domingo, 3 de enero de 2016

La roya del café


Para Leonides Martínez Gómez. Quien siempre tuvo
una taza de café para mí cada vez que visité El Porvenir.
Víctor Cardona Galindo
El jueves 3 de diciembre visité El Porvenir Limón. Con el equipo del periodista Daniel Varela subimos a la cuna del guerrillero Lucio Cabañas Barrientos, allí encontramos a Leonides padre  y a Leonides hijo cosechando los pocos granos de café que se sostenían en las plantas, pero con ganas de seguir en la actividad. A un costado de su parcela, ya crecía un vivero con pequeñas plantas de café, variedad Colombia, tolerantes a la roya anaranjada.
En el patio de su casa, en un recipiente con agua, seleccionaban el café cereza recién cortado. Nos invitaron a tomar una taza de café con galletas norteñas. Luego nos fuimos a ver los cafetales. Cuando ellos cortaban para que los filmara el equipo de Varela, llegó un guaco y se sentó en un ocote. Entonces Leonides hijo me comentó que el guaco se come a los murciélagos que salen al atardecer y hablamos de otras aves del campo, era un enamorado de todo lo que tenía sembrado en su pequeña finca. La semana pasada, el 21 de diciembre para ser exactos, Leonides hijo murió en un accidente automovilístico. Cuando venía de El Porvenir el vehículo en que viajaba, por La Loma Larga, se quedó sin frenos y se salió de la carretera.
Así quedan las plantas de café después que la roya naranja
 le tumba las hojas, de Río Santiago a El Paraíso puras 
varas se observan bajo los árboles que dan sombra 
a los cafetales. Foto: Francisco Magaña de Jesús.

