Víctor Cardona Galindo
En uno
de los pasajes de su libro Voces
acalladas. (Vidas truncadas), Andrea Radilla recuerda que su padre, don
Rosendo Radilla Pacheco, cuando acudía a la sierra a cortar sus huertas:
“Disfrutaba de limpiar de hiedras cada mata de café que los chaponadores dejaban con monte, se
paraba entre el plantío de café y miraba detenidamente la copa de los árboles,
como queriendo escalarlos y observar desde arriba eso que él llamaba una gran
riqueza. Se le oía decir que la madre naturaleza había creado dos cosas
maravillosas: la mujer y el café… Miraba el café cereza recién cortado apilado
en grandes montones en el asoleadero, listo para ser rastrillado y extendido,
sonreía y cerraba los ojos como queriendo retener aquella imagen. Con mucha
paciencia le quitaba las hojas y tallos que los peones al no cortar bien
desprendían. Le gustaba la sierra por todos sus olores a café cereza, a café
recién hervido, el aroma a leña y el de las tortillas recién hechas”.
Al micrófono don Rosendo Radilla Pacheco abandera una escolta escolar. Foto: Cortesía de la familia Radilla. |
El caso Rosendo Radilla Pacheco ha causado
una revolución en la legislación mexicana y las modificaciones a las leyes que
ha provocado servirán para que otros casos de desaparición forzada y de violaciones
a los derechos humanos cometidos por militares sean castigados. Las instancias
internacionales han concluido que su caso formó parte de “un patrón de
detenciones, tortura y desapariciones forzadas de personas militantes de la
guerrilla o identificados como simpatizantes”.
Rosendo Radilla Martínez declaró ante la
Corte Interamericana de los Derechos Humanos que un militar en el retén le dijo
a su padre que lo detenían por componer corridos. Don Rosendo Radilla hizo
muchos corridos pero especialmente llama la atención uno que trovó con el
título de El Guerrillero: “Señores
soy campesino/ del estado de Guerrero/ me quitaron mis derechos/ y me hicieron
guerrillero. Dejé a mi madre, a mis hijos/ y también a mi mujer/el pueblo
siempre ha sufrido/ lo tendré que defender…Ya me lancé a las montañas/ tal vez
esa fue mi suerte/ de defender a mi pueblo/ aunque me cueste la muerte.”
En el
archivo General de la Nación se encontraron evidencias de que los cuerpos
policiacos lo vigilaron durante 11 años antes de desaparecerlo. Fue seguido por
los “orejas” desde 1963 en todas sus actividades, desde que fue secretario de
acción campesina de la Asociación Cívica de Guerrerense, la familia siempre
sospechó de Víctor López el ebanista de la Carpintería
Castro ubicada frente al domicilio de Rosendo Radilla quien “fue un mercenario, vigilante de tiempo
completo que se apostaba en la calle para laquear los muebles o forrar las
cajas de muerto, una mirada hacia abajo, sobre el objeto de su trabajo y otra
hacia delante para registrar lo que sucedía en la casa de enfrente”, escribió
Andrea Radilla.
En los
sesentas y setentas los policías políticos estaban hasta en la sopa, los había
de cantineros, de chalanes, de coimes
y gente que compraba lo robado. El gobierno quería saberlo todo. Había personas
también que delataban a los enemigos del régimen sólo para recibir una
palmadita del jefe militar.
Genaro
Vázquez Rojas frecuentó la casa de Rosendo Radilla Pacheco cuando visitaba la
ciudad de Atoyac para promover la Asociación Cívica Guerrerense y en su casa
llegaron a realizarse muchas reuniones de esa agrupación. No hay indicios de
que don Rosendo haya participado como guerrillero en la Asociación Cívica
Nacional Revolucionaria (ACNR), pero “se incorporó a la red de apoyo logístico”.
El líder cívico le mandaba armas para que se las arreglara y Lucio llegó a
invitarlo para que lo visitara en la sierra. A Genaro le hizo un corrido cuyo
primer verso dice: “Voy a cantar un corrido/ a todo México entero/ yo les
contaré la historia/ de un maestro guerrillero/ Genaro Vázquez fue el hombre/
que al rico dejó temblando/ del campamento Morelos/ ordenaba sus comandos/ ve a
traer a esos hombres/ que al pueblo siguen robando.”
