sábado, 7 de mayo de 2016

Guerrilleros V


Víctor Cardona Galindo
El 3 de diciembre de 1971, el propio rector Jaime Castrejón Díez clausuró el Consejo Universitario declarado en sesión permanente desde 21 de noviembre, dos días después de su secuestro. El 6 de diciembre rindió su segundo informe de labores al frente de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), parecía que las cosas marcharían como antes.
Pero hubo sucesos que siguieron complicando la situación del estado, en enero de 1972, un comando del Partido de los Pobres secuestró al ingeniero Jaime Farill Novelo director de la Preparatoria Número 2, la escuela más numerosa de la UAG, ahora UAGro.
El guerrillero Genaro Vázquez Rojas con uno de 
sus hijos. Foto tomada del archivo de Alberto 
López Limón.

Parece que eso influyó para que un mes más tarde, el primero de marzo de 1972, Jaime Castrejón presentara su renuncia al Consejo Universitario. Quien luego en una entrevista al periódico Excélsior, declaró que a pesar de haber renunciado, la reforma universitaria iniciada por él continuaría con el rector que resultara electo. Anunciaba que el Consejo Universitario le prometió elegir a una de tres personas de su absoluta confianza: el doctor Juan José Rojo, Patricio Dawos o el biólogo Mario Ochoa Martínez, quienes estaban comprometidos seriamente con el trabajo de “Autoestudio” que era la base de su reforma.
La renuncia de Castrejón abrió un periodo de vacío de poder y de alternativas oficiales. Después de un apretado proceso electoral, en el cual fracasaron los intentos de poner un sucesor de estricta confianza del ex rector, resultó nombrado, casi por unanimidad, el hasta entonces desconocido doctor Rosalío Wences Reza. De inmediato llevó a cabo un plan de reformas radicales que desembocarían en el experimento original de la Universidad-Pueblo que llevaría a la institución al enfrentamiento permanente con la política estatal.
Inicialmente para esa elección se presentaron cuatro candidatos: “Uno del rector Jaime Castrejón; otro del gobernador Nogueda Otero; otro de la oposición dentro del consejo y uno más de la Preparatoria de Acapulco –en aquel momento la escuela más numerosa- todos candidatos del PRI”, escribió Saúl López López, en su escrito “20 años de Lucha Universitaria, el caso de la UAG”, publicado en la Revista de la Universidad Autónoma de Guerrero, de abril-septiembre de 1983.
Como no hubo tiempo para dar a conocer a los aspirantes, era muy probable la imposición del candidato de Castrejón, porque sus partidarios tenían el control del Consejo. Por eso los opositores, principalmente alumnos de la prepa 2 y de la escuela de derecho, se instalaron en forma masiva frente al edificio donde sesionaba el Consejo y exigieron que el voto fuera abierto.
Los estudiantes con ladrillos rompieron cristales del edificio de la Universidad y mediante gritos y empujones abortaron el Consejo Universitario del día 10 de marzo de 1972 en el que se elegiría rector. Estaban presentes 68 consejeros. De los disturbios del 10 se responsabilizó a los alumnos de la prepa 2 de Acapulco.
Después de varias discusiones, se logró el consenso que el candidato debería ser guerrerense, que hubiera trabajado en la UAG, que contara con estudios de postgrado y no tuviera nexos con el gobierno estatal. Se tenía la certeza que con estas condiciones no habría opositor para Amín Zarur Ménez.
Pero un grupo de maestros y alumnos impulsó la candidatura del doctor Rosalío Wences Reza y cuando el 14 de marzo de 1972 el Consejo Universitario emitió una nueva convocatoria para elegir rector. Se registró Wences Reza quien inició una campaña de concientización buscando el apoyo de la bases.
“Los partidarios del biólogo Amín Zarur subestimaron el trabajo en las bases y el grado de concientización en que se encontraba una buena parte de ellas; también menospreciaron los efectos que produjo el secuestro del rector Jaime Castrejón Diez”, dice Saúl López López.
Así el 19 de abril de 1972 se llevó a cabo la elección de rector, resultando favorecido Rosalío Wences Reza para el periodo del 4 de mayo de 1972 al 3 de mayo de 1975. Los consejeros le dieron un triunfo indiscutible: 54 votos y 4 abstenciones, prácticamente votó a su favor todo el Consejo Universitario.
