viernes, 26 de mayo de 2017

50 años de aquel 18 de mayo


Víctor Cardona Galindo
Este 18 de mayo se cumplieron 50 años de aquella masacre de 1967, cuando cinco campesinos murieron a manos de la policía estatal del gobernador Raymundo Abarca Alarcón, quien en lugar de atender las peticiones de los manifestantes, envío a la policía judicial y montada que disparó contra el pueblo, dando muerte en la plaza principal de Atoyac a Feliciano Castro Gudiño, Arcadio Martínez Javier, María Isabel Gómez Romero, Prisciliano Téllez Castro y a Regino Rosales de la Rosa. En la gresca resultaron heridos Juan Reynada Victoria, Gabino Hernández Girón y Juvencio Rojas Mesino.
La joven María Isabel Gómez Romero (a la derecha), 
siendo ya una mujer murió el 18 de mayo de 1967. 
Al ver que un judicial le pegaba de culatazos a su 
esposo Juvencio Rojas Mesino, ella se le fue encima
 con un verduguillo, logró herirlo pero otro agente
 le disparó dándole muerte. Su cuerpo quedó tirado
 en la plaza de Atoyac mientras se le movían 
los gemelitos que llevaba en su vientre. Ahora 
en su honor una colonia lleva su nombre. 
Foto Archivo Histórico Municipal.

