sábado, 30 de septiembre de 2017

Historia del Ayuntamiento VI


Víctor Cardona Galindo
Hablando del contexto en que Patricio Pino y Solís escribió sus Apuntes para el año de 1919, ese año existía un Ejército mexicano confundido, que no sabía a qué lealtad obedecer, algunos oficiales entrados en copas coreaban vivas a Félix Díaz, otros a Villa o Zapata. Los pagadores huían con los sueldos de la tropa que prácticamente se moría de hambre en terrenos que muchas veces no conocía. Los soldados venían a morir lejos de sus familias por un gobierno que los abandonaba y que tampoco sentían suyo. Por eso muchas veces se rebelaban y se sumaban a los guerrilleros que merodeaban estos rumbos.
Ficha migratoria del químico  alemán Herman Wolf Ludwig
quien vivió en Atoyac desde finales del siglo XIX, donde
ejerció como médico y dejó una numerosa descendencia.
Foto: cortesía Herman Radilla Téllez.

El 7 de julio de 1919, se fugaron de la prisión militar de Chilpancingo, el mariscalista Arnulfo Radilla y el zapatista Panuncio Mendoza, ambos con un número considerable de compañeros se refugiaron en Mochitlán. Pero el 2 de agosto fueron atacados por una fuerza militar proveniente de la capital al mando del mayor Esteban Estrada. Después de resistir la envestida gobiernista los rebeldes fueron derrotados y obligados a escapar. A los pocos días Arnulfo llegó a Atoyac con las ropas desgarradas después de atravesar la sierra a pie.
En los últimos días de agosto, Pablo Cabañas Macedo dejó a Jesús H. Salgado en El Balsamar, y con sus hombres se dirigió a San Vicente de Benítez, para desde ahí coordinar la campaña rebelde en la Costa Grande. Dice José Manuel López Victoria en su Historia de la Revolución en Guerrero que el coronel Antonio Reyes conoció sus movimientos y marchó en su búsqueda. El militar consiguió arrasar con el campamento de Cabañas y lo obligó a refugiarse en la sierra alta.
El día primero de noviembre un grupo importante de presos del Fuerte de San Diego se fugó y se enfrentó a la guarnición militar para después salir armado rumbo a la Costa Grande. Los sublevados fueron detenidos en Pie de la Cuesta por una tropa que se dirigía al puerto proveniente de Petatlán. Los líderes del motín fueron fusilados.
A parte de las guerras, mi abuelo Mateo siempre habló de la hambruna que vivió el pueblo de Atoyac durante el carrancismo, cuando no llovía, se secaban las milpas y no había dinero circulante. Los comerciantes traían maíz de Acapulco, pero muy caro, y los pobres tuvieron que alimentarse con semillas de parota, camote de posquelite y raíces de plátano. Patricio Pino en sus apuntes nos acerca a esa realidad que vivieron nuestros ancestros.
Y ya entrando en el texto de Patricio Pino y Solís, para el 28 mayo de 1919, el teniente Reyes jefe del destacamento militar en esta ciudad estaba exigiendo un préstamo “por su cuenta a los comerciantes, ganaderos y agricultores, para cuando lleguen los encantados haberes de Chilpancingo que será para cuando Dios lo disponga”.
“Se rumora que rumbo a La Unión y Tierra Caliente los rebeldes han desarrollado una tenaz campaña contra las tropas del gobierno; con ese motivo han marchado los generales Maycotte y Figueroa a atacarlos, y por la Costa, procedentes de Acapulco etc., han pasado Maya y otros oficiales, a incorporarse con las tropas leales a batir al enemigo”.
El lunes 2 de junio el elemento militar “sigue abrogándose facultades que no le competen; y los mentados haberes para devolver el dinero del préstamo no aparecen”. El 3 en la noche dos soldados se introdujeron y robaron la oficina del Ayuntamiento llevándose 2 pesos con 75 centavos. Dejaron documentos tirados y desarreglados por toda la oficina.
El 5 regresó de Chilpancingo el pagador y apenas trajo para socorrer una semana a las guarniciones y nada para devolver el préstamo. El 12 el teniente Reyes pidió prestado 25 pesos y hacía poco se le dieron 15 pesos “es mucho lo que fastidia el jefe de la plaza porque nunca tiene sus haberes; con los $15.00 de hoy le he dado $835.00 de préstamo que han facilitado comerciantes, ganaderos, agricultores y la fábrica El Ticuí y no hay esperanza de que este dinero se reintegre”, escribía el presidente municipal Patricio Pino. Quien se quejaba que el militarismo seguía metiendo la pata en asuntos judiciales.
