Víctor
Cardona Galindo
En
1984, un grupo de priistas que promovían la candidatura de Jaime Coria Gómez se
rebeló en contra de las decisiones del centro, realizó marchas y tomó las
instalaciones del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Atoyac. En ese
movimiento participó Rubén Ríos Radilla de la colonia Miranda Fonseca,
Margarito Pérez Ocampo de Corralfalso, Leónides Martínez Gómez de El Porvenir, Sabas
Peralta Juárez de Los Valles y Evodio Arguello de León de El Paraíso, entre
otros.
Siendo
todavía gobernador Alejandro Cervantes Delgado, los priistas se opusieron a la
designación José Luis Ríos Barrientos como candidato a la presidencia municipal.
Esa vez se unieron los representantes de las comunidades, de la sierra y el
bajo, para enfrentar el cacicazgo del PRI que en ese tiempo ejercía el presidente
de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) José Nogueda y el ex
alcalde Ladislao Sotelo Bello. Ellos tenían el sartén por el mango en el
tricolor.
En
1986 todos apoyaron a José Francisco Ruíz Massieu para la gubernatura y el año
siguiente se aglutinaron entorno a la candidatura a la alcaldía de Apolinar
Castro Zamudio. Más tarde ese movimiento que encabezó Jaime Coria Gómez se
dividió, una parte se quedó en el PRI y la otra se fue a conformar el Frente
Democrático Nacional en Atoyac, que en 1988 lanzó para la presidencia de la
república al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Este fenómeno electoral
cambió la historia del país y afectó hasta las más pequeñas comunidades del
país. El Paraíso no podía ser la excepción.
Un grupo de profesionistas,
donde se encontraban miembros de la familia Valdez Lucena, había comenzado a
trabajar en El Paraíso con obra social, haciendo por pura cooperación
empedrados en tramos de calles, el grupo no tenía nombre ni partido. Por eso en
la primera visita de Cárdenas creció el Partido del Frente Cardenista de
Reconstrucción Nacional (PFCRN) al que le decían el ferrocarril. Todos se fueron con él porque oportunistamente
usaba el apellido de Cárdenas. Más tarde Octaviano Roque Ruíz llegó a El
Paraíso, los Valdez Lucena que le dieron hospedaje, alimentación y lo
acompañaron a todos los pueblitos cercanos a esa comunidad para promover la
candidatura cardenista.
Después de la jornada
electoral del 6 julio, que mediante el fraude electoral se impuso a Carlos
Salinas de Gortari, muchos actores políticos decidieron conformar en mayo de
1989 el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Tres meses después el nuevo
instituto político enfrentaría su primera elección municipal y el PRI por
primera vez competiría en serio. En
esa elección algunos sectores campesinos del PRI se organizaron para promover la
candidatura de Pedro Magaña Ruíz de San Vicente de Jesús. Pero los comerciantes
de la cabecera no vieron con buenos ojos al líder campesino, a quien
consideraban un huarachudo, y le antepusieron a Octavio Maya Suárez. Es cuando
el PRI, presionado por la existencia del PRD, realiza su primera elección
interna en la historia del municipio de Atoyac.
De ese proceso interno salió
electo Pedro Magaña quien nació el 9 de septiembre de
1937, había sido presidente del Comisariado ejidal de San Vicente de Jesús en
1977, líder de la Confederación Nacional Campesina (CNC), Presidente de la
Unión de Ejidos Alfredo V. Bonfil y Secretario General de la Unión Estatal de
Productores de Café. También había sido suplente del diputado local Luis Armijo.
El
naciente PRD decidió registrar a como candidato al profesor Octaviano Roque
Ruiz miembro del magisterio disidente y líder indiscutible de la izquierda
local.
La jornada electoral del 3
de diciembre de 1989, se llevó acabo de manera irregular, como no había
credencial de elector con fotografía ni tinta indeleble muchos votaron varias
veces, en diversas casillas los representantes del PRD fueron corridos bajo
amenazas. Se denunciaron todas las anomalías habidas y por haber.
Después de la jornada
electoral, el 10 de diciembre, los simpatizantes y militantes del PRD montaron
guardia con palos y piedras afuera del Comité Electoral Municipal bloqueando la
calle Aquiles Serdán, una de las dos vías principales de la cabecera. Se
hablaba de 2 mil ciudadanos “engarrotados” que no iban a permitir que se consumara un segundo
fraude electoral.
