Para Leonides
Martínez Gómez. Quien siempre tuvo
una
taza de café para mí cada vez que visité El Porvenir.
Víctor Cardona Galindo
El
jueves 3 de diciembre visité El Porvenir Limón. Con el equipo del periodista
Daniel Varela subimos a la cuna del guerrillero Lucio Cabañas Barrientos, allí
encontramos a Leonides padre y a Leonides
hijo cosechando los pocos granos de café que se sostenían en las plantas, pero
con ganas de seguir en la actividad. A un costado de su parcela, ya crecía un
vivero con pequeñas plantas de café, variedad Colombia, tolerantes a la roya
anaranjada.
En
el patio de su casa, en un recipiente con agua, seleccionaban el café cereza
recién cortado. Nos invitaron a tomar una taza de café con galletas norteñas.
Luego nos fuimos a ver los cafetales. Cuando ellos cortaban para que los
filmara el equipo de Varela, llegó un guaco y se sentó en un ocote. Entonces
Leonides hijo me comentó que el guaco se come a los murciélagos que salen al
atardecer y hablamos de otras aves del campo, era un enamorado de todo lo que
tenía sembrado en su pequeña finca. La semana pasada, el 21 de diciembre para
ser exactos, Leonides hijo murió en un accidente automovilístico. Cuando venía
de El Porvenir el vehículo en que viajaba, por La Loma Larga, se quedó sin
frenos y se salió de la carretera.
Por
eso en honor a Leonides Martínez Gómez en esta página de Atoyac hablaremos del
café y la mortal pandemia que sufre ahora. La roya naranja.
La
vegetación nativa que se mantiene en las regiones cafetaleras del estado es
aporte importante al medio ambiente, en la cosecha de agua, porque son
ambientes no alterados, donde aún convive la flora y la fauna. No existe otro
cultivo que armonice con el entorno natural de las regiones productoras, toda
vez que su cosecha se da bajo la sombra de árboles, los cuales contribuyen a
brindar el oxígeno necesario para la subsistencia humana.
También
en las zonas cafetaleras existe una mayor presencia de la fauna nativa, lo que
se propicia con la conservación de los bosques y los cultivos alternos. Por
todo lo anterior el cafetal es un
espacio de vida, que provee sabor y placer. Pero ahora ese espacio de vida se
ve amenazado por la presencia agresiva de la roya naranja.
Su
presencia se le atribuye a los efectos del calentamiento global que se están
acentuando paulatinamente y empiezan a tener repercusiones en el campo, por eso
la roya naranja está devastando los cafetales en la sierra de Atoyac,
únicamente están quedando un 20 por ciento de ellos en pie. La plaga comenzó después de la contingencia que
provocó el huracán Ingrid y la
tormenta tropical Manuel, cuando salieron
afectadas el 25 por ciento de las plantaciones, por los grandes deslaves que se
dieron en las huertas y dejó también mucha humedad en el ambiente, por eso los
primeros brotes agresivos de la roya se detectaron a finales de 2013.
En
las paginas web especializadas encontramos que “La Roya del cafeto es la
enfermedad más importante en nuestros cafetales. Esta es causada por el
hongo Hemileia vastatrix el
cual infecta las hojas del cafeto. La infección por este hongo ocasiona la
caída prematura de las hojas y, si además, hay ataques por insectos, mala
fertilización y condiciones de crecimiento deficientes, los cafetos estarán en
un continuo estrés y desbalance lo que afectará negativamente la producción”.
“La
roya de los cafetales, es un hongo que sólo se desarrolla en las hojas maduras
de los cafetos, las cuales al ser atacadas pierden su función de nutrir a la
planta, ocasionando la defoliación completa y por consiguiente la muerte cuando
los cafetos son viejos”, comenta el ingeniero Federico Lorenzana Arzeta un
hombre de los que más saben del tema.
“Un 90 por ciento
afectado, madamas para la taza de café quedó. Las lluvias atípicas acabaron con
lo poco que se salvó”, dice mi compadre Francisco Magaña quien el sábado 26 de
diciembre subió a San Vicente de Jesús para ver sus plantaciones. La
razón principal es que las lluvias han sido bastante irregulares, ahora llueve
en meses en que antes no llovía. Este invierno está lloviendo en la sierra
atoyaquense. “Nunca en mis 41 años de vida que llevo al sol hoy pensé que a
finales de agosto y principios de septiembre de este 2015 hubiese café maduro
en las plantaciones”, escribió Esteban Hernández Ortiz.
