domingo, 29 de octubre de 2017

Historia del Ayuntamiento X


Víctor Cardona Galindo
El año de 1938 se recuerda por la expropiación petrolera. Localmente por la conformación de los ejidos y el año en que los obreros tomaron las riendas de la fábrica de hilados y tejidos Progreso del Sur Ticuí. Hay registros que hubo una creciente muy grande y el río se llevó todo el ganado de Agustín Galeana y Timoteo Fierro. Para otros ese año fue marcado por lo que se llamó “la masacre de Cacalutla”.
Zeferino Nogueda Pinzón fue presidente municipal
en 1954, entró en sustitución del destituido
alcalde Luis Urioste. Foto: Cortesía de la familia.

Fue muy sonado el pleito que sostuvieron los líderes de las reservas armadas contra la familia Cortés de Cacalutla que terminó con el enfrentamiento armado de 1938. Pero el conflicto viene de más atrás, desde el 16 de enero de 1930, cuando el gobierno del presidente Emilio Portes Gil decretó la expropiación de 3 mil hectáreas de la hacienda de Cacalutla, propiedad de una compañía norteamericana, para entregarlas al general Amadeo Vidales Mederos quien conformó la Colonia Agrícola Juan R. Escudero, desde entonces Raymundo, Agripino, Francisco e Isidro Cortés buscaron la forma disolver la colonia y solicitaron al gobierno federal la conformación un ejido que contara con una defensa armada que estuviera a su servicio.
Los miembros de la familia Cortés, fueron revolucionarios maderistas y pelearon a favor de Obregón, eran descendientes de los antiguos caciques indígenas y fueron, antes que los norteamericanos, dueños de la hacienda de Cacalutla, por eso es que vieron a los colonos vidalistas como unos advenedizos e intentaron expulsarlos, a toda costa, con el apoyo de los antiguos habitantes de Cacalutla. La disputa por la tierra se dirimió con las balas.
Feliciano Radilla Ruíz vivió en Palo Verde, donde estaba la colonia Agrícola Juan R. Escudero y después de la muerte del general Amadeo Vidales Radilla quedó al frente de ese núcleo. Pero luego se regresó a vivir a su natal Boca de Arroyo cuando asesinaron a su hermano Emilio Radilla el 13 de marzo de 1933. Para 1937 Feliciano Radilla fue electo diputado federal y desde el Congreso siguió apoyando a la colonia en contra de las intrigas de la familia Cortés.
Por eso al salir electo como presidente municipal de Atoyac Isidro Cortés García, quien tomó posesión el primero de enero de 1937, los líderes reservistas Crispín Ocampo Bello y Toribio Gómez Pino, que eran gente de Radilla, se unieron con el comercio local y llevaron a cabo un mitin frente a la casa del profesor Modesto Alarcón, acto que estuvo dirigido por Canuto Nogueda Radilla. “Los manifestantes intentaban poner a Rosendo Galeana Lluck como presidente municipal”, dice Wilfrido Fierro Armenta. No lograron su objetivo porque Isidro Cortés ocupó la alcaldía resguardado por militares, demostrando así que contaba con todo el apoyo del gobernador Alberto F. Berber.
La familia Cortés tenía viejos resentimientos con la cabecera municipal y comenzaron los atropellos. La policía, después de ser tiroteada una noche en el camino de El Ticuí, detuvo a un joven de apellido Castillo y lo asesinó. Pocos días después, el 3 de abril de 1937, Isidro Cortés al frente de su policía asesinó a Arnulfo Vargas, viejo agrarista y comandante de Reservas Rurales de la sierra. Los hechos fueron en la fonda de la señora Juana Corona,  ubicada atrás del mercado municipal. En la balacera salió herido un reservista de apellido Lezma. Los demás compañeros de Vargas entre los que se encontraban Candelario Rosales y Benito Castro, lograron salir  limpios de la refriega.
Debido a este hecho sangriento, los jefes de los pelotones de las Reservas Rurales, Toribio Gómez Pino y Crispín Ocampo Bello, se movilizaron y sitiaron el Palacio Municipal donde se refugiaba el presidente Isidro Cortés García, pero las fuerzas federales al mando del mayor Alberto Orbe Domínguez, intervinieron oportunamente para evitar mayores consecuencias. Los militares se llevaron detenido al alcalde quien al salir libre se refugió en Cacalutla. Después de las investigaciones practicadas el Congreso del Estado ordenó, el 11 de abril, la remoción del presidente Cortés García, y su lugar lo ocupó el regidor Feliciano Fierro que sólo duró un mes en el cargo.
