domingo, 19 de junio de 2016

Guerrilleros XI


Víctor Cardona Galindo
El 18 de marzo de 1972 se publicaron las condiciones de liberación de Cuauhtémoc García Terán, tres millones de pesos y la difusión de diez mil volantes con el ideario de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento (BCA) cuyos postulados generales, de la revolución de los pobres, se agrupaban en 14 cláusulas publicadas en la revista Por Qué? en el periódico Revolución de Acapulco y Excélsior donde se plantea un gobierno popular de campesinos, obreros y trabajadores; la expropiación de latifundios, fábricas y medios de producción.
Este ideario es una propuesta en la que el trabajo del pobre se hace valer por encima del capital y plantea que, para alcanzar estos objetivos, es necesaria la lucha armada, que ya desarrollaba el Partido de los pobres.
Objetos encontrados en el automóvil Dogge Dart modelo 65 
en que viajaba Genaro Vázquez Rojas. Después del accidente
 la literatura, propaganda y armamento quedaron en manos 
del gobierno. Foto encontrada en el Archivo General de la Nación (AGN).

Dice Eneida Martínez en Los alzados del monte. Historia de la guerrilla de Lucio Cabañas que es importante destacar este primer Ideario del Partido de los Pobres, porque muestra el pensamiento de Lucio Cabañas Barrientos quien tuvo la autoría total de dicho documento, que consta de 14 puntos, donde se plantea el para qué de la lucha armada emprendida por el Partido de los Pobres y su Brigada Campesina de Ajusticiamiento, “Derrocar al gobierno de la clase rica”, formando un nuevo gobierno surgido de las clases pobres como “campesinos y obreros y profesionales, y otros trabajadores revolucionarios”.
Se pueden observar las tareas de un nuevo gobierno surgido de la revolución, que tendría la función de proteger al pueblo creando leyes justas que les permita a los trabajadores “el derecho a la huelga, el derecho a reunirse y opinar en público y en privado, el derecho de formar sindicatos, partidos y otras asociaciones”.
En el cuarto punto de este ideario, plantea la expropiación que tendría que llevarse a cabo a “las fábricas, los edificios, la maquinaria, los transportes y los latifundios de los grandes propietarios, los millonarios nacionales y extranjeros” y éstos a su vez serán entregados “en propiedad a los trabajadores”, para que ellos sean quienes los controlen, es decir, se crearían como una especie de cooperativas. Incluye la importancia de la educación dirigida hacia pobres, el respeto a los derechos de las mujeres, el acceso al trabajo con igualdad respecto a los hombres. “Proteger a los niños haciendo valer los derechos que les son propios como alimentación, vestido, educación, casa de cuidado y de educación”, quedan incluidos –bajo este manto de protección– los ancianos, los inválidos, los presidiarios “que sufren cárcel por delitos causados por la pobreza y la ignorancia o la enfermedad, por medio de sistemas adecuados para mejorar sus condiciones de vida”.
Hacer valer los derechos de estudiantes a una mejor calidad de educación, que conlleve al mejoramiento de las condiciones del pueblo. Proteger a los campesinos de los abusos que han sufrido desde tiempos de la presencia de los españoles y de la discriminación de la que han sido objeto. Abolir la dependencia económica y política de México que tiene con respecto a los Estados Unidos y “luchar contra la misma dominación extranjera que protege a las clases ricas”.   
El pensamiento del Lucio Cabañas guerrillero puede conocerse también por medio de las grabaciones de sus discursos que el Ejército decomisó en la sierra y que fueron reproducidas por el periodista Luis Suárez en su libro Lucio Cabañas. El Guerrillero sin esperanza.
“Entonces, meterse al pueblo, ser pueblo, es la primera tarea. Luego sacar de allí la enseñanza del pueblo, sacar la línea, sacar la orientación, esa es la segunda tarea. Pero luego, con eso crear una organización es el tercer paso y es la tercera tarea. Conforme se mete uno al pueblo un tiempecito, aprender del pueblo: uno es pueblo, saca la orientación y, al dar la orientación, empieza uno a organizar como se va pudiendo aunque sea poquito va uno organizando. Esto coincide con el método que nosotros aplicamos: ser pueblo, aprender de él para orientarlo con su mismo modo y eso ya entra en lo que uno es. Ser clase uno, ser uno proletario, eso es proletarizarse, empezar a proletarizar. La primera parte es proletarizarse, hacerse pueblo, no ser diferente al pueblo. Otra cuestión es aprender de él, no llegar a enseñar”.
