Víctor Cardona Galindo
Debido al cambio climático que ha traído, huracanes, lluvias atípicas y
sequía; la apicultura está pasando por una crisis que afectará al 80 por ciento
de los apicultores de la Costa Grande. Las flores que se dieron esta temporada
están deshidratadas y las abejas no llevan miel a las colmenas, a este problema
se le suma el uso de pesticidas en el cultivo de mango que está matando
poblaciones completas de estos insectos que nos endulzan la vida.
Las abejas siempre han estado presentes en nuestra cultura. Para el
poeta Jesús Bartolo existen sonrisas de miel. Héctor Cárdenas en su
canción Lindo Atoyac trovó: “Dame a probar un jarrito de café /que no he perdido
la fe, de volverme a enamorar /y saborear, limón dulce, rica miel /de tus
labios, de tu piel quiero la esencia libar”.
Ignacio Manuel Altamirano en ese poema hecho a nuestra tierra que se
llama Los naranjos dice: “Del mamey
el duro tronco/picotea el carpintero, / y en el frondoso manguero/canta su amor el turpial;
/y buscan miel las abejas/en las piñas olorosas, /y pueblan mariposas/el
florido cafetal”.
Cuentan nuestros abuelos que El Nacaxqueme, un gigante legendario,
cubierto totalmente de pelos, con las orejas grandes, que vive en las
hondonadas de la Sierra Madre del Sur, se alimenta de miel. La gente de la
sierra lo conoce como El Nacaiqueme, es escurridizo y al verse descubierto se
esconde en la espesura de la selva. Si la leyenda es cierta ¿Que será de El Nacaxqueme
ahora que escaseó la miel?
Estas tierras, antes que a nosotros, les pertenecieron a los cuitlatecas,
un pueblo prehispánico que habitó la zona. Después de varios siglos de su
llegada a la Costa Grande, los cuitlatecas fueron sometidos por los aztecas quienes
se llevaban de aquí plumas, pieles de animales feroces como el jaguar y miel,
mucha miel.
La miel es ancestral, todas las poblaciones indígenas de
Guerrero usaban miel como ungüento en heridas, labios agrietados e infecciones
de la piel. También la usaban para
endulzar el atole blanco hecho de masa de maíz. En el México prehispánico no se
conocía la caña de azúcar y usaban la miel también para elaborar bebidas
alcohólicas. Ahora esta miel se usa contra
las molestias de la gripe y la garganta, padecimientos de los ojos, moretones,
dolores durante el embarazo y debilidad general después del parto.
Las culturas mesoamericanas lograron cultivar diversas variedades de
abejas de las conocidas como Trigona y Melipona, que son pequeñas y no tienen
ponzoña. Tuvo particular importancia la especie Melipona beecheii. Para su
cultivo los indígenas buscaban un
árbol hueco, en el cual cortaban un tramo recto de unos 60 centímetros de
largo. A la mitad del pedazo de tronco le hacían un orificio para la entrada y
salida de la colonia. El tronco se cerraba en ambos extremos, con lodo o con
pequeñas puertas circulares que se incrustaban en la madera, de modo que
pudieran quitarse fácilmente. Este método se utiliza todavía y la colmena se
cuelga horizontalmente de un árbol.
Actualmente en la sierra
nuestros campesinos han logrado domesticar la abeja melipona, que produce la
curativa, miel de palo. Antes para poder acceder a un litro de miel
había que derribar un árbol que muchas veces era centenario, ahora se cultiva
en los corredores de las casas de pueblos de la sierra, donde la abeja que no
tiene aguijón encargada de polinizar las plantas de café convive en armonía con
los campesinos.
En la cultura mexica los productos apícolas eran tan apreciados que los
tributos se cobraban con miel de abeja. Se apreciaba la abeja por su miel y la
cera. En Teotihuacán la cera se ocupó en las ceremonias religiosas. Los mayas
hicieron figuras de animales, de hombres y de dioses, fabricaron velas para
alumbrar los recintos religiosos. Además de sus propiedades curativas, la miel
fue utilizada como moneda y como objeto de un intenso comercio.
Mortandad de abejas en los
apiarios
debido a la fumigación excesiva de pesticidas
en los cultivos de la
región.
Foto: cortesía de Dimas Arzeta
García.
