Víctor Cardona Galindo
El Ejército cercó dos veces a Genaro Vázquez y estuvo a punto de
atraparlo en la sierra. La primera vez fue el 14 de mayo de 1971 en El Refugio,
donde Agripino de Jesús murió peleando con los soldados. José Bracho apretó de
frente a la tropa y logró romper el cerco. Rumbo a El Posquelite los
guerrilleros del ACNR fueron bombardeados con artillería pesada desde los helicópteros,
pero lograron escapar.
Por otro lado, pese al acoso
que se vivía, la Brigada Campesina de Ajusticiamiento seguía actuando. Hizo un
segundo intento por secuestrar a José Becerra Luna, eso fue el 25 de junio de
1971. Se formó un comando para ejecutar la acción y llegaron a la casa del
médico en la avenida Lomas del Mar 3, Fraccionamiento Club Deportivo de
Acapulco. Por medio de un engaño hicieron que les abrieran la puerta, dijeron que
llevaban un mensaje de la familia de Pachuca, de donde era originario Becerra y
de esa manera entraron a la casa y buscaron al médico.
Los ruidos y los gritos
llegaron a oídos del galeno que se encontraba en la alberca y alertado subió
corriendo a su recámara, seguido por un guerrillero. El médico extrajo un arma
y la accionó en contra de su perseguidor hiriéndolo de una pierna, aquel a su vez
repelió el ataque y disparó a la sombra que proyectaba la silueta de Becerra a
través de las cortinas. “Los impactos fueron precisos y el doctor cayó herido de
gravedad”, escribió Arturo Gallegos Nájera.
Para poder lograr salir de la
casa de Becerra, los integrantes del comando se llevaron a la hija del médico
como rehén. “Hasta esos momentos nada había salido bien, el candidato a ser
capturado había muerto, por otro lado, un miembro de la Brigada Enrique
había sido herido en una pierna. La situación para el comando se puso muy
difícil, ya que al llevar a un herido y a una niña en la sierra, complicaban
más las cosas”, nos dice Gallegos.
A eso de las cinco de la mañana
del 26 de junio cruzaron la carretera rumbo al tiradero de basura conocido como
el cerro de Carabalí. Un guerrillero bajó a la ciudad a comprarle ropa adecuada
a la pequeña para andar en el monte. Pero como la intención no era pedir
rescate por la niña, a los pocos días el comando envió un comunicado para que
la viuda de José Becerra recogiera en un punto indicado a su hija y así se
hizo, la niña fue liberada sin demora.
Sobre el caso
Wilfrido Fierro escribió “a las 9: 15
horas de la noche, fue asesinado en su residencia de Acapulco ubicada en Lomas
del Mar No. 3, el Dr. Juan José Becerra Luna, por seis individuos quienes
después de consumar el crimen secuestraron a su hija de diez años de edad
Lourdes Becerra Aranda. El galeno ejercía en esta población de Atoyac, quien
logró hacer un fuerte capital. Su muerte fue muy sentida entre los habitantes
de este lugar”.
De El Posquelite, Genaro y su grupo habían caminado por La Remonta
hasta llegar a La Peineta, donde
establecieron su campamento en la parcela de Juan Javier de Jesús. En ese lugar
el 28 de junio de 1971 el Ejército logró cercar por segunda ocasión a los
genaristas. Los mandos de la 27 Zona Militar informaron: “por el rumbo de la
Peineta a las 14:15 horas tropas al mando del subteniente Florencio Salvador
Sánchez Garduño del 32 Batallón de Infantería sostuvieron un enfrentamiento con
guerrilleros salió herido el soldado Agustín Arizmendi y muertos cinco
maleantes de quienes se desconoce sus nombres”.
Genaro y su grupo lograron huir, aunque dejaron en el lugar un
portafolio con fotos que cayó en manos del gobierno. Cinco campesinos del lugar
fueron detenidos por el ejército: Eusebio Arrieta Memije, Miguel Cadena Diego,
Crescencio Calderón Laguna, José Ramírez Samaycón e Inocencio Calderón. Según el
informe de la Fiscalía Especial: “Fueron vistos en el retén militar cuando
estaban detenidos, ya que fueron a protestar por el atropello; los habían
llevado a El Paraíso y el oficial del Ejército les dijo que ahí los tenía
detenidos. Sin embargo, estas personas continúan desaparecidas. Es muy probable
que el ejército haya ejecutado a estas personas”.
