domingo, 21 de octubre de 2018

Crónicas del palacio II


Víctor Cardona Galindo
Andrés Rebolledo Gómez formó parte del Frente Democrático Cardenista del Municipio de Atoyac. Andrés recuerda que en la agrupación inicial, y embrión del PRD, andaba Decidor Silva Valle, Francisco Arroyo Delgado, Gloria Reyes, Octaviano Roque Ruíz, Teódulo Serafín y Mario Valdez Lucena, con quienes hicieron varias reuniones, luego se dieron cuenta que Ángel Navarrete les andaba jugando chueco y lo descartaron. El Frente instaló sus oficinas en la calle Silvestre Castro número 7.
Rubén Ríos Radilla fue miembro del Consejo
 Central del Lucha, fundador del Partido de la
 Revolución Democrática y de la colonia 18 
de Mayo de 1967. Actualmente ya jubilado del 
magisterio se dedica a la gestión cultural, fundó 
en su colonia El centro cultural “Tingüiliche”. 
Foto: Archivo Histórico Municipal.

También andaba Leonel Gómez y comenzaron a hacer la invitación para que se sumara la gente, se organizaron por rutas. Andrés Rebolledo participó en la ruta de San Vicente de Benítez a La Remonta con Feliciano Vázquez. Recordó que fue en una reunión en el centro social donde Lido donde se deslindaron de Ángel Navarrete Reséndiz y de ahí se formó un comité independiente en el que estuvieron, Guadalupe Galeana Marín, Decidor Silva, Octaviano Roque, Mireya Oms, Francisco Arroyo y Ángeles Santiago.
Ya formado el PRD se realizó una convención municipal, en que salió electo Octaviano Roque Ruíz como candidato a la presidencia municipal y en la planilla de regidores iban: Rubén Ríos Radilla, Oscar Rivera Leyva, Rodrigo Flores Jiménez, José Hernández, Fulgencio Hernández y Teódulo Serafín.
Zohelio Jaimes Chávez se acordaba que la Coalición de Ejidos apoyó a Cuauhtémoc Cárdenas en su primer recorrido, que el promotor de la candidatura de Cárdenas, Salvador Flores Bello, llegaba a la Coalición de Ejidos y les prestaban el mimeógrafo para que hicieran la propaganda. Luego metieron un proyecto a la fundación Interamericana (IAF) por sus siglas en inglés y les dieron recursos para realizar foros para el desarrollo democrático y con el eso se fue reforzando al PRD. También llegaban a la Coalición de Ejidos personajes como Saúl Escobar, en ese tiempo compañero de Rosario Robles Berlanga.
El desalojo
La jornada electoral del 3 de diciembre de 1989, se llevó acabo de manera irregular, como no había credencial de elector con fotografía ni tinta indeleble muchos votaron varias veces, en diversas casillas los representantes del PRD fueron corridos bajo amenazas. Se denunciaron todas las anomalías habidas y por haber.
Después de la jornada electoral, el 10 de diciembre, los simpatizantes y militantes del PRD montaron guardia con palos y piedras afuera del Comité Electoral Municipal bloqueando la calle Aquiles Serdán, una de las dos vías principales de la cabecera. Se hablaba de 2 mil ciudadanos “engarrotados” que  no iban a permitir que se consumara un segundo fraude electoral.
No sólo en Atoyac hubo conflicto, las irregularidades en las elecciones de ese año llevaron a la toma de Ayuntamientos en 30 municipios, no solamente por el PRD, también el PAN tomó el Ayuntamiento de Taxco. Aquí una vez instalado el plantón frente a las oficinas del Colegio Electoral en la calle Aquiles Serdán, salieron comisiones para todas las rutas de la sierra.
Un carro de volteo propiedad de Isael Mercado salió por la gente de San Juan de las Flores y Agua Fría, de regreso se vino recogiendo gente de Mexcaltepec y El Salto. Eran muchos los voluntarios que venían a reforzar el plantón en las afueras del comité electoral que encabezaba Eleazar Radilla, El Ruso.
En el camino algunos campesinos que traían machetes cortaron garrotes, “para las piñatas”, porque el jovencito que los dirigía, entre bromas, les decía que venían a una posada donde habría piñatas azules. En Atoyac nunca se había presentado una represión de ese tipo, pero se sabía que la policía antimotines les había caído en Tecpan de Galeana a los cardenistas que en 1988 realizaban un plantón y la gente se defendió con agua caliente. La mayoría de los perredistas de Atoyac nunca habían visto policías antimotines, era algo nuevo.