Wences tomó posesión el 4 de mayo de 1972 a partir de ese día inició una nueva política educativa, completamente ajena a la anterior y abrió la puerta de la Universidad de nuevo a todos los activista expulsados en 1965 y 1966. También se les dio cobijo a todos los maestros de izquierda, sin ver a qué partido pertenecían. Llegaron los perseguidos por la represión de 1968 y 1971 en la ciudad de México. La Universidad comenzó a defender a sus estudiantes perseguidos como es el caso de Nicomedes Fuentes que fue detenido por primera vez en agosto de 1972.
Se abrieron las casas del estudiante, se creó el comedor universitario, se redujo la cuota de inscripción, con esto se abrieron las puertas de la Universidad a los hijos de obreros y campesinos. La extensión universitaria dejó de ser un comité organizador de festivales y se comenzaron a formar las brigadas de alfabetización, los bufetes jurídicos y los servicios médicos y laboratorios de análisis clínicos.
Este proceso de democratización puso a la universidad nuevamente al lado del pueblo. La universidad comenzó a solidarizarse, a dar apoyo a todos los movimientos populares, campesinos, colonos, maestros democráticos, con las luchas contra la represión, por la libertad de los presos políticos y la presentación con vida de los desaparecidos. La gente correspondió participando en las luchas por la defensa de la autonomía o por aumento del subsidio a la UAG.
Pero volviendo a los problemas que enfrentaba el Partido de los Pobres. Vale decir que los tres detenidos, Carmelo Cortés, Carlos Ceballos y Gabriel Barrientos, negaron la culpabilidad de Guadalupe Castro, por lo que después de ocho días torturas, fue conducida de regreso a la 27 Zona Militar con sede en Acapulco, en donde fue fichada, con las fotos de rigor el 26 de noviembre de 1971 y luego liberada.
Mientras sus tres compañeros fueron puestos a disposición de las autoridades competentes. Después de estar más tiempo en el Campo Militar Número 1, fueron llevados a la penitenciaría de Chilpancingo. Estaba comprobada su participación en el asalto del Banco de Comercio de Acapulco. Decían los reportes policíacos que además habían confesado que tenían planeado asaltar el supermercado Blanco y la armería Dos Patos, que además realizarían diversos secuestros a fin de allegarse armamento, municiones y dinero. Con esos cargos fueron internados en la penitenciaría de Chilpancingo. El 8 de diciembre de 1971, la prensa da cuenta de la noticia a ocho columnas, incluyendo la foto de rigor, aparecieron retratados Carlos Ceballos Loya, Julián; Carmelo Cortes Castro, Cuauhtémoc y Gabriel Barrientos Reyes, Fernando.
Después de su detención, don Petronilo Castro Hernández, decidió que Guadalupe se subiera a la sierra para prevenir una nueva aprehensión. Por eso la Navidad de 1971 la pasó en las montañas, con otros miembros de su familia, que subieron para participar de manera permanente en la guerrilla. Aunque tuvo el seudónimo de Sandra, Guadalupe usaba su verdadero nombre. A una de sus hermanas que también subió se le asignó el seudónimo de Zulema. Allá en la sierra convivían en la Brigada con varias mujeres, la mayoría solteras, de distintos orígenes y formación social. Sandra a sus 19 años era relajada y bromista, por un incidente con otras guerrilleras, a los pocos días de haber llegado voluntariamente abandonó el campamento, aquel 26 de diciembre de 1971. Junto a su padre que tenía el seudónimo de Elías, Zulema y Arturo Gallegos Nájera, Edel, caminaron por los montes hasta llegar a la carretera donde tomaron el autobús que los llevó de nuevo al puerto de Acapulco.
La presencia militar cada vez aumentaba más, 11 de diciembre de 1971 arribaron a la ciudad 16 comandos del Ejército, con brigadas médicas y enfermeras, para hacer una aparente labor social en Atoyac de Álvarez, Coyuca de Benítez y Tecpan de Galeana, venían impartiendo vacunas, curaciones gratis y alimentos.
