sábado, 2 de junio de 2018

De escritos y escritores II

Víctor Cardona Galindo
El Grupo Convivencia Cultural se dedicó a la investigación sobre la historia de Atoyac, estuvo formado por Juventina Galeana Santiago, el presbítero Pedro Rumbo Alejandri, Guadalupe Anahí Xóchitl García Galeana, Enrique Hernández Meza, Eduardo Parra Castro, Paloma Torreblanca García, Mireya Ma. de la Gracia García Galeana, Patricia Parra Cabañas, Margarito Ríos Orbe, Rafael Hernández Guerrero, José Hernández Meza, Dagoberto Ríos Armenta y Evodio Argüello de León. Del trabajo de este grupo surgieron los libros Modismos Atoyaquenses y Medicina Tradicional. También realizaron investigaciones sobre el origen de Atoyac y sobre la vida del general Juan Álvarez.
Andrea Radilla Martínez fue catedrática e investigadora
 de la Universidad Autónoma de Guerrero, sus trabajos
 versaron sobre el movimiento social, las luchas campesinas
y el fenómeno de la Guerra Sucia.
Foto: Cortesía de la familia.

Andrea Radilla Martínez
Andrea nació en el corazón de la ciudad de Atoyac en la calle Emiliano Zapata el 4 de febrero de 1946. Fue la tercera de los 13 hijos de Rosendo Radilla Pacheco y de Victoria Martínez Neri.
Sus primeras letras las aprendió en la escuela Modesto Alarcón, cuya construcción fue obra de su padre. Se le recuerda de niña caminando del poblado de Boca de Arroyo a la ciudad de Atoyac, para entregar la leche que su padre ordeñaba en el pequeño rancho que tenían en esa comunidad. Todavía se le evoca en el cine Álvarez declamando “Los motivos del lobo”, “Garrit”, “La caída de las hojas”; actuando en la comedia infantil “Justicia a la Cigarra” o participando como Reina de la Primavera en sus primeros años de escuela.
En la secundaria se le rememora desfilando montada a caballo el 20 de noviembre, haciendo el papel de La Valentina o estudiando mecanografía en la Academia “July”, a un lado de la farmacia Guadalupana, en donde se graduó como Secretaria Taquimecanógrafa, oficio que desempeñó durante diez años en la Dirección del Registro Público de la Propiedad del Estado, combinando esta actividad con las del hogar y los estudios. La taquigrafía le permitiría tomar las explicaciones de sus profesores al mismo tiempo que éstos hablaban, lo que le serviría de apuntes. Siempre fue muy estudiosa. Le gustaba tejer, un hábito que aprendió desde niña y que de grande le serviría para tejer, primero, los suéteres de sus cuatro hijos Eneyda, Vladimir, Justino y Lucio Ernesto, así como los de su esposo, y después los de sus nietos. Sabía confeccionar ropa, pues también hizo cursos de corte y confección, de manera que eso le permitió confeccionarle bonitos vestidos a su única hija; así como las camisas y pantalones a sus hijos. Andrea sabía dibujar a lápiz y le encantaba el campo, se pasaba horas cultivando su jardín. Siempre sostuvo que se descansa cambiando de actividad. Por eso cuando no estaba leyendo, escribiendo, dibujando, cosiendo, tejiendo o en el jardín, se ocupaba de cocinar ricos platillos que toda su familia degustaba, como el mole rojo hecho con todos sus ingredientes o en diciembre el rico bacalao a la vizcaína. Andrea era un estuche de monerías. Así la recuerda su esposo, Justino García Téllez.
Cursó la secundaria en la Federal Número 14, “Mi patria es primero”. Donde formó parte de las primeras generaciones, terminó en 1964.
Concluyó la preparatoria en 1975 en la prepa número 8, dependiente de la UAGro, en Ciudad Altamirano, hasta donde acompañó a Justino cuando fue nombrado director de ese centro educativo. Andrea Radilla formó parte de la generación que tuvo que enfrentarse a la reacción para democratizar la UAGro.
Sus estudios de licenciatura en sociología los realizó, también en la Universidad Autónoma de Guerrero. Cuando egresó impartió clases en la preparatoria 9, en donde años atrás había sido alumna.
Después obtuvo el grado de maestra en ciencias sociales y posteriormente el grado de maestra en historia regional, obteniendo mención honorífica en la actual Unidad Académica de Filosofía y Letras, de la cual fue profesora por más de 20 años. Concluyó en el Centro de Investigación y Docencia en Humanidades del Estado de Morelos (CIDHEM), con sede en la ciudad de Cuernavaca, el 100% de los estudios de Doctorado en Antropología y tenía el 80% de avance de su tesis.
