domingo, 17 de enero de 2016

Los cuitlatecos

(Primera parte)
Víctor Cardona Galindo
Hace más de mil 500 años ya había gente en lo que ahora es Atoyac. Se encontraron registros de una etnia desaparecida llamada “cuitlateca” o “cuitlatecos”. Una cultura que, si bien no escapaba a las influencias del resto de Mesoamérica, tenía su propio calendario, una lengua diferente y su propio Dios.
Wilfrido Fierro Armenta escribió en la Monografía de Atoyac en 1972,  que aún no se sabía con exactitud el origen de los primeros pobladores de Atoyac, “se cree que los primeros fueron cuitlatecos, ya que esta tribu en sus luchas había dominado a los Matlazingas, a los Xope o Xopu y a los Coicas, instalando su centro político en Matzaltepetl (hoy Mexcaltepec), lugar donde hasta la fecha existen vestigios de construcciones que habitaron. Después… extendieron sus dominios a Atoyac y Tecpan”.
Vestigios arqueológicos que son utilizados como
 bebederos de agua para gallinas. 
Foto: Víctor Cardona Galindo. 

Algunas fuentes dicen que el pueblo cuitlateco, fue un grupo prehispánico que, se asentó en el territorio que comprende lo que ahora es Cayaco municipio de Coyuca de Benítez a Juluchuca, comunidad de Petatlán y desde el océano Pacífico hasta el río Balsas. Aunque está comprobado que habitaron toda la Costa Grande. Hablaban su propio idioma, el cuitlateco, mismo que, según el diario de Patricio Pino y Solís hasta 1911 todavía había en Atoyac familias que se comunicaban con esa lengua, mientras que en la Tierra Caliente se dejó de hablar hasta 1940, año en que murieron los últimos ancianos cuitlatecos.
Los cuitlatecos tuvieron como vecinos a los tepuztecos, pantecas, chumbias y tolimecas. Dice Moises Ochoa Campos que los tepuztecos poblaron el vecino municipio de Tlacotepec, que abarca una parte montañosa de la Sierra Madre de Sur. “Los tepuztecos ocuparon la provincia llamada Citlaltomahuacan y sus diversas tribus formaron los pueblos de Utatlán, Citlatomagua, Anecuico, Tepetistla y Xahualtepec”.
Otros datos dicen que el pueblo de “los pantecas, el de los chumbias y el de los tolimecas, convivían con los cuitlatecas de la región de Atoyac y con los tepuztecas de la parte norte de Coyuca de Benítez, en donde se asentaban Citlaltomagua y Anecuilco”.
Se habla también de la presencia de una tribu nahua que arribó a la Costa Grande por Michoacán y un grupo de ellos se estableció en Zacatula, Atoyac y Tlacotepec. A estos últimos nahuas se les llamó coixcas, que quiere decir llanura de culebras.
Cuitlateca significa “gente de excremento” o “gente de cieno”. Que aparentemente tiene el sentido figurado de “gente bastarda” o puede interpretarse como “gente de atrás”. El nombre probablemente haya sido impuesto por los mexicas, quienes acostumbraban a denominar de manera despectiva a grupos minoritarios que eran dominados por ellos. Hay quien dice que el nombre podría significar “los hombres del oro” porque en el pasado el oro era el excremento de Dios. 
Raúl Vélez Calvo, en la Historia General del Estado de Guerrero, habla de los Cuitlatecas y dice que el nombre de cuitlateca, literalmente significa “gente de excremento” o “gente de cieno” (de cuitlatl-excremento, cieno, nata de lagunas y técatl-gentilicio) y explica que Pedro Hendrichs asienta que cuitlatl “tiene un sentido figurado de “bastardo” en palabras compuestas como cuitlateconetl-hijo bastardo; cuitlamiztli-león bastardo, mientras que Víctor M. Castillo Ferreras afirma que también la palabra cuítlatl se refiere a la espalda de la persona, a la parte de atrás, por lo que puede significar gente de atrás.
La enciclopedia de México define a los cuitlatecos como un grupo prehispánico establecido en un vasto territorio que se extendía desde la Costa Grande hasta Cerca del Valle de Toluca. Un reducido número de ellos, asentado en San Miguel Totolapan Guerrero, conservó su lengua hasta tiempos muy recientes. En 1939 vivían todavía cinco personas que hablaban cuitlateco y gracias a las cuales Pedro R. Hendrich Pérez y Norman A. McQuown pudieron realizar estudios de esa lengua, hoy ya desaparecida.
Algunos historiadores dicen que los cuitlatecos provienen de Michoacán y llevaban como destino Oaxaca y como les gustó este lugar se quedaron. Sin embargo, muchos  estudiosos señalan a los cuitlatecos como una cultura local del preclásico, fundada 2 mil 500 años antes de Cristo, que logró su esplendor en el periodo clásico y su centro político fue Mexcaltepec, lugar que según Gutierre Tibón quiere decir “el cerro del templo de la luna”.
De acuerdo con los estudios realizados por Raúl Vélez Calvo, los cuitlatecos vinieron del sureste de Michoacán y, por el año 2 mil 500 antes de Cristo, se introdujeron a territorio guerrerense. Pero fue hasta el mil 500 antes de Cristo que los purépechas acabaron de expulsarlos de Michoacán y ocuparon el territorio que ahora es Costa Grande, después se extendieron hasta el Río Balsas y hay quien dice que llegaron hasta el Valle de Toluca.
Por su parte don Luis Hernández Lluch, en su Monografía de San Jerónimo de Juárez nos comenta que al norte de ese lugar se asentó una tribu poderosa y organizada; “fueron los cuitlatecos, que tuvieron su asiento político en Mexcaltepec y hablaban un ‘dialecto’ parecido al náhuatl”.
Cuentas de jade encontradas en un cerro 
de la comunidad de La Florida. 
Foto: Víctor Cardona Galindo.