Conforme
a los testimonios que ha recogido Arturo Miranda: “En La Peineta, el campamento
tenía vista para todos los lugares, falló el vigilante porque se durmió, los
soldados aparentemente andaban de cacería. Corrió Tirso Ríos Cruz y el Ejército
lo siguió. Genaro Vázquez y Samuel Adame lograron fugarse. Eliseo de Jesús y
José Bracho estaban bañándose en un arroyo cercano a unos 200 metros y tuvieron
oportunidad de huir trasladándose nuevamente a El Refugio. Al escuchar el
combate salieron corriendo del arroyo creyendo que su dirigente habría muerto
por el desigual combate y porque no lo encontraban en ninguna parte. Samuel
lloraba de pena. Al hacerse el balance
del incidente, se advirtió que los demás habían huido en desbandada en lugar de
tratar de acudir en ayuda de su comandante”.
La
policía encontró el lugar bombas molotov, armas, una mochila, fotos, una hamaca
fina que cabía en una bolsa pequeña. Dice Miranda “Es altamente probable que el
ejército haya ejecutado a estas personas al reportarlas que ‘murieron en
combate’, (porque) al respecto se encontraron dos reportes que nos permiten
inferir tal posibilidad. En primer lugar el ya referido reporte del Plan
Telaraña 2ª fase del 28 de junio de 1971 en el sentido de que ‘murieron 5
maleantes’”. De los campesinos no se encontraron sus cadáveres en el lugar.
Como
muestra que los soldados venían para quedarse,
el 6 de agosto
de 1971 se iniciaron los trabajos de la construcción del nuevo cuartel para el
50 Batallón de Infantería que comandaba el coronel Macario Castro Villarreal.
La obra, según Wilfrido, estuvo a cargo del Segundo Batallón de Ingenieros que
comandaba el teniente Julio García Urrutia y el mayor Galdino López Zaldívar,
así como el subteniente de zapadores Gerardo González Espiricueta.
Los detenidos
por la operación telaraña regresaron a sus hogares el 8 de septiembre después
de pasar una temporada en la base aérea de Pie de la Cuesta y en el Campo
Militar Número Uno. Algunos venían muy lastimados por las sesiones de tortura a
las que fueron sometidos, otros orinaban sangre y las mujeres los curaban
poniéndoles cataplasmas de cortezas de jobero.
En la cabecera
municipal, las buenas conciencias no hallaban que hacer con los soldados,
Wilfrido Fierro Armenta en su libro Monografía
de Atoyac, deja que nos asomemos a ese época. “Las Autoridades municipales
y militares, así como las escuelas Estatales y Federales, rindieron homenaje el
13 de septiembre a los Niños Héroes de Chapultepec. Elementos del 50 Batallón de
Infantería al mando del coronel Pablo González Ruiz participaron en el programa.
Después de los honores: la ordenanza, el H. Ayuntamiento, así como las escuelas
depositaron ante el altar patrio que se levantó con este motivo, las ofrendas
florales”.
El 30 de
septiembre se llevó a cabo un acto solemne con las autoridades municipales
encabezadas por el presidente Ladislao Sotelo Bello y las militares
representadas por el teniente coronel Alfredo Casani Mariña, con la presencia
de escuelas estatales y federales para conmemorar el Día del Árbol. Por tal
motivo se plantaron varios arbolitos en la Plaza Cívica, en las escuelas: primaria
Modesto Alarcón, secundaria federal, primaria Herminia L. Gómez, el hospital rural y el campo deportivo Silvestre
Mariscal. Ese mismo día a las 13 horas la sociedad local ofreció un banquete en
la Cueva del Club de Leones en homenaje al 50 Batallón de Infantería que comandaba
el coronel Macario Castro Villarreal. Participaron en la organización el
presidente municipal Ladislao Sotelo Bello, el Club de Leones, el Club Caza,
Tiro y Pesca y la asociación ganadera local.
En una acción espectacular el 19
de noviembre de 1971 un comando de Asociación Cívica Nacional Revolucionaria
secuestró, por el rumbo de Iguala, a Jaime Castrejón Díez, rector de la
Universidad Autónoma de Guerrero y gerente de la Coca–Cola. Como rescate exigió
la excarcelación de nueve presos políticos y dos millones y medios de pesos en
efectivo.
