viernes, 23 de junio de 2017

Inocencio Castro Arteaga II


Víctor Cardona Galindo
Fue hace 43 años, cuando el 30 de mayo de 1974 la Brigada Campesina de Ajusticiamiento del Partido de los Pobres encabezada por Lucio Cabañas Barrientos, secuestró a Rubén Figueroa Figueroa, senador y precandidato del PRI a la gubernatura de Guerrero. Lo mantuvo retenido en la sierra 103 días hasta que fue rescatado por el Ejército, en La Pascua, el 8 de septiembre de ese año. En ese tiempo se desató la mayor represión que hayan sufrido los pueblos de la región. El secuestro del principal cacique de Guerrero marcó el principio del fin de la guerrilla más conocida del país.
El maestro Félix Bello Manzanares desaparecido 
el 10 de diciembre de 1974, fue miembro de las 
juventudes comunistas, del Movimiento Revolucionario
 del Magisterio y de esa estructura en la costa que 
sirvió de apoyo a la Brigada Campesina de Ajusticiamiento. 
Foto: Archivo de Arturo Gallegos Nájera.

El futuro gobernador Rubén Figueroa acudió el 30 de mayo de 1974 a un encuentro pactado con Lucio Cabañas a la sierra de Tecpan de Galeana y después de una ríspida discusión política, con Lucio y la dirección política de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento, el primero de junio se rompieron las pláticas y el entonces senador Figueroa vocal ejecutivo de la Comisión del Balsas quedó detenido en manos del Partido de los Pobres hasta que se cumplieran las demandas de la guerrilla.
El encuentro entre Figueroa y Cabañas, tuvo como antecedente una intensa relación epistolar que se llevó a cabo por medio del profesor Inocencio Castro Arteaga y Luis Cabañas Ocampo tío de Lucio. Ellos fueron los enlaces entre la guerrilla y el senador por Guerrero.
De hecho Rubén Figueroa hizo numerosos esfuerzos para entrevistarse con Lucio Cabañas, primero fue buscar a Inocencio Castro Arteaga a quien le pidió que sirviera de enlace con la guerrilla, porque quería hablar con Lucio para que dejara las armas y se incorporara a la lucha política legal en aras de la paz social en el estado. Castro Arteaga tal vez accedió a servir de intermediario pensando en la paz de la región y por eso subió a algunos pueblos de la sierra y escaló montañas buscando el campamento para establecer contacto con Lucio para informarle de las intenciones de Figueroa.
El senador también sacó de la cárcel a Luis Cabañas Ocampo quien estaba prisionero en Campo Militar Número Uno y lo comisionó para que buscara a Lucio y lo convenciera de la entrevista. Incluso Luis estuvo a punto de ser fusilado en las faldas del cerro Cabeza de Perro, porque cuando llegó buscando a su sobrino y encontró que Carmelo Cortés Castro era el responsable de la Brigada debido a que Lucio se encontraba curándose de sus males en la Ciudad de México. Al explicar a qué iba, por poco y lo fusilan, se salvó porque tenía antecedentes en la lucha cívica que derrocó a Caballero Aburto. Luis volvería otras veces a la sierra, pero estando Lucio presente.
En el caso de Inocencio Castro Arteaga, según la opinión ex guerrilleros, el maestro no ignoraba que la Brigada Campesina de Ajusticiamiento llevaría a cabo el secuestro de Rubén Figueroa, y pese a tener conocimiento de esta acción no se negó a participar como intermediario entre el grupo armado y el senador. Con la llamada telefónica que realizó al noticiero 24 horas, lejos de deslindarse del curso de los hechos que había tomado la entrevista, lo único que consiguió fue señalarse a sí mismo. Es decir, facilitó a las autoridades su detención, además no le iban a perdonar su vínculo estrecho con el Partido de los Pobres, su pertenecía al Movimiento Revolucionario del Magisterio y su participación activa en el Partido Comunista Mexicano.
El guerrillero Abelardo Morales Gervasio conocido como 
“El Lucio de Abajo” fue desaparecido en el contexto del 
secuestro del senador Rubén Figueroa Figueroa. 
Foto: Archivo de Arturo Gallegos Nájera.

