Víctor Cardona Galindo
En unos terrenos entre la comunidad de Los Planes y La
Finquita, muy cerca de El Paraíso, se encontró en el 2011 un basamento
piramidal, de un centro ceremonial prehispánico posiblemente del posclásico, en
la fachada norte se observa una alfarda. Tiene cuatro escalones bien
conservados, mide 30 por 30 aproximadamente.
Para los habitantes de los pequeños poblados
circunvecinos ha sido normal que los “gringos” vengan en sus “carrotes”, tomen
fotos y si alguna piedra les gusta se la lleven. Bueno, aquí les llaman
“gringos” a cualquier extranjero que esté güero.
Luego de que los peones de Hermenegildo Torres
Lorenzana encontraron las escalinatas, en los terrenos de su suegro Antonio
Camacho, hubo quien pensó que había en esas ruinas un tesoro y le hicieron varios
hoyos al montículo, en uno de ellos le colocaron la imagen de San Isidro
Labrador.
El hallazgo del basamento piramidal se difundió con
rapidez mediante las redes sociales, principalmente por Facebook. Alguien tomó las fotos y realizó una carga móvil porque
en ese momento el celular era una novedad en El Paraíso, pues la señal
inalámbrica llegó el 22 de enero del 2011 y la cobertura llega hasta Los
Planes, La Finquita y La Quebradora. Hasta los peones que andan trabajando en
las huertas de café o de plátano traen su celular.
Para ir a Los Planes hay que seguir un camino de
flores amarillas del árbol llamado apánico,
que florea y produce una manzanita que al reventar suelta una especie de
algodón. Al apánico (cuyo nombre científico es Cochlospermum vitifolium) le llamaban en náhuatl Tecomaxóchitl, su corteza sirve para curar la hepatitis y la diabetes. La receta es
sencilla se abre una canaleja en forma de canoa en el tronco del árbol, a la
cual se le pone agua y se toma fermentada. La otra planta que florea entre
enero y marzo en el camino a la sierra es la retama, cuyas flores amarillas
compiten con el primavero que crece majestuosamente cerca del camino.
En Los Planes la secundaria funciona en un aula
destinada para la primaria que construyó el gobierno de Germán Adame Bautista;
la primaria opera en la casa de Salud. El kínder es una aulita de madera. Hace
unos años los vecinos se preocuparon por recolectar los vestigios
arqueológicos, los juntaron en una casa e hicieron un pequeño museo, pero ahora
en el local donde funcionaba duermen los maestros. Al desaparecer el museo
comunitario las piedras que estaban en la escuela, han sido regaladas o han ido
desapareciendo.
Don Miguel García Salas era el promotor del museo
comunitario que funcionó en el 2005, respaldado por el CONAFE, institución que
hasta la fecha atiende los tres niveles educativos básicos en Los Planes. Los
habitantes de esa pequeña comunidad de 12 casas van a consulta médica al
Paraíso, en el 2010 se terminó de pavimentar la carretera.
Desde el 2005 hay sitio de taxis en El Paraíso.
Visitar esta zona es ir al corazón de la selva cafetalera, “la sierra es más
arriba” dicen los habitantes de Los Planes. Ir a los Planes es caminar por la
tierra del jaguar, el tigrillo, el güinduri, el “catecuan” y el gato montés,
felinos que dominan la selva del café.
Cerca de Los Planes, a unos tres kilómetros está el
Cerro de La Señora (Así se llama en honor a Faustina Benítez de Álvarez) en
donde los jaguares se han reproducido con rapidez, además pueden verse manadas
hasta de 12 jabalíes y mucho venado de cola blanca. Se han visto cerca pumas,
que son pardos. Las onzas sólo se dan en el filo mayor.
En el cerro de la Señora unos cazadores encontraron
una cueva con armas del siglo antepasado, eran escopetas cuascleras y
tercerolas, había muchos metales, espadas y balas de cañón. Ahí Juan Álvarez
tenía su polvorín “por si las dudas” resguardado en la espesura de la Selva. En
ese cerro que era una fortaleza del “Padre del Federalismo” hay muchas cuevas
donde puede vivir la gente.
Los Planes es una comunidad fundada por las familias
Rodríguez y Bautista, está rodeada de espesa vegetación, en donde vuela la
hurraca blanca, la depredadora de las aves, se come sus huevos, su presencia ha
hecho que desparezca la hurraquilla verde. La hurraca no tiene depredador
natural, “ni el gavilán se la quiere comer”. La gente de la sierra piensa que
la hurraca es un animal maldito, porque uno de los pasajes que cuentan nuestros
padres dice “que cuando Jesús Nuestro Señor andaba huyendo de los romanos, la
hurraca lo perseguía y decía acavaaa, acavaaa”, así grita siempre esa ave,
mientras que las cucuchitas (tortolitas) “caminando borraban el rastro de los
caminos”. Nadie se come a las hurracas y ellas volando por todos lados hacen lo
que quieren. Antes no había hurracas blancas en esta zona. Ahora ha invadido la
sierra y les dan duro a las otras aves. Don Julio Sánchez Ciprés dice que en
los últimos años han desaparecido muchas aves, como las hurraquillas verdes,
los pájaros perros, las gallinitas y quedan pocos faisanes. Aquí a las
godornices les llaman “picos de oro”, por su canto, que las que también hay
pocas.
También por ese
rumbo, antes de llegar a La Pintada está La poza de los Patos, es un lugar
donde los paraiseños han pensado echar andar un proyecto de turismo ecológico.
Cerca de la Finquita crece majestuoso un Cuajinicuil
traído de Chiapas. “Nomás que siembres, aquí todo se da”, dicen los lugareños.
En Los planes hay limón real, papaya, maíz y frijol. El camino a la pirámide
está surcado de plantas de mariposas que adornan el paso con sus flores blancas
que impregnan su aroma en el ambiente.
Dos arroyos pasan por Los Planes uno que viene de La
Quebradora y el otro de La Finquita. Los planes forma parte de un triángulo de pequeñas comunidades preciosas,
una de ellas es la colonia La Quebradora. La cual tiene 30 casas se llama así
porque ahí se instaló en los setentas una máquina trituradora de piedras,
material que se usó para la construcción de la carretera que conduce a la
sierra. Es una población muy tranquila, con energía eléctrica cuya red fue
construida durante el gobierno de María de la Luz Núñez Ramos. Esa pequeña
colonia se fundó en los terrenos del señor Julio Sánchez Ciprés. La primaria
“Sor Juana Inés de la Cruz” tiene una sola aula que les construyó Javier
Galeana Cadena cuando fue alcalde, el jardín de niños Margarita Maza de Juárez
se los construyó Acacio Castro y Germán Adame les dejó de recuerdo la cancha de
basquetbol. Es un pueblito donde la mayoría de las casas tienen techo de
láminas galvanizadas.
En esa zona entre mayo y junio, cuando comienzan las
lluvias, los habitantes salen al bosque a recolectar un hongo rojo que es muy
sabroso empapelado o en caldo. Llega a costar hasta 50 pesos el kilo en El
Paraíso.
Sin duda es hermoso el triángulo formado por Los
Planes, La Finquita y La Quebradora, es la zona arqueológica que nuestros
antepasado llamaron “La ciudad perdida”. Más arriba están El Edén y La Pintada.
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