Víctor
Cardona Galindo
Algunos
campesinos que participaron en la toma del Palacio Municipal, aquel 18 de mayo
de 1995, recuerdan que mucho se hablaba de la cercanía del esposo de la alcaldesa
con Carlos Salinas de Gortari y con Ernesto Zedillo por eso consideraban que
atacar el Ayuntamiento de Atoyac era como lanzarse contra el mismo gobierno
federal. Era lo más cercano que tenían al Centro. Aunque ahora Luis Angulo
Barona recuerda que la toma del edificio la hizo principalmente gente que venía de Tepetixtla.
Aquella
ocasión, los manifestantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur
(OCSS) pidieron a la alcaldesa 150 toneladas de fertilizante para campesinos de
seis comunidades, los de Tepetixtla pedían seis camiones para regresar a sus
comunidades. La presidenta rechazó la petición de los autobuses y los
campesinos respondieron “entonces no nos vamos”; por eso el plantón se alargó
hasta el día siguiente.
El
universitario y dirigente del PRD, Wilibaldo
Rojas Arellano en los tiempos que
fue síndico del
Ayuntamiento de Atoyac en el trienio 1993-1996.
Foto Archivo
histórico municipal.
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María
de la Luz no entendía que hacían campesinos de otros municipios tomando el
Ayuntamiento de Atoyac y creía que estaban al servicio del gobierno del estado,
por eso les dijo a los dirigentes campesinos que tenía “ciertas dudas” sobre su
organización, a lo que Rocío Mesino contestó que anduvieron con ella en la
campaña “y ahora no apoya a nuestras demandas. Vemos que el PRI y el PRD son
iguales”. Recogió Maribel Gutiérrez en su libro Violencia en Guerrero.
En ese
tono su esposo Arturo Martínez Nateras dijo a El Sol de Acapulco que “los campesinos están influidos por cuerpos
de provocación y policías secretas que pretenden desestabilizar un Ayuntamiento
democrático, además que el gobierno del estado se hace de la vista gorda para
no solucionar sus problemas”. Y esto último era verdad porque en cada
negociación los campesinos únicamente lograban promesas de los funcionarios.
Una
vez que se declaró tomado en Ayuntamiento “Núñez Ramos se comunicó por teléfono
con el gobernador Rubén Figueroa quien de inmediato propuso mandar a la fuerza pública,
a lo que tajante se opuso se opuso la alcaldesa. Figueroa pidió que le mandaran
por fax una lista de las demandas de los campesinos”, comenta Maribel.
Ese
día el Ayuntamiento festejaba a los maestros en la Cueva del Club de Leones, un
grupo de teatro de la Universidad Autónoma de Guerrero dirigido por Víctor
Palacios presentó una obra que tuvo mucho éxito entre la concurrencia, se
esperaba la presencia de María de la Luz en esta convivencia, pero como
avanzaba la noche y no llegaba, hubo que contener a un grupo de maestros que ya
en estado de ebriedad pretendían ir en pos de su rescate.
Al
otro día, los del área de educación del Ayuntamiento, llegamos a las nueve de
la mañana a la explanada del Zócalo y por la cercanía que teníamos con algunos
líderes campesinos nos dejaron entrar hasta la puerta del Palacio Municipal,
ahí conocimos a Rocío Mesino Mesino que salía a cada rato al balcón del
edificio para dar instrucciones a los campesinos de Atoyac y luego entraba a
las negociaciones.
La
OCSS tenía sus oficias en la parroquia del Dios Único por eso ahí prepararon
los alimentos para todos los manifestantes. Eso saldría a relucir años más
tarde en la causa penal que se le siguió a Hilario Mesino Acosta, a raíz de la
denuncia que presentaron los regidores priistas José Luis Serrano Radilla,
Lucio Flores Martínez y Crescencio Olea Ruiz en contra de los dirigentes de la
OCSS y de la también edil Tita Radilla Martínez. Los priistas reclamarían
privación ilegal de la libertad y los destrozos causados al inmueble del
Ayuntamiento.
La
comisión que llegó del gobierno del estado para negociar con la OCSS venía
encabezada por José Rubén Robles Catalán secretario de gobierno y atoyaquense
nacido en Cacalutla, quien a pesar de ser el funcionario de mayor jerarquía permaneció
callado y las negociaciones las llevó el subsecretario de administración y
finanzas Héctor Vicario Castrejón.