Una vez que se supo del secuestro, el 6 de junio de 1974,  la familia de Figueroa contactó al sacerdote Carlos Bonilla Machorro para que interviniera en la liberación del senador. Cuando Bonilla se trasladó a Guerrero, al llegar a donde estaba Rubén Figueroa Alcocer vio que los agentes de Seguridad Pública Federal tenían allí detenido a Inocencio Castro Arteaga.
Rubén Figueroa Alcocer estaba enterado de la relación entre Carlos Bonilla Machorro y Lucio Cabañas, de ahí que considerara al cura buen candidato para el trabajo de intermediación. Una de las condiciones del párroco al hijo del senador era encontrar a la persona ideal para hacer contacto con la brigada, y sugirió que fuera Inocencio Castro, que se encontraba detenido. A pesar del aparente impedimento, Rubén Alcocer llevó a la presencia del cura a Inocencio Castro.
Bonilla pidió la libertad del profesor para que éste pudiera intervenir como mediador, ya que él no sabía cómo moverse sin su compañía. Consultaron con el subdirector de Seguridad Pública Federal, Miguel Nazar Haro, quien en principio no aceptó, pero cuando Bonilla se rehusó a ser intermediario se obtuvo la anuencia para quedar en libertad condicionada.
Bonilla Machorro, junto con Inocencio Castro, fueron en busca de contactos que supieran del paradero de Lucio Cabañas. Ese mismo día (7 de junio de 1974) se trasladaron a Nuxco por la carretera a Petatlán, Zihuatanejo y Lázaro Cárdenas. Se instalaron por esa zona para esperar otro contacto; pasados unos días fueron llevados hacia San Luis San Pedro y San Luis La Loma para trasladarse a la sierra. Estuvieron conversando con algunos brigadistas que estaban en zona poblada, donde Bonilla Machorro conoció algunos detalles de cómo se llevó a cabo el secuestro de Figueroa Figueroa. Pero los días transcurrían sin ninguna certeza del paradero de Lucio Cabañas.
La presencia del cura Carlos Bonilla Machorro —para algunos guerrilleros que ya no estaban en la Brigada Campesina de Ajusticiamiento— era sospechosa, pues no sólo pensaban que sirvió como “intermediario de confianza”, sino también como colaborador del gobierno federal, porque a raíz de sus intentos de contactarse con Lucio Cabañas, el ejército empezó a tener más certeza de los movimientos de la guerrilla.
El campesino, Abelardo Morales, Ranmel, era miembro del grupo armado y fue contactado por Bonilla para encontrar a la brigada. Al igual que Inocencio, Abelardo serviría como intermediario, si es que se podía, entre el cura y la guerrilla. El tiempo iba transcurriendo y no se lograba tener noticias del paradero de Lucio o la brigada, y ni Chencho ni Ranmel estaban siendo de mucha ayuda al religioso. Por eso decidió que la mejor forma para contactarse, era por la radio.
El 27 de junio de 1974, por medio de la intervención del secretario de Gobernación, Mario Mayo Palencia, se otorgó el permiso para que saliera al aire, a través de la difusora RCN, un llamado a Lucio Cabañas. El comunicado, difundido el 28 de junio en voz del presbítero Bonilla Machorro, decía:
“Desde hace 20 días ando, con mi amigo el profesor Inocencio Castro, tratando de comunicarme con usted. Me ofrezco como enlace para un diálogo conciliatorio entre la familia del senador Figueroa y usted. Quiero que se entienda claramente que mi papel es netamente de conciliador e intermediario. En caso extremo, la familia del senador ofrece por mi conducto el pago de un rescate considerable, con tal de que se respete su vida y la de sus acompañantes (...) le suplico que el conducto para establecer contacto conmigo sea esta misma radiodifusora RCN del Puerto de Acapulco”.
La respuesta a este llamado se dio a conocer en un comunicado de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento: “Ultimátum e instructivo a la familia Figueroa Alcocer”, fechado el 7 de julio de 1974. Básicamente, en dicho documento se aceptaba la intermediación de Carlos Bonilla; se exigía también el pago de 50 millones de pesos antes del 3 de agosto, pues de otra manera Rubén Figueroa sería fusilado. Como veremos más adelante, esta advertencia de los brigadistas no se llevó a cabo, pues se fueron flexibilizando las negociaciones con respecto a la entrega del dinero.
Por otro lado, de Inocencio Castro Arteaga —después de haber sido liberado, gracias a la intermediación de Bonilla, para contactar a Lucio Cabañas— no se supo cuál fue su destino; tanto él como Ranmel hoy día siguen en calidad de desaparecidos.