Pues como puede preverse, los miembros de la Comuna estaban divididos políticamente. Unos eran partidarios del diputado federal Feliciano Radilla y otros del gobernador Alberto F. Berber, por eso a fines de mayo acordaron cambiar a Feliciano Fierro y entró en funciones el regidor Ángel Torres quien también, luego, el mes de julio del mismo año fue depuesto por los mismos regidores, así llegó a la alcaldía Genaro Rosas Funes, quien ya para terminar el primer año del periodo constitucional fue cambiado también por acuerdo de la Comuna.
El primero de enero de 1938, ocupó la presidencia el señor Pedro Castro Reyes. Estuvo en el cargo hasta el 29 de noviembre de ese año, fecha en que fue asesinado por el comandante de la policía urbana Alberto Navarrete, Cabeza al Sol, en la casa de Rafael Flores cuando los dos ingerían bebidas embriagantes y por eso el resto del periodo lo cubrió Lino Galena Reyes.
El 2 de abril de 1938 el Partido Nacional Revolucionario (PNR) cambió el nombre a Partido de la Revolución Mexicana (PRM) con la presencia de los cuatro sectores: el Agrario, el Popular, el Obrero y un cuarto sector, el Militar, este último era el que mandaban en Atoyac.
Mientras los conflictos continuaban en Cacalutla, el 17 de mayo Isidro Cortés asesinó a Antonio García, por eso la madrugada del 9 de junio de 1938, los cuerpos de Reservas Rurales de 13 comunidades de Atoyac entre los que se encontraban los de El Quemado, Zacualpan, El Ciruelar, El Humo, Corralfalso, Boca de Arroyo, El Ticuí y dos de Tecpan: Nuxco y Tetitlan, comandados por Toribio Gómez y Crispín Ocampo Bello, atacaron por sorpresa a la familia Cortes. Murieron en el combate Raymundo, Francisco y Antonio Cortes, escapó milagrosamente Isidro, después de la acción el pueblo quedó reducido a cenizas. De parte de los reservistas murieron: Santos Barrera, Isabel Valle y Pablo Zequeida. Pero los reservistas no actuaron solos, la orden vino del teniente coronel Bonifacio Rivera y acusaron a Feliciano Radilla de ser el autor intelectual.
Doña Ceferina Pino, quien todavía vive en Boca de Arroyo, recuerda que los reservistas de Toribio Gómez se unieron con los de Tenexpa, Nuxco y El Quemado para atacar a Isidro Cortés en Cacalutla. “Las casas de ese pueblo eran de palapa y murieron en ese ataque Mundo, Celerino y Francisco. Isidro Cortés se salió vestido de mujer. Por eso después de ese ataque Feliciano Radilla a quien culparon de los hechos se fue a la ciudad de México”. Feliciano se defendería, con un elocuente discurso, en la tribuna del Congreso de la Unión.
 “A las 6 de la mañana /Cacalutla fue sitiado /a los Cortés y Ventura /los primeros que agarraron… Ellos se hallaban sitiados /y lo estaban matando /las casas de los corteces /se las estaban quemando”, dice un verso del corrido que todavía resuena en la memoria de los viejos.
Entre los recuerdos de 1938 está que el 18 de julio murió en Acapulco el ex diputado local Juan Fran­cisco Pino, quien estaba vinculado a los grupos reaccionarios de la localidad. Sus restos mortales fueron traídos y sepultados en, esta, su natal Atoyac. También el 8 de agosto el señor Feliciano Ponce trajo a esta ciudad la primera Sinfonola marca Wurlitzer y se la vendió a la señora Antonia Ayerdi. El aparato fue instalado en un salón de billares, frente a la puerta mayor de esta Parroquia Santa María de la Asunción, causando la admiración de los vecinos.
Dice don Simón Hipólito Castro que con monedas de cobre de veinticinco centavos se podía escuchar una canción. “Una tarde de un sábado que bajé de la sierra, fui y le eché una moneda para que tocara La Calandria interpretada por Pedro Infante. Ingenuamente, una señora de avanzada edad se me acerca y me dice: ‘por favor dígale al señor que está dentro que vuelva a cantar La calandria’”.
Después de formalizar su sindicato, el 21 de agosto, los obreros de la fábrica de El Ticuí abrieron la factoría el 8 de octubre de 1938. El organismo promotor se llamó Sindicato del Ramo Textil Felipe Carrillo Puerto, lo encabezaba su presidente, Lorenzo Fierro González; tesorero, Francisco Calderón; secretario de actas, Leónides Hernández Pino; vocales: León Obe Quiñones y Elpidio Ríos.