Como docente, conquistó un espacio y obtuvo un estatus: el reconocimiento de sus compañeros de trabajo, pero sobretodo de sus alumnos a quienes trataba como si fueran sus propios hijos, apoyándolos con materiales de estudio, asesorías y hasta con recursos económicos. Publicó los libros: Poderes, Saberes y Sabores. Una historia de resistencia de los cafetaleros de Atoyac, Gro. 1940-1974, UAG, 1998; La Organización y la nuevas estrategias campesinas. El caso de la Coalición de Ejidos de la Costa Grande de Guerrero, 1980-2003, UNORCA-UAG, 2004 y Voces Acalladas. Vidas Truncadas. Perfil biográfico de Rosendo Radilla Pacheco (SEMUJER/UAG, 2008[2002]). Esta obra ha sido pieza fundamental para documentar el primer caso de un desaparecido político mexicano y para lograr el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que encuentra culpable al Estado mexicano por desaparición forzada de personas y le obliga a cumplir toda una serie de exigencias para cambiar sus leyes.
Andrea publicó artículos diversos en revistas locales y nacionales. Participó con ponencias en distintos eventos locales, nacionales e internacionales. Sus líneas de interés siempre giraron alrededor de los temas de la vida cotidiana, cultura y movimientos sociales. Junto con Claudia Rangel Lozano compilaron el libro: Desaparición forzada y terrorismo de Estado en México. Memorias de la represión de Atoyac, Guerrero durante la década de los setenta.
Sin duda todos los textos de Andrea Radilla están cargados de un compromiso social especialmente su libro Voces Acalladas. Vidas Truncadas. Perfil biográfico de Rosendo Radilla Pacheco, representativo de uno de los momentos más dolorosos de la historia de nuestro municipio y de su vida personal, pues, el 25 de agosto de 1974, hace 44 años detuvieron en un retén militar a su padre Rosendo Radilla Pacheco, de quien nunca más se volvió a saber su paradero.
Conocí a Andrea Radilla Martínez el 18 de mayo del 2002 cuando (junto con Álvaro López Miramontes y Octaviano Santiago Dionicio) vino a presentar su libro Voces Acalladas. Vidas Truncadas. Perfil biográfico de Rosendo Radilla Pacheco.
Andrea fue una atoyaquense distinguida, que se ganó su lugar en la historia. Una mujer que fue consecuente con el rumbo que le marcaron los tiempos y que supo enfrentar con valor las adversidades. Su participación trascendente en el movimiento de 1960, en las huelgas y manifestaciones por la defensa de la autonomía y el aumento de subsidio a nuestra Universidad, la Autónoma de Guerrero; en varias ocasiones participó en las marchas que se hicieron hacia la Ciudad de México, en las décadas de los setentas y ochentas, o apoyando desde su trinchera los movimientos de Lucio Cabañas Barrientos, Genaro Vázquez Rojas y Carmelo Cortés Castro.
Atoyac guarda muchos recuerdos de Andrea Radilla: en los inicios de la lucha por la presentación de los desaparecidos políticos o entrevistando a los productores de café para reconstruir la historia de la lucha campesina de los últimos tiempos. Visitando varios pueblos de la sierra cafetalera, entre los que se pueden mencionar a San Juan de las Flores, El Rincón de las Parotas, San Andrés de la Cruz, San Francisco del Tibor, San Vicente de Benítez, San Vicente de Jesús, su pueblo preferido, pues ahí tenían huertas su padre y su abuela Natividad. Platicaba con personas de avanzada edad, que son los que guardan la memoria de nuestro pueblo. Le gustaba comer con los campesinos, las tortillas con frijol y un chile reventado.
Quienes la conocieron la definen como una persona muy humana, amable, inteligente y dedicada a su familia y a su trabajo, pero que además se preocupaba por la situación de los campesinos.
Le gustaba ayudar a la gente; en su casa, junto con Justino, cobijó a muchos estudiantes de escasos recursos. Para dar testimonio están Celso Villa García y Pedro Delfino Arzeta García, hoy profesionistas.
Sus tres libros tratan de Atoyac: sobre la evolución de la lucha campesina. Su obra es de compromiso social. La lucha que, su padre, Rosendo Radilla Pacheco dio para mejorar las condiciones de vida de los campesinos, Andrea Radilla la siguió por medio de las letras, rescatando la memoria de esa lucha, que falta aún mucho para que termine.
Andrea descendía de familia humilde, pero con un alto sentido de responsabilidad social. La desaparición de su padre no la doblegó, fortaleció su participación sobre todo en la lucha por la democratización de la Universidad, a la que dio su vida.
Así se recuerda a Andrea Radilla, una atoyaquense distinguida, quien se ha sabido ganar un lugar en la historia de nuestro pueblo. Andrea Radilla Murió el 14 de noviembre de 2009.

