lunes, 23 de marzo de 2015

Levantamientos recurrentes en la región de Atoyac (Quinceava y última parte)


Víctor Cardona Galindo
El Ejército cercó dos veces a Genaro Vázquez y estuvo a punto de atraparlo en la sierra. La primera vez fue el 14 de mayo de 1971 en El Refugio, donde Agripino de Jesús murió peleando con los soldados. José Bracho apretó de frente a la tropa y logró romper el cerco. Rumbo a El Posquelite los guerrilleros del ACNR fueron bombardeados con artillería pesada desde los helicópteros, pero lograron escapar.
Por otro lado, pese al acoso que se vivía, la Brigada Campesina de Ajusticiamiento seguía actuando. Hizo un segundo intento por secuestrar a José Becerra Luna, eso fue el 25 de junio de 1971. Se formó un comando para ejecutar la acción y llegaron a la casa del médico en la avenida Lomas del Mar 3, Fraccionamiento Club Deportivo de Acapulco. Por medio de un engaño hicieron que les abrieran la puerta, dijeron que llevaban un mensaje de la familia de Pachuca, de donde era originario Becerra y de esa manera entraron a la casa y buscaron al médico.

Los ruidos y los gritos llegaron a oídos del galeno que se encontraba en la alberca y alertado subió corriendo a su recámara, seguido por un guerrillero. El médico extrajo un arma y la accionó en contra de su perseguidor hiriéndolo de una pierna, aquel a su vez repelió el ataque y disparó a la sombra que proyectaba la silueta de Becerra a través de las cortinas. “Los impactos fueron precisos y el doctor cayó herido de gravedad”, escribió Arturo Gallegos Nájera. 
Para poder lograr salir de la casa de Becerra, los integrantes del comando se llevaron a la hija del médico como rehén. “Hasta esos momentos nada había salido bien, el candidato a ser capturado había muerto, por otro lado, un miembro de la Brigada Enrique había sido herido en una pierna. La situación para el comando se puso muy difícil, ya que al llevar a un herido y a una niña en la sierra, complicaban más las cosas”, nos dice Gallegos.
A eso de las cinco de la mañana del 26 de junio cruzaron la carretera rumbo al tiradero de basura conocido como el cerro de Carabalí. Un guerrillero bajó a la ciudad a comprarle ropa adecuada a la pequeña para andar en el monte. Pero como la intención no era pedir rescate por la niña, a los pocos días el comando envió un comunicado para que la viuda de José Becerra recogiera en un punto indicado a su hija y así se hizo, la niña fue liberada sin demora. 
Sobre el caso Wilfrido Fierro  escribió “a las 9: 15 horas de la noche, fue asesinado en su re­sidencia de Acapulco ubicada en Lomas del Mar No. 3, el Dr. Juan José Becerra Luna, por seis individuos quienes después de consumar el cri­men secuestraron a su hija de diez años de edad Lourdes Becerra Aranda. El galeno ejercía en esta población de Atoyac, quien logró hacer un fuerte capital. Su muerte fue muy sentida entre los habitantes de este lugar”.
De El Posquelite, Genaro y su grupo habían caminado por La Remonta hasta llegar a La Peineta, donde establecieron su campamento en la parcela de Juan Javier de Jesús. En ese lugar el 28 de junio de 1971 el Ejército logró cercar por segunda ocasión a los genaristas. Los mandos de la 27 Zona Militar informaron: “por el rumbo de la Peineta a las 14:15 horas tropas al mando del subteniente Florencio Salvador Sánchez Garduño del 32 Batallón de Infantería sostuvieron un enfrentamiento con guerrilleros salió herido el soldado Agustín Arizmendi y muertos cinco maleantes de quienes se desconoce sus nombres”.
Genaro y su grupo lograron huir, aunque dejaron en el lugar un portafolio con fotos que cayó en manos del gobierno. Cinco campesinos del lugar fueron detenidos por el ejército: Eusebio Arrieta Memije, Miguel Cadena Diego, Crescencio Calderón Laguna, José Ramírez Samaycón e Inocencio Calderón. Según el informe de la Fiscalía Especial: “Fueron vistos en el retén militar cuando estaban detenidos, ya que fueron a protestar por el atropello; los habían llevado a El Paraíso y el oficial del Ejército les dijo que ahí los tenía detenidos. Sin embargo, estas personas continúan desaparecidas. Es muy probable que el ejército haya ejecutado a estas personas”.
