Víctor
Cardona Galindo
Muchos
campesinos de la sierra de Atoyac se sumaron a la Organización Campesina de la
Sierra del Sur (OCSS), porque había injusticia en sus pueblos. Los abusos policíacos estaban al orden del
día. El fertilizante, las láminas de cartón, los líquidos para fumigar las
milpas y las despensas, que distribuía el gobierno, únicamente le llegaban a
los líderes priistas y a sus allegados. Y la organización de izquierda que era
la Coalición de Ejidos de la Costa Grande no compartía el uso del fertilizante
químico y de herbicidas. Por eso había que luchar por lo inmediato y solamente
por la vía de la movilización se tuvo acceso a esos beneficios.
El
radicalismo que caracterizaba a la OCSS, lo heredó del Partido de la Revolución
Democrática, pues la mayoría de los líderes fundadores participaron en Frente
Democrático Nacional (FDN) apoyando la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas y
luego en las tomas de Ayuntamientos que realizó el PRD. Benigno Guzmán era
líder en Tepetixtla, el principal bastión perredista de Coyuca de Benítez.
Bartolo Guzmán fue electo en una asamblea comandante de la Policía Popular de ese
municipio durante el plantón de 1989. Se le recuerda caminando por la plaza con
una resortera en mano y un morral colgado lleno de piedras.
De los
líderes de Atoyac, Hilario Mesino Acosta y Gilberto Romero Vázquez venían de la
Coalición de Ejidos de la Costa Grande. Hilario también participaba en el
Comité Nacional Independiente de Familiares de Desaparecidos de la Costa Grande
de Guerrero. Fogueado en esas lides desde que su madre Juana Acosta Martínez se
presentó por primera vez al cuartel militar de Atoyac, a buscar a su hermano
Alberto Mesino desaparecido por el Ejército el 18 de junio de 1974. Por eso una
de las demandas de la OCSS además de insumos para el campo y obras, era la
presentación con vida de los desaparecidos políticos de la década de los
setentas.
“Vivíamos
la pobreza y distintos matices de injusticia. La falta de empleo, los abusos
policiacos y caciquiles, las enfermedades de los pobres. Las cosechas mal
pagadas, la desnutrición, el alfabetismo. El alcoholismo. Las familias
desintegradas. La emigración. Siempre luchando por mejorar, por sobrevivir.
Allí nació nuestra rebeldía, del vivir diario”, dirían en el 2006 mediante un documento
Benigno Guzmán y Marino Sánchez. Quienes confirmaron que la OCSS tuvo su origen
en la lucha electoral de 1989.
En ese
texto dicen que cuando se dieron a conocer a la prensa el 14 de enero de 1994,
en la dirección estaban Hilario Mesino, Benigno Guzmán, Marino Sánchez, Gabino
Luna, Benito Bahena y Telesforo Luna, los cinco últimos de Tepetixtla, “que
venían del proceso de lucha electoral y de las defensa de los bosques”, primera
lucha que dieron los campesinos de Tepetixtla en 1989 en contra de la
explotación forestal en los bienes comunales de esa demarcación.
Y que
entre los cuadros medios estaban: Eugenio Aguirre, Ismael Mena, Salomé Aguirre,
Alejo Aguirre, Gabriel Guzmán, Bartolo Guzmán, José Maldonado y Alfredo Luna.
Los líderes fundadores de la OCSS dan a conocer que el 18 y 19 de marzo de 1994,
en el encuentro campesino realizado en Tepetixtla, se incorporaron Florente
Rafael Bentura, Regulo Reséndiz, Gilberto Romero Vázquez, Pedro y Plácido
Leonardo, Pasito Hernández, Daniel Castañeda y Emiliano Estévez.
Pero
de regreso al hilo de nuestra narración. En los primeros cuatro meses de 1995 la
inseguridad se disparó en la región y los cuerpos policíacos nada resolvían, al
contrario había que cuidarse también de ellos, la judicial asaltaba y
extorsionaba, entraba arbitrariamente a los domicilios y robaba. En este
contexto el 1 de abril de 1995, cinco individuos secuestraron a Pedro Brito
García, se lo llevaron en una camioneta blanca Ford Pick-up. El plagio fue muy
sonado y consternó a la ciudadanía por que la víctima es miembro de una de las
familias más conocidas de la ciudad de Atoyac.