Por la noche la calle Aquiles Serdán hervía de
perredistas, ahí estaban todos. Carlos García filmaba y llegó la dinastía
Lucena de El Paraíso. Fulgencio Hernández puso una vendimia de refrescos de la
Coca Cola y Mariano Magaña ayudaba con los mandados en su combi. Wilibaldo
Rojas y Otilio Laurel eran los representantes dentro de la Comité Electoral y a
cada rato salían a dar información, adentro estaban las cosas que ardían.
En un momento sacaron una urna y la quemaron. Ya en la
madrugada se vieron llegar cientos de policías antimotines, venían formados,
con sus cascos, escudos, toletes, coderas y rodilleras. De lejos parecían
guajolotes. En la primera envestida comenzaron a caer piedras de río sobre los
perredistas que comenzaron a defenderse con todo lo que había. Las botellas con
Coca Cola y embaces vacíos cayeron sobre los policías, incluso los tizones de
la cocina improvisada fueron arrojados contra los atacantes que los regresaban
en el acto. Los tizones, al volar por el aire, soltaban muchas chispas que parecían
juegos pirotécnicos.
El enfrentamiento terminó cuando intervinieron los
soldados y los antimotines se llevaron las urnas. Los soldados se pusieron a la
mitad entre los perredistas y la policía. Dicen que para proteger a la gente,
pero en realidad fue una estrategia para garantizar que se llevaran las urnas y
escaparan los miembros del Comité Electoral.
Después del encontronazo Jesús Valdez Lucena se veía
empapado de sangre, una piedra le rompió un diente y de
paso el labio. Lo llevaron al hospital
para que le suturaran la herida. El paraiseño era suplente del síndico en la
planilla que encabezó Roque Ruíz.
Después
por la mañana los perredistas hicieron una marcha a las instalaciones de la
Secretaria de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH) porque se creía que
funcionarios de esa institución habían participado junto con los antimotines en
el ataque, también se rumoraba que Joel Dueñas y Morelos Vargas habían sido los
asesores del fraude electoral. Cuando los manifestantes se introdujeron en esas
oficinas federales, muchos trabajadores corrieron hacia el río. Luego marcharon
hacia el Zócalo donde se realizó un mitin.
Ese 11
de diciembre 1989 a las cuatro de la mañana, según la prensa, resultaron 17
heridos en el desalojo de perredistas frente al Comité Municipal Electoral,
además de que hubo una persona desaparecida. Se informaba que llegaron 200 policías
en tres autobuses. Los heridos fueron: Adolfo Pino Castrejón, Felipe Ponce,
Gregorio Flores, Francisco Blanco, Faustino Onofre, Marcial Vargas, Eugenio
Balderrama, Ranulfo Delgado Sotelo, Jesús Francisco Bolívar, Irineo Adame
Barrera, José Hernández Benítez, Luis González Ramírez, Eusebio de Jesús,
Carlos N y Gonzalo Jaimes Blanco, éste último padre del líder de la Coalición
de Ejidos de la Costa Grande Zohelio Jaimes Chávez.
Como
el 13 de diciembre los dirigentes perredistas se entrevistaron con José Francisco
Ruíz Massieu quien les dijo que su policía había quedado muy deteriorada y que
si seguían con las movilizaciones ahora les iba a mandar al Ejército.
Al día
siguiente la prensa publicaba que Atoyac de Álvarez era un polvorín, militantes
priistas y perredistas están dispuestos a pelear la alcaldía en una guerra sin
cuartel. Ese comentario sería una realidad en el siguiente año y medio.
El
párroco de la iglesia del Dios único, Máximo Gómez Muñoz exigió, el 15 de
diciembre, que el gobierno respetara la voluntad popular y reprobó la violencia
vivida en las localidades de la Costa Grande. Al día siguiente Eduardo
Valderrama denunció que bajaron las ventas por cuestiones electorales, pidió al
colegio electoral que decidiera cuidadosamente, para evitar mayores
confrontaciones.
Más de
mil perredistas marcharon el 16 de diciembre e iniciaron un plantón indefinido
frente al palacio municipal y el 19, las 2 de la mañana, decidieron tomar
definidamente la comuna, procedieron a cerrar con candado la única entrada que
era utilizada por los funcionarios.