Conforme a los testimonios que ha recogido Arturo Miranda: “En La Peineta, el campamento tenía vista para todos los lugares, falló el vigilante porque se durmió, los soldados aparentemente andaban de cacería. Corrió Tirso Ríos Cruz y el Ejército lo siguió. Genaro Vázquez y Samuel Adame lograron fugarse. Eliseo de Jesús y José Bracho estaban bañándose en un arroyo cercano a unos 200 metros y tuvieron oportunidad de huir trasladándose nuevamente a El Refugio. Al escuchar el combate salieron corriendo del arroyo creyendo que su dirigente habría muerto por el desigual combate y porque no lo encontraban en ninguna parte. Samuel lloraba de pena. Al  hacerse el balance del incidente, se advirtió que los demás habían huido en desbandada en lugar de tratar de acudir en ayuda de su comandante”.
La policía encontró el lugar bombas molotov, armas, una mochila, fotos, una hamaca fina que cabía en una bolsa pequeña. Dice Miranda “Es altamente probable que el ejército haya ejecutado a estas personas al reportarlas que ‘murieron en combate’, (porque) al respecto se encontraron dos reportes que nos permiten inferir tal posibilidad. En primer lugar el ya referido reporte del Plan Telaraña 2ª fase del 28 de junio de 1971 en el sentido de que ‘murieron 5 maleantes’”. De los campesinos no se encontraron sus cadáveres en el lugar.
Como muestra que los soldados venían  para quedarse, el 6 de agosto de 1971 se iniciaron los trabajos de la construcción del nue­vo cuartel para el 50 Batallón de Infantería que comandaba el coronel Ma­cario Castro Villarreal. La obra, según Wilfrido, estuvo a cargo del Segundo Ba­tallón de Ingenieros que comandaba el teniente Julio García Urrutia y el mayor Galdino López Zaldívar, así como el subteniente de zapadores Gerardo Gon­zález Espiricueta.
Los detenidos por la operación telaraña regresaron a sus hogares el 8 de septiembre después de pasar una temporada en la base aérea de Pie de la Cuesta y en el Campo Militar Número Uno. Algunos venían muy lastimados por las sesiones de tortura a las que fueron sometidos, otros orinaban sangre y las mujeres los curaban poniéndoles cataplasmas de cortezas de jobero.
En la cabecera municipal, las buenas conciencias no hallaban que hacer con los soldados, Wilfrido Fierro Armenta en su libro Monografía de Atoyac, deja que nos asomemos a ese época. “Las Autoridades municipales y militares, así como las escuelas Estatales y Federales, rindieron homenaje el 13 de septiembre a los Niños Héroes de Chapultepec. Elementos del 50 Batallón de Infan­tería al mando del coronel Pablo González Ruiz participaron en el pro­grama. Después de los honores: la ordenanza, el H. Ayuntamiento, así como las escuelas depositaron ante el altar patrio que se levantó con este motivo, las ofrendas florales”.
El 30 de septiembre se llevó a cabo un acto solemne con las autoridades municipales encabezadas por el presidente Ladislao Sotelo Bello y las militares representadas por el teniente coronel Alfredo Casani Mariña, con la presencia de escuelas estatales y federales para conmemorar el Día del Árbol. Por tal motivo se plantaron varios arbolitos en la Plaza Cívica, en las escuelas: primaria Modesto Alarcón, secundaria federal, primaria Herminia L. Gómez,  el hospital rural y el campo deportivo Silvestre Mariscal. Ese mismo día a las 13 horas la sociedad local ofreció un banquete en la Cueva del Club de Leones en homenaje al 50 Batallón de Infantería que comandaba el coronel Macario Castro Vi­llarreal. Participaron en la organización el presidente municipal Ladislao Sotelo Bello, el Club de Leones, el Club Caza, Tiro y Pesca y la aso­ciación ganadera local.