Luego la madrugada del 28 de diciembre, las fuerzas federales tuvieron contacto con el forajido Edith Hernández, Edito en el poblado de El Ticuí, éste logró herir en la balacera a dos militares del 50 Batallón de Infantería, luego escapó y se remontó a la sierra donde se integró a la guerrilla del Partido de los Pobres, allá se le conoció como La Totola, ocasionando muerte y división en la Brigada Campesina de Ajusticiamiento, esa historia está en los episodios narrados por Carlos Montemayor, en su novela Guerra en el paraíso.
Fue a las 9 de la noche del 7 de enero de 1972 cuando secuestraron a Jaime Farrill Novelo. La acción la hicieron los llamados Comandos Armados de Guerrero, una de las peticiones era 3 millones de pesos por su rescate. La dirección de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento se enteró ese mismo día del plagio, por medio de la radio, cuando la mayoría del grupo de guerrillero acampaba cerca de La Remonta.
La prensa dio a conocer los hechos: “Cuatro hombres armados con rifles, al parecer M1, se llevaron en este puerto, con lujo de violencia, al ingeniero Jaime Farrill Novelo, cuando éste salía de la escuela Preparatoria Número 2, de la que es director a las 21:05 horas”, informaba El Universal en su edición del 8 de enero. En ese tiempo la Preparatoria 2 estaba sobre la avenida Universidad. “Eran cuatro hombres, uno de ellos con sombrero de palma y con tipo costeño, lo sujetaron y lo subieron a un vehículo”.
Según el Excélsior se lo llevaron cuatro sujetos armados, cuando salía del plantel “lo obligaron a subir a un automóvil y enfilaron hacia la costera Miguel Alemán”.
“Los Comandos Armados de Guerrero y la Brigada Campesina de Ajusticiamiento del Partido de los Pobres, pidieron tres millones de pesos, la publicación de un documento y la devolución del cincuenta por ciento de las cuotas que cobra la Preparatoria local por inscripción del alumno, a cambio de la libertad del ingeniero Jaime Farill Novelo”, escribió Enrique Díaz Clavel.
Arturo Miranda Ramírez y Carlos G. Villarino en su libro El otro rostro de la guerrilla 40 años después, consideran: “El secuestro del Dr. Jaime Castrejón Diez  en la UAG, por el ACNR y la del Ing. Jaime Farill Novelo, director de la Preparatoria Nº 2 de Acapulco, por el Pdlp ya en si hacían inevitable que los jóvenes universitarios de una u otra manera se vieran influidos por la propaganda armada que realizaban éstas organizaciones en el campo y en la ciudad; sobre todo si consideramos que en ocasiones eran incluidas algunas demandas muy sentidas por los estudiantes como la planteada por el Pdlp en 1972”.
Al saberse del secuestro de Farrill Novelo se convocó a una sesión extraordinaria de Consejo Universitario que se realizó el 10 de enero de 1972, donde el consejero alumno de la Preparatoria Número 2 informó del secuestro del director y la asamblea tomó el único acuerdo de enviar un telegrama urgente al presidente de la república, donde se solicitaba su intervención para localizar a los plagiarios de Farill Novelo.
Luego el 13 de enero fue convocado de nuevo el Consejo Universitario donde “El H. Consejo Universitario decidió cumplir con la petición de los secuestradores relativa a la devolución del 50% de las cuotas de inscripción, y se ha enviado ya el cheque a la sociedad de padres de familia para su distribución entre los alumnos y pide al Gobierno Estatal intervenga ante el ejército y ordene a su fuerza de seguridad que se suspenda inmediatamente la búsqueda que se está llevando en el puerto de Acapulco, porque consideramos que esta pone en peligro la vida del Ing. Farill Novelo”, recogieron Miranda y Villarino, de lo publicado en aquellas fechas.
Finalmente ese mismo 13 de enero el Ejército y la policía rescataron a Farill, quien al regresar a su escuela personalmente comenzó a devolver la mitad de las cuotas a los alumnos. Por este secuestro fueron detenidos: Guillermo Bello López, José; Francisco Fiero Loza, Abel Rodríguez; Octaviano Santiago Dionicio, Abrahan Molina, José Albarran Pérez, Calvino y Rubén Ramírez Lozano, La Chiquitilla.
El balance que hizo el Partido de los Pobres de esa acción considera: “que de las exigencias que puso el comando que secuestró a Farill sólo no se cumplió el pago de los 3 millones”, la lectura del comunicado se hizo y la publicación también y se les devolvió el 50 por ciento de las cuotas de inscripción a los alumnos.


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