Eso causó mucha agitación en la Universidad donde
el 21 de noviembre de 1971 el Consejo
Universitario se declaró en sesión permanente hasta que se solucionara el caso
del secuestro del rector Jaime Castrejón Diez.
Como logro de este secuestro
político, el 27 de noviembre 1971, fueron excarcelados y enviados a Cuba (como
condición para liberar a Jaime Castrejón Díez) Mario Renato Menéndez Rodríguez,
Demóstenes Onofre Valdovinos, Florentino Jaimes Hernández, María Concepción
Solís Morales, Santos Méndez Bailón, el doctor Rafael Olea Castaneira, Ismael Bracho
Campos, Antonio Sotelo Pérez y el atoyaquense, Ceferino Contreras Ventura quien
había participado en el rescate de Genaro Vázquez de la cárcel de Iguala.
Jaime Castrejón
Diez estuvo secuestrado 12 días, regresó a su hogar el primero de diciembre de 1971,
a las 4:40 horas. Su familia pagó por su rescate dos millones y medio de pesos.
El 3 de ese mes el propio Castrejón clausuró la sesión
permanente del Consejo Universitario y el 6 de diciembre rindió su segundo
informe de labores al frente de la Universidad.
Mientras en
Atoyac, la Sedena seguía en su afán de ganarse a la población serrana. El 11 de
diciembre arribaron a esta ciudad 16 comandos del ejército, con brigadas
médicas y enfermeras, para hacer una labor social en Atoyac, Coyuca de Benítez
y Tecpan de Galeana, aplicando vacunas, curaciones gratis y repartiendo alimentos.
A las 3 de la
tarde del día siguiente, llegó a esta ciudad el gobernador Israel Nogueda Otero.
“Los habitantes de este municipio y de la población en forma apoteótica fueron
a recibirlo a las puertas de la ciudad, en donde los alumnos de la Escuela
Secundaria Federal le tributaron un homenaje, después pasó a inaugurar el nuevo
Mercado Perseverancia que financiara el Banco Nacional de Obras y Servicios
Públicos, enseguida se trasladó al palacio municipal, en donde un maremágnum
de gentes lo aclamó, correspondiendo al presidente municipal Ladislao Sotelo
Bello darle la bienvenida; a nombre del Pequeño Comercio hizo uso de la palabra
el líder Elías Pimentel Alvarado, y por último vertió un conceptuoso discurso
el joven mandatario”.
Después de
recibir numerosas comisiones, el gobernador visitó las escuelas Juan Álvarez,
Herminia L. Gómez, Modesto Alarcón, Juan R. Escudero y a la colonia Mártires, y
por último las autoridades le ofrecieron un banquete en el Centro Social Lido,
para luego partir rumbo al puerto de Acapulco.
El mejor
cronista de la ciudad, Wilfrido Fierro, registró que en la madrugada del 28 de
diciembre, “las fuerzas federales tuvieron contacto con el maleante Edith
Hernández en el poblado de El Ticuí logrando herir entre la balacera a dos
militares del 50 Batallón de Infantería, escapándose milagrosamente”. Después
de ser perseguido por el Ejército éste individuo se incorporó a la Brigada
Campesina de Ajusticiamiento donde fue responsable del asesinato del señor Leovigildo
Fonseca. Edith (Edito) Hernández en la guerrilla fue conocido como La Totola.
En esos días
enrarecidos y de ocupación militar sin precedentes. Desapareció Juan García
Fierro quien fue el primer desaparecido político en la región de Atoyac. Estaba
ligado al Partido de los Pobres, aunque la policía política lo vinculaba, al
igual que a Hilda Flores, con Genaro Vázquez y en los informes de la época lo
hacían responsable de todos los panfletos que circulaban en la ciudad.
A los pocos días el 2 de febrero
de 1972, murió el profesor Genaro Vázquez Rojas, en circunstancias poco claras,
después de ser perseguido por la policía en la carretera de México–Michoacán,
terminando así este episodio de nuestra historia llamado Movimiento Cívico, en
el que participaron muchos atoyaquenses en la fase pacífica y armada, pues la
guerrilla de Genaro Vázquez se desarrolló en la exuberancia de nuestra sierra.
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