El
sol da de lleno en la curva que está en la carretera que va al puerto de
Acapulco pasando Cacalutla antes de tomar la recta de la Colonia Cuauhtémoc.
Durante muchos años estuvo ahí una parota muy frondosa, por eso era el lugar
favorito de los militares para poner su retén. De ese lugar se llevaron
detenido el 25 de agosto de 1974, a Rosendo Radilla Pacheco líder cívico y
compositor de corridos. Un hombre que había puesto su vida al servicio de la
comunidad. Ahora es el atoyaquense más conocido en el mundo porque su caso de
desaparición forzada se ha ventilado en tribunales internacionales.
Don Rosendo Radilla Pacheco cuando fue presidente municipal de Atoyac. Foto. Cortesía José Hernández Meza. |
Lo
bajaron del autobús cuando iba en compañía de su hijo menor Rosendo Radilla
Martínez rumbo a Chilpancingo. Al salir de la curva el camión de la Flecha Roja
se detuvo y los soldados bajaron a los pasajeros entre ellos iba un delator fue
“un hombre moreno alto” el que lo señaló y desde el medio día de esa fecha Rosendo
Radilla Pacheco quedó en manos de los militares que son los responsables de su
destino.
Radilla
Pacheco fue presidente municipal de Atoyac, era cafeticultor, ganadero, actor, gestor
público y un magnífico padre de familia, fue hijo de Agustina Pacheco Ramos y
de Felipe Radilla Radilla. Nació el 1º de marzo de 1914, en las Clavellinas una
pequeña comunidad de cinco casas “construidas en medio de muchos árboles de
mango y a un lado del arroyo de agua muy clara”, cuenta Andrea Radilla Martínez
en Voces acalladas (Vidas truncadas)
Perfil biográfico de Rosendo Radilla Pacheco, el libro que trata sobre su
padre desaparecido.
Se
casó en 1942 con Victoria Martínez Neri. Con quien tuvo 11 hijas y un hijo: Romana,
Andrea, Evelina, Rosa, Tita, Ana María, Agustina, Ma. Del Carmen, Ma. Del
Pilar, Judith, Victoria y Rosendo.
De la desaparición de don Rosendo se
platican algunas versiones: que fue visto por última vez en las instalaciones
del cuartel de la colonia Mártires, que los militares lo obligaron a cantar el
corrido que le compuso a Lucio Cabañas cuya primera estrofa dice así: “Voy a
cantar un corrido/al pueblo y a la nación/ de un hombre que es
guerrillero/nacido de buena mata/se llama Lucio Cabañas/heredero de
Zapata/sierra madre de Atoyac/sierra maestra suriana/ donde tiene sus
guerrillas/igual que las de Galeana”. Que
luego de hacerlo cantar los soldados lo pusieron en medio de dos filas y se lo
llevaron rumbo a donde ahora está la colonia Pindecua. “Ya detenido Rosendo no
se rajó, no escondió sus simpatías y cantó sus corridos delante de los
mismísimos guachos”.
Otra
versión es que el expresidente municipal estuvo detenido tres días en esas
instalaciones militares antes de subirlo a un helicóptero para desaparecerlo.
Álvaro
López Miramontes, en el prólogo del libro de Andrea Radilla, afirma: “Su único
delito fue haber simpatizado con las causas sociales que enarbolaron Genaro y
Lucio”, de estos dos guerrilleros compuso corridos “y cantó los que la tertulia
familiar y su círculo de amigos le pidió” sin dejar ninguna duda de su
simpatía: “Revolución Socialista/ el pueblo te está esperando/con Cabañas a la
cabeza/nos’tamos organizando” son
letras de su corrido a Lucio Cabañas.
Como
líder campesino formó parte de la mesa
directiva de la Asociación Agrícola Local de Cafeticultores de Atoyac de
Álvarez (constituida el 2 de julio de 1954), fue suplente del presidente Benito
Fierro Fierro y participó en cuantas iniciativas y movimientos se generaron
para mejorar la vida de los campesinos.
El 1 de enero de 1955, tomó posesión la
administración municipal encabezada por Jesús María Serna Vargas (que estaría a
cargo durante el periodo 1955-1956 del H. Ayuntamiento) La plantilla la integraban:
como síndico Trinidad Vega Astudillo. Eran regidores: Samuel Santiago Díaz, Demetrio
Castro Girón, Rosendo Radilla Pacheco, Antonio Paco Leyva y Genara Reséndiz,
pero el 20 de mayo fue desaforado el alcalde Jesús María Serna Vargas y por
acuerdo de los ediles quedó en su lugar el señor Rosendo Radilla Pacheco, quien
tampoco terminó el periodo
constitucional ya que fue depuesto el 31 de agosto de 1956 y en su lugar
pusieron al doctor guatemalteco Segundo de la Concha, un presidente allegado a
los grupos locales del poder.