El general Lázaro Cárdenas del Río les concedió un amplio crédito en el Bando Obrero de Fomento Industrial. Para que se dieran estos logros intervino el diputado federal Feliciano Radilla, echándose a nadar de nuevo la fábrica el 20 de noviembre de 1938, con 210 obreros: 120 mujeres y 90 hombres. Con turnos: de 5 a 14 horas y de 14 a las 22:30 horas.
Dice Wilfrido Fierro que primero David Flores Reynada y después Enedino Ríos Radilla fueron los dos líderes que se preocuparon porque esta industria continuara funcionando para bien de los trabajadores y del pueblo, por eso en honor al primero se constituyó, el 18 de abril de 1938, la Sociedad Cooperativa de Participación Estatal David Flores Reynada y quedó como gerente Enedino Ríos Radilla y como presidente del Consejo de Administración, Lorenzo Fierro González, con este logro se cristalizó, en Atoyac, la lucha que Juan R. Escudero desarrolló en Acapulco contra la colonia española.
También comenzaba a cristalizarse la lucha de los agraristas. En 1938 se les dotó de tierras al ejido de San Juan de las Flores y el primer comisariado ejidal fue Donato Vázquez Antonio. Este ejido es uno de los más grandes del municipio, cuenta con aproximadamente 8 mil hectáreas, con sus anexos de Santo Domingo y Rincón del Balsamo. Ese año también, el presidente del Comité Ejecutivo Agrario de San Vicente de Benítez Pablo Cabañas Macedo, hizo las gestiones ante las autoridades agrarias para la formación del ejido.
El 22 de octubre, los fuertes aguaceros que azotaron a esta región durante cinco días ocasionaron una gran creciente del río Atoyac que arrasó totalmente con las islas de palmeras y pastos de los señores Agustín Galeana y Timoteo Fierro. También se recuerdan grandes terremotos que asolaron la región en esos tiempos.
Siguiendo el hilo de los acontecimientos, el 29 de noviembre el presidente municipal Pedro Castro Reyes, fue asesinado en la madrugada de este día, en la casa del señor don Ra­fael Flores, por el segundo comandante de la Policía Urbana Alberto Navarrete, Cabeza al Sol. Los dos andaban en estado de ebriedad. Por tal motivo al día siguiente asumió la presidencia municipal el regidor Lino Galeana Reyes quien por fin logró cubrir el período constitucional que correspondía a Isidro Cortés García.
Los anales de la historia local registran que, el 8 de noviembre de 1939, el general Lázaro Cárdenas dictó la resolución que estableció la expropiación de 80 mil 436 hectáreas de tierra contra varios hacendados y terratenientes españoles y nativos. Dice José Carmen Tapia que “Dichas expropiaciones afectaron el predio indiviso de doña Eloísa García Vda. De Mariscal, Rosa Reyes, Regino Mesino, Hermán Ludwig, Germán Gómez, Gabino G. Pino y Sucs., Andrés G. Pino, Salvador Gálvez y Sucs., Juan Zahar; así mismo, los predios propiedad de la Sociedad Mercantil C.L. Vulcano y Cía. Hug y Enrique Stephens y Cía”.
Después de la creación de la zona ejidal de la sierra atoyaquense, Feliciano Radilla y otros agraristas promovieron nuevos repartos con base en expropiaciones contra hacendados regionales. Ya no podría hacer más, porque el 8 de febrero de 1940 el diputado federal y candidato a senador de la república caería asesinado por el sicario Antonio Nogueda, en el cuarto número 7 del Hotel México en Chilpancingo.
Luego se vendría otro acontecimiento que afectaría la vida municipal, el 15 de noviembre de 1940, el teniente coronel Raymundo Cacho Peña comandante del 59 batallón de reserva depuso a todo el Ayuntamiento constitucional del municipio de Atoyac de Álvarez Guerrero, “valiéndose de la fuerza federal que se encuentra destacamentada en dicho lugar y acatando órdenes del gobernador del estado, quien desea tener elementos incondicionales en los Ayuntamientos para poder imponer como candidato al gobierno del estado a Francisco S. Carreto”, dice un comunicado.
El presidente depuesto fue Rosendo Nogueda a quien los militares quitaron para poner  a Antonio Ayerdi. “Viejos reservistas como Toribio Gómez participaron en esa deposición. Secuaces del gobernador Berber son: Toribio Gómez y Mónico Aquino, quienes se han encargado de hacer la labor criminal de dividir al campesinado de la región habiéndose ganado ya a los campesinos de la zona cafetalera”, informaba el 3 de diciembre del 1940 el profesor Graciano Sánchez presidente del Confederación Nacional Campesina al secretario de gobernación. Se decía también que los campesinos de Atoyac opositores a Toribio Gómez apoyarían a Rafael Catalán Calvo.

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