Víctor
Cardona Galindo
El 27
de noviembre de 1994 María de la Luz Núñez Ramos rindió su primer informe de
gobierno, entonces los priistas se organizaron y realizaron una movilización.
Con la clara intención de boicotear el evento, llamaron a todos los grupos que
estaban inconformes con la administración y los juntaron ese día.
“Antes
del informe el Movimiento Ciudadano por la Dignidad de los Atoyaquenses tomó
por asalto el presídium donde rendiría su primer informe María de la Luz Núñez
Ramos, para exigir justicia y alto a la represión selectiva que ha practicado
además para que respete los comisarios municipales electos en tiempo y forma”,
escribió Pablo Alonso el 28 de noviembre.
La
operación priista estuvo encabezada por Pedro Rebolledo Málaga, Miguel Ángel
Ponce Jacinto, José Ángel Navarrete Reséndiz, Juan de Dios Solís Martínez y
Mariano Bautista Catalán quienes se posicionaron del estrado. Arturo Martínez
Nateras y su hija Metzeri fueron arrojados del templete cuando intentaron
intervenir. Esta acción retrasó por tres horas el informe de la alcaldesa, los
inconformes después de firmar una minuta abandonaron el lugar marchando por las
principales calles de la ciudad.
La
Alcaldesa María de la Luz Núñez Ramos
entregando becas de solidaridad en 1994.
Foto Archivo Histórico Municipal de Atoyac.
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Por
eso el 30 de noviembre, miembros del PRD montaron una guardia permanente en el Palacio
Municipal porque corría el rumor de que militantes priistas irían a tomarlo,
pero al no confirmarse la amenaza los perredistas se retiraron el 2 de
diciembre.
En
diciembre de 1994, las relaciones entre María de la Luz Núñez Ramos y sus
aliados del Partido de la Revolución Democrática (PRD) pasaban por una crisis.
Las diferencias comenzaron cuando Arturo Martínez Nateras, esposo de la
alcaldesa, quiso colocar dos monumentos de Luis Donaldo Colosio en Atoyac y se
profundizaron porque en las elecciones de agosto Arturo elaboró un volante
donde llamaba a votar por Ernesto Zedillo y por Mario Valdez Lucena que era el candidato
perredista a la diputación federal. Valdez no estuvo de acuerdo y la propaganda
no llegó a repartirse, sin embargo un par salieron a la luz pública y se desató
una polémica.
Para
ese proceso electoral Martínez Nateras acuño ese slogan de “Votar por Zedillo
es honrar a Colosio”, se dijo que la propia María de la Luz realizó a una
reunión en La Pintada donde llamó a votar por Ernesto Zedillo. Por esa
coyuntura de 1994, las relaciones entre la gente de María de la Luz y el PRD se
tensaron tanto que estuvieron al punto de romperse, pero la relación fue
salvada después de la masacre de Aguas Blancas, porque todos coincidieron en un
solo frente, la lucha para exigir justicia a los masacrados, en el movimiento que
propició la caída del gobernador Rubén Figueroa Alcocer.
Desde
el inicio del trienio enemigos de ese Ayuntamiento, tanto de izquierda como del
PRI, dolosamente hacían circular la versión de que Arturo Martínez Nateras se quedó
con el dinero del secuestro del senador Rubén Figueroa, efectuado por Lucio
Cabañas en 1994. Por eso los cabañistas le tenían animadversión y lo acusaban de
manipular a María de la Luz. Eso hacía que el Ayuntamiento estuviera ante tres
frentes de batalla: el de los cacicazgos priistas, perredistas que venían de
Partido Comunista y el de la izquierda radical.
Por
eso aquél 2 de diciembre, al conmemorarse el 20 aniversario de la muerte de
Cabañas, acusaron al Ayuntamiento perredista de boicotear al evento, debido a
que a la misma hora de la manifestación había un concurso de pastorela. Se hizo
un acuerdo con Hilario Mesino que una vez terminada la pastorela podrían usar,
para el mitin, el sonido que tenía instalado el Ayuntamiento. Pero la pastorela
se prolongó, por eso azuzados por Isaías Reyes Téllez miembros de la
Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS) estuvieron a punto de
agredir al director de cultura, Víctor Cardona Galindo. Reyes Téllez les decía:
“Este es gente de María de la Luz y de Nateras, lo mandaron para que no se
hiciera el mitin”.