El cronista de la ciudad Wilfrido Fierro escribió
que el 31 de agosto de 1956 “el Presidente municipal Rosendo Radilla Pacheco,
es desaforado de su encargo por instrucciones del gobernador del Estado Ing.
Darío L. Arrieta Mateos, quedando en su lugar un consejo Municipal a cargo del
Dr. Segundo de la Concha y como Síndico el señor José Ortega Granados”.
Entre
las obras construidas durante la corta gestión de Rosendo Radilla están los
primeros cuatro puestos del mercado municipal, adquirió el primer camión para
el servicio de limpia que hubo en la ciudad. Construyó el cuartel militar que
estaba ubicado en El Calvario. “El año 1956, durante la
Administración Municipal del señor Rosendo Radilla Pacheco, se formó el
patronato Pro-Construcción del Cuartel, integrado por el Sub Recaudador de
Rentas señor Rosendo Leyva y Alberto Divicino, Delegado de Tránsito Local y el
citado Presidente logrando construir la obra en el lugar conocido por el
Calvario”, apuntó el cronista de la ciudad.
Como
líder político fue Secretario General del Comité Regional Campesino (de 1956 a
1960) desde ese puesto gestionó escuelas para varios poblados de la Sierra y se
hacía cargo de conseguir maestros cuando hacían falta. Formó parte del Comité
Pro construcción del Hospital Rural, hoy centro de salud de la Parota. “El
14 de octubre de 1956 se formó el comité ‘Pro- Construcción del Hospital de los
Servicios Cooperativos’; quedando como Presidente el señor Rosendo Radilla
Pacheco” quien ya había sido depuesto de la presidencia municipal y se
iniciaron los trabajos de construcción de la obra en los terrenos de la Colonia
Manuel Téllez, en los terrenos que don Rosendo había donado.
En 1959 don Rosendo Radilla Pacheco fundó la colonia
Manuel Téllez, que en un principio se llamaba colonia Ejidal, pero como no era
ejido, le cambió el nombre por el del líder agrarista Manuel Téllez, quien fue
su padrino y a las calles les impuso el nombre de todos los
revolucionarios de la región que pelearon en el movimiento agrario de 1924.
Además
de la gestión para la construcción de la escuela “Modesto Alarcón”, Rosendo
Radilla participó en la creación de la Escuela Secundaria Federal de Atoyac, la
secundaria técnica de Río Santiago y la primaria Lázaro Cárdenas de Atoyac.
Cuando se estaba construyendo la escuela Modesto Alarcón se montaban obras de
teatro para recabar fondos y Rosendo Radilla se apuntaba como actor, en una
ocasión hizo el papel de cantinero.
En
1965 participó en el Comité Estatal de la Liga Agraria Revolucionaria del Sur
“Emiliano Zapata”, que en ese momento mantenía una alianza con una fracción de
la Central Campesina Independiente.
Como
líder campesino era un hombre comprometido con sus ideales, formado bajo la
influencia de líderes locales, con amor a la tierra y a su gente, de acuerdo
con Andrea Radilla “La revolución que marcó a Rosendo no era la de Mariscal, de
quien nunca habló, era la de Pablo Cabañas a quien le llevaba bastimento, la de
Feliciano Radilla que podía con los verdes, la de Manuel Téllez que sin miedo
se enfrentó a los terratenientes y la de Lázaro Cárdenas que les entregó las
tierras”.
Además de las múltiples notas
informativas que se han publicado en los diferentes medios de comunicación,
sobre Rosendo Radilla Pacheco se han hecho diversas publicaciones, una es el
libro: Voces acalladas (Vidas truncadas)
Perfil biográfico de Rosendo Radilla Pacheco escrito por su hija Andrea
Radilla Martínez y el documental 12.511 Caso Rosendo Radilla.
Herida abierta de la Guerra Sucia en México que Berenice Vázquez Sansores y Gabriel
Hernández Tinajero produjeron en el año 2008, mismo que se presentó por primera
vez el 5 de febrero de ese año en la Ciudad de México en el Cine Diana del
paseo de la Reforma a las 11 de la mañana.