El gobierno del estado responsabilizó a Lucio Cabañas Barrientos de los hechos y giró en su contra 13 órdenes de aprehensión. Eso motivó que el maestro normalista se remontara  a la sierra para formar el Partido de los Pobres y su Brigada Campesina de Ajusticiamiento (BCA), organización que realizó secuestros de comerciantes y hombres prominentes, también ataques a la policía estatal y al Ejército federal escribiendo las páginas más importantes del Movimiento Armado Socialista en México.
El descontento había comenzado en 1959 con el movimiento cívico que derrocó al gobernador Raúl Caballero Aburto. En Atoyac los cívicos además de pelear el Ayuntamiento organizaron a los solicitantes de vivienda para tomar tierras y en 1961 fundaron la colonia Mártires de 1960, que se convirtió en reducto del movimiento popular.
Al mismo tiempo el Partido Comunista Mexicano (PCM) venía desarrollando un fuerte trabajo de organización, integró a los campesinos en la Central Campesina Independiente (CCI) que a nivel nacional encabezaba Ramón Danzós Palomino, los maestros se agrupaban en el Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM) dirigidos por Othón Salazar Ramírez. La Unión Nacional de Mujeres también logró importantes avances bajo la dirección local de la maestra Hilda Flores Solís y la Juventud Comunista organizó el Club de Jóvenes Democráticos.
El movimiento comunista se fortaleció con la llegada de Lucio Cabañas Barrientos a Mexcaltepec, quien pronto se enfrentó a los talamontes y a los acaparadores de café. Fue en una reunión con cafetaleros que exigía mejores precios donde Octaviano Santiago Dionicio lo escuchó hablar por primera vez. Los maestros democráticos ya habían ganado la delegación sindical cuando comenzaron a luchar contra los directores. El proyecto era democratizar todos los ámbitos de la educación desde el sindicato hasta las escuelas. Lograron cambiar a la directora de la escuela primaria Modesto Alarcón que era la maestra Genarita Reséndiz de Serafín.
Los maestros y algunos padres de familia de la escuela primaria Juan Álvarez también quisieron cambiar a la directora Julia Paco Piza que estaba ligada al poder municipal y a los grupos de comerciantes locales más poderosos. Sin embargo los maestros democráticos perdieron la discusión interna, fue entonces cuando pidieron el apoyo del comité del Partido Comunista que los apoyó hasta el final con Lucio Cabañas y Serafín Núñez a la cabeza. Ya cuando iban ganando, los padres de familia se radicalizaron aún más, pidiendo la salida de los maestros que estaban a favor del gobierno. Los comunistas deciden apoyarlos hasta el final. Entonces el gobierno envió a la policía.  
Aquel 18 de mayo, colonos de la Mártires de 1960, pequeños comerciantes, campesinos de la CCI y maestros de MRM realizaban un mitin en apoyo a los padres de familia y maestros democráticos de la escuela Juan Álvarez. La plaza estaba repleta había padres de familia de diferentes escuelas principalmente de la Modesto Alarcón donde daban clases Lucio y Serafín.
Ese día también en la escuela Juan Álvarez iban a festejar a los maestros. Por el conflicto, en la dirección no les prestaban el sonido a los maestro disidentes, por eso Alberto Martínez Santiago envió a dos alumnas a conseguir el aparato de la Modesto Alarcón. Al pasar por el mitin Ángeles Santiago Dionicio, cargando el cerebro del sonido en la cabeza, se le acercó a Lucio Cabañas para invitarlo al festejo. Había dado  algunos pasos cuando se soltó la balacera. Alguien la jaló y la resguardó de las balas. Luego todo fue confusión. Era un jueves, a los niños pequeños de la escuela los sacaron por la iglesia y el maestro Alberto Martínez salió para su casa y como Lucio ya no regresó al aula de clases. Esa generación de la escuela Juan Álvarez no tuvo clausura. Recibieron sus certificados en las casas de los maestros.
Después de la balacera, en la plaza quedaron tirados los cuerpos de cinco campesinos y un judicial. Otro agente herido se encerró en las oficinas de Ministerio Público donde murió, mientras otros policías levantaban a sus compañeros heridos y los trasladaban, en camionetas del sector salud, al puerto de Acapulco. Muchos padres corrían desesperados buscando a sus hijos, otros auxiliaban a los heridos y los llevaban con los médicos. El doctor Antonio Palós Palma llegó presuroso a prestar auxilio.
Cubierto por la gente Lucio Cabañas salió rumbo a El Ticuí, luego a San Martín y desde entonces se mantuvo en la sierra como guerrillero hasta que murió el 2 de diciembre de 1974 en El Otatal. La guerrilla recordaría de diversas maneras el 18 de mayo. Por ejemplo cada año ese día se cambiaba la dirección BCA. El comando que secuestró a Cuauhtémoc García Terán se llamó 18 de mayo y Felipe Ramos Cabañas encabezó la Brigada 18 de Mayo integrada por unos 10 elementos, misma que se movió paralela a la BCA.
También el miércoles 30 de enero de 1974 las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) secuestraron al comerciante Vicente Rueda Saucedo en Acapulco. La acción fue efectuada por los comandos Arturo Gámiz y el 18 de mayo.
Las organizaciones civiles comenzaron a conmemorar la fecha aquel 18 de mayo de 1979 que se dio la primera marcha, nadie se manifestaba desde 1967. Asistieron todos los trabajadores y alumnos de la escuela preparatoria número 22. La manifestación fue organizada por la célula del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), que dirigía Roberto Cañedo Villareal y estuvo encabezada por Rosario Ibarra de Piedra y Rosalío Wences Reza, antes de esa marcha daba miedo manifestarse. La macha universitaria rompió con más de una década de oscurantismo y dio espacio a la libre expresión.
El 18 de mayo de 1979 participó en la movilización para romper el silencio, “había miedo” –dice Fortunato Hernández Carbajal, El Baby− quien recuerda que aquella fue una marcha silenciosa que salió de la calle Ignacio Zaragoza. “En ese tiempo era un ambiente militarizado y policíaco y se le tuvo que notificar al ejército de la marcha”.