Durante
el mes de abril de 1995, los integrantes de la OCSS se movilizaron contra la
explotación de los bosques comunales de la sierra de Tepetixtla. Los campesinos
se organizaron para vigilar el movimiento de vehículos, llegaron a detener
camiones llenos de madera y lograron parar la explotación.
El 3
de mayo de 1995 el gobernador Rubén Figueroa Alcocer visitó Tepetixtla, llegó acompañado
del comandante de la novena región militar general Tomas Enrique Salgado
Cordero, la OCSS por su parte reunió a los viejitos de la comunidad y nombraron
al campesino originario de San Martín de las Flores, Gilberto Romero Vázquez,
para que diera lectura a un pliego petitorio que englobaba todas las demandas
de la Costa Grande. Gilberto como luchador social se formó en las filas de
Coalición de Ejidos de la Costa Grande.
La
OCSS recibió al gobernador en su local, “le ofrecieron comida consistente en
venado, tortillas y agua, que el gobernador no comió porque no le dio tiempo”,
dice Maribel Gutiérrez en su libro Violencia
en Guerrero.
En ese
lugar Benigno, al retomar el tema de la explotación forestal, dijo que si era
necesario levantarse en armas para defender sus demandas el pueblo lo haría. El
general Salgado Cordero preguntó si alguien los estaba asesorando. Para ese
entonces ya una nube de agentes de Inteligencia Militar y orejas de Gobernación
estatal y federal seguían las actividades de la OCSS.
En esa
reunión Figueroa se comprometió a atender las demandas de los campesinos, que
incluían fertilizante, láminas de cartón, rollos de alambre, bombas para
fumigar, líquidos herbicidas, despensas y la pavimentación de la carretera a
Tepetixtla.
Después
del encuentro con la OCSS Figueroa se fue a la plaza cívica de Tepetixtla donde
ya lo esperaban los priistas y miembros de la Organización Campesina Benito
Juárez fundada por Bartolo Guzmán Martínez bajo el auspicio del gobierno.
Luego
los conflictos continuaron en la comunidad, porque a pesar del acuerdo que
firmaron las dos partes el 26 de abril, con la intervención del gobierno del
estado, para suspender la exploración del bosque, ésta se reanudó semanas
después. Por eso el 10 de mayo la OCSS destruyó dos grúas propiedad de la empresa
maderera y decomisaron un camión cargado de madera el 12. Las cosas volvieron
al punto del enfrentamiento entre los comuneros priistas y la OCSS.
Ese 10
de mayo, una comisión de la OCSS se trasladó a la sierra, donde llegaban
camiones a cargar la madera que estaban trozando, en un paraje a la altura del
Camotito, rumbo al Puerto de Los Pinos, a media hora del camino a Tepetixtla.
“Nos trasladamos hasta allá. Ese día no trabajó el personal porque era el Día
de las Madres, encontramos solamente las grúas, y la comisión las destruyó, con
piedras y machetes, en protesta porque se están llevando nuestra madera”,
relató Benigno Guzmán a Maribel Gutiérrez.
También
el 12 de mayo en Coyuca estuvo a punto de darse una masacre cuando militantes
de la OCSS rodearon las oficinas de la asociación ganadera local, donde estaban
los funcionarios enviados por Rubén Figueroa. Los policías estatales que los
custodiaban apuntaron a los manifestantes y cortaron cartucho. El representante
personal del gobernador era el diputado local César Flores Maldonado quien
llegó con la promesa de que los compromisos, contraídos el 3, se cumplirían.
Dirigentes
de la OCSS, se reunieron el 16 de mayo, en el Ayuntamiento de San Jerónimo de
Juárez con el subsecretario de asuntos políticos del gobierno del estado, Juan
José Arciniega, los diputados locales Pedro Magaña Ruíz y César Flores
Maldonado. Como testigo estuvo el presidente municipal de ese lugar Inmer
Rivera Magdaleno. El 17 se publicó en los medios informativos: “Militantes de
la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS) de las comunidades de San
Juan de las Flores, El Escorpión, Agua Fría, Mexcaltepec, El Salto y San Martín
de las Flores, sostuvieron una reunión con representantes del gobierno del
estado y les entregaran fertilizantes, aspersoras, líquido para fumigar y
despensas antes del 30 del presente mes y año”. En esa reunión que duró más de
tres horas estuvo Hilario Mesino y Luis Ángulo entre otros líderes de la
agrupación.