“La tercera cuestión de la organización, ésta se empieza a dar casi pronto. Con lo poquito que va entendiendo uno, va organizando, aunque no se formen Comités, ni Comisiones de Lucha, ni células, o de otro modo, que las pueda llamar con dos o tres gentes, contactos, relaciones, eso ya también puede llamarse organización, porque ya funciona. Es el tercer paso”.
El cuarto paso es la teoría. “La teoría sacada del libro es teoría muerta si no primero se saca del pueblo... Estudiar teoría no para imponerla, sino para compararla con lo que uno va aprendiendo del pueblo”. “El quinto punto es la colaboración mutua entre todas las organizaciones”, recogió Luis Suárez.
El 22 de marzo de 1972, el responsable de la brigada 18 de mayo, Isidro Castro Fuentes, mandó un ultimátum a Carmelo García, mientras éste enviaba una carta al presidente de la República Luis Echeverría y al gobernador del estado Israel Nogueda Otero pidiéndoles ayuda. “Hace más de ocho días mis familiares y yo estamos viviendo ininterrumpidas horas de tormentosa angustia por el secuestro de mi hijo Cuauhtémoc (…) La cantidad de tres millones de pesos pedida por los secuestradores está fuera de toda nuestra capacidad económica (…) A disposición del gobierno están todas nuestras pertenencias, y que él satisfaga esa suma para salvar la vida de nuestro hijo (…) Por eso ocurrimos respetuosamente a ustedes. No somos de altas clases sociales, simplemente somos mexicanos”. La carta quedaría sin respuesta.
Para esos días ya había una gran operación militar en la sierra de Atoyac y atropellos por todos lados. Estaba detenido el profesor Oscar Rivera Leyva, los campesinos Justino Carbajal Mejía, Amador Carbajal Hernández, Alfredo Escalante Peña, Secundino Robles Galeana y Juan Gómez Contreras.
“Soldados y policías batirán a Lucio Cabañas en la sierra de Guerrero”, publicaba Excélsior y decía que el padre de Cuauhtémoc García se muestra pesimista sobre la suerte de su hijo, “En tanto que los siete detenidos en relación al secuestro de Cuauhtémoc García Terán fueron llevados a Chilpancingo, por razones de seguridad. Elementos de la policía judicial y del Ejército iniciaron una batida por la sierra de Guerrero, en pos de Lucio Cabañas y unos setenta y cinco miembros de su grupo”, escribió Enrique Díaz Clavel.
“Mientras tanto, J. Carmen García Galeana, padre del plagiado se mostró indignado con la intervención policiaca y se mostró pesimista en cuanto a recuperar con vida a su hijo”, decía la nota.
Aunque el despliegue militar y policiaco era mayúsculo en realidad no se avanzaba con la investigación del probable paradero de Cuauhtémoc García, no había indicios de sus raptores así que aprehendieron a los que iban ocupar sus lugares ante la opinión pública. El 23 de marzo se anunció con gran estruendo la captura, por parte del Comandante de la Policía Judicial del puerto de Acapulco Wilfrido Castro Contreras, de los “guerrilleros” autores del secuestro. Comenta Eneida Martínez que el número de los aprisionados varía según el periódico que se consulte, sin embargo, ocho son las personas inocentes que se vieron involucradas en un asunto en el cual estaban lejos de haber participado.
“Los detenidos fueron Justino Carbajal Salas (34 años); profesor Oscar Rivera Leyva (29 años); Amador Carbajal Hernández (34 años); Federico Leyva Tumalán (27 años); Alfredo Escalante Peña (18 años); Secundino Robles Galeana (62 años); Juan Gómez Solís (52 años) y María Hilda Carbajal Mejía (24 años), quienes fueron apresados por elementos de la Policía Judicial en los poblados de Cacalutla y Zacualpan pertenecientes al municipio de Atoyac de Álvarez”, informaba el Novedades de Acapulco el 23 de marzo de 1972.