La
familia desplegó una intensa actividad de búsqueda desde que fue desaparecido y
acudieron a diversos foros nacionales e internacionales para denunciar su
desaparición forzada. Andrea escribió el libro Voces Acalladas (Vidas truncadas). Perfil biográfico de Rosendo Radilla
Pacheco, mientras que Tita Radilla Martínez se especializó en la defensa de
los derechos humanos y desde hace muchos años es la vicepresidenta de la
Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos Políticos y Víctimas de las
Violaciones de Derechos Humanos en México (AFADEM) y desde esa trinchera no ha
descansado ningún momento en la exigencia de que el Estado mexicano le entregue
a su padre.
Ahora
Tita está cansada y enferma, quizá sus males sean el resultado de una vida de
sobresaltos y de los múltiples actos de intimidación que ha sufrido por parte
del gobierno mexicano.
El 15
de noviembre del 2001, el AFADEM y la
Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos A.C. (CMDPDH)
presentaron la denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por
la desaparición de Rosendo Radilla Pacheco, esta instancia luego turnó el caso
a la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CoIDH) con esto la familia
Radilla abrió un camino para llevar los casos a la justicia internacional y por
eso el gobierno mexicano ha hecho actos simulando que trabaja en la
localización del dirigente cívico desaparecido.
La
supuesta búsqueda de los restos ha llevado a la Procuraduría a realizar tres
excavaciones en el antiguo cuartel militar de Atoyac donde ahora funciona el
Ayuntamiento Municipal, las diligencias comenzaron el 2 de febrero del 2008, cuando se realizó el
escaneo con un geo radar del terreno en esas instalaciones castrenses donde
Rosendo Radilla Pacheco fue visto por última vez, bajo la sospecha de que los
militares habrían sepultado los restos de los desaparecidos en este predio.
Luego
la Procuraduría General de la República (PGR) realizó las primeras excavaciones
el 7 de julio de
2008 a las 9 de la mañana cuando se presentaron el agente del
Ministerio Público federal José Antonio Dávila Camacho y más de 140 personas
enviadas por la PGR que participaron en los trabajos en el predio donde se
ubicaba el campo de tiro del 49 Batallón de Infantería. De estas diligencias no
hubo resultados satisfactorios.
El 7
de julio del 2009, se llevó a cabo la audiencia pública en la sede de la CoIDH
en San José, Costa Rica, a la que asistió como representante del Estado
Mexicano el secretario de gobernación Fernando Gómez Mont, quien defendió al
ejército mexicano y al fuero militar, ahí participaron Tita y Rosendo Radilla
Martínez, quienes dieron su testimonio sobre la desaparición de su padre.
Después el 15 de diciembre del 2009
la Corte Interamericana dictó sentencia por el caso Rosendo Radilla, en la cual,
principalmente, pide limitar el fuero militar. La resolución dice que: “frente
a situaciones que vulneren derechos humanos bajo ninguna circunstancia puede
operar la jurisdicción militar” el procesamiento de los responsables
“corresponde siempre a la justicia ordinaria”.
La Corte ordenó a México: La
investigación y sanción de los responsables en la detención y desaparición de
Rosendo Radilla, así como la localización de sus restos, la realización de un
acto público de reconocimiento de responsabilidad de los hechos. La elaboración
de una semblanza, así como la colocación de una placa alusiva a su memoria en
su natal Atoyac.
La sentencia pide reformar el
artículo 57 del Código de Justicia Militar y reformar el artículo 215 A del
Código Penal Federal. También brindar atención psicológica o psiquiátrica de forma
inmediata a los familiares, pagar 240 mil dólares por concepto de reparación de
daño material y moral a los familiares y publicar el fallo en el Diario Oficial
de la Federación y la página web de la Procuraduría General de la República.
Presionado
el gobierno por esto la PGR realizó el 19 de octubre del 2010, a las ocho de la
mañana las segundas excavaciones en el campo de tiro de lo que fue el 49
Batallón de Infantería, sin que tampoco se hayan tenido resultados.
El
12 de junio del 2011, la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió: “que
los militares responsables de violaciones a los derechos humanos de civiles
deben ser juzgados por la justicia ordinaria y no por tribunales castrenses”.