El 18
de mayo, tomaron el Ayuntamiento de Atoyac y retuvieron en su interior al
cuerpo edilicio y a funcionarios. Dice Maribel Gutiérrez: “El 18 de mayo de
1995, los campesinos de la OCSS regresaron, casi con los mismos planteamientos,
pero ésta vez fueron más notorias sus acciones. De sus métodos de lucha fueron
dejando huella en todo el camino”.
Eran
más de 600 campesinos, hombres y mujeres, muchos jóvenes y adolescentes de los
sectores más pobres de la región, armados con machetes, varillas o garrotes
gruesos con puntas afiladas. La mayoría de Tepetixtla.
Cuando
bajaban de Tepetixtla en el punto conocido como Arroyo Grande, se encontraron
con un representante de la empresa maderera El Fuerte, propiedad de Isabel
Calderón, a bordo de una camioneta Cheyenne, color café claro, iba al
aserradero para reiniciar los trabajos aprovechando la ausencia de los
campesinos, por eso la OCSS se lo llevó retenido con todo y vehículo.
“De
Tepetixtla, Yerbasantita, Compuertas, Atoyaquillo y otras poblaciones de la
sierra, llegaron a la costa alrededor de las 11 de la mañana. En Coyuca
detuvieron el tránsito de la carretera federal para dar difusión a su
movimiento; el conductor de un camión maderero quiso pasar a la fuerza y quedó
al lado de la carretera porque los campesinos le poncharon las llantas.
Pintaron y tomaron autobuses de línea, en los que llegaron a Atoyac”, se lee en
el libro Violencia en Guerrero.
A la
entrada de Atoyac llegaron los grupos de Coyuca, Tecpan, Petatlán, La Unión,
Coahuayutla y de este municipio. La marcha inició poro después de mediodía, con
unos 600 campesinos que partieron de la escuela preparatoria número 22, en
filas bien ordenadas, para dirigirse al Palacio Municipal, con ellos iban
integrantes del Comité de Familiares de Detenidos y Desaparecidos de la Costa
Grande de Guerrero.
A su
paso los manifestantes realizaban pintas en automóviles y paredes con consignas
alusivas al 18 de mayo de 1967 y pedían solución a las demandas de los
campesinos. En la fábrica de hielo se dio un altercado con una familia que
trató de impedir que pintarrajearan la pared recién blanqueada, pero los manifestantes los
agredieron y los rociaron con spray. Se dice que la señora María Reyes Orbe
murió a consecuencia de un golpe, que le dieron los de la OCSS ese día.
Poco
después de las 14:30 horas el contingente arribó a la plaza cívica Morelos e
inmediatamente bloquearon el Palacio Municipal e impidieron el acceso y la
salida de los que estaban en su interior. Adentro del inmueble quedaron 70
trabajadores. Colocaron la camioneta, que retuvieron a la empresa maderera, frente
al edificio del Ayuntamiento para instalar, usando su batería, el aparato de
sonido con el que hicieron uso de la palabra todos los oradores.
Se
formó una comisión para dialogar con la alcaldesa María de la Luz Núñez Ramos,
pero luego que se rompieron las pláticas los campesinos bloquearon todos los
accesos a la plaza Morelos y dejaron incomunicado al Ayuntamiento, después
cortaron el agua, la energía eléctrica y el teléfono.
Por la
intervención de sacerdote Máximo Gómez Muñoz fueron liberados, a las 22 horas,
50 trabajadores y quedaron en su interior únicamente la alcaldesa, síndico y
regidores, el director de Obras Públicas, el Oficial Mayor, el secretario
general y ocho policías preventivos.
Se
esperaba una comisión negociadora del gobierno del estado porque “la presidenta
se declaró incompetente para la solución de sus demandas”, publicaba El Sol de Acapulco al día siguiente. La
comisión del gobierno del estado llegó a las 10 de la noche, pero pospuso los
acuerdos hasta el otro día.
Hilario
Mesino dijo a Pablo Alonso corresponsal de Diario
17, que la toma se debió a que hacía un año la alcaldesa se comprometió a
conseguirles una entrevista con el presidente de la República Carlos Salinas de
Gortari y dotar de insumos a los campesinos, pero no cumplió.
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