Si no
es por la oportuna intervención de Jonás Fierro y de Hilario Mesino el
funcionario hubiera probado los garrotes y las varillas que ya levantaban en su
contra de los campesinos de Tepetixtla. Isaías estaba resentido con el PRD por
que su hijo Josías Reyes murió el 14 de enero de 1990 en Río Santiago, en un
accidente vehicular junto a Rocío Mesino Martínez, cuando iban rumbo al Achotal
a cumplir una comisión del partido.
Después
del incidente se suspendió la pastorela y la OCSS realizó su mitin con su
propio sonido. Ese día una de las oradoras del evento fue la maestra Hilda
Flores Solís. La manifestación terminó a las tres de la tarde.
Al día
siguiente, 3 de diciembre, salió una nota en El Diario 17. “Seguidores de Lucio Cabañas golpearon a agente de
gobernación en la Costa Grande”. Es que durante la conmemoración miembros de la
OCSS le quitaron una cámara al agente Gustavo Martínez Galeana quien presentó
una denuncia en el Ministerio Público en contra de Benigno Guzmán. Gustavo dijo
que la cámara tenía un valor de siete mil nuevos pesos y que también le
pintaron su vehículo marca Tsuru modelo 1989, color blanco, propiedad del
gobierno del estado. “Se le apreciaron pintas como ‘Viva la OCSS’, así como golpes
en las puertas y tremenda golpiza le propinaron al agente de gobernación
Gustavo Martínez Galeana”. Se levantó la averiguación previa GALE/11/0322/94
por el delito de robo, daños y lesiones más lo que resulte en contra de Benigno
Guzmán Martínez.
A mediados
de diciembre, mediante un documento, alrededor de 38 comisariados ejidales y
delegados de la Unión de Ejidos Alfredo V. Bonfil, solicitaron la intervención
del Ejército para que brindara seguridad en la sierra durante la temporada de
la cosecha de café, porque los cuerpos policiacos estatales habían sido
incompetentes y prevalecía la inseguridad en la región. Al retirarse los
soldados de la región se reanudaron los secuestros y los asaltos, por eso
pedían su retorno.
“En el
inicio del nuevo sexenio gubernamental en el país, se presagian en lo económico
grandes tempestades, y en lo político hay posibilidad de enfrentamiento que
amenazan con seguir sangrando a la nación”, dijo la presidenta municipal de
Atoyac María de la Luz Núñez Ramos en su mensaje de Año Nuevo.
De
1994 comentó: “Fuimos foco de atención de la prensa nacional, por nuestro
cruento pasado y por el potencial de violencia que anida en las condiciones
infrahumanas de vida de muchos habitantes, tanto de la sierra como la costa. El
espíritu de nuestros guerrilleros y nuestros desaparecidos vive aún en los
corazones de muchos; pero en contra de las expectativas, hemos sido novedad
democrática”.
Con
una capacidad de 500 alumnos, el 1 de enero de 1995, se abrió el Colegio de Policía
en las instalaciones que fueron del 49 Batallón de Infantería en la colonia
Mártires del 30 de diciembre. “El colegio funcionará para brindar educación
policiaca a todas las fuerzas de seguridad pública del estado… Se formarán
policías judiciales, preventivos municipales, turísticos, de empresas y hoteles
y hasta custodios de los Centros de Readaptación Social”, dijo a la prensa en
procurador de Justicia del Estado Antonio Alcocer Salazar, quien agregó que se
buscaba formar una policía profesional en esta institución, cuyo primer
director fue el capitán Ernesto Ríos Torres.
El 18
de enero de 1995, apareció la noticia de un supuesto Comando Armado
Revolucionario del Sur (CARS) representado por el Comisario Rojo quien decía que combatiríann hasta “Vencer o Morir”,
invitaban a los guerrerenses a levantarse en armas para derrocar al presidente
Zedillo y al gobernador de la entidad Rubén Figueroa Alcocer. Reivindicaban la
Guerra Popular Prolongada como única esperanza de victoria definitiva y una
vida más digna para todos y para siempre. Organizaciones y luchadores sociales
descalificaron el comunicado y dijeron que seguramente había sido redactado en
las mismas oficinas de gobernación.