La Monografía de Zihuatanejo, que publica la Enciclopedia de los Municipios de México señala que los cuitlatecos como la mayoría de las etnias que poblaron la costa occidental de Guerrero, no se interesaron en las obras que perduraran y se contrajeron a cultivar los campos y a producir artesanías singulares, como las mantas de algodón leonado que les dio fama en el altiplano y las veneras (conchas de mar talladas) que fue un adorno apreciado por los mexicas.
Para el historiador Moisés Ochoa Campos en su Historia del Estado de Guerrero la Costa Grande sirvió, como sitio de cruce de las migraciones primitivas, aun no se iniciaba la era cristiana, cuando ya se registraban en el sur el paso de las primeras tribus, que venían de la costa de Michoacán.
El mismo autor señala que los cuitlatecas habitaban lo que es hoy Atoyac, Tecpan,  San Miguel Totolapan y Ajuchitlán y que sobrevivieron hasta principios del siglo XX. El lugar que ocupaban se llamaba Cuitlatecapan que significa “sobre los cuitlatecas o lugar de cuitlatecas”.
Las investigaciones de los etnólogos sobre los cuitlatecas se basan principalmente en las Relaciones Geográficas del Siglo XVI redactadas en 1578 a 1579. Estas “relaciones” eran una especie de informes que autoridades de la Nueva España, enviaban a su majestad y también sirve como base el estudio que Pedro R. Hendrichs realizó en tierra caliente en 1939.
Se desprende de estas Relaciones Geográficas del Siglo XVI, que la provincia cuitlateca abarcaba la totalidad de los actuales municipios de Atoyac, Benito Juárez, Tecpan y Petatlán, así como la porción occidental del municipio de Coyuca de Benítez en la Costa Grande. En la Tierra Caliente los cuitlatecas estaban establecidos en los municipios de Ajuchitlán del Progreso, San Miguel Totolapan y en Tetela del Río, al norte del municipio de Heliodoro Castillo.
El ingeniero austriaco Alejandro Wladimir Paucic recopiló información, señala que en su migración los cuitlatecos siguieron un río inmenso hasta su desembocadura, sitio que no fue de su agrado por la abundancia de alimañas y por no haber encontrado metales. Por eso algunas de sus hordas siguieron su camino hasta donde encontraron las condiciones para establecerse.
Los que se quedaron un tiempo, para subsistir tuvieron que dedicarse a la agricultura y aprender el cultivo del algodón, pero los viejos tuvieron buen cuidado de no dejar perder las habilidades manufactureras en cuanto a los metales y las salineras. Paucic habla también que los cuitlatecos rendían culto a los caimanes.
Para el año de mil 500 antes de Cristo los purépechas o tarascos ya habían expulsado a las cuitlatecas del actual estado de Michoacán, por eso se vieron en la necesidad de ocupar toda la Costa Grande, hasta el municipio de Coyuca de Benítez, llegando por el norte hasta el municipio de Zirándaro.
Para el año 400 después de cristo, la lengua y, consecuentemente el grupo cuitlateca, alcanzó su máxima expansión que traspasó los límites de Guerrero. Hendrichs afirma, que llegaron a los límites del Valle de Toluca. Además de los municipios arriba citados, es posible que en aquellos tiempos los cuitlatecas hayan tenido pequeños asentamientos en los actuales municipios de Pungarabato y Cutzamala.
Hendrichs también opina que los cuitlatecas “no formaban una sola unidad política sino que vivían en pequeñas repúblicas independientes, diseminadas entre otros pueblos de diferentes lenguas y costumbres”.