A finales de junio Atoyac se quedó sin resguardo militar porque la tropa se fue rumbo a Zihuatanejo en persecución de los rebeldes que amenazaban aquella zona. Por eso el 26 escribía: “Varios comerciantes están empacando sus mercancías en previsión de una posible invasión de los rebeldes, o de que algunos individuos arrimados que hay en la sierra se organicen en gavilla para asaltar y saquear el comercio toda vez que aquí no hay guarnición. Vino doña Pule y regresó en la tarde, y dijo que mucha tropa procedente del rumbo de Acapulco ha pasado por San Jerónimo para Petatlán y La Unión en persecución de los rebeldes”.
Por fin el 27 llegó el coronel Enrique Rodríguez y “Chano” Torreblanca de San Jerónimo, para informar que Timoteo Fierro cubriría temporalmente la plaza con parte de su gente que tiene en la sierra, “lo que me pareció prudente por ser gente conocida y de confianza. El coronel dijo que los rebeldes que atacaron La Unión y Petatlán se retiraron al saber que tropas del gobierno iban en su persecución; que no debemos temer una invasión; pero no debemos estar confiados”.
El viernes 11 de julio, llegaron haberes para la tropa. Y el lunes 14 registraba “En la persecución que se le hizo a los presos que se fugaron de la cárcel de Chilpancingo, fue muerto el rebelde general Cenobio Mendoza; entre los fugados se cuentan al general Rafael Mendoza, Arnulfo Radilla y otros en número como de sesenta por todos; se dice que también se desertaron los soldados de la guardia”.
El pagador Rodrigo Rodríguez, llegó el jueves 17 pero no trajo dinero para pagar el préstamo de 835 pesos que el regimiento 68 adeudaba al comercio. Dicho pagador anduvo borracho, bebiendo de gorra en las cantinas y pidiendo dinero prestado; a don Patricio le pidió 5 pesos pero no le prestó.
A estas alturas el alcalde tenía problemas con los regidores Pedro Gómez y Patricio Rodríguez “el par de revoltosos que no son conformes con mi estadía en el Ayuntamiento, porque no me dejo guiar de sus caprichos y pretensiones”.
La tropa salió para la sierra el jueves 31 en persecución de Pablo Cabañas y regresó el sábado 2 de agosto y no encontró al guerrillero. “Pero en cambio, tres soldados fueron desarmados en las huertas de los Tres Brazos por unos individuos armados de machetes, hoy tarde que regresaban de la Sierra. Este hecho encierra algún misterio”.
En este mes otro tema comienza reflejarse en los apuntes del presidente municipal, es el de la sequía. Algunas beatas sacaron de la iglesia, el domingo 3, dos imágenes en procesión para implorar a la clemencia Divina que mande la lluvia “para que las sementeras no perezcan y con ellas nosotros”. A falta de lluvias en la zona del bajo se estaban perdiendo los plantíos de maíz, para el martes 5 de agosto ya iban 21 días sin llover.
Mientras el joven español Emilio Lobato, murió ahogado en el río el sábado 9 a las 11:30 de la mañana cuando se bañaba en un remanso de aguas profundas.
El miércoles 13 llegan noticias de San Luis y Tecpan que dicen que en aquellos lugares las milpas de maíz están secándose por la prolongada sequía. “Aquí estamos lo mismo: la naturaleza, las tropas del gobierno y la falta de dinero en circulación, son tres plagas o potencias que nos están dominando”.
El Día de la Asunción, 15 de agosto, que es la fiesta religiosa más importante en la parroquia de este pueblo se cumplía un mes de la última lluvia y ya había muchas siembras perdidas. Llovió hasta la noche del 18 después de 33 días de sequía. Cayeron 24 milímetros de agua, de acuerdo al registro de don Patricio.
El miércoles 20 escribió: “El tiempo atmosférico ha cambiado y parece que las lluvias van a reanudarse. El local del Ayuntamiento, juzgados menores, escuelas de niños y del teléfono han tenido una reparación bastante vistosa y agradable; la cárcel y el pasillo lo mismo; pero todo este trabajo que he dispuesto hacer, recojo sinsabores por las chifletas y calumnias de los enemigos del progreso, porque dicen que yo y el tesorero estamos lucrando con el trabajo de todas estas mejoras ¡Qué desgraciados, qué bajos y qué cínicos!”
El sábado 23 de agosto don Patricio Pino pidió una nueva licencia y regresó hasta el primero de octubre, cubriéndolo en el cargo por segunda ocasión el regidor Francisco Hernández.