Mientras
tanto el Ejército se ponía las pilas, el 22 de enero el comandante de Novena
Región Militar general Tomas Enrique Salgado Cordero y comandante del 49
Batallón de Infantería coronel Rubén Benzor Arellano, realizaron una gira de
trabajo por diferentes pueblos de la sierra de Atoyac acompañados de la alcaldesa
María de la Luz Núñez Ramos, en este recorrido supervisaron las labores que
realizaba el Ejército mexicano en la región.
Los
mandos castrenses estuvieron en Mexcaltepec, San Juan de las Flores, Plan del
Carrizo, Santo Domingo, Pie de la Cuesta, El Camarón, Los Valles, San Andrés,
El Paraíso, La Pintada y Tepetixtla, a esta última comunidad ya no asistió
María de la Luz Núñez por no ser de su municipio. “La obras son rehabilitación
de caminos, aulas escolares, construcción de fosas sépticas para algunos escuelas
primarias y cercos perimetrales”, publicó en el Diario 17 Pablo Alonso Sánchez.
Luego Salgado
Cordero aseguró a los medios que no existía guerrilla, pero fue: “El 7 de
febrero de 1995 cuando comenzó la labor social en 106 poblaciones de 29
municipios, el general Salgado Cordero, afirmó después de que hizo un recorrido
por el territorio del estado, que en Guerrero no hay comunidades en extrema
pobreza, que no existen grupos armados guerrilleros, y que el principal
problema de la entidad es la inseguridad pública”, escribió Maribel Gutiérrez,
en su libro Violencia en Guerrero
“Guerrillas,
no existen tales. Eso es solamente historia, ahora las condiciones son otras,
prevalece en la población el espíritu de trabajo y progreso”, dijo el comandante
de la Novena Región a los medios de comunicación.
Las
declaraciones de Salgado Cordero contrastaban con las hechas, hacía un año. “El
comandante de la 35 zona militar con sede en Chilpancingo, general Francisco
Fernández Solís, había declarado a los medios el 5 de mayo de 1993 que ‘el
Ejército tenía localizados a grupos guerrilleros en Guerrero’ y que la
Inteligencia Militar tiene los nombres de quienes reparten libelos del Procup y
del Partido de los Pobres’ y que a los pocos días fue destituido”, recordó
Maribel Gutiérrez.
Y más
reciente también el 4 de noviembre de 1994 el subsecretario de protección y
vialidad del Estado, Rosendo Armijo de los Santos, informó que en Tixtla
descubrieron a dos jóvenes repartiendo propaganda del Procup-Pdlp y que en las
últimas semanas se habían incrementado las pintas en apoyo al EZLN en las
paredes de edificios públicos de la capital y Tixtla. Aunque descartó la
presencia de grupos guerrilleros dijo que las corporaciones policiacas se
encontraban en estado de alerta.
El 12
de febrero, el general Salgado Cordero, invitó a los reporteros a Metlatonoc y
a San Juan de las Flores, donde los soldados pintaban escuelas, abrían caminos,
construían letrinas, arreglaban aparatos eléctricos, cortaban pelo y daban consultas
médicas, mientras la propaganda guerrillera estaba por todo el estado.
A
principios de 1995 se preparaba una acción armada de comuneros de Tepetixtla
identificados con el gobierno en contra de los integrantes de la OCSS que se
oponían a la explotación de los bosques. Algunos dicen que la oposición a la
explotación forestal fue lo que detonó la masacre de Aguas Blancas.
“Benigno
Guzmán dio a conocer, el 9 de febrero la oposición de los integrantes de la
OCSS a que una empresa particular propiedad de Isabel Calderón, explotara los
bosques comunales de Tepetixtla, pues se ha demostrado que este tipo de
aprovechamiento forestal sólo beneficia a madereros y deja sin utilidad a los
campesinos además de que destruye en equilibrio ecológico”, nos comenta Maribel.
El
presidente del comisariado de bienes comunales de Tepetixtla, Felipe López
Rueda, estaba promoviendo que esa empresaria explotara los bosques de
Tepetixtla y sus anexos, la empresa prometía apertura de caminos. Pero además las
cosas se calentaban en Tepetixtla porque los líderes del PRI, amenazaban con
desaparecer uno a uno a los miembros de la OCSS y Héctor Vicario con su maletín
buscaba comprarlos, con ese método ganó para el gobierno a Bartolo Guzmán
Martínez.
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