miércoles, 6 de enero de 2016

La danza del macho

Víctor Cardona Galindo

Como la del Cortés, la de los marqueses y los gachupines, la del Macho es otra de las danzas de la conquista, porque el hombre que se viste de mujer simula a la Malinche. Son danzas que se han heredado de generación en generación, Flavio Mesino la organiza desde 1981 en la colonia Juan Álvarez de Atoyac y la aprendió de don Félix García y de Eugenio Rosas.
La ha llevado a muchos lugares, incluso se presentaron una vez en el Centro de Convenciones de Acapulco, pero recorre la ciudad de Atoyac en Navidad, Año Nuevo y el Día de Reyes.
La música que se toca es de violín y guitarra. En el tono de La Mayor, se interpreta el verso siguiente:

Malinchito, malinchón
cuánto quieres por tu macho
no lo presto
no lo vendo
porque ni dinero me costó.

Los danzantes son tres, la Malinche, el comprador y el macho. Actualmente Ciro Mesino representa al comprador, Demetrio Vargas Martínez es el macho y Camerino Salgado, mejor conocido como El Chivo, se viste de mujer para personificar a la Malinche. Flavio Mesino toca el violín y Albertano Gómez Onofre, la guitarra. Por mucho tiempo la Malinche fue interpretada por don Anselmo Martínez El Chulo, un señor muy picaresco que se hizo famoso porque cantaba el verso:

Estos guaraches que traigo yo
Lucio Cabañas me los compró
y con el dinero que le sobró
un chicle motita me regaló.

Ahora ese verso se ve muy simple, pero El Chulo lo cantaba cuando estaba en pleno apogeo la Guerra sucia y de esa manera se burlaba de los soldados que en ese tiempo estaban hasta en la sopa.

DANZA DE LOS MACHOS

Esta representa a un grupo de trabajadores campesinos, dedicados al cuidado y domación de las bestias mulares, propiedad de los ricos españoles; por esta actividad, los trabajadores recibían el nombre de machos.
La característica principal por la que se identifica esta danza es porque los danzantes llevan consigo una pequeña cabeza y pescuezo de madera que representa la bestia mular.
En esta danza sólo una persona se viste de mujer, con ropa de la época de principios del siglo XX, tal como vestía la mujer de pueblo: enaguas largas, blusa de tela corriente y floreada, rebozo enrollado a la cintura, las puntas echadas hacia atrás sobre los hombros terciado al pecho; sombrero de palma común, la máscara da el aspecto alegre y jovial de la mujer mestiza.

Cuauhtémoc Anda Gutiérrez. Guerrero, raíces, democracia, futuro y paz, p. 83.

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