El 20
de diciembre el Congreso del Estado concedió los triunfos al PRI en Tierra
Colorada y Atoyac de Álvarez. El cuerpo del dictamen dado a conocer por la
diputada Mónica Leñero especificó que Atoyac de Álvarez no se realizó el
cómputo final. Lo hizo el congreso donde
el PRI sacó 5 mil 386 votos y el PRD 3 mil 755.
Aquel
jueves 21 de diciembre, se publicó en la prensa que el PRD entregaría la
alcaldía si el Ejército se lo pedía. Los perredistas iniciaron pláticas con el
coronel Francisco Meza Castro, comandante del 49 Batallón de Infantería para
evitar un desalojo violento. Al medio día de ese jueves, los dirigentes
perredistas Decidor Silva Valle, Guadalupe Galeana Marín, Octaviano Roque Ruíz
y Ángeles Santiago Dionisio asistieron a una primera plática con el alcalde
Alejandro Nogueda Ludwig, que se llevó a cabo todavía en las instalaciones del
Ayuntamiento.
El PRD
no se movió de su postura de que le reconocieran el triunfo, Alejandro Nogueda les
dijo que le correspondían dos regidurías.
El día 22 se publicó el
dictamen que daba el triunfo a Pedro Magaña. Los perredistas no reconocieron el
triunfo del candidato del PRI. Luego se
apoderaron totalmente del palacio municipal, ese el viernes 22, después de
romper las pláticas con Alejandro Nogueda Ludwig. A las 15:30 horas los casi
300 perredistas establecidos alrededor del palacio municipal abrieron las
cerraduras de las dos puertas del Ayuntamiento, se instalaron dentro del
inmueble y cerraron todas las oficinas al interior colocando sellos con el
escudo del PRD. Únicamente se permitió la entrada de 10 líderes que fueron
Rubén Ríos Radilla, Otilio Laurel, Decidor Silva Valle, El Negris; Octaviano Roque Ruíz, Rommel Jaimes Chávez, Fulgencio
Hernández, Agustín Campos, Elio Dionisio, Oscar Rivera Leyva y Tomas Gómez Ruíz.
El
sábado 30 el PRD llamó a su militancia para que se concentrara el 31 de
diciembre en el zócalo y evitar que tomara posesión el presidente electo del
PRI, el último día de ese mes, mil perredistas con garrote en mano y piedras se
instalaron en la plaza Morelos y el palacio municipal para para evitar la
entrada del alcalde priista. Con esto Atoyac se sumó a otros 30 municipios de
Guerrero tomados por el PRD después de las elecciones de 1989.
Al día
siguiente Adrián Araujo de El Paraíso, como presidente del Consejo Consultivo
de Comisarios le tomó la protesta a Octaviano Roque Ruíz como presidente
municipal popular. Ese lunes primero de enero de 1990 y se integró la llamada
Comuna Popular Revolucionaria.
Al
mismo tiempo que Pedro Magaña rendía protesta en un domicilio particular con el
síndico Carlos Santiago Solís y los regidores: Carlos Solís Martínez, Celia Fajardo
del Valle y Victorino Castillo Iturio éste último ocupaba ese cargo a propuesta
de una asamblea de ejidatarios promovida por la CNC.
Por su
parte el PRD continúo con la tradición de darle a El Paraíso la sindicatura,
porque al renunciar el titular Tomas Gómez entró al quite Jesús Valdez Lucena,
por eso un paraiseño fue el síndico de la Comuna Popular Revolucionaria. Su
primera actividad como síndico popular fue acudir al lugar del accidente, que
sufrieron sus compañeros perredistas, donde murió Rocío Mesino Martínez, un
hijo de Isaías Reyes Téllez y salió lastimada Lucía Chávez Hernández.
Jesús
Valdez Lucena estuvo tres meses en el cargo, porque a raíz de la negociación realizada el 7
de marzo del 1990 con el gobernador José Francisco Ruíz Massieu en la que
participaron dirigentes del PRD y de la Coalición de Ejidos de Costa Grande se
acordó poner como presidente a Jaime Coria Gómez y como sindico a Amadeo Valdez Rayo
también de El Paraíso.
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