El
año pasado llovió prematuramente ocasionando floración de café a destiempo,
luego cuando los frutos empezaban a desarrollarse siguió lloviendo, muchos
granos cayeron al suelo y otros continuaron su crecimiento hasta madurar, por
eso hubo café maduro a finales de agosto y a principios de septiembre, pero no
el suficiente para que el productor aplicara un corte. Entonces ese café cayó
al suelo y al llegar finales de noviembre fue poco el café maduro listo para
cosecharse. En San Vicente de Jesús hubo quien cosechó cinco latas en una
hectárea (una lata es una medida de 13 kilos aproximadamente) y el kilo de café
cereza está a seis pesos. Se habla que para cosechar una hectárea se necesita
una inversión de 15 mil pesos, puras perdidas. Otros subirán a cortar su café
después de Año Nuevo porque únicamente saldrá para el consumo familiar.
“En
la sierra de Atoyac sólo se aplica un corte de café, pues los precios del grano
aromático no rinden para aplicar dos cortes, de manera tal que los caficultores
esperan a que maduren la mayoría de los granos de café para poder aplicar un sólo
corte y así pagar un periodo de entre 30 y 45 días que ahora lleva levantar la
cosecha”, dice Hernández Ortiz.
La roya presentó un problema
similar en los cultivos, de otras latitudes, durante la década de 1980, se sabe
que en Atoyac está presente desde 1982. Dice Federico Lorenzana que en 1997, surgió un
pequeño brote de roya en Atoyac pero no causo mayores daños, y “por ello
convenimos con Inifap y el Consejo mexicano del Café, la introducción de la
variedad Oro Azteca y establecimos lotes experimentales de cuatro nuevas
variedades de café como: Oro azteca, Costa Rica 95, Catimor 5175 y Pacamara”. La
plaga ocasionó en 2012 y 2013 daños importantes de hasta 40 por ciento de la
producción en Chiapas y Veracruz.
Hace
dos años los cafeticultores comenzaron a reportar la presencia del hongo en los
campos de los ejidos de El Paraíso y San Vicente de Benítez, los dos más
importantes en la producción del grano dentro de este municipio.
Algunos
estiman que la enfermedad de la roya afectó ya el 80 por ciento de los
cafetales en producción. Por eso desde antes campesinos previsores ya tenían
otros cultivos alternos como aguacate, plátano y otros vegetales para abastecer
su consumo interno o para la venta y así llenar el vacío económico que dejará la
falta de café. Porque aún y con las acciones que emprendan las autoridades
federales y estatales para combatir el problema, será mínima la producción de café durante el 2016 en
Guerrero.
Algunos
productores como Evodio Argüello de León están plantando viveros de variedades
Costa Rica 95, Colombia y Oro Azteca tolerantes a la roya naranja, pero susceptibles
a otras enfermedades como: el Ojo de
gallo, si tienen mucha sombra, y si casi no tiene sombra se le desarrolla
otra enfermedad llamada Antraxnosis;
por lo tanto estas variedades necesitan más trabajo de cultivo. Evodio proyecta
sembrar, en junio de 2016, tres mil 300 plantas de semilla acriollada en una
hectárea. Arguello de León es presidente del Consejo Regional del Café y estima
que en la Costa Grande están afectados el 75 por ciento de los cafetales y en
Atoyac está al 80 por ciento de las 23 mil 162 hectáreas que cultivan seis mil 870
productores. Desde Río Santiago hacia arriba se ven puras varas bajo los árboles,
quizá los ejidos más afectados sean El Paraíso y San Vicente de Benítez.
Parece
que fueron inútiles las acciones que emprendió este año el gobierno federal, a
través de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y
Alimentación (Sagarpa), que invirtió 15 millones de pesos para la compra de
químicos que se fumigaron en los cultivos para combatir la roya. Arturo García
Jiménez coordinador del Consejo Ciudadano para la Reactivación del
Desarrollo Sustentable de la Costa Grande (Credescog) considera que se necesita
implementar una campaña intensa de renovación de cafetales, lo que llevará, si
se realiza, a una espera de aproximadamente de tres a cuatro años para que la
producción se vuelva a dar en las zonas cafetaleras del estado.