Dora Luz Carrillo Ríos
Nació en Atoyac el 21 de mayo de 1949,  socióloga y maestra en ciencias sociales por la Universidad Autónoma de Guerrero. Dedicó su vida a la formación de profesores en las normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, la Rafael Ramírez y en el Centro de Actualización del Magisterio. Fue maestra invitada en la maestría de ciencias de la educación de la UAGro. Es coautora de las siguientes obras: Rafael Ramírez y la Escuela Rural Mexicana; del libro de texto para tercer grado de educación primaria Guerrero. Historia y Geografía.
También escribió diversos artículos para revistas pedagógicas y participó en el libro Mujeres que saben latín, la investigación de género en Guerrero (2002), mismo que fue editado por la Universidad Autónoma de Guerrero. Publicó los libros Prácticas y saberes cotidianos de las telesecundarias y Los Profesores también… cuentan. Experiencias académicas del trabajo docente, ambos en coautoría con Delfino Villalba Beltrán. Dora Luz Carrillo Ríos falleció el 17 de noviembre del 2017 fue hija de Hermilo Carrillo Rubalcaba y María Natividad Ríos Armenta. Dejando un gran legado como investigadora y docente de pedagogía.

Juan Pioquinto Gómez Ayerdi
Nació un 8 de abril de 1905, falleció el primero de diciembre de 1988, en Apatzingán Michoacán, era médico de profesión egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a los 15 años abandonó su tierra natal, Atoyac, para irse a radicar a la ciudad de Iguala con su familia y luego a la Ciudad de México donde estudió. Una vez terminados sus estudios de medicina se fue a vivir a la ciudad de Apatzingán donde radicó hasta su muerte, se le conocían sus dotes de conquistador pues se casó varias veces. De sus diversos matrimonios tuvo 9 hijos, uno de ellos falleció.
Gómez Ayerdi escribió cinco novelas: Tenías que volver, Ciudad vencida, Del César y de Dios, Raza de víboras y Elvia Smovich. Fue hijo de Juan Gómez y de Aurelia Ayerdi Castro. Sus hermanos fueron Porfirio, Clementina y Ezequiel Gómez Ayerdi.

Fidelina Téllez Méndez
Nació el 24 de abril de 1929 en Atoyac y falleció en la ciudad de México el 8 de mayo del 2007. Estudió la primaria en la escuela Real, hoy Juan Álvarez.
Realizó estudios de contador privado en el colegio Carrillo Cárdenas de Chilapa Guerrero. Fue una de las primeras mujeres que trabajó en el Banco del Sur.  Fue colaboradora de “La página de Atoyac” del periódico El Sol de Acapulco. Doña Fide, como le decíamos de cariño, escribió además la biografía de su padre Rosendo Téllez Blanco, en el libro Agua desbocada. La pasión por su pueblo la motivó a escribir diversos sucesos, desde leyendas, anécdotas y crónicas. En sus trabajos dejó clara su preocupación por la ecología y el apego que le tenía a la tierra que la vio nacer.

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