El ministro presidente de la Corte Juan Silva Meza señaló que: “bajo ninguna
circunstancia puede operar el fuero militar en violaciones a los derechos
humanos que afecten a civiles”
Posteriormente
el 31 de octubre del 2011, la PGR inició las terceras excavaciones que
terminaron el sábado 12 de noviembre con lo que terminaron de escarbar todo el
campo de tiro y zonas aledañas. Sin embargo, los familiares quedaron
insatisfechos con esas diligencias porque los ministerios públicos solo se
basaron en suposiciones y no mediaron para ello investigaciones serias.
Como
para calmar a la opinión pública y reducir la presión internacional el 17 de
noviembre de 2011 en un acto que se llevó a cabo en el Zócalo de la ciudad de
Atoyac, sin la presencia de los familiares de Rosendo Radilla Pacheco, las
autoridades de los tres niveles de gobiernos develaron la placa en honor al
líder cívico.
El
encargado del despacho de la Secretaría de Gobernación Juan Marcos Gutiérrez
González, acompañado de la Secretaria de Relaciones Exteriores Patricia Espinosa
Cantellano y del gobernador Ángel Aguirre Rivero, ofreció disculpas
públicamente a la familia Radilla Martínez por la desaparición de Rosendo Radilla
Pacheco y en la fachada del DIF municipal develaron una placa en honor al líder
cívico. Que
dice:
“El
Estado Mexicano devela la presente placa a la memoria de Don Rosendo Radilla
Pacheco y de las víctimas de desapariciones forzadas ocurridas en las décadas
de los 60 y 70, en un ‘contexto sistemático de violaciones a los derechos
humanos’, según lo señalado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en
su resolución…Lo anterior, se hace en cumplimiento a lo ordenado por la citada
corte en el caso Rosendo Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, en virtud de su
desaparición forzada por agentes del Estado el 25 de agosto de 1974, en un
retén militar de esta población. Este lamentable suceso ha dejado invaluables lecciones
a la nación mexicana… El Estado reconoce la incansable búsqueda de sus
familiares, por la justicia, verdad y reparación… Atoyac de Álvarez, Guerrero a
14 de noviembre del 2011”.
La placa quedó colocada en una de las
paredes frontales del viejo palacio municipal y en donde durante los últimos seis años ha
funcionado el DIF municipal.
“Juan Marcos Gutiérrez dijo que el caso de
desaparición de Rosendo Radilla no puede quedar en la impunidad y que el
gobierno está trabajando en la identificación de los responsables para
castigarlos con el peso de la ley”, escribió Francisco Magaña de Jesús.
Este
fue un acto a todas luces amañado porque como público usaron a los padres de
familia que acudieron a acompañar a sus hijos que iban a recibir bicicletas de
parte del gobierno del estado.
La
publicación del libro sobre Rosendo Radilla no satisfizo a los familiares,
quienes pidieron una publicación de mayor calidad donde ahora participarán con
sus relatos toda la familia, la indemnización económica no ha sido cobrada por
los familiares, quienes primero esperan resultados en la búsqueda de los restos
y castigo a los culpables.
Rosendo
Radilla Martínez, con esa veta de trovador que heredó, le compuso un corrido a
su padre: “Voy a cantar un corrido/se lo dedico a mi padre/ él es Rosendo
Radilla/un luchador incansable… Siempre al lado del pueblo/ por mejores
condiciones/ luchó contra la injusticia/ de gobierno opresores… Líder de la
Costa Grande/ del estado de Guerrero/ en un retén militar/ lo tomaron
prisionero… Ejército mexicano/ que triste papel jugaste/ con tus narco-generales/
al pueblo pobre mataste. La defensa nacional/ la población atacó/ y sus
demandas sociales/ con balas solucionó… Por buscar la democracia/ el pueblo fue
reprimido/ asesinaron algunos/ otros desparecidos… Desaparición forzada/ delito
internacional/ México no lo castiga/ por pura complicidad… México lindo y
querido/ nidito de impunidad/ se ha regado mucha sangre/ y tú no puedes
cambiar.
Son
heridas que no cierran/ no pueden cicatrizar/ el terrorismo de estado/ no se
nos puede olvidar… El postinero señores/ su caballo preferido/ lo seguirá
cabalgando/ por esos mismos caminos… Ya me voy, ya me despido/ no se les vaya
olvidar/ como el caso de mi padre/ hay mil 300 o más.”
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