A toda la gente que llegaba al plantón las secretarias del partido, Lucía Chávez y Rocío Mesino Martínez, les colocaban como distintivo un solecito de colores. Todas las comisiones que fueron a los poblados a traer gente fueron llegando, por la noche la calle Aquiles Serdán hervía de perredistas, ahí estaban todos, Carlos García Jiménez filmaba, llegó la dinastía Lucena de El Paraíso. Fulgencio puso una vendimia de refrescos de la Coca Cola. Wilibaldo Rojas y Otilio Laurel eran los representantes dentro de la junta electoral y a cada rato salían a dar información, dentro estaban las cosas que hervían. Desde afuera un hombre le gritaba a El Ruso que le viera bien la cara, porque el fraude que estaba cometiendo en contra del pueblo le costaría muy caro.
Ese 10 de diciembre de 1989, comenzaron hacer el recuento de votos, como a las 12 de la noche El Ruso se declaró incompetente de seguir contando, comenzó a llorar, a decir que lo estaban presionando mucho y se suspendió el conteo. En la calle se colocaron pequeñas barricadas con piedras y llantas, la gente se paseaba ansiosa esperando los resultados. No recuerdo en qué momento sacaron una urna y la quemaron, las papeletas marcadas ardieron a media calle.
Como a las tres de la mañana, ya del 11, avisaron que venían los antimotines, pocos sabían lo que eran los antimotines. Propusieron a Roque Ruiz salir a cortar más garrotes, para hacerles frente, Roque dijo que no, que solamente cantando el himno nacional se les iba a detener.
Ya en la madrugada se vieron venir cientos de policías antimotines, llegaron por la calle Juan Álvarez, bien formados, con sus cascos, escudos, toletes, coderas y rodilleras. De lejos parecían guajolotes, venían con mucha decisión, al principio algunos perredistas corrieron espantados y otros comenzaron a cantar el himno nacional, pero aun así los policías comenzaron a golpear a los que estaban dormidos. En el primer choque los policías comenzaron a caer. Un perredista de San Francisco de apellido Téllez fue el primero que se tumbó un policía de un garrotazo, con ese valor todos regresaron y empezaron a enfrentarse aunque de manera desorganizada, luego se vino una lluvia de piedras de río que cayeron sobre los perredistas que se defendieron con todo lo que encontraron, botellas de Coca Cola llenas y embaces cayeron sobre los policías, incluso los tizones una cocina improvisada volaron por encima de los azules, ellos los regresaban. Los tizones en el aire soltaban muchas chispas, parecían juegos pirotécnicos. En la refriega algunos cascos, escudos y toletes pasaron del lado de los perredistas. En una de las ofensivas que dio la policía usó a don Rogaciano Piedra como escudo y a Felipe Ponce lo agarraron de los pies y brazos para golpearlo como tambor luego lo tiraron a media calle, desde ahí don Felipe Ponce no pudo trabajar sus manos quedaron inservibles. En medio de los trancazos Carlos García tiró la filmadora dentro de la barda de una casa, el aparato se averió y quedó inservible. Las piedras que cayeron sobre los perredistas le quebraron los vidrios al carro del doctor Elio Dionisio Ponce. Mucha gente se asustó y corrían por las calles de colonia Villita y otros hacia el Centro.
Ángeles, Lucía, doña Diega y Elia Piedra recogían las piedras para devolverlas. Jesús Valdez se apostó en el refrigerador y tiraba sobre los policías los refrescos fríos. Jesús terminó lleno de sangre, una piedra le rompió el labio y le tiró un diente, con los años piensa que debió ser una astilla de piedra, estaba sangrando y lo llevaron al hospital para que le cocieran el labio.
El enfrentamiento terminó cuando intervinieron los soldados colocándose en medio y así los policías se llevaron las urnas. Los soldados cortando carcho se interpusieron a la mitad de la calle entre los perredistas y la policía. Algunos dicen que los soldados intervinieron para proteger al pueblo, pero más bien fue para garantizar que los antimotines se llevaran las urnas.