El discurso principal lo pronunció Pedro Rebolledo Málaga, se pidió democracia y libertades para el municipio. Pedro fue el primer orador estudiante que rompió en silencio a 13 años de la masacre. “Fue una marcha silenciosa de unas 500 personas”, dice Pedro Rebolledo quien recuerda que participaron Félix Hernández Gamundi y Justino García Téllez y que se vivía un ambiente tenso. Se tenía miedo que el Ejército fuera a disparar en contra de los manifestantes.
Rebolledo Málaga era mozo de oficio en el Ayuntamiento y sufrió la represión del alcalde Alfonso Vázquez Rojas quien los despidió de su trabajo, después de su participación en el mitin tuvo que abandonar el municipio.
Pedro Rebolledo, quien ahora es director de tránsito municipal, recuerda que el discurso se lo redactó el maestro Fortunato Hernández Carbajal, mismo que quemó al día siguiente de pronunciarlo, porque además de que lo corrieron del Ayuntamiento, su papá lo sacó de la preparatoria y lo mandó a la Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo. A los 15 días se regresó en una actitud de rebeldía ante su padre y el presidente.
Para organizar la primera marcha, Celso Villa pidió permiso al Ejército por escrito y le contestó el coronel Mario Pérez Alarcón, del 49 Batallón de Infantería, que con ellos marcharía una columna de soldados. No cumplió su amenaza. Las siguientes manifestaciones las hicieron sin permiso y marchaban desde el Arroyo Ancho por las calles Aquiles Serdán, Nicolás Bravo, Vicente Guerrero, Miguel Hidalgo, Juan Álvarez y entraban al Zócalo.
Como se ve, antes que las organizaciones políticas, fue la preparatoria 22 la que mantuvo vivo el movimiento por reivindicar a los caídos del 18 de mayo de 1967, por ejemplo en 1981 el cronista Wilfrido Fierro Armenta escribió en la Monografía de Atoyac: “A las 4:00 horas de la tarde de hoy, con motivo del 14º Aniversario del zafarrancho registrado con demandas del Profr. Lucio Ca­bañas Barrientos y las Fuerzas Públicas del Estado, se llevó a cabo un grandioso mitin, que partió de la Escuela Preparatoria recorriendo varias calles de la ciudad hasta terminar en la Plaza Cívica de este lugar. En el acto inter­vinieron varios oradores y muy principalmente el Dr. Wences Reza, Ex Rector de la Universidad de Guerrero. El mitin fue para pedir la libertad de 450 presos políticos que se encuentran desaparecidos y elogiar el movimien­to de Cabañas Barrientos. Terminó este acto a las 7:40 horas de la noche, todo en el más completo orden”.
Más tarde se sumaría la comunidad del padre Máximo Gómez a estas movilizaciones y agrupaciones del Concejo Central de Lucha del magisterio, así como los comités del Partido Socialista Unificado de México (PSUM).
Pasado los años, el 26 de marzo de 1989 cerca de 2 mil familias pertenecientes al Movimiento Popular 18 de Mayo de 1967, encabezados principalmente por Pedro Rebolledo Málaga, entre otros muchos dirigentes sociales, se posesionaron en forma pacífica de más de 50 hectáreas de tierra cultivables a fin de asentar sus viviendas. Eran  terrenos ubicados en la entrada de esta cabecera municipal que desde hacía 30 años eran utilizados por diversas personas, pero al final resultaron propiedad de Vicente Adame Reyna. Con quien se realizaron las negociaciones para legalizar la colonia que ya cumplió 28 años de existencia.
Todos los años, el 18 de mayo, se han congregado los grupos de izquierda en Atoyac. A veces unidos, otras ocasiones en diversas horas del día rendían honores a los caídos. Por ejemplo el año 2000, con la presencia de Rosario Ibarra de Piedra, se presentó el libro: Crónica de la violencia política, editado por la fundación Ovando y Gil.
Luego el 18 de mayo del 2001 se dio a conocer el Consejo Cívico Comunitario Lucio Cabañas Barrientos. Ha sido un día para que los grupos de izquierda den a conocer sus proyectos de lucha o la integración de importantes frentes de izquierda. Acá han venido los macheteros de Atenco, importante líderes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y representaciones de Consejo de Ejidos y Comunidades Opositores a la presa La Parota (Cecop).
Esta vez, al cumplirse 50 años de la masacre,  no hubo las grandes marchas que se realizaban en el pasado, ni los políticos de izquierda desfilaron por el obelisco a Lucio Cabañas. Ahora la oferta fue cultural y la desarrollaron organizaciones sociales que integran el bloque Fuerza Ciudadana Atoyaquense en el que están, entre otras, la Organización Campesina de la Sierra del Sur y el Frente de Defensa Popular.
Las actividades comenzaron con un homenaje a la Bandera que organizaron los alumnos de la Preparatoria Popular de El Quemado que encabeza la directora Juanita Guzmán Reyna y luego se colocó una ofrenda floral en la que estuvieron presentes: el autor del documental Acuérdate de Guerrero, Daniel Varela Gasque; la hija de Lucio Cabañas, Micaela Cabañas Ayala; el fundador de la Organización Campesina de la Sierra del Sur, Hilario Mesino Acosta; la dirigente de la Frente de Defensa Popular, Clemencia Guevara Tejedor; el regidor Carlos Mesino Mesino, la líder de la OCSS Norma Mesino Mesino, por la Coalición de Ejidos de Costa Grande estuvo Teresa Flores Radilla y María de los Ángeles Santiago Dionicio como representante del grupo México Hoy. Durante el homenaje se recordó a la maestra Hilda Flores Solís quien mientras vivió no dejó de asistir a la conmemoración de la muerte de sus compañeros.
Por la mañana, el auditorio de la Casa de la Cultura de esta ciudad se proyectó el documental Acuérdate de Guerrero. El olvido no detendrá la violencia, que describe la lucha del pueblo de Guerrero. En la tarde con la presencia de una delegación del municipio de Ayutla de los Libres, se realizó un amplio programa conducido por el regidor Carlos Mesino Mesino, donde se leyó la reseña de los acontecimientos de aquél 18 de mayo de 1967. Con cuadros regionales participó el grupo de danza del Centro cultural Yestli que dirige Eliester Castro Piedra, declamó Miguel Ángel Godínez Mejía, también conocimos el talento de Clemencia Guevara Tejedor quien nos sorprendió con una poesía. Felipe Fierro Santiago leyó parte de su novela Jicotes.

Y ya por la noche se proyectó el video Guerrero de Ludovic Bonleux que describe la lucha de los Otros desaparecidos, del Frente Unido para la Seguridad y Desarrollo del Estado de Guerrero (FUSDEG) y el movimiento popular en Tlapa.

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