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Existe en el Códice
Mendocino una larga lista de las cantidades de miel que aportaban los pueblos
sometidos a Moctezuma. Se dice que los aztecas acostumbraban tomar bebidas
alcohólicas preparadas con miel de abeja en las fiestas de defunción.
Después de la
incursión del tlatoani Ahuízotl en 1498, por esta parte de Guerrero, quedó
integrada la provincia tributaria
de Cihuatlán, que correspondía lo que ahora es Costa Grande, y aparece en la
lámina 18 de la Matrícula de Tributos. Estaba formada por los municipios de
Coahuayutla, La Unión, José Azueta, Petatlán, Tecpan y parte de Atoyac.
Cihuatlán tributaba
pieles, animales vivos y fauna marina para ofrendas ceremoniales o para la
alimentación. Según dicha Matrícula de Tributos, el cuatro por ciento de los
productos agrícolas recibidos en México-Tenochtítlan procedían de Cihuatlán y
Tepecoacuilco, al igual que el 60 por ciento de la miel, el 18 por ciento del
algodón, casi el siete por ciento de la ropa de mujer, el 99 por ciento del
incienso llamado ecozahuitl y el 50 por ciento del copal.
Se sabe que la llegada de Apis mellifera a la Nueva España no fue
directa. Esas abejas fueron introducidas primero por los colonos europeos de
América del Norte. En 1622 ya había abejas en la colonia Inglesa de Virginia y
fue hasta 1711 que fueron llevadas La Florida, en esos tiempos colonia de
España. Luego entró la abeja melífera en La Isla de Cuba. En 1834 fueron
llevadas a Uruguay, en 1848 a Chile, en 1855 a Argentina, 1858 a Bolivia y luego
llegó a Yucatán de donde se extendió por la región central del país. Durante el
mandato de Porfirio Díaz la apicultura recibió un gran impulso y apoyo
económico.
Desde entonces la producción de miel en México mantuvo una tendencia de
crecimiento hasta 1986, cuando se alcanzó la producción récord de 75 mil
toneladas. Pero comenzó a decrecer debido
al arribo de la abeja africana, que se trajo al continente buscando una mejora
genética para resistir enfermedades, y de la presencia de la varroa, un ácaro
que ataca a las abejas desde su estado larvario.
El impacto de huracanes y las sequías prolongadas en diversas partes del
país, han provocado que un importante número de apicultores abandonen la
actividad, con un decremento en los niveles de producción nacional.
A finales de 1950, las abejas africanas
escaparon accidentalmente de Brasil, en poco tiempo avanzaron hacia el norte
del continente y llegaron al sur de Estados Unidos. Los enjambres mostraban una
conducta fuertemente agresiva y su picadura podía tener consecuencias mortales.
Ahora hay abejas que son resultado de una cruza de razas europeas y las melíferas
africanas. Los apicultores aprendieron a tratarlas, cuando son agresivas se les
mata la reina y se les pone una reina mansa europea.
En el caso de Atoyac
la producción de miel, en colmenas con abeja europea, fue iniciada por Salvador
Maya Suárez, oriundo del estado de Michoacán, pero casado con la atoyaquense Guadalupe
Obé Quiñones. Wilfrido Fierro en la Monografía
de Atoyac anotó que Salvador Maya
instaló los primeros apiarios en su parcela de la Y Griega, el lado poniente de
la carretera nacional Acapulco- Zihuatanejo, el 13 de julio de 1961.
En la revista La
Costa, número 3 de marzo de 1995, se lee: “Don Aurelio Maya trajo las
primeras cajas de abejas a la Costa Grande las puso en la barda de su casa,
después don Chava hizo lo mismo y las puso en la Y Griega y en el racho de Los
Coyotes de don Benjamin Luna Venegas”.
Debido al interés que despertó el experimento del
señor Maya, la compañía Acapulco Miel S.A. instaló en la carretera desde el Pie
de la Cuesta hasta Tecpan de Galeana, nuevos y numerosos apiarios. Señala
Wilfrido Fierro que al fomentarse la industria, y cuando estaba obteniendo
magníficos resultados, apareció en los palmares de la región costera, una plaga
conocida como Fungosis, un hongo que era transmitido por insectos, ocasionando
la caída prematura del coco dejando una pérdida del 50 por ciento de la
cosecha. Ante tan alarmante noticia los campesinos productores de copra, se
quejaron ante las autoridades y “antes de que esta resolviera lo conducente del
caso, obraron por su propia cuenta y fuera de ley, quemando los apiarios con
gasolina, tanto de la referida compañía como los del señor Maya”.