Se
notaba línea de Figueroa para dividir al Ayuntamiento responsabilizando al
síndico Wilibaldo Rojas Arellano de la protesta. Ahí Vicario les dijo a los
líderes de la OCSS que Wilibaldo los había invitado a conmemorar el 18 de mayo
y que obedecían a intereses perredistas. Por eso el síndico aprovechó la ocasión
para deslindar al PRD de la OCSS.
Afuera
se buscó organizar la defensa del Ayuntamiento democrático. “La presidenta
municipal, María de la Luz Núñez Ramos, está secuestrada. El cabildo
democrático y los principales funcionarios del gobierno han sido ilegalmente
privados de la libertad”, decía un mensaje radiofónico transmitido el 19 que
invitaba a la gente a concentrarse a las 10 de la mañana en El Tamarindo para
defender ese Ayuntamiento emanado del pueblo. Unos 150 ciudadanos llegaron en
apoyo de la comuna, la mayoría de La Pintada y el esposo de la presidenta
Arturo Martínez Nateras estaba a la cabeza.
La dirigencia
municipal del PRD mantuvo una actitud mesurada dado que muchos campesinos que
militaban en la OCSS eran también perredistas y había simpatía hacia esa
agrupación. “La mayoría de los integrantes de la OCSS también eran del PRD”,
comenta Maribel Gutiérrez.
La
presidenta de Comité Nacional Independiente (CNI) Josefina Martínez acompañada
de Aurelia Pérez Cano intervinieron para calmar los ánimos, porque los de los
de la OCSS, principalmente los de la sierra de Coyuca, ya preparaban la defensa
con piedras y resorteras. Pero imperó la mesura de lado de los simpatizantes de
la alcaldesa, nadie calentó los ánimos para ir a la confrontación.
Dice
Maribel Gutiérrez que al final. “Los campesinos lograron del gobierno del
estado el compromiso de la entrega de más fertilizante para las comunidades de
la sierra de Coyuca de Benítez y Atoyac. Además del compromiso de tratar en
breve la demanda de la OCSS de detener la explotación de los bosques comunales
de Tepetixtla”.
Al
filo de las tres de la tarde luego de haber firmado una minuta después de 24
horas de intensas negociaciones se retiraron los manifestantes. El gobierno del
estado mediante Rubén Robles Catalán se comprometió a entregar a la OCSS,
fertilizante, despensas, bombas aspersoras y láminas de cartón.
Después
de la negociación Vicario se despidió con risas y abrazos e invitaciones a
comer de los líderes de la OCSS. A algunos les dio dinero en efectivo como para
alimentar las sospechas entre los perredistas y los miembros del Ayuntamiento
que Figueroa enviaba a la OCSS para desestabilizar al gobierno democrático. La
acción se dio en la sala del Palacio Municipal, donde abiertamente Vicario le
entregó dinero en efectivo a Hilario Mesino, principal dirigente de la OCSS en
Atoyac.
“Se
publicó que nosotros somos parte del gobierno y que venimos a agredir a un
Ayuntamiento democrático. No es correcto somos una organización independiente,
nadie nos manda, estamos luchando por las demandas del pueblo”, dijo Rocío
Mesino como para despejar dudas.
A las
cuatro de la tarde se comenzó a normalizar las actividades del Ayuntamiento.
Después de la acción el Palacio Municipal quedó pintarrajeado con las consignas
de la OCSS, había vidrios rotos y camionetas con llantas ponchadas.
Esos
días de mayo de 1995, las corporaciones policiacas de Guerrero y el Ejército
preparaban lo que se llamó “una operación superior” con el objetivo de terminar
con los secuestros asaltos y el narcotráfico. Por eso María de la Luz consideró
la posibilidad que acciones como la que realizaba la OCSS pudieran ser
utilizados por el gobierno para justificar la presencia militar sobre los
pueblos de la sierra.
Después
de la toma del Ayuntamiento empleados que ya tenían con antelación problemas
laborales como Javier Ríos Navarrete, Claudio Guzmán y Ricardo Marroquín Castro
intentaron colgarse del movimiento diciendo que los habían despedido por
participar en la toma del Palacio. Incluso Hilario Mesino advirtió que si no
eran reinstalados realizarían medidas de protesta para que les devolvieran su
trabajo en sus respectivas áreas. Estos trabajadores junto con Isaías Reyes
Téllez y Alejandro Aguilar servirían más tarde como punta de la lanza para
atacar al Ayuntamiento de Atoyac. Algunos lograron plazas estatales que después
vendieron.