Por eso en honor a Leonides Martínez Gómez en esta página de Atoyac hablaremos del café y la mortal pandemia que sufre ahora. La roya naranja.
La vegetación nativa que se mantiene en las regiones cafetaleras del estado es aporte importante al medio ambiente, en la cosecha de agua, porque son ambientes no alterados, donde aún convive la flora y la fauna. No existe otro cultivo que armonice con el entorno natural de las regiones productoras, toda vez que su cosecha se da bajo la sombra de árboles, los cuales contribuyen a brindar el oxígeno necesario para la subsistencia humana.
También en las zonas cafetaleras existe una mayor presencia de la fauna nativa, lo que se propicia con la conservación de los bosques y los cultivos alternos. Por todo lo anterior  el cafetal es un espacio de vida, que provee sabor y placer. Pero ahora ese espacio de vida se ve amenazado por la presencia agresiva de la roya naranja.
Su presencia se le atribuye a los efectos del calentamiento global que se están acentuando paulatinamente y empiezan a tener repercusiones en el campo, por eso la roya naranja está devastando los cafetales en la sierra de Atoyac, únicamente están quedando un 20 por ciento de ellos en pie. La plaga comenzó después de la contingencia que provocó el huracán Ingrid y la tormenta tropical Manuel, cuando salieron afectadas el 25 por ciento de las plantaciones, por los grandes deslaves que se dieron en las huertas y dejó también mucha humedad en el ambiente, por eso los primeros brotes agresivos de la roya se detectaron a finales de 2013.
En las paginas web especializadas encontramos que “La Roya del cafeto es la enfermedad más importante en nuestros cafetales. Esta es causada por el hongo Hemileia vastatrix el cual infecta las hojas del cafeto. La infección por este hongo ocasiona la caída prematura de las hojas y, si además, hay ataques por insectos, mala fertilización y condiciones de crecimiento deficientes, los cafetos estarán en un continuo estrés y desbalance lo que afectará negativamente la producción”.
“La roya de los cafetales, es un hongo que sólo se desarrolla en las hojas maduras de los cafetos, las cuales al ser atacadas pierden su función de nutrir a la planta, ocasionando la defoliación completa y por consiguiente la muerte cuando los cafetos son viejos”, comenta el ingeniero Federico Lorenzana Arzeta un hombre de los que más saben del tema.
“Un 90 por ciento afectado, madamas para la taza de café quedó. Las lluvias atípicas acabaron con lo poco que se salvó”, dice mi compadre Francisco Magaña quien el sábado 26 de diciembre subió a San Vicente de Jesús para ver sus plantaciones. La razón principal es que las lluvias han sido bastante irregulares, ahora llueve en meses en que antes no llovía. Este invierno está lloviendo en la sierra atoyaquense. “Nunca en mis 41 años de vida que llevo al sol hoy pensé que a finales de agosto y principios de septiembre de este 2015 hubiese café maduro en las plantaciones”, escribió Esteban Hernández Ortiz.
El año pasado llovió prematuramente ocasionando floración de café a destiempo, luego cuando los frutos empezaban a desarrollarse siguió lloviendo, muchos granos cayeron al suelo y otros continuaron su crecimiento hasta madurar, por eso hubo café maduro a finales de agosto y a principios de septiembre, pero no el suficiente para que el productor aplicara un corte. Entonces ese café cayó al suelo y al llegar finales de noviembre fue poco el café maduro listo para cosecharse. En San Vicente de Jesús hubo quien cosechó cinco latas en una hectárea (una lata es una medida de 13 kilos aproximadamente) y el kilo de café cereza está a seis pesos. Se habla que para cosechar una hectárea se necesita una inversión de 15 mil pesos, puras perdidas. Otros subirán a cortar su café después de Año Nuevo porque únicamente saldrá para el consumo familiar.
“En la sierra de Atoyac sólo se aplica un corte de café, pues los precios del grano aromático no rinden para aplicar dos cortes, de manera tal que los caficultores esperan a que maduren la mayoría de los granos de café para poder aplicar un sólo corte y así pagar un periodo de entre 30 y 45 días que ahora lleva levantar la cosecha”, dice Hernández Ortiz.
La roya presentó un problema similar en los cultivos, de otras latitudes, durante la década de 1980, se sabe que en Atoyac está presente desde 1982. Dice Federico Lorenzana que en 1997, surgió un pequeño brote de roya en Atoyac pero no causo mayores daños, y “por ello convenimos con Inifap y el Consejo mexicano del Café, la introducción de la variedad Oro Azteca y establecimos lotes experimentales de cuatro nuevas variedades de café como: Oro azteca, Costa Rica 95, Catimor 5175 y Pacamara”. La plaga ocasionó en 2012 y 2013 daños importantes de hasta 40 por ciento de la producción en Chiapas y Veracruz.
Hace dos años los cafeticultores comenzaron a reportar la presencia del hongo en los campos de los ejidos de El Paraíso y San Vicente de Benítez, los dos más importantes en la producción del grano dentro de este municipio.
Algunos estiman que la enfermedad de la roya afectó ya el 80 por ciento de los cafetales en producción. Por eso desde antes campesinos previsores ya tenían otros cultivos alternos como aguacate, plátano y otros vegetales para abastecer su consumo interno o para la venta y así llenar el vacío económico que dejará la falta de café. Porque aún y con las acciones que emprendan las autoridades federales y estatales para combatir el problema, será mínima  la producción de café durante el 2016 en Guerrero.
Algunos productores como Evodio Argüello de León están plantando viveros de variedades Costa Rica 95, Colombia y Oro Azteca tolerantes a la roya naranja, pero susceptibles a otras enfermedades como: el Ojo de gallo, si tienen mucha sombra, y si casi no tiene sombra se le desarrolla otra enfermedad llamada Antraxnosis; por lo tanto estas variedades necesitan más trabajo de cultivo. Evodio proyecta sembrar, en junio de 2016, tres mil 300 plantas de semilla acriollada en una hectárea. Arguello de León es presidente del Consejo Regional del Café y estima que en la Costa Grande están afectados el 75 por ciento de los cafetales y en Atoyac está al 80 por ciento de las 23 mil 162 hectáreas que cultivan seis mil 870 productores. Desde Río Santiago hacia arriba se ven puras varas bajo los árboles, quizá los ejidos más afectados sean El Paraíso y San Vicente de Benítez.
Parece que fueron inútiles las acciones que emprendió este año el gobierno federal, a través de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), que invirtió 15 millones de pesos para la compra de químicos que se fumigaron en los cultivos para combatir la roya. Arturo García Jiménez coordinador del  Consejo Ciudadano para la Reactivación del Desarrollo Sustentable de la Costa Grande (Credescog) considera que se necesita implementar una campaña intensa de renovación de cafetales, lo que llevará, si se realiza, a una espera de aproximadamente de tres a cuatro años para que la producción se vuelva a dar en las zonas cafetaleras del estado.
Así quedaron las plantas de café atacadas por la roya.