Así quedaron las plantas de café atacadas por la roya. |
Al
hablar de la problemática Federico Lorenzana Arzeta dice que hay culpas
compartidas, “por un lado están los productores que se siente amenazados por
los daños que causa esta enfermedad y no alzan la voz; del otro están los
profesionistas y técnicos que defienden a sus superiores que nunca van al campo
ni conocen los problemas, y por ultimo estamos los otros profesionista que
alzamos la voz ante la negligencia e ineptitud de los que están al frente de
alguna dependencia u organismo auxiliar de estas, y no hacen caso”.
Federico
Lorenzana en coordinación con Arturo García Jiménez, visitaron algunas
plantaciones y capacitaron a cafetaleros de El Edén y El Paraíso con cursos-talleres
sobre el control de la roya usando el Sulfato
de cobre pentahidratado y la cal
hidratada, para hacer con ellos un producto de contacto como es el caldo
bordelés, fungicida-bactericida-fertilizante, económico y amigable con el medio
ambiente. Y por su propia cuenta Lorenzana también impartió esos cursos–talleres
en San Vicente de Jesús, El Quemado, San Juan de las Flores y El Porvenir
Limón. Gracias a eso cerca de 300 productores saben la forma en que ataca la
enfermedad a sus cafetos, y como elaborar la mezcla. También diseñó un
tríptico, que detalla los pasos que se tienen que seguir para lograr un buen
producto y una buena aplicación.
Federico
Lorenzana dice que México es pionero en el control y prevención de la roya
naranja del café Hemileia vastatrix mediante
el fungicida DR43 y el biofertilizante AITIA.
Es necesario hacer aspersiones a los cafetos con el caldo bordelés y
rociar pocos días antes de que los cafetales empiecen a florear. Si el daño es
severo se deben hacer dos aplicaciones, la primera antes de que haya flor y la
segunda por el mes de septiembre.
Para
otros especialistas el problema es el
abandono de las plantaciones cafetaleras. Se dejó de podar cafetales, hay
plantas viejas, no se fertilizó ni se manejó sombra. Y consideran que para
combatir la roya hay que cambiar y reestructurar para tener cafetales nuevos y
variedades tolerantes, que existen en México como catimores y Oro Azteca, y
además darle buen manejo a los cafetales.
Desde
el punto de vista de Federico Lorenzana el problema de la roya “es un fenómeno
que en forma natural hará una selección entre los productores que son
cafetaleros y los productores recolectores; es decir, los primeros harán todo
por mantener a al famosísimo hongo en un estado que no cause daños a los
cafetos, y los segundos dejaran de ser cafetaleros; esto suena muy drástico
pero es la realidad. La roya nos está diciendo que debemos mejorar las
prácticas de cultivo, que le demos atención a los cafetos, que les hagamos
cariño”.
Está
claro que la roya se manifestó por primera vez en Guerrero en 1982 y que los
cafeticultores convivieron con ella durante 33 años, pero en la última
temporada la sepa se volvió más agresiva. La enfermedad encontró plantaciones
viejas, sólo un nueve por ciento desarrollándose y el ocho por ciento con
nuevas matas en condiciones de producir. Por eso se estima que dentro de tres a
cinco años ya no habrá café en Guerrero, si no se controla la roya o no se
siembran nuevas plantaciones. Este 2015 sólo se rescatará el 30 por ciento de
la producción del aromático, representando una pérdida aproximada de 100
millones de pesos que no llegarán al bolsillo de los productores.
Para
atacar el hongo que destruye a los cafetos es necesario realizar de forma
sistemática y efectiva las acciones de manejo, impulsar el mejoramiento
genético del café con resistencia a la roya e impulsar acciones para atender a
la población afectada por este fenómeno. Hay que recordar que el cultivo del
café coincide con las comunidades de extrema pobreza.
Algunos
productores afectados por la roya dicen que tiraran el bosque para sembrar zacate
y hacer potreros. Pero también hay una plaga de gusanos que afecta los
pastizales y donde caen las vacas ya no quieren comer.
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