El profesor Oscar Rivera Leyva fue obligado a decir que él redactó el mensaje a máquina que fue llevado al padre del plagiado. Se publicaba además que “Carbajal Salas y Escalante Peña dijeron que una vez que Lucio se dio cuenta que le secuestrado era el estudiante Cuauhtémoc, se arrepintió de su acción, argumentando que ‘no quería involucrar a un estudiante, porque contaba con la simpatía de ellos en todo el país y perjudicaba su posición”.
Los detenidos fueron trasladados a los separos de la procuraduría de Justicia del Estado “y serán sometidos a intensos interrogatorios...” decía la prensa. Era de esperarse que los intensos interrogatorios a los que se refiere el periodista que cubrió la nota, fueron torturas para que los detenidos se declararan culpables de los delitos que les eran imputados. Por parte de la Policía Judicial, hubo un personaje sanguinario que se dio a conocer por sus métodos brutales para perseguir a la disidencia, el Comandante de la Policía Judicial de Acapulco Wilfrido Castro Contreras, a quien se le acusó de haber abusado de su autoridad.
Eneida Martínez escribió “Wilfrido Castro Contreras y sus gorilas atormentaron a los detenidos sin tomar en cuenta edad y sexo, pisoteando las garantías individuales a que todo mexicano tiene derecho. Al trasladar a los detenidos a la Procuraduría General de Justicia en el Estado, éstos iban convertidos en piltrafas humanas, en cadáveres vivientes”.
Justino Carbajal presentaba patadas en los ojos y en diferentes partes del cuerpo, quemaduras en los testículos y en otras partes del cuerpo. Juan Gómez Solís tenía varias costillas rotas por lo que no podía dormir acostado. Oscar Rivera fue colgado de los testículos, le dieron toques eléctricos y lo colgaron también del cuello. María Hilda Carvajal de 24 años, madre de tres niños: Noelia de 4; Gloria de 3 y Humberto de 1, tenía la cabeza llena de protuberancias debido a los golpes que le dieron, se sentía completamente adolorida del cuerpo y estaba postrada en una banca de madera con alta temperatura. “Esta señora es cocinera y tiene un pequeño negocio en Cacalutla. Federico Leyva tiene luxados los dos brazos por los jalones que le dieron a fin de que confesara que es secuestrador. Los únicos que van a quedar en la cárcel son: Amador Carbajal Hernández por el delito de homicidio (...) es inocente de los secuestros. Este hombre fue atormentado llenándolo de agua con una manguera. Secundino Robles (...) queda detenido por homicidio en riña, nada tiene que ver con los secuestros”, publicó la revista Actualidades, aquel 25 de marzo de 1972. 
“La policía porteña sabe que Lucio Cabañas, señalado como director del secuestro, se oculta con sus seguidores en enormes cuevas de la sierra de Atoyac”, escribía Díaz Clavel.
Mientras el secretario de la Defensa Nacional Hermenegildo Cuenca Díaz decía: “Si Lucio Cabañas y gentes que lo siguen –que hasta ahora no han creado ningún problema, pues Lucio no es hombre de pelea- solicitan amnistía por conducto de las autoridades competentes, el Ejército lo vería con simpatía y, desde luego, sería sujeto a estudio”.
En la versión de la guerrilla plasmada en el libro Lucio Cabañas y el Partido de los Pobres. Una experiencia guerrillera en México los guerrilleros dicen: “Carmelo fue uno de los que apoyaron a Julia Paco durante la lucha de 1967. Este cacique compraba cosechas de lo que fuera, café, ajonjolí, maíz, etc., las compras las hacía ‘al tiempo’ pagando por quintal de café la cuarta parte del valor que tenía en ese tiempo”.
Por el esquema de compra al tiempo –dice el Partido de los pobres- “Carmelo, el doctor Becerra (cuando vivía) y otros caciques se convertían en dueños de cosechas por varios años y a veces hasta la huerta pasaba a ser de su propiedad cuando el deudor no alcanzaba a pagar. Dentro de la negra historia de Carmelo se cuenta también el asesinato de un empleado del gobierno que estaba en Atoyac promoviendo la compra de café ‘para evitar que los caciques siguieran robándoles a los cafeticultores’. Esta medida afectaba a los caciques, porque aunque no solucionaba por completo el problema de los cafeticultores, al menos les iba a dejar un poco más de dinero”. Dice ésta versión que por eso Carmelo mandó a Mexcaltepec a un “teporocho” pistolero suyo que mató al promotor de un navajazo en el pecho.


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