A la llegada de los españoles, los cuitlatecas ya habían sido sometidos por guerreros de la Triple Alianza. Después de la incursión del tlatoani Ahuízotl en 1498, por esta parte de Guerrero, quedó integrada la provincia tributaria de Cihuatlán, que correspondía lo que ahora es Costa Grande, con cabecera en San Luis de la Loma y aparece en la lámina 18 de la Matrícula de Tributos. Estaba formada por los municipios de Coahuayutla, La Unión, José Azueta, Petatlán, Tecpan y parte de Atoyac.
Cihuatlán tributaba pieles, animales vivos y fauna marina para ofrendas ceremoniales o para la alimentación. Según dicha Matrícula de Tributos, el cuatro por ciento de los productos agrícolas recibidos en México-Tenochtítlan procedían de Cihuatlán y Tepecoacuilco, al igual que el 60 por ciento de la miel, el 18 por ciento del algodón, casi el siete por ciento de la ropa de mujer, el 99 por ciento del incienso llamado ecozahuitl y el 50 por ciento del copal.
Aunque de las Relaciones Geográficas del Siglo XVI, se desprende que muchos pueblos cuitlatecas no pagaban tributo al Tlatoani, más le servían de soldados en la guerra que traían con los purépechas. Es decir que nuestros pueblos originarios fueron guerreros bravos y el tributo era su valor como materia prima principal.
Por su parte los purépechas o tarascos lograron someter a los cuitlatecas de los municipios de Ajuchitlán y San Miguel Totolapan. Por lo que se denota que los cuitlatecas se enfrentaron entre sí, sirviendo tanto a los mexicas como a los purépechas. Luego entonces que gran parte de los cuitlatecos de la costa fueron triturados paulatinamente por el forcejeo de dominio entre los mexicas y los tarascos. En la guerra empleaban arcos, flechas, macanas y escudos.
El viajero Pedro R. Hendrichs hizo una descripción de cómo debieron ser los cuitlatecos: “cuerpo bajo y grueso, piernas cortas y hombros anchos, sobre los que se levantaba una cabeza grande con cara ancha y carnosa, ojos pequeños, nariz chata y una boca que algunas veces es ancha con labios un poco abultados. Su tez de color cobre mate. De jóvenes tenían constitución atlética”.
“Los cuitlatecos constituían una raza fuerte e inteligente, opulenta y de porte altanero. Su extinción se ha debido probablemente a su mala suerte de tener sus asientos en un territorio disputado durante largos años por dos grandes naciones enemigas: los aztecas y los Tarascos. Vivían exactamente en la zona que constituían el escenario para las sangrientas luchas entre dos poderosos ejércitos, y así fueron obligados a hacerse soldados mercenarios de uno u otro bando”, dice Hendrichs.
Los pueblos cuitlatecos llegaron a ser muy numerosos y tenían una capital que era Mexcaltepec. Pero las guerras, las epidemias y los maltratos de los españoles los diezmaron. Según los cálculos que hacen los historiadores la población cuitlateca pudo haber ascendido a 300 mil individuos en toda la región. 

Es Fray Juan de Torquemada quien menciona como gran centro cuitlateca a Mexcaltepec, hoy pueblo ya muy reducido, ubicado en el actual municipio de Atoyac y nos dice que a la llegada de los españoles tenía más de 150 mil vecinos, cantidad que algunos historiadores consideran exagerada. Pero para 1579 a 1581 los indígenas se encontraban muy diezmados. La población cuitlateca en la segunda mitad del siglo XVI era de unos 15 mil.

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