Salvador también tenía apiarios en la carretera y la
sierra, el huracán Tara le afectó mucho, pero no tanto como él un hongo
conocido como Fungosis, porque algunos líderes lo utilizaron como arma política
al decir que la abeja provocaba las muertes de las palmas y eran nocivas. Un
individuo, que en el texto de La Costa,
identifican como el Vivillo 8 “engañó, alborotó y utilizó a los copreros y
medios de comunicación para desatar una guerra de quema de cajas por todos
lados empezando por la Y Griega”.
Luego “vinieron especialistas de la SARH y Alemania a dar
conferencias para desengañar a la gente, pero el rumor ya estaba más esparcido
que el mismo hongo, por lo que sólo se salvaron las cajas que estaban en el
rancho de Los Coyotes”. En 1985 también quemaron apiarios en la sierra porque
pensaban que la abeja tumbaba la flor del café.
La apicultura es también un cultivo trágico, muchos han
muerto por el ataque de abejas, como es el caso de Juan Zambrano Santiago, que
fue atacado por un enjambre en la comunidad de La Florida. El 24 de marzo de
1995, Zambrano se iba a bañar cuando pasó un carro con colmenas, lo atacaron y
le picaron muchas. Otros han muerto cuando intentaron cosechar apiarios que no
eran de su propiedad. También animales domésticos han sido víctimas de sus
picaduras. El apicultor Evodio Argüello comenta que donde pica una abeja suelta
una feromona que avisa a las demás y todas se van hacia lo que consideran
intruso.
Aquí la principal
producción apícola ha sido la miel de abeja, seguida en menor escala por la
cera, propóleo, polen y jalea real. Actualmente los
mieleros de Atoyac se han multiplicado hay alrededor de 150 y han diversificado
la actividad, elaborando productos vitamínicos y de belleza a base de miel. Se
elaboran jabón, champú, cremas, paletas, palanquetas, jarabes y spray de
propóleo. El polen se utiliza para mascarillas, el veneno de abeja para los
dolores musculares y Bernabé Ávila pone piquetitos de abejas en las rodillas
para contrarrestar los dolores articulares.
Evodio Argüello dice
que el color de la miel depende del floreo. En la parte baja del municipio se
produce una miel oscura que es de flor de campanilla, palmeras y mango; en la
parte media es ámbar y más aromática extraída de la flor de cacahuananche y en la
parte alta es clara, es una miel que los apicultores le llaman multiflora.
La problemática que vive el sector va desde los
incendios forestales que se han registrado en la sierra y en la parte baja del
municipio. La sequía y en otros momentos las lluvias destruyen las
cajas colmeneras. Con la llegada
de la telefonía celular se dijo que las abejas se desorientaban causando
mortandad en las colmenas. Luego los apicultores hicieron un llamado a las
autoridades municipales y estatales para que regulen la aplicación de
insecticidas en épocas de floración de mango. La enorme cantidad de abejas
muertas causó estupor y alarma en el sector, quienes no entienden porque los
productores de mango prefieren matarlas, cuando las abejas son un instrumento
imprescindible para la polinización de sus cultivos.
Luego el cambio climático ha provocado la
baja producción de miel y temen la migración masiva de abejas de las colmenas
por la falta de floreo para alimentarse, ya que la escasez de lluvias causó
deshidratación en las plantas. Por eso el 9 de diciembre de 2015, el presidente del
Consejo Estatal de Apicultores de Guerrero, Santos Goicoechea Antúnez informó
que se cayó totalmente la producción de miel en la entidad, debido a que los
cambios climatológicos alejaron a las abejas de las colmenas. Los productores efectuaron
las técnicas de costumbre en los apiarios como en cada temporada, sin embargo,
cuando acudieron a levantar la cosecha de miel se encontraron con la sorpresa de
que las abejas se habían ido o no había producto.
La situación es
crítica porque 80 por ciento de los productores dependen completamente de la
producción de miel para mantener a sus familias. Aquí el Ayuntamiento
de Atoyac dotó de ocho toneladas de azúcar, a los apicultores, para alimentar
en esta temporada los apiarios y evitar que las abejas se mueran o emigren a
otros lugares.
exelente reportaje informativo y cultural
ResponderEliminarQue precio tiene la miel por 20 litros
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