En una acción espectacular el 19 de noviembre de 1971 un comando de Asociación Cívica Nacional Revolucionaria secuestró, por el rumbo de Iguala, a Jaime Castrejón Díez, rector de la Universidad Autónoma de Guerrero y gerente de la Coca–Cola. Como rescate exigió la excarcelación de nueve presos políticos y dos millones y medios de pesos en efectivo.
Eso causó mucha agitación en la Universidad donde el  21 de noviembre de 1971 el Consejo Universitario se declaró en sesión permanente hasta que se solucionara el caso del secuestro del rector Jaime Castrejón Diez.
Como logro de este secuestro político, el 27 de noviembre 1971, fueron excarcelados y enviados a Cuba (como condición para liberar a Jaime Castrejón Díez) Mario Renato Menéndez Rodríguez, Demóstenes Onofre Valdovinos, Florentino Jaimes Hernández, María Concepción Solís Morales, Santos Méndez Bailón, el doctor Rafael Olea Castaneira, Ismael Bracho Campos, Antonio Sotelo Pérez y el atoyaquense, Ceferino Contreras Ventura quien había participado en el rescate de Genaro Vázquez de la cárcel de Iguala.
Jaime Castrejón Diez estuvo secuestrado 12 días, regresó a su hogar el primero de diciembre de 1971, a las 4:40 horas. Su familia pagó por su rescate dos millones y medio de pesos. El 3 de ese mes el propio Castrejón clausuró la sesión permanente del Consejo Universitario y el 6 de diciembre rindió su segundo informe de labores al frente de la Universidad.
Mientras en Atoyac, la Sedena seguía en su afán de ganarse a la población serrana. El 11 de diciembre arribaron a esta ciudad 16 comandos del ejército, con brigadas médicas y enfermeras, para hacer una labor social en Atoyac, Coyuca de Benítez y Tecpan de Galeana, aplicando vacunas, curaciones gratis y repartiendo alimentos.
A las 3 de la tarde del día siguiente, llegó a esta ciudad el gobernador Israel Nogueda Otero. “Los habitantes de este municipio y de la población en forma apoteótica fueron a recibirlo a las puertas de la ciudad, en donde los alumnos de la Escuela Secundaria Federal le tributaron un homenaje, después pasó a inaugurar el nuevo Mercado Perseverancia que financiara el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, ense­guida se trasladó al palacio municipal, en donde un maremágnum de gentes lo aclamó, correspondiendo al presidente municipal Ladislao Sotelo Bello darle la bienvenida; a nombre del Pequeño Comercio hizo uso de la palabra el líder Elías Pimentel Alvarado, y por último vertió un conceptuoso discurso el joven mandatario”.
Después de recibir numerosas comisiones, el gobernador visitó las escuelas Juan Álvarez, Herminia L. Gómez, Modesto Alarcón, Juan R. Escudero y a la colonia Mártires, y por último las autoridades le ofrecieron un banquete en el Centro Social Lido, para luego partir rumbo al puerto de Acapulco.
El mejor cronista de la ciudad, Wilfrido Fierro, registró que en la madrugada del 28 de diciembre, “las fuerzas federales tuvieron contacto con el maleante Edith Hernández en el poblado de El Ticuí logrando herir entre la balacera a dos militares del 50 Batallón de Infantería, escapándose milagrosamente”. Después de ser perseguido por el Ejército éste individuo se incorporó a la Brigada Campesina de Ajusticiamiento donde fue responsable del asesinato del señor Leovigildo Fonseca. Edith (Edito) Hernández en la guerrilla fue conocido como La Totola.
En esos días enrarecidos y de ocupación militar sin precedentes. Desapareció Juan García Fierro quien fue el primer desaparecido político en la región de Atoyac. Estaba ligado al Partido de los Pobres, aunque la policía política lo vinculaba, al igual que a Hilda Flores, con Genaro Vázquez y en los informes de la época lo hacían responsable de todos los panfletos que circulaban en la ciudad.
A los pocos días el 2 de febrero de 1972, murió el profesor Genaro Vázquez Rojas, en circunstancias poco claras, después de ser perseguido por la policía en la carretera de México–Michoacán, terminando así este episodio de nuestra historia llamado Movimiento Cívico, en el que participaron muchos atoyaquenses en la fase pacífica y armada, pues la guerrilla de Genaro Vázquez se desarrolló en la exuberancia de nuestra sierra.



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