A Inocencio se lo llevaron el 20 junio de 1974, de la casa de una hermana de Abelardo Ramos Tapia, en Tecpan de Galeana. Los agentes federales dijeron que por órdenes de Rubén Figueroa Alcocer lo llevarían a dar una declaración a la ciudad de Atoyac y jamás volvió.
Unos días antes de su desaparición, Inocencio escribió a su amigo Abelardo Ramos Tapia, una carta donde se mostraba muy preocupado por su futuro y por la situación de su familia en caso de que él fracasara, pues intuía un gran peligro en esa misión en la que, según sus propias palabras, “me metí en contra de mi voluntad”.
Todavía el 1 de mayo de 1974 el senador Rubén Figueroa se despedía de él en una carta, “su servidor afectísimo”, y posteriormente, en el lapso comprendido entre julio y diciembre de 1974, otras personas amigas del senador y de funcionarios de Gobernación se dirigían a esta dependencia y a Figueroa para abogar por la libertad y la vida del “profe Chencho”.
Hay indicios de que estuvo recluido en una cárcel clandestina del Campo Militar Número Uno, según el testimonio de Alberto Ulloa Bornemann publicado en su libro Sendero en tinieblas, dice que el profesor fue sacado de las mazmorras con otros prisioneros encapuchados después de que se supo de la liberación de Rubén Figueroa por el ejército en La Pascua. Un informe de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad dice que Inocencio murió en el enfrentamiento de La Pascua el 8 de septiembre de 1974.
Una vez resuelto el asunto del secuestro, el sacerdote Carlos Bonilla Machorro acudió al ingeniero Rubén Figueroa Figueroa para abogar por la liberación de Inocencio, pero éste le contestó que Inocencio manejó varias veces un vehículo en el que transportaba guerrilleros, por lo que su suerte había quedado en manos del general Hermenegildo Cuenca Díaz.
Después de la desaparición, su esposa ingresó a la escuela secundaria técnica con una plaza de intendente. Fue un apoyo de parte de los amigos del maestro Inocencio Castro Arteaga para no dejar desamparados a sus hijos. Ella estudió corte confección y concursó para una plaza en San Luis apoyada por Cesar Núñez Ramos en 1985.
El profesor Inocencio, de carácter tranquilo, tiene muy buena reputación en Tenexpa, donde es muy querido, por ser muy amigable, y nunca tuvo problemas con nadie. Con ideales de lucha. Es un personaje ejemplar.
De los guerrilleros encargados de negociar con la familia de Figueroa están desaparecidos, Pedro Angulo Barona, Gorgonio; Albelardo Morales Gervasio, Ranmel. Solamente Manuel Serafín Gervasio, Javier; quien era hermano menor de Lucio y logró salir de las mazmorras policiacas.
El informe de Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp) dice que “en la búsqueda de encontrar un acuerdo para la liberación del Senador, la Brigada Campesina de Ajusticiamiento envió como correo a Abelardo Morales Gervasio (a) ‘Ranmel’ que fue detenido. El 74/ 08/ 09 el Pbro. Carlos Bonilla Machorro entra mediante la gestión de Gutiérrez Barrios y la anuencia de Quiroz Hermosillo al CM1 a visitar a Ranmel. Gutiérrez Barrios y Rubén Figueroa Alcocer lo acompañaron hasta el campo militar. Allí estaba Ranmel con las huellas de la tortura”.
Esa vez Ranmel escribió una carta para Lucio Cabañas en la que le pedía liberar a Figueroa y que en el intercambio lo soltarán a él y dejarían de perseguir a Inocencio Castro Arteaga.
Ranmel no dejó las mazmorras ahí quedó detenido en manos de los militares. Pero según un reporte del gobierno federal, Abelardo Morales murió el 7 de agosto de 1974, cuando en unión de otro más, se enfrentó a las fuerzas públicas del Estado de Guerrero, en las cercanías del poblado conocido con el nombre de San Martín de las Flores. Dice que después del tiroteo se  identificó el cadáver de Abelardo Morales Gervasio.

Luis Cabañas Ocampo quien también intervino para que se efectuara la entrevista entre Lucio y Figueroa, murió en el fuego cruzado durante el enfrentamiento entre militares y guerrilleros en La Pascua el 8 de septiembre de 1974. Hay que recordar que el senador fue retenido con sus cuatro acompañantes, la secretaria Gloria Brito que iba para tomar nota de los acuerdos en taquigrafía, Febronio Díaz Figueroa su asesor de marxismo y los dos tíos de Lucio, Luis Cabañas Ocampo y Pascual Cabañas Ocampo que habían servido como enlace para la entrevista.

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