También
salió a circulación este 2012 el libro El Caso Radilla. Estudios y Documentos.
Su primera edición consta de 1064 páginas. En el anunció que viene en el
Boletín Bibliográfico Mexicano de la Librería Porrúa dice que “el llamado Caso
Radilla marca una serie de cambios trascendentales en el sistema jurídico
mexicano; la restricción en la interpretación de la jurisdicción militar; el
cambio en un novedoso sistema de control constitucional de tipo mixto; el
primer y extenso entendimiento al status de los derechos humanos contenidos en
los tratados internacionales dentro del orden jurídico nacional a partir de la
reforma en materia de los derechos humanos del 2011; y a la función normativa
de las resoluciones y precedentes de la CoIDH”.
A
partir del Caso Radilla, los derechos humanos deberán cumplir una función
normativa concreta que, por importante que ésta sea, no esté explicitada de
suya en la propia reforma constitucional mencionada. Como autores del libro
figuran: José Ramón Cossío Díaz, Raúl M. Mejía Garza y Laura Patricia Rojas
Zamudio.
Como
se ve Rosendo aún en su ausencia sigue provocando cambios y es un gran dolor de
cabeza para el estado mexicano. Él era un campesino que cultivaba coco, maíz,
calabaza y ajonjolí. El Postinero su caballo consentido, “era negruzco lo había
hecho un caballo bailador, estaba entrenado para lucirlo en los desfiles y
jaripeos”, comenta el cronista José Hernández Meza.
Antes
tuvo un caballo tordillo al que le decían El Güero. Era un ganadero muy
dedicado, tenía el chiquero de sus becerros en el paraje conocido como La Dicha
(hoy colonia Benito Juárez). Era dueño de muchas vacas suizas. Sembró una
huerta de coco en Boca de Arroyo y también era propietario de huertas de café,
una se llamaba La Quemada y la otra La huerta de Los Tejones en San Vicente de
Jesús, donde tenía una casa.
Cuando
lo detuvieron, en el retén de la carretera, llevaba el dinero que le habían
dado por la venta de una de sus huertas, lo quería para comprar una propiedad
en Chilpancingo. “El que lo desapareció se quedó también con el dinero”.
“Una
vez –recuerda José Hernández- en Cerro Verde vio un anciano indígena temblado
del frío, don Rosendo se quitó el saco y se lo dio para que se cubriera, llegó
en pura camisa hasta Atoyac a pesar de que faltaba mucho trecho para dejar la
zona del frío aquel día”. Andrea Radilla dice en su libro que su padre era “muy
friolento” llegó hasta el sacrificio personal por hacer el bien, la gente lo
buscaba en San Vicente de Jesús. “Tanto esta casa como la de Atoyac siempre
estaban llenas de gente que lo buscaba por cualquier tipo de problemas…Para
pedir una novia raptada o huida, para los gastos de una boda, para sacar un preso
y por supuesto pagar la multa, para un enfermo que no tenía dinero, para
registrar a un niño o para enterrar algún difunto cuyos familiares no podían
hacerlo. Para estos gastos siempre había dinero y si no, había que vender un
becerro o una vaca según el caso”.
Don Rosendo se crio en Las Clavellinas desde muy
niño estuvo al cuidado de los animales y aprendió a lazar con maestría, por eso
tenía la habilidad para domar caballos cerriles y sabía castrarlos “para que se
pusieran bonitos y utilizarlos en la charrería”. Era un apasionado de los
jaripeos y la charrería, “cuando prestaba sus toros para un jaripeo le gustaba
que fueran adornados con cadenas de papel de china al momento de pasearlos por
las calles seguidos del Chile Frito”.
En una ocasión prestó un toro para el rodeo. El toro
era bravo y derribó al jinete, en el momento que iba a envestirlo don Rosendo
lanzó su sombrero y el toro se detuvo tenía una gran influencia sobre sus
animales a los que trataba con cariño. En ese tiempo, los años 50 de siglo
pasado, no les ponían protección en los cuernos de los toros ni les hacían el cuerniquiur como ahora y los corrales de
toros se hacían aquí en la ciudad de Atoyac en unos terrenos por donde ahora
está la biblioteca “Dagoberto Ríos Armenta”. Sabía hacer bailar a los caballos,
“los entrenaba muy bien y los hacía bailadores, cuando les ordenaba ¡alza! El
caballo se paraba en dos patas”.
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