Después del susto y de recoger a los heridos, las fuerzas perredistas se organizaron y a las seis de la mañana hicieron una marcha rumbo a las oficinas de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH) porque se decía que junto con los antimotines habían participado trabajadores de esa institución. Pero además se responsabilizó a al delegado de la SARH Morelos Vargas del fraude electoral. Los perredistas se metieron en las instalaciones y muchas secretarias asustadas corrieron hacia el río. Después se realizó una marcha de donde doña María Manríquez al Zócalo se realizó un mitin y luego se dispersaron para organizarse.
Según los datos que aportó la prensa, el 12 de diciembre de 1989, el desalojo fue a las cuatro de la mañana, el Novedades de Acapulco decía que fueron 17 heridos en el desalojo de perredistas frente al Comité Municipal Electoral, además de que resultó una persona desaparecida, que llegaron 200 policías en tres autobuses. Los perredistas heridos fueron: Adolfo Pino Castrejón, Felipe Ponce, Gregorio Flores, Francisco Blanco, Faustino Onofre, Marcial Vargas, Eugenio Balderrama, Ranulfo Delgado Sotelo, Jesús Francisco Bolívar, Irineo Adame Barrera, José Hernández Benítez, Luis González Ramírez, Eusebio de Jesús, Carlos N y Gonzalo Jaimes Blanco.
Para defenderse de la agresión de los antimotines, los perredistas, usaron las botellas de refrescos que Fulgencio y Lucía Chávez tenían para su venta, ellos habían instalado un puestecito en medio del plantón. Setenta cajas de Coca Cola, con 24 refrescos cada una, se quebraron, los vidrios se veían como arena en el piso que refractaba la luz de los faroles. Los 23 heridos, que en realidad hubo, fueron trasladados al hospital en la combi de la maestra Guadalupe Galeana, luego los albergaron en la casa de doña María Manríquez donde los atendía en doctor Elio Dionicio Ponce. A don Gonzalo Jaimes se lo llevaron herido a San Jerónimo y después al puerto de Acapulco.
Los policías se llevaron de rehenes a dos perredistas, uno de la Cuauhtémoc y otro de Cacalutla. Un carro de Isael Mercado quedó despedazado de tanta piedra. El doctor Elio también ya nunca arregló su vehículo, le puso un nailon en la parte trasera después que las piedras de los antimotines le quebraron el cristal.
Como el 13 de diciembre dirigentes perredistas entre los que estaban Guadalupe Galeana Marín se entrevistaron con el gobernador José Francisco Ruíz Massieu quien les dijo que su policía había quedado muy deteriorada y que si seguían con las movilizaciones, ahora les iba a mandar al Ejército.
El 14 de diciembre de 1989, El Novedades de Acapulco publicaba “Atoyac de Álvarez es un polvorín, militantes priistas y perredistas están dispuestos a pelear la alcaldía en una guerra sin cuartel”. El 15 de diciembre se publicó en la prensa que en Atoyac “la iglesia católica preocupada interviene; en voz del párroco de la Iglesia del Dios único, Máximo Gómez Muños, exige que el gobierno respete la voluntad popular y reprueba la violencia vivida en las localidades de la Costa Grande”. El 16 de diciembre el comerciante “Eduardo Valderrama dice que bajaron las ventas por cuestiones electorales, pide que el colegio electoral decida cuidadosamente”, ese día más de mil perredistas marcharon e iniciaron un plantón indefinido frente al Ayuntamiento y el 19 de diciembre a las dos de la mañana decidieron tomar definitivamente la comuna, procedieron a asegurar con candado la única entrada que era utilizada.
El 20 de diciembre el Congreso del Estado concedió los triunfos al PRI en Tierra Colorada y Atoyac de Álvarez. El cuerpo del dictamen dado a conocer por Mónica Leñero especificó que Atoyac de Álvarez no se realizó el cómputo final, lo hizo el congreso y el PRI sacó 5 mil 386 votos y el PRD 3 mil 755.
Jueves 21 de diciembre de 1989, salió en la prensa: “Entregarán la alcaldía los del PRD si el Ejército se los pide… Los perredistas iniciaron pláticas con el coronel Francisco Meza Castro, comandante del 49 Batallón de Infantería para evitar un desalojo violento”.
Octaviano Roque dialogó con el alcalde saliente Alejandro Nogueda Ludwig al medio día de ese jueves 21 de diciembre en el domicilio particular ubicado en la calle Agustín Ramírez. El PRD no se movió de su postura que se le reconociera el triunfo, Alejandro Nogueda les dijo que solamente les correspondían dos regidurías. No se aceptó era propuesta y el movimiento siguió.

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