las jugadas maestras, como aquella cuando los
priístas de la sierra tomaron el Ayuntamiento de Atoyac y dejaron retenido
dentro al síndico Elías Salomón Radilla y lo soltaron hasta que Javier Galeana
se había registrado como suplente de Celestino Bailón. O aquella que hizo Juan
Méndez para acreditarle una militancia de años a Javier Galeana.
A
lo largo de los años que llevo de trabajo como reportero, me ha tocado cubrir
muchas precampañas. Y luego se detecta donde hay un centro de poder, luego se
nota cuando un candidato ya trae poder desde antes que gane la elecciones. Se
nota en la gestiones que hace, por la relaciones y por el dinero que maneja.
Por la seguridad con la que atiende a la gente, porque a su oficina llegan y
entran comisiones grandes. Porque tiene estructura y equipo capacitado. Porque
se nota su liderazgo.
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