El miércoles 10 de septiembre asentó: “comienza a haber maíz nuevo y poco a poco irá cesando el hambre que ha estado dominando en estos meses pasados desde mayo a la fecha”.
El coronel López, el miércoles 17 de septiembre, impuso un préstamo forzoso de 500 pesos al comercio de esta plaza. Y citó el 19 por la mañana a Rosendo Galeana y Francisco García en San Jerónimo para exigirles un préstamo de 50 pesos a cada uno. Regresaron dos días después, porque al negarse a dar el préstamo, el citado militar los metió a la cárcel. “La conducta del coronel López no puede ser más sucia; el militarismo, o sea la tiranía, está prosperando en todo su organismo. Estamos perdidos, la patria no ha de levantar cabeza mientras no haya patriotismo y honradez de parte de los militares, pues estos son una lepra que va minando todo el cuerpo social hasta perecer”, escribió el alcalde de Atoyac.
Comenzaban a calentarse los ánimos políticos, Andrés Galeana salió a la Ciudad de México el jueves 25 para tratar asuntos relacionados con la candidatura a la presidencia de la república del general Álvaro Obregón.
Para el jueves 2 de octubre la situación económica era bastante precaria; las tropas no recibían haberes, el comercio languidecía día a día debido a la escasez de la plata amonedada, pues si circulaba oro acuñado, “las pequeñas transacciones y compras al menudo no tienen efecto por falta de cambio, porque no hay moneda fraccionaria para dar lo vuelto en pequeñas compras, pagos”. Esa semana la falta de moneda de plata estaba ocasionando una fuerte crisis en el mercado local, la circulación de oro acuñado no satisfacía las necesidades.
Llegó la noticia del asesinato de un pagador que salía con fondos de San Luis para Petatlán, que la misma escolta lo mató, que ésta regresó a San Luis disparando tiros y luego marchó para Nuxco.   
El jueves 16 a las 4 de la mañana se presentó un ligero temblor oscilatorio de 3 puntos. Además anotó: “Hoy a las 7 am reuní al cabildo para decirles que el coronel López desea se le dé un certificado en el que conste que el destacamento que ha estado guarneciendo esta plaza, que ha observado buena conducta. Puesto a discusión la tal solicitud el síndico se opuso exponiendo causas contrarias, los demás concejales opinaron lo mismo por lo que se resolvió no ha lugar a expedir el certificado que se solicita. Esta resolución la comuniqué a Néstor, gestor de este asunto, para conocimiento del coronel López… Hoy salió el destacamento para San Jerónimo, a pasar revista ante el nuevo jefe del regimiento y regresó en la tarde”.
Al día siguiente regresaron los jefes Pérez y Guzmán “parece que vienen con intenciones de ejercer venganza valido de la armas y del mando que tienen satisfechos de que cualquier atropello o crimen que cometan, quedan impunes porque Maycotte sabe encubrirlos y darles pábulo… Quizá no sea así y que dichos jefes vengan menos belicosos que cuando estuvieron aquí hasta el mes de marzo en que fueron relevados por López”.
Para el sábado primero de noviembre el jefe de la guarnición el teniente Jesús Ruiz sigue atendiendo asuntos judiciales y estorbando al Ayuntamiento sus facultades tratando de que la matanza se monopolice en favor de Jesús Vargas. El 4 el teniente Ruiz obliga al Ayuntamiento a que se sostenga el monopolio de la matanza de reses. Los matanceros, fueron a San Jerónimo a quejarse con el jefe de la zona y este les dijo que no convenía hubiera monopolio. Al día siguiente el teniente Ruiz pidió un préstamo de 100 pesos al comercio por conducto del Ayuntamiento.

El propagandista obregonista Andrés Galeana, llegó de la Ciudad de México el 6 de noviembre, por la noche el club político Hermenegildo Galeana organizó una reunión a la que concurrieron el presidente del club Andrés Galeana, el vicepresidente Julio Vélez, los vocales: Emilio Mesino, Cruz Girón, Delfino Ríos, Juan Santiago, el secretario Clicerio Castro y Espiridion Flores. “No se sabe lo que se trató en la junta; pero es de suponer que el presidente, al venir de México, ha de haber dado cuenta de la importante misión que llevó y lo que de allá trajo papeles con proclamas, ataques injuriosos al partido gonzalista”.

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