lunes, 1 de junio de 2015

Los cocodrilos siempre han estado aquí

Víctor Cardona Galindo

De pronto corrió la noticia de que había cocodrilos en el río. Hubo quien culpó a las autoridades de antemano, por si algo le pasaba a un cristiano. El área de ecología del Ayuntamiento, se puso en marcha donde habían visto los anfibios. En La poza del muerto, dijeron. Se hizo el operativo y atraparon un espécimen de un tamaño regular.
Los lagartos, siempre han estado en el río. Desde hace tiempo El Cachi está diciendo que los ha visto asoleándose. En otros momentos han atrapado cocodrilos en el río. Nunca a nadie le ha pasado nada. Más bien,  son los cocodrilos los que corren peligro, por eso hay que rescatarlos de ahí y llevarlos a un lugar seguro.
Los saurios en el río son realidad y leyenda:
Cuando niños mi papá nos contaba de los encantos en el río, en la sierra. Los encantos podían ser pozas profundas en donde habitaban peces de colores. Por más que quisieran atraparlos, se escabullían y cuando alguien se lanzaba con un visor entonces se iban a lo más profundo de la poza, que parecía no tener fin. Ningún cristiano podría alcanzar el fondo sólo a pulmón.
Se decía que los peces de colores eran señuelos de los lagartos que habitaban en lo más profundo de la poza. “Los peces de colores eran la trampa, para que los siguieran hasta el hocico del lagarto”. Hubo quien osó decir que medían más de cinco metros y que  un ejemplar estuvo asoleándose frente a sus ojos. Por las noches se oían sus coletazos, el sonido, enchinaba el cuero, asustaba a los cazadores que huían despavoridos del lugar.
No hay antecedentes cercanos de que en la región alguna persona haya sido atacada por un cocodrilo. La maestra Guadalupe Galeana Marín, nuestra sindica, me contó que en San Nicolás, municipio de Coyuca de Benítez, allá por los años treinta, un niño bajó al estero a lavar una papaya, la ensartó en un machetito y desde un puente de madera se agachó para alcanzar el agua, de pronto un cocodrilo le saltó y se lo llevó a lo profundo de la laguna.
El niño tenía poco más de ocho años. El papá lo buscó, sólo encontró el sombrerito y la papaya flotando en el estero, el agua estaba revuelta, buscó a su hijo sin encontrarlo, pensó, por las señas que vio, que un cocodrilo se lo había llevado. Fue a San Nicolás a buscar ayuda donde los hombres del pueblo, se dieron a la tarea de buscar por toda la orilla de la laguna.
Cuando se hizo de noche, con hachones montaron guardia por toda la orilla del agua, hasta que en la madrugada escucharon coletazos. El cocodrilo había salido del agua a desbaratar a coletazos su presa para podérsela comer. Los vecinos cayeron sobre el cocodrilo al que atraparon y lo amarraron bajo un gran árbol de mango. El papá, después de recuperar el cuerpo de su hijo, pidió que quemaran vivo al saurio. Así lo hicieron, le echaron petróleo y le prendieron fuego, el cocodrilo bramaba de una manera espantosa que se escuchaba en todo el pueblo.
Otra noticia que encontré sobre cocodrilos es una que se publicó hace 120 años en el Diario Oficial del Gobierno, el martes 19 de marzo de 1889, la nota dice que en el margen de uno de los esteros de Tetitlán, formado por la barra del río Tecpan, Distrito de Galeana, fueron atacadas por un enorme caimán una pobre mujer y su hija que se encontraban por aquellos lugares recogiendo algodón. Víctimas de las heridas causadas por la fiera sucumbió primero la hija y después de algunas horas la infeliz madre. Señala la nota: “Este acontecimiento que ha  consternado a los habitantes de los lugares inmediatos, acaeció en principios de la semana próxima pasada”.
Aquí hablan de un caimán, quizá por el desconocimiento que tenían las autoridades de diferenciar un caimán de un cocodrilo. Recientemente no se habla de caimanes, más bien se han visto cocodrilos.
De los cocodrilos se dicen muchas cosas, incluso don Francisco Galeana Nogueda en su libro Conflicto sentimental. Memorias de un bachiller en humanidades narra que en el río Atoyac, en “la piedra del Zacate llamada así porque estaba rodeada de plantas silvestres y lama verde azulosa cuyas profundas aguas reflejaban a la superficie un oscuro tenebroso, donde en ocasiones aparecía una pareja de cocodrilos que se aventuraban a subir la corriente del río desde su desembocadura”.
Se han contado algunos cuentos, sobre cocodrilos, dicen que don José Olea, el dueño de una funeraria que hubo aquí en el centro de Atoyac, tenía ocultos unos cocodrilos, a los  que alimentaba con las vísceras de los muertos y que cuando se cansó de ellos los fue a tirar al río, precisamente por el rumbo de La poza del Muerto. Sin embargo, sólo son rumores porque nadie me pudo confirmar a ciencia cierta de la existencia de esos saurios en la funeraria y todo ha quedado como una especie de leyenda urbana.