La
acción de la OCSS estuvo a punto de provocar un divisionismo profundo en el
PRD, Arturo Martínez Nateras reclamó la tibieza del PRD ante el secuestro de la
presidenta, el Comité Ejecutivo Municipal llamó a cuentas a Tita Radilla
Martínez por que participó en esa protesta, pero sólo quedó en una discusión
sin mucha importancia. Había dirigentes convencidos que Rubén Figueroa Alcocer
estaba atrás de esa organización. Otros más confiaban en su carácter
independiente porque conocían la trayectoria de sus líderes. En privado había
quienes decían que eran parte del frente de masas de un movimiento guerrillero
que se preparaba en estas tierras. Había jóvenes campesinos que aseguraban que
hombres encapuchados vestidos de verde que decían ser gente de Lucio Cabañas los
habían llamado a platicar en el monte.
En
esos días un periódico pasó voceando por toda la cabecera municipal, una nota
que decía que el Robín Hood de los pobres, Lucio Cabañas Barrientos, pronto regresaría
porque se había terminado la tregua pactada con el gobierno y Rubén Figueroa
Figueroa. Entre ésta maraña de rumores las relaciones en el PRD se fueron
normalizando y se afianzaron cuando sucedió la masacre de Aguas Blancas.
El 24
de mayo de 1995 desapareció Gilberto Romero Vázquez representante de la OCSS en
San Martín de las Flores. Ese día el líder campesino salió por la mañana de su
domicilio establecido en la colonia 18 de mayo para jamás regresar. Rocío
Mesino declaró que María de la Luz le dijo el 18 de mayo de 1995 a Gilberto
Romero “¿Tú que haces aquí? Yo a ti te conozco y tú y yo tenemos una cuenta
pendiente que pronto vamos a arreglar”. Por esas palabras la OCSS
responsabilizó a la alcaldesa de su desaparición.
En un
boletín María de la Luz dijo que Gilberto Romero Vázquez salió el 24 de mayo a
cambiar un giro telegráfico para comprarle flores a su suegra muerta, el giro
se lo cambiaron en la Coalición de Ejidos, desde entonces no se le ha visto, en
el Ayuntamiento se enteraron el 10 de junio de su desaparición. Antes Gilberto
Romero recibió un apoyo especial del Ayuntamiento, que con recursos propios le
prestó para que sembrara, con otro campesino, maíz para venderlo en elotes. Y
es que a la presidenta María de la Luz le llamó la atención que un campesino
como Gilberto le presentara un proyecto por escrito bien estructurado, por eso
lo apoyó con ese recurso especial y de esa cuenta hablaban cuando dialogaron
durante la toma del Palacio Municipal el 18 de mayo.
El 27
de junio circuló un volante donde la OCSS llamaba una movilización para el día
siguiente. De esto Rubén Figueroa responsabilizó a Wilibaldo Rojas se lo dijo
esa tarde por teléfono “mandaste a traer de nuevo tus amigos”. Más tarde le
comentaría a María de la Luz que Wilibaldo volvió a invitar a sus amigos y
agregó “usted hable con Hilario en Atoyac para que no vayan a la manifestación,
yo ya tomé providencias para que el grupo mayoritario no vaya. Vamos a tratar
de detener a los de Tepetixtla a como dé lugar”.
Por
eso esperando la manifestación, el 28 de junio María de la Luz permaneció todo
el día en Palacio Municipal acompañada por algunos funcionarios voluntarios,
porque la mayoría abandonó el recinto ante el temor que pudiera pasar lo mismo
que el 18 de mayo. Un grupo de campesinos de la OCSS se concentró, frente a la
preparatoria número 22, pero luego se marchó. Más tarde nos enteraríamos de la
masacre de Aguas Blancas.
María
de la Luz se comunicó con Figueroa para conocer su versión, el gobernador defendió
la acción “venían a la guerra y guerra tuvieron”, habría dicho. Por eso el 29
el gobierno de Atoyac encabezado por María de la Luz Núñez Ramos pidió, por
medio de un documento enviado al Senado, la renuncia inmediata y consignación
del secretario de gobierno Rubén Robles Catalán y del procurador Antonio
Alcocer Salazar.
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