Al hablar de la problemática Federico Lorenzana Arzeta dice que hay culpas compartidas, “por un lado están los productores que se siente amenazados por los daños que causa esta enfermedad y no alzan la voz; del otro están los profesionistas y técnicos que defienden a sus superiores que nunca van al campo ni conocen los problemas, y por ultimo estamos los otros profesionista que alzamos la voz ante la negligencia e ineptitud de los que están al frente de alguna dependencia u organismo auxiliar de estas, y no hacen caso”.
Federico Lorenzana en coordinación con Arturo García Jiménez, visitaron algunas plantaciones y capacitaron a cafetaleros de El Edén y El Paraíso con cursos-talleres sobre el control de la roya usando el Sulfato de cobre pentahidratado y la cal hidratada, para hacer con ellos un producto de contacto como es el caldo bordelés, fungicida-bactericida-fertilizante, económico y amigable con el medio ambiente. Y por su propia cuenta Lorenzana también impartió esos cursos–talleres en San Vicente de Jesús, El Quemado, San Juan de las Flores y El Porvenir Limón. Gracias a eso cerca de 300 productores saben la forma en que ataca la enfermedad a sus cafetos, y como elaborar la mezcla. También diseñó un tríptico, que detalla los pasos que se tienen que seguir para lograr un buen producto y una buena aplicación.
Federico Lorenzana dice que México es pionero en el control y prevención de la roya naranja del café Hemileia vastatrix mediante el fungicida DR43 y el biofertilizante AITIA.  Es necesario hacer aspersiones a los cafetos con el caldo bordelés y rociar pocos días antes de que los cafetales empiecen a florear. Si el daño es severo se deben hacer dos aplicaciones, la primera antes de que haya flor y la segunda por el mes de septiembre.
Para otros especialistas el problema  es el abandono de las plantaciones cafetaleras. Se dejó de podar cafetales, hay plantas viejas, no se fertilizó ni se manejó sombra. Y consideran que para combatir la roya hay que cambiar y reestructurar para tener cafetales nuevos y variedades tolerantes, que existen en México como catimores y Oro Azteca, y además darle buen manejo a los cafetales.
Desde el punto de vista de Federico Lorenzana el problema de la roya “es un fenómeno que en forma natural hará una selección entre los productores que son cafetaleros y los productores recolectores; es decir, los primeros harán todo por mantener a al famosísimo hongo en un estado que no cause daños a los cafetos, y los segundos dejaran de ser cafetaleros; esto suena muy drástico pero es la realidad. La roya nos está diciendo que debemos mejorar las prácticas de cultivo, que le demos atención a los cafetos, que les hagamos cariño”.
Está claro que la roya se manifestó por primera vez en Guerrero en 1982 y que los cafeticultores convivieron con ella durante 33 años, pero en la última temporada la sepa se volvió más agresiva. La enfermedad encontró plantaciones viejas, sólo un nueve por ciento desarrollándose y el ocho por ciento con nuevas matas en condiciones de producir. Por eso se estima que dentro de tres a cinco años ya no habrá café en Guerrero, si no se controla la roya o no se siembran nuevas plantaciones. Este 2015 sólo se rescatará el 30 por ciento de la producción del aromático, representando una pérdida aproximada de 100 millones de pesos que no llegarán al bolsillo de los productores.
Para atacar el hongo que destruye a los cafetos es necesario realizar de forma sistemática y efectiva las acciones de manejo, impulsar el mejoramiento genético del café con resistencia a la roya e impulsar acciones para atender a la población afectada por este fenómeno. Hay que recordar que el cultivo del café coincide con las comunidades de extrema pobreza.
Algunos productores afectados por la roya dicen que tiraran el bosque para sembrar zacate y hacer potreros. Pero también hay una plaga de gusanos que afecta los pastizales y donde caen las vacas ya no quieren comer.


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