Sin embargo, aunque parezca tenebroso los cocodrilos siempre han estado aquí, en el río y en casas de la cabecera municipal, allá entre 1965 y 1970, en las instalaciones de la compañía Silvicultora Industrial que estaba ubicada entre la carretera a la sierra y la calle Florida, tenían dos ejemplares de cocodrilos, pero una vez que creció el arroyo que pasa por ahí se los llevó.
En 1998, mi compadre Sosimo agarró un pequeño cocodrilo en el arroyo Cohetero, abajito de la colonia Francisco Villa, el anfibio había hecho su hábitat en las pequeñas pozas de agua que hay por ahí, bajo unos frondosos árboles. Mi compadre lo espió,  le puso una trampa y lo atrapó, lo tuvo como tres semana encadenado como si fuera un perrito, pero Chinto fue a verlo, le hizo ojo y se murió, porque “estaba muy chistosito el animalito”.
Luego en el año 2000 cuando Gabriel Castillo Radilla era director de protección civil del Ayuntamiento se atrapó un cocodrilo en el canal de riego frente a la unidad habitacional “Nuevo Horizonte” medía más de dos metros y medio de largo. Vino gente especializada de la ciudad de México que lo trasladó a un zoológico.
También en la colonia Sonora en los terrenos que son propiedad de la familia Mariscal tenían encerrado un cocodrilo que medía casi dos metros de largo, estaba en un estanque y a los propietarios ya se les hacía difícil darle de comer. Los vecinos y la directora de la escuela Juan R. Escudero denunciaron, esto a las autoridades municipales, porque los niños del mencionado plantel a la hora del recreo se divertían viendo el cocodrilo.
En junio del 2006, fue capturado un cocodrilo en la comunidad de Zacualpan. El saurio media más de dos metros y medio. Este ejemplar murió a finales de ese mes en un estanque del Ayuntamiento debido a que tenía fracturada la quijada, porque el campesino que lo atrapó lo lazó y lo jaló con un caballo. Este ejemplar era hembra y estaba embarazada. A lo mejor cuando salió a poner sus huevos fue atrapada por el campesino.
Otro caso ocurrió en abril del 2007, el campesino Armando Serrano Solís capturó un cocodrilo que medía un metro con 30 centímetros de largo, en una laguna localizada en las inmediaciones de Corral Falso, de éste se ignora que fin tuvo porque las autoridades ya no informaron a la opinión publica del seguimiento, debido a que el campesino quería tres mil pesos para entregarlo, de lo contrario lo devolvería a donde lo atrapó.
 Hace unos días pobladores de la parte sur de la ciudad, denunciaron que habían visto cocodrilos en La Poza del Muerto. A raíz de esta denuncia el Departamento de Ecología en coordinación con el Jefe de Policía Ecológica, Roberto Hernández López acudió al lugar con 14 elementos a su cargo para verificar, y efectivamente se avistaron 3 ejemplares de los 8 reportados por los vecinos.
Por lo que se puso en marcha a un operativo intenso de búsqueda, que duró 15 días, implementado por la Secretaría de Seguridad Pública a cargo de Josué Iván Gervasio Nava, en coordinación con el Departamento de Policía Ecológica y el Jefe Operativo del Medio Ambiente,  Yasir Hernández López.
 El día 3 de marzo a las 17:15 horas, ante la presencia del Alcalde Municipal Carlos Armando Bello Gómez, se capturó un ejemplar denominado cocodrilo americano (cocodrylus accutus) de un metro con treinta centímetros de largo, asegurándosele en un estanque del Ayuntamiento Municipal, mismo que luego fue puesto a disposición de la  Procuraduría Federal de Protección al Ambiente.
 Esa dependencia lo trasladó a la Unidad de Conservación de la vida silvestre con clave de registro SEMARNAT-UMA-IN-003-GRO, ubicado en la carretera Nacional Acapulco-Zihuatanejo del Municipio de Coyuca de Benítez, donde se depositó para salvaguardar su vida, ya que esa Unidad de Manejo cuenta con las instalaciones necesarias, vigilancia veterinaria, cuidado y alimentación propia de su especie.
Asimismo, el personal de ecología ha estado resguardando el lugar llamado La Poza del Muerto, desde hace algunas semanas con el propósito de cuidar que estos anfibios no sean atacados por cazadores furtivos.
De la semana del 23 al 27 de marzo, a petición del Gobierno Municipal,  estuvo en este municipio el cazador de cocodrilos, Erroberto Piza Ríos, mejor conocido como Tamakún, para capturar a estos animales y reubicarlos en su hábitat natural, los cuales serían capturados con trampas especiales para lo cual Tamakún colaboró con el área operativa del departamento de ecología y el jefe de la policía ecológica con sus elementos.
Sin embargo, a pesar de que acamparon de día y de noche en la orilla del río, no apareció ningún cocodrilo, al parecer olieron a Tamakún y se fueron. En una exploración que se hizo por el río se encontró en descomposición el cuerpo de un cocodrilo muerto por arma de fuego. Lo que quiere decir que ya hay cazadores furtivos amenazándolos permanentemente. Por eso urge que los ejemplares que tienen su hábitat en la parte sur del río Atoyac, sean trasladados a un lugar seguro, para seguir preservando su especie.


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